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UNIVERSIDAD CENTRAL “MARTA ABREU” DE LAS VILLAS 
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES 
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS SOCIOCULTURALES 
TRABAJO DE DIPLOMA 
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Aproximaciones desde el análisis crítico del discurso literario. 
AUTOR: Dayana C. Alfonso González. 
TUTOR: Lic. Jeisil Aguilar Santos 
Santa Clara 
2013
DEDICATORIA 
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AGRADECIMIENTOS 
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RESUMEN 
Esta investigación tiene como objetivo determinar cómo se expresa el 
tratamiento de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera y su relación 
con el contexto histórico social en el cual se desarrolla. Para el cumplimiento del 
objetivo planteado anteriormente, se analizó críticamente el discurso proyectado 
en la obra dramática piñeriana y se identificaron las manifestaciones de la 
cubanidad presentes en la misma. A partir de los resultados obtenidos se logró 
constatar que la cubanidad puede implicar múltiples acepciones dependiendo de lo 
que quiere transmitir, en este caso el autor y de la influencia que ejerce el contexto 
histórico- social, en su manera de pensar y de escribir. Cuenta con dos capítulos, 
en el Capítulo 1 se realiza un acercamiento teórico a las principales concepciones 
que se desarrollaron en torno a la nación, al nacionalismo y a la cubanidad. 
Además se analizan las particularidades de la formación y consolidación de la 
nación cubana y la cubanidad como categoría que resume las diferentes vertientes 
del pensamiento nacionalista en Cuba y el papel desempeñado por el teatro 
republicano como expresión de lo cubano. En el Capítulo 2 se caracteriza el 
movimiento intelectual de los años 40-50 republicanos y la labor desempeñada por 
Piñera dentro del mismo; además se realiza un análisis de la obra dramática de 
Virgilio Piñera, para identificar las formas en las que se expresa la cubanidad 
dentro de la misma. Posteriormente se brindan conclusiones, recomendaciones, 
referencias bibliográficas y los anexos correspondientes.
ÍNDICE 
INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 1 
CAPÍTULO 1. La cubanidad como construcción ideológica y cultural. ................ 6 
1.1 Consideraciones teóricas sobre nación y nacionalismo. .............. 6 
1.2 La formación de la nacionalidad cubana. ....................................... 16 
1.3 El teatro de 1899-1950, expresión de lo cubano. ........................... 26 
CAPÍTULO 2. Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de 
Virgilio Piñera.......................................................................................................31 
2.3 El movimiento intelectual de los años 40-50 en Cuba, Virgilio Piñera 
como exponente de este movimiento. ....................................................... 31 
2.3 Caracterización de la obra dramática de Virgilio Piñera. .............. 36 
2.3 Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de 
Virgilio Piñera. .............................................................................................. 38 
CONCLUSIONES.............................................................................................. 51 
RECOMENDACIONES ..................................................................................... 52 
BIBLIOGRAFIA ................................................................................................ 52 
ANEXOS……………………………………………………………………………………… 
……………………………………………
1 
INTRODUCCIÓN 
El nacionalismo en la sociedad moderna está determinado por la relación que se 
establece entre la unidad política y la unidad nacional, donde una depende de la otra 
y viceversa, pero en el caso cubano se establece sobre un discurso de la identidad. 
Teniendo en cuenta como elementos fundamentales los nexos existentes 
entre el estado y la nación, sea entendida esta, en el caso de Cuba, como 
patria. Desde comienzos del siglo XIX el sacerdote independentista Félix 
Varela, para referirse a Cuba utilizaba el término Patria con toda la carga 
ideológica y política que la Revolución Francesa le había insuflado al concepto 
de Nación; para el sacerdote y pensador independentista cubano la Nación era 
España y Cuba era la Patria. El patriotismo en Varela significa no sólo amor a 
la tierra donde se ha nacido, sino el sentimiento de responsabilidad por el 
destino de todos los cubanos. El concepto de Patria, antes que el de Nación, 
se reafirmará sucesivamente a lo largo de la historia nacional como el 
concepto central del pensamiento político y social cubano en su línea 
emancipadora. (Pérez, 2012). 
Por lo tanto el estudio del nacionalismo cubano tiene que verse unido a variables 
como el patriotismo, la cultura y la historia política de Cuba, consecuencia de que su 
desarrollo y evolución en la Isla está determinado por un proceso de formación de la 
nacionalidad cubana donde la cultura y especialmente la literatura desempeñan un 
papel fundamental. 
El nacionalismo continuó vigente durante muchos años, pero logró alcanzar mayor 
auge durante los primeros años de la República, donde se dedicó al análisis del 
problema nacional y sobre todo, a reflejar “lo nacional”, principalmente en el arte y la 
literatura. El análisis de la conformación nacional cubana no puede obviar los aportes 
que la literatura realiza, a veces de manera ilustrativa, en ocasiones críticamente, a la 
legitimación de los valores esencialmente nacionales. El estudio de las formas en 
que la ideología se expresa en el arte aporta fundamentos para entender el papel de 
la intelectualidad y los artistas en la historia de la cultura humana.
En el ámbito intelectual del siglo XX cubano, en su segunda mitad, destaca el 
surgimiento de grupos de intelectuales concebidos hoy como algunas de las 
generaciones más importantes y que más han aportado a la cultura artística e 
intelectual de la nación. Uno de los grupos más polémicos, cuya polémica rebasa su 
propia existencia y la de sus integrantes, es el Grupo Orígenes, dentro del que se 
inserta la mayor parte de la obra de Virgilio Piñera. Conocidos como intelectuales de 
carácter nacionalista, se desarrollaron en diferentes ramas de la cultura. Sus obras 
contribuyeron al rescate de las esencias nacionales a partir del recobro de la obra 
Martiana como exponente de la universalidad de la cultura cubana, verbo creador, 
donde al decir del propio Lezama, líder intelectual de Orígenes, nace el idioma y 
acaba la historia de la cultura cubana. 
Virgilio Piñera, poeta, ensayista, crítico y dramaturgo cubano; uno de los escritores 
de primera fila de nuestra historia literaria, ha sido objeto de investigación en muchas 
ocasiones. Acerca de la vida y obra de este intelectual existen varias investigaciones 
como la realizada por Carlos Espinosa en el año 2003, Virgilio Piñera en persona, 
obra constituida por testimonios de amigos y familiares de Piñera , así como cartas, 
documentos y algunos escritos inéditos del mismo. Otro escritor cubano que realizó 
una obra investigativa acerca de Piñera es David Leyva González, graduado en el 
2005 de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. En el año 
2010 publicó su obra Virgilio Piñera o la libertad de lo grotesco, donde realiza un 
análisis de los elementos de lo grotesco presentes en la obra de Piñera. En el 2011 
fue publicada la obra Órbita de Virgilio Piñera, constituida por una selección de 
poemas, ensayos, cartas, cuentos y obras de teatro de Piñera, así como algunas 
fotos del autor, selección realizada por David Leyva González. Todos estos 
antecedentes son muestra de que la personalidad y la obra de Virgilio Piñera ha sido 
objeto de estudio de varios investigadores cubanos del siglo XXI, en el orden de lo 
estético y lo artístico fundamentalmente, pero al respecto de la trascendencia de su 
obra dramática en la elaboración de un discurso sobre la cubanidad existen pocas 
investigaciones, que además contemplen el análisis de este aspecto y la significación 
sociocultural de estos aportes. 
Entender las dimensiones que adopta la cubanidad en la obra dramática de Piñera 
develará características del grupo intelectual al que perteneció y la etapa en que 
2
vivió. Es por todo lo anterior que se plantea el siguiente problema científico: ¿Cómo 
se expresa el tratamiento a la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera? 
3 
Objeto de la investigación: la obra dramática de Virgilio Piñera. 
Campo de acción: las manifestaciones de la cubanidad. 
Objetivo general: Determinar cómo se expresa el tratamiento a la cubanidad en la 
obra dramática de Virgilio Piñera. 
Interrogantes científicas: 
1. ¿Cuáles son los fundamentos teórico-metodológicos en que se sustenta el 
tratamiento a la cubanidad en la literatura? 
2. ¿Qué caracteriza al movimiento intelectual de los 40 y 50 del siglo XX en 
Cuba? 
3. ¿En qué formas se manifiesta la cubanidad en la obra dramática de Virgilio 
Piñera? 
Objetivos específicos: 
1. Fundamentar teóricamente el tratamiento a la cubanidad en la literatura. 
2. Caracterizar el movimiento intelectual de los 40 y 50 del siglo XX en Cuba. 
3. Identificar las manifestaciones de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio 
Piñera. 
El proceso investigativo se enmarca en los Estudios de Pensamiento insertados 
dentro de la Metodología Cualitativa. 
Métodos Teóricos: 
1-Histórico-Lógico: A partir del uso de este método se le dará un orden histórico y 
lógico a los conceptos tratados en el Marco Teórico, realizándose un análisis que irá 
de lo general a lo particular.
2-Analítico-Sintético: Por medio del análisis de los documentos relacionados con el 
tema de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera se podrá llegar a 
conclusiones y de esta manera sintetizar la información que tributa a dicha 
investigación. 
3- Inductivo-Deductivo: A través de un proceso inductivo – deductivo, se realizará el 
procesamiento de toda la información recopilada sobre el objeto de investigación y se 
logrará delimitar la que sea pertinente para la determinación del mismo. 
Métodos Empíricos: 
1-Análisis de documentos: Su utilización es de gran importancia, ya que permitirá 
determinar y profundizar en los referentes teórico-metodológicos relacionados con el 
objeto de investigación. Además ofrecerá una panorámica acerca de los conceptos 
de nación, nacionalismo y cubanidad presentes en la literatura. 
2-Análisis crítico de discurso literario: Se empleará la propuesta elaborada por Teun 
Van Dijk sobre las estructuras y estrategias del discurso, en el caso de la siguiente 
investigación será sobre la obra dramática de Virgilio Piñera. Por tanto el uso de este 
método permitirá identificar los elementos de la cubanidad presentes en la misma. 
Novedad: La novedad de la investigación radica en que a pesar de que se han 
realizado otras investigaciones al respecto de la obra de Virgilio Piñera, no se conoce 
ninguna relacionada con la trascendencia de la obra dramática piñeriana en la 
elaboración de un discurso sobre la cubanidad. El aporte fundamental de la 
investigación radica en el análisis crítico realizado a toda la obra dramática de este 
autor, a partir del modelo propuesto por Van Dick. 
Muestra: La muestra seleccionada para la realización de la presente investigación 
consiste en la obra dramática de Virgilio Piñera presente en los libros Teatro 
Completo y Teatro Inconcluso, con un total de 26 obras teatrales. Ellas son: Electra 
Garrigó, Jesús, Falsa Alarma, La boda, Aire Frío, El flaco y el gordo, El filántropo, La 
sorpresa, Siempre se olvida algo, El álbum, El no, La niñita querida, Estudio en 
blanco y negro, Dos viejos pánicos, Una caja de zapatos vacía, El encarne, Un 
arropamiento sartorial en la caverna platómica, De lo ridículo a lo sublime no hay más 
4
que un paso o Las escapatorias de Laura y Oscar, El trac, Los siameses, El viaje, 
Milanés, El ring, Pompas de jabón, Inermes, y por último ¿Un pico, o una pala? 
Estructura: 
La investigación cuenta con dos capítulos, en el capítulo 1 se realiza un 
acercamiento teórico a las principales concepciones que se han desarrollado en 
torno a la cubanidad. En el capítulo 2 se caracteriza al movimiento intelectual de los 
años 40 y 50 del siglo XX en Cuba y a la personalidad de Virgilio Piñera como 
exponente de este movimiento. Y además se realiza un análisis de la obra dramática 
de Virgilio Piñera, con el objetivo de determinar cómo se expresa el tratamiento de la 
cubanidad en la misma. Posteriormente las conclusiones, recomendaciones, 
bibliografía y anexos. 
Viabilidad: 
Se inserta en el proyecto sobre: El pensamiento cubano contra la injerencia y la 
anexión en la república, desarrollado y finalizado recientemente en la Facultad de 
Ciencias Sociales. Servirá como fuente bibliográfica a las asignaturas de Cultura 
Cubana y Pensamiento Cultural Latinoamericano, Teatro Cubano y Literatura 
Cubana. 
Importancia: La importancia de esta investigación radica en que, a pesar de que se 
han realizado varias investigaciones acerca de determinados aspectos de la vida y 
obra de Virgilio Piñera, es fundamental el estudio e identificación de los elementos 
relativos a la cubanidad presentes en su obra dramática, no solamente por su 
significación sociocultural, sino también porque permite develar características de la 
misma, del grupo intelectual al que perteneció Piñera y del contexto histórico-social 
en que vivió. 
5
CAPÍTULO 1. La cubanidad como construcción ideológica 
6 
y cultural. 
En el presente capítulo se analizará el tratamiento dado por diferentes autores a 
conceptos como: nación y nacionalismo, y a otros que guardan gran relación con los 
mismos como es el caso de los conceptos patria, patriotismo, estado-nación. Y 
fundamentalmente se realizará un acercamiento teórico al término cubanidad como 
categoría representativa del pensamiento nacionalista cubano. Además se analizarán 
las particularidades de la formación y consolidación de la nación cubana y la 
cubanidad como categoría que resume las diferentes vertientes del pensamiento 
nacionalista en Cuba y el papel desempeñado por el teatro republicano en la 
expresión de la nacionalidad. 
1.1 Consideraciones teóricas sobre nación y nacionalismo. 
El término nación ha tenido varios significados, desde pertenencia a un lugar 
determinado, descendencia o ascendencia común, hasta agrupación bajo la misma 
lengua, etnia, cultura, bajo la compartición de un conjunto de costumbres, moralidad 
y leyes. Independientemente de lo anterior, el significado esencial del concepto 
nación es político y se encuentra equiparado simbólicamente a significados de 
pueblo, tierra, unión, confederación, comunidad. 
Con respecto al concepto de nacionalismo, existen diversas concepciones, como las 
elaboradas por: Ernest Gellner, Eric Hobsbawm, Ernest Renan, Adrián Hastings, 
Benedict Anderson, Anthony Smith, Rosa Luxemburgo, Josif Stalin, Vladimir Ilich 
Lenin, y otros. 
Según Ernest Gellner: “El nacionalismo es una teoría de legitimidad política que 
prescribe que los límites étnicos no deben contraponerse a los políticos, y 
especialmente que no deben distinguir a los detentadores del poder del resto dentro 
de un estado dado”. (Gellner, 2001. p. 14) 
En el caso de este autor el nacionalismo es presentado desde un punto de vista 
político, como un principio que se basa en el establecimiento de un balance o 
relación de dependencia, entre la unidad nacional y la política.
En el texto Naciones y Nacionalismo desde 1780, Erick Hobsbawm realiza un análisis 
histórico y teórico del término nación relacionándolo a realidades concretas de la 
historia de la humanidad. El análisis realizado por este autor ilustra, 
la polémica en torno a la concepción de la nación que transita desde lo 
dispuesto en diccionarios (territorio, relaciones de los habitantes de un 
territorio, conjunto de habitantes bajo un mismo gobierno, colectividad de los 
habitantes de un territorio con tradiciones, aspiraciones e intereses comunes 
subordinados a un poder central que se encarga de mantener la unidad del 
grupo) hasta la crítica a las principales teorías dadas a la luz del liberalismo, 
las teorías económicas (Stuart Mill, Adam Smith, Edwin Cannan) y algunos de 
los pensadores marxistas. (Aguilar, 2012) 
Según Hobsbawm no es hasta 1884 que se encuentra en el Diccionario de la Real 
Academia Española, las terminologías estado, nación y lengua en el sentido 
moderno, a partir de la determinación de un significado a lengua nacional. Antes de 
esta fecha las concepciones sobre la nación van desde agrupación de personas en 
un territorio determinado bajo criterios lingüísticos, de etnicidad o religiosos, hasta la 
agrupación de un conjunto de individuos bajo una misma autoridad. 
El nacionalismo, el estado y la nación deben apoyarse uno en el otro y viceversa, 
sino cada uno sin el otro estaría incompleto.Tal y como Hegel expresó: “Es posible 
que las naciones hayan de recorrer una larga historia antes de llegar finalmente a su 
destino —el de constituirse en estado”. (Gellner, 2001). Sin embargo muchas 
naciones han emergido y se han desarrollado sin la representación de un estado, así 
como también muchos estados se han mantenido sin el apoyo de las naciones. 
Como bien plantea Ernest Gellner, cuando nos dice que: "Las naciones, como los 
Estados, son una contingencia, no una necesidad universal. Ni las naciones ni los 
Estados existieron en todos los tiempos ni en todas las circunstancias. Más aún, las 
naciones y los Estados no representan a la misma contingencia. El nacionalismo 
sostiene que nacieron el uno para el otro, que el uno sin el otro es incompleto y 
constituye una tragedia. Pero antes de que fueran el uno para el otro, cada cual 
debió emerger, y la emergencia de cada cual fue contingente e independiente de la 
emergencia del otro. El Estado, ciertamente, emergió sin la ayuda de la nación. 
Algunas naciones han emergido sin las bendiciones de su propio Estado. Aunque es 
7
más debatible que la idea normativa de nación, en su sentido moderno, no 
presuponga la previa existencia del Estado". 
Otro autor que trata el tema lo constituye Montserrat Guibernau, el cual considera 
que: 
El valor irreducible del nacionalismo descansa en su capacidad de darle a la 
sociedad un sentido de continuidad en el tiempo y de alteridad con respecto a 
otras, es decir: identidad. Esta capacidad de generación identitaria le otorga al 
nacionalismo una ventaja absoluta con respecto a cualquier universalismo. 
(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo ploncard.htm) 
8 
Anthony Smith plantea que: 
El nacionalismo nos conduce a un enfrentamiento con una paradoja 
fundamental. Ya que por un lado, los nacionalistas intentan "construir" 
naciones, crear instituciones modernas, integrar poblaciones dispares y forjar 
culturas nacionales participativas; por otro lado, ellos están siempre invocando 
el pasado nacional, volviendo atrás hacia una era de supuesta gloria, hacia 
viejos héroes y épocas distantes, en la tierra natal. Pero aclara además que 
este retorno al pasado forma parte del proceso de formación de naciones, que 
no es una cuestión de ”un paso atrás para luego adelantar dos". La creación 
de una nación es un proceso continuo, un proceso incesantemente renovado, 
que requiere un constante regreso a las fuentes de la energía cultural nativa y, 
por ende, al pasado étnico popular. Este es un componente esencial del 
programa del propio nacionalismo, y un secreto de su éxito. 
(http://www.tau.ac.il/eial/I_2/smith.htm) 
Lo expuesto anteriormente demuestra que Smith logra captar mejor los aspectos 
“esencialistas” del fenómeno nacional y relaciona la fuerza perenne de la nación con 
datos culturales profundos, étnicos, morales e históricos. Sostiene, al respecto, que: 
En la esfera cultural, la identidad nacional se manifiesta en toda 
una gama de suposiciones y mitos, valores y recuerdos. 
Socialmente, el vínculo nacional configura la comunidad que tiene 
más capacidad de inclusión, la frontera generalmente aceptada en 
cuyo seno se produce de forma habitual el intercambio social y el
9 
límite para distinguir los ‘forasteros’ de sus miembros. La nación 
también puede considerarse el elemento básico de la economía 
moral, desde el punto de vista tanto del territorio como de los 
recursos y las 
aptitudes.(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo 
ploncard.htm) 
En el caso de Ernest Gellner: 
Se establece una relación entre el fenómeno nacional y la transición histórica 
de la “era agraria” a la “era industrial”, interpretada como parte de una nueva 
división social del trabajo. En pocas palabras, sostiene que los mecanismos 
económicos de la era industrial conducen a la necesidad de elaborar una 
nueva cultura superior inscrita en un programa de alfabetización estatal 
finalizado a la adquisición de habilidades y códigos culturales comunes, 
homogéneos, necesarios para el funcionamiento de una sociedad orientada a 
la movilidad y al crecimiento.(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo 
ploncard.htm) 
La idea de nación va a constituir en el proceso de desarrollo y modernización de la 
sociedad un nexo entre la pérdida de los elementos religiosos y tradicionales de la 
misma y la formación del Estado moderno. Gestándose de esta manera una relación 
entre Estado y nación, la cual va a ser inseparable y de gran importancia para que el 
Estado adquiera su carácter nacional. 
Acerca de la percepción de Gellner con respecto a los objetivos del nacionalismo y 
de los elementos que este necesitaba para su establecimiento y desarrollo, Boris 
Santana (2007) plantea que dicho autor hizo más énfasis “en el papel de la economía 
y el estado en la constitución de la nación moderna que en los factores de tipo 
psicológico y subjetivo que sin duda también tuvieron un peso específico en el 
proceso y que él no pudo advertir”. 
Ernest Renan, contrario a Gellner, defiende una posición predominantemente 
subjetiva tendiente a identificar la nación con la conciencia de pertenencia de 
los ciudadanos a ella. Renan es consciente de que son necesarios otros
componentes tanto de carácter objetivo como subjetivo para determinar la 
nación pero se inclina más a ponderar la importancia de los elementos de tipo 
subjetivo, de creación consciente, de identidad. (Santana, 2007) 
10 
Con respecto al papel del estado, Gellner plantea que: 
Este constituye la especialización y concentración del mantenimiento del 
orden y lo concibe como una institución o conjunto de instituciones 
específicamente relacionadas con la conservación del orden (aunque pueden 
estar relacionadas con muchas más cosas). El estado existe allí donde 
agentes especializados en esa conservación, como la policía y los tribunales, 
se han separado del resto de la vida social. Ellos son el estado. (Citado en 
Gellner, 2001) 
Gellner ha sido considerado, de los teóricos del nacionalismo occidental burgués, el 
que más aportes ha hecho desde la teoría y el mismo plantea que el nacionalismo 
se puede dar solamente en aquellas sociedades que se encuentran provistas de un 
órgano estatal, ya que cuando no hay ni estado ni dirigentes, nadie puede sentirse 
frustrado por no satisfacer las necesidades del principio nacionalista. Pero que esto 
no quiere decir que dicho principio tenga que desarrollarse en todas las naciones 
que cuenten con un estado. 
Benedict Anderson (1998) concibe a los estados nación modernos, 
(…) como comunidades imaginadas. Con un tipo peculiar de imaginario 
social; es decir, modos socialmente hechos del imaginario moderno que se 
pueden mostrar mejor contrastándolos en cada caso con lo que existió en la 
historia precedente. 
Otro de los autores que también trabaja el tema de lo nacional es Ernest Renan, el 
cual plantea que: 
Una nación es un alma, un principio espiritual. Dos cosas, que en rigor son 
solo una, la constituyen: la posesión en común de un rico legado de memorias, 
y el consentimiento actual, el deseo de vivir juntos, la voluntad de seguir 
haciendo valer la herencia que se recibió indivisa. Una nación es pues, una
gran solidaridad, constituida por el sentimiento de los sacrificios que se han 
hecho y de los que se está dispuesto a hacer todavía. Es la consecuencia de 
un largo pasado de esfuerzos, de sacrificios y desvelos; el culto a los 
antepasados es el más legítimo de todos. Un pasado heroico, grandes 
hombres, la gloria, he aquí el capital social sobre el cual se asienta una idea 
nacional. (Mañach, 2001. p. 109) 
Al respecto de la opinión de Renan sobre el nacionalismo y la nación, es importante 
hacer una reflexión: la mayoría de los autores que estudian el tema consideran que el 
nacionalismo es una ideología y que la definición de nación, las características que la 
definen no solo teóricamente sino como realidad histórica, están vinculadas 
solamente a lo político; sin embargo existe una recurrencia en muchos investigadores 
del tema, entre los que se cuenta Renan y Anderson, que encuentran un sostén 
fundamental en el ámbito cultural, para la conformación de la nación, por lo que el 
nacionalismo necesita legitimar no solo derechos y deberes políticos sino, con igual 
fuerza valores culturales. 
La nación opina Hasting, es una comunidad histórica cultural, que reclama la 
soberanía de un territorio que considera propio, de forma que la comunidad 
cultural se contempla a sí misma como una unidad también territorial y 
política. Allí donde el estado crea a la nación, ésta no lo es hasta que observa 
su supremacía sobre él, por lo que el desarrollo de una nación se puede 
entender como dialéctico. (Lombana, 2002) 
La Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales de 1975 plantea que “la 
nación ha llegado a ser considerada como el concepto político fundamental de los 
tiempos recientes.” Esta enciclopedia define nación como “sinónimo de un estado y 
sus habitantes o bien denota un grupo cuyos miembros que colocan la lealtad al 
grupo como totalidad por encima de cualesquiera otras lealtades contrapuestas”. 
Definición limitada por la normativa de asequibilidad que debe tener un diccionario, 
no abarca los elementos esenciales de la definición del término a la vez que conjuga 
equívocamente como sinónimos, los conceptos estado y nación. (Citado en Aguilar, 
2012) 
11
En algunas ocasiones hubo autores que establecieron una relación entre los 
términos de etnia y nación, destacando sus similitudes y a la vez sus divergencias. 
Es el caso de Anthony Smith (1997) el cual plantea que: 
Una nación es un grupo humano designado por un gentilicio y que comparte 
un territorio histórico, recuerdos históricos y mitos colectivos, una cultura de 
masas pública, una economía unificada y derechos y deberes legales iguales 
para todos sus miembros. Y a partir del mismo establece una relación entre la 
definición de nación y la de etnia, a partir de que ambas son comunidades con 
recuerdos y mitos colectivos y ambas son comunidades territoriales pero lo 
que las diferencia es que en el caso de las etnias el vínculo con el territorio 
puede ser solamente de carácter histórico y simbólico y en el caso de la 
nación es físico y real, ya que las naciones poseen territorios. 
Para Hasting, una etnia es un grupo de personas con identidad cultural y lengua 
común, pero una nación es una comunidad más consciente de sí misma, formada a 
partir de una o varias etnias y normalmente identificada por un corpus propio de 
textos escritos. 
Los autores marxistas también hicieron sus aportes acerca del tema de lo nacional 
tal es el caso de Carlos Marx y Federico Engels en el Manifiesto Comunista (1981, p. 
15) en el cual afirman que: 
Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen. 
Más, por cuanto el proletariado debe en primer lugar conquistar el poder 
político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en Nación, 
todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués. 
Es de gran importancia destacar la famosa polémica, relacionada con el principio de 
autodeterminación nacional, entre Lenin y Rosa Luxemburgo. Esta polémica fue 
sostenida a partir de una serie de artículos aparecidos entre 1908 y 1909 en la 
Revista Social Demócrata, órgano teórico del Partido Social Demócrata de Rusia, 
Polonia y Lituania. 
Luxemburgo se opone tanto al nacionalismo polaco de derechas como al de 
izquierdas, percibe perfectamente la situación de opresión que sufre Polonia 
12
por parte del imperio zarista y cree que la mejor solución está en una 
autonomía democrática conjunta con los demás pueblos del imperio, esta 
propuesta, según su criterio, debía ser presentada al pueblo polaco para que 
en referéndum se pronunciase sobre ella, la independencia significaba retrasar 
la revolución, lo progresivo era la escala mayor. (Citado en Santana, 2007. p. 
54) 
Lenin, (1980, p. 130) por el contrario, defiende como un principio inalienable el 
derecho de las naciones a la autodeterminación, a separarse de los estados que 
mantienen pueblos o nacionalidades oprimidas, según su estrategia: el 
reconocimiento por el proletariado del derecho de las naciones a su separación es lo 
único que garantiza la plena solidaridad de los obreros de distintas naciones y 
permite un acercamiento verdaderamente democrático entre ellas. Lenin planteaba 
que los conflictos nacionales tenían orígenes que no se habían resuelto: 
13 
En la cuestión nacional, el partido del proletariado debe defender, 
ante todo, la proclamación y realización inmediata de la plena 
libertad a separarse de Rusia para todas las naciones y 
nacionalidades oprimidas por el zarismo, que han sido incorporadas 
por la fuerza o retenidas violentamente dentro de las fronteras del 
Estado, es decir, anexionada. (Vladimir, 1980, p. 58) 
Entre los marxistas el concepto de nación más conocido es el que establece Stalin 
en 1913, (p.8), en el que define a la nación como: 
Una comunidad estable, que se desarrolla en una base común de lengua, 
territorio y vida económica, bien como una estructura psíquica que se 
materializa en una cultura común. Esta definición tiene un carácter reducido, 
ya que Stalin se centra solamente en algunos rasgos que contribuyen a la 
formación de una nación, pero que no son los únicos, como el de comunidad 
humana de origen histórico, originada sobre la base de una cultura común. 
Jorge Mañach, destacado intelectual cubano, define la nación como: 
El triunfo del espíritu integral sobre el espíritu parcial. Régimen de 
personalidad colectiva, la nación es también un régimen de personas, no de 
caudillos, ni de oligarquías, ni de «masas». La democracia tiende a 
asegurarse en la nación. Las naciones se imponen al miramiento de los
demás, como la personalidad se hace respetar en el comercio de los 
individuos; y al igual que ella, la nacionalidad les da a los pueblos carácter, 
aplomo, continuidad en su ley de vida.(Mañach, 2001,p.87-130) 
14 
Este mismo autor plantea además que: 
(…) los pueblos cobran forma en la medida en que adquieren, por 
la cohesión y la concordancia internas, un carácter y un sentido 
colectivos. La forma más definida de los pueblos es la nación; y ella 
también es el producto, no de la simple agregación, sino de una 
voluntad más o menos deliberada y difusa que va actuando sobre su 
materia humanista hasta darle una íntima solidaridad. La formación 
histórica es el proceso a través del cual se llega a esa forma 
superior. (2001, p. 87-130) 
Otro investigador cubano que también aborda el tema de lo nacional es Boris 
Santana (2007. p. 1) cuando plantea que: 
El estado-nación, en sí mismo, es el producto más o menos logrado 
del nacionalismo, constituyendo la forma por excelencia en que se 
organizan las sociedades donde vive la inmensa mayoría de la 
población mundial a comienzos del siglo XXI. 
Tal y como se plantea al inicio de este capítulo, el concepto que logra sintetizar las 
diversas vertientes que posee el pensamiento nacionalista en Cuba es el de 
cubanidad. Entre los autores que definen dicho término se encuentra Eduardo 
Torres-Cuevas, quien plantea que: 
La nacionalidad que se manifiesta como universo ideológico y que implica la 
existencia de raíces de peculiares expresiones diferenciadoras, constituye el 
producto de una sociedad con fuerte vínculos interclasistas e interregionales 
basados en una homogenización económica que le da unidad estructural. 
Estos nexos encuentran, en todos los elementos de unidad y potencialización 
nacionales (geográficos, lingüísticos, religiosos, folklóricos, de la cultura 
material y espiritual, y en los relacionados con el llamado destino colectivo de 
la nación, como sentimiento, voluntad y conciencia), la expresión ideológica de 
la nacionalidad. (Citado en Torres-Cuevas, 2006, T I, pp. 297-298)
Otra de las personalidades de la cultura y la literatura cubanas que realiza un 
importante trabajo sobre el tema de lo nacional es Cintio Vitier. Este importante 
intelectual cubano no refiere el término cubanidad, pero en su obra Lo Cubano en la 
Poesía, aporta elementos que sirven de referente al respecto de lo nacional en este 
caso “lo cubano” y las formas en que se expresa. 
15 
No hay una esencia inmóvil y preestablecida, nombrada lo cubano que 
podamos definir con independencia de sus manifestaciones sucesivas y 
generalmente problemáticas para después decir: aquí está, aquí no está. 
Nuestra aventura consiste en ir al descubrimiento de algo más que 
sospechamos pero cuya identidad desconocemos, algo además, que no 
tiene entidad fija, sino que ha sufrido un desarrollo y que es inseparable 
de sus diversas manifestaciones históricas… (Vitier, 1970, p.18) 
Al igual que los autores anteriores el investigador Fernando Ortiz aborda el tema de 
la cubanidad: 
La cubanidad no puede depender simplemente de la tierra cubana donde 
se nació ni de la ciudadanía política que se goza (…) la cubanidad es 
principalmente la peculiar calidad de una cultura, de la de Cuba. Dicho en 
términos corrientes, la cubanidad es condición del alma, es complejo de 
sentimientos, ideas y actitudes (…) No basta para la cubanidad tener en 
Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte, aún falta tener la conciencia… 
la cubanidad es pertenencia a la cultura de Cuba.( Ortiz, 1993, pp. 1-20) 
Como se puede ver existe un amplio tratamiento en la literatura científica al 
tema de la nación y el nacionalismo. En el caso del este último es concebido 
como principio de unidad nacional y unidad política en el que es necesario 
concebir aspectos culturales para el sostenimiento de los ideales y de la 
práctica de los mismos. No puede estudiarse el nacionalismo sin concebir su 
expresión concreta, no puede estudiarse en abstracto, fuera de una 
circunstancia social y cultural específica. Es por lo anterior que en el caso de 
Cuba se hace fundamental abordar las particularidades de la formación de lo 
que hoy se nombra cubanidad y que comienza siendo un sentimiento de 
pertenencia u orgullo patrio expresado en el arte y la literatura. Uno de los
16 
aspectos fundamentales de esta investigación lo constituye el proceso de 
formación de la nación cubana, en el cual influyeron diversos elementos tanto 
sociales, políticos como culturales. A continuación se realizará un acercamiento 
a las características de este proceso, teniendo en consideración su relación con 
la literatura emergente. 
1.2 La formación de la nacionalidad cubana. 
Existen varias tendencias de pensamiento respecto a la nación en el escenario 
intelectual cubano; escritores, historiadores, políticos, etnólogos entre otros muchos 
profesionales se han agrupado en propuestas diversas en torno a la identificación de 
problemas nacionales, a la forma en que Cuba debía enfrentarse a dichos problemas 
y al destino común de los cubanos. Los derechos y deberes han sido temas de 
discusión desde la Colonia, entre los primeros criollos y hechos de “rebeldía 
nacional”. 
El estudio del nacionalismo en el caso cubano tiene que verse unido a 
variables como el patriotismo, la cultura y la historia política de Cuba. A pesar 
de que la ideología nacionalista cobra auge en el pensamiento cubano a partir 
de los años 20 y 30 se hace necesario entender que los antecedentes de este 
pensamiento convergen en la historia del país y en la conformación de una 
identidad cultural que comienza muchos años antes. A pesar de que el tema 
del nacionalismo concierne a la ideología y la política en el caso de Cuba no 
puede estudiarse separado de la producción artística e intelectual. (Aguilar, 
2012) 
Para analizar el proceso de formación de la nación cubana es imprescindible 
remitirse a la formación en Cuba de una comunidad económica, territorial y étnica. 
Teniendo en cuenta además que dicho proceso duró siglos, ya que para que se 
dieran las condiciones, este debía atravesar por un período de maduración de 
diversos factores económicos, políticos, sociales y culturales. Y es con el comienzo 
del siglo XVI que se inicia un lento proceso de cambios que traerán consigo el 
surgimiento de la sociedad criolla y una diferencia entre el español y el cubano.
En los siglos XVI y XVII, los criollos no tienen una conciencia ni una necesidad 
de crear memoria histórica. Ante todo, porque aunque han echado raíces, 
estas están aún muy frescas y no se tiene una coherencia de los elementos 
que van conformando una nueva calidad social y cultural. El término criollo con 
el cual se definen- el hombre criado en Cuba-, sólo marca diferencia con quien 
llega de la Península. El concepto de patria, raigal en lo criollo, sólo define la 
parte del Imperio donde se nace. La cultura es sólo de nuevos hábitos y 
costumbres surgidos de la nueva naturaleza física y social, pero aún no es 
tradición propia; aún no crea pensamiento propio. (Torres-Cuevas, 
TOMO I. p85) 
Los criollos comienzan a constituir un pueblo nuevo, de origen multicultural. Y al 
haber nacido en Cuba, no tienen ningún nexo con la cultura de sus padres, por lo que 
sus rasgos representativos como son: costumbres, gustos, tradiciones, hábitos, 
modos de pensar y actuar van a ser únicos y se van a definir a partir de la interacción 
del mismo con el medio natural y social en el que viven y se relacionan. Su lenguaje 
y modo de expresión va a estar lleno de nuevos conceptos, algunos de ellos 
tomados del acervo indio o negro. 
El concepto de criollo no aparece en los documentos americanos hacia la segunda 
mitad del siglo XVI. 
El Inca Garcilaso escribió en 1609: es nombre que lo inventaron los negros y 
así lo demuestra la obra. Quiere decir entre ellos negros nacidos en Indias, 
inventároslos para diferenciar los que van de acá, nacidos en Guinea, de los 
que nacen allá (…) De manera que al español y al guineo, nacidos allá le 
llaman criollos y criollas. (Citado en Torres-Cuevas, T II, 2006, p. 257). 
17 
En el caso de las letras cubanas, según Salvador Bueno (1963, pp1-12) afirma, 
(…) el término criollo apareció por primera vez en la obra de Silvestre de 
Balboa: Espejo de Paciencia, escrito a principios del siglo XVII, que constituye 
la obra literaria más antigua de la cultura del criollo cubano. Lo más 
significativo de ella es que transmite la forma de pensar y de actuar del criollo
en aquella época, así como la fuerza que ya tiene en él el sentimiento hacia 
la patria. 
Eduardo Torres-Cuevas en su libro En busca de la cubanidad explica que en el caso 
cubano, el concepto de nación se utilizó raramente como fundamento político por los 
cubanos en el siglo XIX. 
18 
Ello se debe al hecho de que, al desaparecer el histórico concepto de 
Imperio Español, la constitución hispana de 1812 fundamentó el 
concepto de nación española. En Cuba, el integrismo colonialista 
siempre enarboló la integridad de la nación española como fundamento 
político para sus excesos. Este conflicto no lo tuvieron las naciones 
Latinoamericanas que habían alcanzado su independencia hacia 1826. 
Por estas razones, el concepto básico de la Teoría de la liberación 
cubana fue el de patria, más apegado a la tradición de la isla (…) Este 
concepto manifiesta el sentimiento de lealtad a la comunidad especifica 
a la cual pertenecía. Por otra parte, el concepto tenía tres niveles 
diferentes: la patria local, la regional y la continental. (Torres-Cuevas, 
2006, pp. 23-24) 
Existe el criterio de algunos autores que plantean que la Guerra de los Diez Años 
jugó un papel de gran significación en la fundación y consolidación de la nacionalidad 
cubana. Tal es el caso de Ramiro Guerra que plantea que: 
Una patria es en su esencia histórica, una entidad moral con un pasado 
y un futuro. Tiene necesidad de poseer un patrimonio espiritual de gloria 
y heroísmo, de épica y leyenda. No existe un pueblo fuerte o una 
nacionalidad robusta que no lo posea. Antes de 1868, a Cuba, en gran 
medida, le faltaba ese patrimonio y, entonces, la Guerra de los Diez 
Años lo creó de una forma magnífica. Después del Zanjón y a pesar de 
la derrota, Cuba poseía una rica tradición patriótica para venerar y 
acariciar. (Guerra Sánchez, T II, 1986, p. 341-342) 
Entre el concepto de Patria y Nación existe una estrecha relación, pero no tienen el 
mismo significado, aun cuando algunos pensadores los han utilizado indistintamente.
El entender esta relación -Patria-Nación- es vital en los estudios de pensamiento 
cubano. Ya que la concepción de Patria se refiere sobre todo al lugar de nacimiento 
más que a la nacionalidad y como su principal exponente se encuentra José Martí. Y 
el concepto Nación esta relacionado, en el caso de la colonia cubana, con 
cuestiones de dependencia legal a España. 
19 
Félix Varela emite el primer concepto de Patriotismo, planteándolo como: 
Amor de todo hombre por el país donde ha nacido e interés que toma en su 
prosperidad.” Al respecto, también plantearía: "...No es patriota el que no sabe 
hacer sacrificios en favor de su patria, o el que pide por éstos una paga que 
acaso cuesta mayor sacrificio que el que se ha hecho para obtenerla, cuando 
no para merecerla. (Aguilar, 2012) 
De igual forma pero en un sentido más amplio define José Martí: 
Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos 
más de cerca, y en la que nos tocó nacer, y si se ha de permitir que con 
el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles o 
políticas descaradas y hambronas, ni porque a esos pecados se les de 
a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su 
deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca (...) no 
es patria el amor irracional a un rincón de la tierra porque nacimos en el, 
ni el odio ciego a otro país, acaso tan infortunado como culpable. Patria 
es algo más que opresión, algo más que pedazos de terreno sin libertad 
y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es 
comunión de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión 
dulcísima y consoladora de amores y esperanzas. (Citado en Torres- 
Cuevas, 2006, p. 25) 
Un aspecto importante para lograr entender el proceso de consolidación de la 
nacionalidad cubana, lo constituye el estudio y comprensión de la relación entre ésta 
y la literatura nacional emergente. Al respecto la investigadora Irma Llorens (1998) 
afirma que:
(…) los escritores liberales interesados en crear y en promover una tradición 
nacional en Cuba resienten tanto de la falta de libertad de expresión como las 
limitaciones profesionales que le impone el régimen colonial. Dichos escritores 
conciben la escritura como un arma que les permite atacar sus problemas 
desde ambos flancos: el político y el literario. 
A las enseñanzas de los grandes pensadores de esta etapa se debe el despertar de 
la conciencia nacional cubana. Comienzan a mirar hacia adentro, hacia la esencia 
misma de lo cubano. A mediados del siglo XVIII acontece un hecho de gran 
significación en el proceso de desarrollo de la cubanidad: surge una literatura, en lo 
esencial, histórica. Posteriormente y hasta la primera mitad del siglo XIX los 
escritores cubanos prefieren dos géneros fundamentalmente: poesía y narración, 
mientras que en la última mitad del siglo se inclinan hacia el periodismo, la crítica y la 
oratoria. Pero lo más significativo es que a partir de este momento, por primera vez, 
los criollos se interesan en escribir su propia historia. 
A fines del siglo XVIII y principios del XIX, se producen una serie de poemas en cuya 
sucesión se descubre el acercamiento cada vez más real e íntimo a la flora y fauna 
cubanas. Destacándose sobre todo la personalidad de Manuel de Zequeira (1764- 
1846) con su Oda a la piña, “especie de glorificación mitológica de la piña, erigiendo 
a la fruta barroca y deliciosa en símbolo de la isla. Se expresa así un contrapunteo de 
las frutas, las de la isla se presentan como más suaves, más fragantes y exquisitas 
que las de España”. (Vitier, 1970, p.40). En su misma dirección se sitúa la Silva 
Cubana, atribuida a Manuel Justo de Rubalcava (1769-1805). 
A partir de la 2da mitad del siglo XVIII, se inician profundos cambios (1763-1808), 
caracterizados por el surgimiento de nuevas instituciones como: La Real Sociedad 
Económica de Amigos del País, hecho de gran significación tanto para la identidad 
como para la literatura nacional. A la misma la integraron importantísimas 
personalidades de la generación de 1792, entre ellas se destacan Francisco de 
Arango y Parreño, con su obra Discurso sobre la agricultura en la Habana y medios 
de fomentarla y el padre José Agustín Caballero, autor de Philosophia Electiva. La 
primera contiene el proyecto de desarrollo económico de la Isla; la segunda, la 
propuesta intelectual que ya servía de base a los pensadores de esta generación. 
20
En el campo de la filosofía se estaba desarrollando toda una revolución, en 
manos de un grupo de jóvenes catedráticos del Seminario de San Carlos y 
San Ambrosio, entre ellos: Félix Varela, Juan Bernardo O’Gavan, José Antonio 
Saco, José de la Luz y Caballero, etc, a quienes se unían antiguos profesores 
como: José Agustín Caballero y José Ricardo Ramírez. De este grupo de 
intelectuales el de mayor profundidad revolucionaria en sus ideas fue Félix 
Varela, quien a partir del pensamiento universal de la emancipación y de los 
intentos de una gnoseología de la realidad, creó las bases del pensamiento 
de la emancipación cubana. Este se desarrolló sobre la doble relación de crear 
una ciencia cubana para la realidad propia y singular, y una conciencia 
cubana, producto del entendimiento, para la liberación del hombre, las 
ciencias, la patria, América y el mundo. (Torres-Cuevas, 2006. T II, p.51) 
Al igual que Varela otra de las personalidades de esta etapa que comparte la idea 
patriótica y que desarrolla la ciencia y las conciencias es José Antonio Saco, pero a 
diferencia de Varela y Luz, se adentra en un terreno más complejo: relacionado con 
la nación y la nacionalidad cubanas. Para él, el hecho de que Cuba no sea 
independiente no niega la existencia de una nacionalidad cubana que puede llegar a 
constituirse, algún día, en Estado soberano: 
21 
Pueblos hay que empiezan a desarrollarse: otros, en que se halla 
expirando; unos, en que está mas o menos comprimida, más o menos 
desenvuelta; y otras, en fin, en que habiendo llegado al complemento de 
la fuerza, se ostenta por sí sola en el rango de nación soberana. Más, 
porque las nacionalidades estén condenadas a sufrir todas estas 
vicisitudes, ¿se afirmará, que solo existen cuando tienen una condición 
independiente? Ahí está la historia de, los pueblos para desmentir error 
tan capital. (Torres-Cuevas, 2006. T II, p. 138) 
En la concepción saquista acerca de la nacionalidad existen algunos elementos que 
requieren de un reconocimiento, como elementos diferenciadores de la misma, como 
son: primeramente la superación del concepto patria chica o patria región, para 
adoptar el de patria -nación; esto es, la existencia de una única patria cubana. Lo 
cual coloca a Saco entre los primeros en utilizar con sistematicidad o 
conceptualmente el nombre de cubano. La segunda, que el hecho de que Cuba no
sea un Estado no quiere decir que nuestra Isla, en su interior, no sea capaz de 
generar los elementos definidores de la nación. 
En el caso de Saco, se le puede reconocer como el primer autor cubano que intenta 
definir qué es nacionalidad, ya que este formula los elementos que deben tenerse 
presentes para identificar una nacionalidad. Entre ellos la existencia de un pueblo 
que habite un mismo suelo, que tenga un mismo origen, una misma lengua, y unos 
mismos usos y costumbres. Para Cuba, Saco escribía: “la idea de la inmortalidad es 
sublime, porque prolonga la existencia de los individuos más allá del sepulcro, y la 
nacionalidad es la inmortalidad de los pueblos y el origen más puro del 
patriotismo”.(Torres-Cuevas, 2006. T II) 
En el plano poético se destaca la figura de José María Heredia (1803-1839) quien 
expresa claramente en su obra los anhelos de libertad de la sociedad cubana. 
22 
Con José María Heredia comienza un nuevo mito, el de la libertad, que va 
a derramar su luz romántica sobre la naturaleza cubana durante todo el 
siglo XIX. Heredia inicia una cubanidad de la trascendencia moral, de la 
intención histórica, del anhelo de libertad. Plácido, expresa la cubanía de 
la intrascendencia, de la lisa cotidianidad amarga o dulce del vaivén en el 
fondeo tan misterioso de todo lo aparente y efímero. (Vitier, 1970, p. 81) 
Otros poetas que se destacan son Juan Clemente Zenea, poeta de ideas 
independentistas. Sus aportes son múltiples, pero todos convergen en un solo 
sentido: la mayor hondura, irradiación y pureza de su cubanidad. 
Cubanidad que no reside especialmente en su emoción patriótica ni en su 
captación de los elementos visibles de la isla, sino en su modo trémulo, lejano 
y desamparado de sentir el mundo. Inestable a veces hasta el desaliño y la 
inconsecuencia, otras el más distinguido y delicado poeta imaginable, con él 
empezamos ya a entender el misterio de la debilidad en nuestra poesía y en 
nuestro ser. (Vitier, 1970, p.156-157) 
Entre las poetisas surgidas durante estos años, se encuentra Luisa Pérez de 
Zambrana,
(…)en la cual no encontramos ni sombra de casticismo, ni el menor esfuerzo 
cultural en ningún otro sentido. La poesía de Luisa parece venir ya 
directamente de un lenguaje totalmente criollo, insular, cubano, quiero decir, 
de un habla nuestra, con la cadencia débil, el seseo, la abertura vocálica y el 
impulso liso, blanco, aéreo. El proceso de desespañolización alcanza en esta 
voz humilde su más pura cima hasta la fecha. Y no porque ella lo pretenda, ni 
porque busque apoyos expresivos en otras culturas, sino por el naturalísimo 
fluir, que de pronto en ella fue posible, de una vena insular espontánea, 
intocada. (Vitier, 1970, p.156-157) 
Muestra también de la relación existente entre la literatura y el sentimiento nacional 
en Cuba lo es la obra Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde (1812-1894). Esta obra que 
refleja la vida y las costumbres de todo un período histórico es considerada por 
muchos como un relato antiesclavista. 
Debido al nivel de inconformidad existente en algunos sectores de la sociedad fue 
necesaria la búsqueda de alternativas de orden político, económico y cultural, para 
satisfacer las necesidades no satisfechas por el régimen imperante. En esta 
búsqueda surgen diversas corrientes políticas como el reformismo, el anexionismo y 
el independentismo, constituyendo esta última la solución de los problemas para 
nuestro pueblo, ya que su propósito era separar a Cuba de España y conformar una 
república como vía para remediar todos los males económicos, políticos y sociales 
de Cuba. 
Con el inicio de las luchas por la independencia el 10 de octubre de 1868 comienzan 
las luchas por la creación del Estado Nacional independiente. Y el hecho que marcó 
el comienzo del camino para el logro de los objetivos fue, la Asamblea de Guáimaro, 
celebrada el 10 de abril de 1869, donde los participantes redactaron una constitución 
que entre otros aspectos normaba la estructura del aparato de dirección de la 
naciente República de Cuba. Con lo cual desde el punto de vista jurídico se 
concretaba la formación de la nación cubana. La Constitución de Guáimaro establece 
un gobierno y una constitución cubanos. Además aborda los problemas 
fundamentales de los cubanos que se habían sumado a la lucha: la unidad del 
movimiento revolucionario y la definición del problema de la esclavitud. 
23
Durante el proceso de conformación de lo nacional, la literatura jugó un papel 
fundamental. Destacándose en la Guerra de los Diez Años, la figura de Carlos 
Manuel de Céspedes (1819-1874), quien escribió un Himno Republicano, lleno de 
ardor y exaltación patriótica al comenzar la lucha independentista. Otros cantos 
suyos son Al pie del monte Turquino, La voz de la primavera, El sueño de la 
mañana, etc. En esta etapa, podemos encontrar además a poetas como Perucho 
Figueredo (1819-1870), Antonio Hurtado del Valle (1841-1875), Miguel Jerónimo 
Gutiérrez, entre otros. 
Acerca de la etapa comprendida entre 1878 y 1895, período donde se preparan las 
condiciones para iniciar nuevamente la lucha por la independencia de Cuba, Raúl 
Lombana plantea que: 
24 
La principal tarea histórica que tendrá que resolver la dirigencia surgida en 
Baraguá y las nuevas generaciones revolucionarias será la de potenciar 
en un grado más alto los elementos discordes y dispersos de la nación “en 
sí” a los efectos de fundar una nación “para sí”. La realización del proyecto 
del 95 implicará superar las tendencias anteriormente mencionadas, que 
renacerán con un contenido y formas diferentes dadas las nuevas 
estructuras de la dominación colonial y la creciente penetración e 
influencia del naciente imperialismo norteamericano en la sociedad 
cubana. 
(Lombana, 2002, p.42) 
Entre estos años hubo una destacada producción literaria, específicamente en el 
género novelesco, con las obras Mi tío el empleado de Ramón Meza (1861-1911) en 
la cual el autor hace uso de agudos sarcasmos que atacan a la burocracia española 
y la explotación colonial. En la poesía se destaca Julián del Casal, quien en sus 
obras La sociedad de La Habana en 1888 e Inquietud dio muestra de sus virtudes 
patrióticas, describió el ambiente de la colonia de manera sarcástica y aludió a la 
condición política de Cuba. 
Una personalidad cuya obra se hace necesaria e imprescindible en esta etapa, es 
José Martí quien integra lo cubano con lo americano y con lo hispánico. De su 
extensa labor como escritor y como revolucionario se destaca La Revista La Edad de
Oro (1889), sus Versos Sencillos (1891), así como su función organizativa 
desarrollada en el exterior, aglutinando todos los elementos para la nueva contienda. 
Martí, quien fuera el artífice principal de la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895 
cae apenas transcurridos tres meses del inicio de la contienda el 19 de mayo de 
1895 en Dos Ríos. Cuba perdía así al principal organizador de la guerra recién 
comenzada. Era necesario entonces reunirse para elaborar una nueva constitución, 
elegir una nueva forma de gobierno que no repitiera los errores de Guáimaro, y 
además con este documento lograr un reconocimiento internacional por lo que se 
convoca el 13 de septiembre de 1895 la Asamblea de Jimaguayú. En Jimaguayú se 
redacta una constitución donde el contenido político- ideológico de la independencia 
aparece como esencia de la lucha armada del pueblo cubano. 
Para el año 1898 Cuba tenía prácticamente la guerra ganada. La gran frustración 
llegó con la intervención de Estados Unidos en la guerra convirtiéndose esta en la 
guerra hispano-cubana-norteamericana. Cuba quedaba una vez más en manos de 
una potencia extranjera. Los norteamericanos se percataron que persistía en el 
pueblo cubano las ansias de independencia por lo que la opción anexionista no era la 
adecuada. Había que decidir la forma posterior de dominación y el gobernador Wood 
publica el 25 de julio de 1900 la convocatoria para elegir a los delegados que 
formarían la Asamblea Constituyente que redactaría y aprobaría una Constitución 
para Cuba. 
El 21 de febrero de 1901 quedó aprobada la Constitución estipulada de acuerdo al 
modelo norteamericano. Cuatro días después el 25 de febrero de 1901 el senador 
norteamericano Orville Platt presenta una enmienda a la Ley de Créditos del Ejército 
que constituía el mecanismo legal que patentizaba la total dependencia cubana a los 
Estados Unidos. El apéndice constitucional conocido como la Enmienda Platt 
constituye un ultraje a la independencia cubana pues reafirmaba este la condición de 
neocolonia de Cuba. Nacía la República de Cuba el 20 de mayo de 1902, surgiendo 
un Estado nacional con soberanía limitada. 
Con relación a la literatura en la etapa que va de 1895 a 1902 Cintio Vitier (1970, p. 
269) expresa: “el período que va de 1895 a 1913 se nos presenta vacilante, confuso 
y en términos generales mediocres”. Lo más valiosos de la poesía en dicha etapa 
25
está en la producción de Bonifacio Byrne (1861-1936), quien con su Canto a mi 
Bandera expresa la angustia ante la intervención norteamericana. Sobresale el 
paisajismo cubano con fina muestra en Dulce María Borrero y con mayor intensidad 
en Francisco Javier Pichardo (1873-1941). 
26 
Según la investigadora Jeisil Aguilar (2012): 
El nacionalismo como ideología encuentra en la literatura un mecanismo de 
construcción valido y asequible, que ha sido utilizado siempre en tanto 
lenguaje mediador entre lo que se quiere legitimar y la posible práctica 
legitimadora. En la literatura cubana el nacionalismo se encarga 
fundamentalmente, de la sistematización de la continuidad cultural nacional, 
de la fundación de un discurso nacional desde la literatura, de la legitimación 
de lo nuevo y la revitalización de lo anterior como sostén convertido en 
tradición, artística a la vez que ideológica. Esta no es una práctica solamente 
cubana, es una práctica común en lo que a la legitimación ideológica se 
refiere, puesto que siempre la ideología encuentra en el arte, en la cultura en 
general una forma para legitimarse, trasmitirse y recrearse como ciclo natural. 
Pero no solamente la literatura tuvo un lugar importante en el proceso de formación 
de la nacionalidad del cubano y como expresión de lo cubano, este último propósito 
también fue perseguido por el teatro, desde la colonia y sobre todo en la etapa 
republicana. 
1.3 El teatro de 1899-1950, expresión de la cubanidad. 
El 20 de mayo de 1902 Cuba nacía como república, dominada en lo económico y 
mediatizada en lo político. Y desde este momento hasta 1958 se produjo un desfile 
de gobernantes que sumieron a Cuba a una total explotación, ya fuera por 
discriminación racial, desempleo y sobre todo hambre. Además de fraudes 
electorales, corrupción administrativa, politiquería, etc. Lo que trajo consigo un hondo 
malestar y un sentimiento de frustración en determinados sectores de la 
intelectualidad cubana, frustración política que devino frustración de nuestra escena. 
Acerca de la situación reinante Rine Leal plantea: 
Cuando la república estrena su himno y su bandera, el teatro cubano 
apenas si se entera. Claro que hubo entusiasmo nacionalista, pero
27 
pronto todo se desvaneció en medio de una creación típicamente 
burguesa y técnicamente endeble. Es ahora cuando la crisis se hace 
perenne, y termina por eliminar la expresión dramática. Sólo un autor, 
Ramos, escapa a esta triste situación. El Alhambra, con su imagen 
plantista de la sociedad, subsiste largos años como la única muestra de 
un teatro popular.(Autores, 2003.TII, p.160) 
Según el criterio de algunos críticos la vida teatral cubana entre los años 1899-1923 
fue un momento de retroceso si se la compara con el desarrollo que había alcanzado 
esta manifestación artística en el siglo precedente. En efecto, el teatro de estos años 
contó con una técnica de representación ya manida; además su realización como 
actividad artística se vio limitada por la existencia de un público que, si bien participó 
en algunos espectáculos con frecuencia, no representó apoyo verdadero al interés 
que mostraron autores, empresarios y actores por llevar a cabo una actividad teatral 
realmente sólida. 
Con respecto a los temas abordados en las obras, los dramaturgos y libretistas 
siguen los caminos de otros intelectuales, con una producción artística alejada de los 
problemas nacionales; el interés por el tema histórico en el cual se rememoran, en la 
mayor parte de los casos, los acontecimientos y el patriotismo de las guerras de 
independencia; y la exposición o denuncia de los problemas sociopolíticos anteriores. 
De esta crisis profunda por la cual estaba atravesando el teatro cubano solamente 
logra escapar el género bufo, sobre todo con la aparición el 13 de septiembre de 
1890 del Teatro Alhambra. El cual comenzó presentando obras líricas, pero el público 
no asistió como se esperaba y después de un receso, comenzó el 21 de febrero de 
1891 con la presentación de obras criollas en su repertorio. 
A partir de este momento el interés por crear un teatro nacional dio origen a dos 
vertientes del ejercicio dramático: el teatro popular y el teatro culto. La primera, 
siguiendo las pautas del género bufo, cultivó una línea donde predominaban la 
recreación de ambientes, personajes y situaciones de actualidad, siempre sobre la 
base de la comicidad y los contenidos superficiales; este tipo de teatro se ha dado a 
conocer también como género alhambresco, teatro de variedades, vernáculo, criollo 
o bufo. En oposición a éste, el llamado teatro culto se propuso crear una actividad de
mayor nivel, que reflejara los problemas fundamentales del país y a su vez difundiera 
el quehacer dramático universal. Esta línea trató de fomentar una escena nacional, y 
sus autores desarrollaron casi siempre un teatro de ideas, donde el reflejo de la 
problemática social y política ocupó un lugar importante. Pero a pesar del esfuerzo 
realizado por el teatro culto para obtener la aceptación del público, esta se la ganó el 
teatro popular, a pesar de que no fuera la más deseada expresión de un teatro 
genuinamente nacional. 
Con el fin de contrarrestar esta situación donde el público mostró preferencia por 
este teatro de baja calidad, fueron creadas en La Habana, en los años 1910 y 1915 
respectivamente; la Sociedad de Fomento del Teatro y la Sociedad Pro Teatro 
Cubano. Con el objetivo de desarrollar un arte dramático en Cuba sobre la base de 
poner en escena las mejores obras universales y además dar a conocer 
dramaturgos cubanos del siglo XIX, como José Martí y Gertrudis Gómez de 
Avellaneda. 
A partir de este momento comienza a revivir en los cubanos más honestos un 
sentimiento nacionalista, junto con la idea de defender lo autóctono frente a una 
realidad que mostraba la frustración de los intereses independentistas y la 
penetración del vecino del Norte en todas las esferas de la vida cubana. 
Destacándose la figura de José Antonio Ramos distinguido dramaturgo, considerado 
la mayor expresión del teatro cubano durante la primera generación republicana. Su 
obra se encierra en las tres primeras décadas del siglo, tornándose una gran 
parábola acerca del rescate de los valores nacionales frente al expansionismo del 
imperio, a través del tratamiento de los problemas sociales y políticos y abarcando 
desde la igualdad de la mujer hasta la posible intervención extranjera. La primera de 
las obras teatrales de José Antonio Ramos es “Almas rebeldes”, de 1906, obra 
fuertemente acusadora de la situación del país. Luego aparece “Liberta” (1911), 
obra de gran madurez, basada en un choque de ideas, lo cual convierte al diálogo en 
un debate, alargándolo y convirtiendo la obra en una novela escénica, catalogada de 
esta manera por el propio autor. Tras de “Liberta” vino “Satanás” (1913), donde 
también el dialogo se encuentra cargado de tesis, aunque sin perder el carácter de 
obra teatral. Otras le siguieron hasta llegar a su obra mejor lograda, “Tembladera”, 
en la que proyecta de forma muy clara los problemas económicos y políticos por los 
28
que estaba atravesando el país en aquel momento. Y en la misma el debate se 
planteaba en torno a la defensa da la nacionalidad en contradicción con las posturas 
de entreguismo y sumisión a la invasión del capital norteamericano. Posteriormente 
le surgieron otras obras con diversos tratamientos a temas como: las 
reivindicaciones sociales, protestas contra los males que aquejaban al país, con fines 
de difusión y propaganda a los mismos, etc. 
Al analizar cada una de sus obras y sus características se puede llegar a la 
conclusión de que José Antonio Ramos tenía un criterio de honesta denuncia, así 
como un marcado interés por la indagación sobre nuestra nacionalidad y su 
defensa. 
Con la llegada de los años veinte comienza a gestarse una conciencia de 
renovación de las diferentes expresiones artísticas, sin embargo los años 
transcurrieron sin que pudieran verificarse transformaciones esenciales en el teatro 
cubano, debido a la limitación que representaba la frustración de los ideales 
independentistas y la condición dependiente del país; así como la ausencia de un 
proyecto de nación en los múltiples gobiernos republicanos , lo cual no sólo dificultó 
el crecimiento del ritmo de desarrollo de esta manifestación artística, sino que 
impidió la formación de un teatro definitivamente nacional. 
Y fue en estos mismos años cuando comienza a manifestarse el desgaste del 
Alhambra, hasta la llegada de los años treinta en que llegó a su fin, con el 
surgimiento del cine sonoro, el comienzo implacable del Machadato, y la aguda crisis 
económica mundial conjuntamente con la caída del techo del pórtico y parte de la 
platea, el 18 de febrero de 1935. 
Al finalizar los años treinta, los cuales fueron testigos del inicio de la renovación 
teatral, irrumpe en la escena cubana una de las agrupaciones teatrales más 
importantes de la etapa, Teatro Popular, que—dirigido por Paco Alfonso—tuvo su 
apertura el 19 de enero de 1934, auspiciado por el Partido Unión Revolucionaria y la 
Confederación de Trabajadores de Cuba. Su objetivo fundamental fue hacer teatro 
nuevo en el cual el público encontrara los elementos nacionales y se viera reflejado, 
al igual que sus problemas sociales. Entre las obras que Teatro popular montó se 
encuentran: “Contra la corriente” de Luis Felipe Rodríguez, “La Recurva” y 
29
“Tembladera” de Ramos, “Vida subterránea” de Benicio Rodríguez, “El relevo” de 
Félix Pita Rodríguez, entre otras. 
Aunque Teatro Popular trabajó en escenarios profesionales, buscó principalmente 
locales obreros, sindicatos, plazas y carpas, para acercarse a las verdaderas masas 
populares. Pero lamentablemente debido a la represión al movimiento obrero, al 
aislacionismo anticomunista y a la carencia de dinero, se ve forzado a cerrar sus 
puertas en agosto de 1945. 
Los años siguientes, transcurren en un ambiente de polémica y confusión en el 
movimiento teatral habanero. Desde los finales de la década del cuarenta comenzó 
a hablarse, cada vez con mayor insistencia, de una crisis teatral. Y en los años 
cincuenta el ideal del movimiento teatral habanero, lo constituyó lograr establecer la 
función diaria, a través de puestas en escena en las que se pudieran concentrar la 
calidad artística y la aceptación popular. 
En realidad no podía hablarse de un surgimiento teatral en Cuba, cuando en 
esencia el teatro propiamente nacional no había sido creado. Habría que entender lo 
de surgimiento teatral como un crecimiento de la actividad que ilustra una etapa. Y es 
necesario tomar en consideración el grupo de limitaciones a los que debía 
enfrentarse el teatro al comienzo de los años cincuenta, además de la ausencia de 
un público hay que agregar la competencia que en este sentido significó el desarrollo 
creciente de la radio y la televisión. 
En cuanto al terreno artístico es válido destacar la independencia que existía entre 
escena y dramaturgia, causa principal que detiene la evolución del teatro nacional; 
como resultado del poco interés de los directores y grupos hacia la representación 
de las obras de los autores cubanos. Sólo un número reducido de autores y obras 
hacen aportes sustanciales al desarrollo de la dramaturgia, destacándose la figura 
de Virgilio Piñera, quien forma parte de la vanguardia dramática de esta etapa y cuyo 
principal valor reside en la aspiración de crear un teatro que a la vez que cubano, 
fuera moderno y universal. En el próximo capítulo se realizará una caracterización 
de la obra de este importantísimo dramaturgo cubano, a partir del análisis ideológico 
del discurso literario y de esta manera el papel que juega la misma en la construcción 
simbólica de la nacionalidad cubana. 
30
CAPÍTULO 2. Análisis crítico del discurso literario vertido en la 
31 
obra dramática de Virgilio Piñera. 
En este capítulo se contextualiza la obra dramática de Virgilio Piñera teniendo en 
cuenta fundamentalmente el desarrollo de la producción cultural e intelectual de la 
época en que se enmarca. Además se caracteriza la obra dramática piñeriana y se 
realiza el análisis crítico del discurso en ella, con el objetivo de determinar las formas 
en que se manifiesta el pensamiento sobre la cubanidad en la misma. 
2.1 El movimiento intelectual de los años 40-50 en Cuba y Virgilio Piñera 
como exponente de este. 
El 10 de diciembre de 1898, con la legalización del Tratado de Paris, comienza una 
nueva etapa en la vida de los revolucionarios cubanos, impulsada por el fracaso y la 
frustración del proyecto emancipador. A partir de este momento se comienza a 
aplicar la política de Estados Unidos, a través del establecimiento oficial de su 
gobierno desde el 1 de enero de 1899 hasta el 20 de mayo de 1902, cuando se 
establecería la República Neocolonial. En este período Cuba adquiere un nuevo 
status: pasa de ser una colonia de España a ser Neocolonia de Estados Unidos, 
surgiendo de esta manera una nueva problemática nacional, que impedía el logro de 
la plena soberanía. La dependencia de la economía cubana a los intereses del 
capital norteamericano se acrecienta, gradualmente aumenta el malestar político y 
social. Los problemas sociales, lejos de resolverse, se iban agravando. Las grandes 
extensiones de tierra habían pasado a manos de empresas norteamericanas. La 
acumulación de estos y otros problemas darían lugar a luchas sociales. Como 
respuesta a lo que estaba sucediendo en el país, los intelectuales cubanos 
desarrollaron una ardua labor en la literatura y en la prensa. Con el arribo de los años 
20 y 30 , se intensifica esta labor intelectual y revolucionaria que tuvo sus inicios con 
el nacimiento de la República, pero esta vez con un sentimiento anti-injerencista 
hacia los Estados Unidos, destacándose dentro de la naciente intelectualidad 
revolucionaria las figuras de Rubén Martínez Villena y Julio Antonio Mella, este 
último realizó un vuelco considerable en la comprensión del problema nacional, 
comprensión que le permitió estar en el centro del movimiento obrero, estudiantil e 
intelectual.
Esta etapa se caracterizó por la sucesión de dos hechos fundamentales: el comienzo 
de la crisis del orden neocolonial y el despertar de la conciencia de las capas 
considerables del pueblo, de gente culta de la clase media y sobre todo de los 
intelectuales, quienes responden ante la problemática nacional con una crítica abierta 
vertida en las publicaciones de la etapa, en Cuba Contemporánea, Social, Revista de 
avance, en las tertulias, mítines, protestas, en las novelas, poemarios, en la plástica 
vanguardista y en el arte en general. 
La situación de la sociedad cubana continuaba en detrimento, debido al crecimiento y 
agudización del problema nacional, sobre todo entre los años 1940 y 1958. Por lo 
que era necesario reorganizar el país, a través de la celebración de una Asamblea 
Constituyente donde se estableciera una nueva constitución: La Constitución de 
1940. Esta reconocía los derechos fundamentales para los cubanos, reguló los 
derechos de los trabajadores permitiendo la semana de 44 horas, el descanso de un 
mes por cada once de trabajo, la licencia de maternidad pagada de seis semanas 
antes del parto y seis después del alumbramiento, la igualdad de remuneración de 
hombres y mujeres, la prohibición de disolver sindicatos sin sentencia de un Tribunal 
de Justicia, las oportunidades de trabajo para todos, etc. Aunque muchos de estos 
derechos jamás llegaron a consumarse, le brindaron a muchos de los cubanos un 
poco de fe y esperanza en el futuro, fundamentalmente basados en tres aspectos 
fundamentales de la misma: primeramente que nació de una voluntad popular muy 
amplia y en una Convención donde se permitió el debate de todas las ideas y sobre 
todo que el pueblo tenía plena seguridad de que su creación no sufrió de coacción de 
terceras partes. Esta Constitución fue firmada en Guáimaro, el 1ro. de julio de 1940, 
y promulgada el 10 de octubre de ese año, el mismo día en que Fulgencio Batista 
asumió la presidencia de la nación. Gobierno que duró desde 1940-1944, 
coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial. Durante este período fue desplegada, 
por parte de los comunistas, la lucha antifascista, además de encargarse de 
denunciar medidas y acciones del gobierno, entre ellas la corrupción administrativa y 
la especulación. 
Al celebrarse las elecciones en 1944, es elegido Ramón Grau San Martín, dando 
inicio al significativo período de los llamados gobiernos auténticos, los cuales 
asumieron la misma línea de acción que los gobiernos anteriores, ya que continuaron 
32
con la corrupción administrativa y el robo de los fondos públicos, fueron los 
responsables de los asesinatos a los líderes de la clase obrera, para lo cual 
utilizaban a grupos pandilleros (gangsters) y los encargados de llevar a cabo la 
guerra fría, demostrando de esta forma su dependencia a la política imperialista. 
Pero Fulgencio Batista vuelve a implantar su dominio el 10 de marzo de 1952, al 
llevar a cabo un golpe militar contra el gobierno de Prío Socarrás, con el cual logra 
quebrantar el orden constitucional. A partir de este momento el país comienza a 
atravesar por una profunda crisis aparejada al agravamiento de la pobreza y al 
aumento de la corrupción, factores que desencadenaron una fuerte actividad 
revolucionaria de las masas. En diciembre de 1956, se produce el desembarco de 
las fuerzas rebeldes del Movimiento 26 de Julio procedente de México. Dicha acción 
desencadena la lucha guerrillera en las montañas de la Sierra Maestra, en la región 
oriental y una no menos fuerte lucha de guerrillas urbanas en las ciudades y pueblos, 
en particular en La Habana y Santiago de Cuba. En 1958 los Estados Unidos le 
retiran la ayuda militar al régimen de Batista que ya desde hace 2 años ha derivado 
en una sangrienta dictadura que persigue y asesina opositores sin ajuste a ley 
alguna. Y en la madrugada del 1 de enero de 1959 Batista con sus familiares y 
funcionarios allegados abandona Cuba huyendo hacia República Dominicana y 
dejando un gobierno provisional que pronto se desmorona. Fidel Castro entra en La 
Habana el 8 de enero de 1959, haciéndose así definitivo el triunfo de la Revolución. 
El acontecer de todos los hechos anteriores es sumamente conocido, no solo porque 
se encuentra en los libros de historia de las escuelas cubanas, sino por la 
significación, histórica, cultural y política de todos estos acontecimientos. 
Rememorarlos es importante por cuanto significan la plataforma para muchos 
cambios en el orden cultural, en el imaginario social y en la producción artística de la 
etapa. El desenlace de estos hechos deriva en la conformación final de la nación 
cubana como la habían diseñado los intelectuales e historiadores cubanos; 
conformación que tiene en la literatura un soporte que la legitima y la recrea 
constantemente. 
Luego de los años 20 en Cuba acontece un aumento de la conciencia nacional, 
recreada además en producciones artísticas con temas más cubanos, de crítica 
social en muchos casos. En los últimos 20 años acontecen cambios importantes no 
33
solo en lo político, no solo en el alcance de un pensamiento más radical, en la 
organicidad del movimiento revolucionario sino en el escenario cultural con la 
aparición de generación intelectuales diversas además de cambios al interior de las 
ya existentes. 
El nacionalismo continuó vigente, y desde los inicios de la República y hasta este 
momento, se dedicó al análisis del problema nacional y sobre todo en reflejar “lo 
nacional”, fundamentalmente en el arte y la literatura, donde se destaca Bonifacio 
Byrne (1861-1936), quien con su Canto a mi Bandera expresa la angustia ante la 
intervención norteamericana y Dulce María Borrero por su significativa habilidad 
descriptiva, puesta de manifiesto en su obra poética El remanso, y en sus obras 
escritas en prosa: La poesía a través del color (1912), El matrimonio en Cuba 
(1914) en el cual se describen problemas sociales. Otra figura destacada en esta 
etapa fue Regino E. Boti (1878-1958) quien se insertó dentro del modernismo y que 
se afilió a las corrientes que dieron vida al postmodernismo. Entre sus obras más 
destacadas están Prosas emotivas (1910) y su libro Arabescos mentales (1913). 
Es imprescindible resaltar la personalidad de Fernando Ortiz, quien desde los inicios 
de la República comienza su incansable labor en pos de la identidad nacional, lo 
cual es evidente en su obra, ya que esta se encuentra cargada de elementos de 
cubanidad. Tal es el caso de La reconquista de América (1911), Entre cubanos 
(1914); Las relaciones económicas entre Cuba y Estados Unidos (1927); La crisis 
cubana, sus causas y sus remedios (1919); Contrapunteo cubano del tabaco y del 
azúcar (1940) entre otros. En este camino se encuentra la obra de Miguel de 
Carrión y de Carlos Loveira (1881-1921). Del primero destacan sus novelas: Las 
honradas (1919) y Las impuras (1919) en una y otra la descripción de las costumbres 
es admirable en su autenticidad. De Loveira sus novelas: Los inmorales donde 
plantea problemas de índole social y Generales y doctores (1920) que 
fustigaba las reputaciones ficticias que al amparo de un grado militar o de un 
diploma académico se imponían la vida política. 
Las artes cubanas eran el reflejo de la situación que se vivía en Cuba, matizadas en 
gran medida por una justificación de la cubanidad fundada y fundamentada en los 
referentes históricos cubanos más universales, especialmente en Martí como 
34
fundador del pensamiento político y literario cubanos. Sin duda alguna un fuerte 
exponente del pensamiento nacionalista y martiano lo constituye el grupo Orígenes, 
dirigido por Lezama Lima fundador además de la Revista Orígenes, fruto de cuatro 
intentos editoriales que la precedieron, Verbum (1937), Espuela de Plata (1939- 
1941), Clavileño (1941-1943) y Nadie Parecía (1942-1943). Desde su creación en 
el año 1944 estuvo dirigida por Lezama Lima y por José Rodríguez Feo, tuvo 
además como coeditores a Mariano Rodríguez y a Alfredo Lozano durante algunos 
años. En la antología Diez poetas cubanos de Cintio Vitier aparecen los que 
vendrían a ser el núcleo central de Orígenes formado por: José Lezama Lima, 
Gastón Baquero, José Rodríguez Feo, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García 
Marruz, Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Octavio Smith, Lorenzo García Vega 
y Virgilio Piñera, por mencionar algunos. Este último constituye uno de los mayores 
pilares de la dramaturgia cubana y uno de los intelectuales más destacados, por su 
labor desempeñada en las revistas y periódicos de la etapa. 
Virgilio colaboró con la revista Grafos, fundó y dirigió la revista Poeta, de brevísima 
vida, sólo dos números. Paralelamente coopera con la revista Clavileño. En el año 
1945 se inician sus colaboraciones con Orígenes en reseñas, ensayos y poemas. Y 
es en el año 1954, a raíz de la interrupción de la relación de Rodríguez Feo con 
Lezama y el fin de su vínculo con Orígenes, que Rodríguez Feo acude a Virgilio 
Piñera para crear una nueva revista, Ciclón. Pero con el arribo de los meses finales 
del 58 y en vísperas de la Revolución, la tiranía batistiana incrementa su política 
sangrienta y debido a la situación del país, Rodríguez Feo decidió no continuar 
publicando su revista. 
Apenas comenzado 1959 Guillermo Cabrera Infante pasa a dirigir el recién fundado 
magazine literario Lunes de Revolución. Cabrera Infante y Piñera se conocían desde 
la época de Ciclón. Apenas asumió el cargo, lo llamó para que integrara el equipo de 
colaboradores y pasado un tiempo Piñera estuvo al mando del periódico. Sin 
embargo, Lunes, de tan intensa repercusión en la cultura cubana, duró solo tres 
años, número que parecía perseguir a Piñera, pues lo mismo había durado Ciclón. 
Pero debido a la difusión que Lunes diera a su nombre, el conocimiento de su obra 
creció entre la gente, y eran muchos sus admiradores y también sus detractores. 
Piñera dirigió por un tiempo, Ediciones Revolución; fundó revistas, publicó poemas, 
35
cuentos, novelas, críticas y ensayos, estrenó cuatro piezas antes de 1950, trabajó en 
tres revistas imprescindibles no sólo para su formación como escritor sino para la 
historia de la literatura cubana: Espuela de Plata, Orígenes y Ciclón; obtuvo una beca 
en Buenos Aires, y fue una figura polémica, pero vital en la cultura cubana. Acerca de 
su persona y de las características de su obra dramática, se abordará en el próximo 
epígrafe. 
36 
2.2 Caracterización de la obra dramática de Virgilio Piñera. 
Virgilio Piñera Llera (Ver anexo 4) nació el 4 de agosto en la ciudad de Cárdenas, 
provincia Matanzas, su padre era empleado en dicha ciudad y su madre era maestra. 
Piñera comenzó los estudios en su localidad natal y en el año 1925 se trasladó junto 
a su familia a Camagüey donde estudió bachillerato. Años más tarde se instala en La 
Habana, donde cursa la Universidad y adquiere el doctorado en Filosofía y Letras en 
1940.Ya en el año anterior Piñera había comenzado a publicar algunos de sus 
escritos, fundamentalmente poemas, en la revista Espuela de plata, predecesora de 
Orígenes, en la que coincidió con José Lezama Lima, hasta llegar a constituir su 
primer poemario, titulado “Las furias” en el año 1941, y es en ese mismo año que 
escribe la que es quizá su obra teatral más importante, “Electra Garrigó”. En febrero 
de 1946 viajó a Buenos Aires, donde residió, con algunas interrupciones, hasta 1958. 
Allí trabajó como funcionario del consulado de Cuba, como corrector de pruebas y 
como traductor, pero eso no le impidió seguir colaborando con Orígenes. 
En 1948 se estrenó en La Habana “Electra Garrigó”, obra de gran significación 
para el teatro cubano, pero que en ese momento fue mal acogida por la crítica, 
por ser una parodia de la tragedia ateniense y una caricatura de la alta cultura, 
que en realidad, en el fondo, no era más que una burla a la subcultura 
oficializada, que transformaba los modelos antiguos en un patrón sagrado e 
inviolable y sobre todo por transmitir como mensaje al espectador el asesinato 
de los padres por los hijos como única forma de liberación real, lo que 
constituyó en la década del 40 una inteligente manera de afirmar la necesidad 
de cambiar la vida, destruir el pasado y desmitificar la estructura familiar con 
reflejo caduco y sentimental de una falsa realidad social.(Piñera, 2006)
Posteriormente escribió “Jesús” y “Falsa alarma”. En 1958 se instaló definitivamente 
en Cuba. En 1960 reestrenó “Electra Garrigó” y publicó su “Teatro completo”. En 
1968 recibió el Premio Casa de las Américas de teatro por “Dos viejos pánicos”. 
Finalmente fallece con 67 años de edad por causa de un ataque cardiaco el 18 de 
octubre de 1979 en La Habana. Pero a pesar de su muerte, Piñera continúa siendo 
un personaje de nuestra cultura, un escritor de palabra viva reconocido por su 
laboriosidad y oficio en todos los géneros literarios, por su disciplina, y escabrosa 
sinceridad. 
Como escritor, Piñera fue desafiante tanto en lo estético como en lo estilístico 
y como muchos escritores cubanos puso en práctica en sus obras el estilo 
barroco, fundamentalmente en sus “Cuentos fríos”, pero en su caso un 
barroco absurdo y extraño, ya que su barroquismo no se ve abiertamente: ni 
los personajes ni el ambiente sugieren nada extravagante. La literatura de 
Piñera a diferencia de la Carpentier, no pretende reflejar la realidad 
latinoamericana y, a la inversa de Lezama Lima, no busca crear un universo 
poético que prefigure un mundo sobrenatural. El barroco en él no está dado 
por el estilo sobrio, acompasado y dialogado, sino por la acción misma de sus 
cuentos. (Espinosa, 2011. pp. 273-276) 
Virgilio Piñera no solamente fue narrador y el dramaturgo, sino uno de los 
grandes poetas latinoamericanos. Precursor del contenido temático y el 
lenguaje formal de la generación del 50, reconocida por la poesía coloquial o 
conversacional, pero en el caso de Piñera su poesía se aleja de la 
ornamentación lezamiana y apuesta por un verso más directo y desgarrador. 
En “La isla en peso”, Virgilio Piñera, descubre la vieja mirada del auto-exotismo, 
regresiva siempre en la poesía cubana. Luego de esta obra, su 
estilo poético explotó en diversas vertientes, a partir del uso de creacionismos 
lingüísticos y experimentaciones fonéticas. Con respecto a su crítica es 
fundamental mencionar tres de sus trabajos, en los cuales aparece la figura 
de José Martí, tal es el caso de su estudio realizado en 1960 sobre la poesía 
cubana del XIX y luego en dos críticas menores, una dedicada a la novela del 
Apóstol “Amistad funesta” y otra que lleva por título ¿Casal o Martí? (Leyva, 
2010) 
37
Luego de analizar toda la información anterior, se puede apreciar la importante labor 
que desempeñó Piñera, en cada uno de los géneros literarios en los cuales se 
desenvolvió su obra, pero su celebridad literaria descansaba, y aún descansa, en sus 
piezas teatrales. 
La obra dramática es un texto que se crea con el fin de ser escenificado ante un 
público, mediante una historia que es presentada a partir del diálogo entre sus 
personajes, los cuales adquieren vida gracias a sus actores. La obra dramática tiene 
como una de sus características más significativas, la acción, ya que el desarrollo y 
desenvolvimiento de la trama, no es narrado ni comentado por el dramaturgo, por 
tanto el interés y la comprensión que el público obtenga de la obra, depende de lo 
que los personajes sean capaces de transmitir con sus acciones. Es característico de 
la obra dramática de Piñera la descripción detallada de los escenarios y los 
personajes por lo que la escenificación de las mismas parece dirigida por el mismo 
escritor. 
El teatro cubano asumió una modernidad súbita con la llegada de Piñera. 
Partiendo de una constante paradoja donde coexisten en lucha permanente 
dos planos de la realidad, lo que origina ese factor sorpresivo, delirante en 
ocasiones e inteligente siempre. A lo largo del teatro piñeriano solemos 
toparnos, de improviso, con momentos sorprendentes en los que el sentido de 
lo real parece esfumarse para dar paso a una nueva y contradictoria realidad, 
a un proceso de mitificación, de transmutación de valores, que conduce a un 
trueque de realidades. (Piñera, 2006) 
Piñera no es solamente una de las personalidades más importantes de la historia del 
teatro cubano, sino que su obra es la fuente de una sensibilidad que por un lado 
derivó a una renovación del arsenal dramatúrgico y por otro a una cubanía profunda. 
Acerca de la presencia de los elementos de cubanidad en la obra dramática de 
Piñera, se abordará en el 3er epígrafe, de este 2do capítulo. 
2.3 Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de 
Virgilio Piñera. 
El análisis de la obra dramática de Virgilio Piñera se ha realizado según el 
paradigma de análisis de discurso de Teun van Dijk, uno de los fundadores del 
38
Análisis Crítico de Discurso, el cual ha realizado investigaciones de carácter 
multidisciplinar, relacionadas con la presencia del racismo en las conversaciones, las 
noticias, los textos escolares y los discursos políticos. En los últimos años se ha 
dedicado a analizar principios claves del Análisis Crítico de Discurso como la 
ideología, el contexto y el conocimiento. 
Antes de comenzar se hace pertinente definir qué se entiende por discurso para el 
análisis en la presente investigación. Según Teun Van Dijk el discurso consiste, 
“tanto en una forma específica del uso del lenguaje, como en una forma específica de 
interacción social”. De este modo, se interpreta “como un evento comunicativo 
completo en una situación social, presenta un escenario, tiene participantes que 
desempeñan distintos roles y determina unas acciones”. (Van Dijk, 1992) 
El discurso es definido también como “cualquier evento comunicativo, ya sea oral o 
escrito, así como los componentes paraverbales que acompañan a estos eventos y 
que son semánticamente pertinentes”. (Pérez, 2010 .p.19). De esta forma puede 
entenderse que el discurso no es solamente escrito, puede comprenderse también 
como discurso determinada disposición de ideas en formato gráfico, plástico, 
audiovisual, etc. 
Z. Harris (1951) –el primer lingüista que se refiere al “análisis del discurso”– lo 
consideraba: 
Una metodología formal derivada de los métodos estructurales de análisis 
lingüístico: dicha metodología podía descomponer un texto en relaciones (tales 
como equivalencia, substitución) entre sus constituyentes de nivel más bajo. 
La estructura era tan importante en la perspectiva del discurso de Harris que 
otro de sus argumentos fue que lo que opone al discurso a una secuencia al 
azar de oraciones es precisamente el hecho de que tiene estructura: un patrón 
por el cual los segmentos de discurso ocurren y recurren unos con relación a 
otros. 
Según Teun Van Dijk (1992), el análisis del discurso “pretende explicar cómo a 
través de estructuras textuales especiales, los individuos y grupos adoptan y 
elaboran determinados contenidos y cómo esta información lleva a la formación de 
39
deseos, decisiones y actuaciones.” Plantea además que en todos los niveles del 
discurso podemos encontrar "huellas del contexto". 
Estas huellas o indicios permiten entrever características sociales de los 
participantes como por ejemplo sexo, clase, origen étnico, edad, origen, 
posición y otras formas de pertenencia grupal. Además, sostiene que los 
contextos sociales son cambiantes y como usuarios de una lengua seguimos 
pasivamente a los dictados de grupo, sociedad o cultura. 
En este sentido es importante apuntar que a lo que el autor se refiere como “huellas 
del contexto” y características sociales, no son otra cosa que elementos 
socioculturales. 
Van Dijk propone como centro de su paradigma la Estrategia de la 
Superestructura del texto, la cual permite realizar el análisis de un texto 
teniendo en cuenta elementos formales sin dejar de paso los contenidos 
ideológicos. Las ideologías han sido definidas como el sistema de ideas, creencias o 
representaciones que expresan las concepciones de una clase social determinada. 
Estas representaciones no solo son la base del discurso sino que son principalmente 
expresadas y adquiridas a través de él, aunque también pueden surgir mediante el 
proceso de socialización, en la casa, en la escuela o en el trabajo, las fuentes 
primarias y los medios del `aprendizaje' ideológico son el habla y el texto. Por lo tanto 
cuando los miembros de un grupo explican, motivan o pretenden legitimar sus 
acciones, lo hacen típicamente en términos de discurso ideológico. 
40 
El análisis ideológico del discurso supone que es posible poner "al 
descubierto" la ideología de hablantes y escritores a través de una 
lectura minuciosa, mediante la comprensión o un análisis 
sistemático, siempre y cuando los usuarios ‘expresen’ explícita o 
inadvertidamente sus ideologías por medio del lenguaje u otros 
modos de comunicación. (Van Dijk, 1996. p.15-43) 
Es por medio de las estructuras y estrategias discursivas que se expresan y 
reproducen las ideologías, a partir del uso de las estructuras sintácticas y las figuras 
retóricas tales como las metáforas, las hipérboles o los eufemismos ya sea para dar
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  • 1. UNIVERSIDAD CENTRAL “MARTA ABREU” DE LAS VILLAS FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS SOCIOCULTURALES TRABAJO DE DIPLOMA LLLLaaaa ccccuuuubbbbaaaannnniiiiddddaaaadddd eeeennnn llllaaaa oooobbbbrrrraaaa ddddrrrraaaammmmááááttttiiiiccccaaaa ddddeeee VVVViiiirrrrggggiiiilllliiiioooo PPPPiiiiññññeeeerrrraaaa.... Aproximaciones desde el análisis crítico del discurso literario. AUTOR: Dayana C. Alfonso González. TUTOR: Lic. Jeisil Aguilar Santos Santa Clara 2013
  • 2. DEDICATORIA T Å| ÅtwÜx ÑÉÜ TTT ÅÅÅ||| ÅÅÅtttwwwÜÜÜxxx ÑÑÑÉÉÉÜÜÜ ttttÑÑÑÑÉÉÉÉççççttttÜÜÜÜÅÅÅÅxxxx áááá||||xxxxÅÅÅÅÑÑÑÑÜÜÜÜxxxx çççç ÑÑÑÑÉÉÉÉÜÜÜÜ zzzzââââ||||ttttÜÜÜÜ ÅÅÅÅ||||áááá ÑÑÑÑttttááááÉÉÉÉáááá???? tttt ÅÅÅÅ|||| ÑÑÑÑttttwwwwÜÜÜÜxxxx ÖÖÖÖââââxxxx ÅÅÅÅxxxx vvvvââââ||||wwwwtttt wwwwxxxxááááwwwwxxxx xxxxÄÄÄÄ vvvv||||xxxxÄÄÄÄÉÉÉÉ???? tttt ÅÅÅÅ|||| àààà••••tttt ggggttttàààà|||| ÑÑÑÑÉÉÉÉÜÜÜÜ ||||ÅÅÅÅÑÑÑÑââââÄÄÄÄááááttttÜÜÜÜ ÅÅÅÅ||||áááá ááááââââxxxx©ÉÉÉÉáááá çççç tttt ÅÅÅÅ|||| ÇÇÇÇÉÉÉÉääää||||ÉÉÉÉ llllÉÉÉÉÜÜÜÜwwwwttttÇÇÇÇ||||áááá???? ÑÑÑÑÉÉÉÉÜÜÜÜ xxxxááááààààttttÜÜÜÜ áááá||||xxxxÅÅÅÅÑÑÑÑÜÜÜÜxxxx tttt ÅÅÅÅ|||| ÄÄÄÄttttwwwwÉÉÉÉAAAA
  • 3. AGRADECIMIENTOS T Å| àâàÉÜt ]x|á|Ä? ÑÉÜ zâ|tÜÅx ç tçâwtÜÅx TTT ÅÅÅ||| àààâââàààÉÉÉÜÜÜttt ]]]xxx|||ááá|||ÄÄÄ??? ÑÑÑÉÉÉÜÜÜ zzzâââ|||tttÜÜÜÅÅÅxxx ççç tttçççâââwwwtttÜÜÜÅÅÅxxx tttt xxxxÇÇÇÇyyyyÜÜÜÜxxxxÇÇÇÇààààttttÜÜÜÜ ÄÄÄÄttttáááá wwww||||yyyy||||vvvvââââÄÄÄÄààààttttwwwwxxxxáááá çççç ÑÑÑÑÉÉÉÉÜÜÜÜ xxxxááááààààttttÜÜÜÜ áááá||||xxxxÅÅÅÅÑÑÑÑÜÜÜÜxxxx wwww||||ááááÑÑÑÑââââxxxxááááààààtttt tttt ttttççççââââwwwwttttÜÜÜÜÅÅÅÅxxxx vvvvââââttttÇÇÇÇwwwwÉÉÉÉ ÄÄÄÄtttt ÇÇÇÇxxxxvvvvxxxxáááá||||àààà°°°°AAAA TTTT ààààÉÉÉÉwwwwtttt ÅÅÅÅ|||| yyyyttttÅÅÅÅ||||ÄÄÄÄ||||tttt???? xxxxááááÑÑÑÑxxxxvvvv||||ttttÄÄÄÄÅÅÅÅxxxxÇÇÇÇààààxxxx tttt ÅÅÅÅ|||| ttttuuuuââââxxxxÄÄÄÄÉÉÉÉ ÑÑÑÑÉÉÉÉÜÜÜÜ ááááxxxxÜÜÜÜ ÅÅÅÅ|||| ááááxxxxzzzzââââÇÇÇÇwwwwÉÉÉÉ ÑÑÑÑttttwwwwÜÜÜÜxxxx???? tttt ÅÅÅÅ|||| ÑÑÑÑttttwwwwÜÜÜÜttttááááààààÜÜÜÜÉÉÉÉ eeeettttÅÅÅÅ™ÇÇÇÇ ÑÑÑÑÉÉÉÉÜÜÜÜ uuuuÜÜÜÜ||||ÇÇÇÇwwwwttttÜÜÜÜÅÅÅÅxxxx ààààÉÉÉÉwwwwtttt ááááââââ xxxxååååÑÑÑÑxxxxÜÜÜÜ||||xxxxÇÇÇÇvvvv||||ttttAAAA TTTT ÄÄÄÄtttt yyyyttttÅÅÅÅ||||ÄÄÄÄ||||tttt wwwwxxxx ÅÅÅÅ|||| ÇÇÇÇÉÉÉÉääää||||ÉÉÉÉ ÖÖÖÖââââxxxx ÅÅÅÅxxxx ttttÑÑÑÑÉÉÉÉçççç™ çççç ÅÅÅÅxxxx uuuuÜÜÜÜ||||ÇÇÇÇwwww™ ááááââââ ttttççççââââwwwwtttt xxxxÇÇÇÇ ààààÉÉÉÉwwwwÉÉÉÉ ÅÅÅÅÉÉÉÉÅÅÅÅxxxxÇÇÇÇààààÉÉÉÉAAAA TTTT ÅÅÅÅ||||áááá ttttÅÅÅÅ||||zzzzÉÉÉÉáááá ÑÑÑÑÉÉÉÉÜÜÜÜ ÜÜÜÜxxxxvvvvÉÉÉÉÜÜÜÜÜÜÜÜxxxxÜÜÜÜ xxxxááááààààxxxx ÄÄÄÄttttÜÜÜÜzzzzÉÉÉÉ vvvvttttÅÅÅÅ||||ÇÇÇÇÉÉÉÉ áááá||||xxxxÅÅÅÅÑÑÑÑÜÜÜÜxxxx wwwwxxxx ÅÅÅÅ|||| ÅÅÅÅttttÇÇÇÇÉÉÉÉAAAA TTTT ààààÉÉÉÉwwwwÉÉÉÉáááá ÄÄÄÄÉÉÉÉáááá ÑÑÑÑÜÜÜÜÉÉÉÉyyyyxxxxááááÉÉÉÉÜÜÜÜxxxxáááá ÖÖÖÖââââxxxx wwwwxxxx ââââÇÇÇÇtttt ââââ ÉÉÉÉààààÜÜÜÜtttt yyyyÉÉÉÉÜÜÜÜÅÅÅÅtttt vvvvÉÉÉÉÇÇÇÇààààÜÜÜÜ||||uuuuââââççççxxxxÜÜÜÜÉÉÉÉÇÇÇÇ tttt yyyyÉÉÉÉÜÜÜÜÅÅÅÅttttÜÜÜÜÅÅÅÅxxxx vvvvÉÉÉÉÅÅÅÅÉÉÉÉ ÑÑÑÑÜÜÜÜÉÉÉÉyyyyxxxxáááá||||ÉÉÉÉÇÇÇÇttttÄÄÄÄAAAA
  • 4. RESUMEN Esta investigación tiene como objetivo determinar cómo se expresa el tratamiento de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera y su relación con el contexto histórico social en el cual se desarrolla. Para el cumplimiento del objetivo planteado anteriormente, se analizó críticamente el discurso proyectado en la obra dramática piñeriana y se identificaron las manifestaciones de la cubanidad presentes en la misma. A partir de los resultados obtenidos se logró constatar que la cubanidad puede implicar múltiples acepciones dependiendo de lo que quiere transmitir, en este caso el autor y de la influencia que ejerce el contexto histórico- social, en su manera de pensar y de escribir. Cuenta con dos capítulos, en el Capítulo 1 se realiza un acercamiento teórico a las principales concepciones que se desarrollaron en torno a la nación, al nacionalismo y a la cubanidad. Además se analizan las particularidades de la formación y consolidación de la nación cubana y la cubanidad como categoría que resume las diferentes vertientes del pensamiento nacionalista en Cuba y el papel desempeñado por el teatro republicano como expresión de lo cubano. En el Capítulo 2 se caracteriza el movimiento intelectual de los años 40-50 republicanos y la labor desempeñada por Piñera dentro del mismo; además se realiza un análisis de la obra dramática de Virgilio Piñera, para identificar las formas en las que se expresa la cubanidad dentro de la misma. Posteriormente se brindan conclusiones, recomendaciones, referencias bibliográficas y los anexos correspondientes.
  • 5. ÍNDICE INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 1 CAPÍTULO 1. La cubanidad como construcción ideológica y cultural. ................ 6 1.1 Consideraciones teóricas sobre nación y nacionalismo. .............. 6 1.2 La formación de la nacionalidad cubana. ....................................... 16 1.3 El teatro de 1899-1950, expresión de lo cubano. ........................... 26 CAPÍTULO 2. Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de Virgilio Piñera.......................................................................................................31 2.3 El movimiento intelectual de los años 40-50 en Cuba, Virgilio Piñera como exponente de este movimiento. ....................................................... 31 2.3 Caracterización de la obra dramática de Virgilio Piñera. .............. 36 2.3 Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de Virgilio Piñera. .............................................................................................. 38 CONCLUSIONES.............................................................................................. 51 RECOMENDACIONES ..................................................................................... 52 BIBLIOGRAFIA ................................................................................................ 52 ANEXOS……………………………………………………………………………………… ……………………………………………
  • 6. 1 INTRODUCCIÓN El nacionalismo en la sociedad moderna está determinado por la relación que se establece entre la unidad política y la unidad nacional, donde una depende de la otra y viceversa, pero en el caso cubano se establece sobre un discurso de la identidad. Teniendo en cuenta como elementos fundamentales los nexos existentes entre el estado y la nación, sea entendida esta, en el caso de Cuba, como patria. Desde comienzos del siglo XIX el sacerdote independentista Félix Varela, para referirse a Cuba utilizaba el término Patria con toda la carga ideológica y política que la Revolución Francesa le había insuflado al concepto de Nación; para el sacerdote y pensador independentista cubano la Nación era España y Cuba era la Patria. El patriotismo en Varela significa no sólo amor a la tierra donde se ha nacido, sino el sentimiento de responsabilidad por el destino de todos los cubanos. El concepto de Patria, antes que el de Nación, se reafirmará sucesivamente a lo largo de la historia nacional como el concepto central del pensamiento político y social cubano en su línea emancipadora. (Pérez, 2012). Por lo tanto el estudio del nacionalismo cubano tiene que verse unido a variables como el patriotismo, la cultura y la historia política de Cuba, consecuencia de que su desarrollo y evolución en la Isla está determinado por un proceso de formación de la nacionalidad cubana donde la cultura y especialmente la literatura desempeñan un papel fundamental. El nacionalismo continuó vigente durante muchos años, pero logró alcanzar mayor auge durante los primeros años de la República, donde se dedicó al análisis del problema nacional y sobre todo, a reflejar “lo nacional”, principalmente en el arte y la literatura. El análisis de la conformación nacional cubana no puede obviar los aportes que la literatura realiza, a veces de manera ilustrativa, en ocasiones críticamente, a la legitimación de los valores esencialmente nacionales. El estudio de las formas en que la ideología se expresa en el arte aporta fundamentos para entender el papel de la intelectualidad y los artistas en la historia de la cultura humana.
  • 7. En el ámbito intelectual del siglo XX cubano, en su segunda mitad, destaca el surgimiento de grupos de intelectuales concebidos hoy como algunas de las generaciones más importantes y que más han aportado a la cultura artística e intelectual de la nación. Uno de los grupos más polémicos, cuya polémica rebasa su propia existencia y la de sus integrantes, es el Grupo Orígenes, dentro del que se inserta la mayor parte de la obra de Virgilio Piñera. Conocidos como intelectuales de carácter nacionalista, se desarrollaron en diferentes ramas de la cultura. Sus obras contribuyeron al rescate de las esencias nacionales a partir del recobro de la obra Martiana como exponente de la universalidad de la cultura cubana, verbo creador, donde al decir del propio Lezama, líder intelectual de Orígenes, nace el idioma y acaba la historia de la cultura cubana. Virgilio Piñera, poeta, ensayista, crítico y dramaturgo cubano; uno de los escritores de primera fila de nuestra historia literaria, ha sido objeto de investigación en muchas ocasiones. Acerca de la vida y obra de este intelectual existen varias investigaciones como la realizada por Carlos Espinosa en el año 2003, Virgilio Piñera en persona, obra constituida por testimonios de amigos y familiares de Piñera , así como cartas, documentos y algunos escritos inéditos del mismo. Otro escritor cubano que realizó una obra investigativa acerca de Piñera es David Leyva González, graduado en el 2005 de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. En el año 2010 publicó su obra Virgilio Piñera o la libertad de lo grotesco, donde realiza un análisis de los elementos de lo grotesco presentes en la obra de Piñera. En el 2011 fue publicada la obra Órbita de Virgilio Piñera, constituida por una selección de poemas, ensayos, cartas, cuentos y obras de teatro de Piñera, así como algunas fotos del autor, selección realizada por David Leyva González. Todos estos antecedentes son muestra de que la personalidad y la obra de Virgilio Piñera ha sido objeto de estudio de varios investigadores cubanos del siglo XXI, en el orden de lo estético y lo artístico fundamentalmente, pero al respecto de la trascendencia de su obra dramática en la elaboración de un discurso sobre la cubanidad existen pocas investigaciones, que además contemplen el análisis de este aspecto y la significación sociocultural de estos aportes. Entender las dimensiones que adopta la cubanidad en la obra dramática de Piñera develará características del grupo intelectual al que perteneció y la etapa en que 2
  • 8. vivió. Es por todo lo anterior que se plantea el siguiente problema científico: ¿Cómo se expresa el tratamiento a la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera? 3 Objeto de la investigación: la obra dramática de Virgilio Piñera. Campo de acción: las manifestaciones de la cubanidad. Objetivo general: Determinar cómo se expresa el tratamiento a la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera. Interrogantes científicas: 1. ¿Cuáles son los fundamentos teórico-metodológicos en que se sustenta el tratamiento a la cubanidad en la literatura? 2. ¿Qué caracteriza al movimiento intelectual de los 40 y 50 del siglo XX en Cuba? 3. ¿En qué formas se manifiesta la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera? Objetivos específicos: 1. Fundamentar teóricamente el tratamiento a la cubanidad en la literatura. 2. Caracterizar el movimiento intelectual de los 40 y 50 del siglo XX en Cuba. 3. Identificar las manifestaciones de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera. El proceso investigativo se enmarca en los Estudios de Pensamiento insertados dentro de la Metodología Cualitativa. Métodos Teóricos: 1-Histórico-Lógico: A partir del uso de este método se le dará un orden histórico y lógico a los conceptos tratados en el Marco Teórico, realizándose un análisis que irá de lo general a lo particular.
  • 9. 2-Analítico-Sintético: Por medio del análisis de los documentos relacionados con el tema de la cubanidad en la obra dramática de Virgilio Piñera se podrá llegar a conclusiones y de esta manera sintetizar la información que tributa a dicha investigación. 3- Inductivo-Deductivo: A través de un proceso inductivo – deductivo, se realizará el procesamiento de toda la información recopilada sobre el objeto de investigación y se logrará delimitar la que sea pertinente para la determinación del mismo. Métodos Empíricos: 1-Análisis de documentos: Su utilización es de gran importancia, ya que permitirá determinar y profundizar en los referentes teórico-metodológicos relacionados con el objeto de investigación. Además ofrecerá una panorámica acerca de los conceptos de nación, nacionalismo y cubanidad presentes en la literatura. 2-Análisis crítico de discurso literario: Se empleará la propuesta elaborada por Teun Van Dijk sobre las estructuras y estrategias del discurso, en el caso de la siguiente investigación será sobre la obra dramática de Virgilio Piñera. Por tanto el uso de este método permitirá identificar los elementos de la cubanidad presentes en la misma. Novedad: La novedad de la investigación radica en que a pesar de que se han realizado otras investigaciones al respecto de la obra de Virgilio Piñera, no se conoce ninguna relacionada con la trascendencia de la obra dramática piñeriana en la elaboración de un discurso sobre la cubanidad. El aporte fundamental de la investigación radica en el análisis crítico realizado a toda la obra dramática de este autor, a partir del modelo propuesto por Van Dick. Muestra: La muestra seleccionada para la realización de la presente investigación consiste en la obra dramática de Virgilio Piñera presente en los libros Teatro Completo y Teatro Inconcluso, con un total de 26 obras teatrales. Ellas son: Electra Garrigó, Jesús, Falsa Alarma, La boda, Aire Frío, El flaco y el gordo, El filántropo, La sorpresa, Siempre se olvida algo, El álbum, El no, La niñita querida, Estudio en blanco y negro, Dos viejos pánicos, Una caja de zapatos vacía, El encarne, Un arropamiento sartorial en la caverna platómica, De lo ridículo a lo sublime no hay más 4
  • 10. que un paso o Las escapatorias de Laura y Oscar, El trac, Los siameses, El viaje, Milanés, El ring, Pompas de jabón, Inermes, y por último ¿Un pico, o una pala? Estructura: La investigación cuenta con dos capítulos, en el capítulo 1 se realiza un acercamiento teórico a las principales concepciones que se han desarrollado en torno a la cubanidad. En el capítulo 2 se caracteriza al movimiento intelectual de los años 40 y 50 del siglo XX en Cuba y a la personalidad de Virgilio Piñera como exponente de este movimiento. Y además se realiza un análisis de la obra dramática de Virgilio Piñera, con el objetivo de determinar cómo se expresa el tratamiento de la cubanidad en la misma. Posteriormente las conclusiones, recomendaciones, bibliografía y anexos. Viabilidad: Se inserta en el proyecto sobre: El pensamiento cubano contra la injerencia y la anexión en la república, desarrollado y finalizado recientemente en la Facultad de Ciencias Sociales. Servirá como fuente bibliográfica a las asignaturas de Cultura Cubana y Pensamiento Cultural Latinoamericano, Teatro Cubano y Literatura Cubana. Importancia: La importancia de esta investigación radica en que, a pesar de que se han realizado varias investigaciones acerca de determinados aspectos de la vida y obra de Virgilio Piñera, es fundamental el estudio e identificación de los elementos relativos a la cubanidad presentes en su obra dramática, no solamente por su significación sociocultural, sino también porque permite develar características de la misma, del grupo intelectual al que perteneció Piñera y del contexto histórico-social en que vivió. 5
  • 11. CAPÍTULO 1. La cubanidad como construcción ideológica 6 y cultural. En el presente capítulo se analizará el tratamiento dado por diferentes autores a conceptos como: nación y nacionalismo, y a otros que guardan gran relación con los mismos como es el caso de los conceptos patria, patriotismo, estado-nación. Y fundamentalmente se realizará un acercamiento teórico al término cubanidad como categoría representativa del pensamiento nacionalista cubano. Además se analizarán las particularidades de la formación y consolidación de la nación cubana y la cubanidad como categoría que resume las diferentes vertientes del pensamiento nacionalista en Cuba y el papel desempeñado por el teatro republicano en la expresión de la nacionalidad. 1.1 Consideraciones teóricas sobre nación y nacionalismo. El término nación ha tenido varios significados, desde pertenencia a un lugar determinado, descendencia o ascendencia común, hasta agrupación bajo la misma lengua, etnia, cultura, bajo la compartición de un conjunto de costumbres, moralidad y leyes. Independientemente de lo anterior, el significado esencial del concepto nación es político y se encuentra equiparado simbólicamente a significados de pueblo, tierra, unión, confederación, comunidad. Con respecto al concepto de nacionalismo, existen diversas concepciones, como las elaboradas por: Ernest Gellner, Eric Hobsbawm, Ernest Renan, Adrián Hastings, Benedict Anderson, Anthony Smith, Rosa Luxemburgo, Josif Stalin, Vladimir Ilich Lenin, y otros. Según Ernest Gellner: “El nacionalismo es una teoría de legitimidad política que prescribe que los límites étnicos no deben contraponerse a los políticos, y especialmente que no deben distinguir a los detentadores del poder del resto dentro de un estado dado”. (Gellner, 2001. p. 14) En el caso de este autor el nacionalismo es presentado desde un punto de vista político, como un principio que se basa en el establecimiento de un balance o relación de dependencia, entre la unidad nacional y la política.
  • 12. En el texto Naciones y Nacionalismo desde 1780, Erick Hobsbawm realiza un análisis histórico y teórico del término nación relacionándolo a realidades concretas de la historia de la humanidad. El análisis realizado por este autor ilustra, la polémica en torno a la concepción de la nación que transita desde lo dispuesto en diccionarios (territorio, relaciones de los habitantes de un territorio, conjunto de habitantes bajo un mismo gobierno, colectividad de los habitantes de un territorio con tradiciones, aspiraciones e intereses comunes subordinados a un poder central que se encarga de mantener la unidad del grupo) hasta la crítica a las principales teorías dadas a la luz del liberalismo, las teorías económicas (Stuart Mill, Adam Smith, Edwin Cannan) y algunos de los pensadores marxistas. (Aguilar, 2012) Según Hobsbawm no es hasta 1884 que se encuentra en el Diccionario de la Real Academia Española, las terminologías estado, nación y lengua en el sentido moderno, a partir de la determinación de un significado a lengua nacional. Antes de esta fecha las concepciones sobre la nación van desde agrupación de personas en un territorio determinado bajo criterios lingüísticos, de etnicidad o religiosos, hasta la agrupación de un conjunto de individuos bajo una misma autoridad. El nacionalismo, el estado y la nación deben apoyarse uno en el otro y viceversa, sino cada uno sin el otro estaría incompleto.Tal y como Hegel expresó: “Es posible que las naciones hayan de recorrer una larga historia antes de llegar finalmente a su destino —el de constituirse en estado”. (Gellner, 2001). Sin embargo muchas naciones han emergido y se han desarrollado sin la representación de un estado, así como también muchos estados se han mantenido sin el apoyo de las naciones. Como bien plantea Ernest Gellner, cuando nos dice que: "Las naciones, como los Estados, son una contingencia, no una necesidad universal. Ni las naciones ni los Estados existieron en todos los tiempos ni en todas las circunstancias. Más aún, las naciones y los Estados no representan a la misma contingencia. El nacionalismo sostiene que nacieron el uno para el otro, que el uno sin el otro es incompleto y constituye una tragedia. Pero antes de que fueran el uno para el otro, cada cual debió emerger, y la emergencia de cada cual fue contingente e independiente de la emergencia del otro. El Estado, ciertamente, emergió sin la ayuda de la nación. Algunas naciones han emergido sin las bendiciones de su propio Estado. Aunque es 7
  • 13. más debatible que la idea normativa de nación, en su sentido moderno, no presuponga la previa existencia del Estado". Otro autor que trata el tema lo constituye Montserrat Guibernau, el cual considera que: El valor irreducible del nacionalismo descansa en su capacidad de darle a la sociedad un sentido de continuidad en el tiempo y de alteridad con respecto a otras, es decir: identidad. Esta capacidad de generación identitaria le otorga al nacionalismo una ventaja absoluta con respecto a cualquier universalismo. (http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo ploncard.htm) 8 Anthony Smith plantea que: El nacionalismo nos conduce a un enfrentamiento con una paradoja fundamental. Ya que por un lado, los nacionalistas intentan "construir" naciones, crear instituciones modernas, integrar poblaciones dispares y forjar culturas nacionales participativas; por otro lado, ellos están siempre invocando el pasado nacional, volviendo atrás hacia una era de supuesta gloria, hacia viejos héroes y épocas distantes, en la tierra natal. Pero aclara además que este retorno al pasado forma parte del proceso de formación de naciones, que no es una cuestión de ”un paso atrás para luego adelantar dos". La creación de una nación es un proceso continuo, un proceso incesantemente renovado, que requiere un constante regreso a las fuentes de la energía cultural nativa y, por ende, al pasado étnico popular. Este es un componente esencial del programa del propio nacionalismo, y un secreto de su éxito. (http://www.tau.ac.il/eial/I_2/smith.htm) Lo expuesto anteriormente demuestra que Smith logra captar mejor los aspectos “esencialistas” del fenómeno nacional y relaciona la fuerza perenne de la nación con datos culturales profundos, étnicos, morales e históricos. Sostiene, al respecto, que: En la esfera cultural, la identidad nacional se manifiesta en toda una gama de suposiciones y mitos, valores y recuerdos. Socialmente, el vínculo nacional configura la comunidad que tiene más capacidad de inclusión, la frontera generalmente aceptada en cuyo seno se produce de forma habitual el intercambio social y el
  • 14. 9 límite para distinguir los ‘forasteros’ de sus miembros. La nación también puede considerarse el elemento básico de la economía moral, desde el punto de vista tanto del territorio como de los recursos y las aptitudes.(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo ploncard.htm) En el caso de Ernest Gellner: Se establece una relación entre el fenómeno nacional y la transición histórica de la “era agraria” a la “era industrial”, interpretada como parte de una nueva división social del trabajo. En pocas palabras, sostiene que los mecanismos económicos de la era industrial conducen a la necesidad de elaborar una nueva cultura superior inscrita en un programa de alfabetización estatal finalizado a la adquisición de habilidades y códigos culturales comunes, homogéneos, necesarios para el funcionamiento de una sociedad orientada a la movilidad y al crecimiento.(http://www.ceindoeuropeos.com/nacionalismo ploncard.htm) La idea de nación va a constituir en el proceso de desarrollo y modernización de la sociedad un nexo entre la pérdida de los elementos religiosos y tradicionales de la misma y la formación del Estado moderno. Gestándose de esta manera una relación entre Estado y nación, la cual va a ser inseparable y de gran importancia para que el Estado adquiera su carácter nacional. Acerca de la percepción de Gellner con respecto a los objetivos del nacionalismo y de los elementos que este necesitaba para su establecimiento y desarrollo, Boris Santana (2007) plantea que dicho autor hizo más énfasis “en el papel de la economía y el estado en la constitución de la nación moderna que en los factores de tipo psicológico y subjetivo que sin duda también tuvieron un peso específico en el proceso y que él no pudo advertir”. Ernest Renan, contrario a Gellner, defiende una posición predominantemente subjetiva tendiente a identificar la nación con la conciencia de pertenencia de los ciudadanos a ella. Renan es consciente de que son necesarios otros
  • 15. componentes tanto de carácter objetivo como subjetivo para determinar la nación pero se inclina más a ponderar la importancia de los elementos de tipo subjetivo, de creación consciente, de identidad. (Santana, 2007) 10 Con respecto al papel del estado, Gellner plantea que: Este constituye la especialización y concentración del mantenimiento del orden y lo concibe como una institución o conjunto de instituciones específicamente relacionadas con la conservación del orden (aunque pueden estar relacionadas con muchas más cosas). El estado existe allí donde agentes especializados en esa conservación, como la policía y los tribunales, se han separado del resto de la vida social. Ellos son el estado. (Citado en Gellner, 2001) Gellner ha sido considerado, de los teóricos del nacionalismo occidental burgués, el que más aportes ha hecho desde la teoría y el mismo plantea que el nacionalismo se puede dar solamente en aquellas sociedades que se encuentran provistas de un órgano estatal, ya que cuando no hay ni estado ni dirigentes, nadie puede sentirse frustrado por no satisfacer las necesidades del principio nacionalista. Pero que esto no quiere decir que dicho principio tenga que desarrollarse en todas las naciones que cuenten con un estado. Benedict Anderson (1998) concibe a los estados nación modernos, (…) como comunidades imaginadas. Con un tipo peculiar de imaginario social; es decir, modos socialmente hechos del imaginario moderno que se pueden mostrar mejor contrastándolos en cada caso con lo que existió en la historia precedente. Otro de los autores que también trabaja el tema de lo nacional es Ernest Renan, el cual plantea que: Una nación es un alma, un principio espiritual. Dos cosas, que en rigor son solo una, la constituyen: la posesión en común de un rico legado de memorias, y el consentimiento actual, el deseo de vivir juntos, la voluntad de seguir haciendo valer la herencia que se recibió indivisa. Una nación es pues, una
  • 16. gran solidaridad, constituida por el sentimiento de los sacrificios que se han hecho y de los que se está dispuesto a hacer todavía. Es la consecuencia de un largo pasado de esfuerzos, de sacrificios y desvelos; el culto a los antepasados es el más legítimo de todos. Un pasado heroico, grandes hombres, la gloria, he aquí el capital social sobre el cual se asienta una idea nacional. (Mañach, 2001. p. 109) Al respecto de la opinión de Renan sobre el nacionalismo y la nación, es importante hacer una reflexión: la mayoría de los autores que estudian el tema consideran que el nacionalismo es una ideología y que la definición de nación, las características que la definen no solo teóricamente sino como realidad histórica, están vinculadas solamente a lo político; sin embargo existe una recurrencia en muchos investigadores del tema, entre los que se cuenta Renan y Anderson, que encuentran un sostén fundamental en el ámbito cultural, para la conformación de la nación, por lo que el nacionalismo necesita legitimar no solo derechos y deberes políticos sino, con igual fuerza valores culturales. La nación opina Hasting, es una comunidad histórica cultural, que reclama la soberanía de un territorio que considera propio, de forma que la comunidad cultural se contempla a sí misma como una unidad también territorial y política. Allí donde el estado crea a la nación, ésta no lo es hasta que observa su supremacía sobre él, por lo que el desarrollo de una nación se puede entender como dialéctico. (Lombana, 2002) La Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales de 1975 plantea que “la nación ha llegado a ser considerada como el concepto político fundamental de los tiempos recientes.” Esta enciclopedia define nación como “sinónimo de un estado y sus habitantes o bien denota un grupo cuyos miembros que colocan la lealtad al grupo como totalidad por encima de cualesquiera otras lealtades contrapuestas”. Definición limitada por la normativa de asequibilidad que debe tener un diccionario, no abarca los elementos esenciales de la definición del término a la vez que conjuga equívocamente como sinónimos, los conceptos estado y nación. (Citado en Aguilar, 2012) 11
  • 17. En algunas ocasiones hubo autores que establecieron una relación entre los términos de etnia y nación, destacando sus similitudes y a la vez sus divergencias. Es el caso de Anthony Smith (1997) el cual plantea que: Una nación es un grupo humano designado por un gentilicio y que comparte un territorio histórico, recuerdos históricos y mitos colectivos, una cultura de masas pública, una economía unificada y derechos y deberes legales iguales para todos sus miembros. Y a partir del mismo establece una relación entre la definición de nación y la de etnia, a partir de que ambas son comunidades con recuerdos y mitos colectivos y ambas son comunidades territoriales pero lo que las diferencia es que en el caso de las etnias el vínculo con el territorio puede ser solamente de carácter histórico y simbólico y en el caso de la nación es físico y real, ya que las naciones poseen territorios. Para Hasting, una etnia es un grupo de personas con identidad cultural y lengua común, pero una nación es una comunidad más consciente de sí misma, formada a partir de una o varias etnias y normalmente identificada por un corpus propio de textos escritos. Los autores marxistas también hicieron sus aportes acerca del tema de lo nacional tal es el caso de Carlos Marx y Federico Engels en el Manifiesto Comunista (1981, p. 15) en el cual afirman que: Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen. Más, por cuanto el proletariado debe en primer lugar conquistar el poder político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en Nación, todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués. Es de gran importancia destacar la famosa polémica, relacionada con el principio de autodeterminación nacional, entre Lenin y Rosa Luxemburgo. Esta polémica fue sostenida a partir de una serie de artículos aparecidos entre 1908 y 1909 en la Revista Social Demócrata, órgano teórico del Partido Social Demócrata de Rusia, Polonia y Lituania. Luxemburgo se opone tanto al nacionalismo polaco de derechas como al de izquierdas, percibe perfectamente la situación de opresión que sufre Polonia 12
  • 18. por parte del imperio zarista y cree que la mejor solución está en una autonomía democrática conjunta con los demás pueblos del imperio, esta propuesta, según su criterio, debía ser presentada al pueblo polaco para que en referéndum se pronunciase sobre ella, la independencia significaba retrasar la revolución, lo progresivo era la escala mayor. (Citado en Santana, 2007. p. 54) Lenin, (1980, p. 130) por el contrario, defiende como un principio inalienable el derecho de las naciones a la autodeterminación, a separarse de los estados que mantienen pueblos o nacionalidades oprimidas, según su estrategia: el reconocimiento por el proletariado del derecho de las naciones a su separación es lo único que garantiza la plena solidaridad de los obreros de distintas naciones y permite un acercamiento verdaderamente democrático entre ellas. Lenin planteaba que los conflictos nacionales tenían orígenes que no se habían resuelto: 13 En la cuestión nacional, el partido del proletariado debe defender, ante todo, la proclamación y realización inmediata de la plena libertad a separarse de Rusia para todas las naciones y nacionalidades oprimidas por el zarismo, que han sido incorporadas por la fuerza o retenidas violentamente dentro de las fronteras del Estado, es decir, anexionada. (Vladimir, 1980, p. 58) Entre los marxistas el concepto de nación más conocido es el que establece Stalin en 1913, (p.8), en el que define a la nación como: Una comunidad estable, que se desarrolla en una base común de lengua, territorio y vida económica, bien como una estructura psíquica que se materializa en una cultura común. Esta definición tiene un carácter reducido, ya que Stalin se centra solamente en algunos rasgos que contribuyen a la formación de una nación, pero que no son los únicos, como el de comunidad humana de origen histórico, originada sobre la base de una cultura común. Jorge Mañach, destacado intelectual cubano, define la nación como: El triunfo del espíritu integral sobre el espíritu parcial. Régimen de personalidad colectiva, la nación es también un régimen de personas, no de caudillos, ni de oligarquías, ni de «masas». La democracia tiende a asegurarse en la nación. Las naciones se imponen al miramiento de los
  • 19. demás, como la personalidad se hace respetar en el comercio de los individuos; y al igual que ella, la nacionalidad les da a los pueblos carácter, aplomo, continuidad en su ley de vida.(Mañach, 2001,p.87-130) 14 Este mismo autor plantea además que: (…) los pueblos cobran forma en la medida en que adquieren, por la cohesión y la concordancia internas, un carácter y un sentido colectivos. La forma más definida de los pueblos es la nación; y ella también es el producto, no de la simple agregación, sino de una voluntad más o menos deliberada y difusa que va actuando sobre su materia humanista hasta darle una íntima solidaridad. La formación histórica es el proceso a través del cual se llega a esa forma superior. (2001, p. 87-130) Otro investigador cubano que también aborda el tema de lo nacional es Boris Santana (2007. p. 1) cuando plantea que: El estado-nación, en sí mismo, es el producto más o menos logrado del nacionalismo, constituyendo la forma por excelencia en que se organizan las sociedades donde vive la inmensa mayoría de la población mundial a comienzos del siglo XXI. Tal y como se plantea al inicio de este capítulo, el concepto que logra sintetizar las diversas vertientes que posee el pensamiento nacionalista en Cuba es el de cubanidad. Entre los autores que definen dicho término se encuentra Eduardo Torres-Cuevas, quien plantea que: La nacionalidad que se manifiesta como universo ideológico y que implica la existencia de raíces de peculiares expresiones diferenciadoras, constituye el producto de una sociedad con fuerte vínculos interclasistas e interregionales basados en una homogenización económica que le da unidad estructural. Estos nexos encuentran, en todos los elementos de unidad y potencialización nacionales (geográficos, lingüísticos, religiosos, folklóricos, de la cultura material y espiritual, y en los relacionados con el llamado destino colectivo de la nación, como sentimiento, voluntad y conciencia), la expresión ideológica de la nacionalidad. (Citado en Torres-Cuevas, 2006, T I, pp. 297-298)
  • 20. Otra de las personalidades de la cultura y la literatura cubanas que realiza un importante trabajo sobre el tema de lo nacional es Cintio Vitier. Este importante intelectual cubano no refiere el término cubanidad, pero en su obra Lo Cubano en la Poesía, aporta elementos que sirven de referente al respecto de lo nacional en este caso “lo cubano” y las formas en que se expresa. 15 No hay una esencia inmóvil y preestablecida, nombrada lo cubano que podamos definir con independencia de sus manifestaciones sucesivas y generalmente problemáticas para después decir: aquí está, aquí no está. Nuestra aventura consiste en ir al descubrimiento de algo más que sospechamos pero cuya identidad desconocemos, algo además, que no tiene entidad fija, sino que ha sufrido un desarrollo y que es inseparable de sus diversas manifestaciones históricas… (Vitier, 1970, p.18) Al igual que los autores anteriores el investigador Fernando Ortiz aborda el tema de la cubanidad: La cubanidad no puede depender simplemente de la tierra cubana donde se nació ni de la ciudadanía política que se goza (…) la cubanidad es principalmente la peculiar calidad de una cultura, de la de Cuba. Dicho en términos corrientes, la cubanidad es condición del alma, es complejo de sentimientos, ideas y actitudes (…) No basta para la cubanidad tener en Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte, aún falta tener la conciencia… la cubanidad es pertenencia a la cultura de Cuba.( Ortiz, 1993, pp. 1-20) Como se puede ver existe un amplio tratamiento en la literatura científica al tema de la nación y el nacionalismo. En el caso del este último es concebido como principio de unidad nacional y unidad política en el que es necesario concebir aspectos culturales para el sostenimiento de los ideales y de la práctica de los mismos. No puede estudiarse el nacionalismo sin concebir su expresión concreta, no puede estudiarse en abstracto, fuera de una circunstancia social y cultural específica. Es por lo anterior que en el caso de Cuba se hace fundamental abordar las particularidades de la formación de lo que hoy se nombra cubanidad y que comienza siendo un sentimiento de pertenencia u orgullo patrio expresado en el arte y la literatura. Uno de los
  • 21. 16 aspectos fundamentales de esta investigación lo constituye el proceso de formación de la nación cubana, en el cual influyeron diversos elementos tanto sociales, políticos como culturales. A continuación se realizará un acercamiento a las características de este proceso, teniendo en consideración su relación con la literatura emergente. 1.2 La formación de la nacionalidad cubana. Existen varias tendencias de pensamiento respecto a la nación en el escenario intelectual cubano; escritores, historiadores, políticos, etnólogos entre otros muchos profesionales se han agrupado en propuestas diversas en torno a la identificación de problemas nacionales, a la forma en que Cuba debía enfrentarse a dichos problemas y al destino común de los cubanos. Los derechos y deberes han sido temas de discusión desde la Colonia, entre los primeros criollos y hechos de “rebeldía nacional”. El estudio del nacionalismo en el caso cubano tiene que verse unido a variables como el patriotismo, la cultura y la historia política de Cuba. A pesar de que la ideología nacionalista cobra auge en el pensamiento cubano a partir de los años 20 y 30 se hace necesario entender que los antecedentes de este pensamiento convergen en la historia del país y en la conformación de una identidad cultural que comienza muchos años antes. A pesar de que el tema del nacionalismo concierne a la ideología y la política en el caso de Cuba no puede estudiarse separado de la producción artística e intelectual. (Aguilar, 2012) Para analizar el proceso de formación de la nación cubana es imprescindible remitirse a la formación en Cuba de una comunidad económica, territorial y étnica. Teniendo en cuenta además que dicho proceso duró siglos, ya que para que se dieran las condiciones, este debía atravesar por un período de maduración de diversos factores económicos, políticos, sociales y culturales. Y es con el comienzo del siglo XVI que se inicia un lento proceso de cambios que traerán consigo el surgimiento de la sociedad criolla y una diferencia entre el español y el cubano.
  • 22. En los siglos XVI y XVII, los criollos no tienen una conciencia ni una necesidad de crear memoria histórica. Ante todo, porque aunque han echado raíces, estas están aún muy frescas y no se tiene una coherencia de los elementos que van conformando una nueva calidad social y cultural. El término criollo con el cual se definen- el hombre criado en Cuba-, sólo marca diferencia con quien llega de la Península. El concepto de patria, raigal en lo criollo, sólo define la parte del Imperio donde se nace. La cultura es sólo de nuevos hábitos y costumbres surgidos de la nueva naturaleza física y social, pero aún no es tradición propia; aún no crea pensamiento propio. (Torres-Cuevas, TOMO I. p85) Los criollos comienzan a constituir un pueblo nuevo, de origen multicultural. Y al haber nacido en Cuba, no tienen ningún nexo con la cultura de sus padres, por lo que sus rasgos representativos como son: costumbres, gustos, tradiciones, hábitos, modos de pensar y actuar van a ser únicos y se van a definir a partir de la interacción del mismo con el medio natural y social en el que viven y se relacionan. Su lenguaje y modo de expresión va a estar lleno de nuevos conceptos, algunos de ellos tomados del acervo indio o negro. El concepto de criollo no aparece en los documentos americanos hacia la segunda mitad del siglo XVI. El Inca Garcilaso escribió en 1609: es nombre que lo inventaron los negros y así lo demuestra la obra. Quiere decir entre ellos negros nacidos en Indias, inventároslos para diferenciar los que van de acá, nacidos en Guinea, de los que nacen allá (…) De manera que al español y al guineo, nacidos allá le llaman criollos y criollas. (Citado en Torres-Cuevas, T II, 2006, p. 257). 17 En el caso de las letras cubanas, según Salvador Bueno (1963, pp1-12) afirma, (…) el término criollo apareció por primera vez en la obra de Silvestre de Balboa: Espejo de Paciencia, escrito a principios del siglo XVII, que constituye la obra literaria más antigua de la cultura del criollo cubano. Lo más significativo de ella es que transmite la forma de pensar y de actuar del criollo
  • 23. en aquella época, así como la fuerza que ya tiene en él el sentimiento hacia la patria. Eduardo Torres-Cuevas en su libro En busca de la cubanidad explica que en el caso cubano, el concepto de nación se utilizó raramente como fundamento político por los cubanos en el siglo XIX. 18 Ello se debe al hecho de que, al desaparecer el histórico concepto de Imperio Español, la constitución hispana de 1812 fundamentó el concepto de nación española. En Cuba, el integrismo colonialista siempre enarboló la integridad de la nación española como fundamento político para sus excesos. Este conflicto no lo tuvieron las naciones Latinoamericanas que habían alcanzado su independencia hacia 1826. Por estas razones, el concepto básico de la Teoría de la liberación cubana fue el de patria, más apegado a la tradición de la isla (…) Este concepto manifiesta el sentimiento de lealtad a la comunidad especifica a la cual pertenecía. Por otra parte, el concepto tenía tres niveles diferentes: la patria local, la regional y la continental. (Torres-Cuevas, 2006, pp. 23-24) Existe el criterio de algunos autores que plantean que la Guerra de los Diez Años jugó un papel de gran significación en la fundación y consolidación de la nacionalidad cubana. Tal es el caso de Ramiro Guerra que plantea que: Una patria es en su esencia histórica, una entidad moral con un pasado y un futuro. Tiene necesidad de poseer un patrimonio espiritual de gloria y heroísmo, de épica y leyenda. No existe un pueblo fuerte o una nacionalidad robusta que no lo posea. Antes de 1868, a Cuba, en gran medida, le faltaba ese patrimonio y, entonces, la Guerra de los Diez Años lo creó de una forma magnífica. Después del Zanjón y a pesar de la derrota, Cuba poseía una rica tradición patriótica para venerar y acariciar. (Guerra Sánchez, T II, 1986, p. 341-342) Entre el concepto de Patria y Nación existe una estrecha relación, pero no tienen el mismo significado, aun cuando algunos pensadores los han utilizado indistintamente.
  • 24. El entender esta relación -Patria-Nación- es vital en los estudios de pensamiento cubano. Ya que la concepción de Patria se refiere sobre todo al lugar de nacimiento más que a la nacionalidad y como su principal exponente se encuentra José Martí. Y el concepto Nación esta relacionado, en el caso de la colonia cubana, con cuestiones de dependencia legal a España. 19 Félix Varela emite el primer concepto de Patriotismo, planteándolo como: Amor de todo hombre por el país donde ha nacido e interés que toma en su prosperidad.” Al respecto, también plantearía: "...No es patriota el que no sabe hacer sacrificios en favor de su patria, o el que pide por éstos una paga que acaso cuesta mayor sacrificio que el que se ha hecho para obtenerla, cuando no para merecerla. (Aguilar, 2012) De igual forma pero en un sentido más amplio define José Martí: Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en la que nos tocó nacer, y si se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles o políticas descaradas y hambronas, ni porque a esos pecados se les de a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca (...) no es patria el amor irracional a un rincón de la tierra porque nacimos en el, ni el odio ciego a otro país, acaso tan infortunado como culpable. Patria es algo más que opresión, algo más que pedazos de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es comunión de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas. (Citado en Torres- Cuevas, 2006, p. 25) Un aspecto importante para lograr entender el proceso de consolidación de la nacionalidad cubana, lo constituye el estudio y comprensión de la relación entre ésta y la literatura nacional emergente. Al respecto la investigadora Irma Llorens (1998) afirma que:
  • 25. (…) los escritores liberales interesados en crear y en promover una tradición nacional en Cuba resienten tanto de la falta de libertad de expresión como las limitaciones profesionales que le impone el régimen colonial. Dichos escritores conciben la escritura como un arma que les permite atacar sus problemas desde ambos flancos: el político y el literario. A las enseñanzas de los grandes pensadores de esta etapa se debe el despertar de la conciencia nacional cubana. Comienzan a mirar hacia adentro, hacia la esencia misma de lo cubano. A mediados del siglo XVIII acontece un hecho de gran significación en el proceso de desarrollo de la cubanidad: surge una literatura, en lo esencial, histórica. Posteriormente y hasta la primera mitad del siglo XIX los escritores cubanos prefieren dos géneros fundamentalmente: poesía y narración, mientras que en la última mitad del siglo se inclinan hacia el periodismo, la crítica y la oratoria. Pero lo más significativo es que a partir de este momento, por primera vez, los criollos se interesan en escribir su propia historia. A fines del siglo XVIII y principios del XIX, se producen una serie de poemas en cuya sucesión se descubre el acercamiento cada vez más real e íntimo a la flora y fauna cubanas. Destacándose sobre todo la personalidad de Manuel de Zequeira (1764- 1846) con su Oda a la piña, “especie de glorificación mitológica de la piña, erigiendo a la fruta barroca y deliciosa en símbolo de la isla. Se expresa así un contrapunteo de las frutas, las de la isla se presentan como más suaves, más fragantes y exquisitas que las de España”. (Vitier, 1970, p.40). En su misma dirección se sitúa la Silva Cubana, atribuida a Manuel Justo de Rubalcava (1769-1805). A partir de la 2da mitad del siglo XVIII, se inician profundos cambios (1763-1808), caracterizados por el surgimiento de nuevas instituciones como: La Real Sociedad Económica de Amigos del País, hecho de gran significación tanto para la identidad como para la literatura nacional. A la misma la integraron importantísimas personalidades de la generación de 1792, entre ellas se destacan Francisco de Arango y Parreño, con su obra Discurso sobre la agricultura en la Habana y medios de fomentarla y el padre José Agustín Caballero, autor de Philosophia Electiva. La primera contiene el proyecto de desarrollo económico de la Isla; la segunda, la propuesta intelectual que ya servía de base a los pensadores de esta generación. 20
  • 26. En el campo de la filosofía se estaba desarrollando toda una revolución, en manos de un grupo de jóvenes catedráticos del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, entre ellos: Félix Varela, Juan Bernardo O’Gavan, José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero, etc, a quienes se unían antiguos profesores como: José Agustín Caballero y José Ricardo Ramírez. De este grupo de intelectuales el de mayor profundidad revolucionaria en sus ideas fue Félix Varela, quien a partir del pensamiento universal de la emancipación y de los intentos de una gnoseología de la realidad, creó las bases del pensamiento de la emancipación cubana. Este se desarrolló sobre la doble relación de crear una ciencia cubana para la realidad propia y singular, y una conciencia cubana, producto del entendimiento, para la liberación del hombre, las ciencias, la patria, América y el mundo. (Torres-Cuevas, 2006. T II, p.51) Al igual que Varela otra de las personalidades de esta etapa que comparte la idea patriótica y que desarrolla la ciencia y las conciencias es José Antonio Saco, pero a diferencia de Varela y Luz, se adentra en un terreno más complejo: relacionado con la nación y la nacionalidad cubanas. Para él, el hecho de que Cuba no sea independiente no niega la existencia de una nacionalidad cubana que puede llegar a constituirse, algún día, en Estado soberano: 21 Pueblos hay que empiezan a desarrollarse: otros, en que se halla expirando; unos, en que está mas o menos comprimida, más o menos desenvuelta; y otras, en fin, en que habiendo llegado al complemento de la fuerza, se ostenta por sí sola en el rango de nación soberana. Más, porque las nacionalidades estén condenadas a sufrir todas estas vicisitudes, ¿se afirmará, que solo existen cuando tienen una condición independiente? Ahí está la historia de, los pueblos para desmentir error tan capital. (Torres-Cuevas, 2006. T II, p. 138) En la concepción saquista acerca de la nacionalidad existen algunos elementos que requieren de un reconocimiento, como elementos diferenciadores de la misma, como son: primeramente la superación del concepto patria chica o patria región, para adoptar el de patria -nación; esto es, la existencia de una única patria cubana. Lo cual coloca a Saco entre los primeros en utilizar con sistematicidad o conceptualmente el nombre de cubano. La segunda, que el hecho de que Cuba no
  • 27. sea un Estado no quiere decir que nuestra Isla, en su interior, no sea capaz de generar los elementos definidores de la nación. En el caso de Saco, se le puede reconocer como el primer autor cubano que intenta definir qué es nacionalidad, ya que este formula los elementos que deben tenerse presentes para identificar una nacionalidad. Entre ellos la existencia de un pueblo que habite un mismo suelo, que tenga un mismo origen, una misma lengua, y unos mismos usos y costumbres. Para Cuba, Saco escribía: “la idea de la inmortalidad es sublime, porque prolonga la existencia de los individuos más allá del sepulcro, y la nacionalidad es la inmortalidad de los pueblos y el origen más puro del patriotismo”.(Torres-Cuevas, 2006. T II) En el plano poético se destaca la figura de José María Heredia (1803-1839) quien expresa claramente en su obra los anhelos de libertad de la sociedad cubana. 22 Con José María Heredia comienza un nuevo mito, el de la libertad, que va a derramar su luz romántica sobre la naturaleza cubana durante todo el siglo XIX. Heredia inicia una cubanidad de la trascendencia moral, de la intención histórica, del anhelo de libertad. Plácido, expresa la cubanía de la intrascendencia, de la lisa cotidianidad amarga o dulce del vaivén en el fondeo tan misterioso de todo lo aparente y efímero. (Vitier, 1970, p. 81) Otros poetas que se destacan son Juan Clemente Zenea, poeta de ideas independentistas. Sus aportes son múltiples, pero todos convergen en un solo sentido: la mayor hondura, irradiación y pureza de su cubanidad. Cubanidad que no reside especialmente en su emoción patriótica ni en su captación de los elementos visibles de la isla, sino en su modo trémulo, lejano y desamparado de sentir el mundo. Inestable a veces hasta el desaliño y la inconsecuencia, otras el más distinguido y delicado poeta imaginable, con él empezamos ya a entender el misterio de la debilidad en nuestra poesía y en nuestro ser. (Vitier, 1970, p.156-157) Entre las poetisas surgidas durante estos años, se encuentra Luisa Pérez de Zambrana,
  • 28. (…)en la cual no encontramos ni sombra de casticismo, ni el menor esfuerzo cultural en ningún otro sentido. La poesía de Luisa parece venir ya directamente de un lenguaje totalmente criollo, insular, cubano, quiero decir, de un habla nuestra, con la cadencia débil, el seseo, la abertura vocálica y el impulso liso, blanco, aéreo. El proceso de desespañolización alcanza en esta voz humilde su más pura cima hasta la fecha. Y no porque ella lo pretenda, ni porque busque apoyos expresivos en otras culturas, sino por el naturalísimo fluir, que de pronto en ella fue posible, de una vena insular espontánea, intocada. (Vitier, 1970, p.156-157) Muestra también de la relación existente entre la literatura y el sentimiento nacional en Cuba lo es la obra Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde (1812-1894). Esta obra que refleja la vida y las costumbres de todo un período histórico es considerada por muchos como un relato antiesclavista. Debido al nivel de inconformidad existente en algunos sectores de la sociedad fue necesaria la búsqueda de alternativas de orden político, económico y cultural, para satisfacer las necesidades no satisfechas por el régimen imperante. En esta búsqueda surgen diversas corrientes políticas como el reformismo, el anexionismo y el independentismo, constituyendo esta última la solución de los problemas para nuestro pueblo, ya que su propósito era separar a Cuba de España y conformar una república como vía para remediar todos los males económicos, políticos y sociales de Cuba. Con el inicio de las luchas por la independencia el 10 de octubre de 1868 comienzan las luchas por la creación del Estado Nacional independiente. Y el hecho que marcó el comienzo del camino para el logro de los objetivos fue, la Asamblea de Guáimaro, celebrada el 10 de abril de 1869, donde los participantes redactaron una constitución que entre otros aspectos normaba la estructura del aparato de dirección de la naciente República de Cuba. Con lo cual desde el punto de vista jurídico se concretaba la formación de la nación cubana. La Constitución de Guáimaro establece un gobierno y una constitución cubanos. Además aborda los problemas fundamentales de los cubanos que se habían sumado a la lucha: la unidad del movimiento revolucionario y la definición del problema de la esclavitud. 23
  • 29. Durante el proceso de conformación de lo nacional, la literatura jugó un papel fundamental. Destacándose en la Guerra de los Diez Años, la figura de Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874), quien escribió un Himno Republicano, lleno de ardor y exaltación patriótica al comenzar la lucha independentista. Otros cantos suyos son Al pie del monte Turquino, La voz de la primavera, El sueño de la mañana, etc. En esta etapa, podemos encontrar además a poetas como Perucho Figueredo (1819-1870), Antonio Hurtado del Valle (1841-1875), Miguel Jerónimo Gutiérrez, entre otros. Acerca de la etapa comprendida entre 1878 y 1895, período donde se preparan las condiciones para iniciar nuevamente la lucha por la independencia de Cuba, Raúl Lombana plantea que: 24 La principal tarea histórica que tendrá que resolver la dirigencia surgida en Baraguá y las nuevas generaciones revolucionarias será la de potenciar en un grado más alto los elementos discordes y dispersos de la nación “en sí” a los efectos de fundar una nación “para sí”. La realización del proyecto del 95 implicará superar las tendencias anteriormente mencionadas, que renacerán con un contenido y formas diferentes dadas las nuevas estructuras de la dominación colonial y la creciente penetración e influencia del naciente imperialismo norteamericano en la sociedad cubana. (Lombana, 2002, p.42) Entre estos años hubo una destacada producción literaria, específicamente en el género novelesco, con las obras Mi tío el empleado de Ramón Meza (1861-1911) en la cual el autor hace uso de agudos sarcasmos que atacan a la burocracia española y la explotación colonial. En la poesía se destaca Julián del Casal, quien en sus obras La sociedad de La Habana en 1888 e Inquietud dio muestra de sus virtudes patrióticas, describió el ambiente de la colonia de manera sarcástica y aludió a la condición política de Cuba. Una personalidad cuya obra se hace necesaria e imprescindible en esta etapa, es José Martí quien integra lo cubano con lo americano y con lo hispánico. De su extensa labor como escritor y como revolucionario se destaca La Revista La Edad de
  • 30. Oro (1889), sus Versos Sencillos (1891), así como su función organizativa desarrollada en el exterior, aglutinando todos los elementos para la nueva contienda. Martí, quien fuera el artífice principal de la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895 cae apenas transcurridos tres meses del inicio de la contienda el 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos. Cuba perdía así al principal organizador de la guerra recién comenzada. Era necesario entonces reunirse para elaborar una nueva constitución, elegir una nueva forma de gobierno que no repitiera los errores de Guáimaro, y además con este documento lograr un reconocimiento internacional por lo que se convoca el 13 de septiembre de 1895 la Asamblea de Jimaguayú. En Jimaguayú se redacta una constitución donde el contenido político- ideológico de la independencia aparece como esencia de la lucha armada del pueblo cubano. Para el año 1898 Cuba tenía prácticamente la guerra ganada. La gran frustración llegó con la intervención de Estados Unidos en la guerra convirtiéndose esta en la guerra hispano-cubana-norteamericana. Cuba quedaba una vez más en manos de una potencia extranjera. Los norteamericanos se percataron que persistía en el pueblo cubano las ansias de independencia por lo que la opción anexionista no era la adecuada. Había que decidir la forma posterior de dominación y el gobernador Wood publica el 25 de julio de 1900 la convocatoria para elegir a los delegados que formarían la Asamblea Constituyente que redactaría y aprobaría una Constitución para Cuba. El 21 de febrero de 1901 quedó aprobada la Constitución estipulada de acuerdo al modelo norteamericano. Cuatro días después el 25 de febrero de 1901 el senador norteamericano Orville Platt presenta una enmienda a la Ley de Créditos del Ejército que constituía el mecanismo legal que patentizaba la total dependencia cubana a los Estados Unidos. El apéndice constitucional conocido como la Enmienda Platt constituye un ultraje a la independencia cubana pues reafirmaba este la condición de neocolonia de Cuba. Nacía la República de Cuba el 20 de mayo de 1902, surgiendo un Estado nacional con soberanía limitada. Con relación a la literatura en la etapa que va de 1895 a 1902 Cintio Vitier (1970, p. 269) expresa: “el período que va de 1895 a 1913 se nos presenta vacilante, confuso y en términos generales mediocres”. Lo más valiosos de la poesía en dicha etapa 25
  • 31. está en la producción de Bonifacio Byrne (1861-1936), quien con su Canto a mi Bandera expresa la angustia ante la intervención norteamericana. Sobresale el paisajismo cubano con fina muestra en Dulce María Borrero y con mayor intensidad en Francisco Javier Pichardo (1873-1941). 26 Según la investigadora Jeisil Aguilar (2012): El nacionalismo como ideología encuentra en la literatura un mecanismo de construcción valido y asequible, que ha sido utilizado siempre en tanto lenguaje mediador entre lo que se quiere legitimar y la posible práctica legitimadora. En la literatura cubana el nacionalismo se encarga fundamentalmente, de la sistematización de la continuidad cultural nacional, de la fundación de un discurso nacional desde la literatura, de la legitimación de lo nuevo y la revitalización de lo anterior como sostén convertido en tradición, artística a la vez que ideológica. Esta no es una práctica solamente cubana, es una práctica común en lo que a la legitimación ideológica se refiere, puesto que siempre la ideología encuentra en el arte, en la cultura en general una forma para legitimarse, trasmitirse y recrearse como ciclo natural. Pero no solamente la literatura tuvo un lugar importante en el proceso de formación de la nacionalidad del cubano y como expresión de lo cubano, este último propósito también fue perseguido por el teatro, desde la colonia y sobre todo en la etapa republicana. 1.3 El teatro de 1899-1950, expresión de la cubanidad. El 20 de mayo de 1902 Cuba nacía como república, dominada en lo económico y mediatizada en lo político. Y desde este momento hasta 1958 se produjo un desfile de gobernantes que sumieron a Cuba a una total explotación, ya fuera por discriminación racial, desempleo y sobre todo hambre. Además de fraudes electorales, corrupción administrativa, politiquería, etc. Lo que trajo consigo un hondo malestar y un sentimiento de frustración en determinados sectores de la intelectualidad cubana, frustración política que devino frustración de nuestra escena. Acerca de la situación reinante Rine Leal plantea: Cuando la república estrena su himno y su bandera, el teatro cubano apenas si se entera. Claro que hubo entusiasmo nacionalista, pero
  • 32. 27 pronto todo se desvaneció en medio de una creación típicamente burguesa y técnicamente endeble. Es ahora cuando la crisis se hace perenne, y termina por eliminar la expresión dramática. Sólo un autor, Ramos, escapa a esta triste situación. El Alhambra, con su imagen plantista de la sociedad, subsiste largos años como la única muestra de un teatro popular.(Autores, 2003.TII, p.160) Según el criterio de algunos críticos la vida teatral cubana entre los años 1899-1923 fue un momento de retroceso si se la compara con el desarrollo que había alcanzado esta manifestación artística en el siglo precedente. En efecto, el teatro de estos años contó con una técnica de representación ya manida; además su realización como actividad artística se vio limitada por la existencia de un público que, si bien participó en algunos espectáculos con frecuencia, no representó apoyo verdadero al interés que mostraron autores, empresarios y actores por llevar a cabo una actividad teatral realmente sólida. Con respecto a los temas abordados en las obras, los dramaturgos y libretistas siguen los caminos de otros intelectuales, con una producción artística alejada de los problemas nacionales; el interés por el tema histórico en el cual se rememoran, en la mayor parte de los casos, los acontecimientos y el patriotismo de las guerras de independencia; y la exposición o denuncia de los problemas sociopolíticos anteriores. De esta crisis profunda por la cual estaba atravesando el teatro cubano solamente logra escapar el género bufo, sobre todo con la aparición el 13 de septiembre de 1890 del Teatro Alhambra. El cual comenzó presentando obras líricas, pero el público no asistió como se esperaba y después de un receso, comenzó el 21 de febrero de 1891 con la presentación de obras criollas en su repertorio. A partir de este momento el interés por crear un teatro nacional dio origen a dos vertientes del ejercicio dramático: el teatro popular y el teatro culto. La primera, siguiendo las pautas del género bufo, cultivó una línea donde predominaban la recreación de ambientes, personajes y situaciones de actualidad, siempre sobre la base de la comicidad y los contenidos superficiales; este tipo de teatro se ha dado a conocer también como género alhambresco, teatro de variedades, vernáculo, criollo o bufo. En oposición a éste, el llamado teatro culto se propuso crear una actividad de
  • 33. mayor nivel, que reflejara los problemas fundamentales del país y a su vez difundiera el quehacer dramático universal. Esta línea trató de fomentar una escena nacional, y sus autores desarrollaron casi siempre un teatro de ideas, donde el reflejo de la problemática social y política ocupó un lugar importante. Pero a pesar del esfuerzo realizado por el teatro culto para obtener la aceptación del público, esta se la ganó el teatro popular, a pesar de que no fuera la más deseada expresión de un teatro genuinamente nacional. Con el fin de contrarrestar esta situación donde el público mostró preferencia por este teatro de baja calidad, fueron creadas en La Habana, en los años 1910 y 1915 respectivamente; la Sociedad de Fomento del Teatro y la Sociedad Pro Teatro Cubano. Con el objetivo de desarrollar un arte dramático en Cuba sobre la base de poner en escena las mejores obras universales y además dar a conocer dramaturgos cubanos del siglo XIX, como José Martí y Gertrudis Gómez de Avellaneda. A partir de este momento comienza a revivir en los cubanos más honestos un sentimiento nacionalista, junto con la idea de defender lo autóctono frente a una realidad que mostraba la frustración de los intereses independentistas y la penetración del vecino del Norte en todas las esferas de la vida cubana. Destacándose la figura de José Antonio Ramos distinguido dramaturgo, considerado la mayor expresión del teatro cubano durante la primera generación republicana. Su obra se encierra en las tres primeras décadas del siglo, tornándose una gran parábola acerca del rescate de los valores nacionales frente al expansionismo del imperio, a través del tratamiento de los problemas sociales y políticos y abarcando desde la igualdad de la mujer hasta la posible intervención extranjera. La primera de las obras teatrales de José Antonio Ramos es “Almas rebeldes”, de 1906, obra fuertemente acusadora de la situación del país. Luego aparece “Liberta” (1911), obra de gran madurez, basada en un choque de ideas, lo cual convierte al diálogo en un debate, alargándolo y convirtiendo la obra en una novela escénica, catalogada de esta manera por el propio autor. Tras de “Liberta” vino “Satanás” (1913), donde también el dialogo se encuentra cargado de tesis, aunque sin perder el carácter de obra teatral. Otras le siguieron hasta llegar a su obra mejor lograda, “Tembladera”, en la que proyecta de forma muy clara los problemas económicos y políticos por los 28
  • 34. que estaba atravesando el país en aquel momento. Y en la misma el debate se planteaba en torno a la defensa da la nacionalidad en contradicción con las posturas de entreguismo y sumisión a la invasión del capital norteamericano. Posteriormente le surgieron otras obras con diversos tratamientos a temas como: las reivindicaciones sociales, protestas contra los males que aquejaban al país, con fines de difusión y propaganda a los mismos, etc. Al analizar cada una de sus obras y sus características se puede llegar a la conclusión de que José Antonio Ramos tenía un criterio de honesta denuncia, así como un marcado interés por la indagación sobre nuestra nacionalidad y su defensa. Con la llegada de los años veinte comienza a gestarse una conciencia de renovación de las diferentes expresiones artísticas, sin embargo los años transcurrieron sin que pudieran verificarse transformaciones esenciales en el teatro cubano, debido a la limitación que representaba la frustración de los ideales independentistas y la condición dependiente del país; así como la ausencia de un proyecto de nación en los múltiples gobiernos republicanos , lo cual no sólo dificultó el crecimiento del ritmo de desarrollo de esta manifestación artística, sino que impidió la formación de un teatro definitivamente nacional. Y fue en estos mismos años cuando comienza a manifestarse el desgaste del Alhambra, hasta la llegada de los años treinta en que llegó a su fin, con el surgimiento del cine sonoro, el comienzo implacable del Machadato, y la aguda crisis económica mundial conjuntamente con la caída del techo del pórtico y parte de la platea, el 18 de febrero de 1935. Al finalizar los años treinta, los cuales fueron testigos del inicio de la renovación teatral, irrumpe en la escena cubana una de las agrupaciones teatrales más importantes de la etapa, Teatro Popular, que—dirigido por Paco Alfonso—tuvo su apertura el 19 de enero de 1934, auspiciado por el Partido Unión Revolucionaria y la Confederación de Trabajadores de Cuba. Su objetivo fundamental fue hacer teatro nuevo en el cual el público encontrara los elementos nacionales y se viera reflejado, al igual que sus problemas sociales. Entre las obras que Teatro popular montó se encuentran: “Contra la corriente” de Luis Felipe Rodríguez, “La Recurva” y 29
  • 35. “Tembladera” de Ramos, “Vida subterránea” de Benicio Rodríguez, “El relevo” de Félix Pita Rodríguez, entre otras. Aunque Teatro Popular trabajó en escenarios profesionales, buscó principalmente locales obreros, sindicatos, plazas y carpas, para acercarse a las verdaderas masas populares. Pero lamentablemente debido a la represión al movimiento obrero, al aislacionismo anticomunista y a la carencia de dinero, se ve forzado a cerrar sus puertas en agosto de 1945. Los años siguientes, transcurren en un ambiente de polémica y confusión en el movimiento teatral habanero. Desde los finales de la década del cuarenta comenzó a hablarse, cada vez con mayor insistencia, de una crisis teatral. Y en los años cincuenta el ideal del movimiento teatral habanero, lo constituyó lograr establecer la función diaria, a través de puestas en escena en las que se pudieran concentrar la calidad artística y la aceptación popular. En realidad no podía hablarse de un surgimiento teatral en Cuba, cuando en esencia el teatro propiamente nacional no había sido creado. Habría que entender lo de surgimiento teatral como un crecimiento de la actividad que ilustra una etapa. Y es necesario tomar en consideración el grupo de limitaciones a los que debía enfrentarse el teatro al comienzo de los años cincuenta, además de la ausencia de un público hay que agregar la competencia que en este sentido significó el desarrollo creciente de la radio y la televisión. En cuanto al terreno artístico es válido destacar la independencia que existía entre escena y dramaturgia, causa principal que detiene la evolución del teatro nacional; como resultado del poco interés de los directores y grupos hacia la representación de las obras de los autores cubanos. Sólo un número reducido de autores y obras hacen aportes sustanciales al desarrollo de la dramaturgia, destacándose la figura de Virgilio Piñera, quien forma parte de la vanguardia dramática de esta etapa y cuyo principal valor reside en la aspiración de crear un teatro que a la vez que cubano, fuera moderno y universal. En el próximo capítulo se realizará una caracterización de la obra de este importantísimo dramaturgo cubano, a partir del análisis ideológico del discurso literario y de esta manera el papel que juega la misma en la construcción simbólica de la nacionalidad cubana. 30
  • 36. CAPÍTULO 2. Análisis crítico del discurso literario vertido en la 31 obra dramática de Virgilio Piñera. En este capítulo se contextualiza la obra dramática de Virgilio Piñera teniendo en cuenta fundamentalmente el desarrollo de la producción cultural e intelectual de la época en que se enmarca. Además se caracteriza la obra dramática piñeriana y se realiza el análisis crítico del discurso en ella, con el objetivo de determinar las formas en que se manifiesta el pensamiento sobre la cubanidad en la misma. 2.1 El movimiento intelectual de los años 40-50 en Cuba y Virgilio Piñera como exponente de este. El 10 de diciembre de 1898, con la legalización del Tratado de Paris, comienza una nueva etapa en la vida de los revolucionarios cubanos, impulsada por el fracaso y la frustración del proyecto emancipador. A partir de este momento se comienza a aplicar la política de Estados Unidos, a través del establecimiento oficial de su gobierno desde el 1 de enero de 1899 hasta el 20 de mayo de 1902, cuando se establecería la República Neocolonial. En este período Cuba adquiere un nuevo status: pasa de ser una colonia de España a ser Neocolonia de Estados Unidos, surgiendo de esta manera una nueva problemática nacional, que impedía el logro de la plena soberanía. La dependencia de la economía cubana a los intereses del capital norteamericano se acrecienta, gradualmente aumenta el malestar político y social. Los problemas sociales, lejos de resolverse, se iban agravando. Las grandes extensiones de tierra habían pasado a manos de empresas norteamericanas. La acumulación de estos y otros problemas darían lugar a luchas sociales. Como respuesta a lo que estaba sucediendo en el país, los intelectuales cubanos desarrollaron una ardua labor en la literatura y en la prensa. Con el arribo de los años 20 y 30 , se intensifica esta labor intelectual y revolucionaria que tuvo sus inicios con el nacimiento de la República, pero esta vez con un sentimiento anti-injerencista hacia los Estados Unidos, destacándose dentro de la naciente intelectualidad revolucionaria las figuras de Rubén Martínez Villena y Julio Antonio Mella, este último realizó un vuelco considerable en la comprensión del problema nacional, comprensión que le permitió estar en el centro del movimiento obrero, estudiantil e intelectual.
  • 37. Esta etapa se caracterizó por la sucesión de dos hechos fundamentales: el comienzo de la crisis del orden neocolonial y el despertar de la conciencia de las capas considerables del pueblo, de gente culta de la clase media y sobre todo de los intelectuales, quienes responden ante la problemática nacional con una crítica abierta vertida en las publicaciones de la etapa, en Cuba Contemporánea, Social, Revista de avance, en las tertulias, mítines, protestas, en las novelas, poemarios, en la plástica vanguardista y en el arte en general. La situación de la sociedad cubana continuaba en detrimento, debido al crecimiento y agudización del problema nacional, sobre todo entre los años 1940 y 1958. Por lo que era necesario reorganizar el país, a través de la celebración de una Asamblea Constituyente donde se estableciera una nueva constitución: La Constitución de 1940. Esta reconocía los derechos fundamentales para los cubanos, reguló los derechos de los trabajadores permitiendo la semana de 44 horas, el descanso de un mes por cada once de trabajo, la licencia de maternidad pagada de seis semanas antes del parto y seis después del alumbramiento, la igualdad de remuneración de hombres y mujeres, la prohibición de disolver sindicatos sin sentencia de un Tribunal de Justicia, las oportunidades de trabajo para todos, etc. Aunque muchos de estos derechos jamás llegaron a consumarse, le brindaron a muchos de los cubanos un poco de fe y esperanza en el futuro, fundamentalmente basados en tres aspectos fundamentales de la misma: primeramente que nació de una voluntad popular muy amplia y en una Convención donde se permitió el debate de todas las ideas y sobre todo que el pueblo tenía plena seguridad de que su creación no sufrió de coacción de terceras partes. Esta Constitución fue firmada en Guáimaro, el 1ro. de julio de 1940, y promulgada el 10 de octubre de ese año, el mismo día en que Fulgencio Batista asumió la presidencia de la nación. Gobierno que duró desde 1940-1944, coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial. Durante este período fue desplegada, por parte de los comunistas, la lucha antifascista, además de encargarse de denunciar medidas y acciones del gobierno, entre ellas la corrupción administrativa y la especulación. Al celebrarse las elecciones en 1944, es elegido Ramón Grau San Martín, dando inicio al significativo período de los llamados gobiernos auténticos, los cuales asumieron la misma línea de acción que los gobiernos anteriores, ya que continuaron 32
  • 38. con la corrupción administrativa y el robo de los fondos públicos, fueron los responsables de los asesinatos a los líderes de la clase obrera, para lo cual utilizaban a grupos pandilleros (gangsters) y los encargados de llevar a cabo la guerra fría, demostrando de esta forma su dependencia a la política imperialista. Pero Fulgencio Batista vuelve a implantar su dominio el 10 de marzo de 1952, al llevar a cabo un golpe militar contra el gobierno de Prío Socarrás, con el cual logra quebrantar el orden constitucional. A partir de este momento el país comienza a atravesar por una profunda crisis aparejada al agravamiento de la pobreza y al aumento de la corrupción, factores que desencadenaron una fuerte actividad revolucionaria de las masas. En diciembre de 1956, se produce el desembarco de las fuerzas rebeldes del Movimiento 26 de Julio procedente de México. Dicha acción desencadena la lucha guerrillera en las montañas de la Sierra Maestra, en la región oriental y una no menos fuerte lucha de guerrillas urbanas en las ciudades y pueblos, en particular en La Habana y Santiago de Cuba. En 1958 los Estados Unidos le retiran la ayuda militar al régimen de Batista que ya desde hace 2 años ha derivado en una sangrienta dictadura que persigue y asesina opositores sin ajuste a ley alguna. Y en la madrugada del 1 de enero de 1959 Batista con sus familiares y funcionarios allegados abandona Cuba huyendo hacia República Dominicana y dejando un gobierno provisional que pronto se desmorona. Fidel Castro entra en La Habana el 8 de enero de 1959, haciéndose así definitivo el triunfo de la Revolución. El acontecer de todos los hechos anteriores es sumamente conocido, no solo porque se encuentra en los libros de historia de las escuelas cubanas, sino por la significación, histórica, cultural y política de todos estos acontecimientos. Rememorarlos es importante por cuanto significan la plataforma para muchos cambios en el orden cultural, en el imaginario social y en la producción artística de la etapa. El desenlace de estos hechos deriva en la conformación final de la nación cubana como la habían diseñado los intelectuales e historiadores cubanos; conformación que tiene en la literatura un soporte que la legitima y la recrea constantemente. Luego de los años 20 en Cuba acontece un aumento de la conciencia nacional, recreada además en producciones artísticas con temas más cubanos, de crítica social en muchos casos. En los últimos 20 años acontecen cambios importantes no 33
  • 39. solo en lo político, no solo en el alcance de un pensamiento más radical, en la organicidad del movimiento revolucionario sino en el escenario cultural con la aparición de generación intelectuales diversas además de cambios al interior de las ya existentes. El nacionalismo continuó vigente, y desde los inicios de la República y hasta este momento, se dedicó al análisis del problema nacional y sobre todo en reflejar “lo nacional”, fundamentalmente en el arte y la literatura, donde se destaca Bonifacio Byrne (1861-1936), quien con su Canto a mi Bandera expresa la angustia ante la intervención norteamericana y Dulce María Borrero por su significativa habilidad descriptiva, puesta de manifiesto en su obra poética El remanso, y en sus obras escritas en prosa: La poesía a través del color (1912), El matrimonio en Cuba (1914) en el cual se describen problemas sociales. Otra figura destacada en esta etapa fue Regino E. Boti (1878-1958) quien se insertó dentro del modernismo y que se afilió a las corrientes que dieron vida al postmodernismo. Entre sus obras más destacadas están Prosas emotivas (1910) y su libro Arabescos mentales (1913). Es imprescindible resaltar la personalidad de Fernando Ortiz, quien desde los inicios de la República comienza su incansable labor en pos de la identidad nacional, lo cual es evidente en su obra, ya que esta se encuentra cargada de elementos de cubanidad. Tal es el caso de La reconquista de América (1911), Entre cubanos (1914); Las relaciones económicas entre Cuba y Estados Unidos (1927); La crisis cubana, sus causas y sus remedios (1919); Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar (1940) entre otros. En este camino se encuentra la obra de Miguel de Carrión y de Carlos Loveira (1881-1921). Del primero destacan sus novelas: Las honradas (1919) y Las impuras (1919) en una y otra la descripción de las costumbres es admirable en su autenticidad. De Loveira sus novelas: Los inmorales donde plantea problemas de índole social y Generales y doctores (1920) que fustigaba las reputaciones ficticias que al amparo de un grado militar o de un diploma académico se imponían la vida política. Las artes cubanas eran el reflejo de la situación que se vivía en Cuba, matizadas en gran medida por una justificación de la cubanidad fundada y fundamentada en los referentes históricos cubanos más universales, especialmente en Martí como 34
  • 40. fundador del pensamiento político y literario cubanos. Sin duda alguna un fuerte exponente del pensamiento nacionalista y martiano lo constituye el grupo Orígenes, dirigido por Lezama Lima fundador además de la Revista Orígenes, fruto de cuatro intentos editoriales que la precedieron, Verbum (1937), Espuela de Plata (1939- 1941), Clavileño (1941-1943) y Nadie Parecía (1942-1943). Desde su creación en el año 1944 estuvo dirigida por Lezama Lima y por José Rodríguez Feo, tuvo además como coeditores a Mariano Rodríguez y a Alfredo Lozano durante algunos años. En la antología Diez poetas cubanos de Cintio Vitier aparecen los que vendrían a ser el núcleo central de Orígenes formado por: José Lezama Lima, Gastón Baquero, José Rodríguez Feo, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Octavio Smith, Lorenzo García Vega y Virgilio Piñera, por mencionar algunos. Este último constituye uno de los mayores pilares de la dramaturgia cubana y uno de los intelectuales más destacados, por su labor desempeñada en las revistas y periódicos de la etapa. Virgilio colaboró con la revista Grafos, fundó y dirigió la revista Poeta, de brevísima vida, sólo dos números. Paralelamente coopera con la revista Clavileño. En el año 1945 se inician sus colaboraciones con Orígenes en reseñas, ensayos y poemas. Y es en el año 1954, a raíz de la interrupción de la relación de Rodríguez Feo con Lezama y el fin de su vínculo con Orígenes, que Rodríguez Feo acude a Virgilio Piñera para crear una nueva revista, Ciclón. Pero con el arribo de los meses finales del 58 y en vísperas de la Revolución, la tiranía batistiana incrementa su política sangrienta y debido a la situación del país, Rodríguez Feo decidió no continuar publicando su revista. Apenas comenzado 1959 Guillermo Cabrera Infante pasa a dirigir el recién fundado magazine literario Lunes de Revolución. Cabrera Infante y Piñera se conocían desde la época de Ciclón. Apenas asumió el cargo, lo llamó para que integrara el equipo de colaboradores y pasado un tiempo Piñera estuvo al mando del periódico. Sin embargo, Lunes, de tan intensa repercusión en la cultura cubana, duró solo tres años, número que parecía perseguir a Piñera, pues lo mismo había durado Ciclón. Pero debido a la difusión que Lunes diera a su nombre, el conocimiento de su obra creció entre la gente, y eran muchos sus admiradores y también sus detractores. Piñera dirigió por un tiempo, Ediciones Revolución; fundó revistas, publicó poemas, 35
  • 41. cuentos, novelas, críticas y ensayos, estrenó cuatro piezas antes de 1950, trabajó en tres revistas imprescindibles no sólo para su formación como escritor sino para la historia de la literatura cubana: Espuela de Plata, Orígenes y Ciclón; obtuvo una beca en Buenos Aires, y fue una figura polémica, pero vital en la cultura cubana. Acerca de su persona y de las características de su obra dramática, se abordará en el próximo epígrafe. 36 2.2 Caracterización de la obra dramática de Virgilio Piñera. Virgilio Piñera Llera (Ver anexo 4) nació el 4 de agosto en la ciudad de Cárdenas, provincia Matanzas, su padre era empleado en dicha ciudad y su madre era maestra. Piñera comenzó los estudios en su localidad natal y en el año 1925 se trasladó junto a su familia a Camagüey donde estudió bachillerato. Años más tarde se instala en La Habana, donde cursa la Universidad y adquiere el doctorado en Filosofía y Letras en 1940.Ya en el año anterior Piñera había comenzado a publicar algunos de sus escritos, fundamentalmente poemas, en la revista Espuela de plata, predecesora de Orígenes, en la que coincidió con José Lezama Lima, hasta llegar a constituir su primer poemario, titulado “Las furias” en el año 1941, y es en ese mismo año que escribe la que es quizá su obra teatral más importante, “Electra Garrigó”. En febrero de 1946 viajó a Buenos Aires, donde residió, con algunas interrupciones, hasta 1958. Allí trabajó como funcionario del consulado de Cuba, como corrector de pruebas y como traductor, pero eso no le impidió seguir colaborando con Orígenes. En 1948 se estrenó en La Habana “Electra Garrigó”, obra de gran significación para el teatro cubano, pero que en ese momento fue mal acogida por la crítica, por ser una parodia de la tragedia ateniense y una caricatura de la alta cultura, que en realidad, en el fondo, no era más que una burla a la subcultura oficializada, que transformaba los modelos antiguos en un patrón sagrado e inviolable y sobre todo por transmitir como mensaje al espectador el asesinato de los padres por los hijos como única forma de liberación real, lo que constituyó en la década del 40 una inteligente manera de afirmar la necesidad de cambiar la vida, destruir el pasado y desmitificar la estructura familiar con reflejo caduco y sentimental de una falsa realidad social.(Piñera, 2006)
  • 42. Posteriormente escribió “Jesús” y “Falsa alarma”. En 1958 se instaló definitivamente en Cuba. En 1960 reestrenó “Electra Garrigó” y publicó su “Teatro completo”. En 1968 recibió el Premio Casa de las Américas de teatro por “Dos viejos pánicos”. Finalmente fallece con 67 años de edad por causa de un ataque cardiaco el 18 de octubre de 1979 en La Habana. Pero a pesar de su muerte, Piñera continúa siendo un personaje de nuestra cultura, un escritor de palabra viva reconocido por su laboriosidad y oficio en todos los géneros literarios, por su disciplina, y escabrosa sinceridad. Como escritor, Piñera fue desafiante tanto en lo estético como en lo estilístico y como muchos escritores cubanos puso en práctica en sus obras el estilo barroco, fundamentalmente en sus “Cuentos fríos”, pero en su caso un barroco absurdo y extraño, ya que su barroquismo no se ve abiertamente: ni los personajes ni el ambiente sugieren nada extravagante. La literatura de Piñera a diferencia de la Carpentier, no pretende reflejar la realidad latinoamericana y, a la inversa de Lezama Lima, no busca crear un universo poético que prefigure un mundo sobrenatural. El barroco en él no está dado por el estilo sobrio, acompasado y dialogado, sino por la acción misma de sus cuentos. (Espinosa, 2011. pp. 273-276) Virgilio Piñera no solamente fue narrador y el dramaturgo, sino uno de los grandes poetas latinoamericanos. Precursor del contenido temático y el lenguaje formal de la generación del 50, reconocida por la poesía coloquial o conversacional, pero en el caso de Piñera su poesía se aleja de la ornamentación lezamiana y apuesta por un verso más directo y desgarrador. En “La isla en peso”, Virgilio Piñera, descubre la vieja mirada del auto-exotismo, regresiva siempre en la poesía cubana. Luego de esta obra, su estilo poético explotó en diversas vertientes, a partir del uso de creacionismos lingüísticos y experimentaciones fonéticas. Con respecto a su crítica es fundamental mencionar tres de sus trabajos, en los cuales aparece la figura de José Martí, tal es el caso de su estudio realizado en 1960 sobre la poesía cubana del XIX y luego en dos críticas menores, una dedicada a la novela del Apóstol “Amistad funesta” y otra que lleva por título ¿Casal o Martí? (Leyva, 2010) 37
  • 43. Luego de analizar toda la información anterior, se puede apreciar la importante labor que desempeñó Piñera, en cada uno de los géneros literarios en los cuales se desenvolvió su obra, pero su celebridad literaria descansaba, y aún descansa, en sus piezas teatrales. La obra dramática es un texto que se crea con el fin de ser escenificado ante un público, mediante una historia que es presentada a partir del diálogo entre sus personajes, los cuales adquieren vida gracias a sus actores. La obra dramática tiene como una de sus características más significativas, la acción, ya que el desarrollo y desenvolvimiento de la trama, no es narrado ni comentado por el dramaturgo, por tanto el interés y la comprensión que el público obtenga de la obra, depende de lo que los personajes sean capaces de transmitir con sus acciones. Es característico de la obra dramática de Piñera la descripción detallada de los escenarios y los personajes por lo que la escenificación de las mismas parece dirigida por el mismo escritor. El teatro cubano asumió una modernidad súbita con la llegada de Piñera. Partiendo de una constante paradoja donde coexisten en lucha permanente dos planos de la realidad, lo que origina ese factor sorpresivo, delirante en ocasiones e inteligente siempre. A lo largo del teatro piñeriano solemos toparnos, de improviso, con momentos sorprendentes en los que el sentido de lo real parece esfumarse para dar paso a una nueva y contradictoria realidad, a un proceso de mitificación, de transmutación de valores, que conduce a un trueque de realidades. (Piñera, 2006) Piñera no es solamente una de las personalidades más importantes de la historia del teatro cubano, sino que su obra es la fuente de una sensibilidad que por un lado derivó a una renovación del arsenal dramatúrgico y por otro a una cubanía profunda. Acerca de la presencia de los elementos de cubanidad en la obra dramática de Piñera, se abordará en el 3er epígrafe, de este 2do capítulo. 2.3 Análisis crítico de discurso literario vertido en la obra dramática de Virgilio Piñera. El análisis de la obra dramática de Virgilio Piñera se ha realizado según el paradigma de análisis de discurso de Teun van Dijk, uno de los fundadores del 38
  • 44. Análisis Crítico de Discurso, el cual ha realizado investigaciones de carácter multidisciplinar, relacionadas con la presencia del racismo en las conversaciones, las noticias, los textos escolares y los discursos políticos. En los últimos años se ha dedicado a analizar principios claves del Análisis Crítico de Discurso como la ideología, el contexto y el conocimiento. Antes de comenzar se hace pertinente definir qué se entiende por discurso para el análisis en la presente investigación. Según Teun Van Dijk el discurso consiste, “tanto en una forma específica del uso del lenguaje, como en una forma específica de interacción social”. De este modo, se interpreta “como un evento comunicativo completo en una situación social, presenta un escenario, tiene participantes que desempeñan distintos roles y determina unas acciones”. (Van Dijk, 1992) El discurso es definido también como “cualquier evento comunicativo, ya sea oral o escrito, así como los componentes paraverbales que acompañan a estos eventos y que son semánticamente pertinentes”. (Pérez, 2010 .p.19). De esta forma puede entenderse que el discurso no es solamente escrito, puede comprenderse también como discurso determinada disposición de ideas en formato gráfico, plástico, audiovisual, etc. Z. Harris (1951) –el primer lingüista que se refiere al “análisis del discurso”– lo consideraba: Una metodología formal derivada de los métodos estructurales de análisis lingüístico: dicha metodología podía descomponer un texto en relaciones (tales como equivalencia, substitución) entre sus constituyentes de nivel más bajo. La estructura era tan importante en la perspectiva del discurso de Harris que otro de sus argumentos fue que lo que opone al discurso a una secuencia al azar de oraciones es precisamente el hecho de que tiene estructura: un patrón por el cual los segmentos de discurso ocurren y recurren unos con relación a otros. Según Teun Van Dijk (1992), el análisis del discurso “pretende explicar cómo a través de estructuras textuales especiales, los individuos y grupos adoptan y elaboran determinados contenidos y cómo esta información lleva a la formación de 39
  • 45. deseos, decisiones y actuaciones.” Plantea además que en todos los niveles del discurso podemos encontrar "huellas del contexto". Estas huellas o indicios permiten entrever características sociales de los participantes como por ejemplo sexo, clase, origen étnico, edad, origen, posición y otras formas de pertenencia grupal. Además, sostiene que los contextos sociales son cambiantes y como usuarios de una lengua seguimos pasivamente a los dictados de grupo, sociedad o cultura. En este sentido es importante apuntar que a lo que el autor se refiere como “huellas del contexto” y características sociales, no son otra cosa que elementos socioculturales. Van Dijk propone como centro de su paradigma la Estrategia de la Superestructura del texto, la cual permite realizar el análisis de un texto teniendo en cuenta elementos formales sin dejar de paso los contenidos ideológicos. Las ideologías han sido definidas como el sistema de ideas, creencias o representaciones que expresan las concepciones de una clase social determinada. Estas representaciones no solo son la base del discurso sino que son principalmente expresadas y adquiridas a través de él, aunque también pueden surgir mediante el proceso de socialización, en la casa, en la escuela o en el trabajo, las fuentes primarias y los medios del `aprendizaje' ideológico son el habla y el texto. Por lo tanto cuando los miembros de un grupo explican, motivan o pretenden legitimar sus acciones, lo hacen típicamente en términos de discurso ideológico. 40 El análisis ideológico del discurso supone que es posible poner "al descubierto" la ideología de hablantes y escritores a través de una lectura minuciosa, mediante la comprensión o un análisis sistemático, siempre y cuando los usuarios ‘expresen’ explícita o inadvertidamente sus ideologías por medio del lenguaje u otros modos de comunicación. (Van Dijk, 1996. p.15-43) Es por medio de las estructuras y estrategias discursivas que se expresan y reproducen las ideologías, a partir del uso de las estructuras sintácticas y las figuras retóricas tales como las metáforas, las hipérboles o los eufemismos ya sea para dar