UNIDAD DIDÁCTICA ADAPTADA A NIÑOS CON SINDROME DE DOWNE
EL JUEGO
1. JUEGO, JUGUETE Y SOCIEDAD.
¿Qué es el juego?
El ser humano practica ciertas actividades durante toda su
vida que le sirven de distracción, relajamiento o entretenimiento
de otras más serias, como las laborales.
En el niño, el juego abarca toda su vida, forma parte de sus
intereses y se convierte en necesidad. El juego infantil es un
medio de aprendizaje espontáneo, de ejercitación intelectual,
física, social y moral.
¿Cuándo aparece el juego?
Toda actividad es juego durante los primeros meses de
vida, exceptuando la nutrición y emociones como el miedo o la
cólera.
Ya en el segundo o tercer mes de vida, el niño ejercita
ciertas actividades por el placer que le causan: balanceos, juegos
con las manos, etc. El niño aprende a conocer el mundo que le
rodea a través del juego.
¿Por qué juegan los niños?
El juego es algo innato, surge instintivamente para
responder a las necesidades infantiles de actividad y
aprendizaje.
2. A medida que se desarrolla el niño, sus juegos evolucionan,
adecuándose así a sus necesidades intelectuales, afectivas y
físicas. El juego es parte de su desarrollo armónico, y por tanto,
de la configuración de su personalidad presente y futura.
¿Cómo es el juego infantil?
- Es una actividad voluntaria, que le absorbe totalmente.
- Placentero.
- No tiene otra finalidad que él mismo.
- Es una forma de expresión del yo: le da confianza y
seguridad, así como equilibrio interno al poder
exteriorizar sus emociones y sentimientos.
- Aprendizaje y experimentación con la realidad, con su
mundo y sus relaciones sociales.
El juego evoluciona con el niño
Existen muchos tipos de juegos que van apareciendo en la
actividad del niño a lo largo de su desarrollo:
- Juegos de ejercicio: Surgen para ejercitar una actividad
en curso de maduración o recién entrenada. En él, el niño
“reconoce” sus manos, pies, voz o la cara del adulto. Poco
a poco, irán introduciéndose en algunos objetos.
- Juego simbólico o de ficción: En este el niño representa
una acción o escena. Dramatiza historias en una especie
de mímica o teatro Son típicos los juegos de “papás y
mamás”, “médicos”, etc.
- Juego de reglas: Aparece hacia los siete años y se
conserva ya durante toda la vida adulta. Al principio son
reglas individuales y espontáneas, que aparecen sobre la
3. marcha (andar sobre un bordillo sin caerse...). Poco a
poco, se van asimilando los juegos transmitidos
culturalmente, como canicas, barajas, parchís, etc.
Mediante ellos, se entrena en el mundo social, a acatar
roles y normas, a respetar a los otros y actuar a su vez.
- Juegos de construcción: Este juego no es sucesión de los
anteriores, sino que evoluciona paralelamente a los otros.
Forman este tipo de juegos la plastilina, bloques, barro,
cubos, etc.
¿Jugar solo o acompañado?
Ambos son de interés educativo. El niño debe saber jugar
solo, saber qué hacer por sí mismo. Al no intervenir otro, puede
desarrollar su actividad más libremente, según su interés. Pero el
niño también debe aprender a jugar con otros, porque debe
desarrollar su capacidad de relacionarse y autocontrolarse.
En un principio, el niño juega solo, hasta que va apareciendo
un primer intercambio lúdico con la figura materna, en el que se
sientan las bases de su mundo afectivo futuro. Este juego grupal,
en el que cada vez van interviniendo más compañeros, es
fundamental ya que le va a permitir adaptarse a la sociedad y a la
realidad, a desenvolverse con los otros.
El juego, medio educativo y de aprendizaje
Estudios psicológicos han demostrado que el juego es la
mejor forma de aprender, disminuyendo el esfuerzo. Ayuda al
desarrollo físico y psicomotor (fuerza, agilidad, precisión); al
intelectual; al lenguaje; al social; afectivo y ético, ya que
favorece la adquisición de conductas dignas (sinceridad,
compañerismo, saber perder...).
4. Según los psicólogos, lo que se aprende mediante el juego se
transfiere a otras conductas no lúdicas.
El juguete ideal
Debe estar fabricado con materiales duraderos, no
inflamables, lavable indefinidamente, de tacto agradable, gran
resistencia al uso y ausente de toxicidad. Los colores deben ser
limpios, simples y vivos.
Y sobre todo, que sea el propio niño el protagonista de su
juego, favoreciendo su experimentación, creatividad, relación
participación, imitación y convivencia.
Si además son didácticos, deberán llevar al niño a aprender
la materia en que se fundamentan; y que sea adecuado su uso
dentro del merco de la enseñanza, favoreciendo la participación
colectiva.
Cuando jugar es peligroso
Los adultos estamos inmersos, a menudo sin darnos cuenta,
en el laberinto del consumo. A veces necesitamos un gran control
sobre nuestras cabezas y bolsillos para resistirnos a consumir lo
más nuevo, lo “mejor” del mercado. La publicidad se ha
convertido en un nuevo arte que seduce, atrapa, crea
necesidades.
En esta rueda consumista van a parar los niños ya desde el
primer pañal. Padres e hijo “alucinan” ante juguetes actuales, la
mayor parte mecanizados, con completas instrucciones, y muy
sofisticados.
5. Este desbordamiento publicitario a que se somete a los
niños, continuamente bombardeados por las últimas novedades de
la temporada es altamente nocivo para ellos. Todavía no tienen
desarrollado un mínimo espíritu crítico con el que defenderse de
las continuas influencias que reciben. Tengamos cuidado con los
juguetes que fomentan la agresividad, la competencia malsana, la
violencia, la desigualdad entre los sexos...
Los niños ven y desean, aunque el juguete en cuestión no sea
el más apropiado para su propia salud mental ni desarrollo como
ser social. Es tarea nuestra ayudarles a escoger.
Rosa Serrate
Psicóloga – Pedagoga
Colegiada Nº A-00042
Estefanía Barrado
Psicóloga – Experta en Psicoterapia con Niños y Adolescentes
Coordinadora de la Sección Infantil
Consulta de Psicopedagogía Humanista
www.tecnicasdeestudio.com