¿Fluyen la economía y sus variables en virtud de sus propias potencialidades internas o están sujetas con la frecuencia que sea a movimientos e influencias externas al sistema? ¿Discurre el ciclo económico por cauces propios, también llamados endógenos o alternativamente por causas externas o exógenas?
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LA ECONOMIA: ESA ENIGMATICA BOLA DE CRISTAL.
Manfred Nolte
La economía de mercado, la que acata predominantemente las leyes de la oferta
y la demanda en la mayoría de los países del planeta, abarca tres grandes áreas
que a su vez tienen por objeto la vigilancia y el estímulo de un número
determinado de variables. Los tres grandes ámbitos se refieren al mercado de
bienes y servicios, al mercado de dinero y capitales y al mercado de trabajo. Sin
ánimo de ser exhaustivos, las variables clave que destacan en los referidos
submercados son el PIB, el consumo, la inversión, el gasto público y la
exportación para el mercado de bienes; el ahorro, los impuestos y las
importaciones en la renta; los precios, la oferta monetaria y los tipos de interés a
corto y a largo en lo que se refiere al mercado de dinero y capitales, y la
productividad y los salarios en el caso del mercado de trabajo. No son todas las
variables. Hay muchas más. Pero como si fueran las bolas de los mágicos bombos
de la lotería navideña, giran frenéticamente produciendo ininterrumpidamente
valores cardinales para cada una de las variables referidas. A la economía y a los
economistas les compete atender a la dirección en que evolucionan y a la
magnitud en que lo hacen.
Dicho lo cual cae de su peso indagar si existen pautas naturales de crecimiento
benéfico -tendencial- para dichas variables y cómo –en su caso- pueden evitarse
los efectos adversos que se producen en el sistema.
Y una pregunta previa radical y simplificadora: ¿fluyen la economía y sus
variables en virtud de sus propias potencialidades internas o están sujetas con la
frecuencia que sea a movimientos e influencias externas al sistema? ¿Discurre el
ciclo económico por cauces propios, también llamados endógenos o
alternativamente por causas externas o exógenas?
La respuesta es dual y duales son sus consecuencias: las dos cosas.
Analicemos la variable resumen de un gran número de las demás: el PIB. El PIB
evoluciona endógenamente en función de la marcha de sus componentes, el
consumo, la inversión, el gasto publico y las exportaciones. Navegando en un
espacio de librecambio, los componentes, por naturaleza tienden a progresar y su
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resultante el PIB a crecer de forma mas o menos vigorosa, sembrando su efecto
benéfico fundamentalmente sobre el empleo. Si la gestión interna del sistema, la
pública y la privada no son las adecuadas y se torpedea la ortodoxia del mercado,
la resultante es negativa y la causa endógena. Pero en otras muchas ocasiones las
razones se hallan fuera de la dinámica propia del modelo, fuera de su ‘tendencia’
y las perturbaciones son de naturaleza externa o exógena.
La teoría económica tradicional atribuye las fluctuaciones cíclicas a los efectos
acumulativos de perturbaciones aleatorias exógenas periódicas, que distorsionan
el funcionamiento de un sistema económico intrínsecamente estable. Pero
también engloba a otros economistas que asumen que los ciclos económicos son
el resultado de la propia dinámica interna del sistema capitalista. Estos autores
afirman que, incluso en ausencia de shocks exógenos, las economías de libre
mercado muestran cierta inestabilidad inherente que se traduce en crisis de
sobreproducción o subconsumo ligadas a su propio funcionamiento.
Pero cabe ser más explícito.
Por ejemplo, la crisis financiera de 2008 que obligó al rescate de un buen número
de países, entre ellos el nuestro, fue de naturaleza endógena. La provocó el propio
sistema con su mala praxis sin que quepa mirar a otro lado. Las principales
razones procedieron de un mal comportamiento sistémico: la crisis ‘subprime’
americana de las hipotecas basura que causó una crisis bancaria en europa; la
deficiente construcción de la Eurozona que no fue nunca un ‘área monetaria
óptima’, y en nuestro caso particular, el modelo económico de la primera década
del euro, el peso del ladrillo y el estallido de la burbuja inmobiliaria, complicada
después con una crisis financiera y de deuda soberana. La Gran Recesión, dejó
patente el poder devastador que pueden llegar a tener las recesiones en España.
Las caídas en la bolsa, el aumento incontrolado del desempleo y el derrumbe del
precio de la vivienda son solo algunos de los efectos que tuvo esa intensa y
prolongada crisis en nuestra economía.
Pero nadie albergará la menor duda de que la crisis derivada de la pandemia
Covid o más recientemente la producida por la invasión rusa de Ucrania son de
carácter exógeno y que, sin la participación de los perjudicados, ha causado en
ellos irreparables daños económicos.
Hemos hablado más arriba de la tendencia positiva por la que discurre en amplios
espacios de tiempo la economía. ¿Cuál es ingrediente central? La profesión
económica es coincidente: La tecnología es el factor generador del crecimiento a
corto plazo y su intensidad marca la intensidad de la coyuntura y la marcha del
ciclo. Y de la tecnología, por lógica al sector industrial y a la productividad.
¿Cuál es el mecanismo económico que explica las fluctuaciones cíclicas positivas?
Un shock tecnológico positivo en el periodo t incrementa la renta en t. Parte de la
renta adicional se utiliza para aumentar el ahorro en t.
El ahorro adicional incrementa el capital utilizado en la producción en t + 1.
Más capital implica un mayor nivel de output en t + 1.
La renta adicional en t + 1 se usa para aumentar el ahorro en t + 1, y así
sucesivamente. Este proceso continúa en el tiempo, aunque va desapareciendo
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paulatinamente hasta el siguiente shock tecnológico. Una limitación de este
proceso es atribuir al proceso técnico una influencia simultánea en la mayoría de
los sectores económicos, aunque el efecto agregado sea apreciable o significativo.
Entonces, ¿qué efectividad cabe atribuir a la bola de cristal para adivinar efectos
negativos exógenos? Poca o ninguna. En una expansión, el crecimiento será
positivo y, asumiendo correlación positiva en el crecimiento, esa tenderá a ser la
predicción. Pero no existen predictores fiables de crecimiento negativo cuando le
precede un dato de crecimiento positivo. No hay bola de cristal alguna que haya
podido anticipar los efectos devastadores del COVID en la economía mundial,
cuando esta se recuperaba con vigor de las fatalidades previas.
Y otra consideración más: ¿Quién indemniza a quien los siniestros producidos
por las caídas del ciclo sean estas de naturaleza exógena o endógena? La respuesta
es que nadie y que, aunque cueste asumirlo somos financiadores a prorrata de las
externalidades negativas del sistema: el menor valor del inmueble en el que vivo,
la minusvalía financiera de mi cartera de inversión, la erosión adquisitiva de mi
salario o la caída de beneficios en mi empresa. Como somos beneficiarios del
progreso cuando éste está en funcionamiento.