Los mitos perduran a través del los años. Muchas personas siguen pensando que el rescate fue una prebenda para el sector bancario. Pero no es verdad: el rescate no se hizo por amor a la banca.
1. ESOPO y EL RESCATE DE LAS CAJAS DE AHORRO.
Manfred Nolte
Concluía el gran fabulista tracio Esopo al término de su relato sobre ‘el lobo con
piel de cordero’ que las apariencias engañan, verdadcomo un puño, que cualquier
persona medianamente rodada en los avatares de la vida ha tenido repetidas
ocasiones de comprobar. Porque las apariencias son imágenes de superficie que
no han pasado por el filtro de la racionalidad, de la experiencia pasada, del
estudio del entorno y de la razonabilidad de los hechos ocurridos. Se limitan a lo
inmediatamente observable, pero sin certidumbre de la verdad. Así lo reiteraba
Platón, griego como Esopo, pero filosofo, al sostener que tras la apariencia
cambiante de las cosas hay una realidad absoluta cuyo conocimiento es necesario
revelar para dar una base sólida a la moral y a la política, y escapar así de la
falsedad y del pestífero relativismo.
Yendoa nuestro tema, se acaban de cumplir diez años de lo que fue y sigue siendo
una noticia financiera impactante. El lunes 7 de mayo de 2012, Rodrigo Rato,
cesaba como presidente de Bankia, base hasta entonces sumergida del gigantesco
iceberg del sistema financiero español. Ya con anterioridad habían sonado las
alarmas con los fiascos de Caja Castilla la Mancha y CajaSur. Con la quiebra de
Bankia y una larga lista de cajas en la UVI del Estado, la economía española debió
apelar a Bruselas y solicitar el rescate de su sistema financiero.
Los ajustes conjuntos del sector privado, del FROB y del MEDE comunitario
contribuyeron a la estabilización de la grave crisis propiciada por estas entidades
fallidas en un entorno de dudas sobre la propia viabilidad del proyectoeuro. Pero
aun hoy, 10 años después, son muchas las voces que se alzan criticando con
fiereza la política adoptada para la resolución de un tercio del sistema financiero
español, un amplio número de cajas de ahorros inviables. Resolución significa la
restructuración ordenada en una entidad cuando sea inviable o sea previsible que
vaya a serlo en un futuro próximo, no existan perspectivas razonables de que
2. medidas procedentes del sector privado puedan corregir esta situación, y por
razones de interés público y estabilidad financiera resulte necesario evitar su
liquidación concursal. Este procedimiento minimiza el coste para los
contribuyentes y el efecto que la inviabilidad de una entidad podría causar en la
economía en general o en la estabilidad financiera.
¿Son justas y consistentes las críticas volcadas en relación con el rescate o nos
enfrentamos a una tergiversación importante de los hechos acaecidos? ¿Aciertan
o yerran quienes condenan a los Gobiernos de turno por haber asignado fondos
millonarios a la nacionalización y privatización de las centenarias entidades de
ahorro descapitalizadas y quebradas en el contexto de la gran Crisis? Veamos.
Lo primero sería cuantificar el importe de las ayudas y cuánto se ha recuperado o
podrá serlo en el futuro. Después juzgaremos la idoneidad de las medidas. A
nuestro entender la fuente más fiable la representa el Banco de España que
cuantifica las ayudas en forma de apoyo de capital en a 54.353 millones de euros
en fondos públicos aportados por el FROB y 9.745 procedentes del FGDEC, esto
es por el fondo del sistema privado bancario. De estos recursos se han recuperado
5.225 millones de euros, de los cuales, el FROB ha recuperado4.477 millones y el
FGDEC 748 millones. A estas cantidades hay que añadir garantías por valor de
14.388 millones de euros de incierta ejecución. Alternativamente, sería necesario
deducir el valor de los activos propiedad del FROB y cuya venta puede generar
ingresos en un futuro, cuyovalor es de 9.560 millones. En resumen, el ajuste por
estos conceptos llevaría a una estimación de los recursos netos destinados al
apoyo del sistema financiero en 42.561 millones aportados por el FROB y 23.164
millones por el propio sector privado a través del FGDEC. Obviamente la
polémica se centra en los 42.561 millones aportados por el Estado.
¿Pasemos ahora a analizar de dónde procede la agria crítica que el recuerdo de
estasrealidades suscita en amplios segmentos de la población? De dos conceptos,
nítidamente diferenciados.
Se indigna, en primer lugar, la opinión pública, y con razón, de que la desastrosa,
y en ocasiones corrupta, gestión de los directivos y consejeros de las Cajas
rescatadas no haya recibido la réplica punitiva, el correctivolegal que un desastre
como el ocasionado merecía. De los casi 250 directivos y consejeros imputados
por los abusos de las cajas solo un puñado ha entrado en prisión por un plazo
manifiestamente irrisorio. El caso más sonado, el del exvicepresidente del
Gobierno Rodrigo Rato, ha resultado en el abandono en octubre de 2020 del
Centro Penitenciario de Soto del Real, para seguir cumpliendo la condena de
cuatro años y seis meses en su domicilio bajo control telemático. La
independencia judicial hay que salvarla, pero a veces resulta un tanto difícil.
Pero el segundo factor de crispación apenas es defendible.
Se alude al agravio comparativo: ¿Como puede el Gobierno destinar cifras
astronómicas al reflotamiento de unas entidades fraudulentas y distribuir al
mismo tiempo con cuentagotas las consignaciones a determinados esquemas de
protección social? Por ejemplo: ¿cómo pueden aplicarse 22.000 millones de
euros de los contribuyentes a reflotar Bankia o 12.000 millones a rescatar
Catalunyia Banc y permitir simultáneamente que haya cientos de miles de
3. hogares españoles en los que ninguno de sus miembros tiene ingreso alguno? Se
aduce un tercer argumento: ¿Quién puede sufrir, sin rasgarse las vestiduras, que
una veznacionalizada y saneada una entidad, se privatice y entregueesta al mejor
postor en ocasiones por un solo euro? ¿Debe asistir impasible el ciudadano a
convertirse personalmente en financiador de un fiasco injustificable?
Es aquí donde hay que aclarar bien el concepto pasando del mito a la realidad.
Y es que la razón que fundamenta la intervención del gobierno ha tenido enjundia
en sí misma: el rescate de la Banca nunca se hizo por amor a la Banca. Muy al
contrario, se ha acometido por responsabilidad hacia todos los contribuyentes y
muy en particular para salvar los interesesde aquellos ciudadanos –millones- que
mantienen un depósito en una entidad bancaria. Si una entidad financiera entra
en quiebra no habrá fondos para atender a los pasivos bancarios. Pero ¿cuál es el
principal capítulo del pasivo de un balance bancario?: los depósitos de su
clientela. El gobierno entiende que debe proteger al depositante porque este no
debe quedar afectado por los resultados de una mala gestión y porque además
comporta un ingrediente de alarma social que pueden propagarse hacia otras
entidades sanas y contaminar así a todo el sistema. Este riesgo ‘sistémico’ debe
ser abortado. Indudablemente la quiebra de alguna entidad significativa hubiera
conducido al pánico y al corralito con sus tremendos efectos desestabilizadores
sobre la economía.
Otros argumentos marginales apoyan con vigor la necesidad de la intervención
de las Cajas. Incluso los depósitos menores de 100.000 euros, garantizados por
normativa europea, hubiesen tenido que financiarse contra presupuestos, esto es
contra el contribuyente, porque a la fecha estaban esquilmados y presentaban
saldo cero. Y una reflexión final. Los precios a los que se vendieron los Bancos
rescatados fueron nulos o simbólicos, Cierto. Pero¿nadie piensa que, side verdad
hubiesen valido algo, las pujas se habrían disparado?
Si repasamos los criterios de resolución arriba citados, concluiremos en que se
cumplieron en su gravísima circunstancia histórica de forma suficiente y por
tanto necesaria.