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I
Urano: La Bóveda Celeste
Un estudio comparativo de la figura mítica griega
y sus diversos mitologemas
Texto Extraído de La Naturaleza del Mito y de La Mitología Griega
Por
E. J. Ríos
II
Urano: La Bóveda Celeste
Un estudio comparativo de la figura mítica griega
y sus diversos mitologemas
Texto Extraído de La Naturaleza del Mito y de La Mitología Griega
Por
E. J. Ríos
III
LA FIGURA MÍTICA:
— URANO: Es una divinidad primordial, considerado como otro «πρωτόγενος», ya que
no se le asignan padres, sin embargo, se dice que fue hijo de Gea quien lo concibió por sí sola.
Urano también es considerado esposo de su madre Gea, en unión con ella fue padre de los
Titanes, Cíclopes y Hecatónquiros, a los dos últimos, los mantuvo aprisionados en el vientre de
Gea por medio del acoso sexual, con el fin de impedir su nacimiento debido al profundo odio
que por ellos sentía, sin embargo, pudieron nacer ya que Gea tramó con Cronos, el menor de los
Titanes, la mutilación de sus genitales, sin embargo, una vez nacidos, Urano los encerró en el
Tártaro, pero luego Cronos logró arrebatarle el trono.
Para los griegos Urano representaba la bóveda celeste, pues, se imaginaban el cielo como una
cúpula de bronce1
decorada con estrellas cuyos extremos culminaban en los límites externos de
la tierra. Al parecer, Urano no contó con representaciones artísticas en períodos arcaicos, sin
embargo, la representación egipcia del cielo nocturno: la diosa Nut, puede darnos una idea de
cómo era visto Urano por los griegos arcaicos ya que resulta asimilable: Nut se representaba
como una mujer arqueada que se extendía sobre la tierra, sosteniéndose a gatas con sus manos
y la planta de los pies, las manos se apoyan en el horizonte Oriental y sus pies en el Occidental,
también suele indicarse que sus extremidades se apoyan en cada uno de los cuatro puntos
cardinales, su cuerpo está cubierto de estrellas y es de color azul oscuro.
No obstante, se piensa que en períodos tardíos se solía representar a Urano sosteniendo
una especie de túnica o manto «χιτών – χλαὶνα» sobre su cabeza, formando con ella un
domo que cubría completamente su cuerpo desnudo, mientras que su mirada se dirigía
hacia arriba, como observando su elemento y se hallaba con una rodilla anclada a la
tierra, quizás, como signo de su vínculo con ésta2
.
Sin embargo hay posiciones encontradas en torno a ese modo de representación, así por
ejemplo West nos comenta3
que el cielo más bien se concebía como plano y paralelo a la tierra,
que era muy improbable la concepción del cielo como un domo ya que estos eran muy poco
frecuentes después del período micénico, además, que el hecho de que se concibiera el cielo
como una cúpula celeste, haría innecesario el trabajo de Atlas de mantenerlos separados.
1
El cielo, al ser la contaparte del Tártaro, se concebía, al igual que aquel, hecho de bronce, pues, Hesiodo
nos dice a través de una analogía que la distancia que hay del cielo a la tierra, es la misma que hay desde
la superficie de la tierra hasta el Tátaro: «τόσσον ἔνερϑ᾽ ὑπὸ γὴς ὅσον οὐρανός ἐστ᾽ ἀπὸ γαίης· /
τόσσον γάρ τ᾽ἀπὸ γῆς ἐς τάρταρον ἠερόεντα. / ἐννέα γὰρ νύκτας τε καὶ ἤματα χάλκεος
ἄκμων / οὐρανόϑεν κατιών, δεκάτῃ κ᾽ἐς γαῖαν ἵκοιτο· / [ἶσον δ᾽ αὖτ᾽ ἀπὸ γῆς ἐς τάρταρον
ἠερόεντα·].» (…) tan hondo como lejos está el cielo de la tiera, pues, un yunque de bronce que bajara
desde el cielo nueve noches con sus días, al décimo llegaría a la tierra. [y a su vez igual desde la tierra al
tenebroso Tártaro] Homero también lo llama broncíneo «χάλκεος» Il. v, 504; XVII 425.
2
q.v. fig. 51.
3
WEST, M. L., Hesiod Theogony, pp. 192-193.
IV
Esto es una reflexión interesante si aten-demos al hecho de que ciertamente Hesíodo, no
menciona a Atlas sosteniendo la «bóveda celeste» como muchas veces leemos, pues,
sólo nos dice que sostiene «el vasto cielo»4
adjetivo que podría relacionarse mucho más
con algo llano que con algo cóncavo. además, se sabe que la Tierra también era
concebida como un plato enorme circundado por Océano y arriba de ella se situaba
Urano, al que, ciertamente, Hesíodo lo describe como isomorfo a Gea5
y esto puede
avalar lo que nos señala West respecto a la concepción plana de los griegos frente a la
abovedada, sin embargo, si atendemos a la cosmogonía órfica, donde Urano es la parte
superior del huevo cosmogónico, en ese caso, no podríamos debatir que la concepción
de Urano comprendía un contorno abovedado y no uno plano, pero debido a la poca
información que tenemos sobre las características físicas de Urano, esto es un tema
donde hay cabida para cualquier interpretación, lo cierto es que, ya sea que se siga las
asimilaciones con otras divinidades que cumplen el papel de Urano como representante
del cielo, o nos apeguemos a las cosmogonías órficas, la tradición siempre le ha
conferido la función de ser la «cúpula celeste».
En cuanto a esto Hesíodo nos cuenta muy poco y, asimismo, sobre su origen, pues sólo
se limita a decirnos que «Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas
proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre
segura para los felices dioses»6
también nos dice que después de él parió las grandes
Montañas, las ninfas de los bosques y al Ponto; estos hechos, de haber nacido sin padre
y a primera instancia de los otros elementos de la naturaleza, sólo nos da cabida para
nombrarlo como un ser primordial, un protogenoi, por lo demás, apenas nos ofrece una
referencia sobre su extensión la cual abarca todo el perímetro de la tierra, pero que está
destinado a resguardar ya no a los seres mortales como lo hace Gea, sino a los dioses,
dicho sea de paso, que esa expresión «sede siempre segura de los felices dioses» se ha
prestado para confundir a Urano con el mismo reino del Olimpo, pero el Olimpo, sin
duda, se trata de un lugar diferente, sin embargo, suele decirse que los dioses habitan en
el cielo porque es allí donde está construida su sede7
.
Por otro lado, veremos que en otras cosmogonías Urano tiene un origen diferente al que
le confiere el poeta de Ascra, pero analizaremos esas otras fuentes más adelante, por
ahora conviene detenernos en lo que Hesíodo sí nos describe ampliamente: el mito de la
castración de Urano. Este mito lo hemos venido describiendo páginas más arriba, sin
embargo, transcribiremos aquí los puntos esenciales que describen el hecho, aislando no
4
«Ἀτλας δ᾽ οὐρανὸν εὐρὺν ἔχει» HES., Th. v. 516
5
ἐγείνατο ἶσον
6
Γαῖα δέ τοι πρῶτον μὲν ἐγείνατο ἶσον ἑωυτῇ / Οὐρανὸν ἀστερόενϑ᾽, ἵνα μιν περὶ πάντα
καλύπτοι, / ὄφῥοῦ εἴη μακάρεσσι ϑεοῖς HES., Th. V 127.
7
Hefesto había construido una ciudad con puertas en el Olimpo, la cual fue morada para Zeus y los demás
dioses. (HOM. Od. VI. 42; Il., XI. 76) Allí figura un salón de conferencias, en la que se reunían no sólo los
dioses del Olimpo, sino también los que andaban por tierra y por mar. (HOM. Il XX. 5.) Esta montaña
celeste de hecho debe destinguirse del cielo, pero como los dioses vivían en dicha ciudad erigida sobre las
nubes y en el cielo, se dice que vivían al mismo tiempo en el cielo, y las puertas de la ciudad celestial
fueron consideradas entonces «las puertas del cielo» (HOM. Il. V. 745 y ss.) Cf. SMITH W., D.G.R.B.M.
Sobre la ubicación real del Monte Olimpo q.v. n. 194
[fig. 51]
V
obstante, otros elementos circunscritos al mito no menos importantes, como el diálogo
de Gea con su hijo Cronos para efectuar la conspiración contra Urano y el resultado de
después de la castración: el nacimiento de Afrodita. Así pues, lo que en realidad nos
interesa resaltar aquí son tres puntos específicos del hecho: la causa, la acción y la
reacción, en cada uno de estos puntos se reflejan los protagonistas del mito: Gea,
Cronos y Urano respectivamente, esto nos permitirá enfocarnos exclusivamente en la
escena central del mito y analizarlo desde un ángulo triple. Veamos:
La Causa:
Pues bien, cuantos nacieron de Gea y Urano, los hijos más terribles, estaban irritados con
su padre desde siempre. Y cada vez que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano
los retenía a todos ocultos en el seno de Gea sin dejarles salir a la luz y se gozaba
cínicamente con su malvada acción.
La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel
artimaña. Produciendo al punto un tipo brillante de acero, forjó una enorme hoz y luego
explicó el plan a sus hijos.8
Cuando observamos este fragmento lo primero que nos llama la atención es el hecho de
que todos los hijos de Urano y Gea aborrecían al padre, luego a modo de explicación, se
nos refiere la causa posible que haya generado el sempiterno desprecio de los Titanes
por Urano, pero lo que Hesíodo nos cuenta es la causa fáctica, mas no la causa real
sopesada por la razón y esta debemos inferirla de la actitud cínica de Urano al querer
mantener a sus hijos recluidos dentro del vientre de Gea, detrás de esta actitud, lo que
realmente hay son «ansías de Poder», es decir, Urano es un protogenos y como tal está
en una escala jerarquica privilegiada, de hecho, se podría decir que se halla en el primer
peldaño de dicha jerarquía y el cual apenas se ha construido para ser ocupado por él, ya
que, para ese momento, no tiene rivales que considere poderosos, él es la única entidad
con atributos divinos equiparable a su consorte Gea, y por ende, con tanto dominio
como ella. Ponto no abarcaba su radio de acción, aunque luego vemos que lo suplanta
como esposo de Gea; su preocupación mayor era esa nueva estirpe que no dejaba salir a
la luz9
, sometiéndolos a permanecer en la oscuridad del seno de su madre y, a su vez,
ésta era subyugada por medio de la represión sexual, y es que “sexualidad y soberanía
8
Γὰρ Γαίης τε καὶ Οὐρανοῦ ἐξεγένοντο, / δεινότατοι παίδων, σφετέρῳ δ᾽ ἤχϑοντο τοκῆι / ἐξ
ἀρχῆς· καὶ τῶν μὲν ὅπως τις πρῶτα γένοιτο, / πάντας ἀποκρύπτασκε καὶ ἐς φάος οὐκ
ἀνίεσκε / Γαίης ἐν κευϑμῶνι, κακῷ δ᾽ ἐπετέρπετο ἔργῳ, / Οὐρανός ἡ δ᾽ ἐντὸς στοναχίζετο
Γαῖα πελώρη / στεινομένη, δολίην δὲ κακὴν ἐπεφράσσατο τέχνην./ αἶψα δὲ ποιήσασα γένος
πολιοῦ ἀδάμαντος / τεὺξε μέγα δρέπανον καὶ ἐπέφραδε παισὶ φίλοισιν· HES. Th. vv. 154-162
9
Ha de suponerse que, en este punto, los Titanes y las Titanides ya habían logrado nacer, puesto que, de
no ser así, no se explicaría el hecho de que sea Cronos, que además es el menor de ellos, quien confabule
con su madre, por tanto, es más conveniente pensar que a los que mantenía encerrados en el vientre de
Gea eran los Hecatónquiros y los Cíclopes, sin embargo, es algo que se presta a confusión por la manera
en que comienza la narración que parece englobarlos a todos ya que dice: «cuantos nacieron de Gea»
aunque luego continúa «los hijos más terribles» y quizás se refiera a los seis últimos, de todas formas, sí
la primera hipótesis es plausible, aún cabe la posibilidad de que Urano no los considerara rivales ya que
eran «recién nacidos» y por tanto no podían tener el mismo rango de poder que cualquiera de sus padres,
de ser así, resulta irónico que haya sido el hijo menor de la pareja cosmogónica quien haya destronado a
Urano.
VI
son caras de la misma moneda”10
, el sexo es poder, pero en este caso es un poder
contenido que está «a punto de estallar», pues a Urano no le interesaba esta nueva y
violenta prole digna de ser temida, no sea que arrebatara su soberanía, y es aquí cuando
el sexo como poder se perfila como una hoja de doble filo, pues, por un lado
comprende, como aspecto positivo, la continuación del linaje divino, pero, por otro
lado, nos muestra aquel punto negativo que es el que han de temer todos los dioses
imperantes, y este temor, es algo que se instaura con Urano y pasará como legado
funesto de generación en generación a los distintos soberanos del reino celestial.
En cuanto a Urano, las «dos caras de la moneda» le son adversas, o para decirlo en el
lenguaje del mito griego, el Destino se burla de él, ya que sus egoístas intenciones de
sofocar a sus hijos en el vientre de Gea para conservar su poderío vienen a parar en el
agravio de su castración y luego es destronado por su hijo menor, por lo tanto es
doblemente ultrajado “Destronado y castrado, su figura conservará un cierto carácter
trágico. Creador de la soberanía que, sin embargo, nunca pudo ejercer, e inventor de un
sexo que no supo controlar”11
, por tanto, al efectuarse este doble perjuicio Urano es
completamente abolido, ya no podrá ejercer su derecho al trono, que tal vez de haber
mantenido una actitud más sensata y justa hubiera podido perdurar, tampoco podrá
engendrar, con Gea o con ninguna otra, una nueva descendencia que quizás hubiese
podido secundarlo y progresase su alcurnia.
Quizás este terrible descenlace del mito de Urano, también pueda ser la causa de su
difuminación como deidad celeste entre los griegos, pasando a un segundo plano en la
galería de los dioses importantes, pues, al no tener descendencia, es poco lo que se
puede contar de él y sólo cabe rememorarlo como una divinidad originaria con una
función limitada, la cual es fácil dejar en el olvido y tal vez por esto, poco a poco, se
haya desvanecido, junto a su figura, su culto.
Otro punto que nos llama la atención de este fragmento se centra en el instrumento que
Gea produce para llevar a cabo sus planes de venganza contra Urano. Gea premeditada-
mente crea una hoz, este instrumento en sí mismo comprende algunas connotaciones
simbólicas muy interesantes que puede relacionarse con la esencia de los personajes12
y
el significado metafórico de la acción. Diel nos dice que en principio “la hoz es el
símbolo de la muerte. Pero Urano es una divinidad inmortal; no puede, pues, tratarse
más que de una muerte metafórica: el fin de su reinado. Pero la hoz es también el
emblema de la siega, símbolo de una nueva esperanza de cosecha.”13
Por tanto la hoz se
consolida como un símbolo doble de muerte y renovación, que es precisamente el
transfondo de este mito: la instauración de un orden social y político y su consecución
dinástica por medio de la lucha de poderes, donde el más fuerte «mata» al «débil»,
10
BERMEJO, J. C., Grecia arcaica: la mitología, p. 26
11
Loc. cit.
12
Principalmente a dos de ellos: Gea y Cronos. La primera como creadora del arma y el segundo como
su portador y ejecutor, aquí sin embargo trataremos de dilucidar los aspectos de la hoz referentes a Gea y
las repercusiones que causa en Urano como sujeto paciente a quien va destinado el castigo de la hoz.
13
DIEL, P., op. cit., p.101
VII
aunque esta debilidad no se marca, en este caso, en términos de fuerza sino de
capacidad de administración y regencia de un reino que sucumbe por la inestabilidad
que crea Urano en su entorno, al mantener doblegada su estirpe por su hipersexualidad,
que lo conduce finalmente a un fatal desenlace, por su falta de juicio es condenado a su
«muerte» como soberano “Urano no puede ser rey de los dioses, y por eso será
destronado, porque no es capaz de constituir una familia estable. Urano no puede
practicar establemente la actividad sexual porque copulará de modo ininterrumpido,
impidiendo que los hijos engendrados en el seno de su esposa puedan salir a la luz, por
lo que será castrado.”14
Esto sencillamente entra dentro del renglón de la «ἁμαρτία», la
desfachatez del ultraje a su consorte, creyendo así perpetuar su poderío, es precisamente
la causa de su desgracia, pues, subestima a Gea y descuida por completo el poder latente
de los Titanes como vengadores de su madre, esta falta, como todo error trágico,
acarrea una culpa, Diel interpreta la culpabilidad de Urano, dentro de los márgenes
cosmogónicos de la vida, es decir, que gracias a él y a la falta cometida, comienza a
generarse la sucesión del tiempo que casualmente es lo que representa Cronos. “El mito
de Urano narra simbólicamente el origen de la culpa existencial. La existencia
manifiesta es imaginada como «ex–pulsada», empujada fuera del «Misterio-Caos», de
lo cual resulta la discordia inicial, la dualidad conflictual: Espíritu (Urano-Cielo) y
Materia (Gea-Tierra). La creación del Universo y de su titánica discordia inmanente
implica el sufrimiento universal.” Esta dualidad entre Urano y Gea, que entraña esa
discordia inicial que señala Diel, también se manifiesta simbólicamente dentro del mito
a través del simbolismo de la hoz, pues, nos dice Cirlot que “todas las armas curvas, en
general, son lunares y femeninas, mientras las rectas son masculinas y solares. Lo recto
es penetración e impulso; lo curvo es camino y pasividad”15
por tanto la «hoz de agudos
dientes» que arremete contra el falo de Urano, comprende el principio femenino sine
qua non: la pasividad, y es este el camino con el cual Gea logra safarse de la tiranía
sexual de su esposo que en ningún momento sospechó el ardid de ésta en contra suyo,
en sí, es un símbolo complejo que comprende una especie de paradoja, en el cual el
principio pasivo destruye el activo, ejecutado, no obstante, por un elemento activo
(Cronos) con un arma que simboliza el principio pasivo, la cual le abre el «camino»
para hacerse con el poder. Por otro lado, la hoz como elemento simbólico dentro de
estos principios femeninos (activo/pasivo)16
, entraña, en este mito, un significado alta-
mente sexual, pues, la descripción de la hoz con «agudos dientes» recuerda el mito de la
vagina dentata17
que es simbólicamente la expresión salvaje de la energía sexual
14
BERMEJO, J. C., Grecia arcaica…op. cit., p. 26
15
CIRLOT, J. E., “Guadaña”, op. cit., p. 237
16
q.v. n. 283
17
Vagina dentata es el nombre con al cual se describe el conjunto de leyendas, presentes en varias
culturas, que hablan de las mujeres con vaginas provistas de dientes; las cuales se contaban con el objeto
de prevenir sobre los riesgos de mantener relaciones sexuales con mujeres desconocidas. Este mito es
notable en Mesoamérica donde varias diosas como Tlaltecuhtli, también llamada el monstruo de la tierra,
son representadas con vagina dentata, también la diosa «Piowačwe, compleja proyección del aparato psí-
quico, topología sagrada, epifanía epónima de la deglución, la castración y el sacrificio; trasposición
inconsciente de la imagen de la vagina dentada en vagina telúrica.» además «en relación con las tribus
indoamericanas, (…) a finales del siglo XIX, el antropólogo Franz Boas estableció el motivo temático y,
más tarde, identificó 22 versiones míticas en su estudio comparativo sobre los tsimchian. Es
VIII
liberada por la mujer, de modo que, nos encontramos ante una insinuante y velada
metonimia doble, que nos indica que Gea acude exactamente al mismo método de su
esposo «urdió una cruel artimaña», aunque de manera inversa, para combatir su
«impulso» sexual, y esto, evidentemente, lo hace sólo dentro de un plano totalmente
simbólico, donde el arma/«vagina» de Gea comprende el símbolo del “sacrificio
perpetuo que renueva la fuerza creadora”18
en oposición a la “perpetuación de la vida,
del poder activo y de la fuerza de propagación cósmica”19
que se halla simbolizada en el
falo/«arma» de Urano, es decir, se confrontan en una lucha simbólica de dos principios
antagónicos, por un lado se halla el «impulso generador» de Urano que, sin embargo, se
encuentra viciado ya que no cumple su cometido: proporcionar vida, todo lo contrario,
pretende «sofocarla» y solamente se centra en el placer carnal, incosciente y
descontrolado, y por otro lado, se halla el «sacrificio» o la esperanza de Gea para
renovar la «fuerza creadora» corrompida y obstaculizada por Urano, por tanto, aquí
vemos claramente el valor intrínseco y simbólico de la hoz, del cual Diel nos viene
advirtiendo y que Cirlot reafirma: “Estos significados, el de la mutilación y el de la
esperanza, pese a su carácter contradictorio, coinciden en la idea de sacrificio, asociada
a la imagen de toda arma”20
. Esta arma simbólica de la fuerza pasiva femenina,
empuñada sin embargo por un principio activo, aún entraña un significado más, dentro
del simbolismo de los metales, pues, Hesíodo la describe fabricada en «un tipo brillante
de acero» (πολιοῦ ἀδάμαντος), la palabra griega correspondiente al acero «ἀδαμάντινος»
también correspondió posteriormente al diamante, se sabe que el acero y el diamante
tienen en común su dureza, pero simbólicamente también mantienen una relación de
significados convergentes, pues, el acero simboliza “la dureza trascendente del principio
espiritual dominador”21
y el diamante es “el símbolo de la luz y del resplandor. De los
conocimientos morales e intelectuales”22
, ambos significados simbólicos se hallan
reflejados en la función regeneradora que cumple Gea al segar los genitales de Urano y
no permitir más su reino de tiranía, ya que a través de este acto «brillan» los preceptos
morales y triunfa la consciencia necesaria para la renovación de la vida, logran salir a la
«luz» sus hijos retenidos en la oscuridad y el Tiempo puede comenzar su reinado, la hoz
adamantina, la hoz acerada impone así su resplandor y rasga la broncínea bóveda del
Cielo, y así, un metal burdo como el bronce se mella ante el tajo de la hoz de diamante,
piedra preciosa y resplandeciente que como el oro, en el lenguaje alquímico, “exige la
imprescindible recordar los diferentes abordajes de Lévi-Strauss en sus Mitológicas. Así, por ejemplo, en
Lo crudo y lo cocido refiere un mito toba-pilagá en el que las mujeres de vagina dentada bajan del cielo y
roban la comida de los cazadores. Un relato procedente del Chaco explica que el héroe mítico Carancho
rompió los dientes vaginales de las mujeres, posibilitando de tal manera la copulación y la consecuente
reproducción humana. Siguiendo estas pistas, Lévi-Strauss (1972) sustenta su “teoría de los orificios”
(anticipada por Sartre en su célebre obra El ser y la nada), y en El hombre desnudo considera que las
imágenes míticas de las mujeres con vagina dentada deben examinarse como “sobrevivientes de un
desorden primitivo”.» Cf. Jorge, F. B., “La vagina dentada en la mitología de Mesoamérica: itinerario
analítico de orientación lévi-straussiana”, R. A .E.* (Nº 10), pp. 25-33
18
CIRLOT, J. E., “Mandorla”, op. cit., p. 303
19
“Falo”, op. cit., p. 209 [el subrayado es nuestro]
20
“Guadaña” loc. cit.
21
“Acero”, op. cit., p. 65
22
“Diamante”, op. cit., p. 173
IX
derrota de todos los instintos del alma turbios y confusos”23
para «disolver» el cobre,
metal impuro relacionado con las bajas pasiones de Venus24
por tanto no es fortuito que
sea precisamente Afrodita la que nace del falo mutilado de Urano, pero esta diosa
vendría a representar la hipersexualidad de su padre, mientras que los monstruos que se
generaron junto a ella son precisamente la desfachatez, el cinismo, el ultraje, la vileza,
la anarquía y tiranía de Urano, las causas de su fatalidad.
La Acción:
La monstruosa Gea se alegró mucho en su corazón y le apostó secretamente en
emboscada. Puso en sus manos una hoz de agudos dientes y disimuló perfectamente la
trampa.
Vino el poderoso Urano conduciendo la noche, se echó sobre la tierra ansioso de amor y
se extendió por todas partes. El hijo [Cronos], saliendo de su escondite, logró alcanzarle
con la mano izquierda, empuñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afilados
dientes, y apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura
por detrás.25
Los versos precedentes a este fragmento nos dicen que una vez Gea maquina su ardid se
lo plantea a sus hijos, de los cuales, casi ninguno quizo ejecutarlo por temor al padre,
tan sólo el menor de ellos, Cronos «de mente retorcida», se prestó a la conjura de la
«monstruosa Gea».
El hecho de que sea Cronos quien acepte conspirar contra su padre es muy significativo,
por un lado, en cuanto al desarrollo del mito, resulta irónico que sea el menor de todos
los Titanes quien termine destronando a su padre, que totalmente despreocupado por
ellos, se ve sorprendido en una «emboscada». Este hecho parece repetirse en la sucesión
de los gobernantes celestes, como si con ello se quisiera hacer hincapié en una suerte de
moraleja que hasta nuestros días permanece como un sintagma cristalizado, nos refe-
rimos al proverbio: «nunca subestimes a tu enemigo, por débil o pequeño que parezca»,
es cierto que Cronos no se presenta aquí como un enemigo declarado, sino como uno
que asecha «escondido en las sombras de la noche» lo que lo hace aún más peligroso
para Urano, que en su ceguera intelectual motivada por las bajas pasiones, no se da
cuenta del complot entre su esposa y su hijo, del peligro que corre en su entorno
cercano, sólo piensa en esos hijos, «los más terribles», que están a punto de nacer y él
«cínicamente» entorpece, quizás piense que tan sólo las entidades representativas de las
tempestades son las únicas capaces de turbar el Cielo tranquilo y despejado, es decir, su
propia representación y su propio dominio, descuidando ese elemento apenas percep-
23
ATIENZA, J. G., “Metales”, Los saberes alquímicos: Diccionario de pensadores, símbolos y principios,
p. 440.
24
Cf. loc cit.
25
γήϑησεν δὲ μέγα φρεσὶ Γαῖα πελώρη·/ εἷσε δέ μιν κρύψασα λόχῳ, ἐνέϑηκε δὲ χερσὶν /
ἅρπην καρχαρόδοντα, δόλον δ᾽ ὑπεϑήκατο πάντα. / ἧλϑἓ δὲ νύκτ᾽ ἐπάγων μέγας Οὐρανός,
ἀμφὶ δὲ Γαίῃ / ἱμείρων φιλότητος ἐπέσχετο, καὶ ῥ᾽ ἐτανύσϑη / πάντῃ· ὁ δ᾽ ἐκ λοχέοιο πάις
ὠρέξατο χειρὶ /σκαιῇ, δεξιτερῇ δὲ πελώριον ἔλλαβεν ἅρπην, / μακρὴν καρχαρόδοντα, φίλου
δ᾽ ἀπὸ μὴδεα πατρὸς / ἐσσυμένως ἤμησε, πάλιν δ᾽ ἔρριψε φέρεσϑαἱ / ἐξοπίσω. HES. Th. vv.
173- 182
X
tible y acechante, devastador de imperios y «devorador» de vida: el Tiempo, el cual sólo
parece consentir a su Madre que danza junto a él, «alegre en su corazón», desde que
tramaron aquella «cruel artimaña» y desde el principio de su reinado; y es en este punto
donde surge el otro lado significativo de la acción de Cronos: la de servir de
“hemistiquio” entre Cielo y Tierra; cuando Cronos esgrime su guadaña contra su padre
y lo separa de su madre, supone la división de dos entes antes unidos por lazos muy
fuertes, mitológicmente hablando, estos lazos son consaguinios y políticos: madre-hijo;
esposo-esposa, pero simbólicamente, constituyen la materialización del espacio-tiempo,
es decir, a partir de la separación de Urano y Gea, comienza una nueva organización de
los planos del Universo-Mundo, generándose una tríada de aquel elemento único pero a
la vez dual que constituía la hierogamia de la pareja divina, a partir de entonces se fijan
estos tres niveles: celeste, terrenal (o aéreo) y ctónico; espacios diferenciados en una
escala valorativa, desde el punto de vista simbólico, que comprende una secuencia
también triádica: espiritual, profana e infernal, sin embargo, estos niveles de igual forma
entrañan un significado en el plano mítico, pues, sabemos que los griegos y otros
pueblos antiguos ubicaban a sus dioses precisamente en esos dos planos opuestos que
constituyen los extremos de esta tríada simbólica, clasificando a sus dioses como
divinidades celestes (uránicas) y divinidades infernales (telúricas). En cuanto a ese nivel
intermedio que hemos llamado «profano», se refiere al espacio común habitable para los
distintos seres de la tierra; de manera que la separación de Cielo y Tierra o de Urano y
Gea «da lugar» a una nueva creación, tanto en el plano cósmico como en el plano físico,
pues, la castración de Urano por parte de Cronos permite que nazcan sus hermanos
(Cíclopes y Hecatónquiros), permitiendo así la vida de estas criaturas y el desarrollo del
porvenir, asimismo, un reflejo de esos sucesos se desencadena en el plano físico
abriendo la posibilidad de la vida en la faz de la tierra, al manifestarse, desde entonces,
un espacio abierto donde las criaturas (hombres y animales) pueden moverse libre-
mente, claro está, esta interpretación mítica de carácter etiológico sobre los comienzos
de la posible formación de las tribus humanas a partir de la separación de parejas
divinas, puede rastrearse en muchas otras mitologías de otras tantas civilizaciones:
“Sumer y Egipto aportan la primera evidencia escrita del mito de la separación entre el
cielo y la tierra, que iba a sentar las bases de las teologías en la Edad de Hierro.
Ya no se da importancia a la creación que surge de una diosa madre, sino a un dios que
separa a sus padres y que inicia, por lo tanto, el «proceso de creación»”26
sin embargo,
en el relato hesiódico la aparición del hombre en la tierra como raza organizada en
tribus potenciales para lo que pudiera considerarse el inicio de la edad de los metales, no
se da sino mucho más adelante de los sucesos de Urano y Gea, pues, apenas hay indicio
de eso en el mito de la repartición de las viandas y el robo del fuego por parte de
Prometeo27
, de hecho, al comienzo de este mito se menciona una separación entre
dioses y hombres28
lo que alude a la etapa anterior donde éstos vivían en comunidad, en
26
BARING, A. & CASHFORD J., op. cit., p. 183.
27
HES., Th., 535 y 565 respectivamente.
28
Καὶ γὰρ ὅτ᾽ ἐκρίνοντο ϑεοὶ ϑνητοί τὺ ἄνϑρωποι / Μηκώνῃ «Ocurrió que cuando dioses y
hombres mortales se separaron en Mecona»
XI
aquellla Edad Dorada correspondiente al reinado de Cronos29
; existe homologación a
este mito entre los bini de Nigeria, donde la separación del cielo y la tierra también
ocurre por causas alimenticias30
, pero el caso de la separación de Urano y Gea no parece
coincidir, a pesar de todo, con el desenvolvimiento del hombre en la tierra, aunque bien
se halla mucha más relación con la manifestación aloplástica del estado físico de la
tierra, ya que la división entre Cielo y Tierra, supone cambios drásticos en el Universo-
Mundo, como habíamos dicho, pero sustancialmente en el globo terráqueo,
manifestándose fenómenos que, al estar unidos estas parejas divinas, no pudieron haber
sido posibles como es el espacio aéreo y la penetración de la luz solar, bajo estas
perspectivas, encontramos nuevamente réplicas en otras mitologías como el mito de la
separación de Gueb y Nut de los antiguos egipcios31
que nos narra acerca de la
formación del espacio aéreo, y respecto a la manifestación de la luz, también tenemos
las divinidades maoríes que encarnan el cielo y la tierra: Ranganui y Papatuanuku32
que
recuerdan un poco a Urano y a Gea, aunque ciertamente todo el mito se parece al relato
hesiódico en cuanto a estructura se refiere, claro está, con sus características y funciones
propias.
No obstante, el mito hesiódico de Urano y Gea coloca como elemento disociador a
Cronos, prosopopeya del tiempo, el cual no mencionan las mitologías a las que nos
hemos referido, pero, de una u otra forma, se halla presente, ya que al lograr la desunión
hierogámica, inmediatamente sobreviene el desarrollo de la vida que, sin duda, se
manifiesta en el tiempo. De manera que estos mitos pueden verse como el preludio de la
cosmología que, ya desde los inicios del pensamiento, estudiarán los filósofos de la
antigua Grecia33
, puesto que, a partir de ellos, podría inferirse cómo se planteaba la
29
Χρύσεον μὲν πρώτιστα γένος μερόπων ἀνϑρώπων / ἀϑάνατοι ποίησαν ᾽Ολύμπια δώματ᾽
ἔξοντες. / οἳ μὲν ἐπὶ Κρόνου ἧσαν, ὅτ᾽ οὐρανῷ «Al principio los Inmortales que habitan mansiones
olímpicas crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Existieron aquéllos en tiempos de Cronos,
cuando reinaba en el cielo» HES., Op., vv.108-110
30
«Un mito de los bini en Nigeria narra que cuando el cielo y la tierra estaban unidos los hombres no
tenían necesidad de labrar la tierra, porque cada vez que tenían hambre les bastaba con cortar un trozo de
cielo y comérselo. Pero un día el cielo se enfadó porque los hombres cogían más de lo que podían comer
y tiraban lo que les sobraba a la basura. Y el cielo no quería que se le tirara a la basura. Así que previno a
los hombres: si no tenían más cuidado, él se iría muy lejos. Durante un tiempo los hombres fueron cautos,
pero un buen día una mujer voraz cortó un trozo demasiado grande, que ni ella ni su marido ni el pueblo
entero pudieron acabarse. De manera que tuvieron que tirar una buena parte a la basura. El cielo, colérico,
se levantó muy por encima de la tierra, muy lejos del alcance de los hombres. Y desde entonces tienen
que trabajar para vivir. ARDÉVOL PIERA, E., & MUNILLA CABRILLANA, G. Antropología de la religión:
Una aproximación interdisciplinar a las religiones antiguas y contemporáneas, p. 138.
31
«La versión más antigua conocida del mito de la separación del cielo y la tierra la encontramos, en el
antiguo Egipto. (…) el agente de la separación es precisamente el dios del aire, Shu. Cuando Shu y
Tfenis, la primera pareja divina, generaron la segunda pareja divina, la formada por Gueb y Nut –la tierra
y el cielo-, éstos estaban fundidos en una estrecha hierogamia. Para acabar el cosmos y hacer posible la
vida, se interpuso entre sus hijos Gueb y Nut y los separó, creando así el espacio aéreo.» ARDÉVOL PIERA,
E., & MUNILLA CABRILLANA, G. op. cit. p. 139.
32
«Según los maoríes, en un principio el cielo y la tierra estaban unidos en un estrecho abrazo. Los hijos
que nacieron de este enlace sin fin se movían a tientas en las tinieblas, buscando la luz. Un día,
finalmente, decidieron separar a los padres. Cortaron las cuerdas que unían el cielo a la tierra y empujaron al
padre hacia arriba hasta que quedó suspendido en el aire, y así la luz apareció en el mundo.» ibid. p. 138.
33
La palabra cosmología «κόσμος – λόγος» fue acuñada por Christian Wolff en 1730 en su Cosmologia
Generalis, el término designa el estudio del mundo como un todo, es decir, se aplica, de manera
XII
estructura del Universo y la articulación existente entre el tiempo, el espacio y el
movimiento en la Antigüedad.
En el relato de Hesíodo, Urano no permitía a sus hijos, nacidos de Gea –ahora su mujer,
antaño su madre, ver la luz. Es decir, que el cielo y la tierra seguían unidos, como una
sola deidad. Como en el mito egipcio, la luz, o el espacio entre el cielo y la tierra,
simboliza la consciencia que pone en movimiento las formas cambiantes del tiempo.34
Ahora bien, estos aspectos físicos transparentados en estos mitos cosmogónicos, no
constituyen, en sí mismos, el fin último de sus concepciones, no nos es lícito pensar,
como antaño supusieron los racionalistas, que los mitos fueron creados con la sóla
intención de «explicarse» estos fenómenos, simplemente nos hablan acerca de la
creencia de estos pueblos sobre la fundación del Cosmos, y recordaremos que ésta se da
siempre en el marco de lo sagrado.
Este mito en particular comprende tres deidades que comparten una acción que es
fundamental en la composición organizativa del Cosmos: Urano, Crono y Gea, cada una
de estas deidades a su vez representan principios naturales «φύσις» que hemos venido
señalando: espacio, tiempo y movimiento, la figura mítica de Urano, comúnmente,
personifica el Cielo, pero como veremos en otras cosmogonías, aparte de la hesiódica,
también está emparentado con el elemento aire e igualmente se relaciona con el tiempo,
ontológica, a la estructura e historia del Universo en su totalidad. Los filósofos de la antigüedad griega ya
se planteaban los problemas relacionados con la «φύσις» así, por ejemplo, los presocráticos advirtieron
que el mundo, o «fysis», es una realidad diversa (sustancia) que se halla en continua y perpetua
transformación, lo que de alguna forma ya prefigura los modernos conceptos de espacio y tiempo. «En la
filosofía griega antigua, el espacio fue tratado en relación con el problema del ser y del no ser, lo lleno y
lo vacío; así en Parménides (el espacio es todo) y en los atomistas (hay el ser, distribuido en infinitas
partículas, átomos, y el vacío infinito: el todo es átomos y vacío). Platón lo concibe como un receptáculo
universal (khora), donde las cosas toman la forma de las ideas por obra del demiurgo, mientras que
Aristóteles, por no aceptar el vacío, considera el espacio como lugar (topos) -el límite interno que
envuelve a un cuerpo-, como cualidad de las cosas, o como la distribución que adquieren en el universo
los cuatro elementos que tienden a ocupar su lugar natural.» RIU, A. M., & MORATÓ, J. C., op. cit.
“Espacio”. «En la historia de la filosofía vemos aparecer ya la reflexión sobre la naturaleza del tiempo en
sus mismos inicios entre los presocráticos. La filosofía presocrática puede seguirse como un proceso de
consolidación del enfrentamiento entre naturaleza y lenguaje, entre lo que las cosas son por sí mismas y
lo que las cosas son en tanto que dichas en un lenguaje que presenta problemas a causa de su
convencionalidad. Si se tiene en cuenta que aquello que se problematiza, la naturaleza, no tiene un
carácter estable sino que es visto como algo en constante cambio, se puede entender que el tiempo se
presenta siempre como algo ligado a este devenir de los acontecimientos, y que el lenguaje lo que
pretende es llegar a mencionarlo en su constante cambio. Cf. HERACLIT. fr. 1-50, 51-93. Anaximandro
relaciona la pregunta por la totalidad de lo existente con el tiempo, que es el que impone el orden, es
decir, el que permite que exista el cosmos. Cf. SIMP. In Ph. 24,13, DK,A9 y B I. Parménides, al declarar
que «el ser no fue ni será, sino que es, a la vez, uno, continuo y entero», formula la primera noción de
eternidad (Cf. PARM. fr. I-VIII), mientras que otro eleata, Meliso de Samos, al declarar que el ser siempre
es, siempre fue y siempre será, formula la noción de sempiternidad. En cualquier caso, el problema del ser
se plantea conjuntamente con la cuestión del tiempo, lo que no es ajeno al uso de la noción de sustancia
(ousía), entendida como presencia. Para Platón el tiempo es una imagen móvil de la eternidad, imita la
eternidad y se desarrolla en círculo (concepción cíclica del tiempo) según el número. Considera que el
tiempo nace con el cielo, y el movimiento de los astros mide el tiempo. Así, lo que es, es una
participación en el Ser según el tiempo. Cf. Pl. Ti. 37c- 39d. 47a. Para abordar la cuestión del tiempo, su
naturaleza y estructura, Aristóteles lo vincula al movimiento, pero lo separa de éste, ya que un
movimiento puede ser rápido o lento, mientras que esto no tiene sentido decirlo del tiempo, ya que la
rapidez o lentitud lo son respecto de él. El tiempo, dice, es algo que pertenece al movimiento, es el
número del movimiento según lo anterior-posterior. Cf. ARIST. Ph. 217b-224a. » Ibid.,“tiempo”.
34
BARING, A. & CASHFORD, J., op cit, p. 404.
XIII
lo que nos señala de entrada la concepción temprana de la ecuación: espacio-tiempo,
que constituye un eje axiomático de la organización, tanto caótica como cósmica, así lo
argumenta Cirlot: “en cierto modo, el espacio es una región intermedia entre el cosmos
y el caos. Cómo ámbito de todas las posibilidades es caótico, como lugar de las formas
y de las construcciones es cósmico”35
Urano, al igual que todas las personificaciones del
cielo de los mitos que hemos mencionado, en estado hierogámico, comprenden el
germen de la manifestación fenoménica, antes de la separación todos los seres
«aprisionados» se hallan en un estado caótico, luego de la liberación, gracias a un
elemento activo y regulador (Cronos en el mito de Urano), se condicionan las formas en
el tiempo, dando lugar al Cosmos. Este espacio, diferenciado de aquella masa caótica (la
hierogamia), presupone, en sí mismo, otra división en la constitución de los planos
dimensionales, lo que per se se entiende como la organización del espacio terrestre, esta
división se plantea en tres ejes direccionales en sentido recto, en los cuales, cada
dimensión traza un punto en el horizonte, constituyéndose en ella dos polos opuestos;
sumadas las dimensiones se originan seis puntos antagónicos entre sí, de los cuales,
cuatro los denominamos cardinales y los dos restantes son el cenit y el nadir.
Los puntos cardinales en el mito son encarnados por cuatro de los Titanes constituidos
como pilares del Cielo: Crío (el pilar del Sur), Ceo (el pilar del Norte), Hiperión (el
pilar del Oeste) y Jápeto (el pilar del Este), mientras que el cenit y el nadir corresponden
a Urano y Gea respectivamente. Estos seis puntos opuestos entre sí, sin embargo, dentro
de su representación vectorial, se juntan formando un abstruso punto séptimo. En el
mito de la castración de Urano, Hesíodo nos cuenta que Cronos sale al asecho de su
escondite «ἐκ λοχέοιο» lo que da indicio a considerar a Cronos como ese punto
«oculto» resultado de la interconección de los planos dimensionales. Por otro lado,
vemos que tanto la preposición genitiva que acompaña el adjetivo como el adjetivo
mismo, sugieren un «re-surgir», un «alumbramiento» lo que se colige con la idea de la
manifestación de la luz que hemos mencionado respecto a los otros mitos, además,
Hesíodo nos dice que Urano, «conduciendo la noche, se echó sobre la tierra y se
extendió por todas partes», el hecho de que Urano «venga» con la noche sigue en
ilación con lo precedente: la oscuridad que se cernía, «por todas partes», sobre la faz de
la tierra antes de su castración. De igual manera el hecho de «extenderse por todas
partes» sugiere que sus “extremidades” se situaban en cada uno de los linderos del
mundo36
, y esto es algo significativo, pues hemos dicho que en cada uno de estos puntos
terminales se hallaban cuatro hermanos de Cronos, cabe pensar que ellos se encargaron
de sujetar al padre mientras que Cronos maniobraba la hoz para segar sus genitales,
aunque Hesíodo no lo menciona, se infiere por la alusión de «extenderse por todas
partes sobre Gea», además Apolodoro nos lo ratifica cuando nos dice que «todos ellos,
excepto Océano, arremetieron contra Urano»37
, por tanto, los Titanes que hemos
35
CIRLOT, J. E., “Espacio”, op. cit. p. 195.
36
Lo que recuerda la posición en que era representada la aludida diosa Nut.
37
οἱ / δὲ Ὠκεανοῦ χωρὶς ἐπιτίθενται, καὶ Κρόνος ἀποτεμὼν / τὰ αἰδοῖα τοῦ πατρὸς «…y
ellos, menos Océano, arremetieron contra [Urano] y Cronos cortó los genitales del padre» APOLLOD.
1.3, 3 [T.A.]
XIV
mencionado comprenden «los cuatro pilares que sujetan la bóveda celeste» y Cronos se
percibe, desde ese entonces, como «Cento del Cosmos», todos en conjunto constituyen
la imago mundi que manifiesta el orden de los elementos tanto en el plano de la vida
cósmica como en el de la existencia.
Concebir a Cronos como «Centro del Cosmos», podría, en el caso de la figura cúbica
espacial, aludir a la reductibilidad de los planos, llevados de seis a cuatro, es decir, la
representación en forma de cruz que indica sólo las coordenadas cartesianas que, a su
vez, indican una orientación bivectorial: horizontal y vertical. Estos dos planos o dimen-
siones, si los volcamos en la representación antropomórfica de las deidades del mito
griego y en el lenguaje simbólico, veremos que corresponden, por un lado, a Cronos
que, como punto central o eje axial primario entre el Cielo y la Tierra y como fundador
del Cosmos en su manifestación material, se repartiría en estos planos del modo
siguiente: cabeza y pies en el plano vertical, mano izquierda y mano derecha en el
horizontal. Por otro lado, en el terreno simbólico, corresponden a connotaciones
precisas: “el sentido horizontal concierne a las posibilidades de un grado o momento de
la existencia. El vertical a su elevación moral”38
, en el mito de la separación de Urano y
Gea, prela una observancia moral evidente que contempla la erradicación de la actitud
viciada de Urano hacia Gea y el desenvolvimiento del Cosmos o «sublimación» de la
vida, asimismo, en cuanto al sentido de la verticalidad, cabe destacar que, luego de la
castración, Urano se «eleva» hacia un «plano superior» fijo, pues ya ha purgado su falta
inconsciente por medio del sacrificio que supone la amputación de su miembro viril,
que implica la liberación y la formación de vida –lo que recuerda que este mito también
se halla vinculado con los mitos cosmogónicos de la creación a partir del «desmem-
bramiento» de una criatura primordial– de manera que Urano como ser eunuco,
simboliza la exaltación divina, una suerte de metanoia «μετά-νόος» del espíritu, donde
las bajas pasiones se «subliman», casi en un sentido alquímico, hacia lo superior39
fijándose
como lo “Supremo” que ha de ser, desde entonces, uno de los epítetos de Urano.
El plano horizontal, identificado con los puntos cardinales, se sincroniza con dos puntos
direccionales: izquierda y derecha. Estas direcciones engloban en sí mismas los otros
dos puntos del plano horizontal de manera equivalente: delante/derecha y atrás/
izquierda, lo que a su vez reporta ciertas correlaciones en el lenguaje simbólico:
38
CIRLOT, J. E., Ibid. p. 196
39
Esta «sublimación espiritual» o «purificación de la materia» en sentido alquímico, alude a la
transformación del Ser que aspira hacia «lo superior». Los ritos de carácter iniciático, ya impliquen un
contenido sexual o no, son expresiones miméticas de los mitos que subrayan un sacrificio de un ser
primordial para la «renovación» o «proliferación» de la vida a partir de dicho sacrificio. Respecto a esto
Cirlot nos comenta: «Ciertos rituales babilónicos figuraban la hierogamia con una sacerdotisa de Isthar y
un esclavo que después de la consumación erótica recibía la muerte. Este sacrificio ulterior no era un acto
de crueldad, sino la necesaria ejecución que había de seguir, como la sombra al cuerpo, al hecho
realizado. Pues, de dejarlo con vida, ese hombre habría sido ya un muerto vivo durante el resto de su
existencia, tras haber conocido el contacto con lo superior. (…) Es lo que expresa el mito de Sémele,
incendiada por los rayos de la belleza de Júpiter, cuando quizo verlo en su aspecto auténtico y esencial.
Lo superior destruye, quema lo inferior. Pero por eso toda concesión sostenida de algo extraordinario es
expresión de una expresión paralela en quien recibe el don.» Cirlot, “Superior, Lo”, op cit., p. 426. Aquí
sin embargo, el autor citado se refiere a la trascendencia de una vida mortal hacia lo apotéosico, al anhelar
la «superioridad» de los dioses; pero en el caso de Urano, al ya estar revestido de dignidad divina, su tras-
cendencia, corresponde no a la homologación, sino a la fijación y representación de pureza en sí mismo.
XV
“Si buscamos una identificación que autorice la reducción de los cuatros puntos del plano
horizontal a dos (izquierda y derecha) tenemos una base para ello en la afirmación de
Jung, para quien detrás equivale a incosciente y delante manifestado o consciente. Como
el lado izquierdo se identifica también con inconsciente y el derecho con conciencia,
detrás resulta equiparable a izquierda, y delante a derecha”40
.
En el mito, Hesíodo hace una distinción muy precisa entre mano izquierda: «logró
alcanzarle con la mano izquierda» y mano derecha: «empuñó con la derecha la
prodigiosa hoz» que muy bien pueden ajustarse a estas connotaciones simbólicas de
consciente e inconsciente, así a la mano izquierda, también puede adjudicársele otros
valores simbólicos, acuñados por el psicoanálisis, derivados de la asimilación con el
inconsciente: la identificación de la izquierda con el lado lunar y femenino del
individuo41
, de manera que la mano izquierda de Cronos –con la que agarró los
genitales de su padre para sesgarlos– representa en cierta forma una proyección de su
madre Gea, además, también parece indicar la «represión» de las atribuciones negativas
de Urano que ciertamente se hallan relacionadas con otros valores simbólicos de la
izquierda: lo pasado, lo siniestro, lo reprimido, la involución anormal, lo ilegítimo42
,
cada una de estas connotaciones encajan tanto con la actitud viciada de Urano que casi
no necesitan ser explicadas, pues es lo que hemos venido exponiendo, sin embargo,
puede permitirnos hacer un breve recuento: Urano establece un régimen decadente
destinado a la extinción por la indiferencia que muestra hacia la construcción de un
gobierno justo y equilibrado, todo lo contrario, su autoridad se basa en el egoísmo y en
la tiranía que impone a Gea mediante el hostigamiento sexual y a sus hijos mediante el
impedimento de su nacimiento, tal gobierno ha de ser abolido y superado por la justicia
o, en este caso, por el destino que lo conduce a la fatalidad, quedando su nombre
desterrado al olvido y su figura vista por la posteridad tan sólo como una sombra del
«pasado». Toda la tiranía de Urano se desarrolló en plena conciencia de sus actos, sobre
todo el ultraje a Gea y el encarcelamiento de sus hijos en el vientre de ésta, además su
imposición egoísta y el odio recalcitrante que sentía hacia sus demás hijos, los Titanes,
nos habla mucho de su personalidad y aspecto «siniestro». «Lo reprimido» se da en
Urano bajo dos formas: como agente represor, al no permitir el nacimiento de sus hijos
y, como paciente reprimido, al ser víctima de su propia actitud y sexualidad desaforada,
ya que no le permitirá procurarse una descendencia que pueda representarlo posterior-
mente y, asimismo, ésta será la causa de su fatalidad y abolición como gobernante
celeste. Tales circunstancias representan un retroceso en todos los sentidos: evolutivo,
biológico, político y social, conociendo lo grotesco de los acontecimientos de la causa
de dicho retroceso, ciertamente podemos considerarla una «involución anormal».
Finalmente, desde cualquier perspectiva, todo gobierno que va en contra de toda ley
natural y de justicia, es «ilegítimo».
Es interesante ver que todos estos males se basan en un componente sexual, o mejor
dicho, que toda la obstrucción del Cosmos se deba a la viciada afectación de Urano
40
CIRLOT, J. E., “Espacio”, op. cit. p. 197.
41
Cf. JUNG, C. G., “Anima-Animus”, El hombre y sus símbolos.
42
CIRLOT, J. E., Loc. cit.
XVI
hacia Gea, y que la resolución a la que se llega para «cercenarlos» es la acción que
ejecutará la mano derecha de su hijo Cronos.
Según Cirlot, la mano como tal significa el principio manifestado, la acción, la
donación, la labor, pero también, protección, autoridad, poder y fuerza43
, todos estos
atributos los encarna perfectamente Cronos, la primera serie de ellos se identifican con
la fundación del Cosmos y la manifestación de la luz en la tierra, la segunda, con el
auxilio prestado a su madre y la usurpación del trono de su padre. Son estos
precisamente los componentes fundamentales de la acción del mito y la función en él de
Cronos. Pero es curioso que toda la acción determinante que lleva a cabo Cronos
recaiga en su mano derecha la cual, simbólicamente, corresponde a lo racional,
consciente, lógico y viril44
, cualidades identificadas directamente con lo masculino, pero
hay que recordar que el instrumento que corta los genitales de Urano (la hoz dentada),
corresponde simbólicamente a lo femenino. De manera que nos hallamos frente a una
coincidentia oppositorum de principios equilibrados perfectamente que generan una
stasis «στάσις» o fijación del orden, estas dos premisas casi silogísticas, darán como
resultado la expulsión del elemento obstructor y desestabilizador del Cosmos. En otras
palabras, gracias a la conjunción de los elementos masculino /femenino, reunidos
simbólicamente en la mano derecha (la mano del juicio) de Cronos, puede abatirse la
tiranía impuesta por Urano. Decimos que tales principios: masculino y femenino se
hallan en perfecto equilibrio puesto que, en primera medida, se hallan interrelacionados
y yuxtapuestos los símbolos que caracterizan a Gea y a Cronos, según lo que sostiene
este último en cada mano: en la izquierda, correspondiente con lo femenino, sostiene los
genitales de Urano y en la derecha, correspondiente con lo masculino, sostiene la hoz,
símbolo de los genitales de Gea, lo que corrobora la idea de los principios
masculino/femenino encontrados, sin embargo, se hallan en un trazo radicalmente
opuesto muy distinto a lo que sucede entre los referidos símbolos de Cronos y Gea, que
constituyen más bien una alianza.
La Reacción:
A estos dioses su padre, el poderoso Urano, les dio el nombre de Titanes aplicando tal
insulto a los hijos que él mismo engendró. Decía que en su intento, con temeraria
insensatez habían cometido un acto terrible por el que luego tendrían justo castigo.45
De este fragmento remarcaremos sólo dos cuestiones: en primer lugar el apelativo con
el que Urano bautiza a sus osados hijos por haberlo ultrajado, el cual, Hesíodo considera
peyorativo y por otro lado, analizaremos la amenaza que Urano hace a los Titanes.
43
“mano”, op. cit. p. 303-304
44
Loc. cit.
45
Τοὺς δὲ πατὴρ Τιτῆνας ἐπίκλησιν καλέεσκε / παῖδας νεικείων μέγας Οὐρανός, οὓς τέκεν
αὐτος· / φάσκε δὲ τιταίνοντας ἀτασϑαλίῃ μέγα ῥέξαι / ἔργον, τοῖο δ᾽ ἔπειτα τίσιν
μετόπισϑἐν ἔσεσϑαι HES. Th. vv. 207-210
XVII
Etimológicamente la palabra Titán parece surgir del verbo «τιταίνω» el cual significa:
tender, extender, alargar, estirar ‖Tirar de ‖Producir, realizar haciendo un esfuerzo. Las
tres acepciones parecen aludir a las acciones que emprendieron o padecieron los
Titanes. La primera de ellas nos sugiere el episodio de la emboscada que le «tendieron»
a Urano y donde cuatro de ellos: Ceo, Crío, Hiperión y Jápeto, los cuatro Titanes que
personifican los puntos cardinales y los pilares del cielo, «sostuvieron» a su padre para
que Cronos procediera a segar sus genitales, pero a su vez, esta imagen de Urano sujeto
por sus cuatro extremidades, implica los vocablos a los que nos estamos refiriendo,
pues, ya hemos mencionado que se concebía a Urano «extendido» sobre los extremos
de la tierra a la manera de la diosa egipcia Nut, aunque no se tiene certeza de esta forma
de representación, esta primera acepción etimológica parece dar fe de ello. Un verbo
homónimo pero derivado de un sustantivo «τιτός» (que merece venganza) también
podría aludir la acción de Cronos contra su padre. La segunda acepción contiene en sí
misma muchas acepciones más pero la resumiremos en las dos principales: halar,
tender, estirar, extender ‖lanzar, arrojar, dejar caer algo intencionalmente. La primera
sólo ratifica lo que hemos mencionado en el punto anterior, pero, la segunda, si
consideramos sólo el verbo «lanzar» prescindiendo de la preposición que le cambia el
sentido asimilándolo a la primera acepción, entonces podemos ver aludido en él, la
precipitación de los Titanes en el Tártaro. Finalmente, la tercera acepción alude a los
Titanes en un sentido más amplio, pues, se pueden incluir las proezas de los Titanes de
la primera generación, como la de Cronos y sus hermanos, pero también de la segunda,
por ejemplo el robo del fuego por Prometeo, estos acontecimientos fueron llevados a
cabo no sin «gran esfuerzo», pero también, sin que quedarán luego exentos de «justo
castigo»; curiosamente, a partir de esta última acepción, hemos acuñado nuestro
sintagma cristalizado: «hacer un esfuerzo titánico» que aún pervive en muchas de las
lenguas herederas de la cultura helena.
Los lexicones arrojan otro vocablo que posiblemente pueda servir de variante léxico-
lógica para Titanes, se trata de «τίτανος» que significa tiza, yeso, cal. Aunque la
explicación no nos viene de las fuentes mitológicas oficiales, sino de la tradición órfica
que nos cuenta un mito etiológico al respecto. Decían que los Titanes cuando penetraron
el Olimpo, con intención de matar al niño Zagreo, un avatar del dios Dioniso, tenían sus
caras todas recubiertas de cal, pues, se dice que los picos de las montañas cercanas al
Olimpo contienen en abundancia este mineral, además, que muy cerca de éstos fluía el
río Tartaressos, el cual, se decía extraía sus aguas de la laguna estigia, es posible que se
pensara que esta región estaba asociada con los Titanes por estas particularidades, sin
embargo, esto es algo de lo cual no podemos dar constancia.
En cuanto al otro punto, las amenazas de Urano a sus hijos después de las increpaciones
que les avienta, tienen un aire de maledicente profecía lo que, ciertamente, al pasar el
tiempo, se ve cumplido pues sabemos que todos son precipitados al Tártaro en el
reinado de Zeus, sin embargo, lo importante aquí es resaltar, no la condena de los
Titanes, sino precisamente los atributos proféticos de Urano.
XVIII
Ya en el mismo relato hesiódico se nos muestra a Urano junto a Gea como voces
oraculares del Olimpo, cuando su hija Rea, desesperada por la cruenta acción de su
esposo Cronos quien devoraba a sus hijos inmediatamente salían éstos del vientre de su
madre, acude a sus padres para que le dieran consejo según los designios que se habían
decretado46
. Cabe resaltar que Urano y Gea, comprendidos como oráculos, no se
inclinan a uno u otro personaje mítico que los consultara, sino que mantienen la
imparcialidad característica de los oráculos sagrados los cuales dictaminan su fallo
según el designio, es decir, la Moira. Esto puede evidenciarse en este mismo pasaje,
puesto que no sólo Rea conoce la solución a su infortunio por parte de sus padres, sino
que también Cronos decide ejecutar tal abominable acción por el vaticinio que le dieran
Urano y Gea de la caída de su trono por parte de uno de sus hijos47
.
Un calco de esta misma situación tiene lugar más adelante, pero esta vez los consejos
van dirigidos a Zeus, quien, al igual que su padre Cronos, decide engullir a su primera
esposa Metis «Μῆτις» [la prudencia] cuando ésta estaba a punto de parir la primera
prole de Zeus48
, ya que Urano y Gea le habían vaticinado el derrocamiento de su trono
por uno de los hijos de esta unión “pues estaba decretado que nacieran de ella hijos muy
prudentes: primero, la doncella de ojos glaucos Tritogenia que iguala a su padre en
coraje y sabia decisión; y luego, era de esperar que naciera un hijo rey de dioses y
hombres con arrogante corazón.”49
Pero, como sabemos, estos hijos de Metis nunca salieron a la luz, en vez de ellos, tuvo
lugar la doncella Atenea, quien surgió de la propia cabeza del Padre de los dioses y que
le fue siempre aliada y no adversaria de su imperio.
Ahora bien, estos son, si se quiere, vaticinios directos, es decir, son oráculos dados de la
propia boca de Urano, lo que quiere decir, que se remontan a un tiempo mítico
inmemorial, cuando apenas comenzaba el orden de la creación y aún en un otrora más
lejano cuando no estaba instituida por completo la hegemonía del cosmos y éste
comprendía un destino débil e indeterminado.
Pero andando el tiempo, cuando ya se había poblado la tierra e imperaba Zeus entre
mortales e inmortales, aún en ese entonces, los hombres se acordaban del cielo e
invocaban sus dones junto a los de su sagrada esposa Gea, e incluso el mismísimo Zeus
inmolaba bueyes en sacrificio a estas deidades para conocer los augurios que se le
destinaban a cada una de sus batallas, como las que hubo de librar contra los Titánes.
Así lo demuestran al menos dos fragmentos de Anacreonte y Diodoro Sículo respecti-
vamente. Veamos:
46
HES., Th. 474-479
47
HES., Th. 459-465
48
HES., Th. 886-894
49
ἐκ γὰρ τῆς εἵμαρτο περίφρονα τέκνα γενέσθαι· / πρώτην μὲν κούρην γλαυκώπιδα
Τριτογένειαν, / ἶσον ἔχουσαν πατρὶ μένος καὶ ἐπίφρονα βουλήν, / αὐτὰρ ἔπειτ' ἄρα παῖδα
θεῶν βασιλῆα καὶ ἀνδρῶν / ἤμελλεν τέξεσθαι, ὑπέρβιον ἦτορ ἔχοντα· HES., Th. 894-898.
XIX
Según Anacreonte… cuando Zeus estaba empezando la guerra contra los Titanes, es
decir, los hijos de Titán, hermano de Cronos, hizo sacrificios a Urano y entonces vio un
águila volar cerca como un augurio favorable para la victoria. A cambio de este dichoso
augurio, pues, ciertamente le siguió la victoria, se puso como emblema un águila de oro
sobre las leyes que pautaban las guerras y se le consideró un distintivo de protección y
valor.50
Antes de la batalla contra los Gigantes en Creta [los Titanes], se cuenta que Zeus sacrificó
un toro a Helios, a Urano y a Gea, y según cada uno de sus ritos, se le reveló la voluntad
de los dioses en cuanto al asunto, los augurios señalaban la victoria para los dioses y
deserción por parte del enemigo.51
No sólo Zeus entre los inmortales invocó al Padre Cielo y a la Madre Tierra, también
otros dioses y diosas les invocaban para que dieran consejo o para que le fueran
favorables en ciertas peticiones, como cuando Hera, celosa del nacimiento de Atenea
quien nació directamente de la cabeza de Zeus sin participación alguna de mujer, pide al
cielo y a la tierra que le procuren concebir un hijo del mismo modo, sin participación de
varón alguno, que sea tan poderoso o más que Zeus
Oídme ahora, oh tierra y anchuroso cielo que estáis arriba, y dioses Titanes que habitáis
debajo de la tierra, junto al gran Tártaro, y de los cuales proceden hombre y dioses: ahora
oídme, vosotros todos, y dadme un hijo, sin intervención de Zeus, que en modo alguno le
sea inferior en fuerza, sino que le supere tanto como el largovidente Zeus supera a
Cronos. 52
Es de notar que todas estas invocaciones o peticiones de consejo y ayuda, se hacen en
nombre de ambas deidades Urano y Gea, el Cielo y la Tierra, casi nunca se observa una
invocación remitida a una sola de ellas, esto demuestra que aún habiéndose efectuado la
separación fáctica de la pareja cosmogónica primordial, aún se conciben como una
unidad tácita que obra en conjunto en el fuero interno y mente de hombres y dioses.
Algunas de las características de los oráculos también se observan en ciertos fragmentos
donde se halla la presencia de Urano y Gea como tales, nos referimos a las cualidades
omniscientes que se les atribuye por antonomasia, y en el caso del Cielo y la Tierra, esto
pareciera estar en concordancia con la omnipresencia, pues, es comprensible pensar que
los elementos naturales están siempre presentes y por ende son testigo de todo cuanto
acontece, y mucho más, el Cielo y la Tierra, pues, recordemos la concepción que tenían
los antiguos griegos respecto a la forma y ubicación en el espacio de estos elementos, el
50
ANACR. fr. 505d ap. FULG. Mitologiarum libri.
51
πρὸ δὲ τῆς μάχης τῆς πρὸς τοὺς ἐν Κρήτῃ γίγαν- / τας λέγεται τὸν Δία θῦσαι βοῦν Ἡλίῳ
καὶ Οὐρανῷ / καὶ Γῇ· ἐπὶ δὲ τῶν ἱερῶν ἁπάντων φανῆναι τὰ / περὶ τούτων ἐπικριθέντα *
ἐπισημαίνεται κράτος καὶ / ἀπόστασις ἀπὸ τῶν πολεμίων πρὸς αὐτούς. D. S. 5.71.3.
52
αὐτίκ' ἔπειτ' ἠρᾶτο βοῶπις πότνια Ἥρη, / χειρὶ καταπρηνεῖ δ' ἔλασε χθόνα καὶ φάτο
μῦθον· / κέκλυτε νῦν μοι γαῖα καὶ οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθεν, / Τιτῆνές τε θεοὶ τοὶ ὑπὸ χθονὶ
ναιετάοντες / Τάρταρον ἀμφὶ μέγαν, τῶν ἐξ ἄνδρες τε θεοί τε· / αὐτοὶ νῦν μευ πάντες
ἀκούσατε καὶ δότε παῖδα / νόσφι Διός, μηδέν τι βίην ἐπιδευέα κείνου· / ἀλλ' ὅ γε φέρτερος
ἔστω ὅσον Κρόνου εὐρύοπα Ζεύς. H. HOM. h. ad Ap. 334ff.
XX
uno respecto al otro53
; por ello en el pasaje donde Homero narra el rapto de Perséfone,
Urano y Gea sonríen puesto que ya conocen el destino de la desdichada doncella.
[…] y aquel narciso que la tierra produjo tan admirablemente lozano, por la voluntad de
Zeus, con el fin de engañar a la doncella de cutis de rosa y complacer a Hades que a
muchos recibe; y al verlo se asombraron así los inmortales dioses como los mortales
hombres. Cien capullos brotaron de su raíz y, al esparcirse su olor suavísimo; sonreían
todo el alto y anchuroso cielo, la tierra entera y la hinchada y salobre agua del mar.54
De igual modo sucede en la Oda Olímpica de Píndaro55
en la que, ante el furor bélico de
Atenea, Urano y Gea tiemblan; de este fragmento, así como de muchos otros de la
literatura griega y, aún la no griega, hemos acuñado un gran número de adagios y
sentencias que hacen referencia al Cielo y a la Tierra como «seres» omniscientes,
capaces de brindarnos ayuda y protección, e incluso, aún en nuestros días, hay quien
levanta la mirada al cielo buscando una señal de aprobación, quizá, reminiscencia de
aquel dios que alguna vez lideró el Olimpo.
Hasta aquí hemos abordado el mito de Urano según la cosmogonía hesiódica, sin
embargo, hubo otras que disentían de ésta, ya sea en ciertos puntos esenciales como la
eumelia y la de Alcman, o que eran radicalmente distintas como la órfica que, como
sabemos, comprendían una doctrina y concepción cosmogónica totalmente adversa a la
hesiódica ya que se trataba de un grupo contestatario a todo el conglomerado de las
tradiciones institucionalizadas.
53
q.v. p. 119.
54
νάρκισσόν θ', ὃν φῦσε δόλον καλυκώπιδι κούρῃ / Γαῖα Διὸς βουλῇσι χαριζομένη
πολυδέκτῃ / θαυμαστὸν γανόωντα, σέβας τότε πᾶσιν ἰδέσθαι / ἀθανάτοις τε θεοῖς ἠδὲ
θνητοῖς ἀνθρώποις· / τοῦ καὶ ἀπὸ ῥίζης ἑκατὸν κάρα ἐξεπεφύκει, / κὦζ' ἥδιστ' ὀδμή, πᾶς δ'
οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθε / γαῖά τε πᾶσ' ἐγέλασσε καὶ ἁλμυρὸν οἶδμα θαλάσσης. H. HOM. h. ad
Cer. 5ff.
55
PI., O, VII, fr. 36ff.
[fig. 52]
XXI
Comencemos dilucidando algunos nombres que se hallan relacionados con el de Urano,
pues, hay unos cuantos escritores que asocian el nombre de Urano con el Éter y otros
tantos con el nombre de Akmón, sin embargo, al parecer, cada uno de éstos corres-
ponden, de una u otra forma, al de Urano pero sólo si atendemos a sus etimologías ya
que Éter y Akmón son considerados, en estas cosmogonías, padres de Urano.
En una Titanomaquia perdida, atribuida a Eumelo de Corintio, la cual incluía una
cosmogonía, que se piensa coincidia en muchos puntos con la hesíodica, puede leerse
sin embargo, que los protogenoi, es decir, Urano, Gea y Océano tenían como padre en
común a Éter56
, éste, como sabemos, es un elemento primordial « Πρωτόγενος» que
representa el brillo o la sustancia de la luz y por tanto está suspendido sobre el Cielo.
Según Hesiodo57
el Éter era hijo de Erebo «Eρεβος» y de su hermana Noche «Nyx» y
hermano del Día «ἡμέρα», mientras que Higinio58
lo hace esposo del Día y con ella
procreó a la Tierra, al Cielo y a Océano, nos dice también que su conexión próxima con
el Cielo y la Tierra, esparció todos los vicios los cuales destruyeron la raza humana y de
igual forma a los Gigantes y Titanes.
El nombre de Akmón mientras tanto lo encontramos sugerido como un patronímico en
una obra fragmentaria de Calímaco “lanzan a los arremolinados akmonides”59
pero
Alcman lo certifica completamente cuando nos dice: “El padre de Urano, como se ha
dicho ya, se llama Akmon celestial porque su movimiento es infatigable (akamatos); los
hijos de Urano son en consecuencia Akmonidai: los escritos arcaicos ponen en claro
estos dos puntos. Por tanto certifican que el cielo pertenece a Akmon.”60
En efecto,
Akmon se hace reconciliable como epíteto de Urano, debido a su significación:
«ἄκμων–ονος» “infatigable, incansable” lo que recuerda la hiper-sexualidad de Urano
y su desafuero con Gea, pero esta misma característica también le confiere el atributo de
la fertilidad abundante, la cual, ciertamente, también comparte con Gea, ya que, en este
sentido, conforman simbólicamente el binomio de la vida; el mismo término akmon
puede significar también “yunque” lo que da sentido al símil que hace Hesiodo sobre la
distancia que hay entre cielo y tierra, por tanto el objeto que escoge “un yunque de
bronce” «χάλκεος ἄκμων» es completamente un símbolo de los atributos uránicos.
En cuanto al otro término: “Éter”, la mayoría de los lexicones nos ofrecen entradas
sinonímicas con los atributos de Urano, pues, hallamos por ejemplo: «El empíreo, la
más alta región del aire ‖El aire; los aires, el cielo. ‖Aire, luz, claridad. ‖Aire que se
respira.» etc. Pero es claro que el Éter constituye otra personificación mítica aislada a
la de Urano y que solamente se emparenta como padre de él, pero algunos autores y
ciertas tradiciones han llegado a confundirlos, asimismo, sucede con Aeon, el dios del
56
«De acuerdo con el escritor de la guerra de los Titanes, Urano fue hijo de Éter» EUMEL. fr. 2. Ap. An.
Ox. I. 75.
57
HES. Th. 124.
58
Ex Caligine Chaos: ex Chao et Caligine Nox Dies / Erebus Aether. ex Nocte et Erebo Fatum Senectus
Mors Letum [...] Ex Aethere et Die Terra Caelum Mare. HYG. Fab. Pr. p. 1.1& 1. 2,
59
«τῷ περὶ δινήεντ' Ἀκμονίδην ἔβαλεν.» CALL. Fr. 498.
60
ALCM. Fr. 61. Ap.
XXII
tiempo que hace girar la rueda del zodiaco, en algún momento se identificó con Cronos,
pero también con el mismo Urano, esto lo demuestra algunos mosaicos romanos de la
época imperial donde aparece junto a su consorte Gea61
. Otra tradición hace de Urano el
rey de los atlantes, a quienes, desde sus orígenes, introdujo a la vida civilizada, se dice
que este pueblo habitaba en las riveras del Océano. También puede haber una estrecha
relación entre esta tradición y la de Aeon, puesto que Urano era considerado por los
atlantes el inventor del calendario dado a su gran conocimiento de los astros, asimismo,
poseeía el don de la premonición, de modo que, también desde esta concepción de su
figura mítica, estaba asociado con la mántica y la voz oracular, por tanto, fue él quien
enseñó a este pueblo mítico la astrología, la astronomía y el arte de la adivinación;
cuando el rey Urano murió, se le rindió tributo como a una divinidad y, con el paso del
tiempo, los atlantes comenzaron a identificarlo con el cielo. Diodoro Sículo menciona
como consorte de este rey de la Atlantida a Titae, luego llamada Ge, con la cual tuvo
numerosos hijos y que a partir de este nombre surgió posteriormente el de Titanes.
Veamos:
Dicen que de los numerosos hijos62
procreados por Urano, cerca de cuarenta y cinco,
dieciocho pertenecen a Titae, y ciertamente, este nombre propio han tomado cada uno de
ellos y, a todos en común, por parte de la madre, han nombrado Titanes. Y habiendo
nacido Titae pura, y a causa de las muchas bondades que proporcionaba al pueblo fue
divinizada y, debido a su sufrimiento, la llamaron Gea. De sí misma surgieron muchas
hijas, sin embargo, dos de ellas eran más importantes y distinguidas que las demás, las
llamadas Basilea y Rea, que algunos llaman Pandora.
63
Llama poderosamente la atención el énfasis que hace este mito en el linaje mujeril, de
hecho, es Basilea, también identificada con Cibeles la que sucede al trono del rey de los
atlantes, quien luego se casa con Hiperión, su hermano, y de ellos surge el Sol (Helios)
y la Luna (Selene) Existen otros personajes míticos mencionados por Diodoro con
idéntico nombre a la cosmogonía hesiódica que son representados como hijos de Urano,
tal es el caso de Cronos, pero hay otros nombres nuevos como Atalante o Atalas que
continua este relato del mítico pueblo de la atlantida; sabemos ya que existen un
sinnúmero de variaciones entre uno u otro mito que narran la genealogía de los dioses
de la Grecia arcaica, e incluso sabemos que existen mitos de otras culturas, muy o poco
relacionadas con la cultura helénica, que aportan matices a las divinidades griegas, esto
siempre es dado en el caso de la antigüedad reinante de una cultura sobre otra, como por
61
Entre estos podemos contar el mosaico del Museo de Damasco en Siria donde aparece la pareja
cosmogóica junto a otros personajes relevantes tales como: Prometeo, Psiquis y Hermes, los karpoi que
acompañan a Gea y otras personificaciones de los elementos naturales. También el que forma parte de la
Colección Estatal de Antigüedades y Gliptoteca de Múnich, Alemania, proveniente de la Villa in senitum,
Italia. q.v. fig. 48.
62
En el original, sin embargo, se refiere a una estirpe femenina « πλειόνων γυναικῶν»
63
Οὐρανοῦ δὲ μυθολογοῦσι γενέσθαι παῖδας ἐκ / πλειόνων γυναικῶν πέντε πρὸς τοῖς τετταράκοντα, /
καὶ τούτων ὀκτωκαίδεκα λέγουσιν ὑπάρχειν ἐκ Τι- / ταίας ὄνομα μὲν ἴδιον ἔχοντας ἑκάστους, κοινῇ
δὲ / πάντας ἀπὸ τῆς μητρὸς ὀνομαζομένους Τιτᾶνας. τὴν / δὲ Τιταίαν, σώφρονα οὖσαν καὶ πολλῶν
ἀγαθῶν / αἰτίαν γενομένην τοῖς λαοῖς, ἀποθεωθῆναι μετὰ τὴν / τελευτὴν ὑπὸ τῶν εὖ παθόντων Γῆν
μετονομασθεῖ- / σαν. γενέσθαι δ' αὐτῷ καὶ θυγατέρας, ὧν εἶναι / δύο τὰς πρεσβυτάτας πολὺ τῶν
ἄλλων ἐπιφανεστά- / τας, τήν τε καλουμένην Βασίλειαν καὶ Ῥέαν τὴν / ὑπ' ἐνίων Πανδώραν
ὀνομασθεῖσαν. D. S. III, 57. [T.A.]
XXIII
ejemplo la hindú sobre la griega, entonces es muy lícito hablar de posibles influencias o
trasculturizaciones de estas civilizaciones a la griega, como es el caso de Dionisos, dios
que los mismos griegos recibieron en su pabellón religioso admitiendo sin embargo su
procedencia foránea64
hasta que, con el correr del tiempo, se constituyó y tomó un valor
absolutamente griego, en el caso de la figura mítica que nos ocupa sabemos que se le ha
comparado con el dios védico Varuna65
, aunque las asimilaciones que se han hecho
entre uno y otro dios, pertenecen más bien al campo etimológico y lingüístico, es
innegable que también se hallan algunas características compartidas, así vemos que
ambos dioses son regentes del cielo y de las estrellas, así como de los fenómenos
naturales relacionados con el cielo: los truenos, los rayos, los vientos, las lluvias, etc.,
sus dones proféticos y de omnisciencia son resaltantes características, pero igualmente
en ambos sobresale aquellas facetas tanto negativas como positivas, una especie de
sombría claridad, no obstante, ambos son llamados soberanos “reyes de dioses y
hombres”. Si bien estas asimilaciones pueden llegar a ser evedintes, hay que dejar claro
que son, en cierta manera, fortuitas y no se puede aseverar que uno y otro compartan un
tronco común y, mucho menos, que se trate de deidades homólogas.
Retomando el mito uránico en las tradiciones griegas, nos resta incursionar por los
mitos órficos respecto a Urano, sin embargo, primero hay que entender que los mitos
comprendían grandes ramificaciones que otorgaban un sentido y características
específicas a las divinidades según fuese la tendencia de las diferentes congregaciones
órficas66
, no obstante, como ya vimos, podemos simplificar éstas, tomando en cuenta
sólo dos tipos de cosmogonías: aquellas que se originan de Nyx y las otras que tienen
como origen el huevo cósmico, pues, ciertamente, en estas dos es donde se nos presenta,
de manera más precisa, la procedencia de Urano.
Aristófanes nos dice, en una parodia de lo que se presume haya sido una cosmogonía
órfica, que Gea, Urano y Océano, no son verdaderos protogenoi pues ellos no existieron
sino mucho después de la existencia de Fanes (Eros) y demás elementos del mundo.
En un principio reinaba el Caos, la Noche, el negro Erebo y el vasto Tártaro. La tierra, el
aire y el cielo no existían. (…) De esta unión de diversos principios nacieron el Cielo, el
Océano, la Tierra y la raza eterna de los Bienaventurados.67
>>> >>>> >>>> >>>
>>>>>>>> >>>> >>> >>>> >> >>>> >>>> >>>> >>>> >>>> >>>>> >>>
>>
De esta manera Apolonio también nos dice: “Él [Orfeo] cantó que en otro tiempo la
Tierra, el Cielo y el Mar fueron creados en una misma matriz y se separaron unos de
64
Cf. OTTO, W., “la patria del culto dionisiaco“, Dionisos... op. cit., p. 44
65
Para más detalles sobre la relación entre estas deidades cf. DUMEZIL, G., Ouranos-Varuna - Essai de
mythologie comparée indo-européenne.
66
q.v. n. 216
67
Χάος ἦν καὶ Νὺξ Ἔρεβός τε μέλαν πρῶτον καὶ Τάρταρος εὐρύς· / γῆ δ' οὐδ' ἀὴρ οὐδ' οὐρανὸς ἦν· (...)
ξυμμειγνυμένων δ' ἑτέρων ἑτέροις γένετ' οὐρανὸς ὠκεανός τε / καὶ γῆ πάντων τε θεῶν μακάρων
γένος ἄφθιτον. AR. Av. 685.
Aunque, según las tradiciones órficas, Urano y Gea no son verdaderos protogenoi, en lo que si
parecen coincidir es en la creación conjunta de estos elementos, algunas veces sumado Océano,
y en la que Fanes es quien se presenta como mediador para que se originen los demás seres a
partir de la reunión entre Cielo y Tierra.
XXIV
otros luego de una terrible batalla”68
, sin embargo, aquí el elemento de disociación no
viene dado por el nacimiento de un nuevo ser (Fanes), sino que el poeta prefiere darle
un tinte más épico argumentando una batalla entre los protogenoi, esto nos recuerda las
batallas épicas de Tiamat y Marduk, los cuales luchaban por la hegemonía y el poderío
del Cosmos.
A pesar de que en la mayor parte de las cosmogonías órficas se le da mayor relevancia a
Fanes y a Cronos como generadores de todo lo que ha de manifestarse, no obstante,
sabemos que la variante de Atenágoras se afianzaba en la creación de la tierra y el cielo
a partir del huevo cósmico que al romperse, tras el nacimiento del Eros órfico, las dos
mitades restantes del cascarón conformaban a Gea y a Urano y que a partir de esta
pareja cosmogónica, siempre en alianza con Fanes, comenzaba la generación de los
demás elementos. Por otro lado, el nacimiento órfico de estas entidades cosmogónicas,
en un principio, parecieran carecer de ese rasgo antropomórfico tan caro a la tradición
mítica oficialmente establecida, pues los protogenoi, por parte de la creatividad mítica
de los órficos, no asumen esos rasgos humanizados que les da un Hesíodo o un Homero,
sino que se mantiene aún ese halo de informidad que contiene el Caos de donde procede
el Cosmos, claro está, esto desde la apreciación, quizás un tanto errónea69
, del Caos
como un todo abigarrado y desordenado en franca contraposición etimológica con el
Cosmos [κόσμος = Desorden] Ahora bien, es innegable que la tradición órfica, aunque
en un principio pareciera no resaltar a Urano con atributos humanizados, es cierto que
se conformó, mucho más adelante en el mito, como una especie de ente racional al que
puede hacersele peticiones y, sobre todo, era concebido como un testigo presencial en
todo los actos sagrados de sus misterios, así lo confirma este himno dirigido a su
divinidad. Veamos:
URANO: PERFUME DE INCIENSO
¡Oh Urano, Padre de todo lo creado! El más antiguo e indestructible regidor del Cosmos,
principio y fin de todas las cosas, Padre supremo que giras en torno a la esférica tierra,
recorriéndola en constante rotación, morada de los bienaventurados dioses, guardían
larguividente de todas las cosas celestes y terrestres, en tu pecho reside el irresistible
impulso de la naturaleza, obscuro, indómito, resplandeciente, etéreo, omnividente, padre
de Cronos, dichoso, el más alto de los espíritus. ¡Escucha! Concede a este iniciado en los
misterios una vida piadosa.70
Jkfkjfk df k kdf d jd ooe o od k kw dk lk p wd wl kwl l lw
k d wl dklwd kwld kldk l dk ll k lkdlw l dlw l l k dkw dk ld wdk k dwk wk wkwkw
eww kwk e
68
Ἤειδεν δ' ὡς γαῖα καὶ οὐρανὸς ἠδὲ θάλασσα, / τὸ πρὶν ἔτ' ἀλλήλοισι μιῇ συναρηρότα
μορφῇ, / νείκεος ἐξ ὀλοοῖο διέκριθεν ἀμφὶς ἕκαστα· A. R. Arg. I. 498. [T.A.]
69
Es erróneo puesto que en griego la palabra κάος deriva de la raíz protoindoeurpea ghen que significa
solamente extensión, cavidad, hueco, hueco muy abierto, etc.
70
Οὐρανοῦ, θυμίαμα λίβανον. / Οὐρανὲ παγγενέτωρ, κόσμου μέρος αἰὲν ἀτειρές, /
πρεσβυγένεθλ', ἀρχὴ πάντων πάντων τε τελευτή, / κόσμε πατήρ, σφαιρηδὸν ἑλισσόμενος
περὶ γαῖαν, / οἶκε θεῶν μακάρων, ῥόμβου δίναισιν ὁδεύων, / οὐράνιος χθόνιός τε φύλαξ
πάντων περιβληθείς, / ἐν στέρνοισιν ἔχων φύσεως ἄτλητον ἀνάγκην, / κυανόχρως,
ἀδάμαστε, παναίολε, αἰολόμορφε, / πανδερκές, Κρονότεκνε, μάκαρ, πανυπέρτατε δαῖμον, /
κλῦθ' ἐπάγων ζωὴν ὁσίαν μύστηι νεοφάντηι. ORPH., H., IV. [T. A.]
XXV
Así por ejemplo vemos el pasaje de la Iliada donde Zeus, enojado por los padecimientos
de Hector en la batalla contra los aqueos, increpa a su esposa y esta le replica y justifica,
poniendo a Urano como testigo, su inocencia en ese asunto: “Sean testigos la Tierra y el
anchuroso Cielo y el agua de la Éstige, de subterránea corriente que es el juramento
mayor y más terrible para los bienaventurados dioses , y tu cabeza sagrada y nuestro
tálamo nupcial, por el que nunca juraría en vano: No es por mi consejo que Posidón, el
que sacude la tierra, daña a los troyanos y a Héctor y auxilia a los otros”71
.
Un juramento similar aparece en los Himnos homéricos pero esta vez en boca de Leto
jurando a la ciudadela de Delos el beneplácito del dios Apolo para establecer su templo
en ella: “Sépalo ahora la tierra y desde arriba el anchuroso cielo y el agua corriente de la
Estix —que es el juramento mayor y más terrible para los bienaventurados dioses—: en
verdad que siempre estarán aquí el perfumado altar y el bosque de Febo, y éste te
honrará más que a ninguna.”72
Asimismo, en las Argonáuticas, se halla un juramento en
un diálogo entre Medea y su hermana Calciope: - C.: “Juré por Urano y Gea que
mantendrás lo que he dicho en tu nombre e irás conmigo en la liga” – M.: “Haré lo que
dices y tomaré solemne juramento en la Cólquida, jurando por el poderoso Urano y por
Gea, Madre de todos los dioses.”73
De manera que, Urano es ese gran dios para el que
no existe secreto alguno, vigila y custodia desde lo alto a los inmortales dioses y a los
mortales hombres.
71
ἴστω νῦν τόδε Γαῖα καὶ Οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθε / καὶ τὸ κατειβόμενον Στυγὸς ὕδωρ, ὅς τε /
μέγιστος / ὅρκος δεινότατός τε πέλει μακάρεσσι θεοῖσι, / σή θ' ἱερὴ κεφαλὴ καὶ νωΐτερον /
έχος αὐτῶν / κουρίδιον, τὸ μὲν οὐκ ἂν ἐγώ ποτε μὰψ ὀμόσαιμι· / μὴ δι' ἐμὴν ἰότητα
Ποσειδάων ἐνοσίχθων / πημαίνει Τρῶάς τε καὶ Ἕκτορα, τοῖσι δ' ἀρήγει, ἀλλά HOM. IL. XV,36
72
ἴστω νῦν τάδε γαῖα καὶ οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθεν / καὶ τὸ κατειβόμενον Στυγὸς ὕδωρ, ὅς τε
μέγιστος / ὅρκος δεινότατός τε πέλει μακάρεσσι θεοῖσιν·/ ἦ μὴν Φοίβου τῇδε θυώδης
ἔσσεται αἰεὶ / βωμὸς καὶ τέμενος, τίσει δέ σέ γ' ἔξοχα πάντων. H. Hom. h. ad Ap. 84.
73
ἀλλ' ὄμοσον Γαῖάν τε καὶ Οὐρανόν, ὅττι τοι εἴπω /σχησέμεν ἐν θυμῷ σύν τε δρήστειρα
πέλεσθαι. /(...)/ ἴστω Κόλχων ὅρκος ὑπέρβιος, ὅντιν' ὀμόσσαι / αὐτὴ ἐποτρύνεις, μέγας
Οὐρανὸς ἠδ' ὑπένερθεν / Γαῖα, θεῶν μήτηρ. A.R., III, 697.
Ciertamente, al parecer la función de Urano, después de la abolición de su imperio y la
caída de su tromo, es la de servir de morada para los inmortales y la de ser testigo para
los juramentos de los mortales y esto es algo que lo podemos constatar tanto en pasajes
de narraciones órficas como en las tradicionales.
[fig. 53]

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Urano. la bóveda celeste

  • 1. I Urano: La Bóveda Celeste Un estudio comparativo de la figura mítica griega y sus diversos mitologemas Texto Extraído de La Naturaleza del Mito y de La Mitología Griega Por E. J. Ríos
  • 2. II Urano: La Bóveda Celeste Un estudio comparativo de la figura mítica griega y sus diversos mitologemas Texto Extraído de La Naturaleza del Mito y de La Mitología Griega Por E. J. Ríos
  • 3. III LA FIGURA MÍTICA: — URANO: Es una divinidad primordial, considerado como otro «πρωτόγενος», ya que no se le asignan padres, sin embargo, se dice que fue hijo de Gea quien lo concibió por sí sola. Urano también es considerado esposo de su madre Gea, en unión con ella fue padre de los Titanes, Cíclopes y Hecatónquiros, a los dos últimos, los mantuvo aprisionados en el vientre de Gea por medio del acoso sexual, con el fin de impedir su nacimiento debido al profundo odio que por ellos sentía, sin embargo, pudieron nacer ya que Gea tramó con Cronos, el menor de los Titanes, la mutilación de sus genitales, sin embargo, una vez nacidos, Urano los encerró en el Tártaro, pero luego Cronos logró arrebatarle el trono. Para los griegos Urano representaba la bóveda celeste, pues, se imaginaban el cielo como una cúpula de bronce1 decorada con estrellas cuyos extremos culminaban en los límites externos de la tierra. Al parecer, Urano no contó con representaciones artísticas en períodos arcaicos, sin embargo, la representación egipcia del cielo nocturno: la diosa Nut, puede darnos una idea de cómo era visto Urano por los griegos arcaicos ya que resulta asimilable: Nut se representaba como una mujer arqueada que se extendía sobre la tierra, sosteniéndose a gatas con sus manos y la planta de los pies, las manos se apoyan en el horizonte Oriental y sus pies en el Occidental, también suele indicarse que sus extremidades se apoyan en cada uno de los cuatro puntos cardinales, su cuerpo está cubierto de estrellas y es de color azul oscuro. No obstante, se piensa que en períodos tardíos se solía representar a Urano sosteniendo una especie de túnica o manto «χιτών – χλαὶνα» sobre su cabeza, formando con ella un domo que cubría completamente su cuerpo desnudo, mientras que su mirada se dirigía hacia arriba, como observando su elemento y se hallaba con una rodilla anclada a la tierra, quizás, como signo de su vínculo con ésta2 . Sin embargo hay posiciones encontradas en torno a ese modo de representación, así por ejemplo West nos comenta3 que el cielo más bien se concebía como plano y paralelo a la tierra, que era muy improbable la concepción del cielo como un domo ya que estos eran muy poco frecuentes después del período micénico, además, que el hecho de que se concibiera el cielo como una cúpula celeste, haría innecesario el trabajo de Atlas de mantenerlos separados. 1 El cielo, al ser la contaparte del Tártaro, se concebía, al igual que aquel, hecho de bronce, pues, Hesiodo nos dice a través de una analogía que la distancia que hay del cielo a la tierra, es la misma que hay desde la superficie de la tierra hasta el Tátaro: «τόσσον ἔνερϑ᾽ ὑπὸ γὴς ὅσον οὐρανός ἐστ᾽ ἀπὸ γαίης· / τόσσον γάρ τ᾽ἀπὸ γῆς ἐς τάρταρον ἠερόεντα. / ἐννέα γὰρ νύκτας τε καὶ ἤματα χάλκεος ἄκμων / οὐρανόϑεν κατιών, δεκάτῃ κ᾽ἐς γαῖαν ἵκοιτο· / [ἶσον δ᾽ αὖτ᾽ ἀπὸ γῆς ἐς τάρταρον ἠερόεντα·].» (…) tan hondo como lejos está el cielo de la tiera, pues, un yunque de bronce que bajara desde el cielo nueve noches con sus días, al décimo llegaría a la tierra. [y a su vez igual desde la tierra al tenebroso Tártaro] Homero también lo llama broncíneo «χάλκεος» Il. v, 504; XVII 425. 2 q.v. fig. 51. 3 WEST, M. L., Hesiod Theogony, pp. 192-193.
  • 4. IV Esto es una reflexión interesante si aten-demos al hecho de que ciertamente Hesíodo, no menciona a Atlas sosteniendo la «bóveda celeste» como muchas veces leemos, pues, sólo nos dice que sostiene «el vasto cielo»4 adjetivo que podría relacionarse mucho más con algo llano que con algo cóncavo. además, se sabe que la Tierra también era concebida como un plato enorme circundado por Océano y arriba de ella se situaba Urano, al que, ciertamente, Hesíodo lo describe como isomorfo a Gea5 y esto puede avalar lo que nos señala West respecto a la concepción plana de los griegos frente a la abovedada, sin embargo, si atendemos a la cosmogonía órfica, donde Urano es la parte superior del huevo cosmogónico, en ese caso, no podríamos debatir que la concepción de Urano comprendía un contorno abovedado y no uno plano, pero debido a la poca información que tenemos sobre las características físicas de Urano, esto es un tema donde hay cabida para cualquier interpretación, lo cierto es que, ya sea que se siga las asimilaciones con otras divinidades que cumplen el papel de Urano como representante del cielo, o nos apeguemos a las cosmogonías órficas, la tradición siempre le ha conferido la función de ser la «cúpula celeste». En cuanto a esto Hesíodo nos cuenta muy poco y, asimismo, sobre su origen, pues sólo se limita a decirnos que «Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses»6 también nos dice que después de él parió las grandes Montañas, las ninfas de los bosques y al Ponto; estos hechos, de haber nacido sin padre y a primera instancia de los otros elementos de la naturaleza, sólo nos da cabida para nombrarlo como un ser primordial, un protogenoi, por lo demás, apenas nos ofrece una referencia sobre su extensión la cual abarca todo el perímetro de la tierra, pero que está destinado a resguardar ya no a los seres mortales como lo hace Gea, sino a los dioses, dicho sea de paso, que esa expresión «sede siempre segura de los felices dioses» se ha prestado para confundir a Urano con el mismo reino del Olimpo, pero el Olimpo, sin duda, se trata de un lugar diferente, sin embargo, suele decirse que los dioses habitan en el cielo porque es allí donde está construida su sede7 . Por otro lado, veremos que en otras cosmogonías Urano tiene un origen diferente al que le confiere el poeta de Ascra, pero analizaremos esas otras fuentes más adelante, por ahora conviene detenernos en lo que Hesíodo sí nos describe ampliamente: el mito de la castración de Urano. Este mito lo hemos venido describiendo páginas más arriba, sin embargo, transcribiremos aquí los puntos esenciales que describen el hecho, aislando no 4 «Ἀτλας δ᾽ οὐρανὸν εὐρὺν ἔχει» HES., Th. v. 516 5 ἐγείνατο ἶσον 6 Γαῖα δέ τοι πρῶτον μὲν ἐγείνατο ἶσον ἑωυτῇ / Οὐρανὸν ἀστερόενϑ᾽, ἵνα μιν περὶ πάντα καλύπτοι, / ὄφῥοῦ εἴη μακάρεσσι ϑεοῖς HES., Th. V 127. 7 Hefesto había construido una ciudad con puertas en el Olimpo, la cual fue morada para Zeus y los demás dioses. (HOM. Od. VI. 42; Il., XI. 76) Allí figura un salón de conferencias, en la que se reunían no sólo los dioses del Olimpo, sino también los que andaban por tierra y por mar. (HOM. Il XX. 5.) Esta montaña celeste de hecho debe destinguirse del cielo, pero como los dioses vivían en dicha ciudad erigida sobre las nubes y en el cielo, se dice que vivían al mismo tiempo en el cielo, y las puertas de la ciudad celestial fueron consideradas entonces «las puertas del cielo» (HOM. Il. V. 745 y ss.) Cf. SMITH W., D.G.R.B.M. Sobre la ubicación real del Monte Olimpo q.v. n. 194 [fig. 51]
  • 5. V obstante, otros elementos circunscritos al mito no menos importantes, como el diálogo de Gea con su hijo Cronos para efectuar la conspiración contra Urano y el resultado de después de la castración: el nacimiento de Afrodita. Así pues, lo que en realidad nos interesa resaltar aquí son tres puntos específicos del hecho: la causa, la acción y la reacción, en cada uno de estos puntos se reflejan los protagonistas del mito: Gea, Cronos y Urano respectivamente, esto nos permitirá enfocarnos exclusivamente en la escena central del mito y analizarlo desde un ángulo triple. Veamos: La Causa: Pues bien, cuantos nacieron de Gea y Urano, los hijos más terribles, estaban irritados con su padre desde siempre. Y cada vez que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano los retenía a todos ocultos en el seno de Gea sin dejarles salir a la luz y se gozaba cínicamente con su malvada acción. La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel artimaña. Produciendo al punto un tipo brillante de acero, forjó una enorme hoz y luego explicó el plan a sus hijos.8 Cuando observamos este fragmento lo primero que nos llama la atención es el hecho de que todos los hijos de Urano y Gea aborrecían al padre, luego a modo de explicación, se nos refiere la causa posible que haya generado el sempiterno desprecio de los Titanes por Urano, pero lo que Hesíodo nos cuenta es la causa fáctica, mas no la causa real sopesada por la razón y esta debemos inferirla de la actitud cínica de Urano al querer mantener a sus hijos recluidos dentro del vientre de Gea, detrás de esta actitud, lo que realmente hay son «ansías de Poder», es decir, Urano es un protogenos y como tal está en una escala jerarquica privilegiada, de hecho, se podría decir que se halla en el primer peldaño de dicha jerarquía y el cual apenas se ha construido para ser ocupado por él, ya que, para ese momento, no tiene rivales que considere poderosos, él es la única entidad con atributos divinos equiparable a su consorte Gea, y por ende, con tanto dominio como ella. Ponto no abarcaba su radio de acción, aunque luego vemos que lo suplanta como esposo de Gea; su preocupación mayor era esa nueva estirpe que no dejaba salir a la luz9 , sometiéndolos a permanecer en la oscuridad del seno de su madre y, a su vez, ésta era subyugada por medio de la represión sexual, y es que “sexualidad y soberanía 8 Γὰρ Γαίης τε καὶ Οὐρανοῦ ἐξεγένοντο, / δεινότατοι παίδων, σφετέρῳ δ᾽ ἤχϑοντο τοκῆι / ἐξ ἀρχῆς· καὶ τῶν μὲν ὅπως τις πρῶτα γένοιτο, / πάντας ἀποκρύπτασκε καὶ ἐς φάος οὐκ ἀνίεσκε / Γαίης ἐν κευϑμῶνι, κακῷ δ᾽ ἐπετέρπετο ἔργῳ, / Οὐρανός ἡ δ᾽ ἐντὸς στοναχίζετο Γαῖα πελώρη / στεινομένη, δολίην δὲ κακὴν ἐπεφράσσατο τέχνην./ αἶψα δὲ ποιήσασα γένος πολιοῦ ἀδάμαντος / τεὺξε μέγα δρέπανον καὶ ἐπέφραδε παισὶ φίλοισιν· HES. Th. vv. 154-162 9 Ha de suponerse que, en este punto, los Titanes y las Titanides ya habían logrado nacer, puesto que, de no ser así, no se explicaría el hecho de que sea Cronos, que además es el menor de ellos, quien confabule con su madre, por tanto, es más conveniente pensar que a los que mantenía encerrados en el vientre de Gea eran los Hecatónquiros y los Cíclopes, sin embargo, es algo que se presta a confusión por la manera en que comienza la narración que parece englobarlos a todos ya que dice: «cuantos nacieron de Gea» aunque luego continúa «los hijos más terribles» y quizás se refiera a los seis últimos, de todas formas, sí la primera hipótesis es plausible, aún cabe la posibilidad de que Urano no los considerara rivales ya que eran «recién nacidos» y por tanto no podían tener el mismo rango de poder que cualquiera de sus padres, de ser así, resulta irónico que haya sido el hijo menor de la pareja cosmogónica quien haya destronado a Urano.
  • 6. VI son caras de la misma moneda”10 , el sexo es poder, pero en este caso es un poder contenido que está «a punto de estallar», pues a Urano no le interesaba esta nueva y violenta prole digna de ser temida, no sea que arrebatara su soberanía, y es aquí cuando el sexo como poder se perfila como una hoja de doble filo, pues, por un lado comprende, como aspecto positivo, la continuación del linaje divino, pero, por otro lado, nos muestra aquel punto negativo que es el que han de temer todos los dioses imperantes, y este temor, es algo que se instaura con Urano y pasará como legado funesto de generación en generación a los distintos soberanos del reino celestial. En cuanto a Urano, las «dos caras de la moneda» le son adversas, o para decirlo en el lenguaje del mito griego, el Destino se burla de él, ya que sus egoístas intenciones de sofocar a sus hijos en el vientre de Gea para conservar su poderío vienen a parar en el agravio de su castración y luego es destronado por su hijo menor, por lo tanto es doblemente ultrajado “Destronado y castrado, su figura conservará un cierto carácter trágico. Creador de la soberanía que, sin embargo, nunca pudo ejercer, e inventor de un sexo que no supo controlar”11 , por tanto, al efectuarse este doble perjuicio Urano es completamente abolido, ya no podrá ejercer su derecho al trono, que tal vez de haber mantenido una actitud más sensata y justa hubiera podido perdurar, tampoco podrá engendrar, con Gea o con ninguna otra, una nueva descendencia que quizás hubiese podido secundarlo y progresase su alcurnia. Quizás este terrible descenlace del mito de Urano, también pueda ser la causa de su difuminación como deidad celeste entre los griegos, pasando a un segundo plano en la galería de los dioses importantes, pues, al no tener descendencia, es poco lo que se puede contar de él y sólo cabe rememorarlo como una divinidad originaria con una función limitada, la cual es fácil dejar en el olvido y tal vez por esto, poco a poco, se haya desvanecido, junto a su figura, su culto. Otro punto que nos llama la atención de este fragmento se centra en el instrumento que Gea produce para llevar a cabo sus planes de venganza contra Urano. Gea premeditada- mente crea una hoz, este instrumento en sí mismo comprende algunas connotaciones simbólicas muy interesantes que puede relacionarse con la esencia de los personajes12 y el significado metafórico de la acción. Diel nos dice que en principio “la hoz es el símbolo de la muerte. Pero Urano es una divinidad inmortal; no puede, pues, tratarse más que de una muerte metafórica: el fin de su reinado. Pero la hoz es también el emblema de la siega, símbolo de una nueva esperanza de cosecha.”13 Por tanto la hoz se consolida como un símbolo doble de muerte y renovación, que es precisamente el transfondo de este mito: la instauración de un orden social y político y su consecución dinástica por medio de la lucha de poderes, donde el más fuerte «mata» al «débil», 10 BERMEJO, J. C., Grecia arcaica: la mitología, p. 26 11 Loc. cit. 12 Principalmente a dos de ellos: Gea y Cronos. La primera como creadora del arma y el segundo como su portador y ejecutor, aquí sin embargo trataremos de dilucidar los aspectos de la hoz referentes a Gea y las repercusiones que causa en Urano como sujeto paciente a quien va destinado el castigo de la hoz. 13 DIEL, P., op. cit., p.101
  • 7. VII aunque esta debilidad no se marca, en este caso, en términos de fuerza sino de capacidad de administración y regencia de un reino que sucumbe por la inestabilidad que crea Urano en su entorno, al mantener doblegada su estirpe por su hipersexualidad, que lo conduce finalmente a un fatal desenlace, por su falta de juicio es condenado a su «muerte» como soberano “Urano no puede ser rey de los dioses, y por eso será destronado, porque no es capaz de constituir una familia estable. Urano no puede practicar establemente la actividad sexual porque copulará de modo ininterrumpido, impidiendo que los hijos engendrados en el seno de su esposa puedan salir a la luz, por lo que será castrado.”14 Esto sencillamente entra dentro del renglón de la «ἁμαρτία», la desfachatez del ultraje a su consorte, creyendo así perpetuar su poderío, es precisamente la causa de su desgracia, pues, subestima a Gea y descuida por completo el poder latente de los Titanes como vengadores de su madre, esta falta, como todo error trágico, acarrea una culpa, Diel interpreta la culpabilidad de Urano, dentro de los márgenes cosmogónicos de la vida, es decir, que gracias a él y a la falta cometida, comienza a generarse la sucesión del tiempo que casualmente es lo que representa Cronos. “El mito de Urano narra simbólicamente el origen de la culpa existencial. La existencia manifiesta es imaginada como «ex–pulsada», empujada fuera del «Misterio-Caos», de lo cual resulta la discordia inicial, la dualidad conflictual: Espíritu (Urano-Cielo) y Materia (Gea-Tierra). La creación del Universo y de su titánica discordia inmanente implica el sufrimiento universal.” Esta dualidad entre Urano y Gea, que entraña esa discordia inicial que señala Diel, también se manifiesta simbólicamente dentro del mito a través del simbolismo de la hoz, pues, nos dice Cirlot que “todas las armas curvas, en general, son lunares y femeninas, mientras las rectas son masculinas y solares. Lo recto es penetración e impulso; lo curvo es camino y pasividad”15 por tanto la «hoz de agudos dientes» que arremete contra el falo de Urano, comprende el principio femenino sine qua non: la pasividad, y es este el camino con el cual Gea logra safarse de la tiranía sexual de su esposo que en ningún momento sospechó el ardid de ésta en contra suyo, en sí, es un símbolo complejo que comprende una especie de paradoja, en el cual el principio pasivo destruye el activo, ejecutado, no obstante, por un elemento activo (Cronos) con un arma que simboliza el principio pasivo, la cual le abre el «camino» para hacerse con el poder. Por otro lado, la hoz como elemento simbólico dentro de estos principios femeninos (activo/pasivo)16 , entraña, en este mito, un significado alta- mente sexual, pues, la descripción de la hoz con «agudos dientes» recuerda el mito de la vagina dentata17 que es simbólicamente la expresión salvaje de la energía sexual 14 BERMEJO, J. C., Grecia arcaica…op. cit., p. 26 15 CIRLOT, J. E., “Guadaña”, op. cit., p. 237 16 q.v. n. 283 17 Vagina dentata es el nombre con al cual se describe el conjunto de leyendas, presentes en varias culturas, que hablan de las mujeres con vaginas provistas de dientes; las cuales se contaban con el objeto de prevenir sobre los riesgos de mantener relaciones sexuales con mujeres desconocidas. Este mito es notable en Mesoamérica donde varias diosas como Tlaltecuhtli, también llamada el monstruo de la tierra, son representadas con vagina dentata, también la diosa «Piowačwe, compleja proyección del aparato psí- quico, topología sagrada, epifanía epónima de la deglución, la castración y el sacrificio; trasposición inconsciente de la imagen de la vagina dentada en vagina telúrica.» además «en relación con las tribus indoamericanas, (…) a finales del siglo XIX, el antropólogo Franz Boas estableció el motivo temático y, más tarde, identificó 22 versiones míticas en su estudio comparativo sobre los tsimchian. Es
  • 8. VIII liberada por la mujer, de modo que, nos encontramos ante una insinuante y velada metonimia doble, que nos indica que Gea acude exactamente al mismo método de su esposo «urdió una cruel artimaña», aunque de manera inversa, para combatir su «impulso» sexual, y esto, evidentemente, lo hace sólo dentro de un plano totalmente simbólico, donde el arma/«vagina» de Gea comprende el símbolo del “sacrificio perpetuo que renueva la fuerza creadora”18 en oposición a la “perpetuación de la vida, del poder activo y de la fuerza de propagación cósmica”19 que se halla simbolizada en el falo/«arma» de Urano, es decir, se confrontan en una lucha simbólica de dos principios antagónicos, por un lado se halla el «impulso generador» de Urano que, sin embargo, se encuentra viciado ya que no cumple su cometido: proporcionar vida, todo lo contrario, pretende «sofocarla» y solamente se centra en el placer carnal, incosciente y descontrolado, y por otro lado, se halla el «sacrificio» o la esperanza de Gea para renovar la «fuerza creadora» corrompida y obstaculizada por Urano, por tanto, aquí vemos claramente el valor intrínseco y simbólico de la hoz, del cual Diel nos viene advirtiendo y que Cirlot reafirma: “Estos significados, el de la mutilación y el de la esperanza, pese a su carácter contradictorio, coinciden en la idea de sacrificio, asociada a la imagen de toda arma”20 . Esta arma simbólica de la fuerza pasiva femenina, empuñada sin embargo por un principio activo, aún entraña un significado más, dentro del simbolismo de los metales, pues, Hesíodo la describe fabricada en «un tipo brillante de acero» (πολιοῦ ἀδάμαντος), la palabra griega correspondiente al acero «ἀδαμάντινος» también correspondió posteriormente al diamante, se sabe que el acero y el diamante tienen en común su dureza, pero simbólicamente también mantienen una relación de significados convergentes, pues, el acero simboliza “la dureza trascendente del principio espiritual dominador”21 y el diamante es “el símbolo de la luz y del resplandor. De los conocimientos morales e intelectuales”22 , ambos significados simbólicos se hallan reflejados en la función regeneradora que cumple Gea al segar los genitales de Urano y no permitir más su reino de tiranía, ya que a través de este acto «brillan» los preceptos morales y triunfa la consciencia necesaria para la renovación de la vida, logran salir a la «luz» sus hijos retenidos en la oscuridad y el Tiempo puede comenzar su reinado, la hoz adamantina, la hoz acerada impone así su resplandor y rasga la broncínea bóveda del Cielo, y así, un metal burdo como el bronce se mella ante el tajo de la hoz de diamante, piedra preciosa y resplandeciente que como el oro, en el lenguaje alquímico, “exige la imprescindible recordar los diferentes abordajes de Lévi-Strauss en sus Mitológicas. Así, por ejemplo, en Lo crudo y lo cocido refiere un mito toba-pilagá en el que las mujeres de vagina dentada bajan del cielo y roban la comida de los cazadores. Un relato procedente del Chaco explica que el héroe mítico Carancho rompió los dientes vaginales de las mujeres, posibilitando de tal manera la copulación y la consecuente reproducción humana. Siguiendo estas pistas, Lévi-Strauss (1972) sustenta su “teoría de los orificios” (anticipada por Sartre en su célebre obra El ser y la nada), y en El hombre desnudo considera que las imágenes míticas de las mujeres con vagina dentada deben examinarse como “sobrevivientes de un desorden primitivo”.» Cf. Jorge, F. B., “La vagina dentada en la mitología de Mesoamérica: itinerario analítico de orientación lévi-straussiana”, R. A .E.* (Nº 10), pp. 25-33 18 CIRLOT, J. E., “Mandorla”, op. cit., p. 303 19 “Falo”, op. cit., p. 209 [el subrayado es nuestro] 20 “Guadaña” loc. cit. 21 “Acero”, op. cit., p. 65 22 “Diamante”, op. cit., p. 173
  • 9. IX derrota de todos los instintos del alma turbios y confusos”23 para «disolver» el cobre, metal impuro relacionado con las bajas pasiones de Venus24 por tanto no es fortuito que sea precisamente Afrodita la que nace del falo mutilado de Urano, pero esta diosa vendría a representar la hipersexualidad de su padre, mientras que los monstruos que se generaron junto a ella son precisamente la desfachatez, el cinismo, el ultraje, la vileza, la anarquía y tiranía de Urano, las causas de su fatalidad. La Acción: La monstruosa Gea se alegró mucho en su corazón y le apostó secretamente en emboscada. Puso en sus manos una hoz de agudos dientes y disimuló perfectamente la trampa. Vino el poderoso Urano conduciendo la noche, se echó sobre la tierra ansioso de amor y se extendió por todas partes. El hijo [Cronos], saliendo de su escondite, logró alcanzarle con la mano izquierda, empuñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afilados dientes, y apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás.25 Los versos precedentes a este fragmento nos dicen que una vez Gea maquina su ardid se lo plantea a sus hijos, de los cuales, casi ninguno quizo ejecutarlo por temor al padre, tan sólo el menor de ellos, Cronos «de mente retorcida», se prestó a la conjura de la «monstruosa Gea». El hecho de que sea Cronos quien acepte conspirar contra su padre es muy significativo, por un lado, en cuanto al desarrollo del mito, resulta irónico que sea el menor de todos los Titanes quien termine destronando a su padre, que totalmente despreocupado por ellos, se ve sorprendido en una «emboscada». Este hecho parece repetirse en la sucesión de los gobernantes celestes, como si con ello se quisiera hacer hincapié en una suerte de moraleja que hasta nuestros días permanece como un sintagma cristalizado, nos refe- rimos al proverbio: «nunca subestimes a tu enemigo, por débil o pequeño que parezca», es cierto que Cronos no se presenta aquí como un enemigo declarado, sino como uno que asecha «escondido en las sombras de la noche» lo que lo hace aún más peligroso para Urano, que en su ceguera intelectual motivada por las bajas pasiones, no se da cuenta del complot entre su esposa y su hijo, del peligro que corre en su entorno cercano, sólo piensa en esos hijos, «los más terribles», que están a punto de nacer y él «cínicamente» entorpece, quizás piense que tan sólo las entidades representativas de las tempestades son las únicas capaces de turbar el Cielo tranquilo y despejado, es decir, su propia representación y su propio dominio, descuidando ese elemento apenas percep- 23 ATIENZA, J. G., “Metales”, Los saberes alquímicos: Diccionario de pensadores, símbolos y principios, p. 440. 24 Cf. loc cit. 25 γήϑησεν δὲ μέγα φρεσὶ Γαῖα πελώρη·/ εἷσε δέ μιν κρύψασα λόχῳ, ἐνέϑηκε δὲ χερσὶν / ἅρπην καρχαρόδοντα, δόλον δ᾽ ὑπεϑήκατο πάντα. / ἧλϑἓ δὲ νύκτ᾽ ἐπάγων μέγας Οὐρανός, ἀμφὶ δὲ Γαίῃ / ἱμείρων φιλότητος ἐπέσχετο, καὶ ῥ᾽ ἐτανύσϑη / πάντῃ· ὁ δ᾽ ἐκ λοχέοιο πάις ὠρέξατο χειρὶ /σκαιῇ, δεξιτερῇ δὲ πελώριον ἔλλαβεν ἅρπην, / μακρὴν καρχαρόδοντα, φίλου δ᾽ ἀπὸ μὴδεα πατρὸς / ἐσσυμένως ἤμησε, πάλιν δ᾽ ἔρριψε φέρεσϑαἱ / ἐξοπίσω. HES. Th. vv. 173- 182
  • 10. X tible y acechante, devastador de imperios y «devorador» de vida: el Tiempo, el cual sólo parece consentir a su Madre que danza junto a él, «alegre en su corazón», desde que tramaron aquella «cruel artimaña» y desde el principio de su reinado; y es en este punto donde surge el otro lado significativo de la acción de Cronos: la de servir de “hemistiquio” entre Cielo y Tierra; cuando Cronos esgrime su guadaña contra su padre y lo separa de su madre, supone la división de dos entes antes unidos por lazos muy fuertes, mitológicmente hablando, estos lazos son consaguinios y políticos: madre-hijo; esposo-esposa, pero simbólicamente, constituyen la materialización del espacio-tiempo, es decir, a partir de la separación de Urano y Gea, comienza una nueva organización de los planos del Universo-Mundo, generándose una tríada de aquel elemento único pero a la vez dual que constituía la hierogamia de la pareja divina, a partir de entonces se fijan estos tres niveles: celeste, terrenal (o aéreo) y ctónico; espacios diferenciados en una escala valorativa, desde el punto de vista simbólico, que comprende una secuencia también triádica: espiritual, profana e infernal, sin embargo, estos niveles de igual forma entrañan un significado en el plano mítico, pues, sabemos que los griegos y otros pueblos antiguos ubicaban a sus dioses precisamente en esos dos planos opuestos que constituyen los extremos de esta tríada simbólica, clasificando a sus dioses como divinidades celestes (uránicas) y divinidades infernales (telúricas). En cuanto a ese nivel intermedio que hemos llamado «profano», se refiere al espacio común habitable para los distintos seres de la tierra; de manera que la separación de Cielo y Tierra o de Urano y Gea «da lugar» a una nueva creación, tanto en el plano cósmico como en el plano físico, pues, la castración de Urano por parte de Cronos permite que nazcan sus hermanos (Cíclopes y Hecatónquiros), permitiendo así la vida de estas criaturas y el desarrollo del porvenir, asimismo, un reflejo de esos sucesos se desencadena en el plano físico abriendo la posibilidad de la vida en la faz de la tierra, al manifestarse, desde entonces, un espacio abierto donde las criaturas (hombres y animales) pueden moverse libre- mente, claro está, esta interpretación mítica de carácter etiológico sobre los comienzos de la posible formación de las tribus humanas a partir de la separación de parejas divinas, puede rastrearse en muchas otras mitologías de otras tantas civilizaciones: “Sumer y Egipto aportan la primera evidencia escrita del mito de la separación entre el cielo y la tierra, que iba a sentar las bases de las teologías en la Edad de Hierro. Ya no se da importancia a la creación que surge de una diosa madre, sino a un dios que separa a sus padres y que inicia, por lo tanto, el «proceso de creación»”26 sin embargo, en el relato hesiódico la aparición del hombre en la tierra como raza organizada en tribus potenciales para lo que pudiera considerarse el inicio de la edad de los metales, no se da sino mucho más adelante de los sucesos de Urano y Gea, pues, apenas hay indicio de eso en el mito de la repartición de las viandas y el robo del fuego por parte de Prometeo27 , de hecho, al comienzo de este mito se menciona una separación entre dioses y hombres28 lo que alude a la etapa anterior donde éstos vivían en comunidad, en 26 BARING, A. & CASHFORD J., op. cit., p. 183. 27 HES., Th., 535 y 565 respectivamente. 28 Καὶ γὰρ ὅτ᾽ ἐκρίνοντο ϑεοὶ ϑνητοί τὺ ἄνϑρωποι / Μηκώνῃ «Ocurrió que cuando dioses y hombres mortales se separaron en Mecona»
  • 11. XI aquellla Edad Dorada correspondiente al reinado de Cronos29 ; existe homologación a este mito entre los bini de Nigeria, donde la separación del cielo y la tierra también ocurre por causas alimenticias30 , pero el caso de la separación de Urano y Gea no parece coincidir, a pesar de todo, con el desenvolvimiento del hombre en la tierra, aunque bien se halla mucha más relación con la manifestación aloplástica del estado físico de la tierra, ya que la división entre Cielo y Tierra, supone cambios drásticos en el Universo- Mundo, como habíamos dicho, pero sustancialmente en el globo terráqueo, manifestándose fenómenos que, al estar unidos estas parejas divinas, no pudieron haber sido posibles como es el espacio aéreo y la penetración de la luz solar, bajo estas perspectivas, encontramos nuevamente réplicas en otras mitologías como el mito de la separación de Gueb y Nut de los antiguos egipcios31 que nos narra acerca de la formación del espacio aéreo, y respecto a la manifestación de la luz, también tenemos las divinidades maoríes que encarnan el cielo y la tierra: Ranganui y Papatuanuku32 que recuerdan un poco a Urano y a Gea, aunque ciertamente todo el mito se parece al relato hesiódico en cuanto a estructura se refiere, claro está, con sus características y funciones propias. No obstante, el mito hesiódico de Urano y Gea coloca como elemento disociador a Cronos, prosopopeya del tiempo, el cual no mencionan las mitologías a las que nos hemos referido, pero, de una u otra forma, se halla presente, ya que al lograr la desunión hierogámica, inmediatamente sobreviene el desarrollo de la vida que, sin duda, se manifiesta en el tiempo. De manera que estos mitos pueden verse como el preludio de la cosmología que, ya desde los inicios del pensamiento, estudiarán los filósofos de la antigua Grecia33 , puesto que, a partir de ellos, podría inferirse cómo se planteaba la 29 Χρύσεον μὲν πρώτιστα γένος μερόπων ἀνϑρώπων / ἀϑάνατοι ποίησαν ᾽Ολύμπια δώματ᾽ ἔξοντες. / οἳ μὲν ἐπὶ Κρόνου ἧσαν, ὅτ᾽ οὐρανῷ «Al principio los Inmortales que habitan mansiones olímpicas crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Existieron aquéllos en tiempos de Cronos, cuando reinaba en el cielo» HES., Op., vv.108-110 30 «Un mito de los bini en Nigeria narra que cuando el cielo y la tierra estaban unidos los hombres no tenían necesidad de labrar la tierra, porque cada vez que tenían hambre les bastaba con cortar un trozo de cielo y comérselo. Pero un día el cielo se enfadó porque los hombres cogían más de lo que podían comer y tiraban lo que les sobraba a la basura. Y el cielo no quería que se le tirara a la basura. Así que previno a los hombres: si no tenían más cuidado, él se iría muy lejos. Durante un tiempo los hombres fueron cautos, pero un buen día una mujer voraz cortó un trozo demasiado grande, que ni ella ni su marido ni el pueblo entero pudieron acabarse. De manera que tuvieron que tirar una buena parte a la basura. El cielo, colérico, se levantó muy por encima de la tierra, muy lejos del alcance de los hombres. Y desde entonces tienen que trabajar para vivir. ARDÉVOL PIERA, E., & MUNILLA CABRILLANA, G. Antropología de la religión: Una aproximación interdisciplinar a las religiones antiguas y contemporáneas, p. 138. 31 «La versión más antigua conocida del mito de la separación del cielo y la tierra la encontramos, en el antiguo Egipto. (…) el agente de la separación es precisamente el dios del aire, Shu. Cuando Shu y Tfenis, la primera pareja divina, generaron la segunda pareja divina, la formada por Gueb y Nut –la tierra y el cielo-, éstos estaban fundidos en una estrecha hierogamia. Para acabar el cosmos y hacer posible la vida, se interpuso entre sus hijos Gueb y Nut y los separó, creando así el espacio aéreo.» ARDÉVOL PIERA, E., & MUNILLA CABRILLANA, G. op. cit. p. 139. 32 «Según los maoríes, en un principio el cielo y la tierra estaban unidos en un estrecho abrazo. Los hijos que nacieron de este enlace sin fin se movían a tientas en las tinieblas, buscando la luz. Un día, finalmente, decidieron separar a los padres. Cortaron las cuerdas que unían el cielo a la tierra y empujaron al padre hacia arriba hasta que quedó suspendido en el aire, y así la luz apareció en el mundo.» ibid. p. 138. 33 La palabra cosmología «κόσμος – λόγος» fue acuñada por Christian Wolff en 1730 en su Cosmologia Generalis, el término designa el estudio del mundo como un todo, es decir, se aplica, de manera
  • 12. XII estructura del Universo y la articulación existente entre el tiempo, el espacio y el movimiento en la Antigüedad. En el relato de Hesíodo, Urano no permitía a sus hijos, nacidos de Gea –ahora su mujer, antaño su madre, ver la luz. Es decir, que el cielo y la tierra seguían unidos, como una sola deidad. Como en el mito egipcio, la luz, o el espacio entre el cielo y la tierra, simboliza la consciencia que pone en movimiento las formas cambiantes del tiempo.34 Ahora bien, estos aspectos físicos transparentados en estos mitos cosmogónicos, no constituyen, en sí mismos, el fin último de sus concepciones, no nos es lícito pensar, como antaño supusieron los racionalistas, que los mitos fueron creados con la sóla intención de «explicarse» estos fenómenos, simplemente nos hablan acerca de la creencia de estos pueblos sobre la fundación del Cosmos, y recordaremos que ésta se da siempre en el marco de lo sagrado. Este mito en particular comprende tres deidades que comparten una acción que es fundamental en la composición organizativa del Cosmos: Urano, Crono y Gea, cada una de estas deidades a su vez representan principios naturales «φύσις» que hemos venido señalando: espacio, tiempo y movimiento, la figura mítica de Urano, comúnmente, personifica el Cielo, pero como veremos en otras cosmogonías, aparte de la hesiódica, también está emparentado con el elemento aire e igualmente se relaciona con el tiempo, ontológica, a la estructura e historia del Universo en su totalidad. Los filósofos de la antigüedad griega ya se planteaban los problemas relacionados con la «φύσις» así, por ejemplo, los presocráticos advirtieron que el mundo, o «fysis», es una realidad diversa (sustancia) que se halla en continua y perpetua transformación, lo que de alguna forma ya prefigura los modernos conceptos de espacio y tiempo. «En la filosofía griega antigua, el espacio fue tratado en relación con el problema del ser y del no ser, lo lleno y lo vacío; así en Parménides (el espacio es todo) y en los atomistas (hay el ser, distribuido en infinitas partículas, átomos, y el vacío infinito: el todo es átomos y vacío). Platón lo concibe como un receptáculo universal (khora), donde las cosas toman la forma de las ideas por obra del demiurgo, mientras que Aristóteles, por no aceptar el vacío, considera el espacio como lugar (topos) -el límite interno que envuelve a un cuerpo-, como cualidad de las cosas, o como la distribución que adquieren en el universo los cuatro elementos que tienden a ocupar su lugar natural.» RIU, A. M., & MORATÓ, J. C., op. cit. “Espacio”. «En la historia de la filosofía vemos aparecer ya la reflexión sobre la naturaleza del tiempo en sus mismos inicios entre los presocráticos. La filosofía presocrática puede seguirse como un proceso de consolidación del enfrentamiento entre naturaleza y lenguaje, entre lo que las cosas son por sí mismas y lo que las cosas son en tanto que dichas en un lenguaje que presenta problemas a causa de su convencionalidad. Si se tiene en cuenta que aquello que se problematiza, la naturaleza, no tiene un carácter estable sino que es visto como algo en constante cambio, se puede entender que el tiempo se presenta siempre como algo ligado a este devenir de los acontecimientos, y que el lenguaje lo que pretende es llegar a mencionarlo en su constante cambio. Cf. HERACLIT. fr. 1-50, 51-93. Anaximandro relaciona la pregunta por la totalidad de lo existente con el tiempo, que es el que impone el orden, es decir, el que permite que exista el cosmos. Cf. SIMP. In Ph. 24,13, DK,A9 y B I. Parménides, al declarar que «el ser no fue ni será, sino que es, a la vez, uno, continuo y entero», formula la primera noción de eternidad (Cf. PARM. fr. I-VIII), mientras que otro eleata, Meliso de Samos, al declarar que el ser siempre es, siempre fue y siempre será, formula la noción de sempiternidad. En cualquier caso, el problema del ser se plantea conjuntamente con la cuestión del tiempo, lo que no es ajeno al uso de la noción de sustancia (ousía), entendida como presencia. Para Platón el tiempo es una imagen móvil de la eternidad, imita la eternidad y se desarrolla en círculo (concepción cíclica del tiempo) según el número. Considera que el tiempo nace con el cielo, y el movimiento de los astros mide el tiempo. Así, lo que es, es una participación en el Ser según el tiempo. Cf. Pl. Ti. 37c- 39d. 47a. Para abordar la cuestión del tiempo, su naturaleza y estructura, Aristóteles lo vincula al movimiento, pero lo separa de éste, ya que un movimiento puede ser rápido o lento, mientras que esto no tiene sentido decirlo del tiempo, ya que la rapidez o lentitud lo son respecto de él. El tiempo, dice, es algo que pertenece al movimiento, es el número del movimiento según lo anterior-posterior. Cf. ARIST. Ph. 217b-224a. » Ibid.,“tiempo”. 34 BARING, A. & CASHFORD, J., op cit, p. 404.
  • 13. XIII lo que nos señala de entrada la concepción temprana de la ecuación: espacio-tiempo, que constituye un eje axiomático de la organización, tanto caótica como cósmica, así lo argumenta Cirlot: “en cierto modo, el espacio es una región intermedia entre el cosmos y el caos. Cómo ámbito de todas las posibilidades es caótico, como lugar de las formas y de las construcciones es cósmico”35 Urano, al igual que todas las personificaciones del cielo de los mitos que hemos mencionado, en estado hierogámico, comprenden el germen de la manifestación fenoménica, antes de la separación todos los seres «aprisionados» se hallan en un estado caótico, luego de la liberación, gracias a un elemento activo y regulador (Cronos en el mito de Urano), se condicionan las formas en el tiempo, dando lugar al Cosmos. Este espacio, diferenciado de aquella masa caótica (la hierogamia), presupone, en sí mismo, otra división en la constitución de los planos dimensionales, lo que per se se entiende como la organización del espacio terrestre, esta división se plantea en tres ejes direccionales en sentido recto, en los cuales, cada dimensión traza un punto en el horizonte, constituyéndose en ella dos polos opuestos; sumadas las dimensiones se originan seis puntos antagónicos entre sí, de los cuales, cuatro los denominamos cardinales y los dos restantes son el cenit y el nadir. Los puntos cardinales en el mito son encarnados por cuatro de los Titanes constituidos como pilares del Cielo: Crío (el pilar del Sur), Ceo (el pilar del Norte), Hiperión (el pilar del Oeste) y Jápeto (el pilar del Este), mientras que el cenit y el nadir corresponden a Urano y Gea respectivamente. Estos seis puntos opuestos entre sí, sin embargo, dentro de su representación vectorial, se juntan formando un abstruso punto séptimo. En el mito de la castración de Urano, Hesíodo nos cuenta que Cronos sale al asecho de su escondite «ἐκ λοχέοιο» lo que da indicio a considerar a Cronos como ese punto «oculto» resultado de la interconección de los planos dimensionales. Por otro lado, vemos que tanto la preposición genitiva que acompaña el adjetivo como el adjetivo mismo, sugieren un «re-surgir», un «alumbramiento» lo que se colige con la idea de la manifestación de la luz que hemos mencionado respecto a los otros mitos, además, Hesíodo nos dice que Urano, «conduciendo la noche, se echó sobre la tierra y se extendió por todas partes», el hecho de que Urano «venga» con la noche sigue en ilación con lo precedente: la oscuridad que se cernía, «por todas partes», sobre la faz de la tierra antes de su castración. De igual manera el hecho de «extenderse por todas partes» sugiere que sus “extremidades” se situaban en cada uno de los linderos del mundo36 , y esto es algo significativo, pues hemos dicho que en cada uno de estos puntos terminales se hallaban cuatro hermanos de Cronos, cabe pensar que ellos se encargaron de sujetar al padre mientras que Cronos maniobraba la hoz para segar sus genitales, aunque Hesíodo no lo menciona, se infiere por la alusión de «extenderse por todas partes sobre Gea», además Apolodoro nos lo ratifica cuando nos dice que «todos ellos, excepto Océano, arremetieron contra Urano»37 , por tanto, los Titanes que hemos 35 CIRLOT, J. E., “Espacio”, op. cit. p. 195. 36 Lo que recuerda la posición en que era representada la aludida diosa Nut. 37 οἱ / δὲ Ὠκεανοῦ χωρὶς ἐπιτίθενται, καὶ Κρόνος ἀποτεμὼν / τὰ αἰδοῖα τοῦ πατρὸς «…y ellos, menos Océano, arremetieron contra [Urano] y Cronos cortó los genitales del padre» APOLLOD. 1.3, 3 [T.A.]
  • 14. XIV mencionado comprenden «los cuatro pilares que sujetan la bóveda celeste» y Cronos se percibe, desde ese entonces, como «Cento del Cosmos», todos en conjunto constituyen la imago mundi que manifiesta el orden de los elementos tanto en el plano de la vida cósmica como en el de la existencia. Concebir a Cronos como «Centro del Cosmos», podría, en el caso de la figura cúbica espacial, aludir a la reductibilidad de los planos, llevados de seis a cuatro, es decir, la representación en forma de cruz que indica sólo las coordenadas cartesianas que, a su vez, indican una orientación bivectorial: horizontal y vertical. Estos dos planos o dimen- siones, si los volcamos en la representación antropomórfica de las deidades del mito griego y en el lenguaje simbólico, veremos que corresponden, por un lado, a Cronos que, como punto central o eje axial primario entre el Cielo y la Tierra y como fundador del Cosmos en su manifestación material, se repartiría en estos planos del modo siguiente: cabeza y pies en el plano vertical, mano izquierda y mano derecha en el horizontal. Por otro lado, en el terreno simbólico, corresponden a connotaciones precisas: “el sentido horizontal concierne a las posibilidades de un grado o momento de la existencia. El vertical a su elevación moral”38 , en el mito de la separación de Urano y Gea, prela una observancia moral evidente que contempla la erradicación de la actitud viciada de Urano hacia Gea y el desenvolvimiento del Cosmos o «sublimación» de la vida, asimismo, en cuanto al sentido de la verticalidad, cabe destacar que, luego de la castración, Urano se «eleva» hacia un «plano superior» fijo, pues ya ha purgado su falta inconsciente por medio del sacrificio que supone la amputación de su miembro viril, que implica la liberación y la formación de vida –lo que recuerda que este mito también se halla vinculado con los mitos cosmogónicos de la creación a partir del «desmem- bramiento» de una criatura primordial– de manera que Urano como ser eunuco, simboliza la exaltación divina, una suerte de metanoia «μετά-νόος» del espíritu, donde las bajas pasiones se «subliman», casi en un sentido alquímico, hacia lo superior39 fijándose como lo “Supremo” que ha de ser, desde entonces, uno de los epítetos de Urano. El plano horizontal, identificado con los puntos cardinales, se sincroniza con dos puntos direccionales: izquierda y derecha. Estas direcciones engloban en sí mismas los otros dos puntos del plano horizontal de manera equivalente: delante/derecha y atrás/ izquierda, lo que a su vez reporta ciertas correlaciones en el lenguaje simbólico: 38 CIRLOT, J. E., Ibid. p. 196 39 Esta «sublimación espiritual» o «purificación de la materia» en sentido alquímico, alude a la transformación del Ser que aspira hacia «lo superior». Los ritos de carácter iniciático, ya impliquen un contenido sexual o no, son expresiones miméticas de los mitos que subrayan un sacrificio de un ser primordial para la «renovación» o «proliferación» de la vida a partir de dicho sacrificio. Respecto a esto Cirlot nos comenta: «Ciertos rituales babilónicos figuraban la hierogamia con una sacerdotisa de Isthar y un esclavo que después de la consumación erótica recibía la muerte. Este sacrificio ulterior no era un acto de crueldad, sino la necesaria ejecución que había de seguir, como la sombra al cuerpo, al hecho realizado. Pues, de dejarlo con vida, ese hombre habría sido ya un muerto vivo durante el resto de su existencia, tras haber conocido el contacto con lo superior. (…) Es lo que expresa el mito de Sémele, incendiada por los rayos de la belleza de Júpiter, cuando quizo verlo en su aspecto auténtico y esencial. Lo superior destruye, quema lo inferior. Pero por eso toda concesión sostenida de algo extraordinario es expresión de una expresión paralela en quien recibe el don.» Cirlot, “Superior, Lo”, op cit., p. 426. Aquí sin embargo, el autor citado se refiere a la trascendencia de una vida mortal hacia lo apotéosico, al anhelar la «superioridad» de los dioses; pero en el caso de Urano, al ya estar revestido de dignidad divina, su tras- cendencia, corresponde no a la homologación, sino a la fijación y representación de pureza en sí mismo.
  • 15. XV “Si buscamos una identificación que autorice la reducción de los cuatros puntos del plano horizontal a dos (izquierda y derecha) tenemos una base para ello en la afirmación de Jung, para quien detrás equivale a incosciente y delante manifestado o consciente. Como el lado izquierdo se identifica también con inconsciente y el derecho con conciencia, detrás resulta equiparable a izquierda, y delante a derecha”40 . En el mito, Hesíodo hace una distinción muy precisa entre mano izquierda: «logró alcanzarle con la mano izquierda» y mano derecha: «empuñó con la derecha la prodigiosa hoz» que muy bien pueden ajustarse a estas connotaciones simbólicas de consciente e inconsciente, así a la mano izquierda, también puede adjudicársele otros valores simbólicos, acuñados por el psicoanálisis, derivados de la asimilación con el inconsciente: la identificación de la izquierda con el lado lunar y femenino del individuo41 , de manera que la mano izquierda de Cronos –con la que agarró los genitales de su padre para sesgarlos– representa en cierta forma una proyección de su madre Gea, además, también parece indicar la «represión» de las atribuciones negativas de Urano que ciertamente se hallan relacionadas con otros valores simbólicos de la izquierda: lo pasado, lo siniestro, lo reprimido, la involución anormal, lo ilegítimo42 , cada una de estas connotaciones encajan tanto con la actitud viciada de Urano que casi no necesitan ser explicadas, pues es lo que hemos venido exponiendo, sin embargo, puede permitirnos hacer un breve recuento: Urano establece un régimen decadente destinado a la extinción por la indiferencia que muestra hacia la construcción de un gobierno justo y equilibrado, todo lo contrario, su autoridad se basa en el egoísmo y en la tiranía que impone a Gea mediante el hostigamiento sexual y a sus hijos mediante el impedimento de su nacimiento, tal gobierno ha de ser abolido y superado por la justicia o, en este caso, por el destino que lo conduce a la fatalidad, quedando su nombre desterrado al olvido y su figura vista por la posteridad tan sólo como una sombra del «pasado». Toda la tiranía de Urano se desarrolló en plena conciencia de sus actos, sobre todo el ultraje a Gea y el encarcelamiento de sus hijos en el vientre de ésta, además su imposición egoísta y el odio recalcitrante que sentía hacia sus demás hijos, los Titanes, nos habla mucho de su personalidad y aspecto «siniestro». «Lo reprimido» se da en Urano bajo dos formas: como agente represor, al no permitir el nacimiento de sus hijos y, como paciente reprimido, al ser víctima de su propia actitud y sexualidad desaforada, ya que no le permitirá procurarse una descendencia que pueda representarlo posterior- mente y, asimismo, ésta será la causa de su fatalidad y abolición como gobernante celeste. Tales circunstancias representan un retroceso en todos los sentidos: evolutivo, biológico, político y social, conociendo lo grotesco de los acontecimientos de la causa de dicho retroceso, ciertamente podemos considerarla una «involución anormal». Finalmente, desde cualquier perspectiva, todo gobierno que va en contra de toda ley natural y de justicia, es «ilegítimo». Es interesante ver que todos estos males se basan en un componente sexual, o mejor dicho, que toda la obstrucción del Cosmos se deba a la viciada afectación de Urano 40 CIRLOT, J. E., “Espacio”, op. cit. p. 197. 41 Cf. JUNG, C. G., “Anima-Animus”, El hombre y sus símbolos. 42 CIRLOT, J. E., Loc. cit.
  • 16. XVI hacia Gea, y que la resolución a la que se llega para «cercenarlos» es la acción que ejecutará la mano derecha de su hijo Cronos. Según Cirlot, la mano como tal significa el principio manifestado, la acción, la donación, la labor, pero también, protección, autoridad, poder y fuerza43 , todos estos atributos los encarna perfectamente Cronos, la primera serie de ellos se identifican con la fundación del Cosmos y la manifestación de la luz en la tierra, la segunda, con el auxilio prestado a su madre y la usurpación del trono de su padre. Son estos precisamente los componentes fundamentales de la acción del mito y la función en él de Cronos. Pero es curioso que toda la acción determinante que lleva a cabo Cronos recaiga en su mano derecha la cual, simbólicamente, corresponde a lo racional, consciente, lógico y viril44 , cualidades identificadas directamente con lo masculino, pero hay que recordar que el instrumento que corta los genitales de Urano (la hoz dentada), corresponde simbólicamente a lo femenino. De manera que nos hallamos frente a una coincidentia oppositorum de principios equilibrados perfectamente que generan una stasis «στάσις» o fijación del orden, estas dos premisas casi silogísticas, darán como resultado la expulsión del elemento obstructor y desestabilizador del Cosmos. En otras palabras, gracias a la conjunción de los elementos masculino /femenino, reunidos simbólicamente en la mano derecha (la mano del juicio) de Cronos, puede abatirse la tiranía impuesta por Urano. Decimos que tales principios: masculino y femenino se hallan en perfecto equilibrio puesto que, en primera medida, se hallan interrelacionados y yuxtapuestos los símbolos que caracterizan a Gea y a Cronos, según lo que sostiene este último en cada mano: en la izquierda, correspondiente con lo femenino, sostiene los genitales de Urano y en la derecha, correspondiente con lo masculino, sostiene la hoz, símbolo de los genitales de Gea, lo que corrobora la idea de los principios masculino/femenino encontrados, sin embargo, se hallan en un trazo radicalmente opuesto muy distinto a lo que sucede entre los referidos símbolos de Cronos y Gea, que constituyen más bien una alianza. La Reacción: A estos dioses su padre, el poderoso Urano, les dio el nombre de Titanes aplicando tal insulto a los hijos que él mismo engendró. Decía que en su intento, con temeraria insensatez habían cometido un acto terrible por el que luego tendrían justo castigo.45 De este fragmento remarcaremos sólo dos cuestiones: en primer lugar el apelativo con el que Urano bautiza a sus osados hijos por haberlo ultrajado, el cual, Hesíodo considera peyorativo y por otro lado, analizaremos la amenaza que Urano hace a los Titanes. 43 “mano”, op. cit. p. 303-304 44 Loc. cit. 45 Τοὺς δὲ πατὴρ Τιτῆνας ἐπίκλησιν καλέεσκε / παῖδας νεικείων μέγας Οὐρανός, οὓς τέκεν αὐτος· / φάσκε δὲ τιταίνοντας ἀτασϑαλίῃ μέγα ῥέξαι / ἔργον, τοῖο δ᾽ ἔπειτα τίσιν μετόπισϑἐν ἔσεσϑαι HES. Th. vv. 207-210
  • 17. XVII Etimológicamente la palabra Titán parece surgir del verbo «τιταίνω» el cual significa: tender, extender, alargar, estirar ‖Tirar de ‖Producir, realizar haciendo un esfuerzo. Las tres acepciones parecen aludir a las acciones que emprendieron o padecieron los Titanes. La primera de ellas nos sugiere el episodio de la emboscada que le «tendieron» a Urano y donde cuatro de ellos: Ceo, Crío, Hiperión y Jápeto, los cuatro Titanes que personifican los puntos cardinales y los pilares del cielo, «sostuvieron» a su padre para que Cronos procediera a segar sus genitales, pero a su vez, esta imagen de Urano sujeto por sus cuatro extremidades, implica los vocablos a los que nos estamos refiriendo, pues, ya hemos mencionado que se concebía a Urano «extendido» sobre los extremos de la tierra a la manera de la diosa egipcia Nut, aunque no se tiene certeza de esta forma de representación, esta primera acepción etimológica parece dar fe de ello. Un verbo homónimo pero derivado de un sustantivo «τιτός» (que merece venganza) también podría aludir la acción de Cronos contra su padre. La segunda acepción contiene en sí misma muchas acepciones más pero la resumiremos en las dos principales: halar, tender, estirar, extender ‖lanzar, arrojar, dejar caer algo intencionalmente. La primera sólo ratifica lo que hemos mencionado en el punto anterior, pero, la segunda, si consideramos sólo el verbo «lanzar» prescindiendo de la preposición que le cambia el sentido asimilándolo a la primera acepción, entonces podemos ver aludido en él, la precipitación de los Titanes en el Tártaro. Finalmente, la tercera acepción alude a los Titanes en un sentido más amplio, pues, se pueden incluir las proezas de los Titanes de la primera generación, como la de Cronos y sus hermanos, pero también de la segunda, por ejemplo el robo del fuego por Prometeo, estos acontecimientos fueron llevados a cabo no sin «gran esfuerzo», pero también, sin que quedarán luego exentos de «justo castigo»; curiosamente, a partir de esta última acepción, hemos acuñado nuestro sintagma cristalizado: «hacer un esfuerzo titánico» que aún pervive en muchas de las lenguas herederas de la cultura helena. Los lexicones arrojan otro vocablo que posiblemente pueda servir de variante léxico- lógica para Titanes, se trata de «τίτανος» que significa tiza, yeso, cal. Aunque la explicación no nos viene de las fuentes mitológicas oficiales, sino de la tradición órfica que nos cuenta un mito etiológico al respecto. Decían que los Titanes cuando penetraron el Olimpo, con intención de matar al niño Zagreo, un avatar del dios Dioniso, tenían sus caras todas recubiertas de cal, pues, se dice que los picos de las montañas cercanas al Olimpo contienen en abundancia este mineral, además, que muy cerca de éstos fluía el río Tartaressos, el cual, se decía extraía sus aguas de la laguna estigia, es posible que se pensara que esta región estaba asociada con los Titanes por estas particularidades, sin embargo, esto es algo de lo cual no podemos dar constancia. En cuanto al otro punto, las amenazas de Urano a sus hijos después de las increpaciones que les avienta, tienen un aire de maledicente profecía lo que, ciertamente, al pasar el tiempo, se ve cumplido pues sabemos que todos son precipitados al Tártaro en el reinado de Zeus, sin embargo, lo importante aquí es resaltar, no la condena de los Titanes, sino precisamente los atributos proféticos de Urano.
  • 18. XVIII Ya en el mismo relato hesiódico se nos muestra a Urano junto a Gea como voces oraculares del Olimpo, cuando su hija Rea, desesperada por la cruenta acción de su esposo Cronos quien devoraba a sus hijos inmediatamente salían éstos del vientre de su madre, acude a sus padres para que le dieran consejo según los designios que se habían decretado46 . Cabe resaltar que Urano y Gea, comprendidos como oráculos, no se inclinan a uno u otro personaje mítico que los consultara, sino que mantienen la imparcialidad característica de los oráculos sagrados los cuales dictaminan su fallo según el designio, es decir, la Moira. Esto puede evidenciarse en este mismo pasaje, puesto que no sólo Rea conoce la solución a su infortunio por parte de sus padres, sino que también Cronos decide ejecutar tal abominable acción por el vaticinio que le dieran Urano y Gea de la caída de su trono por parte de uno de sus hijos47 . Un calco de esta misma situación tiene lugar más adelante, pero esta vez los consejos van dirigidos a Zeus, quien, al igual que su padre Cronos, decide engullir a su primera esposa Metis «Μῆτις» [la prudencia] cuando ésta estaba a punto de parir la primera prole de Zeus48 , ya que Urano y Gea le habían vaticinado el derrocamiento de su trono por uno de los hijos de esta unión “pues estaba decretado que nacieran de ella hijos muy prudentes: primero, la doncella de ojos glaucos Tritogenia que iguala a su padre en coraje y sabia decisión; y luego, era de esperar que naciera un hijo rey de dioses y hombres con arrogante corazón.”49 Pero, como sabemos, estos hijos de Metis nunca salieron a la luz, en vez de ellos, tuvo lugar la doncella Atenea, quien surgió de la propia cabeza del Padre de los dioses y que le fue siempre aliada y no adversaria de su imperio. Ahora bien, estos son, si se quiere, vaticinios directos, es decir, son oráculos dados de la propia boca de Urano, lo que quiere decir, que se remontan a un tiempo mítico inmemorial, cuando apenas comenzaba el orden de la creación y aún en un otrora más lejano cuando no estaba instituida por completo la hegemonía del cosmos y éste comprendía un destino débil e indeterminado. Pero andando el tiempo, cuando ya se había poblado la tierra e imperaba Zeus entre mortales e inmortales, aún en ese entonces, los hombres se acordaban del cielo e invocaban sus dones junto a los de su sagrada esposa Gea, e incluso el mismísimo Zeus inmolaba bueyes en sacrificio a estas deidades para conocer los augurios que se le destinaban a cada una de sus batallas, como las que hubo de librar contra los Titánes. Así lo demuestran al menos dos fragmentos de Anacreonte y Diodoro Sículo respecti- vamente. Veamos: 46 HES., Th. 474-479 47 HES., Th. 459-465 48 HES., Th. 886-894 49 ἐκ γὰρ τῆς εἵμαρτο περίφρονα τέκνα γενέσθαι· / πρώτην μὲν κούρην γλαυκώπιδα Τριτογένειαν, / ἶσον ἔχουσαν πατρὶ μένος καὶ ἐπίφρονα βουλήν, / αὐτὰρ ἔπειτ' ἄρα παῖδα θεῶν βασιλῆα καὶ ἀνδρῶν / ἤμελλεν τέξεσθαι, ὑπέρβιον ἦτορ ἔχοντα· HES., Th. 894-898.
  • 19. XIX Según Anacreonte… cuando Zeus estaba empezando la guerra contra los Titanes, es decir, los hijos de Titán, hermano de Cronos, hizo sacrificios a Urano y entonces vio un águila volar cerca como un augurio favorable para la victoria. A cambio de este dichoso augurio, pues, ciertamente le siguió la victoria, se puso como emblema un águila de oro sobre las leyes que pautaban las guerras y se le consideró un distintivo de protección y valor.50 Antes de la batalla contra los Gigantes en Creta [los Titanes], se cuenta que Zeus sacrificó un toro a Helios, a Urano y a Gea, y según cada uno de sus ritos, se le reveló la voluntad de los dioses en cuanto al asunto, los augurios señalaban la victoria para los dioses y deserción por parte del enemigo.51 No sólo Zeus entre los inmortales invocó al Padre Cielo y a la Madre Tierra, también otros dioses y diosas les invocaban para que dieran consejo o para que le fueran favorables en ciertas peticiones, como cuando Hera, celosa del nacimiento de Atenea quien nació directamente de la cabeza de Zeus sin participación alguna de mujer, pide al cielo y a la tierra que le procuren concebir un hijo del mismo modo, sin participación de varón alguno, que sea tan poderoso o más que Zeus Oídme ahora, oh tierra y anchuroso cielo que estáis arriba, y dioses Titanes que habitáis debajo de la tierra, junto al gran Tártaro, y de los cuales proceden hombre y dioses: ahora oídme, vosotros todos, y dadme un hijo, sin intervención de Zeus, que en modo alguno le sea inferior en fuerza, sino que le supere tanto como el largovidente Zeus supera a Cronos. 52 Es de notar que todas estas invocaciones o peticiones de consejo y ayuda, se hacen en nombre de ambas deidades Urano y Gea, el Cielo y la Tierra, casi nunca se observa una invocación remitida a una sola de ellas, esto demuestra que aún habiéndose efectuado la separación fáctica de la pareja cosmogónica primordial, aún se conciben como una unidad tácita que obra en conjunto en el fuero interno y mente de hombres y dioses. Algunas de las características de los oráculos también se observan en ciertos fragmentos donde se halla la presencia de Urano y Gea como tales, nos referimos a las cualidades omniscientes que se les atribuye por antonomasia, y en el caso del Cielo y la Tierra, esto pareciera estar en concordancia con la omnipresencia, pues, es comprensible pensar que los elementos naturales están siempre presentes y por ende son testigo de todo cuanto acontece, y mucho más, el Cielo y la Tierra, pues, recordemos la concepción que tenían los antiguos griegos respecto a la forma y ubicación en el espacio de estos elementos, el 50 ANACR. fr. 505d ap. FULG. Mitologiarum libri. 51 πρὸ δὲ τῆς μάχης τῆς πρὸς τοὺς ἐν Κρήτῃ γίγαν- / τας λέγεται τὸν Δία θῦσαι βοῦν Ἡλίῳ καὶ Οὐρανῷ / καὶ Γῇ· ἐπὶ δὲ τῶν ἱερῶν ἁπάντων φανῆναι τὰ / περὶ τούτων ἐπικριθέντα * ἐπισημαίνεται κράτος καὶ / ἀπόστασις ἀπὸ τῶν πολεμίων πρὸς αὐτούς. D. S. 5.71.3. 52 αὐτίκ' ἔπειτ' ἠρᾶτο βοῶπις πότνια Ἥρη, / χειρὶ καταπρηνεῖ δ' ἔλασε χθόνα καὶ φάτο μῦθον· / κέκλυτε νῦν μοι γαῖα καὶ οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθεν, / Τιτῆνές τε θεοὶ τοὶ ὑπὸ χθονὶ ναιετάοντες / Τάρταρον ἀμφὶ μέγαν, τῶν ἐξ ἄνδρες τε θεοί τε· / αὐτοὶ νῦν μευ πάντες ἀκούσατε καὶ δότε παῖδα / νόσφι Διός, μηδέν τι βίην ἐπιδευέα κείνου· / ἀλλ' ὅ γε φέρτερος ἔστω ὅσον Κρόνου εὐρύοπα Ζεύς. H. HOM. h. ad Ap. 334ff.
  • 20. XX uno respecto al otro53 ; por ello en el pasaje donde Homero narra el rapto de Perséfone, Urano y Gea sonríen puesto que ya conocen el destino de la desdichada doncella. […] y aquel narciso que la tierra produjo tan admirablemente lozano, por la voluntad de Zeus, con el fin de engañar a la doncella de cutis de rosa y complacer a Hades que a muchos recibe; y al verlo se asombraron así los inmortales dioses como los mortales hombres. Cien capullos brotaron de su raíz y, al esparcirse su olor suavísimo; sonreían todo el alto y anchuroso cielo, la tierra entera y la hinchada y salobre agua del mar.54 De igual modo sucede en la Oda Olímpica de Píndaro55 en la que, ante el furor bélico de Atenea, Urano y Gea tiemblan; de este fragmento, así como de muchos otros de la literatura griega y, aún la no griega, hemos acuñado un gran número de adagios y sentencias que hacen referencia al Cielo y a la Tierra como «seres» omniscientes, capaces de brindarnos ayuda y protección, e incluso, aún en nuestros días, hay quien levanta la mirada al cielo buscando una señal de aprobación, quizá, reminiscencia de aquel dios que alguna vez lideró el Olimpo. Hasta aquí hemos abordado el mito de Urano según la cosmogonía hesiódica, sin embargo, hubo otras que disentían de ésta, ya sea en ciertos puntos esenciales como la eumelia y la de Alcman, o que eran radicalmente distintas como la órfica que, como sabemos, comprendían una doctrina y concepción cosmogónica totalmente adversa a la hesiódica ya que se trataba de un grupo contestatario a todo el conglomerado de las tradiciones institucionalizadas. 53 q.v. p. 119. 54 νάρκισσόν θ', ὃν φῦσε δόλον καλυκώπιδι κούρῃ / Γαῖα Διὸς βουλῇσι χαριζομένη πολυδέκτῃ / θαυμαστὸν γανόωντα, σέβας τότε πᾶσιν ἰδέσθαι / ἀθανάτοις τε θεοῖς ἠδὲ θνητοῖς ἀνθρώποις· / τοῦ καὶ ἀπὸ ῥίζης ἑκατὸν κάρα ἐξεπεφύκει, / κὦζ' ἥδιστ' ὀδμή, πᾶς δ' οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθε / γαῖά τε πᾶσ' ἐγέλασσε καὶ ἁλμυρὸν οἶδμα θαλάσσης. H. HOM. h. ad Cer. 5ff. 55 PI., O, VII, fr. 36ff. [fig. 52]
  • 21. XXI Comencemos dilucidando algunos nombres que se hallan relacionados con el de Urano, pues, hay unos cuantos escritores que asocian el nombre de Urano con el Éter y otros tantos con el nombre de Akmón, sin embargo, al parecer, cada uno de éstos corres- ponden, de una u otra forma, al de Urano pero sólo si atendemos a sus etimologías ya que Éter y Akmón son considerados, en estas cosmogonías, padres de Urano. En una Titanomaquia perdida, atribuida a Eumelo de Corintio, la cual incluía una cosmogonía, que se piensa coincidia en muchos puntos con la hesíodica, puede leerse sin embargo, que los protogenoi, es decir, Urano, Gea y Océano tenían como padre en común a Éter56 , éste, como sabemos, es un elemento primordial « Πρωτόγενος» que representa el brillo o la sustancia de la luz y por tanto está suspendido sobre el Cielo. Según Hesiodo57 el Éter era hijo de Erebo «Eρεβος» y de su hermana Noche «Nyx» y hermano del Día «ἡμέρα», mientras que Higinio58 lo hace esposo del Día y con ella procreó a la Tierra, al Cielo y a Océano, nos dice también que su conexión próxima con el Cielo y la Tierra, esparció todos los vicios los cuales destruyeron la raza humana y de igual forma a los Gigantes y Titanes. El nombre de Akmón mientras tanto lo encontramos sugerido como un patronímico en una obra fragmentaria de Calímaco “lanzan a los arremolinados akmonides”59 pero Alcman lo certifica completamente cuando nos dice: “El padre de Urano, como se ha dicho ya, se llama Akmon celestial porque su movimiento es infatigable (akamatos); los hijos de Urano son en consecuencia Akmonidai: los escritos arcaicos ponen en claro estos dos puntos. Por tanto certifican que el cielo pertenece a Akmon.”60 En efecto, Akmon se hace reconciliable como epíteto de Urano, debido a su significación: «ἄκμων–ονος» “infatigable, incansable” lo que recuerda la hiper-sexualidad de Urano y su desafuero con Gea, pero esta misma característica también le confiere el atributo de la fertilidad abundante, la cual, ciertamente, también comparte con Gea, ya que, en este sentido, conforman simbólicamente el binomio de la vida; el mismo término akmon puede significar también “yunque” lo que da sentido al símil que hace Hesiodo sobre la distancia que hay entre cielo y tierra, por tanto el objeto que escoge “un yunque de bronce” «χάλκεος ἄκμων» es completamente un símbolo de los atributos uránicos. En cuanto al otro término: “Éter”, la mayoría de los lexicones nos ofrecen entradas sinonímicas con los atributos de Urano, pues, hallamos por ejemplo: «El empíreo, la más alta región del aire ‖El aire; los aires, el cielo. ‖Aire, luz, claridad. ‖Aire que se respira.» etc. Pero es claro que el Éter constituye otra personificación mítica aislada a la de Urano y que solamente se emparenta como padre de él, pero algunos autores y ciertas tradiciones han llegado a confundirlos, asimismo, sucede con Aeon, el dios del 56 «De acuerdo con el escritor de la guerra de los Titanes, Urano fue hijo de Éter» EUMEL. fr. 2. Ap. An. Ox. I. 75. 57 HES. Th. 124. 58 Ex Caligine Chaos: ex Chao et Caligine Nox Dies / Erebus Aether. ex Nocte et Erebo Fatum Senectus Mors Letum [...] Ex Aethere et Die Terra Caelum Mare. HYG. Fab. Pr. p. 1.1& 1. 2, 59 «τῷ περὶ δινήεντ' Ἀκμονίδην ἔβαλεν.» CALL. Fr. 498. 60 ALCM. Fr. 61. Ap.
  • 22. XXII tiempo que hace girar la rueda del zodiaco, en algún momento se identificó con Cronos, pero también con el mismo Urano, esto lo demuestra algunos mosaicos romanos de la época imperial donde aparece junto a su consorte Gea61 . Otra tradición hace de Urano el rey de los atlantes, a quienes, desde sus orígenes, introdujo a la vida civilizada, se dice que este pueblo habitaba en las riveras del Océano. También puede haber una estrecha relación entre esta tradición y la de Aeon, puesto que Urano era considerado por los atlantes el inventor del calendario dado a su gran conocimiento de los astros, asimismo, poseeía el don de la premonición, de modo que, también desde esta concepción de su figura mítica, estaba asociado con la mántica y la voz oracular, por tanto, fue él quien enseñó a este pueblo mítico la astrología, la astronomía y el arte de la adivinación; cuando el rey Urano murió, se le rindió tributo como a una divinidad y, con el paso del tiempo, los atlantes comenzaron a identificarlo con el cielo. Diodoro Sículo menciona como consorte de este rey de la Atlantida a Titae, luego llamada Ge, con la cual tuvo numerosos hijos y que a partir de este nombre surgió posteriormente el de Titanes. Veamos: Dicen que de los numerosos hijos62 procreados por Urano, cerca de cuarenta y cinco, dieciocho pertenecen a Titae, y ciertamente, este nombre propio han tomado cada uno de ellos y, a todos en común, por parte de la madre, han nombrado Titanes. Y habiendo nacido Titae pura, y a causa de las muchas bondades que proporcionaba al pueblo fue divinizada y, debido a su sufrimiento, la llamaron Gea. De sí misma surgieron muchas hijas, sin embargo, dos de ellas eran más importantes y distinguidas que las demás, las llamadas Basilea y Rea, que algunos llaman Pandora. 63 Llama poderosamente la atención el énfasis que hace este mito en el linaje mujeril, de hecho, es Basilea, también identificada con Cibeles la que sucede al trono del rey de los atlantes, quien luego se casa con Hiperión, su hermano, y de ellos surge el Sol (Helios) y la Luna (Selene) Existen otros personajes míticos mencionados por Diodoro con idéntico nombre a la cosmogonía hesiódica que son representados como hijos de Urano, tal es el caso de Cronos, pero hay otros nombres nuevos como Atalante o Atalas que continua este relato del mítico pueblo de la atlantida; sabemos ya que existen un sinnúmero de variaciones entre uno u otro mito que narran la genealogía de los dioses de la Grecia arcaica, e incluso sabemos que existen mitos de otras culturas, muy o poco relacionadas con la cultura helénica, que aportan matices a las divinidades griegas, esto siempre es dado en el caso de la antigüedad reinante de una cultura sobre otra, como por 61 Entre estos podemos contar el mosaico del Museo de Damasco en Siria donde aparece la pareja cosmogóica junto a otros personajes relevantes tales como: Prometeo, Psiquis y Hermes, los karpoi que acompañan a Gea y otras personificaciones de los elementos naturales. También el que forma parte de la Colección Estatal de Antigüedades y Gliptoteca de Múnich, Alemania, proveniente de la Villa in senitum, Italia. q.v. fig. 48. 62 En el original, sin embargo, se refiere a una estirpe femenina « πλειόνων γυναικῶν» 63 Οὐρανοῦ δὲ μυθολογοῦσι γενέσθαι παῖδας ἐκ / πλειόνων γυναικῶν πέντε πρὸς τοῖς τετταράκοντα, / καὶ τούτων ὀκτωκαίδεκα λέγουσιν ὑπάρχειν ἐκ Τι- / ταίας ὄνομα μὲν ἴδιον ἔχοντας ἑκάστους, κοινῇ δὲ / πάντας ἀπὸ τῆς μητρὸς ὀνομαζομένους Τιτᾶνας. τὴν / δὲ Τιταίαν, σώφρονα οὖσαν καὶ πολλῶν ἀγαθῶν / αἰτίαν γενομένην τοῖς λαοῖς, ἀποθεωθῆναι μετὰ τὴν / τελευτὴν ὑπὸ τῶν εὖ παθόντων Γῆν μετονομασθεῖ- / σαν. γενέσθαι δ' αὐτῷ καὶ θυγατέρας, ὧν εἶναι / δύο τὰς πρεσβυτάτας πολὺ τῶν ἄλλων ἐπιφανεστά- / τας, τήν τε καλουμένην Βασίλειαν καὶ Ῥέαν τὴν / ὑπ' ἐνίων Πανδώραν ὀνομασθεῖσαν. D. S. III, 57. [T.A.]
  • 23. XXIII ejemplo la hindú sobre la griega, entonces es muy lícito hablar de posibles influencias o trasculturizaciones de estas civilizaciones a la griega, como es el caso de Dionisos, dios que los mismos griegos recibieron en su pabellón religioso admitiendo sin embargo su procedencia foránea64 hasta que, con el correr del tiempo, se constituyó y tomó un valor absolutamente griego, en el caso de la figura mítica que nos ocupa sabemos que se le ha comparado con el dios védico Varuna65 , aunque las asimilaciones que se han hecho entre uno y otro dios, pertenecen más bien al campo etimológico y lingüístico, es innegable que también se hallan algunas características compartidas, así vemos que ambos dioses son regentes del cielo y de las estrellas, así como de los fenómenos naturales relacionados con el cielo: los truenos, los rayos, los vientos, las lluvias, etc., sus dones proféticos y de omnisciencia son resaltantes características, pero igualmente en ambos sobresale aquellas facetas tanto negativas como positivas, una especie de sombría claridad, no obstante, ambos son llamados soberanos “reyes de dioses y hombres”. Si bien estas asimilaciones pueden llegar a ser evedintes, hay que dejar claro que son, en cierta manera, fortuitas y no se puede aseverar que uno y otro compartan un tronco común y, mucho menos, que se trate de deidades homólogas. Retomando el mito uránico en las tradiciones griegas, nos resta incursionar por los mitos órficos respecto a Urano, sin embargo, primero hay que entender que los mitos comprendían grandes ramificaciones que otorgaban un sentido y características específicas a las divinidades según fuese la tendencia de las diferentes congregaciones órficas66 , no obstante, como ya vimos, podemos simplificar éstas, tomando en cuenta sólo dos tipos de cosmogonías: aquellas que se originan de Nyx y las otras que tienen como origen el huevo cósmico, pues, ciertamente, en estas dos es donde se nos presenta, de manera más precisa, la procedencia de Urano. Aristófanes nos dice, en una parodia de lo que se presume haya sido una cosmogonía órfica, que Gea, Urano y Océano, no son verdaderos protogenoi pues ellos no existieron sino mucho después de la existencia de Fanes (Eros) y demás elementos del mundo. En un principio reinaba el Caos, la Noche, el negro Erebo y el vasto Tártaro. La tierra, el aire y el cielo no existían. (…) De esta unión de diversos principios nacieron el Cielo, el Océano, la Tierra y la raza eterna de los Bienaventurados.67 >>> >>>> >>>> >>> >>>>>>>> >>>> >>> >>>> >> >>>> >>>> >>>> >>>> >>>> >>>>> >>> >> De esta manera Apolonio también nos dice: “Él [Orfeo] cantó que en otro tiempo la Tierra, el Cielo y el Mar fueron creados en una misma matriz y se separaron unos de 64 Cf. OTTO, W., “la patria del culto dionisiaco“, Dionisos... op. cit., p. 44 65 Para más detalles sobre la relación entre estas deidades cf. DUMEZIL, G., Ouranos-Varuna - Essai de mythologie comparée indo-européenne. 66 q.v. n. 216 67 Χάος ἦν καὶ Νὺξ Ἔρεβός τε μέλαν πρῶτον καὶ Τάρταρος εὐρύς· / γῆ δ' οὐδ' ἀὴρ οὐδ' οὐρανὸς ἦν· (...) ξυμμειγνυμένων δ' ἑτέρων ἑτέροις γένετ' οὐρανὸς ὠκεανός τε / καὶ γῆ πάντων τε θεῶν μακάρων γένος ἄφθιτον. AR. Av. 685. Aunque, según las tradiciones órficas, Urano y Gea no son verdaderos protogenoi, en lo que si parecen coincidir es en la creación conjunta de estos elementos, algunas veces sumado Océano, y en la que Fanes es quien se presenta como mediador para que se originen los demás seres a partir de la reunión entre Cielo y Tierra.
  • 24. XXIV otros luego de una terrible batalla”68 , sin embargo, aquí el elemento de disociación no viene dado por el nacimiento de un nuevo ser (Fanes), sino que el poeta prefiere darle un tinte más épico argumentando una batalla entre los protogenoi, esto nos recuerda las batallas épicas de Tiamat y Marduk, los cuales luchaban por la hegemonía y el poderío del Cosmos. A pesar de que en la mayor parte de las cosmogonías órficas se le da mayor relevancia a Fanes y a Cronos como generadores de todo lo que ha de manifestarse, no obstante, sabemos que la variante de Atenágoras se afianzaba en la creación de la tierra y el cielo a partir del huevo cósmico que al romperse, tras el nacimiento del Eros órfico, las dos mitades restantes del cascarón conformaban a Gea y a Urano y que a partir de esta pareja cosmogónica, siempre en alianza con Fanes, comenzaba la generación de los demás elementos. Por otro lado, el nacimiento órfico de estas entidades cosmogónicas, en un principio, parecieran carecer de ese rasgo antropomórfico tan caro a la tradición mítica oficialmente establecida, pues los protogenoi, por parte de la creatividad mítica de los órficos, no asumen esos rasgos humanizados que les da un Hesíodo o un Homero, sino que se mantiene aún ese halo de informidad que contiene el Caos de donde procede el Cosmos, claro está, esto desde la apreciación, quizás un tanto errónea69 , del Caos como un todo abigarrado y desordenado en franca contraposición etimológica con el Cosmos [κόσμος = Desorden] Ahora bien, es innegable que la tradición órfica, aunque en un principio pareciera no resaltar a Urano con atributos humanizados, es cierto que se conformó, mucho más adelante en el mito, como una especie de ente racional al que puede hacersele peticiones y, sobre todo, era concebido como un testigo presencial en todo los actos sagrados de sus misterios, así lo confirma este himno dirigido a su divinidad. Veamos: URANO: PERFUME DE INCIENSO ¡Oh Urano, Padre de todo lo creado! El más antiguo e indestructible regidor del Cosmos, principio y fin de todas las cosas, Padre supremo que giras en torno a la esférica tierra, recorriéndola en constante rotación, morada de los bienaventurados dioses, guardían larguividente de todas las cosas celestes y terrestres, en tu pecho reside el irresistible impulso de la naturaleza, obscuro, indómito, resplandeciente, etéreo, omnividente, padre de Cronos, dichoso, el más alto de los espíritus. ¡Escucha! Concede a este iniciado en los misterios una vida piadosa.70 Jkfkjfk df k kdf d jd ooe o od k kw dk lk p wd wl kwl l lw k d wl dklwd kwld kldk l dk ll k lkdlw l dlw l l k dkw dk ld wdk k dwk wk wkwkw eww kwk e 68 Ἤειδεν δ' ὡς γαῖα καὶ οὐρανὸς ἠδὲ θάλασσα, / τὸ πρὶν ἔτ' ἀλλήλοισι μιῇ συναρηρότα μορφῇ, / νείκεος ἐξ ὀλοοῖο διέκριθεν ἀμφὶς ἕκαστα· A. R. Arg. I. 498. [T.A.] 69 Es erróneo puesto que en griego la palabra κάος deriva de la raíz protoindoeurpea ghen que significa solamente extensión, cavidad, hueco, hueco muy abierto, etc. 70 Οὐρανοῦ, θυμίαμα λίβανον. / Οὐρανὲ παγγενέτωρ, κόσμου μέρος αἰὲν ἀτειρές, / πρεσβυγένεθλ', ἀρχὴ πάντων πάντων τε τελευτή, / κόσμε πατήρ, σφαιρηδὸν ἑλισσόμενος περὶ γαῖαν, / οἶκε θεῶν μακάρων, ῥόμβου δίναισιν ὁδεύων, / οὐράνιος χθόνιός τε φύλαξ πάντων περιβληθείς, / ἐν στέρνοισιν ἔχων φύσεως ἄτλητον ἀνάγκην, / κυανόχρως, ἀδάμαστε, παναίολε, αἰολόμορφε, / πανδερκές, Κρονότεκνε, μάκαρ, πανυπέρτατε δαῖμον, / κλῦθ' ἐπάγων ζωὴν ὁσίαν μύστηι νεοφάντηι. ORPH., H., IV. [T. A.]
  • 25. XXV Así por ejemplo vemos el pasaje de la Iliada donde Zeus, enojado por los padecimientos de Hector en la batalla contra los aqueos, increpa a su esposa y esta le replica y justifica, poniendo a Urano como testigo, su inocencia en ese asunto: “Sean testigos la Tierra y el anchuroso Cielo y el agua de la Éstige, de subterránea corriente que es el juramento mayor y más terrible para los bienaventurados dioses , y tu cabeza sagrada y nuestro tálamo nupcial, por el que nunca juraría en vano: No es por mi consejo que Posidón, el que sacude la tierra, daña a los troyanos y a Héctor y auxilia a los otros”71 . Un juramento similar aparece en los Himnos homéricos pero esta vez en boca de Leto jurando a la ciudadela de Delos el beneplácito del dios Apolo para establecer su templo en ella: “Sépalo ahora la tierra y desde arriba el anchuroso cielo y el agua corriente de la Estix —que es el juramento mayor y más terrible para los bienaventurados dioses—: en verdad que siempre estarán aquí el perfumado altar y el bosque de Febo, y éste te honrará más que a ninguna.”72 Asimismo, en las Argonáuticas, se halla un juramento en un diálogo entre Medea y su hermana Calciope: - C.: “Juré por Urano y Gea que mantendrás lo que he dicho en tu nombre e irás conmigo en la liga” – M.: “Haré lo que dices y tomaré solemne juramento en la Cólquida, jurando por el poderoso Urano y por Gea, Madre de todos los dioses.”73 De manera que, Urano es ese gran dios para el que no existe secreto alguno, vigila y custodia desde lo alto a los inmortales dioses y a los mortales hombres. 71 ἴστω νῦν τόδε Γαῖα καὶ Οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθε / καὶ τὸ κατειβόμενον Στυγὸς ὕδωρ, ὅς τε / μέγιστος / ὅρκος δεινότατός τε πέλει μακάρεσσι θεοῖσι, / σή θ' ἱερὴ κεφαλὴ καὶ νωΐτερον / έχος αὐτῶν / κουρίδιον, τὸ μὲν οὐκ ἂν ἐγώ ποτε μὰψ ὀμόσαιμι· / μὴ δι' ἐμὴν ἰότητα Ποσειδάων ἐνοσίχθων / πημαίνει Τρῶάς τε καὶ Ἕκτορα, τοῖσι δ' ἀρήγει, ἀλλά HOM. IL. XV,36 72 ἴστω νῦν τάδε γαῖα καὶ οὐρανὸς εὐρὺς ὕπερθεν / καὶ τὸ κατειβόμενον Στυγὸς ὕδωρ, ὅς τε μέγιστος / ὅρκος δεινότατός τε πέλει μακάρεσσι θεοῖσιν·/ ἦ μὴν Φοίβου τῇδε θυώδης ἔσσεται αἰεὶ / βωμὸς καὶ τέμενος, τίσει δέ σέ γ' ἔξοχα πάντων. H. Hom. h. ad Ap. 84. 73 ἀλλ' ὄμοσον Γαῖάν τε καὶ Οὐρανόν, ὅττι τοι εἴπω /σχησέμεν ἐν θυμῷ σύν τε δρήστειρα πέλεσθαι. /(...)/ ἴστω Κόλχων ὅρκος ὑπέρβιος, ὅντιν' ὀμόσσαι / αὐτὴ ἐποτρύνεις, μέγας Οὐρανὸς ἠδ' ὑπένερθεν / Γαῖα, θεῶν μήτηρ. A.R., III, 697. Ciertamente, al parecer la función de Urano, después de la abolición de su imperio y la caída de su tromo, es la de servir de morada para los inmortales y la de ser testigo para los juramentos de los mortales y esto es algo que lo podemos constatar tanto en pasajes de narraciones órficas como en las tradicionales. [fig. 53]