1. El café. Eros Ramazzotti y Mimosín.
Te levantas y hace frío. Mucho frío. Es un día invernal. Como siempre, llegas tarde.
No te ha dado tiempo a tomarte el café. Sales de casa y llueve. La humedad se te
mete hasta en los huesos.
Llegas a la oficina y de repente, un intenso olor a café te despierta; sin pensártelo
dos veces, coges unas monedas y vas directa a la cafetería de abajo. El olor a café se
intensifica a medida que bajas; llegas a la barra y pides:
- Un café con leche con sacarina, por favor.
Subes a la oficina, y empiezas a trabajar. Pasan las horas. Es viernes y tienes ganas
de salir. Alguien pone música. Eros Ramazzotti. ¡Por fin! ¡Se acabó la jornada!
Comerás fuera. Te lo mereces. Y sin ser muy consciente, decides ir a un italiano. No
preguntes por qué. Una plato de pasta con un rico vino para acabar la semana.
Decides ir a casa y dormir un poco antes de ir a hacer la compra semanal.
Música tranquila. Manta. Y me tumbo en el sofá. Me acurruco como un bebé. Estoy
melancólica.
Tras una horita de descanso, cojo el coche. El centro comercial me espera. Voy a la
sección de hogar. Necesito detergente. Mmm….sigo melancólica. Y veo a Mimosín.
Un tacto suave, agradable, de peluche…No hay duda. Quiero ese tacto para mi ropa.
Un tacto que me proteja en días como hoy, que me arrope….
Me preguntaréis a qué viene este post.
¿Quieres vender café? Aprovecha su olor.
¿Quieres vender pizza? Pon música italiana en tu establecimiento.
¿Quieres vender ropa? No descuides su tacto.
Branding sensorial. Neuromarketing. El futuro.