Este documento describe varios aspectos de la vida privada y costumbres de la burguesía durante la época romántica en España. Explica cómo la familia burguesa se organizaba de forma patriarcal, con roles definidos para el hombre y la mujer. También describe los espacios de la casa burguesa y algunas de sus actividades sociales cotidianas como visitas, tertulias, paseos, teatro y bailes. Finalmente, menciona otros gustos y costumbres de la burguesía como la alimentación, el vestido y la higiene.
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
La vida cotidiana de la burguesía en la época romántica
1. ENCUENTROS: HISTORIAS DEL ROMANTICISMO.
Nuevos protagonistas de la historia, desde el noble de antaño, al mendigo pictórico.
Vida burguesa: El reinado de las apariencias.
Segundo Encuentro: 5 y 12 de Marzo del 2013.
Actividad diseñada y realizada por Andrea López Tyrer..
2. “Vivir en Europa en el siglo XIX, significaba ser testigo del cambio social a tal escala
que se podría sentir tanto fascinación como preocupación “
Mosse, George L. La cultura europea del siglo XIX . Ariel, Barcelona, 1997.
Jacques Antoine Gros. Napoleón arengando a las tropas en la batalla de las Pirámides. 1798
3. I. Vida privada en la Sociedad Romántica.
• Nuevas transformaciones estructurales.
• Desde una sociedad estamental a una “Sociedad de clases”
G. Bormann, Familia Rural. 1839. German History Docs.
Anton von Werner, Cumpleaños del consejero comercial Valentin Manheimer.
4. Fronteras entre lo público y lo privado, el triunfo del individuo.
• Revalorización del ámbito privado.
• Desaparición de los limites entre ambos esferas.
• Validación del individuo.
Friedrich. W. Doppelmayr. Grupo de familia. 1831. Museo Nacional, Nuremberg.
5. II. El Reinado de las apariencias: La Burguesía.
“No formaban parte de la burguesía: la nobleza, el clero católico, los campesinos y las capas
bajas de la población urbana y rural, incluyendo a la clase obrera. En todo caso, formaban parte
de la burguesía los comerciantes, fabricantes y banqueros, los propietarios de capital,
empresarios directores es decir, la burguesía de negocios o de propietarios, o sea la burguesía
en sentido estricto. (...) también se incluyen en la burguesía a los médicos, los abogados, y
otras profesiones liberales, los profesores de enseñanza secundaria y los universitarios, los
jueces y funcionarios de la administración más altos, pero también a los naturalistas, los
ingenieros diplomáticos y los expertos cualificados situados en cargos directivos de grandes
empresas-es decir, a personas que poseían una formación sin duda elevada, un cuño académicos
y que ejercían profesionalmente.”
Millán y García-Varela, J. Las Burguesías Europeas Del Siglo XIX: Sociedad Civil, Política y Cultura. Universidad de Valencia. 2000.
En Diario de un burgués: La Europa del siglo XIX vista por un valenciano distinguido. Pons, Serna. 2006
6. Como vivían los burgueses durante el Romanticismo.
La Familia.
• Célula base de la sociedad Civil.
• Modelo patriarcal.
• Esposa administra y hombre gobierna.
Edmund Wodick, Retrato de Familia.1855. Museo de historia y cultura, Magdeburg
7. Espacios burgueses, la ciudad y la casa.
“La casa, el domicilio, es el único bastión frente al horror de la nada, la noche y los
oscuros orígenes; encierra entre sus muros todo lo que la humanidad ha ido
acumulando pacientemente por los siglos de los siglos; se opone a la evasión, a la
perdida, a la ausencia, ya que organiza su propio orden interno (...)”
Kant, E. Citado en Duby, G. Historia de la vida privada. Tomo IV. Madrid. Santillana. 1991.
Interior hogar burgués. Anónimo. Cádiz a mediados del siglo XIX.
8. Coexistencia de lo público y privado.
Rincones habituales de la casa
burguesa:
• Vestíbulo.
• Recibidor.
• Salón.
• Comedor.
• Habitaciones.
• Fumador.
• Billar.
Interior casa burguesa. En Así vivían en la España del Romanticismo. Espes, Carlos.F.
9. Algunos rituales sociales.
• Empoderamiento de lo cotidiano y sentido a la existencia.
• El símbolo tras la rutina.
Cortés, R. Burguesía urbana. 1855.
11. Retrato de un joven burgués, según Larra.
“-Yo -me repuso- soy muchacho de muy regular fortuna; por consiguiente, no escribo. Es decir..., escribo... ; ayer
escribí una esquela a Borrel para que me enviase cuanto antes un pantalón de patincour que me tiene hace meses
por allá. Siempre escribe uno algo. Por lo demás, le contaré a usted.
Yo no soy amigo de levantarme tarde; a veces hasta madrugo; días hay que a las diez ya estoy en pie. Tomo té, y
alguna vez chocolate; es preciso vivir con el país. Si a esas horas ha parecido ya algún periódico, me lo entra mi
criado, después de haberle hojeado él: tiendo la vista por encima; leo los partes, que se me figura siempre haberlos
leído ya; todos me suenan a lo mismo; entra otro, lo cojo, y es la segunda edición del primero. Los periódicos son
como los jóvenes de Madrid, no se diferencian sino en el nombre. Cansado estoy ya de que me digan todas las
mañanas en artículos muy graves todo lo felices que seríamos si fuésemos libres, y lo que es preciso hacer para
serlo. Tanto valdría decirle a un ciego que no hay cosa como ver.
Como a aquellas horas no tengo ganas de volverme a dormir, dejo los periódicos; me rodeo al cuello un echarpe,
me introduzco en un surtú y a la calle. Doy una vuelta a la carrera de San Jerónimo, a la calle de Carretas, del
Príncipe, y de la Montera, encuentro en un palmo de terreno a todos mis amigos que hacen otro tanto, me paro con
todos ellos, compro cigarros en un café, saludo a alguna asomada, y me vuelvo a casa a vestir.
¿Está malo el día? El capote de barragán: a casa de la marquesa hasta las dos; a casa de la condesa hasta las tres;
a tal otra casa hasta las cuatro; en todas partes voy dejando la misma conversación; en donde entro oigo hablar
mal de la casa de donde vengo, y de la otra adonde voy: ésta es toda la conversación de Madrid.
¿Está el día regular? A la calle de la Montera. A ver a La Gallarda o a Tomás. Dos horas, tres horas, según. Mina, los
facciosos, la que pasa, el sufrimiento y las esperanzas.
¿Está muy bueno el día? A caballo. De la puerta de Atocha a la de Recoletos, de la de Recoletos a la de Atocha.
Andado y desandado este camino muchas veces, una vuelta a pie. A comer a Genieys, o al Comercio: alguna vez en
mi casa; las más, fuera de ella.
¿Acabé de comer? A Sólito. Allí dos horas, dos cigarros, y dos amigos. Se hace una segunda edición de la
conversación de la calle de la Montera. ¡Oh! Y felizmente esta semana no ha faltado materia. Un poco se ha
ponderado, otro poco se ha... Pero en fin, en un país donde no se hace nada, sea lícito al menos hablar.
(...) Pues bien, subo al palco un rato. Acabado el teatro, si no es noche de sociedad, al café otra vez a disputar un
poco de tiempo al dueño. Luego a ninguna parte. Si es noche de sociedad, a vestirme; gran tualeta. A casa de E...
Bonita sociedad; muy bonita. Ello sí, las mismas de la sociedad de la víspera, y del lunes, y de... y las mismas de
las visitas de la mañana, del Prado, y del teatro, y... pero lo bueno, nunca se cansa uno de verlo”.
El Observador, 12 de diciembre de 1834.
12. Las Visitas.
De Digestión, Convivencia, Felicitaciones, Condolencias, Ceremoniales,
Bienvenidas, Despedidas, entre otras.
Johann Baptist Pflug. Visita a casa de pastor protestante. 1828. German History Documents.
14. Tertulias y Cafés.
• El Ateneo, el Liceo y el Parnasillo.
• De un parlamento a popular al café actual.
Anónimo. Café francés. 1844. Leipzig .
15. El Paseo.
“Ningún momento del día nos parece más oportuno para sorprender a los madrileños
en el espectáculo de su vida exterior, que aquellas apacibles horas que aproximando el
día a la noche, libertan del trabajo para acercarnos al descanso y al placer (…) la
población, ansiosa de disfrutar la apetecida brisa de la noche, abandona el interior de
las casas, y se muestra generalmente en las calles y plazas, en las puertas y balcones
(...) todo el pueblo se halla en la calle (…)”
Mesonero Romanos. Escenas Matritenses. Anaya, Salamanca. 1964.
Paseo. En Así vivían en la España del Romanticismo. Espes, Carlos.F.
Esquivel y Suárez de Urbina, A. M.
Los Reyes Isabel II y Francisco de Asís. 1846. Museo del Romanticismo.
16. Teatro y Opera.
Un espectáculo bajo el escenario: La atracción y curiosidad.
Grabado del interior del Teatro del Príncipe durante representación teatral, siglo XIX
Escenario de la Comedie-Française de París Grabado siglo
XIX
17. Los Toros.
“Pero lo más notable y pintoresco de espectáculo esta en las gradas (…) donde se
extiende un mar de cabezas y se apiña una muchedumbre vestida de chaquetas y de
trajes de colores cubiertas de sombreros españoles y de mantillas (…) Las manolas de
ojos deslumbrados, los jóvenes elegantes del pueblo con sus chaquetas bordadas de
vivos colores; el pueblo, en fin, en su traje del día de fiesta y con los semblantes
rebosando buen humor y alegría (…)”
F. Díaz-Plaja. La vida cotidiana en La España Romántica. EDAF. Madrid. 1993
De Goya, El celebre Fernando del Toro, barilarguero, obligando a la fiera con su garrocha. De Goya, F. Pedro Romero matando a toro parado. 1815.
1815. Museo del Grabado de Goya Museo del Grabado de Goya
18. Los Carnavales y mascaradas.
Lucas Velázquez, E. Máscaras en un baile. 1850.
Museo del Romanticismo.
Heinrich Werner, Karl F. Carnaval en el Corso. 1848. Colección Antonacci, Roma.
19. Gustos, usos y costumbres.
Comidas y alimentación.
• Olla Podrida.
• Cocido.
• Picadillo.
Arrieta Agustín, Bodegón. México, Gobierno del Estado de Puebla