La Virgen María les pide a sus hijos que se alegren con ella y den gracias a Dios por su presencia entre ellos. Les pide que oren para que Dios esté en el centro de sus vidas y que, con su propia vida, den testimonio para que todas las criaturas puedan sentir el amor de Dios. Los bendice con su bendición maternal y les da las gracias por haber respondido a su llamado.