Este documento resume un sermón sobre el evangelio del quinto domingo de Cuaresma. Habla sobre cómo Jesús aceptó su muerte por amor y fidelidad a Dios, y rechazó la violencia a pesar de las presiones políticas y religiosas de su tiempo. También discute la necesidad de que los cristianos den una respuesta comprometida al mundo actual mediante la defensa de los derechos humanos y la construcción de una cultura de paz, amor y servicio a los demás.
Religion la resucitacion de Jesus y la vida de una mariposa.pdf
Homilía 5 Domingo Cuaresma - B
1. 5º domingo de Cuaresma Ciclo B
1
Si el grano no muere no da fruto
V domingo de Cuaresma
En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, queda
infecundo; pero si muere, produce mucho fruto.
Quien ama su vida, la perderá: pero el que aborrece la vida en este mundo, la conserva para la
vida eterna.
Quien quiera servirme, que me siga, y allí donde yo estoy, también estará el que me sirve, y a
quien me sirviere, también le honrará mi Padre.
Jn 12, 20-33
Jesús es cada vez más consciente de su muerte inminente. El texto evangélico nos dice que le
ha llegado la hora. Su alma está agitada, pero también sabe que el Hijo de Dios será
glorificado. Este fin es consecuencia de su actitud de amor radical.
Si el grano de trigo no muere, no dará fruto. Esta afirmación va seguida por otra: El que quiera
salvar su vida, la perderá. Y el que la pierda, se salvará. Son dos importantes máximas
cristianas. ¿Cómo entenderlas? Jesús nos habla de una opción decidida por el amor. Quien
ama es feliz y tendrá vida eterna. Con sus palabras Jesús hace un retrato de sí mismo. Su
fidelidad al Padre lo llevará a entregarse sin reservas, con un amor sin límites. Lo dará todo,
hasta la vida, por fidelidad a Dios.
Ver al Señor
El evangelio nos relata cómo algunos gentiles querían ver al Señor. Hoy también son muchos
los que ansían ver al Señor porque no lo conocen. ¡Cuánta gente desea conocer a Dios! Para
los griegos ver significa conocer, profundizar, adentrarse en lo más hondo. Por eso dice el texto
que querían ver; en realidad, deseaban conocer del corazón de Dios.
Los cristianos, que nos reunimos cada domingo, también queremos encontrar sentido a todo
lo que estamos haciendo. Venimos atraídos por la fuerza inmensa del amor de Dios, a quien
conocemos a través de Jesús. Su mensaje nos descubre la grandeza del ser humano. Por eso
queremos verlo y vibrar con él. Necesitamos hallar respuestas esperanzadas ante un mundo
decaído.
Asumir la muerte, rechazar la violencia
Las frases de esta lectura son conmovedoras; es un momento duro para Jesús. Sabe que
enfrentarse al poder y a las autoridades religiosas de su tiempo le va a costar la vida. Su
coherencia rotunda y su radical unión con Dios Padre le llevará a hipotecar su vida. Pero lo
asume. Así lo explica la segunda lectura de San Pablo, cuando describe el clamor profundo de
su corazón, derramando lágrimas vivas. Es un fragmento impresionante, donde la fuerza de
Jesús nos atrae como un imán. Encontramos a un Jesús no rendido pero sí angustiado. ¡Dios
mío!, ¿tengo que pasar por aquí? ¿Tengo que tragar el terrible dolor de la soledad? ¿Absorber
la lejanía de los míos? ¿Tengo que encontrarme completamente solo en Getsemaní? ¿Tengo
que beber este cáliz? Jesús sabe que el precio de sus palabras, que han revolucionado el
mundo judío y los criterios religiosos de su tiempo, será la entrega de su vida. Y acepta el dolor
y la muerte.
2. 5º domingo de Cuaresma Ciclo B
2
Quien verdaderamente quiere hacer algo nuevo tiene que salir de los moldes establecidos.
Justamente el primer cristianismo rompe con las estructuras de los poderes jurídicos de su
tiempo. El pueblo judío esperaba un Mesías que levantara una revolución contra el poder
romano. Entre los apóstoles había simpatizantes del grupo de los celotes, movimiento armado
opuesto a la dominación de Roma, que quería utilizar el mensaje de Jesús para servir a sus
fines.
Pero Jesús rechaza la violencia. El domingo de ramos se presentará a las puertas de Jerusalén
montado en un pollino. No entra sobre un caballo, símbolo del poder militar y la victoria. Si
tiene que comunicar la voluntad de Dios para el hombre su forma de hacer tiene que ser
consecuente con las actitudes más hondas.
Jesús podría haberse aliado con un grupo rebelde en aquellos momentos. Sin embargo, rehusa
entrar en el juego político y religioso. Su misión es anunciar el amor de Dios, exhotar a que la
gente se quiera, a descubrir que sólo amando la vida tiene sentido.
Compromiso ante el mundo
Hoy ya no vivimos en aquellos tiempos en que los cristianos eran arrojados a los leones. Sin
embargo, hay ideologías que quieren fagocitar o desprestigiar al cristianismo. Y es ahora
cuando los cristianos convencidos hemos de dar una respuesta a nuestro mundo, que se
define mayoritariamente como agnóstico o ateo. Nadie debe ser obligado a creer, pero el
cristianismo marca un talante, una forma de ser. Históricamente ha sido una instancia ética y
moral inspiradora de los derechos humanos. Europa es cristiana desde sus raíces, no podemos
negarlo de ninguna manera. Creemos en una cultura de la paz, en la civilización del amor.
Queremos dar respuestas a la sociedad implicándonos en la construcción de un mundo mejor.
Y esto pasa por replantearse repetidas veces lo que estamos haciendo.
Crece con los días una cultura pasotista e indiferente. Los cristianos convencidos, serios,
responsables social y políticamente hablando, tenemos que responder a esta desidia. No
podemos permitir que el mundo intelectual, la política, la economía, los medios, construyan
una cultura del tener antes que del ser. El cristianismo puede arrojar mucha luz en estas
cuestiones. Hemos de defender el valor altísimo de la persona y no permanecer impasibles.
Pero siempre mostrando capacidad conciliadora. Nuestro talante ha de ser humilde, cálido,
cordial, atento, exquisito, renunciando a todo aquello que nos aparta de la paz con Dios, con
nosotros mismos y con los demás.
Cuando somos capaces de diezmar nuestro tiempo y nuestra libertad para ser solidarios y
dedicarnos a una buena causa, entonces estamos construyendo la paz.
Joaquín Iglesias
jiglesias@arsis.org