Todo artefacto tecnológico producto de la aplicación de la ciencia moderna se alimenta de energía, la que se suministra generalmente desde los combustibles fósiles; bien se sabe que con ocasión del uso de estos combustibles se está polucionando y desmejorando las condiciones atmosféricas, se están contaminando las fuentes de agua, el aire que respiramos y hasta los productos alimenticios que nos da la naturaleza. En reemplazo de estos productos el hombre está accediendo a materiales con mayor concentración de químicos, preservantes, colorantes, sabores y variedad de sintéticas o artificiales elaborados en laboratorios.