Muy buenas a todos, les he traído un informe que nos habla sobre la Semana Santa...Espero que les ayude mucho y cualquier duda o consulta pónganlo abajo en los comentarios, y seguiré subiendo más presentaciones todos los días...OK acá me despido y adiós...
3. 1. Introducción
1.1. Explicación de la celebración
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin
embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de
descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos
dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de
Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar
en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.
A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se
le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos.
Esta semana comienza con el domingo de Ramos y termina con el Domingo de
Pascua.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y
el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia
en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo
padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su
entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es
primicia de la nuestra.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección
nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a
Dios.
1.2. Cambio de fecha de la Semana Santa
El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la
esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la
fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno.
Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le
hace coincidir con la luna llena. En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían
a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y
cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.
Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado
y de la muerte.
4. 2. Domingode Ramos
Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus
discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente
tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles
alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.
Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: "¡Bendito el que viene en
nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"
Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de
su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a
un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente
de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús,
de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.
La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños,
cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el
mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado
presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto
los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén.
Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo, pero
fueron pocos los que lo acompañaron en su pasión y muerte.
Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo
en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y
como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.
2.1. Significado en nuestras vidas
Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras
vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por
seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que
le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque
tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra
vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que
sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.
5. 2.2. Misa del Domingo de Ramos
La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las
palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la
Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.
Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se
acostumbra colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe
recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida
en nuestro hogar. Es importante no hacer de esta costumbre una superstición
pensando que por tener nuestra palma, no van a entrar ladrones a nuestros
hogares y que nos vamos a librar de la mala suerte.
6. 3. Lunes Santo
3.1. Una noche intensa
La noche del domingo fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los
suyos, pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión. Ve, quiere, siente,
habla con el Padre, es invadido por el Espíritu Santo que le empuja al sacrificio.
Vive un amor intenso y dolorido. Ante sus ojos desfilan los sucesos de aquellos
tres años, y la humanidad entera con sus miles de historias individuales se le
hace presente. Es la oración del Mediador entre Dios y los hombres, y vive su
función con intensidad.
3.2. La maldición y la higuera
También ayuna, su espíritu no se relaja. El lunes, al encaminarse de nuevo al
Templo de Jerusalén, "sintió hambre". Pero en lugar de recurrir a los suyos
pidiendo alimento, se dirige hacia un higuera buscándolo. Sabe que florecen
hacia junio y raramente lo hacen en abril; pero le mueve un deseo intenso de
que Israel dé buenos frutos, a pesar de todas las evidencias. Tiene hambre del
amor de su pueblo y de todos los hombres. Pero aquel pueblo es como la
higuera que tiene muchas hojas y ningún fruto. Y surge la ira profética como el
relámpago en un cielo de tormentas, y clama hablando con el árbol, y más aún
con su pueblo: "que nunca jamás coma nadie fruto de ti"(Mc). Los discípulos
escuchaban sorprendidos.
Al día siguiente "Por la mañana, al pasar, vieron que la higuera se había
secado de raíz". Los discípulos estaban acostumbrados a los milagros, pero
esta vez se sorprenden, pues se dan cuenta que forma parte del mensaje de
Jesús que les habla por medio de un símbolo. Un árbol frondoso y prometedor
se ha secado casi de repente. "Y acordándose Pedro, le dijo: Rabbí, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado". Era como decirle explícanos esta nueva
parábola unida a un milagro tan extraño. Jesús abre su alma y les explica algo
esencial: el valor de la fe y la importancia del perdón y les contestó: "Tened fe
en Dios". La necesitarán pues dentro de poco van a ver la debilidad de Dios, o
mejor, un manifestarse del amor divino que se abajará al máximo para ganar la
buena voluntad de los hombres. Para personas acostumbradas a considerar a
Dios lleno de poder y majestad, es un escándalo verle humilde para vivir el
misterio del perdón.
7. 3.3. La segunda expulsión de mercaderes en el templo
Al comenzar la vida pública Jesús expulsó a los mercaderes del Templo en un
acto que suscitó esperanzas en algunos y enemistad en los comprometidos
con el mercadeo de las cosas de Dios. Ahora va a suceder algo similar, pero no
en vano han transcurrido tres años de intensa evangelización. Jesús ya no se
presenta sólo como un reformador religioso, pues en el Templo se ha
proclamado el Hijo de Dios igual a Padre. Está hablando en su casa, en la casa
de Dios, y todo su poder se dejará ver con fuerza. "Llegan a Jerusalén. Y,
entrando en el Templo, comenzó a expulsar a los que vendían y a los que
compraban en el Templo, y derribó las mesas de los cambistas y los puestos
de los que vendían palomas. Y no permitía que nadie transportase cosas por el
Templo, y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi casa será llamada
casa de oración para todas las gentes? Vosotros, en cambio, la habéis
convertido en una cueva de ladrones"(Mc).
Su acción no encuentra ahora gentes sorprendidas por el desconocido galileo.
Ahora todos saben que el que actúa con santa ira se ha proclamado Mesías
rey, ha sido aclamado por el pueblo y discutido por los príncipes. Temen,
recogen sus enseres, y huyen. La actividad era grande en el mercado del
Templo durante la Pascua. Miles de sacrificios, multitud de animales, vocerío,
paso por el centro del templo, y nada de oración. Pero la acción apunta más
alto, los responsables son los que dirigen el Templo. El sumo Sacerdote
permite aquel barullo porque se enriquece con cada transacción. Si el dinero
fluye a sus arcas poco le importa el orden del templo. Los que le asisten
también son colaboradores de aquel abuso. En realidad la gloria del Altísimo
era cuestión muy lejana de sus intereses. Aquí está la raíz del rechazo de
Jesús como Mesías que se manifiesta como el Hijo de Dios. Si fuesen hombres
de oración, si estuviesen unidos con Dios, descubrirían la verdad del enviado
de Dios. Pero no lo son, por eso cuando los príncipes de los sacerdotes y los
escribas lo supieron, “buscaban el modo de perderle; pues le temían, ya que
toda la muchedumbre estaba admirada de su doctrina"(Mc).
8. 3.4. Siempre el mismo tema
La rabia crece en sus corazones. El mismo Sanedrín ha determinado que se le
mate, pero Jesús actúa con impunidad en el Templo. Es más actúa haciendo y
deshaciendo, enseñando y corrigiendo abusos. Parece que les provoca. Y ellos
no pueden aguantar. Por eso con irritación se enfrentan con Jesús sin atender
a sutilezas, a gritos: "Y mientras paseaba por el Templo, se le acercan los
príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dicen: ¿Con qué
potestad haces tales cosas?, o ¿quién te ha dado tal potestad para hacerlas?".
Siempre es el mismo tema: ¿quién eres?, como si no lo hubiese dejado claro
muchas veces allí mismo. Pero no quieren aceptarlo, ninguna razón les moverá
de su incredulidad. Por eso Jesús les contestó de un modo sorprendente: "Yo
también os haré una pregunta, respondedme, y os diré con qué potestad hago
estas cosas: el bautismo de Juan ¿era del Cielo o de los hombres? Y
deliberaban entre sí diciendo: Si decimos que del Cielo, dirá: ¿por qué, pues,
no creísteis? Pero ¿vamos a decir que de los hombres? Temían a la gente;
pues todos tenían a Juan como a un verdadero profeta. Y contestaron a Jesús:
No lo sabemos. Entonces Jesús les dice: Pues tampoco yo os digo con qué
potestad hago estas cosas"(Mc).
3.5. La autoridad de Jesús
Jesús tiene autoridad de rey; tiene la autoridad de quien tiene poder de hacer
milagros; tiene autoridad de hombre perfecto y sabio; tiene la autoridad de Hijo
de Dios; tiene la autoridad del Padre que le ha dado todo poder. Ninguna de
ellas es aceptada por aquellos hombres de corazón envilecido. Sus mentes
bullen ante la cuestión de quedar bien con el pueblo. Y se refugian en la
evasiva cuando se les enfrenta con la verdad. Jesús no puede actuar con la
claridad de la verdad a los que están cerrados a la luz. Y deja en evidencia a
los que no quisieron creer en el Bautista, y no quieren creer en Él.
9. 4. MartesSanto
4.1. El día de las grandes controversias
La noche del lunes fue como la del domingo: enseñanzas a los discípulos y
mucha oración. Jesús está en máxima tensión. El ambiente de paz de Betania
ayuda a relajar los espíritus, pero Jesús no cede en su lucha y necesita rezar.
El martes acude al Templo por el camino tantas veces recorrido. Los rostros de
los que le acompañan están serios; ya no hay vítores de los acampados
alrededor de Jerusalén, ni en la misma ciudad. Pero muchos quieren oír y ver
al Maestro, al Hijo de David, al que resucitó a Lázaro, al que se ha proclamado
Hijo del Padre eterno. Este día todos los grupos que se oponen a Jesús se van
a unir y emplear sus armas dialécticas para destruirle. "Siguieron observando y
le enviaron espías que simulaban ser justos para cogerle en alguna palabra y
entregarlo al poder y jurisdicción del gobernador"(Lc). Muchas cosas van a
quedar claras en este día y mucha va a ser la luz para los de mente y corazón
abiertos.
4.2. El pago del tributo al César
Los fariseos se habían enfrentado con Jesús tanto el domingo como el lunes y
estaban avergonzados. Ahora van a enviar discípulos camuflados para cogerle
en una palabra comprometida; le preparan una pregunta que creen sin
solución, o mejor, con todas las soluciones posibles negativas para Jesús: es la
cuestión de la relación de la esfera religiosa con la autoridad política, gran tema
de todos los tiempos y que tantos problemas ha llevado consigo. Acuden con
retorcimiento mental, con adulación y falsedad y acompañados de los
herodianos, que eran partidarios del poder de los romanos y de Herodes.
La cuestión se plantea así: "Entonces los fariseos se retiraron y tuvieron
consejo para ver cómo podían cazarle en alguna palabra. Y le enviaron sus
discípulos, junto a los herodianos, a preguntarle: Maestro, sabemos que eres
veraz y que enseñas de verdad el camino de Dios, y que no te dejas llevar de
nadie, pues no haces acepción de personas"(Mt). La suavidad de las palabras
esconde la malicia. Ciertamente Jesús es veraz, pero a ellos no les interesa la
verdad, sino atraparle y entregarlo como prisionero. Por eso plantean la
cuestión que les parece insoluble. "Dinos, por tanto, qué te parece: ¿es lícito
dar tributo al César, o no?". El tema aparente es sólo el del impuesto, pero
detrás lleva mucha más carga. Si responde que no se pague tributo al Cesar se
hace reo de rebelión y puede ser tomado preso por los herodianos o los
romanos. Si dice que se pague el tributo se hace colaboracionista, y acepta el
yugo gentil sobre el pueblo elegido, algo intolerable para muchos. No parece
haber más salidas. El nivel más profundo del tema es el de la relación de lo
religioso y lo político. ¿Tiene que regirse el pueblo por las leyes de Dios y ser
10. gobernando por los sacerdotes? ¿O acaso debe tomar la dirección de lo
religioso el poder político? En la historia se han dado las dos soluciones con
malos frutos casi siempre. Ciertamente la cuestión es compleja.
Jesús no rehúye el problema del momento, ni el más profundo, y va a dar una
solución que recorrerá la historia a partir de entonces. "Conociendo Jesús su
malicia, respondió: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Enseñadme la moneda del
tributo. Y ellos le mostraron un denario. Jesús les preguntó: ¿De quién es esta
imagen y esta inscripción? Le respondieron: Del César. Entonces les dijo: Dad,
pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"(Mt). La solución
sorprende a todos. Toda autoridad viene de Dios, pues la sociedad necesita de
la autoridad para no caer en el caos y en la anarquía. Se debe obedecer a esa
autoridad en sus mandatos justos y en las leyes que no sean inmorales; pero lo
político es autónomo de lo religioso. Por tanto es lícito pagarle el tributo al
César que lo necesita para su función, pero siempre dando a Dios todo el
corazón que es lo suyo propio. "Al oírlo se quedaron admirados y dejándole se
marcharon"(Mt). "Y no pudieron acusarle por sus palabras ante el pueblo y,
admirados de su respuesta se callaron"(Lc). Los siglos siguientes contemplan
esta respuesta como un giro importante en una cuestión difícil, y casi nunca
bien resuelta.
4.3. El primer mandamiento de la ley
En el movimiento de los grupos surge una pregunta de uno que ha quedado
cautivado por las palabras del Señor. "Se acercó uno de los escribas, que
había oído la discusión y, al ver lo bien que les había respondido, le preguntó:
¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"(Mc). Muchos eran los
preceptos que se atribuían a la Ley. Unidos los de la sagrada Escritura y los de
las diversas tradiciones rabínicas eran más de seiscientos. Su cumplimiento
parecía imposible para los hombres de buena voluntad. Por otra parte parecía
difícil, si no imposible, ordenarlos según su importancia. La luz de las palabras
de Jesús ante las cuestiones anteriores ilumina el alma del escriba de buena
voluntad, y sin consultarlo con otros, se lanza a preguntar con auténtico deseo
de saber, no para atacar al Señor con astucias.
Jesús respondió con palabras conocidas por todos los israelitas, con palabras
del “shemá Israel” que recitaban todos los días tres veces.
11. 5. MiércolesSanto
El miércoles santo Jesús no acudió al Templo. Permaneció en Betania en una
vigilia de oración. Todo lo que había de decir, lo ha dicho. La revelación de su
identidad es clara. La denuncia del pecado también. Las posiciones de los
importantes también están definidas.
Cristo les dice: "Sabéis que de aquí a dos días será la Pascua, y el Hijo del Hombre
será entregado para ser crucificado"(Mt). Hay presciencia en Jesús. Sabe lo que
va suceder, sabe el día y la hora. No le será ahorrado el desconocimiento
previo, o la esperanza de que el dolor vaya ser menor. Lo sabe todo. Es
consciente de que los clavos van a atravesar su carne, sabe que su cuerpo va
ser flagelado, escupido, deshonrado y, por fin, llegará una muerte cruel. Lo
sabe, y no huye, porque esa afrenta va a ser convertida en un sacrificio en el
que Él va a ser sacerdote y víctima. Va a pedir al Padre el perdón para todos,
pero lo va a pedir pagando el precio de justicia de todos los pecados. Va ser un
verdadero sacrificio expiatorio, como lo simbolizaba el animal que soltaban los
sacerdotes que llevaba sobre sí los pecados del pueblo. Pero ahora no va ser
un símbolo, sino una realidad. El peso de todos nuestros pecados va a caer
sobre Él. Jesús va a ser el inocente que paga por los pecados de aquellos a
quienes ama. De esta manera se manifiesta una misericordia que tiene en
cuenta la justicia.
Ya había sido profetizado mucho sobre el siervo de Yavé que padecerá para
librar al pueblo de sus pecados. Se cumplirá todo hasta el mínimo detalle. El
amor no es sólo la satisfacción por el gozo con la persona amada. Es también
querer tanto al otro -en este caso todos los hombres- que se busca librarlos de
todo mal, se busca liberarlos de las garras del diablo, de las redes del pecado,
de la muerte primera, y de la muerte segunda que es el infierno. Ese amor le
lleva a no poder soportar que se pierda ninguno. Que todo el que quiera
salvarse lo pueda hacer. Por eso no rechaza el sacrificio. Se puede decir que lo
ama, aunque el corazón tiemble y la carne se resista. Pero la voluntad es firme.
Y el miércoles santo es un día de oración intensa y sin descanso, rodeado del
cariño de los suyos, aunque no todos, pues Judas le odia.
12. 5.1. La reunión del sanedrín
Aquel día se reunieron las tres clases del sanedrín: los príncipes de los
sacerdotes, los escribas, y los ancianos notables. Preside el Sumo sacerdote
Caifás. No es una reunión oficial, pero están casi todos. Los acontecimientos
del día anterior hacen que lo ya decidido se ponga por obra. Ya habían
decidido matarle antes; pero nada han conseguido. Ahora les mueve la furia de
hacerlo cuanto antes, pero con astucia, con una frialdad y un odio que
encuentran su motor en el mismo Satanás. Son implacables "Entonces se
reunieron los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el
palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás, y acordaron apoderarse con
engaño de Jesús y hacerle morir. Pero decían: No sea en la fiesta, para que no
se produzca alboroto entre el pueblo"(Mt). Las deliberaciones fueron duras.
Hablan más los que más le odian, es decir, los que tienen una mayor pecado
según las denuncias públicas y privadas de Jesús. No pueden esperar, pero no
quieren alboroto. Saben que los partidarios de Jesús son muchos. Saben que
en una situación de guerra civil, los romanos intervendrían y liberarían a Jesús,
pues su conducta es intachable y nada enemigo de ellos. Por otra parte quieren
comprometer a los romanos para que ellos sean responsables de la muerte de
Cristo ante el pueblo. Deben calcular las cosas hasta el mínimo detalle. No
pueden fallar. Alguno habla de Judas que ya ha entrado en tratos, pero poco
saben de él.
5.2. La traición de Judas
"Se acercaba la fiesta de los Azimos, que se llama Pascua, y los príncipes de
los sacerdotes y los escribas buscaban cómo acabar con él, pero temían al
pueblo. Entró Satanás en Judas, llamado Iscariote, uno de los doce. Fue y
habló con los príncipes de los sacerdotes y los magistrados sobre el modo de
entregárselo"(Lc).
13. 5.3. Satanás se aprovecha de la situación
Satanás sólo entra si se le deja entrar. Puede tentar y tienta como lo hizo con
Jesús y lo hace con todos. Pero para entrar necesita una puerta abierta.
Satanás es soberbio, pero es lúcidamente inteligente. Conoce las debilidades
de los hombres y las prueba. Odia a Dios, y sabe que el mayor daño que le
puede hacer es destruir a los hombres. Conoce la debilidad de Judas, su amor
por el dinero, y lo que el dinero lleva consigo. Ha seguido su comportamiento a
lo largo de los tres años. Ha podido observar sus trampas. Y sobre todo su
resentimiento por no entender el modo como Jesús lleva las cosas adelante.
Judas no puede entender un amor tan grande que le lleve a la pobreza, a decir
las verdades a los poderosos, contra las juiciosas políticas de los hábiles. Su
vida de fraternidad es difícil con los demás, pues ellos han dejado todo para
seguir a Jesús, y les ve decididos a hacer lo que les pida, por loco que parezca.
Las peleas y los reproches no faltan. No en vano ellos no tienen tanta paciencia
como Jesús, que siempre le disculpa y le apoya. La misma paciencia y el amor
de Jesús le llenan de odio, pues es un reproche cuando él ya no quiere saber
nada de ese reinado que no parece de este mundo.
5.4. Judas se decide
Entonces Judas Iscariote "fue donde los príncipes de los sacerdotes, y dijo:
¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron
treinta monedas de plata. Desde entonces buscaba una oportunidad para
entregarlo"(Mt).
5.5. La verdad de Judas
El precio había sido profetizado. Es muy posible que ellos, o alguno de ellos, se
acordase de la profecía con burla y cinismo. Es muy posible que, en su astucia,
la utilizasen para acallar la conciencia de Judas diciéndole que si
verdaderamente Jesús era el Mesías se aclararía todo, pues se manifestaría
con poder. Era un engaño, pero cuando se peca, cualquier excusa puede servir
de justificación. El hecho es que él era traidor de quien más le había querido,
del Mesías, del Amigo, del Hijo de Dios Altísimo. Esa es la verdad de Judas.
Estaba cometiendo el peor de los pecados con una lucidez que la compañía
con Jesús agravaría por minutos.
14. 5.6. Las treinta monedas de plata
La cantidad de treinta siclos de plata era también el precio del daño por un
esclavo que hubiese sido muerto por un animal. Era el precio de un pequeño
campo. Era el precio de un cordero pascual. Simbolizaba, sin quererlo, a Jesús
que se entrega como un esclavo de amor, del cordero pascual que libera de la
muerte a los primogénitos. Para Judas era sólo el símbolo del poder que
alcanzaría cuando venciesen sus nuevos amigos frente al. Poco sabía cuál iba
a ser la paga de los traidores, pues lo que es lucidez para la traición es
oscuridad para el propio conocimiento.
5.7. Ignoran el juicio de Dios
Los reunidos en el Sanedrín se alegraron. Judas hierve de actividad. Se
separan, preparando todo para el desenlace inminente, aunque un cierto temor
de que Jesús se escapase de nuevo de sus manos les deja intranquilos, pues
lo ha hecho muchas veces. Menos les intranquilizaba lo más importante: el
juicio de Dios.
15. 6. Jueves Santo
6.1. Significado de la celebración
El Jueves Santo se celebra:
La Última Cena.
El Lavatorio de los pies,
La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio
La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo
reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran
los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación,
Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.
En la Misa vespertina, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una
toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce varones, recordando el
mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.
6.2. La eucaristía
Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la
Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena
con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en
la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la salvación.
Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche
santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y
comprometámonos a servir a nuestros hermanos.
6.3. El lavatorio de pies
Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con humildad y de
corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para
demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús
nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida
de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.
6.4. La noche en el huerto de los Olivos
Reflexionemos con Jesús en lo que sentía en estos momentos: su miedo, la
angustia ante la muerte, la tristeza por ser traicionado, su soledad, su
compromiso por cumplir la voluntad de Dios, su obediencia a Dios Padre y su
confianza en Él. Las virtudes que nos enseña Jesús este día, entre otras, son
la obediencia, la generosidad y la humildad.
16. 6.5. Los monumentos y la visita de las siete iglesias
Se acostumbra, después de la Misa vespertina, hacer un monumento para
resaltar la Eucaristía y exponerla de una manera solemne para la adoración de
los fieles.
La Iglesia pide dedicar un momento de adoración y de agradecimiento a Jesús,
un acompañar a Jesús en la oración del huerto. Es por esta razón que las
Iglesias preparan sus monumentos. Este es un día solemne.
En la visita de las siete iglesias o siete templos, se acostumbra llevar a cabo
una breve oración en la que se dan gracias al Señor por todo su amor al
quedarse con nosotros. Esto se hace en siete templos diferentes y simboliza el
ir y venir de Jesús en la noche de la traición. Es a lo que refieren cuando dicen
“traerte de Herodes a Pilatos”.
6.6. La cena de Pascua en tiempos de Jesús
Hace miles de años, los judíos vivían en la tierra de Canaán, pero sobrevino
una gran carestía y tuvieron que mudarse a vivir a Egipto, donde el faraón les
regaló unas tierras fértiles donde pudieran vivir, gracias a la influencia de un
judío llamado José, conocido como El soñador.
Después de muchos años, los israelitas se multiplicaron muchísimo en Egipto y
el faraón tuvo miedo de que se rebelaran contra su reino. Ordenó matar a todos
los niños varones israelitas, ahogándolos en el río Nilo. Moisés logró sobrevivir
a esa matanza, pues su madre lo puso en una canasta en el río y fue recogido
por la hija del faraón.
El faraón convirtió en esclavos a los israelitas, encomendándoles los trabajos
más pesados.
Dios eligió a Moisés para que liberara a su pueblo de la esclavitud. Como el
faraón no accedía a liberarlos, Dios mandó caer diez plagas sobre Egipto.
La última de esas plagas fue la muerte de todos los primogénitos del reino.
Para que la plaga no cayera sobre los israelitas, Dios ordenó a Moisés que
cada uno de ellos marcara la puerta de su casa con la sangre de un cordero y
le dio instrucciones específicas para ello: En la cena, cada familia debía
comerse entero a un cordero asado sin romperle los huesos. No debían dejar
nada porque al día siguiente ya no estarían ahí. Para acompañar al cordero
debían comerlo con pan ázimo y hierbas amargas. Las hierbas amargas
ayudarían a que tuvieran menos sed, ya que tendrían que caminar mucho en el
desierto. El pan al no tener levadura no se haría duro y lo podían llevar para
comer en el camino. Les mandó comer de pie y vestidos de viaje, con todas
sus cosas listas, ya que tenían que estar preparados para salir cuando les
avisaran.
17. Al día siguiente, el primogénito del faraón y de cada uno de los egipcios
amaneció muerto. Esto hizo que el faraón accediera a dejar a los israelitas en
libertad y éstos salieron a toda prisa de Egipto. El faraón pronto se arrepintió de
haberlos dejado ir y envió a todo su ejército para traerlos de nuevo. Dios ayudó
a su pueblo abriendo las aguas del mar Rojo para que pasaran y las cerró en el
momento en que el ejército del faraón intentó pasar.
Desde ese día los judíos empezaron a celebrar la pascua en la primera luna
llena de primavera, que fue cuando Dios los ayudó a liberarse de la esclavitud
en Egipto.
Pascua quiere decir “paso”, es decir, el paso de la esclavitud a la libertad. El
paso de Dios por sus vidas.
Los judíos celebran la pascua con una cena muy parecida a la que tuvieron sus
antepasados en la última noche que pasaron en Egipto.
La fiesta de la pascua se llamaba “Pesaj” y se celebraba en recuerdo de la
liberación del pueblo judío de la esclavitud de Egipto. Esto lo hacían al llegar la
primavera, del 15 al 21 del mes hebreo de Nisán, en la luna llena
6.7. La Última Cena
Al anochecer del jueves, pasadas ya las cinco y media de la tarde, se sentaron
en la mesa. En un principio la cena se comía de pie. En aquellos momentos,
era ya costumbre comerla recostados como expresión de que el pueblo elegido
era ya libre después de la salida de Egipto. Jesús preside, y todos se sientan
alrededor. Juan a su derecha, Pedro a su izquierda. En la mesa están los
corderos asados y preparados, la salsa llamada harroset para mojar el pan, las
copas para el vino y las hierbas amargas que recuerdan su antigua esclavitud.
Al situarse ya hay una pequeña contienda entre ellos. Todos quieren estar
cerca de Jesús. "Entonces se suscitó entre ellos una disputa sobre quién sería
tenido como el mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las naciones las dominan y
los que tienen potestad sobre ellas son llamados bienhechores; no seáis así
vosotros, sino que el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que
manda como el que sirve. Porque ¿quién es mayor: el que está a la mesa o el
que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Sin embargo, yo estoy en medio de
vosotros como quien sirve. Vosotros sois los que habéis permanecido junto a
mí en mis tribulaciones. Por eso yo os preparo un Reino como mi Padre me lo
preparó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino, y os sentéis
sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel"(Lc).
"Cuando llegó la hora, se puso a la mesa y los Apóstoles con Él. Y les dijo:
Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de
padecer"(Lc). Jesús está lleno de deseos de entrega. Su corazón vibra de amor
18. a los hombres. Sabe que dentro de unos momentos se va a hacer realidad el
gran invento divino de la Eucaristía. Va a poder entrar en comunión íntima de
alma y cuerpo con los que le quieran. El amor no puede hacer más, pues
siempre busca el bien del y la unión con el otro. "Sabiendo que había llegado la
hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos en el
mundo, los amó hasta el fin"(Jn) Su mirada recorre los rostros de todos. Todos
le observan con atención y en silencio expectante. Ha pensado mucho en este
momento. Sabe que podrá amar de un modo aún mayor que antes. Y el amor
le llena el espíritu, sin olvidar lo que va a suceder, y lo que va a padecer.
Quiere y quiere querer, arde en deseos de entrega. Está con el alma en vilo.
Por fin ha llegado el momento, aunque sea tan difícil. Sabe que es la última
cena con ellos. Por eso añade "porque os digo que no la volveré a comer hasta
que tenga su cumplimiento en el Reino de Dios"(Lc). La plenitud de la salvación
llegará al final de los tiempos cuando Jesús vuelva glorioso a vencer el último
enemigo que es la muerte y funde unos nuevos cielos y la nueva tierra. El reino
de Dios llegará, pero de un modo bien distinto a cómo podríamos imaginarlo los
hombres, será toda la plenitud y toda la belleza, pero vencido el mal en su más
íntima raíz.
19. 7. Viernes Santo
En este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del
pecado y darnos la vida eterna. El sacerdote lee la pasión de Cristo en la
liturgia de la Adoración a la cruz. Ese día no se celebra la Santa Misa.
En las iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el
crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está.
El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la
imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su Hijo.
7.1. La vivencia en este día
Este día manda la Iglesia guardar el ayuno y la abstinencia.
Se acostumbra rezar el Vía Crucis y meditar en las Siete Palabras de Jesús en
la cruz.
Se participa en la Liturgia de Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y
devoción.
Se trata de acompañar a Jesús en su sufrimiento. A las tres de la tarde,
recordamos la crucifixión de Jesús rezando el Credo.
7.2. El rezo del Vía Crucis
Esta costumbre viene desde finales del siglo V, cuando los cristianos en
Jerusalén, se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la cruz de
Jesús. Volvían a reunirse al empezar la tarde para escuchar la lectura de la
Pasión.
El Vía Crucis es una manera de recordar la pasión de Jesús y de revivir con Él
y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al Calvario.
Se divide en catorce estaciones que narran, paso a paso, la Pasión de Cristo
desde que es condenado a muerte hasta que es colocado en el sepulcro.
El Vía Crucis se reza caminando en procesión, como simbolismo del camino
que tuvo que recorrer Jesús hasta el Monte Calvario. Hasta adelante, alguno
de los participantes lleva una cruz grande y es el que preside la procesión. Se
hacen paradas a lo largo del camino para reflexionar en cada una de las
estaciones, mediante alguna lectura específica.
Si se desea, después de escuchar con atención la estación que se medita y al
final de cada una, se puede rezar un Padrenuestro, mientras se camina hasta
la siguiente estación. El que lleva la cruz, se la puede pasar a otra persona.
20. 7.3. Vía Crucis para jóvenes
1.- Jesús es condenado a muerte
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Mi buen Jesús, te han condenado a muerte. ¿Estás triste? ¿Estás
asustado? En tu lugar yo me sentiría así. Yo quiero quedarme junto a ti
para que no te sientas sólo.
Ayúdame, Jesús, a tener fuerzas para quedarme junto a ti.
2.- Jesús es cargado con la cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, te han cargado con la cruz. La veo muy grande y
seguramente te pesa mucho. Yo quiero ayudarte.
Dios mío, ayúdame a portarme muy bien y así ayudar a Jesús, tu Hijo,
para que la cruz le pese un poco menos este Viernes Santo.
3.- Jesús cae por primera vez
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Te has lastimado, mi buen Jesús, pero te vuelves a levantar. Sabes que
debes seguir adelante.
Yo quiero seguir contigo.
Dios mío, dame fuerzas para levantarme cuando me caiga y así seguir
adelante, como lo hizo Jesús.
4.- Jesús encuentra a María.
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
María, ves pasar a tu Hijo y te duele mucho verlo así. Te duele más que
a todos nosotros. Pero tú confías en Dios y Él te hace fuerte y mantiene
viva tu esperanza en la resurrección.
María, déjame estar contigo acompañándote y ayúdame a parecerme
cada día más a ti.
21. 5.- Jesús es ayudado por el Cireneo
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
El Cireneo te ayuda a cargar la cruz. Yo también quiero ayudarte cada
vez que te vea cansado.
Dios mío, ayúdame a ser generoso y servicial. En mi casa, en la escuela
y en todo lugar para así parecerme al Cireneo y ayudar a tu Hijo a cargar
la cruz.
6.- La Verónica enjuga el rostro de Jesús
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Una mujer se ha acercado a ti, mi buen Jesús y te ha limpiado la cara.
Tú la miras con mucho amor. Así quieres que tratemos a nuestros
semejantes.
Dios mío, así como la Verónica se acercó con tu Hijo, yo también quiero
hacerlo con mis hermanos.
7.- Jesús cae por segunda vez
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Otra vez te has caído, mi buen Jesús. Es que el camino es muy largo y
difícil. Pero nuevamente tú te has levantado. Tú sabes que es necesario
levantarse y seguir adelante hasta el final.
Jesús, ayúdame a levantarme igual que tú, para poder seguir adelante
en mi camino hacia ti.
8.- Jesús consuela a las santas mujeres
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Hay unas mujeres en el camino del calvario y tú te has detenido a
saludarlas. Es tan grande tu corazón que las consuelas, en lugar de
recibirlo. Quieres darles la esperanza de la Resurrección.
Dios mío, ayúdame a tener el corazón tan grande como el de tu Hijo
Jesús, para ayudar siempre a mis hermanos.
22. 9.- Jesús cae por tercera vez
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Una vez más, mi buen Jesús, una vez más has caído. Y una vez más te
has levantado. Tú sabes que es necesario llegar hasta el final para así
poder salvarnos del pecado.
Gracias, mi buen Jesús, porque te levantaste y así me salvaste.
Ayúdame a mí a levantarme cada vez que me caiga.
10.- Jesús es despojado de su vestidura
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Mi buen Jesús. Te quitan la única túnica que tienes y los soldados la
juegan a los dados. Vas a morir pobre, como también naciste pobre.
Pero tú nos dijiste una vez que tu Reino no es de éste mundo, y son las
puertas del cielo las que quieres abrir para nosotros.
Gracias, mi buen Jesús, gracias por querer salvarme.
11.- Jesús es clavado en la cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Has llegado a la parte alta del monte, mi buen Jesús. Y te clavaron en la
cruz como si fueras el peor de los ladrones. Pero tú sabes perdonar a
quienes lo hicieron. Y también nos perdonas nuestras faltas.
Jesús mío, también perdóname a mí. Yo te quiero mucho y no me gusta
verte así.
12.- Jesús muere la cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Mi buen Jesús, viniste al mundo a salvarnos y ahora lo has logrado. Con
tu muerte en la cruz, con tu obediencia a tu Padre nos has abierto las
puertas del cielo.
Gracias, mi buen Jesús, gracias. Ahora ayúdame para que yo me gane
el Cielo.
23. 13.- Jesús es bajado de la cruz
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
María, tu Madre, te detiene entre sus brazos. Está muy triste, pero sigue
confiando en Dios.
Ella sabe que este no es el final.
María, tú te convertiste en mi Madre desde la cruz. Jesús nos ha querido
hacer ese regalo. Ayúdame a estar muy cerca de ti y de tu hijo toda mi
vida.
14.- Jesús es colocado en el sepulcro
Te alabamos Oh Cristo y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Ahora todo ha terminado. La gente vuelve a su casa. Pero a nosotros
nos queda la esperanza de la resurrección.
Sabemos que tú vivirás siempre. En el Cielo, en el Sagrario y también en
nuestro corazón.
Ayúdame, mi buen Jesús, ayúdame a resucitar contigo cada día, y a vivir
con la alegría de la resurrección.
7.4. Vía Crucis para niños
Primera estación: Jesús es condenado a muerte
Jesús mío, tu silencio me enseña a llevar las contradicciones con paciencia.
Padrenuestro.
Segunda estación: Jesús va cargado con la Cruz
Esta Cruz, ¡Jesús mío! Debiera ser mía; mis pecados te crucificaron.
Padrenuestro.
Tercera estación: Jesús cae por primera vez bajo la Cruz
¡Jesús mío! Por esta primera caída, no me dejes caer en pecado mortal.
Padrenuestro.
Cuarta estación: Jesús encuentra a su Madre
Que ningún afecto humano, ¡Jesús mío!, me impida seguir el camino de la cruz.
Padrenuestro.
24. Quinta estación: Simón, el cirineo, ayuda a Jesús a llevar la cruz
Jesús, amigo mío, que yo acepte con resignación cualquier prueba que sea tu
Voluntad enviarme. Padrenuestro.
Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús
Imprime, Jesús, tu sagrado rostro sobre mi corazón y concédeme que nunca lo
borre el pecado. Padrenuestro.
Séptima estación: Jesús cae por segunda vez
Jesús mío, déjame ayudarte a levantarte, y cuando yo me caiga, me ayudas tú.
Padrenuestro.
Octava estación: Jesús consuela a las santas mujeres
Mi mayor consuelo, ¡Jesús mío!, sería oírte decir: muchos pecados te son
perdonados, porque has amado mucho. Padrenuestro.
Novena estación: Jesús cae por tercera vez
Jesús, cuando me sienta cansado en el camino de la vida, sé Tú mi apoyo y mi
perseverancia en los trabajos. Padrenuestro.
Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
Despójame, Jesús, del afecto de las cosas terrenas y revísteme de la túnica del
arrepentimiento y penitencia. Padrenuestro.
Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz
Enséñame, amado Jesús mío, a perdonar las injurias y olvidarlas.
Padrenuestro.
Duodécima estación: Jesús muere en la cruz
Ya estás en la agonía, Jesús mío, pero tu Sagrado Corazón late de amor por
los pobres pecadores. Haz que te amé. Padrenuestro.
Décimo tercera estación: Jesús es bajado de la cruz
Tu cruz se ha quedado vacía y nosotros, tristes. Ayúdanos a saber esperar la
alegría de la resurrección. Padrenuestro.
Décimo cuarta estación: Jesús es colocado en el sepulcro
Cuando yo, Jesús, te reciba en mi corazón en la sagrada Eucaristía, haz que
halles digna morada, para Ti. Padrenuestro.
25. 7.5. El sermón de las siete palabras
Esta devoción consiste en reflexionar en las últimas siete frases que pronunció
Jesús en la cruz, antes de su muerte.
Primera Palabra
"Padre: Perdónalos porque no saben lo que hacen". (San Lucas 23, 24)
Jesús nos dejó una gran enseñanza con estas palabras, ya que a pesar de ser
Dios, no se ocupó de probar su inocencia, ya que la verdad siempre prevalece.
Nosotros debemos ocuparnos del juicio ante Dios y no del de los hombres.
Jesús no pidió el perdón para Él porque no tenía pecado, lo pidió para quienes
lo acusaron. Nosotros no somos nadie para juzgar. Dios nos ha perdonado
grandes pecados, por lo que nosotros debemos perdonar a los demás. El
perdonar ayuda a quitar el odio. El amor debe ganar al odio. La verdadera
prueba del cristiano no consiste en cuánto ama a sus amigos, sino a sus
enemigos. Perdonar a los enemigos es grandeza de alma, perdonar es prueba
de amor.
Segunda Palabra
"Yo te aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso". (San Lucas 23,43)
Estas palabras nos enseñan la actitud que debemos tomar ante el dolor y el
sufrimiento. La manera como reaccionemos ante el dolor depende de nuestra
filosofía de vida. Dice un poeta que dos prisioneros miraron a través de los
barrotes de su celda y uno vio lodo y otro vio estrellas. Estas son las actitudes
que se encuentran manifestadas en los dos ladrones crucificados al lado de
Jesús: uno no le dio sentido a su dolor y el otro sí lo hizo. Necesitamos
espiritualizar el sufrimiento para ser mejores personas. Jesús en la cruz es una
prueba de amor. El ladrón de la derecha, al ver a Jesús en la cruz comprende
el valor del sufrimiento. El sufrimiento puede hacer un bien a otros y a nuestra
alma. Nos acerca a Dios si le damos sentido.
Tercera Palabra
"Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu Madre". (San Juan 19, 26-27)
La Virgen es proclamada Madre de todos los hombres.
El amor busca aligerar al que sufre y tomar sus dolores. Una madre cuando
ama quiere tomar el dolor de las heridas de sus hijos. Jesús y María nos aman
con un amor sin límites. María es Madre de cada uno de nosotros. En Juan
estamos representados cada uno de nosotros. María es el refugio de los
pecadores. Ella entiende que somos pecadores.
26. Cuarta Palabra
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (San Marcos 15, 34)
Es una oración, un salmo. Es el hijo que habla con el Padre.
Estas palabras nos hacen pensar en el pecado de los hombres. El pecado es la
muerte del alma. La bondad es el constante rechazo al pecado. El pecado es el
abandono de Dios por parte del hombre. El hombre rechazó a Dios y Jesús
experimentó esto.
Quinta Palabra
"¡Tengo sed!" (San Juan 19, 28)
La sed es un signo de vida. Tiene sed de dar vida y por eso muere.
Él tenía sed por las almas de los hombres. El Pastor estaba sólo, sin sus
ovejas. Durante toda su vida Jesús había buscado almas. Los dolores del
cuerpo no eran nada en comparación del dolor del alma. Que el hombre
despreciara su amor le dolía profundamente en su corazón. Todo hombre
necesita ser feliz y no se puede ser feliz sin Dios. La sed de todo hombre es la
sed del amor.
Sexta Palabra
"Todo está consumado". (San Juan 19, 30)
Todo tiene sentido: Jesús por amor nos da su vida. Jesús cumplió con la
voluntad de su Padre. Su misión terminaría con su muerte. El plan estaba
realizado. Nuestro plan no está aún terminado, porque todavía no hemos
salvado nuestras almas. Todo lo que hagamos debe estar dirigido a este fin. El
sufrimiento, los tropiezos de la vida nos recuerdan que la felicidad completa
solo la podremos alcanzar en el cielo. Aprendemos a morir muriendo a
nosotros mismos, a nuestro orgullo, nuestra envidia, nuestra pereza, miles de
veces cada día.
27. Séptima Palabra
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". (San Lucas 23, 46)
Jesús muere con serenidad, con paz, su oración es de confianza en Dios. Se
abandona en las manos de su Padre. Estas palabras nos hacen pensar que
debemos de cuidar nuestra alma, no sólo nuestro cuerpo. Jesús entregó su
cuerpo, pero no su alma. Devolvió su espíritu a su Padre no con grito de
rebelión sino con un grito triunfante. Nadie nos puede quitar nuestro espíritu. Es
importante recordar cual es nuestro destino en la vida para no equivocarnos de
camino a seguir. Jesús nunca perdió de vista su meta a seguir. Sacrificó todo
para alcanzarla. Lo más importante en la vida es la salvación de nuestras
almas.
7.6. La Virgen de la Soledad
Bajo el título de la Virgen de la Soledad, se venera a María en muchos lugares
y se celebra el viernes santo. El Viernes Santo se acompaña a María en la
experiencia de recibir en brazos a su Hijo muerto con un sentido de
condolencia. Se dice que se le va a dar el pésame a la Virgen, cuya imagen se
viste de negro ese día, como señal de luto.
Acompañamos a María en su dolor profundo, el dolor de una madre que pierde
a su Hijo amado. Ha presenciado la muerte más atroz e injusta que se haya
realizado jamás, pero al mismo tiempo le alienta una gran esperanza sostenida
por la fe. María vio a su hijo abandonado por los apóstoles temerosos,
flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido,
abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado
hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en
una cruz, clavado de pies y manos. María saca su fortaleza de la oración y de
la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque
nosotros no lo comprendamos. Es Ella quien con su compañía, su fortaleza y
su fe nos da fuerza en los momentos del dolor, en los sufrimientos diarios y
pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así
unir los sacrificios de nuestra vida a los de ella y comprendamos que en el
dolor, somos más parecidos a Cristo y capaces de amarlo con mayor
intensidad. La imagen de la Virgen dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante
los sufrimientos de la vida. Encontremos en Ella una compañía y una fuerza
para dar sentido a los propios sufrimientos.
28. 8. Sábado de Gloria
8.1. La Vigilia Pascual
El sábado santo es un día de oración junto a la tumba esperando la
resurrección. Es día de reflexión y silencio. Es la preparación para la
celebración de la Vigilia Pascual.
Por la noche se lleva a cabo la celebración de la Vigilia Pascual. Dicha
celebración tiene tres partes importantes que terminan con la Liturgia
Eucarística:
Celebración del fuego nuevo.
Liturgia de la Palabra.
Liturgia Bautismal.
Era costumbre, durante los primeros siglos de la Iglesia, bautizar por la noche
del Sábado Santo, a los que querían ser cristianos. Ellos se preparaban
durante los cuarenta días de Cuaresma y acompañados por sus padrinos, ese
día se presentaban para recibir el Bautismo.
También, ese día los que hacían penitencia pública por sus faltas y pecados
eran admitidos como miembros de la asamblea.
Actualmente, la Vigilia Pascual conserva ese sentido y nos permite renovar
nuestras promesas bautismales y acercarnos a la Iglesia con un espíritu
renovado.
8.2. Celebración del fuego nuevo
Al iniciar la celebración, el sacerdote apaga todas las luces de la Iglesia,
enciende un fuego nuevo y con el que prende el cirio pascual, que representa a
Jesús. Sobre el cirio, marca el año y las letras griegas "Alfa" y "Omega", que
significan que Jesús es el principio y el fin del tiempo y que este año le
pertenece.
El sacerdote llevará a cabo la bendición del fuego. Luego de la procesión, en la
que se van encendiendo las velas y las luces de la Iglesia, el sacerdote canta el
Pregón Pascual.
El Pregón Pascual es un poema muy antiguo (escrito alrededor del año 300)
que proclama a Jesús como el fuego nuevo.
29. 8.3. Liturgia de la Palabra
Después de la Celebración del fuego nuevo, se sigue con la lectura de la
Palabra de Dios. Se acostumbra leer siete lecturas, empezando con la
Creación hasta llegar a la Resurrección.
Una las lecturas más importantes es la del libro del Éxodo, en la que se relata
el paso por el Mar Rojo, cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias
que los perseguían. Se recuerda que esta noche Dios nos salva por Jesús.
8.4. Liturgia Bautismal
Suelen haber bautizos este día, pero aunque no los haya, se bendice la Pila
bautismal o un recipiente que la represente y se recita la Letanía de los Santos.
Esta letanía nos recuerda la comunión de intercesión que existe entre toda la
familia de Dios. Las letanías nos permiten unirnos a la oración de toda la Iglesia
en la tierra y la Iglesia triunfante, de los ángeles y santos del Cielo.
El agua bendita es el símbolo que nos recuerda nuestro Bautismo. Es un
símbolo que nos recuerda que con el agua del bautismo pasamos a formar
parte de la familia de Dios.
A todos los que ya estamos bautizados, esta liturgia nos invita a renovar
nuestras promesas y compromisos bautismales: renunciar a Satanás, a sus
seducciones y a sus obras. También, de confirmar nuestra entrega a
Jesucristo.
30. 9. Domingode Resurrección
9.1. Importancia de la fiesta
El domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para
todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere
sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la
Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se
enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que
permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al
Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras,
son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus
apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también
nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús
está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede
preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos
estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido
fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para
siempre.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I
Corintios 15,14).
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus
promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente
Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al
pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos
también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera,
toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no
podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados,
demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
31. La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa
misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la
Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo,
nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar
todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores
cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que
recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a
los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
9.2. Celebración del Domingo de Pascua
Se celebra con una Misa solemne en la cual se enciende el cirio pascual, que
simboliza a Cristo resucitado, luz de todas las gentes.
En algunos lugares, muy de mañana, se lleva a cabo una procesión que se
llama “del encuentro”. En ésta, un grupo de personas llevan la imagen de la
Virgen y se encuentran con otro grupo de personas que llevan la imagen de
Jesús resucitado, como símbolo de la alegría de ver vivo al Señor.
En algunos países, se acostumbra celebrar la alegría de la Resurrección
escondiendo dulces en los jardines para que los niños pequeños los
encuentren, con base en la leyenda del “conejo de pascua”.
La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es
la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.
A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevitos
escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado
32. 9.3. Tradición de los Huevos de Pascua
El origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes
acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos
mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor
regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos
en sus casas.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos
fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de
Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su
alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma.
Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para
regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los
huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de
Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que
hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los
demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan
huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de
chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy
en día.
33. 9.4. Leyenda del Conejo de Pascua
Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el
conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre, a quien se le
dedicaba el mes de abril. Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la
Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos
de chocolate y azúcar en Alemania, esto dio origen también a una curiosa
leyenda que cuenta que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había
dado José de Arimatea, dentro de la cueva había un conejo escondido, que
muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque
Jesús había muerto.
El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra
que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor
a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de
pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas
con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada
y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que
avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que
estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo
pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a
dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que
Jesús resucitó y hay que vivir alegres.