Un cazador descubrió la cueva de Altamira en 1868 cuando su perro quedó atrapado cerca de la entrada. Marcelino Sanz de Sautuola investigó la cueva y su hija descubrió pinturas en el techo, incluyendo bisontes. Estas pinturas rupestres datan de hace 35,000 años y muestran la obra de arte más importante de la prehistoria. La sala principal, llamada la Sala de los Polícromos, presenta bisontes pintados usando minerales, grasa animal y sangre. Debido a la fragilidad