Una linda reflexión, para aprender a volar en libertad, sin aferrarnos a lo cómodo y común, para lanzarse, aún con el riesgo que suponga, a la conquista de nuevas experiencias. El esfuerzo, la decisión, la firmeza y la constancia, supondrá el logro de las metas y los mayores propósitos; nada se pierde intentándolo.
El Halcón del Rey (por: carlitosrangel)Carlos Rangel
(jul.07) Historia de dominio público que muestra con claridad cómo nos aferramos a lo conocido sin permitirnos crecer y volar en libertad.
Montaje gráfico original: Carlos Rangel
Una linda reflexión, para aprender a volar en libertad, sin aferrarnos a lo cómodo y común, para lanzarse, aún con el riesgo que suponga, a la conquista de nuevas experiencias. El esfuerzo, la decisión, la firmeza y la constancia, supondrá el logro de las metas y los mayores propósitos; nada se pierde intentándolo.
El Halcón del Rey (por: carlitosrangel)Carlos Rangel
(jul.07) Historia de dominio público que muestra con claridad cómo nos aferramos a lo conocido sin permitirnos crecer y volar en libertad.
Montaje gráfico original: Carlos Rangel
Tarzán (inglés: Tarzan) es un personaje ficticio e ícono de la cultura popular creado por Edgar Rice Burroughs, cuya primera aparición fue en la revista pulp All Story Magazine en octubre de 1912, adaptado posteriormente como novela a la que sucedieron veintitrés secuelas, además de haber sido adaptado numerosas veces, especialmente en los cómics, el cine y la televisión.
Príncipe y mendigo (en inglés, The Prince and the Pauper) es una novela escrita por Mark Twain. Fue publicada por primera vez en Canadá en 1881 antes de ser publicada en los Estados Unidos en 1882. Es la primera novela histórica de Twain. Ambientada en 1547, cuenta la historia de dos niños de apariencia física idéntica: Tom Canty, un mendigo que vive con su padre cruel en Offal Court, Londres, y el Príncipe Eduardo, hijo de Enrique VIII de Inglaterra.
El movimiento moderno en la arquitectura venezolana tuvo sus inicios a mediados del siglo XX, influenciado por la corriente internacional del modernismo. Aunque inicialmente fue resistido por la sociedad conservadora y los arquitectos tradicionalistas, poco a poco se fue abriendo camino y dejando una huella importante en el país.
Uno de los arquitectos más destacados de la época fue Carlos Raúl Villanueva, quien dejó un legado significativo en la arquitectura venezolana con obras como la Ciudad Universitaria de Caracas, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su enfoque en la integración de la arquitectura con el entorno natural y la creación de espacios que favorecen la interacción social, marcaron un punto de inflexión en la arquitectura venezolana.
Otro arquitecto importante en la evolución del movimiento moderno en Venezuela fue Tomás Sanabria, quien también abogó por la integración de la arquitectura con el paisaje y la creación de espacios abiertos y funcionales. Su obra más conocida es el Parque Central, un complejo urbanístico que se convirtió en un ícono de la modernidad en Caracas.
En la actualidad, el movimiento moderno sigue teniendo influencia en la arquitectura venezolana, aunque se ha visto enriquecido por nuevas corrientes y enfoques que buscan combinar la modernidad con la identidad cultural del país. Proyectos como el Centro Simón Bolívar, diseñado por el arquitecto Fruto Vivas, son ejemplos de cómo la arquitectura contemporánea en Venezuela sigue evolucionando y adaptándose a las necesidades actuales.
Arquitectura Ecléctica e Historicista en Latinoaméricaimariagsg
La arquitectura ecléctica e historicista en Latinoamérica tuvo un impacto significativo y dejó un legado duradero en la región. Surgida entre finales del siglo XIX y principios del XX, esta corriente arquitectónica se caracteriza por la combinación de diversos estilos históricos europeos, adaptados a los contextos locales.
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El principe y el mendigo
Autor:
Érase un principito curioso que quiso un día salir a pasear sin escolta. Caminando por
un barrio miserable de su ciudad, descubrió a un muchacho de su estatura que era en
todo exacto a él. -¡Sí que es casualidad! - dijo el príncipe-. Nos parecemos como dos
gotas de agua. -Es cierto - reconoció el mendigo-. Pero yo voy vestido de andrajos y tú
te cubres de sedas y terciopelo. Sería feliz si pudiera vestir durante un instante la ropa
que llevas tú. Entonces el príncipe, avergonzado de su riqueza, se despojó de su traje,
calzado y el collar de la Orden de la Serpiente, cuajado de piedras preciosas. -Eres
exacto a mi - repitió el príncipe, que se había vestido, en tanto, las ropas del mendigo.
Pero en aquel momento llegó la guardia buscando al personaje y se llevaron al mendigo
vestido en aquellos momentos con los ropajes de principe. El príncipe corría detrás
queriendo convencerles de su error, pero fue inútil. Contó en la ciudad quién era y le
tomaron por loco. Cansado de proclamar inútilmente su identidad, recorrió la ciudad en
busca de trabajo. Realizó las faenas más duras, por un miserable jornal. Era ya mayor,
cuando estalló la guerra con el país vecino. El príncipe, llevado del amor a su patria, se
alistó en el ejército, mientras el mendigo que ocupaba el trono continuaba entregado a
los placeres. Un día, en lo más arduo de la batalla, el soldadito fue en busca del general.
Con increíble audacia le hizo saber que había dispuesto mal sus tropas y que el difunto
rey, con su gran estrategia, hubiera planeado de otro modo la batalla. - ¿Cómo sabes tú
que nuestro llorado monarca lo hubiera hecho así? - Porque se ocupó de enseñarme
cuanto sabía. Era mi padre. Aquella noche moría el anciano rey y el mendigo ocupó el
trono. Lleno su corazón de rencor por la miseria en que su vida había transcurrido,
empezó a oprimir al pueblo, ansioso de riquezas. Y mientras tanto, el verdadero
príncipe, tras las verjas del palacio, esperaba que le arrojasen un pedazo de pan. El
general, desorientado, siguió no obstante los consejos del soldadito y pudo poner en
fuga al enemigo. Luego fue en busca del muchacho, que curaba junto al arroyo una
herida que había recibido en el hombro. Junto al cuello se destacaban tres rayitas rojas. -
Es la señal que vi en el príncipe recién nacido! -exclamó el general. Comprendió
entonces que la persona que ocupaba el trono no era el verdadero rey y, con su
autoridad, ciñó la corona en las sienes de su autentico dueño. El príncipe había sufrido
demasiado y sabía perdonar. El usurpador no recibió mas castigo que el de trabajar a
diario. Cuando el pueblo alababa el arte de su rey para gobernar y su gran generosidad
él respondía: Es gracias a haber vivido y sufrido con el pueblo por lo que hoy puedo ser
un buen rey..
FIN
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