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FanFic Situado en Ciudad de Cristal, después del funeral del pequeño
Max. (MALEC)
Alec escucho a su hermana llamarlo e igual a Jace, pedía que se
llevaran a Simón, no quería hablar con nadie pero Alec hizo caso
omiso a sus gritos, quizás Simón podría hacerle entender que lo
que había sucedido con su hermano menor Max no había sido en
absoluto su culpa, solo había un culpable, estaba allá afuera y Alec
no descansaría hasta verle muerto, Sebastian, pensó Alec con
tanto desprecio que sintió una punzada en la parte inferior de su
boca en donde se había lastimado con sus propios dientes.
Alec se dio cuenta de que Isabelle ya no gritaba, eso era bueno,
Simón había logrado entrar en su coraza de “niña fuerte” “que no
necesita a nadie”. Alec salió de la casa, necesitaba con
desesperación tomar aire, ya era de noche en Alicante y los
jardines de la nueva residencia de los Lightwood parecía un buen
lugar para hacer eso, por más que intento con todas sus fuerzas no
pensar en lo que apenas unas horas atrás había sucedido, no podía
sacar de su cabeza la necrópolis y la sepultura de su pequeño
hermano Max. Alec tuvo que acercarse al barandal de la pequeña
terraza y poner una de sus manos en ella para no caer, la otra la
coloco en la boca de su estomago de repente el dolor emocional le
estaba provocando dolor físico real, estaba encorvado y presiono
con más fuerza su mano en su pecho, No hagas esto. Se decía así
mismo. No te derrumbes, no ahora. Alec tomo fuerza del interior
de su ser y respiro profundamente tan profundo como pudo, dejo
que el aire inundara sus pulmones obligando a su cuerpo a
enderezarse y levantar la mirada, había empezado a respirar de
nuevo.
Al mirar con más atención hacia el jardín lleno de arboles enormes
se dio cuenta de que un par de ojos brillaban en la oscuridad, Alec
forzó a su vista a poner más atención tal vez había empezado a
alucinar, pero después de un instante y al ver que los ojos no
desaparecieron se dio cuenta: Ojos de gato verdes dorado lo
estaban mirando Magnus pensó Alec, sin detenerse a considerarlo
Alec salto la baranda de la terraza con la facilidad y gracia que un
guerrero podría tener, corrió hacia los ojos que estaban ubicados
entre dos grandes árboles, Magnus dio un paso al frente para salir
de la penumbra y Alec pudo ver al Gran Brujo, sintió que no corría
lo suficientemente rápido, la urgencia que sentía por tocarlo era
descontrolada.
Magnus respiro hondo y no pudo contener su sonrisa al ver a Alec
correr hacia él, no estaba seguro de que esperar al ir al actual hogar
de los Lightwoods pero la necesidad de ver a Alec le había ganado a
su sentido común.
Alec corría muy rápido y Magnus dudo en si alcanzaría a detenerse
pero Alec no lo hizo, dejo que sus cuerpos chocaran casi
haciéndolos caer, Magnus sintió los fuertes brazos de Alec
aferrándose a su cabeza y su espalda con mucha intensidad,
Magnus no podía recordar la última vez que alguien lo abrazo de
esta manera, tal vez nunca lo hubieran hecho, sintió su corazón
salir de su pecho.
-Estas aquí –murmuro Alec.
Magnus enterró el rostro en el cuello de Alec –Aquí estoy –Dijo con
su voz calmada.
Ninguno de los dos tenía intención de soltar al otro.
-Magnus… –Dijo Alec –Mi hermano… -La voz de Alec sonaba
lesionada.
Magnus se aferro aun más a Alec si es que eso era posible.
-Lo sé.
Magnus pensó en como los Cazadores de Sombras convivían con la
muerte de un ser querido con tanta familiaridad. Ser un Cazador de
sombras era lo mismo que estar en la milicia en una guerra eterna,
también pensó en Alec y en como lo más importante para él era el
proteger a su hermana y su parabatai en esas batallas diarias,
pensó o intento pensar en cómo seria para Alec haber perdido al
pequeño Max el cual aun no entraba en su aro de protección, no
tendría que estar dentro de él, no aun, Max ni siquiera había
empezado a tomar el entrenamiento físico de Cazador de Sombras
mucho menos el pensar que se vería involucrado en un peligro al
encontrarse en su hogar, en su ciudad y tras la protección de
tantos Cazadores de Sombras a su alrededor.
Alec no soltó su agarre hacia Magnus pero sus piernas lo
traicionaron, el brujo sintió como Alec se desvanecía en sus brazos
pero no intento evitarlo, solo lo siguió al suelo sin soltarlo.
Magnus coloco gentilmente ambas manos a cada lado del rostro de
Alec.
-Estarás bien –dijo Magnus con voz suave –Eres fuerte Alexander, el
más fuerte que conozco y esto no te vencerá, le darás la vuelta y
estarás bien.
-Quisiera no sentirme así de culpable –comenzó Alec -quisiera creer
que esto pasara pronto y que podre sentirme en paz conmigo y con
el recuerdo de mi hermano –Alec sacudió la cabeza lentamente –
pero no creo que eso pase, tal vez nunca pase.
Sentados en el césped Magnus coloco sus brazos alrededor de Alec
y lo apretó contra su pecho se sentía tan impotente al ver a Alec
sufrir de esta manera. Durante su vida Magnus había ayudado a
cientos de mundanos a olvidar recuerdos tan dolorosos que no les
permitían seguir con sus vidas y para Magnus estaba bien, eran sus
recuerdos después de todo. Pero también creía que el dolor tenía
una razón de ser, y a contracara también había visto a cientos de
mundanos pasar por el dolor y resurgir triunfantes y más fuertes
del que algunos pensaron era su fin. Magnus se negó siquiera a
considerarlo, él creía fuertemente en las palabras que le acababa de
decir a Alec, Es fuerte, Estará bien… Se dijo así mismo.
Alec se soltó un poco del agarre de Magnus para poder encontrar su
cara, lo miro fijamente con sus impresionantes ojos azules, esos
ojos que Magnus amaba tanto, no por ser hermosos ni por ser
azules (su color favorito), si no porque eran de Alec.
-Ayúdame –le dijo Alec, Magnus sintió que su corazón daba un
vuelco, ya lo había decidido; no haría magia sobre los recuerdos de
Alec pero no había considerado que Alec se lo pediría y esto
cambiaba muchas cosas. Magnus haría lo que Alec le pidiera.
-¿Cómo te ayudo? –Pregunto esperanzado Magnus y agrego –Hare
lo que me pidas Alexander.
Magnus noto que Alec tomo aire y paso saliva, lo que fuera que
quisiera pedirle le costaba trabajo decirlo. Alec aparto la mirada del
rostro de Magnus y apoyo su cabeza en su hombro, respiro hondo,
Magnus olía a sándalo, algo que lo calmaba inexplicablemente.
-Tú puedes hacerme sentir mejor –dijo Alec aun en el hombro del
brujo.
Magnus hundió su rostro en el cabello de Alec.
-Hare lo que me pidas –Repitió Magnus. Con resignación.
-Bésame –dijo Alec.
Y ahí estaba de nuevo Alec presentándose ante Magnus como una
maravilla que nunca si quiera pensó en encontrar y ese
pensamiento ya conocido de Magnus regreso: Sí, es él, él encaja,
después de todos los tropiezos y la búsqueda, y aquí está. Magnus
busco el rostro de Alec y se escucho a si mismo respirar
agitadamente.
-Alec –susurro Magnus.
Y lo beso… El beso fue dulce y desesperado al mismo tiempo, Alec
solo tenía la experiencia que había podido acumular desde aquel
primer beso que Magnus le dio, eran los únicos labios que conocía y
era todo lo que quería. Aun así Magnus pensó que en ochocientos
años nunca nadie lo había besado como Alec lo estaba haciendo.
El beso se prolongo tanto como ellos quisieron, transformándose en
besos más cortos ocasionales, junto con caricias mutuas a cabello,
frente, pómulos, besos a la frente de Alec repetidamente de parte
de Magnus e incluso sonrisas de ambos, hubo conversación casual y
romántica, no había señal de que alguno de los dos se cansara de
estar envueltos el uno del otro.
La noche siguió su curso aunque ninguno de los dos sabia cuanto
tiempo había pasado y tampoco les importaba. Magnus se dio
cuenta que el rostro de Alec estaba completamente cambiado y sus
ojos brillaban como no habían brillado hacia tiempo, Tu puedes
hacerme sentir mejor le había dicho Alec y era verdad, ahí estaba el
mismo chico con los mismos problemas y el mismo dolor pero
soportándolo gracias a él.
Sus manos estaban entrelazadas mientras Magnus le contaba como
había ido a Brooklyn a despertar a la mama de Clary. Alec le
sonreía complacido y Magnus noto que se estremeció.
-Tienes frio –Dijo Magnus mientras acercaba al Cazador de Sombras
a su pecho y lo rodeaba con sus brazos.
-No es mucho –Dijo Alec y se estremeció de nuevo.
-Vamos –Sonrió Magnus –Te acompaño a tu cuarto, debes dormir
por lo menos unas horas.
Alec no quería que la magia de la noche se terminara pero Magnus
tenía razón, se acercaba una tormenta de problemas y batallas, era
hora de despertar y afrontar lo que se avecinaba.
Alec asintió, podrían retomar la noche en alguna otra ocasión y así
seria, Alec estaba decidido a no dejar que sus tontos miedos le
impidieran ser feliz, no había otra cosa en el mundo que quisiera
más que a Magnus a su lado y lo defendería ante cualquiera, el
amor no es algo que se deba esconder y no lo haría más.
Magnus tomo las manos de Alec para levantarlo del suelo y
caminaron hacia la casa, Magnus pensó que sería prudente soltar al
chico por si alguien los miraba pero Alec no lo permitió, lo acerco
mas a sí mismo una de sus manos en la cintura por dentro del
abrigo que llevaba el brujo y la otra aferrada a la mano de Magnus
por encima de su hombro. Entraron a la casa, no había mucha luz,
al parecer sus padres no habían regresado, subieron las escaleras y
entraron a una habitación.
Como en el resto de la casa tampoco había mucha iluminación,
Magnus miro dos camas cercanas aunque era algo evidente que una
de ellas no pertenecía ahí, al parecer había sido puesta
recientemente, Magnus concluyo que Jace y Alec preferían
compartir habitación en sus viajes, aparto la mirada, no había
razón para lamentarse por eso.
-Siéntate –dijo Alec señalando una silla cercana a la cama que se
encontraba al fondo de la habitación. Magnus sonrió y acepto su
invitación.
Alec lo miro sentarse y camino hacia él, paso frente a un espejo y
no pudo evitar mirar su reflejo, se quedo mirando un momento y
Magnus noto que su expresión cambiaba, aun llevaba las ropas de
duelo de los Cazadores de Sombras estaba vestido de blanco con
runas escarlatas y doradas trazadas sobre el material de sus ropas.
Alec sacudió la cabeza y empezó a desprenderse de su vestimenta
con algo que a los ojos de Magnus parecía furia. En poco tiempo
Alec estaba vestido solo con ropa interior, salto a la cama aun con
enojo en su mirada, se metió por debajo de las cobijas y choco su
espalda contra la cabecera de la cama, Magnus vio con mucha
atención como levantaba la cabeza y tomaba un respiro largo y
profundo, sus ojos miraban a la nada, miro como Alec con sus
puños cerrados con fuerza a sus costados sacudía su cabeza
obligándose a sí mismo a desprenderse de los pensamientos que
estaban renuentes en su mente y al parecer lo logro Es fuerte,
estará bien… recordó Magnus. Vio como sus ojos regresaban y
volteo hacia él.
-¿Te quedaras? –Pregunto Alec.
Magnus sabía que no había ninguna especie de insinuación en su
pregunta, para Magnus siempre había sido muy fácil leer a Alec, no
tenia malicia ni algún tipo de fachada, lo que había en su rostro era
lo que había en su mente, otra de las cosas que a Magnus siempre
le había sorprendido y encantado de Alec.
Magnus acerco aun más la silla a la horilla de la cama.
-No creo que a Jace le agrade la idea de compartir la cama con un
sexi brujo –Magnus sonrió, Alec igual.
-No creo que Jace regrese hoy a casa –Dijo Alec.
-¿Donde crees que se vaya a quedar?
-Con Clary, o eso espero –Había una sonrisa devastadoramente
sincera en el rostro de Alec –La necesita –continuo –Así como yo
necesito de ti.
Magnus perdió el aliento por un momento, todo lo que salía de la
boca de Alec sonaba como una verdad absoluta y esta no era la
excepción.
-Así que quieres hacer que me quede Lightwood –Magnus sonrió
acercándose a Alec lo suficiente para que supiera que quería
besarlo, Alec se acerco lo suficiente para hacerlo.
Magnus hizo uso de toda su voluntad después de un tierno y
asombroso muy asombroso beso para alejarse de Alec.
-Debes dormir –le dijo el brujo mientras jalaba una de las
almohadas de la espalda de Alec obligándolo a recostarse en ella,
Alec lo miro y de inmediato Magnus supo lo que estaba pensando:
Sera imposible que duerma hoy Magnus sonrió y puso su mano
sobre la frente de Alec y empezó a acariciarla con mucha ternura.
Desde hacía un tiempo Alec había notado que Magnus lo miraba de
una manera diferente, como si mirara en él algo mas, algo que ni el
mismo sabía lo que era, fuera lo que fuera esa mirada le hacía
simplemente perder el aliento. Alec se perdió en ojos de gato
dorado verdosos y de manera casi distraída acaricio la mejilla de
Magnus, noto que sus labios se movían:
Esta noche el sueño será tu aliado, no habrá pensamientos en tu
mente ni miedo en tu corazón, el amanecer te llamara a
despertar, con tranquilidad y esperanza duerme ahora.
Magnus estaba terminando de pronunciar su encantamiento
cuando noto que los labios de Alec se movieron.
-Magnus… -Susurro Alec antes de caer en un sueño profundo.
Magnus beso la frente de Alec y se acerco a su oído.
Suavemente, Magnus dijo –A ku cinta Kamu, Alexander. (Te amo,
Alexander).

*_*

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  • 2. Magnus respiro hondo y no pudo contener su sonrisa al ver a Alec correr hacia él, no estaba seguro de que esperar al ir al actual hogar de los Lightwoods pero la necesidad de ver a Alec le había ganado a su sentido común. Alec corría muy rápido y Magnus dudo en si alcanzaría a detenerse pero Alec no lo hizo, dejo que sus cuerpos chocaran casi haciéndolos caer, Magnus sintió los fuertes brazos de Alec aferrándose a su cabeza y su espalda con mucha intensidad, Magnus no podía recordar la última vez que alguien lo abrazo de esta manera, tal vez nunca lo hubieran hecho, sintió su corazón salir de su pecho. -Estas aquí –murmuro Alec. Magnus enterró el rostro en el cuello de Alec –Aquí estoy –Dijo con su voz calmada. Ninguno de los dos tenía intención de soltar al otro. -Magnus… –Dijo Alec –Mi hermano… -La voz de Alec sonaba lesionada. Magnus se aferro aun más a Alec si es que eso era posible. -Lo sé. Magnus pensó en como los Cazadores de Sombras convivían con la muerte de un ser querido con tanta familiaridad. Ser un Cazador de sombras era lo mismo que estar en la milicia en una guerra eterna, también pensó en Alec y en como lo más importante para él era el proteger a su hermana y su parabatai en esas batallas diarias, pensó o intento pensar en cómo seria para Alec haber perdido al pequeño Max el cual aun no entraba en su aro de protección, no tendría que estar dentro de él, no aun, Max ni siquiera había empezado a tomar el entrenamiento físico de Cazador de Sombras mucho menos el pensar que se vería involucrado en un peligro al encontrarse en su hogar, en su ciudad y tras la protección de tantos Cazadores de Sombras a su alrededor. Alec no soltó su agarre hacia Magnus pero sus piernas lo traicionaron, el brujo sintió como Alec se desvanecía en sus brazos pero no intento evitarlo, solo lo siguió al suelo sin soltarlo. Magnus coloco gentilmente ambas manos a cada lado del rostro de Alec. -Estarás bien –dijo Magnus con voz suave –Eres fuerte Alexander, el más fuerte que conozco y esto no te vencerá, le darás la vuelta y estarás bien.
  • 3. -Quisiera no sentirme así de culpable –comenzó Alec -quisiera creer que esto pasara pronto y que podre sentirme en paz conmigo y con el recuerdo de mi hermano –Alec sacudió la cabeza lentamente – pero no creo que eso pase, tal vez nunca pase. Sentados en el césped Magnus coloco sus brazos alrededor de Alec y lo apretó contra su pecho se sentía tan impotente al ver a Alec sufrir de esta manera. Durante su vida Magnus había ayudado a cientos de mundanos a olvidar recuerdos tan dolorosos que no les permitían seguir con sus vidas y para Magnus estaba bien, eran sus recuerdos después de todo. Pero también creía que el dolor tenía una razón de ser, y a contracara también había visto a cientos de mundanos pasar por el dolor y resurgir triunfantes y más fuertes del que algunos pensaron era su fin. Magnus se negó siquiera a considerarlo, él creía fuertemente en las palabras que le acababa de decir a Alec, Es fuerte, Estará bien… Se dijo así mismo. Alec se soltó un poco del agarre de Magnus para poder encontrar su cara, lo miro fijamente con sus impresionantes ojos azules, esos ojos que Magnus amaba tanto, no por ser hermosos ni por ser azules (su color favorito), si no porque eran de Alec. -Ayúdame –le dijo Alec, Magnus sintió que su corazón daba un vuelco, ya lo había decidido; no haría magia sobre los recuerdos de Alec pero no había considerado que Alec se lo pediría y esto cambiaba muchas cosas. Magnus haría lo que Alec le pidiera. -¿Cómo te ayudo? –Pregunto esperanzado Magnus y agrego –Hare lo que me pidas Alexander. Magnus noto que Alec tomo aire y paso saliva, lo que fuera que quisiera pedirle le costaba trabajo decirlo. Alec aparto la mirada del rostro de Magnus y apoyo su cabeza en su hombro, respiro hondo, Magnus olía a sándalo, algo que lo calmaba inexplicablemente. -Tú puedes hacerme sentir mejor –dijo Alec aun en el hombro del brujo. Magnus hundió su rostro en el cabello de Alec. -Hare lo que me pidas –Repitió Magnus. Con resignación. -Bésame –dijo Alec. Y ahí estaba de nuevo Alec presentándose ante Magnus como una maravilla que nunca si quiera pensó en encontrar y ese pensamiento ya conocido de Magnus regreso: Sí, es él, él encaja, después de todos los tropiezos y la búsqueda, y aquí está. Magnus
  • 4. busco el rostro de Alec y se escucho a si mismo respirar agitadamente. -Alec –susurro Magnus. Y lo beso… El beso fue dulce y desesperado al mismo tiempo, Alec solo tenía la experiencia que había podido acumular desde aquel primer beso que Magnus le dio, eran los únicos labios que conocía y era todo lo que quería. Aun así Magnus pensó que en ochocientos años nunca nadie lo había besado como Alec lo estaba haciendo. El beso se prolongo tanto como ellos quisieron, transformándose en besos más cortos ocasionales, junto con caricias mutuas a cabello, frente, pómulos, besos a la frente de Alec repetidamente de parte de Magnus e incluso sonrisas de ambos, hubo conversación casual y romántica, no había señal de que alguno de los dos se cansara de estar envueltos el uno del otro. La noche siguió su curso aunque ninguno de los dos sabia cuanto tiempo había pasado y tampoco les importaba. Magnus se dio cuenta que el rostro de Alec estaba completamente cambiado y sus ojos brillaban como no habían brillado hacia tiempo, Tu puedes hacerme sentir mejor le había dicho Alec y era verdad, ahí estaba el mismo chico con los mismos problemas y el mismo dolor pero soportándolo gracias a él. Sus manos estaban entrelazadas mientras Magnus le contaba como había ido a Brooklyn a despertar a la mama de Clary. Alec le sonreía complacido y Magnus noto que se estremeció. -Tienes frio –Dijo Magnus mientras acercaba al Cazador de Sombras a su pecho y lo rodeaba con sus brazos. -No es mucho –Dijo Alec y se estremeció de nuevo. -Vamos –Sonrió Magnus –Te acompaño a tu cuarto, debes dormir por lo menos unas horas. Alec no quería que la magia de la noche se terminara pero Magnus tenía razón, se acercaba una tormenta de problemas y batallas, era hora de despertar y afrontar lo que se avecinaba. Alec asintió, podrían retomar la noche en alguna otra ocasión y así seria, Alec estaba decidido a no dejar que sus tontos miedos le impidieran ser feliz, no había otra cosa en el mundo que quisiera más que a Magnus a su lado y lo defendería ante cualquiera, el amor no es algo que se deba esconder y no lo haría más.
  • 5. Magnus tomo las manos de Alec para levantarlo del suelo y caminaron hacia la casa, Magnus pensó que sería prudente soltar al chico por si alguien los miraba pero Alec no lo permitió, lo acerco mas a sí mismo una de sus manos en la cintura por dentro del abrigo que llevaba el brujo y la otra aferrada a la mano de Magnus por encima de su hombro. Entraron a la casa, no había mucha luz, al parecer sus padres no habían regresado, subieron las escaleras y entraron a una habitación. Como en el resto de la casa tampoco había mucha iluminación, Magnus miro dos camas cercanas aunque era algo evidente que una de ellas no pertenecía ahí, al parecer había sido puesta recientemente, Magnus concluyo que Jace y Alec preferían compartir habitación en sus viajes, aparto la mirada, no había razón para lamentarse por eso. -Siéntate –dijo Alec señalando una silla cercana a la cama que se encontraba al fondo de la habitación. Magnus sonrió y acepto su invitación. Alec lo miro sentarse y camino hacia él, paso frente a un espejo y no pudo evitar mirar su reflejo, se quedo mirando un momento y Magnus noto que su expresión cambiaba, aun llevaba las ropas de duelo de los Cazadores de Sombras estaba vestido de blanco con runas escarlatas y doradas trazadas sobre el material de sus ropas. Alec sacudió la cabeza y empezó a desprenderse de su vestimenta con algo que a los ojos de Magnus parecía furia. En poco tiempo Alec estaba vestido solo con ropa interior, salto a la cama aun con enojo en su mirada, se metió por debajo de las cobijas y choco su espalda contra la cabecera de la cama, Magnus vio con mucha atención como levantaba la cabeza y tomaba un respiro largo y profundo, sus ojos miraban a la nada, miro como Alec con sus puños cerrados con fuerza a sus costados sacudía su cabeza obligándose a sí mismo a desprenderse de los pensamientos que estaban renuentes en su mente y al parecer lo logro Es fuerte, estará bien… recordó Magnus. Vio como sus ojos regresaban y volteo hacia él. -¿Te quedaras? –Pregunto Alec. Magnus sabía que no había ninguna especie de insinuación en su pregunta, para Magnus siempre había sido muy fácil leer a Alec, no tenia malicia ni algún tipo de fachada, lo que había en su rostro era lo que había en su mente, otra de las cosas que a Magnus siempre le había sorprendido y encantado de Alec. Magnus acerco aun más la silla a la horilla de la cama.
  • 6. -No creo que a Jace le agrade la idea de compartir la cama con un sexi brujo –Magnus sonrió, Alec igual. -No creo que Jace regrese hoy a casa –Dijo Alec. -¿Donde crees que se vaya a quedar? -Con Clary, o eso espero –Había una sonrisa devastadoramente sincera en el rostro de Alec –La necesita –continuo –Así como yo necesito de ti. Magnus perdió el aliento por un momento, todo lo que salía de la boca de Alec sonaba como una verdad absoluta y esta no era la excepción. -Así que quieres hacer que me quede Lightwood –Magnus sonrió acercándose a Alec lo suficiente para que supiera que quería besarlo, Alec se acerco lo suficiente para hacerlo. Magnus hizo uso de toda su voluntad después de un tierno y asombroso muy asombroso beso para alejarse de Alec. -Debes dormir –le dijo el brujo mientras jalaba una de las almohadas de la espalda de Alec obligándolo a recostarse en ella, Alec lo miro y de inmediato Magnus supo lo que estaba pensando: Sera imposible que duerma hoy Magnus sonrió y puso su mano sobre la frente de Alec y empezó a acariciarla con mucha ternura. Desde hacía un tiempo Alec había notado que Magnus lo miraba de una manera diferente, como si mirara en él algo mas, algo que ni el mismo sabía lo que era, fuera lo que fuera esa mirada le hacía simplemente perder el aliento. Alec se perdió en ojos de gato dorado verdosos y de manera casi distraída acaricio la mejilla de Magnus, noto que sus labios se movían: Esta noche el sueño será tu aliado, no habrá pensamientos en tu mente ni miedo en tu corazón, el amanecer te llamara a despertar, con tranquilidad y esperanza duerme ahora. Magnus estaba terminando de pronunciar su encantamiento cuando noto que los labios de Alec se movieron. -Magnus… -Susurro Alec antes de caer en un sueño profundo. Magnus beso la frente de Alec y se acerco a su oído. Suavemente, Magnus dijo –A ku cinta Kamu, Alexander. (Te amo, Alexander). *_*