“Los profesores tenemos que aprender que todos somos racistas, sexistas, homófobos ...”
ANA LÓPEZ entrevista a Jurjo Torres Santomé
Escuela. Núm. 3.914 (1.232) 15 de septiembre de 2011, págs. 32 - 33
“Los profesores tenemos que aprender que todos somos racistas, sexistas, homófobos ...”. Entrevista a Jurjo Torres
1. ANA LÓPEZ
El catedrático Jurjo Torres San-
tomé lleva años analizando en
sus libros los distintos aspectos
del sistema educativo. Su última
obra, “La justicia curricular. El
caballo de Troya de la cultura es-
colar” lo revisa desde un punto
de vista más global, dejando de
lado cuestiones específicas para
ir a la propia razón de ser de ese
sistema educativo.
En este libro se analizan las
principales transformaciones que
están aconteciendo en la actuali-
dad, los mensajes que esas trans-
formaciones están enviando a la
escuela y las repercusiones sobre
los materiales curriculares.
¿Cómo nace esta obra?
Desde hace años estoy no-
tando en falta un debate sobre
el sentido y la finalidad del sis-
tema educativo y sobre lo que
debe aprender el alumnado en
un mundo cada vez más diná-
mico. En las últimas décadas
hubo muchas transformaciones.
Aprendimos a vivir en la globa-
lización, el mundo tiene menos
fronteras y en todos los grandes
campos del conocimiento, en
todas las esferas de la sociedad,
se están produciendo cambios
muy radicales.
Hablo en concreto de gran-
des revoluciones, transforma-
ciones de muchísimo calado en
el conocimiento, en la tecnolo-
gía, en las relaciones humanas,
en los valores… Y hay que ver en
qué medida el sistema educativo
se está enterando de esto, le está
dando una respuesta y está pre-
parando a ciudadanos que viven
en ese mundo.
¿Lo está haciendo?
Yo me dedico a analizar mu-
chos materiales curriculares y
llevo años obsesionado con la
inadecuación y descontextua-
lización del mundo real. Como
este tipo de cambios se están
agudizando y cada vez son ma-
yores, los conocimientos deben
actualizarse. El sistema educa-
tivo debe estar continuamen-
te revisando los contenidos, ya
que la formación académica se
limita a unos años y la produc-
ción de nuevos conocimientos
es enorme.
Es necesario el debate de qué
contenidos quitar y qué conte-
nidos añadir. Si hay cosas nue-
vas que hay que aprender, igual
también hay cosas antiguas de
las que se puede prescindir. Lo
único que sabemos es cuantos
estudiantes aprueban o fra-
casan, y le echamos la culpa a
todo, pero igual hay que ver si
esa cultura que decimos que es
tan básica, lo es realmente, o si
el alumnado lo vive así. Este de-
bate nos urge.
De aquí se desprende que los con-
tenidos curriculares no han evolu-
cionado lo suficiente…
No. Curiosamente, en las
carreras universitarias se intro-
dujeron muchas titulaciones. Si
comparas el catálogo de titu-
laciones de hace 15 años con el
de ahora, no se parecen en nada.
Han surgido muchos campos de
conocimiento nuevos y cada año
surgen más, pero en el sistema
educativo no se introducen. Se
sigue pensando con los esque-
mas más disciplinares y se si-
guen reproduciendo los mismos
esquemas que estudiamos hace
muchos años, como si fueran
grandes certezas, en un mundo
donde las certezas están cada vez
más en disputa.
El sistema educativo debe
adaptarse a la democratiza-
ción de la sociedad que se ha
producido en los últimos años.
Muchas voces que estaban silen-
ciadas, como la de las mujeres,
los pueblos del tercer mundo, lo
niños… han empezado a tener
peso, y el sistema educativo debe
escucharlos. Pero los libros de
texto siguen siendo de un euro-
centrismo brutal, una mirada
que explicaba el colonialismo,
pero que no explica una socie-
dad que tiene que ser demo-
crática, respetuosa, igualitaria,
diversa…
¿Esto es a lo que se refiere con
justicia curricular?
La justicia curricular trata de
ver en qué medida esos conte-
nidos son justos y contribuyen
a hacer una sociedad más justa,
si son contenidos que favorecen
más a determinados colectivos o
pueblos, o al revés, los silencian
y los atacan… En el libro voy
analizando cada una de las doce
revoluciones que se están pro-
duciendo y como cada una de
ellas le está mandando mensajes
a la institución escolar y nos está
obligando a repensar.
En el sistema educativo es
donde nos enseñan a ver el mun-
do, donde nos lo explican y nos
capacitan para intervenir sobre
él. Por lo tanto, hay que ver si
realmente estamos ayudando a
los estudiantes a comprender el
mundo en el que viven.
Muchos niños no encuentran
en la escuela las explicaciones a
las dificultades o a las situacio-
nes personales que viven, no se
sienten representados e incluso
llegan a pensar “que desgracia
de familia tengo”. Se crea un len-
guaje que no explica el fracaso
porque se cree que a los niños
no se les puede hablar de las in-
justicias, pero ellos las viven y al
salir de clase tienen que volver
a la realidad y encontrar expli-
caciones a sus preguntas. Por lo
tanto es muy fácil que busquen
unas explicaciones que no les da
la escuela, y que son incorrectas
y falsas.
¿Y cómo se puede resolver esto?
El objetivo es ayudar a pensar
mostrando todas las perspecti-
vas, no ocultándolas, y utilizar
las materias para hablar de la
realidad. Siempre hubo tenden-
cia a pensar que hay determina-
das materias que son asépticas,
pero puedes enseñar matemáti-
cas hablando de la realidad: los
costes que afronta una familia
en relación al salario, lo que se
puede comprar… Por ejemplo,
en el sistema educativo no se
aprende lo que es el mundo la-
boral, lo que es la política, lo que
implica votar…
En el libro habla de doce revolucio-
nes, ¿hay alguna de ellas que ten-
ga más influencia sobre el sistema
educativo?
Todas la tienen. Hay ten-
dencia a creer que lo único que
está pasando en el mundo es el
cambio tecnológico, pero tam-
bién hay una revolución en las
relaciones sociales. Por ejemplo,
en el siglo XX se aprobaron un
montón de cartas de derechos y
todos los colectivos que se orga-
nizaron tuvieron éxito y consi-
guieron que la ONU le recono-
ciera una carta de derechos: las
personas indígenas, los discapa-
citados… Cada una de estas car-
tas establece que el sistema edu-
cativo tiene ciertas obligaciones,
pero pregunta al profesorado
cuántas conocen o cuáles están
pendientes y se están reclaman-
do.
¿Cómo debe trasladarse esa revo-
lución social a la escuela?
Tenemos que aprender a ver-
nos de otra forma diferente a la
de antes, ser conscientes de que
“Los profesores tenemos que aprender que
todos somos racistas,sexistas,homófobos…”
JURJO TORRES SANTOMÉ
15 de septiembre de 201132 ESCUELA Núm. 3.914 (1.232)
Entrevista
“El sistema educativo debe adaptarse a la democratización de la sociedad
que se ha producido en los últimos años”
2. todos somos iguales y aprender a
relacionarnos de igual a igual.
Uno de los grandes apren-
dizajes que tuvimos que hacer
los hombres fue el de relacio-
narnos con las mujeres de esta
manera. Toda la ciencia y toda la
política nos decía que las muje-
res eran seres inferiores, pero se
fue luchando por la igualdad y
demostrando que las leyes eran
machistas y se apoyaban en ideas
falsas. A partir de ahí hubo que
aprender a relacionarse de igual
a igual, y el sistema educativo fue
uno de los instrumentos clave en
este sentido.
También hay que aprender a
relacionarse con el alumnado. La
Carta de Derechos de la Infancia
dice que los niños son ciudada-
nos desde el momento en el que
nacen, que tienen voz y hay que
escucharlos. Sin embargo, una
de las palabras que más escucha
un estudiante en el sistema edu-
cativo es silencio. Se les anula.
Es una consideración de la
infancia basada en su propia
etimología, Infancia viene de la
palabra latina “infans” que sig-
nifica “el que no habla”, hasta
el vocabulario nos traiciona. Es
necesaria aprender a tratar a los
niños como iguales y para eso el
sistema educativo debe repen-
sarse.
Esto supone también un cambio de
estrategia entre el profesorado…
Sí, es necesario darse cuenta
de esta nueva visión y empezar
a emplearla en la formación del
profesorado. En las nuevas fa-
cultades se está empezando a
estudiar este tipo de cosas, pero
aún queda mucho.
Una revolución social es eso,
aprender a relacionarse con co-
lectivos que hasta el momento
considerábamos desiguales o
incluso inferiores. Hay que cam-
biar el chip y para eso lo prime-
ro es saber quiénes son y asumir
que estamos llenos de prejuicios
y debemos reeducarnos.
Lo primero que tenemos que
aprender el profesorado es que
todos somos racistas, sexistas,
homófobos, porque nuestra so-
ciedad es así… Dejar de serlo
implica una pereza intelectual
muy fuerte, y lo lógico es que
pensemos que no lo somos, pero
lo más inteligente es reconocer
que sí, estar alerta, autoanalizar-
nos y neutralizarlo.
No somos máquinas y no tra-
tamos a todos los alumnos igual,
tenemos preferencias, intereses,
simpatías, y solo cuando nos de-
mos cuenta de que hay unos es-
tudiantes que nos caen mejor y
otros peor, que con algunos nos
comunicamos mejor y con otros
peor, podremos elaborar una es-
trategia para neutralizarlo y esti-
mular a ese alumnado con el que
nos cuesta más relacionarnos.
Decía antes que la revolución tec-
nológica no es la única que está
ocurriendo, sin embargo es cierto
que está ahí y que Internet es ac-
tualmente un importante canal de
información y comunicación, ¿de
qué manera influye sobre el siste-
ma educativo?
La labor del sistema educati-
vo es enseñar a analizar todo ese
exceso de información que nos
aporta Internet, y capacitarlos
para sacarle provecho.
Laculturadelamemorización
tenía sentido en una sociedad
donde el acceso al libro era más
difícil y la memoria era la forma
de transmitir el conocimiento de
generación en generación. Hoy
en día no hay que estar tan obse-
sionados por el olvido, ya que la
información está ahí. El sistema
educativo tiene que ser conscien-
te de que si hay máquinas que
hacen algo no hay que esforzar-
se tanto por hacer esas tareas. Es
decir, hay que usar los cerebros
humanos para hacer algo que las
máquinas no pueden hacer: ana-
lizar, juzgar la información, de-
tectar los sesgos, saber lo que es
relevante y lo que no lo es…
Una de las tareas más impor-
tantes que tiene ahora mismo la
educación es enseñar con qué
criterio juzgar la información, ya
que en la tarea de proporcionarla
rivaliza con otras instancias que
lo hacen mejor. Si te quieres in-
formar sobre algo tienes muchos
canales temáticos, revistas, mu-
seos, películas… con informa-
ción más actualizada y amena.
Sin embargo, fuera de la escue-
la, no hay otro instrumento que
nos ayude a analizar y reflexio-
nar sobre esa información.
Si la escuela solo está para
proporcionar información, soy
el primero que dice que cerre-
mos las instituciones.
Entonces el libro de texto, que si-
gue siendo la pieza fundamental
en la escuela, no tiene sentido…
El libro de texto en el sentido
tradicional no tiene sentido. En
una sociedad de la información,
trabajar con una única fuente
informativa no tiene sentido,
esto nos hace personas dogmá-
ticas. Dejamos de ser dogmáti-
cos cuando podemos contrastar
esas informaciones con otras.
Hay que aprender a trabajar con
muchos libros, con versiones di-
ferentes, para que los alumnos
aprendan a valorar y contrastar.
Aprendes a ver que un canal de
información te manipula cuan-
do lo comparas con otros.
El sistema educativo tiene
que prever que las informacio-
nes están construidas por seres
humanos, que tienen intereses,
están condicionadas y que pue-
den estar equivocadas, por eso
hay que contrastar. Una escue-
la que trabaja solo con libros de
texto, trabaja con la biblia, y esto
hace personas dogmáticas
Una vez más vuelvo al profeso-
rado, ¿está preparado para este
cambio?
Hablar del colectivo del pro-
fesorado en general es muy per-
verso, es un colectivo donde hay
de todo. La cuestión es que de-
ben estar preparados, y si no lo
están, las autoridades deben to-
mar medidas para que lo estén.
El sistema educativo pone
de moda cosas, filosofías, mo-
delos… y tendrá que mirar si el
profesorado está preparado, in-
centivarlo y apoyarlo para que
trabaje de esa forma.
¿Y la familia? ¿Qué papel juega en
todo esto?
También hay que aprender
a revisar la relación con las fa-
milias. En las instituciones de
formación del profesorado no
se acostumbra a explicar que rol
juegan, nadie nos capacita para
hacer una entrevista a una ma-
dre o un padre y no sabemos re-
lacionarnos con ellos. Podemos
hacer preguntas inconvenientes,
que no son necesarias, o que
agreden…. No de manera cons-
ciente, sino porque no sabemos
hacerlo de otra forma.
Además, es importante tener
en cuenta que hoy en día todas
las madres y los padres han pa-
sado por el sistema educativo.
Esto implica que tienen una
experiencia del pasado que no
tenían los padres de hace años,
que mitificaban la escuela. Aho-
ra no, han pasado por la ella y
han tenido unas determinadas
vivencias, buenas o malas.
Como profesor, es importan-
te que me relacione con las fa-
milias sabiendo esto, intentando
aproximarme a ellos y buscando
su colaboración. Nos falta mu-
cho este tipo de tacto, entre otras
cosas debido a que la carrera de
profesor es muy corta y en cua-
tro años no da tiempo a aprender
toda la cantidad de conocimien-
to que necesitas para ejercer esta
profesión. No precisamos de me-
nos formación que un médico.
De todas formas tampoco se
debe caer en la parentocracia.
¿A qué se refiere?
En el sistema educativo siem-
pre ha sido importante el papel
de las familias y se cayó en una
especie de parentocracia. Se está
dando peso a las familias y se
olvida que esos niños son ciuda-
danos. Una persona que no tiene
hijos no debe desinteresarse de
la educación, ya que ahí se están
educando los ciudadanos que
viven contigo y que en un futuro
tendrán responsabilidades. Esta
preocupación tiene que ser de
toda la sociedad.
Además, cuando decidimos
como padres tomamos decisio-
nes más egoístas que cuando de-
cidimos desde un punto de vista
social, ahí somos más generosos.
El sistema educativo tienen que
hacer ver a la sociedad que to-
dos somos corresponsables de
la educación de los ciudadanos
más jóvenes, y que tiene que ha-
ber una participación más activa
sobre el sistema educativo.
En conclusión, ¿qué persigue con
este libro?
Lo que pretendo es resituar
en el sistema educativo deter-
minadas tareas que se nos están
olvidando, que hay que ver de
una forma integral. Parece que
el sistema educativo solo tiene la
finalidad de colocarte bien ante
el mundo laboral, por eso los
centros bien valorados son los
que tienen buenos resultados en
PISA, pero PISA solo mide tres
criterios y hay muchas otras co-
sas que no mide.
Las lagunas del sistema edu-
cativo se detectan porque existe
debate. Por lo tanto, habrá que
ver si se está produciendo este
debate.
entrevista Núm. 3.914 (1.233) ESCUELA 3315 de septiembre de 2011
“Si la escuela solo está para proporcionar información, soy el primero que
dice que cerremos las instituciones”