El documento presenta ocho reglas propuestas por Santiago Ramón y Cajal para escribir artículos científicos de manera efectiva. Las reglas incluyen justificar la necesidad de comunicar ideas nuevas o útiles, realizar una investigación bibliográfica cuidadosa, juzgar el trabajo de otros de manera imparcial y cortés, explicar los métodos de manera transparente, presentar conclusiones claras y concisas, utilizar ilustraciones cuando sean útiles, escribir en un estilo didáctico y sencillo, y publicar el trabajo en
1. revistas científicas
Escribir para comunicar ciencia
personales e insidias polémicas. SRC nos
recomienda piedad para juzgar y no imputar
el error a la ignorancia, sino más bien a la
imperfección de la técnica. Y siempre que
podamos, destacar los aciertos.
por Javier Badía
Socio de honor de la UNE
Ocho reglas de Santiago Ramón y Cajal (SRC)
para acertar con los artículos científicos:
Justificación de la comunicación
científica. ¿Hay alguna observación nueva
o idea útil que comunicar a los demás?
¿Sí? Entonces, adelante. ¿No? Entonces,
quieto parado. La regla de oro, tomada
de Billings, el sabio bibliotecario de
Washington, es: tener algo nuevo que decir;
decirlo; callarse en cuanto queda dicho, y
publicarlo en la forma adecuada. «No pocos
artículos de nuestras revistas profesionales
parecen hechos […] sin haberse tomado
el trabajo de pensar». Recomienda SRC
una investigación bibliográfica cuidadosa
y original, sin conclusiones precipitadas:
«Conducta prudente será volver [a la
investigación] y esperar a que, bajo el
influjo de nuevas observaciones, acaben de
cristalizar nuestras ideas».
Bibliografía. Las cosas, por su orden. Lo
primero, trazar la historia de la cuestión.
Y ahí, generosidad. Mucho aplauso, con
justicia, a los sabios que nos precedieron
—¿qué pasa cuando otros nos copian y no
nos citan?—. «Cada idea es una criatura
científica [sic]». Para evitar las siempre
engorrosas reclamaciones de paternidad
de las ideas, lo adecuado es un «estudio
minucioso y de primera mano de la
bibliografía».
Justicia y cortesía en los juicios. Para
juzgar la obra ajena, cosa que también
toca, ante todo y sobre todo imparcialidad y
exquisita cortesía: «Formas agradables y casi
aduladoras». Atención, porque «abundan
los temperamentos quisquillosos». Ya lo
decía Gracián: «Los sabios fueron siempre
mal sufridos; quien añade ciencia, añade
impaciencia». Se trata de no ganarnos
enemigos por nuestra torpeza. Ellos nos
juzgarán también a nosotros. Pero el juicio ha
de venir por los hechos nuevos aportados, y
no por nuestra capacidad de polemizar. Nos
defenderemos, sí, pero aportando pruebas y
datos objetivos y pasaremos por alto ataques
Exposición de los métodos. Transparencia
en nuestro trabajo: «Afortunadamente, el
esoterismo va desapareciendo del campo de
la ciencia». Es muy importante explicar con
claridad cómo hemos trabajado. Que todos
puedan entender el método de investigación
que hemos seguido.
Conclusiones. «Expuesta en forma
clara, concisa y metódica la observación u
observaciones fruto de nuestras pesquisas,
cerraremos el trabajo condensando en un
corto número de proposiciones los datos
positivos aportados a la ciencia y que
han motivado nuestra intervención en el
asunto». Interesante es, además, llamar
la atención del lector sobre los problemas
pendientes de solución.
Necesidades de los grabados. Dibujos,
esquemas, fotografías… contribuirán a la
claridad de nuestra exposición.
El estilo. «El estilo de nuestro trabajo será
genuinamente didáctico; sobrio, sencillo, sin
afectación, y sin acusar otras preocupaciones
que el orden y la claridad». Y también: «El
escritor científico aspirará constantemente a
reflejar la realidad objetiva, con la perfecta
serenidad e ingenuidad de un espejo». Y otra
cita de Gracián: «Hase de hablar como en
testamento; que a menos palabras menos
pleito». La creatividad literaria, o como diría
fray Candil, la «flatulencia retórica», aquí
no cabe.
Publicación del trabajo científico. El
soporte de nuestra comunicación científica es
importante. En las revistas de más prestigio
internacional de nuestra especialidad, si
podemos. Si eso obliga a la traducción al
inglés, al alemán, o a cualquier otra lengua,
adelante. Y siempre, asegurándonos antes
de la originalidad de nuestro trabajo,
cumpliendo en cada caso las normas que se
nos exijan para publicar.
Estas ideas, que aquí recojo actualizadas en
su expresión y resumidas, las escribió hace
algo más de cien años Santiago Ramón
y Cajal, el gran sabio y Premio Nobel de
Medicina español. En su forma íntegra están
en Reglas y consejos sobre investigación
científica (1941), Colección Austral, de
Espasa Calpe.
n corto
Buenos Aires,
Nueva York,
Madrid
Las ferias
del libro de
Buenos Aires,
Nueva York
y Madrid
han contado con la presencia de los
libros universitarios españoles. La
UNE, un año más, ha sido la encargada
de coordinar la exposición de las
editoriales universitarias en estos
encuentros internacionales del libro.
Un 17% menos
en ventas
Las editoriales universitarias españolas
vendieron un 17% menos que el año
anterior en la Feria del Libro de Madrid,
según datos de la UNE. El descenso de
las ventas de los libros universitarios
fue muy superior al descenso de las
ventas generales de la Feria que, según
los datos facilitados por la organización
y recogidos por los medios de
comunicación, fueron de un 4%. Además
de la delicada situación económica
actual, que afectó más directamente al
libro universitario, la lluvia fue uno de
los elementos negativos de esta edición.
No obstante, y pese a que las ventas se
contrajeron, paradójicamente, se contó
con más público en la caseta de las
editoriales universitarias. Las visitas y
las consultas a lo largo de esta edición
aumentaron respecto al año anterior,
se incrementó el número de catálogos
entregados, el número de ejemplares de
Unelibros despachados y el número
de consultas concretas acerca de libros
que no se encontraban en la caseta,
fondos completos de alguna universidad
o solicitud de listados temáticos.
libros N.º 23 Otoño 2011
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