2. Le preguntaron
los fariseos y
escribas: ¿Por
qué tus
discípulos no
siguen la
tradición, sino
que comen con
manos impuras?
Él contestó: Bien profetizó de vosotros
Isaías, hipócritas, según está escrito:
Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí …
Marcos 7, 1-23
3. Los fariseos eran un grupo social muy prestigioso e
influyente en tiempos de Jesús. Fieles cumplidores de los
preceptos de la ley, pretendían imponer las normas de la
tradición a las gentes, ejerciendo una fuerte influencia
sobre el pueblo.
4. Jesús acusa a los fariseos de hipocresía: su actitud rigurosa
contrasta con la incoherencia de su vida. Atados a las
tradiciones y a las normas, olvidan el bien de la persona y sus
necesidades. Jesús los ataca con las palabras de los profetas.
5. «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está
lejos de mí. El culto que me da está vacío. Su doctrina son
preceptos humanos.» Jesús no rechaza la ley: está
apelando a la coherencia religiosa, a unir lo que decimos y
creemos con lo que hacemos.
6. La interpelación de Jesús se dirige a los cristianos de
hoy. Los católicos quizás tenemos muy clara nuestra fe
y nuestra doctrina, pero nuestra vida se aleja mucho de
ella y de la realidad que nos rodea. No siempre somos
coherentes.
7. Jesús nos exhorta a honrar a Dios con el corazón, con
los labios, con los hechos: con nuestra vida entera. Será
entonces cuando aquello que prediquemos no será
vacío, sino sincero y auténtico.
8. De lo que está lleno el corazón habla la boca. Si vivimos
nuestra fe y cultivamos la oración, nuestra vida se llenará de
aquello que proclamamos. Y entonces podremos celebrar
plenamente la fiesta: la eucaristía.
9. Jesús propone un nuevo concepto de pureza: no tanto
física, sino moral. Lo que nos mancha no es tanto lo que
entra en nuestro cuerpo como lo que sale de nuestro
corazón: nuestras actitudes, palabras y conducta.
10. Cuántas actitudes vemos hoy que ensucian el alma:
-Malas intenciones, deseo de vengarse o de dañar…,
- culto exagerado a la sexualidad sin alma,
- robos no solo de bienes materiales, sino de
información, dignidad, privacidad,
- homicidios, guerra, negocios que traen muerte…
11. Más actitudes que
contaminan el alma:
-El desenfreno consumista,
el culto al tener, usar y tirar;
- la envidia, un mal que
empapa toda nuestra
cultura;
- la difamación, la crítica y el
juicio despiadado al que es
diferente;
- el orgullo y la arrogancia;
- la frivolidad, el no tomarse
en serio la vida y perder el
tiempo…
12. ¿Cómo limpiar el espíritu?
Con buenos propósitos, planteados y cumplidos.
Rescatando el amor y la sexualidad.
Con generosidad: no solo no quitar, sino DAR.
Dando vida, generando vida, trabajando por los demás.
Dando lo mejor de nosotros mismos.
Renunciando a lo innecesario, con sobriedad.
Evitando las críticas y la difamación: no hablar nunca mal
de nadie.
Con madurez y responsabilidad.
Manteniendo una sana humildad.
13. A medida que todas estas actitudes vayan saliendo de
nuestro interior, nuestro corazón será cada vez más
limpio, reflejo del corazón puro y ardiente de Dios.