El documento analiza la dinámica del empleo y la distribución del ingreso en Argentina durante el período post-convertibilidad entre 2003-2014. Identifica tres etapas: 1) entre 2003-2007 hubo un fuerte crecimiento económico que generó empleo, pero la capacidad de creación de puestos de trabajo disminuyó con el tiempo; 2) entre 2008-2011 el crecimiento fue más volátil debido a la crisis financiera global; y 3) a partir de 2012 la economía creció a tasas bajas-moderadas y los indicadores labor
Empleo, salarios y distribución: un análisis para el período post-convertibilidad
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Introducción
Empleo, salarios y distribución:
Un análisis para el período post-convertibilidad
La crisis económica de fines de la Convertibili-
daddejo un país socialmente desbastado, con ni-
veles de desocupación y pobreza inauditos para
Argentina. Hacia el año 2001 cerca del 40% de
las personas se encontraban en situación de po-
breza y cercadel 20% de los trabajadores esta-
ban desocupados. A su vez, la brusca salida de
la paridad cambiaria a inicios del año 2002, ge-
neró en ese año una mayor caída en el nivel de
actividad (10,9%), un aumento del desempleo, lo
queno hizo más que agudizar el difícil panorama
social. El fuerte incremento de precios produc-
to de la devaluación cambiaria (un 100% para
los mayoristas y un 30% para los consumidores)
erosionó rápidamente los ingresos de los traba-
jadores, que en el marco de la depresión econó-
mica y alto desempleo, no pudieron aplicar me-
canismos de indexación salarial. De este modo,
la pobreza se vio significativamente afectada,
alcanzando en este año al 57% de las personas
y al 45% de los hogares.
Si bien la recesión finaliza en el tercer trimestre
del año 2002, la dinámica macroeconómica y parti-
cularmente sobre el mercado de trabajo cambiará
sustancialmente a partir del año 2003 . Comienza
en este año un ciclo caracterizado por un fuerte
crecimiento económico conuna gran capacidad
de creación de empleo e incrementar los ingre-
sos reales de los trabajadores. Sin embargo, en la
medida que avanza el ciclo, la generación empleo
y la mejora de los indicadores distributivos, va a
enfrentarse con ciertas rigideces internas como
externas, que frenan la dinámica virtuosa propia
del inicio del ciclo. Por su parte el gobierno plan-
tea un rol activo de la participación del Estado en
la economía y buscara a través de la política de
gasto público y de ingreso, sostener la generación
de empleo y la redistribución del ingreso.
En los últimos trimestres la actividad económi-
ca ha desacelerado significativamente y la econo-
mía presenta distintas tensiones, sin embargo los
principales indicadores del mercado de trabajo no
parecen haber tenido un deterioro significativo. El
objetivo de este trabajo es analizar los principales
indicadores laborales y distributivos, a partir de
los distintos períodos que fueron caracterizando
el crecimiento durante el período 2003-2014.
Crecimiento y empleo
Si bien en el período 2003-2014 se crearon cer-
ca de 5 millones de puestos de trabajo y se creció
en promedio a un ritmo promedio del 6,6%, la di-
námica de los principales indicadores del merca-
do de trabajo ha presentado distintas fases a lo
largo del período de análisis. Definimos en este
trabajo tres etapas en función del ciclo económico
y de los indicadores laborales. Una primera que
va del año 2003-2007, caracterizada por un creci-
miento estable a tasas superiores al 8%, con una
gran capacidad de generar empleo y mejorar la
distribución del ingreso. Una segunda etapa, que
comienza a mediados del 2008 y llegaría hasta el
año 2011, donde se intensifica la puja distributiva,
se desata la crisis financiera internacional, el pro-
ducto tiene un comportamiento volátil y el nivel de
empleo crece, pero a un ritmo suave. Por último,
un tercer período que comienza en el año 2012,
donde la economía crece a tasas bajas-modera-
das y se observa un amesetamiento en el com-
portamiento de los principales indicadores.
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Fuente: Elaboración propia propia en base a EPH-INDEC.
Cuadro 1.
Crecimiento anual del PBI y del empleo. Tasa del desempleo.
Período 2003-2014
PBI
Variación empleo
(promedio anual)
Tasa de desempleo
(promedio anual)
2003 9,0% 10,9% 17,2%
2004 8,9% 6,7% 13,5%
2005 9,2% 3,3% 11,5%
2006 8,5% 3,4% 10,1%
2007 8,7% 2,0% 8,4%
2008 6,8% 1,4% 7,8%
2009 0,9% 0,9% 8,6%
2010 9,2% 1,4% 7,8%
2011 8,9% 2,7% 7,2%
2012 1,9% 1,0% 7,2%
2013 2,3%* 0,7% 7,1%
2014 0,5%* -0,1% 7,3%
Fuente: Elaboración propia propia en base a EPH-INDEC.
Cuadro 2.
Tasa de crecimiento anual del PBI y del empleo. Elasticidad
empleo-producto. Periodo 2002-2014.
PBI
Variación empleo
(promedio anual)
Elasticidad
empleo producto
2003-2007 8,8% 5,2% 0,59
2008-2011 6,4% 1,6% 0,25
2012-2014 1,9% 0,5% 0,28
Etapa de recuperación con crecimiento es-
table-acelerado (2003-2007): Entre el año 2003-
2007 la tasa de crecimiento en promedio enArgen-
tina fue del 8,8%, ubicando al país entre aquellos
de mayor crecimiento a nivel mundial. En estos
primeros años el aumento del empleo fue vertigi-
noso, se crearon cerca de tres millones de nuevos
puestos de trabajo, lo cual condujo a un descenso
muy pronunciado de la desocupación. Entre prin-
cipios del año 2003 y el primer trimestre del 2006
la tasa de desempleo pasó del 20,4% al 10,3%
y hacia el cuarto trimestre de ese mismo año, se
perfora por primera vez en más de 10 años el piso
de los dos dígitos, ubicándose en el 8,6%.
Sin embargo, como podemos ver en el cuadro
1, las altas tasas de crecimiento económico que
se registraron a lo largo de todo este primer pe-
ríodo, tuvieron una capacidad cada vez menor de
generar puesto de trabajo. Si bien el crecimiento
del empleo en los primeros trimestres registró au-
mentos del 8%-10%, este ritmo se desacelera, tal
que hacia el año 2007 el aumento promedio del
empleo fue del 2%.
Ahora bien, diversos argumentos tendieron a
explicar este comportamiento en producto y su
capacidad de generar empleo.
Por un lado, encontramos aquellas explicacio-
nes que consideran que el elemento central que
explica el crecimiento y la fuerte creación de em-
pleo al inicio del período, es Tipo de Cambio Real
Competitivo (TCRC). La salida del régimen de
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Convertibilidad y el aumento del tipo de cambio,
permitió un proceso de crecimiento impulsado
por los beneficios y la dinámica de la inversión
productiva en el sector transable, con una fuer-
te capacidad de generación de empleo1
(Arceo
y otros, 2010, Damill y Frenkel,2009, Levy Yeyati
y Sturzenegger, 2007). Desde esta perspectiva,
el proceso inflacionario y los elevados aumentos
salariales, conducirían a una pérdida de compe-
titividad que pondría un límite al proceso de cre-
cimiento con creación de empleo (Arceo y otros,
2010; Damill y Frenkel, 2009).
Por su parte, Chena y Panigo (2011) cues-
tionan la existencia de los efectos virtuosos del
TCRC en los primeros años en la Argentina de la
post Convertibilidad y plantean que el impulso a
la actividad económica en el período 2002-2004
estuvo más asociado a un efecto riqueza2
que se
produjo a partir de la devaluación junto a la pesi-
ficación asimétrica, y no tanto a la dinámica del
tipo de cambio real competitivo.Según los auto-
res la pesificación asimétrica, permitió que por
un lado que quienes tenían deuda en dólares,
licuaran sus pasivos y por el otro, los ahorristas
que enfrentaron una inflación minorista del 26%,
recibieron una pesificación a 1U$= $1,40, con lo
cual obtuvieron una ganancias del 14%. A su vez,
el contexto del corralito y el colapso del sistema
financiero en general, redujeron sustancialmente
la demanda de dinero, y los ahorristas volcaron
estos fondos al consumo de bienes durables y a la
construcción. Es así que en una economía con los
salarios fuertemente deprimidos, fue este impulso
a la demanda, con sus efectos multiplicativos so-
bre la actividad industrial y sobre los servicios no
transables,lo que permitiría que a partir de fines
del año 2002 la economía retome su sendero de
crecimiento.
Otro elemento central que permitió este au-
mento vertiginoso en el empleo fue la fuerte subu-
tilización de la capacidad instalada en la industria,
el alto desempleo y los bajos salarios que dejo
como herencia la crisis del colapso de la Conver-
tibilidad. Hacia principios del año 2002 el 50% de
la capacidad de la industria estaba ociosa, por lo
que la acelerada expansión de la producción de
bienes supuso la utilización intensiva del capital
fijo existente, a partir de la contratación de fuerza
de trabajo. Esta etapa de “expansión fácil” es al-
tamente intensiva en fuerza de trabajo, y por ello
la elasticidad empleo-producto subió tanto (Féliz
y Pérez, 2007). Sin embargo, a medida que el ca-
pital en los distintos sectores alcanza una tasa de
crecimiento sostenible, semejante en la produc-
ción de bienes y en la producción de servicios,
la elasticidad empleo-producto tiende a retornar
a los niveles asociados a la estructura productiva
argentina (Féliz y Pérez, 2007).
En términos productivos, el análisis sectorial,
también indica un mayor crecimiento en las ra-
mas trabajo intensivo. También se verifica en
este período un proceso de crecimiento con
mayor expansión de los sectores productores
de bienes, y no tanto en las ramas de servicios,
lo cual es un rasgo marcadamente diferente en
relación a la década de los ´90 (Arceo y otros,
2008; Beccaria, 2007).
1
El impacto del tipo de cambio real estable y competitivo sobre el empleo y la actividad fue modelízado en Frenkel (2004) quien
planteaba que existen al menos tres canales a través de los cuales se vinculan ambas variables. El primero es el canal ma-
croeconómico, el argumento se basa en la mejora de la competitividad que genera la depreciación del TCR, tal que dados otros
determinantes de la demanda agregada, un TCR depreciado conduce a mayores exportaciones netas y, consecuentemente, a
mayor demanda para las actividades locales y mayores niveles de producto y empleo. El segundo es el canal del desarrollo, este
apunta a la influencia del tipo de cambio real en el crecimiento económico y, consecuentemente, en la velocidad de generación
de nuevos empleos centralmente a partir del impacto que el TCR tiene sobre el proceso de industrialización. Finalmente, el ter-
cer canal es el de la intensidad laboral, que apunta a la forma en que el aumento TCR, altera la relación del precio capital-trabajo
y afecta en el largo plazo a la utilización de tecnologías más intensivas en trabajo.
2
Según los autores la pesificación asímetrica, permitió que por un lado quienes tenian deuda en dólares, licuaran sus pasivos
y por el otro, los ahorristas que enfrentaron una inflación minorista del 26%, recibieron una pesificación a 1U$= $1,40, con
lo cual obtuvieron una ganancias del 14%. A su vez, el contexto del corralito y el colapso del sistema financieron en general,
redujo sustancialmente la demanda de dinero, y los ahorristas volcaron estos fondos al consumo de bienes durables y a la
construcción.
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Hay que tener presente que varias de estas
causas no son excluyentes entre sí, es probable
que tanto el TCRC, como el efecto riqueza y la
capacidad ociosa hayan tenido en conjunto un
efecto positivo sobre la generación del empleo.
Etapa de crecimiento con volatilidad (2008-
2011): En este período el nivel de empleo ya se
encuentra en un nivel elevado, con tasas de des-
ocupación del 8,2% para inicios del 2008, con lo
cual perforar y avanzar sobre la generación de
empleo, es una tarea que implica resolver cues-
tiones de tipo estructural sobre la económica.
Para ciertos sectores, el problema que afecta a
la capacidad de generar empleo se deriva de la
apreciación cambiaria y la pérdida de competi-
tividad que enfrenta el sector productivo (Arceo
y otros, 2010; Campos y otros, 2009;Damill y
Frenkel, 2013).
Sin embargo, la magnitud de la crisis financie-
ra a mediados del año 2008, va centrar la discu-
sión y los objetivos de política en el impacto que
el contexto internacional tendría sobre la econo-
mía y el trabajo.La crisis financiera comienza en
el 2007 con las hipotecas subprime en EEUU,
pero se desata y se expande a nivel mundial, a
partir de septiembre del año 2008, con el quie-
bre de LemansBrothers. Si bien el golpe sobre las
economías periféricas fue muy profundo, la Ar-
gentina se encontraba en términos financieros en
una posición relativamente sólida para enfrentar
el impacto de la crisis. De hecho, como conse-
cuencia de la política cambiaria precedente y de
la acumulación de reservas, el país arribó al mo-
mento del contagio internacional con un acervo de
reservas sustancial, un importante excedente en
la cuenta corriente y superávit financiero en las
cuentas públicas (Damill y Frenkel, 2013). El prin-
cipal efecto impacto de la crisis, se dio a través del
canal comercial, tanto por la caída de la demanda
externa y de los términos de intercambio, lo cual
se manifestó con bastante virulencia en el nivel
de actividad industrial. La producción de las dos
ramas más dinámicas dentro de la industria ma-
nufacturera, se desplomó a comienzos de 2009:
la industria automotriz redujo su producción a la
mitad y la siderúrgica en prácticamente un tercio.
Por otro lado, se le sumo en el año 2009 una se-
quia histórica en el sector agropecuario que afec-
tó drásticamente a los rendimientos de la produc-
ción agraria (Abeles, 2009). Es así que bajo este
contexto se da una desaceleración abrupta en el
nivel de actividad. Mientras que en el año 2007 el
producto había crecido un 8,7%, hacia el 2009, el
crecimiento fue del 0,9%.
En este contexto, el gobierno planteo“Plan An-
ti-Crisis” priorizando el rol del Estado, la centrali-
dad del empleo y del mercado interno. Entre las
distintas medidas del plan se destaca la política
fiscal expansiva, el gasto público consolidado
pasa del 38,3% al 43,2%, donde prácticamente
todo el aumento se explica por el incremento en
el gasto público social.
Desde el ministerio de trabajo, una de las he-
rramientas que se utilizó para enfrentar la cri-
sis fue el Programa de Recuperación Productiva
(REPRO), que reconoce sus orígenes en el año
2002, con el objetivo de brindar un auxilio econó-
mico a las empresas con dificultades de modo de
sostener el nivel de empleo. El programa brinda
a los trabajadores formales que estén en empre-
sas en situación de crisis, una suma fija mensual
de modo de completar el salario, es decir, el Es-
tado financia parte del salario. En el año 2003,
mediante el REPRO, se brindó asistencia a casi
16.000 trabajadores, entre los años 2004 y 2007
la aplicación del programa fue casi marginal. En
el 2008 se brindaron beneficios a casi 23.000 tra-
bajadores y hacia el año 2009, en el contexto de
crisis mundial, fueron beneficiarios casi 140.000
trabajadores, lo cual refleja la relevancia de la
herramienta en este período (Rial, 2009).
De este modo durante el año 2009, en un
mundo en recesión, la economía y el empleo cre-
cen a un ritmo positivo, por debajo del 1%.
Luego, los años 2010 y 2011, serán a de fuer-
te crecimiento económico, con una capacidad no
menor en la generación de empleo, en el 2010
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el empleo crece un 2,7% y en el 2011 un 1%,
tal que la tasa de desocupación cae más de un
punto. Hacia fines del año 2011 el PBI ya prácti-
camente duplicaba en volumen al registrado en
el año 2002.
Es decir, lo que se observa es que a pesar
de los cambios en los parámetros del modelo de
acumulación, centralmente el tipo de cambio real
más apreciado, la economía logra recuperarse
del shock externo que implico la crisis internacio-
nal y retomar tasas de crecimiento y de genera-
ción de empleo elevadas.
Etapa de crecimiento bajo-moderado (2012-
2014): A partir del año 2012, se produce una mar-
cada desaceleración de la actividad económica y
la generación de empleo presenta un comporta-
miento oscilante. Como se observa en el gráfico
N°1, el crecimiento promedio del producto en
este período fue del 1,9%. Los niveles de empleo
se mantienen y la tasas de desempleo, presenta
algunas variaciones, en torno al 7,2%. Sin embar-
go, debemos tener en cuenta si bien la tasa de
desempleo no sufrió grandes variaciones, entre el
I-2012 el IV-2014, se dio un importante aumento
en la subocupación que pasó del 7,4% al 9,1%.
Esto refleja una caída en la cantidad de empleos
de tiempo completo, lo cual demuestra la desace-
leración de la actividad productiva y el deterioro
en la calidad del empleo.
Sin embargo, según los últimos datos dispo-
nibles, vemos que hacia fines del año 2014, se
da un importante repunte en la tasa de empleo y
caída de la desocupación.
Fuente: EPH-INDEC.
Cuadro 3.
Indicadores laborales. Período I-2013/IV-2014.
Tasa de actividad Tasa de Empleo Tasa de desocupación Tasa de subocupación
1° Trim 13 45,8 42,2 7,9 8,0
2° Trim 13 46,5 43,1 7,2 9,7
3º Trim 13 46,1 42,9 6,8 8,7
4º Trim 13 45,6 42,7 6,4 7,8
1° Trim 14 2 45,0 41,8 7,1 8,1
2° Trim 14 44,8 41,4 7,5 9,4
3° Trim 14 44,7 41,3 7,5 9,2
4° Trim 14 45,2 42,1 6,9 9,1
Salarios, Puja distributiva y distribución
del ingreso
La salida del régimen de Convertibilidad tuvo
un efecto muy regresivo sobre la distribución del
ingreso. Durante el año 2002, el elevado desem-
pleo condicionaba el ajuste de las remuneracio-
nes ante la presión inflacionaria producto de la
devaluación y su impacto en los precios relativos.
En este año el ingreso medio real de los trabaja-
dores ocupados cayó un 32%, lo cual generó una
enorme transferencia de ingresos hacia el capital
y un fuerte retroceso en las condiciones distri-
butivas3
. A pesar de que a fines del año 2002 ya
comienza a crecer el empleo, será recién a partir
del segundo semestre del año 2003, cuando se
consolida la expansión productiva y se desacele-
ra la reacción inflacionaria post devaluación, que
los salarios reales comienzan a aumentar, recu-
perando poco a poco el poder de compra perdi-
do producto recesión económica. Sin embargo,
la evolución en los salarios reales y el avance en
la distribución del ingreso, también presentaron
3
Entre octubre del año 2001 y octubre del año 2002, en base
a la EPH puntual.
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fases muy diferentes, donde la puja distributiva,
centralmente a través del proceso inflacionario,
pondría límites a los aumentos salariales.
Para analizar la dinámica salarial y distributiva
se presentan los mismos sub periodos que en el
análisis de la situación laboral. En cuanto al indi-
cador del ingreso salarial, utilizamos los ingresos
promedio de los trabajadores ocupados (EPH),
deflactado por el IPC-GBA hasta el año 2007 y
de allí en adelante, los IPC de los institutos de
estadística provinciales4
.
4
Para el perído 2007-2011 se utiliza el IPC-7 provincias y desde entonces hasta el 2014 el IPC de San Luis.
Gráfico 1.
Ingreso medio de los trabajadores ocupados. Valores constantes de 2003.
Período III-2003/ IV-2013
Fuente: Elaboración propia en base a EPH-Institutos de Estadística provinciales.
Gráfico 2.
Coeficiente de Gini del IPF. Período III-2003/ IV-2013
Fuente: Elaboración propia en base a EPH.
Etapa de recuperación con crecimiento es-
table-acelerado (2003-2007): Este es el período
donde los salarios reales, tienen su mayor tasa
de crecimiento. Entre el III trimestre del 2003 y el
IV del 2007 los ingresos salariales en términos
reales aumentaron un 62%, esto representa un
incremento interanual promedio del 12%. A ini-
cios del año 2006 ya se alcanza el nivel de ingre-
7. IEFEstudio5
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sos del año 2001 y hacia fin del año 2007 estos
eran superados en un 20%. Por su parte el nivel
de desigualdad de ingresos de los hogares, me-
dido a través del Indice de Gini para el ingreso
percápita familiar (IPF), mejora sustancialmente,
pasa del 0,53 a 0,47, lo que equivale a una caída
del 11,8%.
El fuerte aumento de los ingresos reales se da
de la mano de un cambio del rol del Estado en
la política de empleo e ingresos, quien comienza
a intervenir cada vez en forma más activa en el
mercado laboral. En realidad las primeras me-
didas que marcan el cambio, se dan durante el
año 2002 en el marco de la recesión económi-
ca y con una fuerte conflictividad social. Bajo el
gobierno de Duhalde lanza el Programa de Je-
fas y Jefes de hogar Desocupados (PJHD) y se
decretan los aumentos salariales de suma fija.
El programa de jefes estuvo dirigido de manera
prioritaria a los hogares que habían caído en si-
tuación de indigencia y pobreza, con una trans-
ferencia inicial de $150. La cobertura del progra-
ma se extendió de manera acelerada, tal que a
mediados del año 2003 cerca de 2 millones de
hogares recibían este beneficio. En cuanto a los
aumentos de suma fija, se decretan en junio del
año 2002, orientados a recomponer al menos
en parte de los salarios de los trabajadores y el
consumo interno. Específicamente se decreto en
junio un aumento no remunerativo de $100 que
se fue elevando hasta alcanzar en el año 2003
los $200.
A partir de julio del año 2003, ya bajo la presi-
dencia de Nestor Kirchner, el Estado impulsa los
aumentos sistemáticos del Salario Mínimo Vital
y Móvil (SMVM), inicialmente estos se definen a
través de un decreto presidencial y ya a partir del
año 2004, a través del Consejo del Salario Míni-
mo, instituto tripartito de negociación.También se
determina que los aumentos de suma fija sean
incorporados a los básicos de convenio, lo cual
promovió la reapertura de las paritarias entre
sindicatos y empresarios, estableciéndose una
nueva dinámica donde la cantidad de convenios
y los trabajadores incluidos en los mismos au-
menta sustancialmente. Se pasa de 198 conve-
nios firmados en el año 2003 a más de 1.4905
en
el 2012 y la cantidad de trabajadores incluidos
pasa de 2,2 millones a 4,2 millones. Inicialmen-
te los acuerdos estaban orientados a recuperar
parte del salario, luego, a disputar la participa-
ción en los aumentos de productividad y ya des-
de fines del 2006, se sientan las bases para una
negociación colectiva que apunta a mantener el
poder adquisitivo del salario (Palomino y Trajt-
emberg, 2006).
Este conjunto de medidas, se dan en el marco
de una coyuntura macroeconómica, donde la in-
flación se mantiene en niveles moderados y co-
mienza a elevar hacia fin del período. En el año
2003 el aumento de precios fue del 13%, en los
años 2004 y 2005, este se encuentra por debajo
de los dos dígitos. Ya partir del año 2006 la infla-
ción supera los dos dígitos será 10,6%, y a partir
del año 2007 hay una importante aceleración del
proceso inflacionario6
que comienza a licuar de
forma cada vez más completa los incrementos
salariales nominales.
Este período de fuerte incremento de los sa-
larios reales y mejora distributiva, sería el resul-
tado de en primer lugar la fuerte reactivación del
mercado de trabajo, que permite el acceso a un
ingreso salarial cerca de tres millones de trabaja-
dores. Luego, el Estado principalmente a través
de su política de SMVM y del impulso a las pari-
tarias, promovió los incrementos salariales.
Etapa de crecimiento con volatilidad (2008-
2011): A lo largo de este período los aumentos
en los ingresos salariales reales se desaceleran,
tal que en todo el período el incremento del sa-
lario real fue del 10,3%, un valor sustancialmen-
5
La unidad de medición de los CCT que releva el MTySS cam-
bió a partir del año 2010, pasando del criterio de homolo-
gación al de registro. En esta serie se continua utilizando el
dato de homologación de modo que los valores puedan ser
comparados.
6
A partir del año 2007 se utiliza el IPC 7 provincias.
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te menor al registrado en el período anterior, sin
embargo muy elevado si se mira en perspectiva.
Distintos elementos explican este comporta-
miento. Si bien en este período se encuentran
muy firmes los acuerdos salariales, la acelera-
ción del proceso inflacionario, empieza a licuar
los incrementos nominales obtenidos, tal que
se cambia el eje de la negociación. Se pasa de
acuerdos cuyo objetivo central es aumentar la
participación de los trabajadores en los aumen-
tos de productividad, hacia aquellos que toman
como parámetro la dinámica inflacionaria, y el
objetivo es la defensa del salario real.
Como se observa en el gráfico 1, en el año
2008, en el marco de la burbuja financiera inter-
nacional hay un fuerte aumento de los precios,
centralmente de los bienes salarios, que reduce
severamente a la capacidad de compra del sa-
lario. Luego, durante el año 2009, la actividad
económica se ve seriamente afectada por la cri-
sis financiera internacional, en ese año el pro-
ducto crece un 0,9%. Los esfuerzos de política
se canalizaran en sostener el empleo y no tanto
en mejorar el ingreso salarial. Sin embargo, los
dos últimos trimestres de este año se da un leve
incremento en el nivel promedio de los salarios.
Por último el período 2010-2012, marca un
período donde la economía logra retomar tasas
de crecimiento elevado, pero con un nivel de in-
flación superior a los dos dígitos y con aumentos
moderados en el salario real. Si bien el creci-
miento económico fue alto en los años 2010 y
2011 en torno al 9%, el ingreso medio real de los
trabajadores ocupados alcanza un incremento
muy relevante del 3,5%.
En cuanto a la dinámica distributiva, encontra-
mos que la fuerte volatilidad económica e infla-
ción, no generaron una reversión en la mejora de
la distribución del ingreso. El coeficiente de Gini
para el ingreso per cápita familiar pasó de 0,46
a 0,43, lo cual representa una caída del 7,6%.
Uno de los elementos que ciertos autores plan-
tean para explicar el avance de la distribución del
ingreso, aun en contextos de inflación y volati-
lidad económica, es la caída de los retornos a
la educación (Cruces y Gasparini, 2010), lo que
genera que en este contexto aumenten más los
salarios de los menos calificados, que a su vez
son los trabajadores de más bajos ingresos. A
su vez, parte de esta caída en los retornos a la
educación y mejora distributiva, se explicaría por
la política de incremento sistemático del Salario
Mínimo Vital y Móvil (Maurizio, 2014). Por últi-
mo, también debemos tener en cuenta que en
el año 2009, se implementa la AUH, tal que a
los pocos meses de su implementación fueron
incorporados más de 1,9 millones de niños. Se-
gún Agis,Cañete y Panigo (2010) esta medida
tendría un impacto significativo en la reducción
de la desigualdad.
Etapa de crecimiento bajo-moderado (2012-
2014): Durante este período el crecimiento eco-
nómico fue sustancialmente menor al de los años
precedentes, el empleo se mantuvo estable en
el sector privado, la dinámica de la negociación
colectiva siguió funcionando con regularidad. En
cuanto a la política de ingresos, el salario mínimo
vital y móvil continúo aumentando y el gobierno
busco regular los aumentos de precios, de modo
de defender el poder de compra de los ingresos
de los trabajadores. Estas medidas permitieron
que los salarios puedan crecer en promedio a un
ritmo levemente por encima de la inflación, en
promedio el ingreso real tuvo un incremento del
2,9%, un valor superior a la variación del produc-
to en el mismo período. En cuanto a la distribu-
ción del ingreso, vemos que si bien la desigual-
dad continua descendiendo, los avances son
muy leves, entre el I-2012 y el IV-2013, el Gini
presenta una caída del 0,8.
Es decir, que este tercer período, en el cual la
coyuntura productiva y el nivel de actividad, se
encuentran en su fase más compleja, con ciertas
dificultades para seguir creciendo, vemos que los
indicadores agregados salariales como distributi-
9. IEFEstudio5
52 iefe 2015
vos, no presentan un deterioro significativo. Por
último también debemos tener presente que no
hemos contemplado los aspectos vinculados a la
calidad, como a la segmentación del mercado de
trabajo, análisis en el cual se requiere avanzar
para un completo diagnóstico del mercado de
trabajo, los salarios y la distribución.
De este modo, entre el año 2003-2013, encon-
tramos que los ingresos promedios reales, defla-
ctados a través del índice de precios 7 provincia
y luego San Luis, aumentaron un 70%, concen-
trándose cerca del 90% de este incremento en
el período 2003-2007. Hacia el final del período
el ingreso laboral promedio supera en un 31% al
registrado en el primer semestre del año 2001.
En cuanto a la desigualdad del ingreso per cápita
familiar, se redujo a lo largo del período un 22%.
Reflexiones finales
En este informe hemos realizado una breve
descripción de los principales indicadores del
mercado de trabajo, salarios y distribución, du-
rante el período 2003-2014. Dado que el modelo
económico que comienza en el año 2003, ha pre-
sentado importantes variaciones en la dinámica
de los indicadores laborales, hemos planteado
una periodización del ciclo para un mejor abor-
daje del mismo.
En primer lugar, es necesario remarcar lo ob-
vio, el quiebre en relación al régimen de acumu-
lación anterior. Recordemos que los últimos 10
años de convertibilidad dejóun producto prácti-
camente igual al del año 1993, con un panora-
ma social inolvidable. En cambioen estos más de
diez años de gestión, del modelo que comienza
en el año 2003, se ha logrado duplicar el produc-
to, generar cerca de cinco millones de nuevos
puestos de trabajo y reducir sustancialmente los
niveles de desigualdad.
Luego, tambiénremarcar que si bien, el grueso
de las mejoras se dio en el período 2003-2007,
una vez alcanzados los niveles estructurales de
desempleo, el empleo continúo aumentando y la
tasa de desocupación se redujo, a tasas leves
pero positivas. A pesar de los shocks externos
centralmente producto de la crisis financiera in-
ternacional, de la volatilidad en el nivel de ac-
tividad y los distintos intentos de desestabiliza-
ción del establishment, no se dio a lo largo de
esteperíodo caídas significativas en el nivel de
empleo.En relación a la distribución del ingreso
en la primera etapa los avances se explicarían
centralmente por la generación de empleo, sin
embargo, a partir del año 2007-2008, la interven-
ción del Estado a través de la política de gasto
como de la elevación sistemática del SMVM ocu-
pa un lugar central en la reducción de los niveles
de desigualdad.
Por último, hay que remarcar que los indica-
dores aquí analizados, solo permiten un análisis
muy parcial de la dinámica del mercado de traba-
jo. Pues, nos hemos centrado en el análisis de los
indicadores agregados, sin embargo, un análisis
más acabado, requiere también de la incorpora-
ción de los aspectos derivados de la segmenta-
ción y heterogeneidad del mercado de trabajo, tan
relevante para el caso argentino, como aquellos
indicadores más cualitativos, que nos permitan
analizar la calidad del empleo generado.
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