1. Las parábolas de Jesús
La parábola de los dos hijos:
No siempre la persona a la cual se le dará algún tipo de premio es la persona
que mas se lo merece.
En está parábola vemos que no todo tiene un dueño y sobre todo si aquella
persona no es merecedora.
Además esto también nos muestra que debemos ayudar a nuestros padres
sin ningún interés, nos toque o no, por el bien de todos, ya que al final todo
ese trabajo se puede ver recompensado con una herencia de aquello que
nunca pensábamos que iba a ser nuestro.
La parábola de Lázaro y el hombre rico:
Debemos de ayudar al que lo necesita y darle, no lo que nos sobra, sino lo
que tenemos, porque de esta manera habremos cumplido nuestro propósito
en la tierra, ayudar al prójimo.
Siempre que ayudamos desinteresadamente, seremos ayudados en
cualquier momento de necesidad que tengamos.
El egoísmo es uno de los peores antivalores que puede poseer una persona,
porque aquel que es egoísta con lo material, también será egoísta con el
amor y el conocimiento, y de qué sirve el conocimiento si no lo compartes.
La parábola de los talentos:
No importa cuáles o cuan mejores son nuestros talentos, lo que importa es el
esfuerzo que hagamos para mejorarlos cada día y para estar satisfecho con
uno mismo.
Para conseguir las cosas hay que arriesgar, para así poder ganar, sino se
arriesga nada pasa, y nunca mejorarás.
Aunque no se espere mucho de uno, siempre debes de dar lo mejor de ti, y
mostrar de lo que eres capaz.
2. Si no nos arriesgamos a explotar nuestros talentos, ya sea que consigamos
ganancia o no, nunca sabremos de qué somos capaces.