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¿Es de oro la regla de oro europea?
1. ¿ES DE ORO LA REGLA DE ORO EUROPEA?
Manfred Nolte
Tres elementos destacan en la hora actual en el ámbito de influencia de la Unión
europea. En primer lugar, la constatación, con muy escasas excepciones como es
el caso de España, de que la crisis Covid ha sido superada en términos
productivos, esto es de PIB y de empleo. El segundo elemento -como reacción a
la inflación reptante- lo constituye la gradual elevación de las tires o tipos de
interés a largo plazo de la deuda soberana en todo el mundo y su influencia sobre
la del euro, férreamente intervenida por el BCE a través de los programas PEPP
y PSPP de compra masiva de bonos. Baste recordar que el miércoles pasado el
benchmark alemán a 10 años ha tocado tipos positivos (0,003%), el más alto
desde mayo de 2019 y el del 10 años español paga ya el 0,67% con visos de seguir
subiendo. Añádase a esto la subida prevista en marzo de 25 puntos básicos al
dinero a corto por parte de la Reserva federal americana y hasta cuatro
elevaciones más a lo largo de 2022 y la noticia está servida:adiós a los tipos nulos
o negativos.
En tercer lugar, la creciente oportunidad que adquiere el estudio de un retorno a
determinadas reglas del juego suspendidas, y a reponer las finanzas públicas
relajadas o dañadas: lo que Kristalina Georgieva, la directora del FMI, resumía
2. en la expresiva metáfora de ‘sacar de los cajones todas las facturas y recibos de
gastos acometidos’ y establecer un plan de reposición.
Nos referimos principalmente a la reforma del ‘Pacto de Estabilidad y
Crecimiento’ que se ha convertido en una cuestión determinante para el futuro
de la Unión Europea, también considerada durante años como una inmutable
regla de oro. Existe en la actualidad un consenso generalizado -con alguna
notable excepción- acerca de la imposibilidad de mantener unas reglas fiscales
diseñadas para una época ‘pretérita’ pero no sobre cómo y con qué criterios
sustituirlas.
La laxitud -llamada ‘cláusula de escape’- acordada a esas ‘reglas pretéritas’ por el
Consejo Europeo desde marzo de 2020, en pleno fiasco Covid, se mantendrá
durante 2023 para no dañar una recuperación aun frágil. Pero ¿cuál es el estado
de la cuestión habida cuenta de sus graníticos antecedentes, también calificados
en otros tiempos y circunstancias como ‘regla de oro’?
Recordemos que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, surgido del acuerdo de
Maastricht en 1992y consolidado en 1997,es un conjunto de reglas diseñado para
garantizar que los países de la Unión Europea practiquen unas finanzas públicas
sólidas y coordinen sus políticas fiscales y postula fundamentalmente que la
deuda soberana de los países miembros no debe superar el 60% de su PIB al
tiempo que el déficit fiscal debe mantenerse por debajo del 3% del referido
parámetro.
¿Por qué entronizar unos porcentajes que tienen los visos de ser aleatorios? No
tanto. Durante lustros, fundamentalmente el parámetrode la deuda publica (60%
sobre PIB) se ha fundamentado en los estudios de Kenneth Rogoff y Carmen
María Reinhardt, avalados igualmente por el Banco Mundial, según los cuales
aquellos países que superan dicho porcentaje durante periodos prolongados
experimentan recortes significativos en su crecimiento económico. Dicha
incidencia llegó a evaluarse en 0,017 puntos de crecimiento económico por cada
punto de exceso de la deuda sobre el 77%. El fenómeno resulta aun más
pronunciado en los mercados emergentes, en los que cada punto por encima del
64% de deuda reduciría el crecimiento en el 0,02%.
Estas correlaciones que no han sido verificadas de forma sistemática en ningún
momento han constituido el mantra que abogaba por la frugalidad de las cuentas
públicas. Además, como es bien sabido, desde la crisis de 2008, simplemente ha
resultado laminado ya que la intervención del BCE ha producido financiación a
largo a título prácticamente gratuito, estimulando y no recortando el PIB.
Claro que la inflación en curso ha despertado las conciencias de las grandes
instituciones internacionales y la ortodoxia pasa por subir el coste tanto del
dinero como de las emisiones: en estecaso una deuda abultada tendráun servicio
muy gravoso con incidencia manifiesta en el crecimiento del País.
Es el caso de España con una deuda soberana acumulada a noviembre pasado de
1,42 billones de euros, un 121,5% del PIB. El doble de lo estipulado en la regla de
oro.
3. Al Sr. Sánchez no le gusta un pelo que le suban los tipos ni que le conminen a
reducir el monto del endeudamiento. Es comprensible. Lo que sucede es que, el
Sr. Scholz, máximomandatario alemán y de la misma cuerda política del nuestro,
se muestra bastante reacio a las frivolidades en este tema.
La devaluación -o no- de la veterana regla de oro será, sin duda, uno de los
próximos caballos de batalla en la Unión europea.