1. El Proyecto Gubernamental de Reforma a la Ley 30 de 1992
Introducción:
Es como asumir la reiteración. Los sucesivos intentos de proponer opciones en la perspectiva
de vulnerar a la universidad pública, por la vía de expresiones presentadas desde una postura
que involucra aplicaciones vistas desde los recursos fiscales de la Nación. Un tanto subsumir el
entendido de la obligación estatal relacionada con la financiación.
Y, es que siempre nos han situado en la condición de vena rota para el presupuesto. Algo así
como venderle la idea al público en general, en términos de que la resultante es una situación
onerosa injustificada. Como queriendo suscribir un pacto con eso que se ha dado en llamar los
vigilantes de los recursos; de tal manera que aparezca de manera constante la posición del
ejecutivo como quien aspira solamente a mantener el equilibrio monetario; desde una intención
que permita sanear la estructura macroeconómica. Y es que, aquí, no cuenta el concepto de
inversión en ciencia, tecnología y desarrollo centrada en el trabajo que realizan las
universidades públicas. Más bien, como en este caso, centrando la atención en un soporte
perverso. Como ese de presentarle a la opinión una versión absurda: que en el país no existen
instituciones universitarias con ánimo de lucro. Que lo que existe, hablando de las
universidades privadas, son personas y organizaciones privadas que sacrifican sus inversiones
en acciones de filantropía. Y es que, así planteado el problema, conduce a validar una
intervención “novísima” en lo que hace referencia a las variables alusivas a la financiación.
En el pasado reciente (2001-2002-2003) se postuló la figura de colocar en la bolsa de la
financiación a la universidades públicas, un porcentaje que sería otorgado a partir de justificar
la calidad académica, de investigación y de racionalidad. Claro estaba que la verificación del
cumplimiento de esas condiciones estaba anclada en “rigurosos análisis” a cargo de grupos
ministeriales y de planeación nacional con un supuesto horizonte de equilibrio y ajeno a
cualquier soporte tendencioso. Una supuesta pulcritud a la hora de concretar las transferencias.
Un acceso al dinero público por la vía de una especie de “concurso de méritos”.
Nada más alejado de la realidad; porque los referentes no eran otra cosa que interpretaciones y
conceptos colocados al garete; como quiera que se presentaban desde caracterizaciones
ampulosas en términos del significado que adquiere la noción de investigación y de
competencias. Colocándonos, con ese rasero, en un lugar absolutamente secundario, mirado
desde la comparación con pares latinoamericanos.
1
2. Por lo mismo, entonces, y con esos antecedentes, es preciso efectuar beneficio de inventario
en lo que respecta a las pretensiones gubernamentales sucesivas; de tal manera que este
análisis esté soportado en insumos históricos y de perspectiva. Esto explica que inicie con un
análisis del interregno entre lo señalado para el período al que he hecho breve referencia y las
propuestas de la dirección de la Universidad Nacional de Colombia, en términos de
modificación de los instrumentos normativos internos. A continuación transcribo documento
presentado a la comunidad universitaria, en 2003. La justificación tiene que ver con el hecho
cierto, en el mejor sentido posible, que al interior de nuestra universidad ha habido discusiones
de fondo en torno a la misión institucional, el compromiso por la calidad y la adecuaciones
normativas. Todo en el contexto de la autonomía universitaria y la exigencia al Estado para que
cumpla con su obligación histórica y constitucional de garantizar la permanencia de la
universidad pública en condiciones ampliamente favorables a su desarrollo y a su intervención
en el escenario universitario internacional. Asimismo presento, como soporte documental
teórico, algunos aspectos relacionados con la gestión económica y política de lo público.
Acerca del documento: “Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de
Colombia”; presentado por el Rector General de la Universidad Nacional de Colombia, Marco
Palacios; para la discusión en Claustros y Colegiaturas,
1. De los conceptos: Todo recorrido teórico que origina una propuesta de modificación,
supone la presencia de un fundamento conceptual, como soporte. De no ser así, el
tránsito no sería otra cosa que una sumatoria de ideas al garete, inconexas; sin la
lógica necesaria que permita arribar a un escenario coherente y viable.
En el caso que me ocupa, el profesor Marco Palacios, asume unos referentes precisos.
Tal vez, el más importante tiene que ver con la definición, en cuanto al rol que ha
desempeñado la Universidad Nacional de Colombia, desde su fundación en 1867.
Definiendo momentos precisos y en los cuales esa intervención ha sido diferenciada.
Tanto en lo que respecta a su injerencia en la formación de profesionales en disciplinas
especificas; así como en lo que concierne a la confrontación de hitos y paradigmas
políticos, religiosos e ideológicos; a mas de los retos relacionados con el desarrollo
2
3. económico y tecnológico. En razón a que pretendo alcanzar un nivel de absoluta
veracidad en la cotejaciòn de opciones; me permito efectuar una transcripción textual
que considero pertinente.
(2. La U.N., pionera en la modernidad del País):”...Desde 1867, esta institución ha sido
un elemento esencial e irrevocable en la lucha por alcanzar la modernidad del país.
Esta especificidad histórica nos permite entender mejor su presente y, por ende,
proyectar de una manera razonable el futuro. Lejos de cualquier grandilocuencia, creo
que es comprobable el papel que acredita a la Universidad Nacional de Colombia en la
propuesta y realización de la igualdad y el laicismo, valores modernos por naturaleza.
La libertad de cátedra y de expresión, los principios de libre investigación científica, de
discusión racional y libre examen, hubieron de conquistarse en esta Institución
arduamente, en un país de tradiciones políticas formadas y afianzadas en las matrices
culturales, ora barrocas, ora del despotismo ilustrado de la monarquía católica
española; tradiciones que concibieron el saber como un privilegio estamental, como un
instrumento de la fe religiosa y como una dispensa especial de la autoridad política que
irradiaba desde el rey...” (Tomado del documento: Hacia una innovación Institucional
en la Universidad Nacional de Colombia, edición en cuadernillo, página 4, septiembre
30 de 2003).
El asunto tiene que ver con la línea de consecuencia que se desenvuelve, a partir de
esta aseveración, incontrovertida, por cierto. Porque, en fin de cuentas, la medición de
la coherencia, se extiende a todos los ámbitos inherentes al quehacer de la
Universidad, como proceso que trasciende a la simple operatividad con la cual se
puede implementar y administrar una sumatoria de programas académicos.
En la página 13 del documento (edición en cuadernillo, publicada en septiembre 30),
entre otros aspectos, el señor Rector expresa:”... Este tema (sic) nos conduce a un
plano màs general. Parece ser que la Universidad Nacional de Colombia en relación
con los postulados misionales; parece que no aprende que en su interior conviven dos
grandes tipos de ofertas, ambas con demanda social y pertinencia académica: por una
parte, el grado de desarrollo económico y social de Colombia demanda buenos
profesionales; por la otra, el país no tendrá futuro sin una base científica y tecnológica
fuerte, o sea, sin el desarrollo de las disciplinas. Y recordemos además que la
democracia colombiana exige un pensamiento crítico que generalmente se origina en
las ciencias sociales.
Esto tiene profundas implicaciones, tanto en los modelos epistémicos que nos
tracemos, en los mapas de distribución-si ustedes quieren-de las líneas del
3
4. conocimiento divididas entre las disciplinas y la transdisciplinariedad, de un lado y, del
otro, cómo se deben traducir éstas en el mapa administrativo y de gestión...”
Es decir, la situación queda planteada en términos un tanto asimilados al pragmatismo
o, màs bien, se remite a la confrontación que siempre ha acompañado a la relación
entre la Escuela y, en general, el conocimiento con respecto a al entorno social; a las
exigencias para desenvolver aplicaciones y orientar el quehacer inherente a los
ámbitos académico y científica. Algo así, como enfatizar acerca de la relatividad que
adquiere la autonomía del conocimiento y de la ciencia, con respecto a las políticas y
orientaciones que “desde afuera”, ejercen como condicionantes insoslayables.
Es elocuente, enfatizando en este aspecto, lo expresado por el profesor Palacios en el
documento objeto de análisis:”...La UN se creó con el propósito de cambiar los
métodos tradicionales de la enseñanza, y de transformar la –industria nacional-, lo cual
era, en palabras de su primer rector Manuel Ancìzar, -un interés social y de los màs
graves, que pide resultados y efectivos esfuerzos, en transformar el modo de ser de
nuestros artesanos, infundiendo en sus personas la fuerza que viene de la ciencia, y en
sus talleres la economía y perfección que se obtienen por medio de las máquinas-.
Para ello se creó, como anexa, una Escuela de Artes y Oficios. No obstante, al año de
fundación, un rector frustrado manifestaba que-si no hay resolución de levantar la
Universidad a la altura requerida, para que sea un poderoso instrumento de progreso
nacional, no vale la pena seguir sosteniéndola-.” (Hacia la innovación institucional en la
Universidad Nacional de Colombia, edición en cuadernillo, 30 de septiembre 2003)
Desde mi interpretación, es importante hacer consideración de estas expresiones; en
razón al significado que adquieren al momento de precisar, por parte del señor Rector,
las recomendaciones constitutivas del centro en su propuesta.
Llamo la atención acerca del hilo conductor: 1. un escenario en el cual se discierne en
torno a los agregados aportados por la Universidad Nacional, desde su creación en
1867. Es aquí en donde se enfatiza acerca de las rupturas conceptuales que origina su
intervención (...la de la Universidad Nacional de Colombia) hacia el entorno social,
político, religioso, etc. 2. Una modificación, en su orientación y quehacer, originada en
los “acosos” inmediatos y tendenciales del contexto social y económico, incluida lo que
el profesor Palacios define como”la penuria Fiscal”. 3. El avance y profundización de la
complejidad internacional (la globalización) en términos de consolidar la
hegemonización de los controladores de la ciencia y la tecnología de punta, situando a
los países periféricos en condiciones de restricción y dependencia con respecto a ese
poder justificado y fundamentado en su capacidad económica y política. A lo anterior
(en esta fase) se une la implementación de políticas estatales internas que colocan a la
4
5. Universidad Nacional de Colombia y, en general, a las universidades públicas en
posición deficitaria en relación con sus necesidades.
Como expresiones de incidencia incontrovertida, articuladas de manera lógica por parte
del profesor Palacios y en su intención de anclar conceptualmente las acciones
correctivas que desprende de su diagnostico, considero relevante transcribir los
siguientes apartes del texto analizado:”...Veamos el contexto (sic). Desde la década de
1820 hasta la de 1870, los movimientos estudiantiles colombianos postularon el ideal
de –autonomía universitaria- del movimiento de Córdoba de 1918. Defendieron con
intransigencia ideas como la universidad pública gratuita y el cogobierno universitario,
con participación directa de los estudiantes. A la luz de la cultura política colombiana,
tales postulados han significado-explícita o implícitamente-el rechazo a lo que se
considere dominio clerical.
A mediados (sic) de la década de 1960, el gobierno buscó soluciones institucionales
especìficas para neutralizar lo que consideraba el potencial revolucionario de la
universidad militante y sobre politizada. Se expresaba en una real o supuesta conexión
aulas-guerrillas, cuyo ejemplo màs visible había sido la incorporación del padre Camilo
Torres, ex capellán y ex profesor de Sociología de la UN a un frente guerrillero del
ELN.
Hoy sabemos que los planes de modernización universitaria de aquellos años se
inscribían en la estrategia hemisférica de la guerra fría, y fueron similares a muchos
otros planteados por doquier en América Latina. Con la asesorìa de expertos de la
Universidad de Berkeley-financiados por la Agencia Internacional del Desarrollo, AID, el
aparato administrativo de la Alianza para el Progreso-, se plasmó en la UN una reforma
institucional, parcialmente exitosa y, en todo caso, perdurable.
La Reforma Patiño, que tomó el nombre del rector que la impulsó, asumía
explícitamente que la Universidad debía ser un instrumento al servicio de la
nacionalidad, el crecimiento económico y la democracia representativa. Tal instrumento
debía ser eficiente y –moderno- En pos de estos propósitos habrían de refedinirse los
modelos institucionales y acometerse una vasta reorganización interna...”
Hasta aquí están planteados los referentes conceptuales básicos. Ya, por el tipo de
insumos propuestos, se insinúan concreciones que navegarán en una figura
dicotómica; por lo mismo que sus soportes son un tanto huidizos; por lo mismo que son
formulaciones cercanas al híbrido teórico; pero que desemboca en la postulación de
correctivos que originan, a su vez, una “nueva” caracterización soportada en
paradigmas construidos con insumos que conjugan el profesionalismo, la investigación
5
6. y el desarrollo del conocimiento, sin las ataduras de la política económica y el asedio
gubernamental. Algo así como reconocer, en su condición de Rector General, que se
hace necesario proponer una desconexión entre la academia propiamente dicha y la
administración financiera de la Universidad Nacional de Colombia(….extensiva, en uso
de sana lógica, a las otras universidades públicas). Inclusive con la certeza, en el
sentido de la obligatoriedad de asumir las limitaciones, como inherentes a la condición
misma en que le corresponde (le obliga) desenvolverse a la Universidad, en razón a
que el dominio, “desde afuera”, ejercido está centrado en la definición de prioridades
definidas desde la perspectiva propia de quienes lideran el proyecto macroeconómico,
en el cual no hay lugar para la construcción y desarrollo de una política social que
incluya la financiación adecuada para las universidades públicas, por lo menos en los
términos previstos en los articulo 86 y 87 de la Ley 30 de 1992.
2. De la propuesta, su contenido: Por la importancia que adquiere la coincidencia
entre lo expresado por el señor Rector en el numeral 10 de su escrito y lo expresado en
el Capítulo II, artículos 17 y 18 del Decreto 2566 de 2003; me permito transcribir
apartes de los dos textos, en ese ítem.
Decreto 2566 de 2003 (CAPITULO II, artículo 17) De los Créditos Académicos:
Tiempo de trabajo en créditos académicos. Con el fin de facilitar el análisis y
comparación de la información, para efectos de evaluación de condiciones mínimas de
calidad de los programas académicos, y de movilidad y transferencia estudiantil, de
conformidad con el artículo 5º de este decreto, las instituciones de educación superior
expresarán en créditos académicos el tiempo del trabajo académico del estudiante,
según los requerimientos del plan de estudios del respectivo programa, sin perjuicio de
la organización de las actividades académicas que cada institución defina en forma
autónoma para el diseño y desarrollo de su plan de estudios
Parágrafo. En la evaluación de las condiciones mínimas de calidad de los programas
de educación superior se tendrá en cuenta el número de créditos de las diferentes
actividades académicas del mismo.
Artículo 18. Créditos académicos. El tiempo estimado de actividad académica del
estudiante en función de las competencias académicas que se espera el programa
desarrolle, se expresará en unidades denominadas Créditos Académicos.
Un crédito equivale a 48 horas de trabajo académico del estudiante, que comprende
las horas con acompañamiento directo del docente y demás horas que el estudiante
deba emplear en actividades independientes de estudio, prácticas, u otras que sean
6
7. necesarias para alcanzar las metas de aprendizaje, sin incluir las destinadas a la
presentación de las pruebas finales de evaluación.....”
Documento “Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de Colombia”,
numeral 10, página 15, Edición en cuadernillo, 30 de septiembre de 2003.
El sistema de créditos. Creemos que la respuesta (sic) está en la reforma académica.
¿Por dónde empezar?. Pensamos en el sistema de créditos. Actualmente en la UN se
rigen por el sistema de créditos 18 doctorados, 80 especializaciones, 34 especialidades
y 88 maestrías. Estamos en mora de aplicar este sistema a la totalidad de los 98
programas de pregrado.
El sistema de créditos es un método para interpretar las trayectorias curriculares de los
estudiantes, para administrar ágilmente los planes de estudio, pero ante todo para
ampliar los márgenes de libertad, creatividad y posibilidades de los estudiantes. Los
créditos permiten que el estudiante fije la ruta y el ritmo de su travesía universitaria de
acuerdo con sus necesidades particulares, sus disponibilidades, las opciones que le dé
la vida. El sistema permite migrar de una carrera a otra, de una institución a otra, de
una ciudad a otra y, en Europa y Norteamérica, de un país a otro. Y ese es uno de los
signos de nuestro tiempo: la extraordinaria movilidad de la gente, la plasticidad del
mundo de hoy que erosiona las profesiones rígidas como se solían conocer, crea
nuevos campos laborales inéditos e inimaginables hace algún tiempo.
Màs acotadamente, los créditos son una forma numérica de valorar el tiempo necesario
para lograr los aprendizajes teóricos y las destrezas prácticas en cada una de las
asignaturas dentro de un programa de estudios, en consonancia con la calidad y las
necesidades del ejercicio profesional. No sólo se miden las asignaturas por las horas
presenciales, sino por todo el esfuerzo que requieren para completarse
satisfactoriamente. Esto exigirá, sin duda alguna, una revisión cuidadosa de los
contenidos de las asignaturas y de los requisitos; el sistema contribuye a evitar
duplicidades en los planes de estudio y a determinar de una manera màs clara cuales
son los contenidos mínimos y qué es los accesorio...”
Lo cierto, a partir de la lectura en las transcripciones anteriores, es la preocupación por
establecer unas condiciones mínimas que permitan otorgar calidad y precisión
académicas a los contenidos en los programas de pregrado. Esto no es otra, en el caso
de la propuesta del profesor Palacios para la Universidad Nacional de Colombia, que
acercarnos a un punto de identificación con respecto a las expectativas
gubernamentales, a través del Viceministerio de Educación Superior. Desde mi
interpretación, constituye un esfuerzo por superar y trascender las actitudes autistas
7
8. que nos acompañado hasta ahora. Así mismo, significa una confrontación no solo
técnica; sino también muy profunda, de aquella posición que se ha negado a entender
que los entendidos de calidad y pertinencia, no se pueden abrogar a partir del status
que ha recorrido y soportado a nuestra Universidad. Pero, màs aún, permite entender
la dinámica y soporte de la propuesta en términos de acortar la duración de las
carreras en el pregrado. Es, en mi opinión, un esfuerzo por traducir e interpretar las
expectativas con las cuales ingresan los y las estudiantes a la Universidad Nacional de
Colombia y, en general, a las universidades públicas. Resuelve, así mismo, la
dicotomía entre el profesionalismo y el desarrollo autónomo del conocimiento y de la
ciencia.
Mi aseveración no significa una postura acrítica o amarrada a los conceptos que
subyacen a la totalidad de la posición y la actuación del profesor Palacios. Creo que,
en lo expresado por mí en el ítem 1 de este escrito, ha quedado claro mi
distanciamiento con respecto a algunos elementos conceptuales. Lo que si tengo
absolutamente claro es que, la propuesta del señor Rector, apunta a desatar el nudo
gordiano que ha impedido a la Universidad Nacional de Colombia, acercarse a los
niveles de confrontación en el terreno práctico; en donde la calidad y la pertinencia, se
miden a partir de expresiones vivas en nexo con el entorno social y político y con las
aspiraciones de los y las estudiantes, de cara a su vinculación laboral.Eso, así
planteado, no se puede confundir con una posición claudicante ante el capital.
Simplemente es constitutiva de esa dosis de pragmatismo que debe guiar al quehacer
de la Universidad Nacional de Colombia...y de las universidades públicas en general.
Porque, sólo así, es posible entender el tipo de competencia en que estamos
embarcados con respecto a las universidades privadas el reto a que nos convoca la
política gubernamental, particularmente en lo expresado en el Plan Nacional de
Desarrollo. Es, si se quiere, el mismo escenario en el cual nos situó en 2000, la
expedición del Decreto 955.
En desarrollo de la lógica inmersa en el documento presentado por el señor Rector, el
numeral 11 del documento (Otros Obstáculos para la graduación), concreta otro
aspecto importante en relación con el tiempo de permanencia en la Universidad,
veamos:
“..Creemos que las tasas de abandono comenzarían a abatirse significativamente
cuando optemos por el sistema de créditos. Facilitaría al estudiante de tiempo parcial
culminar sus estudios en el tiempo que necesite. Y para aquellos que no tienen los
apremios del trabajo-que de todas maneras sigue siendo el caso de la mayoría de los
8
9. estudiantes de esta institución-, puede permitirles que sus años universitarios sea màs
productivos y enriquecedores.
Otro aspecto importante es la revisión de los requisitos de grado sobre los cuales la
rectoría ha presentado algunas observaciones sistemáticas en el Consejo Académico.
Es curioso que a pesar de la variedad de opciones que se ofrecen en los planes de
estudio, tales como pasantìas, trabajos de investigación, monografías, cursos de
posgrado, este requisito se haya convertido en uno de los obstáculos màs formidables
para la obtención del título. Esto nos obliga a redefinir la función formativa y académica
del trabajo de grado, de tal manera que seamos màs realistas al delimitar sus alcances.
Es evidente que el estudiante sí debe aprender a realizar proyectos que le serán
indispensables en su futuro en cuanto desarrollan su creatividad. El tiempo de duración
del proyecto de grado está definido, pero, como generalmente ocurre en la
Universidad, es motivo de excepciones, lo cual alarga automáticamente el plan de
estudios. Al respecto sería indispensable una vinculación màs temprana del estudiante
a las líneas de investigación, una mejora temprana de su comprensión de texto, los
idiomas necesarios para contextualizar...”
Este tipo de modificaciones, conduce a la implementación de figuras como las que se
ha venido aplicando en la Universidad de Antioquia; en donde es evidente el
acercamiento entre los (as) profesores (as) investigadores(as), con los y las
estudiantes, a partir del sexto o séptimo semestre, en una modalidad definida como
“semilleros de investigación”. Inclusive, es necesario acotar un hecho que se presenta
en casos frecuentes: la actitud de profesores y profesoras que no asumen una posición
de respeto con respecto a los y las estudiantes, al momento de asumir su condición de
directores(as) en los trabajos de grado. El incumplimiento y, en veces, la utilización en
provecho propio de los recursos y del tiempo de los(as) estudiantes, se presenta con
cierta reiteración.
De tiempo atrás he presentado análisis y posición con respecto al significado que
adquiere el concepto de “actividad pedagógica”, en comparación con el ejercicio de
enseñanza desarrollado por los y las docentes en la Universidad Nacional de
Colombia. He señalado, a manera de ejemplo, que no es lo mismo ser excelente
profesional en determinada área de la ciencia, que saber transferir el conocimiento
adquirido. Porque, a decir verdad y con todo respeto lo expreso, los vacíos
metodológicos son evidentes, en muchos casos. La repercusión que esto conlleva, al
momento de valorar y evaluar el aprendizaje efectuado por los y las estudiantes; está
en relación directa con las deficiencias localizadas y manifestadas en el proceso de
evaluación a los y las docentes realizada por los (as) estudiantes. A pesar de que, en el
documento del profesor Palacios, se hace tangencia a este problema y, en
9
10. consecuencia, no se asume con la profundidad y la entereza requeridas; vale la pena
resaltar, al menos un aspecto planteado en el numeral 13 del documento.
13. Soportes del trabajo académico (edición en cuadernillo, septiembre 30):”...El
crecimiento vertiginoso de los conocimientos en todas las áreas, la fragmentación del
conocimiento, el manejo de grandes volúmenes de información son presiones reales
que obligan a replantearse el tema de la docencia. La Universidad debe preocuparse
porque los docentes empleen las nuevas tecnologías, que reconozcan y atiendan la
diversidad de quienes acuden confiados y esperanzados en obtener una formación
profesional de alta calidad. La Universidad debe poner màs atención – y eso está
dentro de los proyectos de inversión, pese a las dificultades que se avizoran- para que
los laboratorios, integrados en un sistema nacional de laboratorios, y las bibliotecas,
integradas en un sistema nacional de bibliotecas, ofrezcan soportes adecuados y
suficientes a los aprendizajes. La prioridad de esta rectoría es la ampliación de las
infraestructuras de bibliotecas y laboratorios, de suerte que puedan mejorar la calidad y
ampliar la cobertura en servicios...”
Visto así, se reitera la constante: la preocupación mayor, tiene que ver con la calidad y
la pertinencia en todos los ámbitos. Pero, en aras a la precisión, se enfatiza acerca de
los servicios que ofrece la Universidad Nacional de Colombia, a través de sus
programas de pregrado. Vale la pena, de paso, y sin que pueda ser entendido como
una expresión en contra de esos postulados de calidad; hacer notar elementos de
contradicción en el mismo texto. Es algo así como hacer énfasis en lo siguiente: de un
lado se habla de alcanzar calidad en el desarrollo de programas de pregrado y, de otro
lado, se asume que esta (...la calidad en este ámbito) ya existe. Veamos: en la página
22 (Edición en cuardenillo, 30 de septiembre), numeral 15 El salto definitivo a la
universidad de posgrado. “...La UN puede plantearse razonablemente ser la mejor
universidad de pregrado del país y tener los mejores estudiantes, profesores y
egresados. Pero, si bien esto es necesario, no será suficiente para acreditar, una vez
màs, el papel histórico de vanguardia. Para realizar la misión actual de la UN,
habremos de pasar de una manera màs resuelta a la universidad investigativa, sin
abandonar – repito – los elementos positivos, pertinentes y vigentes de la universidad
profesional.
Hay condiciones para dar el paso. Màs que ninguna otra institución, la Universidad
Nacional de Colombia ha desarrollado los principios de la multidisciplinariedad, pese a
la rigidez administrativa, a la osificación de las facultades, a la rutina de muchos
departamentos y unidades básicas. La UN tiene especialistas de primer nivel en área
estratégicas del conocimiento...”
10
11. No parece ser muy claro y nítido el diagnóstico y, por esto mismo, las propuestas
aparecen como insumos un tanto desconectados. Es como si la contextualización
efectuada, nos situara en una sumatoria de paradojas, en donde sobresale un
horizonte como referente y al cual se aspira: la excelencia, fundamentada en una
noción de calidad que, si bien es cierto es necesaria así planteada, no puede
concretarse en el desarrollo del discurso; como quiera que se enfatizan aspectos
relevantes en diferentes ámbitos; pero sin definir una perspectiva que,
secuencialmente, pueda dar lugar a una determinada prioridad estratégica; al menos
en términos de la posibilidad de equilibrar las opciones de pregrados flexibles y
profesionalizantes, al lado de posgrados, fundamentados en una dinámica en donde la
investigación hace centro, como derivación obvia del acumulado histórico; pero
también de los correctivos propuestos.
Esta afirmación mía, se justifica en razón a las atropelladas expresiones perentorias del
documento; tanto para el ámbito de los pregrados, como para el de los posgrados y la
investigación. Aunque puedan entenderse como fatigantes las continuas citas de texto,
dada la trascendencia que adquiere la propuesta del señor Rector para el futuro de la
Universidad Nacional de Colombia y, por esto mismo, vista la necesidad de efectuar
una confrontación que, por lo menos, no navegue en señalamientos simples y/o
peyorativos. Con esa anotación, me permito transcribir un aparte definitivo, en la
intención de comprender la visión del señor Rector.
Página 23 de la edición en cuadernillo, septiembre 30:”..El tema central es que la
Universidad debe concebirse a si misma con esas fortalezas y posibilidades como gran
centro nacional de doctorados del país. No hay otro camino si la Universidad Nacional
de Colombia quiere continuar jalonando la educación superior de Colombia.
“..En la sociedad del futuro (sic), la calidad y la pertinencia del conocimiento serán
fundamentales. Existe una oportunidad real para que la Universidad Nacional de
Colombia sea la formadora de los profesores universitarios del país; profesores que
deben tener el bagaje de conocimientos, destrezas y hábitos académicos propios de
quien ha pasado por un doctorado...” (Subrayado mío)
Me queda la impresión de asistir a un naufragio conceptual. Es una amalgama de
opciones. Ahora, se le ocurre al profesor Palacios efectuar una asimilación entre el
ejercicio docente y el doctorado. En esto me corresponde plantear una separación
absoluta, taxativa, con respecto a la posición que ha sido vigente en nuestra
Universidad y que, ahora, retoma el señor Rector: “..el hecho de poseer el
conocimiento habilita para asumir como transmisor, como profesor.” Sin embargo lo
cotidiano demuestra otra cosa. La pedagogía es un agregado de calidad que no se
11
12. adquiere por el simple hecho de ser un doctor. Un buen físico, con doctorado incluido,
a manera de ejemplo; no necesariamente es un buen maestro en física. Ya, inclusive,
lo había reconocido el profesor Palacios, cuando se refería a las deficiencias en la
acción de transferir el conocimiento. Veamos (página 11 del cuadernillo, edición 30 de
septiembre):”..En estas condiciones tenemos la obligación de repensar cómo se va a
hacer la transmisión crítica del conocimiento, de la cultura y de los valores a las nuevas
generaciones. Cómo podremos promover el desarrollo personal del estudiante y
revelarle sus capacidades individuales, máxime cuando estos cambios van en paralelo
con aceleradas transformaciones en las prácticas socio-profesionales...” (subrayado
mío).
Pero, además de esa evidencia de contradicción y de debilidad conceptual en lo que
hace referencia al significado, alcance y prerrequisitos para ejercer como maestro (a);
se presenta la confusión acerca del rol que le debe corresponder a la Universidad
Nacional de Colombia, de cara al futuro. Cuál va a ser su fortaleza?. Acaso se debe
convertir en una hacedora de profesores(as) articulado a su condición de Universidad
de los Posgrados en el País?. Algo así como una Universidad Pedagógica de
Educación Superior? O será una Universidad Pública precursora de pregrados
trimestralizados, con duración de ocho semestres, flexible, con sistema de créditos
académicos?. O una Universidad en donde los y las docentes acceden al escalafón por
la vía de ejercer durante cinco años, al cabo de los cuales se define acerca de su
verdadera capacidad para serlo; a partir de unos parámetros definidos previamente y
del cumplimiento de unos objetivos derivados desde allí?..o todo esto al mismo tiempo?
Por lo pronto, veamos sus conclusiones parciales en torno al rol de la Universidad
Nacional de Colombia, en lo que respecta a los posgrados: “..La UN tiene que proponer
al Estado colombiano y al sistema universitario (..?) un contrato para que los recursos
de financiamiento de los doctorados (y habida cuenta de los altísimos costos de
proseguir doctorados en el exterior) se canalicen a esta casa de estudios..” (página 23
de la edición en cuadernillo, 30 de septiembre). Cabe una pregunta inmediata: ¿de cuál
sistema universitario estará hablando el profesor Palacios?. Mi pregunta tiene sentido,
en razón a que en la Ley 30 de 1992, se habla de un sistema universitario (o de
educación superior) en general, en el cual confluyen las universidades e instituciones
de educación superior públicas y privadas. A su vez habla de un Sistema Universitario
Estatal (SUE). No creo, en verdad, que en la pugna planteada, en una economía de
mercado y global (como lo reconoce el mismo profesor Palacios), las universidades
privadas (..y aún las públicas); le vayan a transferir ese privilegio a la Universidad
Nacional de Colombia; con el argumento de que esta es alta calidad. Cómo se
demuestra esto?..por el simple acumulado histórico relatado por el señor Rector en los
numerales 2, 3 y 4 de su escrito?
12
13. En el numeral 16 (Nuestros doctores), página 24 se lee:”..Inicialmente quiero proponer
a todas las unidades académicas el estudio de factibilidad de crear programas de
especialización, maestría y doctorado, y revisar y expandir los actuales. El Programa
de Académicos en Formación se ha fortalecido pese a todas las dificultades
presupuestales del año entrante. Ya entró como un rubro presupuestal. En conjunción
con otros esquemas de formación doctoral de los docentes, la UN debe empezar a
marchar decididamente con miras a este nuevo propósito misional...”
Lo cierto, en mi interpretación, es la existencia de figuras de distorsión conceptual y de
confusión; en términos del horizonte propuesto. El Rector le asigna, como Misión, a la
Universidad Nacional de Colombia, a partir de 2003 objetivos estratégicos que suponen
la revolucionarizaciòn conceptual y de trámites. Tanto en lo que compromete a los
posgrados, como también en lo que involucra a los pregrados. Un equilibrio entre el
concepto de” universidad profesionalizante” y “universidad de posgrados e
investigación”. Para no hablar de “la universidad para la formación de doctores
docentes.” Así entendido, qué es lo prioritario?..Porque no es claro en la propuesta del
profesor Palacios. Vamos a observar, a continuación, los referentes (paradigmas) que
sitúa el señor Rector como imprescindibles para avocar esa transformación. La
cotejaciòn es fundamental, a la hora de concretar los desacuerdos. Solo de esta
manera es posible entender la diferencia de una propuesta alternativa, como la mía.
Dice el profesor Palacios en su documento (página 24, edición en cuadernillo, 30 de
septiembre):”..Actualmente hay relevo pero no de generaciones. Esto se constata
observando las salidas por jubilación y los nuevos ingresos a la carrera docente. La
edad promedio de los profesores de nuevo ingreso es de 40 años, demasiado alta para
una institución que se proyecte seriamente hacia el año 2030. Siguiendo el ejemplo de
la Universidad de Antioquia, la Universidad tiene que diseñar esquemas para vincular
profesores jóvenes con un promedio de edad por debajo de los 30 años, es decir con
un horizonte que les permita dedicar toda su vida laboral, productiva y creativa a la
institución. Habrá entonces que redefinir las bases de los concursos. Las unidades
básicas, las facultades y la Rectoría deben sumar esfuerzos, coordinar y concertar
métodos para identificar las mejores estrategias y los mejores individuos.
Aquí también habría que hacer màs flexible el Estatuto Docente. Nada puede hacerse
con los derechos adquiridos de los docentes actuales. Pero los docentes de nuevo
ingreso deben regirse por un Estatuto màs acorde con las realidades que hemos
tratado de describir. Debe distinguirse entre los docentes de carrera, con miras a la
cátedra vitalicia, y aquellos que no entran a la carrera. Las unidades académicas deben
disponer de un 10% o 20% de profesores que pueden tener contratos hasta de tres
13
14. años, ya sean contratos de investigación o contratos de docencia. En este lapso puede
ser que los profesores y la institución encuentren que su vocación es la investigación y
la docencia...”
Lo màs perjudicial para cualquier proyecto, en lo que hace referencia a su recurso
humano, es manejar posiciones aleatorias. Eso de puede ser que si o que no (cuando
se habla de perfiles y de fortalezas para los docentes), es tanto como no entender que
el diseño previo y las pruebas mismas de valoración de méritos y de perfiles, tiene que
permitir certezas. Insisto en que no se puede confundir la posesión del conocimiento;
con la capacidad para transferirlo. Es la gran distinción entre quien ejerce cono con
calidad su profesión en una determinada área del conocimiento y quien, además de lo
anterior, está en capacidad de transmitirlo, con el método adecuado. El profesor
Palacios, siendo consecuente con su aseveración en torno a la calidad y la proyección
que debe adquirir la Universidad Nacional de Colombia, tendría que ser màs categórico
y claro al momento de presentar su alternativa desde el punto de vista del relevo
generacional de aptitudes y actitudes por parte del personal docente. Tal y como lo
expresa en el texto (….citado arriba) no solo es dubitativo, sino que no extiende hasta
sus últimas consecuencias, su Proyecto de Misión Institucional.
Me permito adicionar un comentario con respecto a la ausencia que adquiere el rol del
personal administrativo, en el contexto de la propuesta del profesor Palacios. Ha sido
una constante, establecer una visión de Universidad Nacional (...y de universidad
pública en general), sin la intervención plena de los trabajadores y las trabajadoras.
Para quienes conocen mi trayectoria en el escenario de la comunidad universitaria, es
posible constatar los términos de referencia que yo he utilizado al momento de
proponer nuestra intervención. He reivindicado, a manera de ejemplo, una definición en
lo que respecta a la estructura de la Planta de Cargos, en denominaciones y funciones.
Pero no solo en la formalidad técnica que esto podría suponer. Ante todo, se trata de
entenderlo como la concreción de una especialización inherente a la gestión
universitaria; en donde la diferenciación con respecto a las otras entidades públicas,
tiene que ver con la especialización de nuestra intervención. Obviamente, así lo he
sostenido, con expresiones de diferenciación precisas, dependiendo de las funciones
efectivas asignadas y realizadas y, por esto mismo, del grado de cercanía con respecto
al quehacer fundamental de la Universidad. Esto es lo que explica, a manera de
ejemplo, mi intervención en la realización de proyectos específicos, por grupos
ocupacionales. El mayor avance, entendido como acciones de continuidad, ha estado
relacionado con los grupos ocupacionales técnicos operativos y operarios calificados
(son aquellas personas que, en la mayoría de los casos, intervienen con funciones
inherentes a la docencia, la investigación, la investigación y los posgrados, en razón a
que ejercen, en la práctica, como auxiliares en la academia, en los
14
15. laboratorios).Colateralmente, en una aplicación lógica de mi concepto, he propuesto
una intervención que implique un proceso de capacitación permanente; en donde el
tipo de conocimientos ofrecidos, estén en relación con las funciones de cada grupo
ocupacional y, esta a su vez, se entienda como fundamentales y necesarias para
garantizar agregados de calidad, en nexo con la Misión Institucional.
En ese mismo contexto conceptual, he promovido una reforma en lo que respecta al
entendido de carrera administrativa y la valoración del mérito. La noción del escalafón
de carrera; tal y como yo la concibo, supone refrendaciones individuales relacionadas
con el perfil y la calidad en la gestión universitaria. Esto, a su vez, está relacionado con
la valoración del mérito; como verificación objetiva y plena en la obtención de
resultados periódicos, previamente definidos. Tal y como está siendo aplicada, ahora,
no es otra cosa que una formalidad amorfa, inocua, sin ningún agregado efectivo que
conduzca a involucrar a los empleados y a las empleadas en la dinámica del proceso
misional de la Universidad.
Así, entonces, en el documento del señor Rector, es evidente que los trabajadores y
las trabajadoras no tenemos una presencia directa. Intuyo que somos asumidos como
recurso humano con intervención tangencial; algo parecida a sujetos (hombres y
mujeres) que actúan de manera secundaria o terciaria. De todas maneras, sin un
vínculo pleno y directo con el quehacer académico y científico de la Universidad.
Voy a referirme a dos aspectos finales, inmersos en el documento del señor Rector.
Uno tiene que ver con su caracterización del gobierno y la estructura administrativa
vigente en la Universidad Nacional de Colombia. En la página 25 (edición en
cuadernillo, del 30 de septiembre) numeral 17, dice el profesor Palacios:”...Es evidente
que hay facultades complejas y de gran población que se administran con la misma
estructura y ritmo que facultades màs pequeñas que algunos departamentos. El tema
es delicado porque remite a asuntos de gremialismo profesional e identidad. Pero, si
así lo estiman sectores de la comunidad universitaria, serán bienvenidas sus ideas
sobre la reorganización de las facultades y su relación con los campos del
conocimiento.
Vamos a proponer algunas reformas en la Rectoría, que tiene una infraestructura débil
y pequeña para los requerimientos legales. Creo que la Universidad debería manejarse
de una manera diferente. Pero la ley colombiana es un límite, de suerte que algunos
cambios necesarios requerirían una reforma legislativa. Seria conveniente, por ejemplo,
que la Rectoría tuviera menos funciones. El representante legal debería ser una figura
diferente del rector. En la Universidad Nacional Autónoma de Méjico existe y se llama
15
16. el abogado general. Debería haber un gerente o un director financiero y administrativo
de la Universidad, distinto del rector. En la Ley de...”
Por decirlo de alguna manera, esta propuesta constituye una profunda herejía, habida
cuenta de las limitaciones de visión que nos han acompañado a quienes siempre
pensamos que la figura del gerente está asociada a la empresa privada. Tal vez es la
màs clara y acertada de las reflexiones, por parte del señor Rector. En verdad, nuestra
Universidad y, en general las universidades públicas, precisan de ese tipo de manejo;
en donde el Rector debe tener asignadas responsabilidades relacionadas con la
conducción académica y conceptual, de cara a la misión y a su razón de ser. El
manejo, estrictamente jurídico y financiero, tiene que ser asumido por personas que
cumplan con ese rol y cuya formación sea en esa perspectiva.
En tono a la Internacionalización y la acreditación (numerales 18 y 20 del documento,
edición en cuadernillo, septiembre 30 de 2003). Las expresiones consignadas aquí,
reafirman la vocación plateada por el profesor Palacios desde el inicio de su
documento. Involucra una visión de universalización; n donde la actividad de la
Universidad Nacional de Colombia supone la asunción de retos, en un escenario en
donde las exigencias trascienden lo doméstico. Con repercusiones como el trazo de
correctivos en la calificación del recurso humano y la redefinición de opciones en lo
programático. Aparece una interacción, en donde la acreditación y su justificación
adquieren preeminencia.
De manera aleatoria, destaco dos expresiones textuales del texto:”...a) Reclutamiento
de nuevos profesores, tema que tratamos. Pensamos que las convocatorias para
plazas de docencia en la UN deben ser efectivamente internacionales. Hace pocos
días la ORI solicitó a las Facultades que informaran los medios en los cuales se hacen
las convocatorias. El resultado: ninguna convocatoria circula en medios
internacionales: revistas internacionales, boletines de asociaciones académicas y
científicas, listas electrónicas. B) Fortalecimiento del nivel de escolaridad de la planta
docente. Los profesores jóvenes de la UN que no hayan obtenido su doctorado, deben
hacerlo. Para ello, claro, la Universidad debe ofrecerles alternativas y el apoyo
necesario...” (Pagina 26 del documento, edición en cuadernillo, septiembre 30)
“..a la luz de estas exigencias estatales y sociales, se proponen dos visiones
divergentes sobre el futuro de la Universidad. Según la primera, las universidades son
organizaciones basadas en el conocimiento, el entendimiento, la comunicación. Sus
estructuras internas están determinadas esencialmente por principios epistemológicos
y de valoración de la vida comunal. Por su dinámica inherente aparecen nuevas áreas
del saber y nuevos temas; los estilos de aprender, de investigar, de comunicar se
16
17. transforman. Esta transformación aparece como respuesta al desarrollo académico
inherente a las transacciones interpersonales (entre pares, entre docentes y
estudiantes, entre estudiantes) dentro de la institución. En conclusión, la Universidad
desaparecerá como tal ante el “asalto eficientista.
La segunda asume que las universidades son construcciones sociales y epistémicos,
que dependen por igual del entorno y de sus estructuras internas. Por ello debemos
confiar que seguirán adaptándose a los cambios exigidos desde afuera...” (Página 27,
edición en cuadernillo, septiembre 30)
“..Hay conciencia de la necesidad de acreditación internacional, y los grandes
organismos de financiamiento-como el Banco Mundial- trabajan en la creación de
sistemas de acreditación en dos frentes: para toda una región, como América Latina, o
para el mundo en un campo específico: por ejemplo las matemáticas. Por ahora se
cuenta en algunas zonas del mundo con redes de acreditación voluntaria.
Conforme a las nuevas exigencias, en el año 2002 la Universidad Nacional de
Colombia inició un proceso de auto-evaluación con miras a la acreditación de sus
programas curriculares. Se inició con los 75 programas de pregrado que podían ser
acreditados, de los cuales hasta la fecha un 78% ha presentado un documento de
auto-evaluación. El 22% restante se encuentra realizando revisiones al documento. Un
27% del total de programas recibió visita de evaluadores externos y está listo para ser
acreditado. La situación no es tan propicia para el posgrado, puesto que de los 153
programas que podía ser acreditados, sólo el 30% ha entregado documento de auto-
evaluación y apenas el 1.3% recibió visita de evaluadores externos. En resumen, a la
fecha la Universidad Nacional de Colombia no tiene un solo programa curricular
acreditado...”
En esto de la calidad académica, he sido muy preciso. Desde hace mucho tiempo he
venido expresando, en escritos y en diferentes escenarios, que en nuestra Universidad
no existe una verdadera vocación en términos de establecer procedimientos que
permitan la confrontación y la comparación. Con el agravante de una comunidad
universitaria mayoritariamente proclive a una asimilación facilista: se pretende hacer
creer que los procesos que conducen a la acreditación no son otra cosa
que”embelecos de una economía de mercado”. En el personal administrativo es mucho
màs preocupante. Aquí es que ni siquiera existe interés. He tratado, a través de mi
intervención en el impulso de proyectos colectivos en los diferentes grupos
ocupacionales, de promover un acercamiento hacia la reflexión académica. Inclusive,
en el sector que yo consideré que podía existir màs posibilidades de acceder al
análisis, estoy hablando los profesionales universitarios al servicio de la Universidad
17
18. Nacional en la administración, encontré la mayor apatía. Con expresiones tan supinas
como”...Eso es problema de los académicos...de los sabios”.
Visto así, entonces, me he preguntado: qué tipo de defensa de la universidad pública
se puede efectuar desde ese tipo de posturas?..En donde se asume que la Universidad
Nacional de Colombia y, en general, las universidades públicas, son de calidad por el
hecho de ser públicas. Y, adicionalmente, que basta con proferir expresiones
despectivas y generalizantes, para que la Nación y el País respalden nuestra gestión.
Por esto me parece excepcional el hecho que vincula a la Dirección de la Universidad a
un ejercicio oficial y pleno hacia la acreditación. Porque la calidad se demuestra. Los
retos deben ser asumidos y deben convocar a todos y todas los(as) integrantes de la
comunidad universitaria. Esta es nuestra empresa social por excelencia.
A manera de conclusiones: Un ejercicio responsable de la crítica y el
discernimiento, en cuanto a las opciones misionales para la Universidad Nacional de
Colombia; debe conllevar a la concreción de una propuesta alternativa o a sugerencias
de modificaciones parciales. El recorrido efectuado hasta aquí, me ha permitido no solo
la recopilación de insumos, a partir de la reflexión en torno a la propuesta del señor
Rector. Creo haber expresado las diferencias, en lo conceptual y en lo relacionado con
procedimientos. Además no puede entenderse mi posición, si se hace en abstracción
de lo que ha sido mi intervención en el contexto de la vida universitaria, particularmente
entre 1998 y 2003. Los escritos que he publicado, actúan como memorias de un estilo
y un método. Pero, además, de una visión de Universidad Nacional de Colombia y, en
general de la universidad pública. No pretendo, como corolario, una síntesis apretada.
Remito a las aseveraciones inmersas en este texto. Lo cierto es que el futuro de la
Universidad Nacional de Colombia pasa por transformar su posición autista. Pasa por
construir un entendido y una acción de comunidad universitaria interesada y
comprometida con su Misión. Pasa por extender el horizonte en la confrontación; de tal
manera que la gestión se entienda como método que conlleva a establecer roles
específicos, objetivos que puedan ser verificados, a partir de un seguimiento
fundamentado en mediciones, en resultados. Pasa por la construcción de un perfil y de
un tipo de funcionarios y funcionarias universitarias, en donde la noción de empresa
social, esté asociada al agregado de calidad efectivo, no supuesto. Pasa por una
valoración de los méritos, no como simple ejercicio anual, ecléctico. Pasa por el
compromiso que debe asumir la Dirección de la Universidad Nacional de Colombia, en
términos de diseñar, desarrollar y aplicar programas de capacitación adecuados a las
necesidades que derivan de la Misión Institucional. En donde se actúe en una dinámica
y una lógica que supone la modificación en denominaciones y funciones inherentes a
los cargos. En donde la especialización sea entendida como asociada a la redefinición
18
19. de perfiles a partir no solo de las aptitudes y conocimientos; sino fundamentalmente a
partir de las actitudes, del compromiso institucional que no puede ser asimilado a la
lealtad hipotecada hacia personas, por favores o prebendas. Pasa por una noción y
una aplicación del bienestar universitario, soportado en los insumos extraños y
heréticos de la ternura, la tolerancia, la sensibilidad y la solidaridad. Lo demás, es decir
lo estrictamente asistencial y operativo, son simples acciones administrativas derivadas
de la equidad y el beneficio social que están en la base del quehacer y en los objetivos
misionales de la Universidad. Pasa por entender que los y las estudiantes que ingresan
a la Universidad Nacional de Colombia, esperan graduarse, para ejercer, para
vincularse al mercado laboral; otra cosa, es que la Universidad otorgue posibilidades
culturales y opciones en diferentes áreas del conocimiento, para que quien quiera y
pueda hacerlo se vincule a un ejercicio social de mayor profundidad y compromiso.
Pasa por entender que no es cierta la afirmación peyorativa en el sentido de que
institucionalmente la Universidad Nacional y, la universidad pública en general,
recepcionan estudiantes para que ejerzan como críticos abstractos de la sociedad.
Aspirar a una vida digna, con un empleo digno, es un objetivo y la Universidad debe
preparar para alcanzarlo. Por esto mismo, la noción del tiempo y de su utilización
racional, también es una responsabilidad. Esto no es lo mismo que
robotizar...Simplemente entender que la Universidad no puede eliminar ni el concepto
del tiempo, ni de la racionalidad, ni de la eficiencia, ni de la calidad, ni de los
parámetros para medirla.
2. La educación superior en América Latina
En la misma línea conceptual, asumo posición en términos de reivindicar como categoría válida
la expresión países dependientes como referente, para analizar la posición de los países de
América Latina, con respecto a aquellos que han logrado una acumulación de capital; tanto en
lo productivo, como también en lo tecnológico y científico. Inclusive, con la precisión de que,
por este mismo hecho, han subsumido a las primeras en posición de inferioridad, por la vía de
imponer condiciones de dominio absoluto. Para nosotros es claro, entonces, que no solo es
una expresión peyorativa. Se trata, por el contrario, de una realidad insoslayable que ha sido
construida en el curso de la historia.
A pesar de la crisis, propiciada por los errores de las burocracias gubernamentales, considero
pertinente el hecho de entender el desarrollo de las sociedades, con una subyacencia de
diferenciaciones y exclusiones, en las cuales se fundamenta la acumulación del capital y el
control sobre las instancias básicas que actúan como constitutivas de estructuras de gobierno y
como orientadoras de los procesos culturales que actúan como insumos de creatividad; pero
19
20. también de domesticación y subyugación de los maestros y las maestras; la ausencia de
políticas de integración regional; la proliferación de instituciones públicas seccionales , al
garete y sin posibilidades para ejercer como referentes de calidad. Sin embargo, a pesar de
las limitaciones obvias, se ha alcanzado logros en áreas tecnológicas y de las ciencias básicas.
Ante todo en regiones con incidencia en la Amazonía; por la vía de intercambios que permiten
avances en la preservación de los recursos hídricos, de fauna y flora. Lo cierto es que, en
términos generales, se observa una posición gubernamental tangencial en lo que respecta al
compromiso con la investigación. Es como si la noción de progreso estuviese cruzada por las
simples réplicas de modelos primarios e inmediatos.
En uno de los documentos del Banco Mundial, de otra parte, se trabaja un aspecto que
propone reflexión en lo que supone las prioridades en los sistemas educativos. Algo así como
lo siguiente: ¿hasta que punto son válidas las estrategias que reivindican los énfasis en la
educación primaria y secundaria y, por lo mismo, que conducen a efectuar transferencias de
recursos, sacrificando la inversión en la investigación y, en general, en la educación superior?
Esta interrogación supone alcances de mayor trascendencia; en la medida en que conduce a
plantear inquietudes respecto a los planes de desarrollo y las perspectivas macroeconómicas
gubernamentales. Es tanto como preguntar por el horizonte trazado y las implementaciones
para alcanzarlo. Como lo desarrollaré, más adelante, este tipo de comportamientos deben estar
en nexo como la interrogación regional y la asunción de políticas unificadas; a partir de la
identificación de objetivos, y consensos en los sistemas educativos.
Otro de los aspectos que motivan la atención de mi parte, tiene relación con la cobertura y las
iniciativas que la concretan. Consideramos, por ejemplo, que es pertinente profundizar sobre
las hipótesis del documento del Banco Mundial, a partir de ejemplos como los de la Universidad
Nacional Autónoma de Méjico y la Universidad de Buenos Aires. Es lo siguiente: ¿hasta qué
punto el crecimiento en cobertura, vulnera y limita los agregados de calidad necesarios, en los
sistemas de educación superior?
Como puede inferirse, mis postulados permiten un hilo conductor en nexo con el entorno y las
políticas económicas que la subyacen (…ó subyugan); el entendido de sociedad del
conocimiento, a partir de lo que se define como globalización; los ejercicios gubernamentales
de planeación general y educativa y la noción de calidad y su relación con el progreso
tecnológico y científico.
En lo que sigue, intentaré cumplir con el objetivo propuesto.
2.1 ACERCA DE LA APERTURA ECONÓMICA EN COLOMBIA
20
21. “..En Colombia los años noventa fueron una época de profundas reformas políticas y
económicas, pero llena de resultados insatisfactorios y de conflictos cada vez más intensos. En
el tema económico, las reformas que se promovieron se inspiraron, como en el resto de
América Latina, en el llamado Consenso de Washington.La crisis de gobernabilidad intentó
resolverse con una nueva Constitución. Y en el medio académico los economistas entrenados
en las hipótesis de las expectativas racionales, estaban deseosos de aplicar sus conocimientos
para resolver nuestros problemas desde sus fundamentos macroeconómicos...”
1
Este proceso fue iniciado en el gobierno (1990-1994) del doctor César Gaviria Trujillo. En
términos estrictamente económicos, estuvo soportada en la teoría económica promocionada
por un grupo de economistas que configuraron las opciones denominadas neo-liberales.
El fundamento teórico de esta corriente, tiene que ver con la reformulación del rol que le
compete al estado en torno al desarrollo económico y social. La intención es desvirtuar y
minimizar la intervención estatal y la validación absoluta de la economía de mercado. Algo así
como imponer la posición que habla de la libre competencia, como única fuerza reguladora de
los precios de bienes y servicios. Mirada desde una perspectiva histórica y comparativa, no es
otra que la contraparte de la teoría propuesta y defendida por John Maynard Keynes, en su
obra: “Teoría general sobre el empleo, el interés dinero, publicada en 1936. Para lograr mayor
precisión acerca de la posición Keynesiana, es pertinente transcribir la siguiente reflexión:
“..La aparición de la teoría de Keynes fue el acontecimiento más trascendental en la economía política
burguesa de la época de transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de
Estado. Dicha teoría introdujo en ella elementos cualitativos nuevos que fueron la base de su
reestructuración profunda y que tan grande influencia ejercieron en el carácter de la política económica
del Estado burgués contemporáneo. La importancia de la teoría de Keynes proviene, ante todo, del hecho
de haber sentado la base de un nuevo capítulo de la economía política burguesa, la teoría
macroeconómica, sin la cual la fundamentación de la regulación estatal –monopolista sería hoy
inconcebible...”
2
Para el caso colombiano, la implementación de la teoría neoliberal, supuso la aplicación de
normas relacionadas con la minimización de la intervención estatal en el desarrollo económico.
Esto, a su vez, estuvo centrado en decisiones como la privatización y/o supresión de empresas
y entidades públicas vinculadas a actividades de servicios sociales públicos y financieros. Al
mismo tiempo, supuso la modificación de la teoría macroeconómica, en términos de la
estructura y distribución del presupuesto. Se hizo evidente, por esa vía, la disminución del
gasto social. Unido a lo anterior, el gobierno central, impuso decisiones relacionadas con la
1
Flórez Enciso, Luis Bernardo, ponencia presentada en el IV Congreso de Economistas de la Universidad
Nacional de Colombia, publicada en Cuadernos de Economía No. 34, página 34, publicación del
Departamento de Teoría y Política Económica de la Universidad Nacional de Colombia
2
I.Osadchaia, De Keynes a la síntesis neoclásica, ediciones de Cultura Popular S.A., primera edición
1976, página 6.
21
22. apertura hacia el mercado internacional de bienes y servicios. Tanto como instaurar la figura de
la libre competencia, a partir de la cual la industria nacional se vio obligada a competir con
empresas multinacionales, en condiciones de profunda desventaja. En este sentido es
ilustrativa la reflexión del profesor Salomón Kalmanovitz:
“..El rasgo más importante de la nueva política económica es el incremento de la competencia externa a
través de la apertura interna, por la desregulación de las actividades económicas que debe conducir,
según sus ideólogos, a cambios radicales en el comportamiento de los agentes económicos. En el plan de
desarrollo del gobierno se aduce, por ejemplo, que el enclaustramiento de la economía ha conducido a la
pérdida del dinamismo de la economía y que la sola mayor competencia contribuirá a aumentar la
eficiencia de las empresas, particularmente de las públicas, algunas de las cuales se privatizan, de tal
modo que se liberan recursos que se reinvierten y que colocan a la economía en una senda virtuosa de
crecimiento: aumentos de especialización, mayor productividad y rentabilidad, más inversiones, etc.…”
3
En términos de un análisis objetivo, la apertura económica en Colombia, puede ser considerada
como una falacia. Con el argumento de la modernización del Estado colombiano, se condujo al
país hacia daños irreversibles, como quiera que se desvirtuara el contenido social que debe
sustentar la intervención Estatal. Además, se colocó a la industria nacional en posición de
profunda desventaja con respecto al mercado internacional. La Constitución Política del 1991,
constituye un intento por r enfrentar los problemas derivados de la apertura económica; al
menos en lo que tiene que ver con la reivindicación del Estado como Estado social de derecho
y de reestablecer conceptos de contenido humanístico en cuanto a los derechos individuales y
colectivos.
Con estas consideraciones previas, realizamos una intervención teórica como soporte para el
análisis de las estrategias implementadas en América Latina, en la perspectiva de mejorar la
calidad en la educación superior. En esta dirección, asumimos lo siguiente: la condición de
dependencia económica, origina estadios de dominación con presencia en todos los ámbitos.
Esto permite incidencias en lo que, en sociología, se entiende como instancias
superestructurales que ejercen control y desarrollan la ideología dominante. No solo es, en esta
secuencia, el efecto condicionante, la simple transferencia a partir del dominio económico. Es
un entramado complejo que compromete a componentes disímiles, en veces, contradictorios;
pero que son conducidos hacia el equilibrio, mediante la acción conciente de los sujetos que
orientan y dirigen en esas instancias. Es algo similar a lo que, en teoría económica, y en el
análisis político correspondiente, definimos como “bloque de clases en el poder”, que ejerce
control sobre los componentes del Estado y las concreciones gubernamentales periódicas. Este
bloque, actúa como instrumento que extiende las condiciones de dominio. Un tanto más que la
simpleza del equilibrio propuesto en “El contrato social” de J.J. Rousseau. Estado se convierte,
3
Kalmanovitz, Salomón, Economía política de la apertura, publicado en “El fin del neoliberalismo”, por
el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, primera edición 1993, página 108
22
23. entonces, en instancia que consolida la hegemonía a nombre de los súbditos y que articula las
ramas del poder público. Inclusive, habría que enfatizar en la distancia conceptual y práctica,
entre Estado y Nación; en virtud a la permanencia de etnias que no se sienten representadas
en el Estado; porque éste está centrado y representa a la cultura, la política y el poder
económico predominante.
Para el caso colombiano, la implementación de la teoría neoliberal, supuso la aplicación de
normas relacionadas con la minimización de la intervención estatal en el desarrollo económico.
Esto, a su vez, estuvo centrado en decisiones como la privatización y/o supresión de empresas
y entidades públicas vinculadas a actividades de servicios sociales públicos y financieros. Al
mismo tiempo, supuso la modificación de la teoría macroeconómica, en términos de la
estructura y distribución del presupuesto. Se hizo evidente, por esa vía, la disminución del
gasto social. Unido a lo anterior, el gobierno central, impuso decisiones relacionadas con la
apertura hacia el mercado internacional de bienes y servicios. Tanto como instaurar la figura de
la libre competencia, a partir de la cual la industria nacional se vio obligada a competir con
empresas multinacionales, en condiciones de profunda desventaja. En este sentido es
ilustrativa la reflexión del profesor Salomón Kalmanovitz:
“..El rasgo más importante de la nueva política económica es el incremento de la competencia externa a
través de la apertura interna, por la desregulación de las actividades económicas que debe conducir,
según sus ideólogos, a cambios radicales en el comportamiento de los agentes económicos. En el plan de
desarrollo del gobierno se aduce, por ejemplo, que el enclaustramiento de la economía ha conducido a la
pérdida del dinamismo de la economía y que la sola mayor competencia contribuirá a aumentar la
eficiencia de las empresas, particularmente de las públicas, algunas de las cuales se privatizan, de tal
modo que se liberan recursos que se reinvierten y que colocan a la economía en una senda virtuosa de
crecimiento: aumentos de especialización, mayor productividad y rentabilidad, más inversiones, etc.…”
4
En términos de un análisis objetivo, la apertura económica en Colombia, puede ser considerada
como una falacia. Con el argumento de la modernización del Estado colombiano, se condujo al
país hacia daños irreversibles, como quiera que se desvirtuara el contenido social que debe
sustentar la intervención Estatal. Además, se colocó a la industria nacional en posición de
profunda desventaja con respecto al mercado internacional. La Constitución Política del 1991,
constituye un intento por r enfrentar los problemas derivados de la apertura económica; al
menos en lo que tiene que ver con la reivindicación del Estado como Estado social de derecho
y de reestablecer conceptos de contenido humanístico en cuanto a los derechos individuales y
colectivos.
2.2 El crecimiento y la teoría económica.
4
Kalmanovitz, Salomón, Economía política de la apertura, publicado en “El fin del neoliberalismo”, por
el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, primera edición 1993, página 108
23
24. Ha existido, en el proceso inherente al desarrollo de la teoría económica, diferentes momentos
en la confrontación entre opciones conceptuales y prácticas divergentes. Desde la propuesta
originaria de la visión moderna para el desarrollo capitalista, centrada en la teorías acerca del
proceso de reproducción diseñadas, a manera de ejemplo, por Quesnay (“ Tabla económica”);
Adam Smith (“Naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”) y Sismondi (“Nuevos
principios de la economía política o la riqueza en relación con la población”); hasta las
opciones teóricas que cuestionan esas interpretaciones diseñadas por Kart Marx (“El Capital”),
Rosa Luxemburgo (La Acumulación del Capital”). Contando, inclusive, en este espectro, a
John Maynard Keynes (“Tratado general sobre el empleo, el interés y el dinero”).
Esto supone, en consecuencia, la necesidad de trabajar con una posición de cobertura lo
suficientemente amplia; de tal manera que no se desemboque en un discernimiento anclado en
un entendido lineal y/o dogmático. Ante todo, porque en esto de analizar el significado de la
creación de empresas y su relación con el entorno económico y social, no admite opciones
tangenciales que eludan el hecho objetivo, en cuanto a la existencia de una conexión dialéctica
(...o, si se quiere, conflictual) entre la implementación y desarrollo de la empresa, con respecto
al espectro social, económico y político en la cual esta se desenvuelve. Ante todo porque esta,
la empresa y sus propiciadores o garantes, no puede ser entendida como una opción y/o
propuesta única (en lo que tiene de ejercicio individual); sino como partícipe de una sumatoria o
globalidad económica, inmersa, por esto mismo en la dinámica propia del crecimiento
económico; conforme a unos postulados concretos derivados de la política macroeconómica
gubernamental y de la creación de riqueza, en el contexto de la planificación y estrategias de
un Estado concreto.
Conviene, en este punto, con las reservas obvias; en tanto que constituye una visión propuesta
por una persona que contribuyó a construir una opción en contravía de la ortodoxia clásica de
la economía política capitalista; citar una expresión de Rosa Luxemburgo en su obra “La
acumulación del capital”.
“..Hasta ahora hemos considerado la reproducción desde el punto de vista del capitalista individual típico,
representante y agente de la reproducción que se realiza por una serie de empresas privadas. Este modo
de enfocar el problema nos ha hecho ver ya bastantes dificultades. Sin embargo, ellas son pocas
comparadas con las que aparecen inmediatamente que pasamos de la consideración del capitalista
individual a la de la totalidad de los capitalistas.,
Ya una ojeada superficial muestra que la reproducción capitalista como todo social, no puede ser
concebida mecánica y simplemente como suma de las diversas reproducciones capitalistas privadas.
Hemos visto, por ejemplo, que uno de los supuestos fundamentales de reproducción ampliada del
capitalista individual es una ampliación correspondiente de su posibilidad de venta en el mercado. Ahora
24
25. bien, el capitalista individual puede lograr esta ampliación no por extensión absoluta de los límites del
mercado en general sino por concurrencia, a costa de otros capitalistas individuales….”
5
Con esto quiero enfatizar acerca de mi análisis y de su soporte, en lo que hace alusión al
enfoque teórico. Es algo así como proponer, de mi parte, un entendido en el cual el concepto y
la práctica de creación de empresa, no pueden ser presentados por fuera del contexto político,
económico y social. Esto traduce que, en mi concepto, sobre las expectativas derivadas de la
creación y desarrollo de las empresas, ejerce una influencia determinante la política
macroeconómica gubernamental y las estrategias de crecimiento formuladas en un plan de
desarrollo específico, para uno o varios periodos igualmente específicos y concretos.
Inclusive, en la visión propuesta por mí, se incluye, necesariamente, una interpretación del
significado que tiene la planificación económica; como opción estatal. Algo que ya fue
planteado por Keynes (para el caso de la economía capitalista); como alternativa de solución
para la crisis originada en la recesión global iniciada en 1930. De otra parte, por lo mismo que
he venido planteando, en términos de la interacción entre los diferentes agentes del proceso
económico internacional y nacional; cabe establecer un referente en lo que respecta a la
situación de los países que no han acumulado riqueza, ni tecnología suficiente como para
considerarse de desarrollo pleno (esto ya lo expresé en el numeral 1).
Quiero presentar, como ayuda conceptual, una reflexión del profesor P.T. Bauer en su obra
“Crítica de la teoría del desarrollo”. Como en la anterior cita, hago aquí la aclaración en el
sentido de la reserva que pueda acompañar la reflexión aludida. Veamos:
“…La planificación global implica, además, que gran parte de la producción no está relacionada con la
demanda del consumidor y por tanto con los niveles de vida. De ahí que , aun en el caso de que la política
fuese de incremento de la producción total en relación con lo que hubiera sido en otro caso, lo cual es
improbable, este incremento no estaría relacionado con los niveles de vida, cuya mejora es el objetivo
ostensible de la política. Este divorcio entre producción y niveles de vida es probable que en si mismo
retrase el alza tanto de la producción como de los niveles de vida; porque la perspectiva de un nivel de
consumo más alto y variado generalmente es un incentivo importante para una mayor actividad
económica a través de un esfuerzo, ahorro e iniciativa individuales. Esto resulta especialmente cierto en
países pobres...”.
6
2.2.1 Una visión particular del concepto de planificación e incentivos.
A manera de corolario transitorio, considero pertinente resaltar dos aspectos en lo que respecta
al enfoque propuesto por mí:
5
Luxemburgo, Rosa. “La acumulación del capital. Editorial Grijalbo, primera edición 1967, de la
traducción española, página 27
6
Bauer, P.T. “Crítica de la teoría del desarrollo”. Editorial Orbis, colección Biblioteca de Economía, sin
datos del número de edición y fecha, página 104.
25
26. -La creación de empresas, considerada como una opción para la actividad económica, en el
contexto de una economía de mercado; supone la fijación de unos objetivos concretos por
parte de quien o quienes se comprometen con ese ejercicio. Por lo mismo que esta actividad se
considera inmersa en la dinámica propia de la economía capitalista y del mercado que ejerce
como elemento colateral a la producción de bienes y servicios; debe suponer la existencia de
factores endógenos y exógenos que actúan como referente al momento de planear y hacer
efectiva la participación en el mercado. Uno de esos factores lo constituye la política
macroeconómica concreta implementada por el gobierno, para un periodo específico. El otro
tiene que ver con la interacción necesaria entre la condición en que se encuentra el país con
respecto a la economía mundial global; asociada esta condición con otro aspecto que relaciona
a la producción y al consumo; como elementos que se condicionan y que está, a su vez,
relacionados con el nivel de vida y sus perspectivas.
- La planificación específica asociada a las estrategias de desarrollo planteado para el país
concreto, define unas determinadas prioridades y, por esto mismo, unas determinadas
condiciones en las cuales se realiza la actividad económica productiva. Esto incluye, entre otras
cosas, la definición y concreción de los incentivos para los productores y las áreas concretas a
las cuales estos se dirigen. A manera de ejemplo: para el caso colombiano, el Plan Nacional de
Desarrollo aprobado por el legislativo, para el período 2005-2007, define unas prioridades para
el sector productivo, de conformidad con la visión gubernamental en lo que respecta a la
economía de mercado y su aplicación en este tiempo en el cual transcurre una etapa precisa
de la globalización económica, por la vía de actividades multilaterales y bilaterales. Este es el
caso concreto de los énfasis en relacionar el crecimiento económico con la opción de los
tratados de libre comercio internacional; bien sea entre nuestro país y Estados Unidos de
Norteamérica o entre nuestro país y otros países de la región, particularmente de la Zona
Andina y Centroamericana.
-Los incentivos gubernamentales específicos, se pueden presentar por diferentes vías. Una de
ellas, a manera de ejemplo, tiene que ver con exenciones tributarias (ver propuesta de reforma
tributaria) o con la flexibilización de la normatividad vigente en lo que respecta a requisitos para
la creación de empresas y para su desarrollo. Esto último, a su vez, incluye incentivos
relacionados con la flexibilización laboral (este el caso, a manera de ejemplo de las sucesivas
modificaciones a la legislación laboral, a partir de 1990 con la Ley 50 y la Ley...)
3. De la casuística. Concepto de desarrollo y consolidación.
3.1 Colombia a partir de 1990.
26
27. Durante el periodo presidencial 1990-1994, el ejecutivo, con el apoyo del legislativo;
implementó una visión de crecimiento económico, desarrollo y economía de mercado. Para
entender, al menos en parte, la lógica que soportó a las aplicaciones derivadas de esa visión;
se hace necesario retrotraer algunos aspectos básicos de la teoría económica definida como de
apertura económica. Esta teoría estuvo centrada en una interpretación que proclama la
flexibilización de las normas internas de cada país (ante todo las de aquellos definidos como
subdesarrollados o periféricos) en lo que respecta a la protección de su frontera económica.
Incluida, obviamente, su producción interna de bienes y servicios. Al mismo tiempo, suponía
una flexibilización absoluta de la intervención estatal en asuntos relacionados con la política
social de redistribución del ingreso; incluida la intervención estatal en aquellas áreas
relacionadas con los servicios públicos esenciales.
Por esa vía, el gobierno del doctor César Gaviria Trujillo, presentó proyectos de ley en la
perspectiva de modificar la normatividad vigente en cuanto a los términos de intercambio de
mercancías en el mercado internacional y, en paralelo, promovió y aplicó decisiones expeditas
(por la vía de decretos directos y/o reglamentarios) con las cuales incursionó en diferentes
entidades públicas, modificando su razón de ser en lo que estas tenían de instrumento para la
política de asistencia social y de subsidios para la adquisición de servicios por parte de la
población desprotegida y hacia la cual debería estar dirigida la acción estatal, conforme a lo
establecido en la Constitución de 1991.
Todo lo anterior no puede decirse, en estricto, que se inauguró durante el gobierno del doctor
César Gaviria Trujillo. Es el resultado de un acumulado construido desde tiempo atrás y que ha
cruzado el quehacer de nuestro país en periodos consecutivos.
Veamos esto, para mayor precisión, en palabras de la profesora Consuelo Corredor, en su obra
“Los límites de la modernización”.
“…La consolidación del modelo liberal de desarrollo y del régimen político bipartidista, como su sustento,
han sido los pilares centrales sobre los cuales se ha construido el proceso de modernización económica
y, a la vez, los principales obstáculos para la configuración de una sociedad moderna.
Las aceleradas transformaciones en el orden económico, han tenido como guía la confianza en el
mercado, como asignador de recursos y de bienes, con el resultado de la exclusión de amplios sectores
de la población del beneficio de las mismas. Ello ha sido posible por la estrategia desarrollista, por el
sistema de dominación impuesto por el bipartidismo y por la precaria organización estatal resultante de
este modelo.
La ideología liberal que se ha invocado sin restricción en el mundo económico ha sido fuertemente
restringida en el mundo político. Los principios de soberanía e igualdad de derechos y de oportunidades,
27
28. han hecho parte del discurso de la élites dominantes pero, su ejercicio práctico se lo han reservado para
ellas.
Una de las graves consecuencias de esta estrategia de modernización desde arriba ha sido impedir la
diferenciación entre lo público y lo privado. Más exactamente, la exclusión política, social y económica de
que han sido objeto amplios sectores de la población, como resultado de la prevalencia de los interese
particulares de la élites dominantes, ha formado una confusa idea de lo público, reducida a una mera
instancia de legitimación formal del orden vigente, y de rapiña real en busca de interese particulares y
partidistas...”
7
Las determinaciones asumidas desde el gobierno central y las normas introducidas, en
términos del intercambio de mercancías nivel internacional y que vulneraron la intervención
estatal como regulador en la economía de mercado tuvo, para el caso que me ocupa, una
incidencia profundamente negativa hacia la empresa privada a nivel nacional. Ante todo hacia
aquellas empresas no vinculadas con transnacionales y que se vieron sometidas a un tipo de
competencia onerosa….ruinosa. Aquí, en esta expresión, cabe insistir en las afirmaciones
presentadas e por mí en el numeral 2.2; en el sentido de que la creación de empresa y su
consolidación, no puede analizarse en abstracción de circunstancias vinculadas con la
intervención gubernamental y con la presencia e incidencia de factores endógenos y exógenos.
Es relevante insistir en que el crecimiento económico, tiene que se cotejado y analizado
conforme a unos determinados referentes precisos. No solo circunstanciales y/o transitorios;
sino fundamentalmente, en la dinámica y la perspectiva económica originada en las estrategias
de desarrollo y crecimiento que tiene, entre otras herramientas para su aplicación la política
macroeconómica y los planes de desarrollo.
3.2. El concepto de desarrollo y crecimiento en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez
El presidente Álvaro Uribe Vélez, ha sido uno de los más connotados defensores de la política
de libre mercado y de la no intervención estatal. Ya, cuando ejerció como Senador de la
República, propuso los proyectos que se constituyeron en las Leyes 50 de 1990 y 100 de 1993.
Ya, ejerciendo como presidente, ha profundizado la aplicación de su noción fundamental en lo
que respecta a la teoría económica. Inclusive, no es temeraria la afirmación en el sentido de
que la noción de Colombia como Estado Social de Derecho, presente en el texto Constitucional
de 1991, ha sido para el doctor Uribe un elemento de dificultad para la aplicación plena de sus
postulados en relación a política económica. Puede decirse asimismo que su opción básica
coincide con lo propuesto por el presidente César Gaviria Trujillo en 1990. Esto es: la apertura
de las fronteras económicas al mercado internacional, debe incluir una disminución y/o
flexibilización de la intervención estatal como instrumento regulador y garante de la producción
7
Corredor M., Consuelo. “Los límites de la modernización”. Editado por Cinep-Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.- Sede Bogotá. Segunda edición, 1997. Páginas 86-
87
28
29. a la industria nacional. Por esta vía de interpretación, se entiende el diseño de su estrategia en
lo que tiene que ver con los tratados de libre comercio. Podría decirse, sin efectuar una
interpretación sesgada, que su estrategia es una versión actualizada de la política de apertura
económica del doctor César Gaviria Trujillo.
Lo cierto es que esa visión conceptual y práctica de la intervención libre de las leyes del
mercado, entra en contradicción con los postulados básicos de Estado Social de Derecho
consagrados en la Constitución Política. Pero no sólo eso, entra también en contradicción con
la definición de la intervención estatal y gubernamental en la promoción, desarrollo y
consolidación de la industria nacional, Entendida en esta noción de industria nacional, un e
espectro en el cual caben la noción de empresa relacionada con las producción diferenciada de
bienes y servicios, incluidos los agropecuarios.
Ya de por sí, al analizar la lógica que soporta al Plan Nacional de Desarrollo, se infiere una
tendencia en la cual la interacción entre internacionalización por la vía del libre mercado y el
crecimiento económico con arreglo a la creación y fortalecimiento de la industria nacional (con
la connotación amplia ya explicada) es una especie de dicotomía no reconocida, pero existente.
Con mayor razón se infiere esto, si lo analizamos en el contexto de la dinámica relacionada con
los tratados de libre comercio. Particularmente con el Tratado negociado con los Estados
Unidos de Norteamérica.
Visto así, entonces, puede afirmarse que no es sólida ni confiable la política de creación de
empresas; si se mira en la perspectiva de la estrategia gubernamental de crecimiento
económico y de consolidación de la industria nacional.
Aquí, en esta última afirmación mía, es conveniente retomar lo expresado en el numeral 2.1;
cuando enfatizo en un aspecto crucial. Esto es: la dinámica del desarrollo capitalista no puede
entenderse por fuera de la lógica que lo soporta como sistema. En este tiempo de
globalización,
de internacionalización e imposición de las leyes del mercado por encima de las
consideraciones particulares de un determinado Estado o gobierno; los empresarios nacionales
se ven sometidos y condicionados por las estrategias derivadas de esa lógica de mercado. Por
lo mismo, en consecuencia, no puede construirse una opción de interpretación en lo que
respecta a la relación crecimiento-desarrollo-empresa, haciendo abstracción de la dinámica que
introduce esa noción de mercado y de su lógica.
En ese mismo contexto, el solo hecho de reconocer la existencia de un alto porcentaje de la
población con niveles de precariedad que le impiden ejercer como consumidores reales y/o
potenciales de bienes y servicios, constituye una limitante para el desarrollo y consolidación de
29
30. las empresas. Con mayor razón, si se analiza de manera diferenciada, con el aspecto tamaño,
monto de capital y nivel de internacionalización como variables.
3.2.1. A manera de conclusiones.
Una vez realizado el recorrido anterior, cabe establecer una precisión necesaria. No se trata, en
este escrito, de desconocer el rol que cumple la creación de empresa en la consolidación del
modelo económico centrado en la dinámica y la lógica del capital. De lo que se trata es de
contextualizar ese rol; en términos de su relación con la política macroeconómica y las
estrategias de crecimiento económico derivadas de una determinada visión gubernamental. Por
lo tanto, y así lo he expresado de manera reiterada, el concepto de acumulación como
sinónimo de desarrollo y consolidación económicos de un país, es válido en términos de la
ortodoxia asociada a la teoría económica general. Es algo así como entenderlo en el contexto
del cálculo del PIB, para periodos sucesivos. O, lo que es colateral a lo anterior, efectuar las
mediciones del crecimiento económico, por la vía de las variables asociadas a la creación de
determinadas empresas en un periodo determinado.
Como lo propuse desde el numeral 1 (Presentación) este escrito constituye un recorrido en
torno a la noción de crecimiento económico y desarrollo en la lógica propia de un modelo
capitalista. Supone, por el mismo soporte de visión amplia y no dogmática, un aporte para la
construcción de líneas de interpretación y análisis dinámicos, no asociados a la idealización de
una determinada opción, ni a una determinada aplicación. Es, por el contrario, una tendencia a
la universalización del conocimiento en lo que esta tiene de crítica asertiva y proactiva.
La connotación que adquiere la diferenciación, en el contexto de las relaciones sociales,
supone una determinada caracterización de roles; a partir de análisis soportados en categorías
conceptuales y metodológicas. Por lo tanto, ya no se trata de una simple réplica de lo
observado, como representación objetiva. Por el contrario, significa profundizar acerca de esas
expresiones de superficie; indagando por las condiciones que la subyacen, como soporte. Ya,
en ese procedimiento, pueden y deben aparecer algunos niveles de abstracción, referidos a la
interpretación alusiva a los acumulados históricos en nexo con la participación, en esas mismas
relaciones sociales, de los (as) sujetos individuales y colectivos (as). De las condiciones en que
esta se ha producido y del grado de inserción con respecto al conocimiento, a las instancias
que lo promueven y controlan. Pero también, y con mayor énfasis habida cuenta del horizonte
propuesto en nuestro escrito, acerca del significado de esa participación con respecto al poder
y a las instancias que lo soportan, a sus manifestaciones como instrumentos de control, de
dominación y de imposición.
30
31. Ha habido, en el curso del tiempo, interpretaciones que asocian la caracterización antes
aludida, a posiciones antropológicas y culturales. Por esta vía, ha desembocado en
expresiones que delimitan (a manera de diferenciación) la intervención de los (as) sujetos
individuales y colectivos en el desarrollo de las relaciones sociales; a partir de asignarle a
determinados sectores una posición periférica, respecto a los beneficios del conocimiento,
entendido como proceso, como aprendizaje que va decantando, segregando. Aquí, en esta
opción, se valida, en veces, un instrumento de diferenciación asociado la pertenencia a una
determinada raza y/o etnia. Visto así, entonces, cabe una propuesta de interpretación
generalizante; pero también de especialización; por cuanto se establece unos condicionantes
vinculados con normas y pautas, a la manera de posición que reivindica una versión
predominantemente aceptada y acatada, de cultura, como sinónimo de civilización; como
paradigma, a partir del cual es posible establecer una segregación.
Ya no se trata, en el anterior escenario conceptual, de admitir una posición periférica respecto
al poder y a las instancias que lo soportan. Aquí, la noción de lo periférico, está referido a un
espectro mucho más amplio; en razón a que los márgenes constitutivos de la delimitación
social, están contraídos en términos del grado de apropiación y/o de acceso a los beneficios del
conocimiento, y de la cultura asumidos como referentes de civilización. Esto no es otra cosa
que entenderlo, como adecuación, como asimilación de los roles y los paradigmas allí
consignados.
En un documento de trabajo (La Educación Superior en América Latina), presentado en el
debate al interior de la Universidad Nacional de Colombia, previo a la realización del Primer
Congreso Nacional de Educación Superior, realizado en la ciudad de Barranquilla los días 1,2 y
3 de diciembre de 1999; se expresa un concepto que consideramos válido. Veamos:
“…En estas condiciones, la Escuela, no es otra cosa que una expresión que, en principio, transfiere el
dominio estatal. No tanto en la aplicación elemental marxista de aparato ideológico; sino como
complejidad que articula instancias del conocimiento, aplicadas y estructuradas en programas y acciones,
a partir del ese centro-poder, sin ser el. No es, entonces, una aplicación a partir de la lógica lineal. Es una
interacción heterogénea orientada por unos perfiles definidos a partir de las necesidades inherentes a los
intereses que impone ese centro-poder. Es decir, lo suyo no es otra cosa que contextualizar la sociedad
en términos de su propio rol, de su significación. Con esto tratamos de establecer lo siguiente: la
globalización siempre ha existido, si asumimos que esta no es otra cosa que la imposición de referentes a
partir del dominio ejercido.
Sin pretender un traslado conceptual mecánico, las condiciones impuestas desde el centro-poder
económico y político internacional, permiten trazos que imprimen todo el quehacer económico, político y
cultural de los dependientes. Ya, de por sí, el solo hecho de reivindicar los autóctono (como acervo
cultural) es constitutivo de herejía con respecto a los modelos considerados prevalecientes. Esto es
mucho más evidente, en lo que respecta al desarrollo del conocimiento por la vía de implementaciones
31
32. programáticas escolarizadas. La escolarización, en sí, origina rupturas si se compara con las
aprehensiones y las tradiciones propias de las culturas nativas. Porque no habría de serlo, entonces, a
partir de la concreción del dominio desde el centro hacia la periferia. En esto, por decirlo de alguna
manera, se mantiene incólume el postulado de Samir Amin, cuando en su texto en torno al capitalismo, su
desarrollo e implicaciones, habla de las culturas periféricas, atadas a las condiciones que impone el
centro-poder..
8
Arribamos, así, a una opción conceptual que nos permite proponer un entendido en torno a los
sectores sociales periféricos. Es decir, aquellos sectores no solo desvinculados de los
beneficios del poder, subyugados y dominados por este; sino también segregados por la
dinámica propia del desarrollo cultural predominante. Algo así como insertos en la civilización,
pero ajenos a ella, en lo que esta tiene de otorgadora de roles asociados a los paradigmas
originados en ese mismo desarrollo cultural, por parte de sus usufructuarios. Ahora bien, no
puede inferirse de nuestra expresión, el hecho de que proponemos una asimilación de
intereses entre los beneficiarios del poder y sus instancias de dominación y aquellos sectores
que acceden y se identifican con los avances del conocimiento y de la cultura que ejercen
como predominantes; como expresión avanzada de la civilización.
Surge entonces, en nuestra opinión, un insumo que soporta una segregación: lo periférico, en
cuanto sector y/o sectores considerados por fuera de la versión oficial de la cultura; entendida
esta como originaria de paradigmas, pautas y comportamientos. Para nosotros, esto no es otra
cosa que la denominación de popular, referido a esos sectores que, de por sí, adquieren una
dinámica propia y unas expresiones propias, diferenciadas. Es obvia, sin embargo, la
necesidad de apuntalar este concepto, con arreglo al significado que adquiere el contexto
social y económico; en el cual se desenvuelven estos (as) sujetos (as). Tanto en sus
expresiones individuales como colectivas. Para este caso, el problema surge al momento de
establecer las pautas y/o el horizonte teórico. Porque no puede delimitarse solo a partir de la
figura elemental asociada al lugar en el cual se sitúa con respecto a las características del
beneficio plusválico, derivado del modo de producción vigente, o prevaleciente. De ser así no
habría lugar a postular la diferenciación que se advierte en la definición anterior.
Por lo tanto, el análisis remite a un territorio de mayor complejidad: uno de los elementos clave
para dilucidar ese significado, tiene que ver con el entendido de de contexto social y
económico. Ya decíamos antes: es un escenario no determinado por la voluntad o por la noción
primaria acerca de lo ético. Por el contrario, constituye una instancia, como período histórico.
Esto, a su vez, remite a la evolución de las relaciones sociales; como proceso soportado en
sucesión de rupturas y equilibrios. Estos últimos, impuestos por quienes adquieren posiciones
de dominio. Así, entonces, cada momento (sin importar su duración) en el cual se exhibe o
8
Pira Claudia y Cano Parmenio. La Educación Superior en América Latina, edición en cuadernillo,
noviembre 1999, Bogotá D.C.
32
33. manifiesta ese equilibrio; no es otra cosa que la expresión de unas determinadas condiciones
de dominación económica y política.
Ahora bien, como lo hemos postulado antes, en la franja constituida por quienes (bien sea que
se tipifiquen como sectores o como secciones del espectro social) no ejercen como
beneficiarios directos del poder, se erige la heterogeneidad. Ya ahí, se introduce otro insumo
como soporte para la segregación. A manera de ejemplo: la posición y comportamiento de
aquellos sectores sociales sobre los cuales se ejerce dominación política y económica; pero
que han accededlo a determinados beneficios del acumulado plusválico y cultural (como
poseedores y usufructuarios del conocimiento); no puede ser el mismo, comprado con la
posición y el comportamiento de aquellos sectores absolutamente vulnerables y desvinculados
de cualquier beneficio plusválico y cultural.
Lo anterior conlleva, en consecuencia, a establecer categorías diferenciadas en el análisis de
lo popular, como expresión de determinados sectores sociales; en el contexto de unas
determinadas relaciones de dominación político y económico. Puede colegirse de nuestra línea
de interpretación, una conclusión fundamental: no todo sector social dominado es,
necesariamente, un sector popular. Por lo tanto, aún a riesgo de silogismo, al momento de
tipificar acciones (inmediatas, mediatas o tendenciales) específicas de confrontación a
determinadas manifestaciones de la dominación política y económica; es preciso trabajar con
estas categorías.
Luego, el espectro de cobertura, está dado por la definición de objetivos vinculados a
conceptos y escenarios heterogéneos; en términos del nexo con los sectores sociales. No es,
por esto mismo, una opción en la cual se configure una posición de clase; al menos en la
versión ortodoxa marxista. No supone, asimismo, una posición necesariamente revolucionaria
y/o de confrontación al origen y vertebración del poder y de las relaciones de producción
vigentes. Adquiere connotaciones diversas, en la mayoría de los casos asociadas a
reclamaciones puntuales, relacionadas con determinadas condiciones de vida. Sin embargo
puede, derivar en expresiones híbridas; en cuanto pueden coincidir diferentes aspectos en los
cuales ejerza importancia un cuestionamiento a posiciones y/o programas gubernamentales o
políticas de estado. Tal es el caso, a manera de ejemplo, de algunos movimientos populares
desarrollados en relación con decisiones que vulneran determinados intereses y derechos de
franjas amplias de la población. Siendo así, cabe resaltar tonos grises en la diferenciación
teórica y práctica entre movimientos populares, movimientos sociales y movimientos políticos.
En veces, puede hablarse de diferenciación en términos del espectro de cobertura. Otras
veces, puede plantearse en relación con los contenidos de sus opciones o programas. Con
respecto a este asunto del método para construir tipologías; es pertinente presentar una
expresión como la siguiente:
“… ¿Se politizan las luchas urbanas por el hecho de enfrentarse en la mayoría de los casos al Estado,
como lo afirma Castells? No podemos en este momento desarrollar la discusión sobre el papel
fundamental ocupado por el Estado en la urbanización capitalista, caracterización que parte de una
generalización, arbitraria a nuestro juicio, de la relación entre Estado y Sociedad Civil – en el sentido dado
por Marx y no en el Gramsciano-, pero si podemos afirmar que no basta que el blanco al cual se dirigen
las flechas de un movimiento social sea el Estado, para determinar su carácter político; es el carácter de
sus reivindicaciones, el contenido de clase de sus luchas, su método y sus formas las que lo definen, y no
basta encontrar un contenido político, hay que identificar si se trata de una lucha democrático-burguesa
(en lo formal o lo real), o socialista.
Vayamos por partes:
A similitud de una huelga obrera en una empresa capitalista de Estado o de los asalariados de un
ministerio burgués que levanta reivindicaciones puramente económicas, sin plantearse modificaciones en
las relaciones de poder entre las clases, ni en el carácter del Estado o de sus formas de ejercicio de la
dominación burguesa, un movimiento de colonos o inquilinos que solicita, por ejemplo, la regularización
33