1. 3.3. Identificación de valores personales y
colectivos. Valores compartidos y no
compartidos. Papel del diálogo y del respeto
en la convivencia moral.
• Cuando un individuo, por su experiencia, su educación y su
perspectiva moral identifica que para el es importante determinado
valor, como por ejemplo la tolerancia, entonces lo asume como un
valor personal, como una guía para actuar.
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2. • De esa manera cada individuo retoma los valores
universales para convertirlos en valores personales
acomodándolos en una escala o jerarquía, dándoles
incluso un toque personal al adaptarlos en su manera de
ser y de vivir.
• El mismo mecanismo se repite en la asimilación de
valores de una comunidad, de los valores compartidos.
Cada grupo social además de representar una suma de
individuos que cuentan cada uno con ciertos valores
personales, asume como colectivo una serie de
principios éticos, actitudes y valores que reflejan la
dinámica social y la cultura de cada comunidad. (pueblo
japonés)
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3. • Los valores no se pierden entre generaciones,
se adaptan a los nuevos acontecimientos, se
dejan de tomar como importantes unos para
considerar valiosos otros porque son dinámicos
y adaptables a los individuos, a los grupos, a las
épocas y a las circunstancias.
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4. • ¿Te gustan los cuyos o conejillos de indias?
• ¿Cómo consideras que debe ser usado, como mascota, como ser
vivo de experimentación o como alimento?¿Por qué?
• ¿Qué valores económicos, estéticos y éticos se involucran en estos
casos?
• ¿Cuáles compartes y cuáles no?¿Por qué?
• Como acto moral ¿De qué manera calificas cada una de las
funciones que el ser humano le ha asignado a los cuyos o conejillos
de indias?
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5. La convivencia armónica y equilibrada solamente puede
lograrse cuando en una sociedad se desarrollan los
mínimos éticos de manera compartida. Los mínimos éticos
están conformados por:
• Valores universales: La libertad, la igualdad, la tolerancia, la
fraternidad y la justicia.
• Principios morales: el respeto a la vida, a la paz y a la dignidad
humana.
• Actitudes: La responsabilidad, el respeto, la equidad, la honestidad,
la solidaridad, la pluralidad y la legalidad.
• Habilidades: la disposición al diálogo, la participación y la aplicación
de la no violencia para resolver problemas.
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6. Por el barrio nací y por el barrio moriré
La Mara Salvatrucha 13 llegó a la polvorienta colonia Los Reyes
cuando José recién empezaba la secundaria. Esa época fue para él un
tormento: su padre tomaba, peleaba con su madre, ella se iba de la
casa, regresaba, el dinero no alcanzaba. Comenzó a faltar a la
escuela, a ser peleonero y a vagabundear en el único sitio de
esparcimiento en Los Reyes: un enorme solar convertido en cancha de
futbol.
Para entonces la Mara extendía su dominio. Integraba a jóvenes de
otras nacionalidades (no salvadoreños) arrastrados por la marginación
y violencia regional: guatemaltecos, hondureños y mexicanos. Una
veintena de muchachos rentó una casa en Los Reyes y comenzó a
rondar la cancha en busca de adeptos.
Un mara treintañero contactó a José y a sus amigos. Los niños
quedaron fascinados. Les enseño los tatuajes, les habló de las
pandillas en Los Ángeles, de la guerra. Les dijo que él venía huyendo
de su país porque la policía y los militares los ejecutaban a mansalva.
Conocieron las chimbas, armas hechizas utilizadas por ellos.
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7. El mara logró jalar a un centenar de niños. Primero, un muchacho mayor
que José, el Chino, fue iniciado o brincado. Luego le tocó a él. Ser brincado
es la prueba para ser aceptado: durante 13 segundos (el tiempo real dura a
criterio de quienes cuentan), el aspirante tiene que aguantar una andanada
de golpes. A José, como la mayoría, se le respetó el que no se tatuara para
evitarse problemas con sus padres.
El salvadoreño nombró al primer muchacho como ranflero o segunda voz
de esa clica o célula pandilleril. La clica comenzó a hacer reuniones en la
cancha de futbol. En éstas cada marero debía dar una cooperación de 5
pesos que el ranflero guardaba celosamente para pagar la multa de algún
hermano que pudiera ser aprehendido. También ingresaron cinco
muchachas de la colonia. Si ellas no quería ser brincadas debían tener
relaciones sexuales con los dos líderes. La mariguana y cocaína
comenzaron a correr.
El salvatrucha estuvo como un año en Los Reyes y luego desapareció.
José no volvió a saber de él. Pero la vida loca de la mara había llegado
para quedarse. Cuando José terminó la secundaria y estaba por ingresar al
Bachillerato, el Chino lo instruyó para que en esa escuela levantara otra
clica de la MS13 y combatiera a los miembros del Barrio 18. Así lo hizo.
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8. La escuela, a la que asistían jóvenes de las colonias populares de las
afueras de Tapachula, se convirtió en un campo de guerra. En los
salones, los estudiantes no se hablaban con los del bando contrario.
Las paredes fueron grafiteadas; algunos llevaban armas punzo
cortantes, y la mayoría se colgó un rosario como fetiche. El de la MS13
era blanco o café claro, el de la Barrio 18, negro o café oscuro. Las
riñas eran cotidianas.
Ante la advertencia de expulsiones, vinieron amenazas al profesorado
y los ataques a las instalaciones de la escuela. Las autoridades
educativas no intervinieron. En un par de ocasiones unos 70
muchachos apostados afuera arrojaron piedras, botellas y bombas
molotov. El director, Miguel Pineda, se vio obligado a cargar un tubo
metálico para protegerse.
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9. • ¿Qué motivó a José para hacerse
mara?
• ¿Por qué crees que respetaron el hecho
de no tatuarse para no tener problemas
con su familia?
• ¿Qué tipo de relación puede darse
entre adolescentes que forman parte de
grupos como el MS13 y el Barrio 18?
• ¿Cuáles serán sus mínimos éticos
cuando se relacionen con otras
personas fuera de las pandillas?
• ¿Qué opinas del ejercicio de la violencia
por parte de las pandillas?
• ¿Es una actitud compartida por la
sociedad en general?
• ¿En qué otras situaciones se refleja un
antivalor como actitud compartida por
un grupo?
• ¿Qué impacto tiene en tu comunidad?
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10. • En la convivencia, el diálogo cumple una función
preponderante porque es a partir de su ejercicio
que las personas pueden comunicar y expresar
sus ideas, opiniones, conocimientos y valores.
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11. • Diálogo y respeto son elementos que se acompañan
mutuamente, cuando se establece comunicación con
otra persona sin respeto, con un tono de voz agresivo y
una conducta burlona el diálogo no es posible porque
generará un ambiente de tensión y enojo en el que no
se podrán expresar ninguno de los involucrados.
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