Durante el reinado de Isabel I de Inglaterra (1558-1603), el país experimentó paz, riqueza y orden interno; el protestantismo se estableció como la religión dominante; y las artes y las letras florecieron. Fue durante este período que Shakespeare escribió y el teatro isabelino se desarrolló, atrayendo a audiencias masivas debido a la construcción de teatros y el apoyo real, consolidándose como un espectáculo para todas las clases sociales.