El documento discute la exclusión de los pequeños empresarios y personas de bajos ingresos en el sistema bancario de Colombia. Mientras que países vecinos como Bolivia, Perú, Chile, Ecuador y Brasil han tenido éxito involucrando a los microempresarios a través de microcréditos, la banca colombiana se ha enfocado tradicionalmente en grandes empresas y tiene bajos niveles de bancarización de la población. Aunque algunos bancos colombianos han experimentado con el microcrédito, la mayoría no ha
1. La exclusión en la banca
El micro−crédito continúa estigmatizado en Colombia. La banca se
acostumbró a ofertar servicios para la gran empresa, en desmedro de los
pequeños industriales. En contra partida, países como Bolivia, Perú, Chile,
Ecuador y Brasil, están adecuándose para involucrar a los microempresarios
en dichas operaciones con enorme éxito. Colombia no puede quedarse atrás y
en su compromiso por desarrollar este mercado, debe dejar atrás la aversión
al riesgo.
Por: José Félix Lafaurie Rivera*
La banca en nuestro país no es para todo el mundo. Los pequeños
empresarios que necesitan del crédito, tienen poco espacio en las entidades
financieras. Allí no son considerados como clientes potenciales. Mientras el
gobierno aporta un marco de política para estimular este sector, los
empresarios bancarios no lo acogen. El costo lo veremos más tarde, pues en
los países vecinos están adecuándose para involucrar a los microempresarios
en dichas operaciones.
Hoy se utiliza el crédito para vincular a un cliente a una entidad financiera
y el micro−crédito puede ser una gran alternativa para hacerlo. Sin
embargo, continúa siendo estigmatizado. La experiencia de Finamerica
(antes Finansol) y un caso reciente, la Caja Social (negocia US$160
millones), son ejemplos modestos de lo que la micro−banca puede alcanzar.
La banca colombiana se acostumbró a la selectividad y a ofertar servicios
para la gran empresa, en desmedro de los pequeños industriales y las
personas con ingresos modestos.
Las cifras así lo demuestran. Mientras 1.500 personas concentraban el 75%
de las deudas del sector financiero (año 2000), el Banco Mundial, dio a
conocer que actualmente únicamente el 25% de la población está
bancarizada. Fedesarrollo por su parte, indica que la banca tiene un nivel de
penetración de mercado bastante alejado de la media mundial y que llega a
un exiguo 22%, por encima de México (17,5%) y de Venezuela (14%), pero
por debajo de Perú, Brasil y Chile.
Sin embargo, la vinculación de microempresarios en los productos de crédito
es rentable. Es el caso de Bancosol en Bolivia, El Banco del Trabajo en Perú,
Banestado en Chile, el Banco Pichincha en Ecuador y el Banco Do Nordeste
de Brasil. Estos negocian actualmente entre US$20 y US$70 millones de
dólares.
¿Cuál ha sido la clave del éxito? Dejar atrás la aversión al riesgo, hecho que
no ha sido acogido por los banqueros colombianos. Algunas entidades
hicieron intentos de masificar sus productos en todos los niveles
empresariales, pero fracasaron. La razón, utilizaron la infraestructura
tradicional para productos y servicios tanto en las grandes como en las
2. pequeñas empresas. Luego de esto, identificaron que lo mejor era
desarrollar la tecnología crediticia del micro−crédito apropiada. ¿Cómo lo
hicieron? Crearon un departamento exclusivo para operaciones de
micro−crédito y abrieron filiales de servicio. Lo mejor era involucrarse en el
hábitat del microempresario y construir, ellos mismos, la información
necesaria para medir el riesgo. Visitar al cliente, identificar su flujo de caja
(que integra las necesidades financieras familiares) y hasta elaborar sus
balances, era necesario para diseñar los productos financieros de acuerdo a
sus necesidades.
El resultado, construir un esquema de riesgo programado, de tal manera
que comenzaron otorgándoles crédito para cubrir necesidades de capital de
trabajo y posteriormente para activos fijos.
Igualmente les permitió flexibilizar la regulación en particular en un punto
nunca contemplado, las garantías. Se percataron que los microempresarios
tienen muchos activos que ofrecer en garantía de un crédito, pero los bancos
no les aceptaban sino garantías reales (inmuebles y títulos valores). Hoy la
posibilidad de incluir activos fijos y semovientes, está próxima. El sector
financiero de Estados Unidos, es el ejemplo de seguir. Sus agentes aceptan
incluso una vaca como garantía. Si el deudor incumple, el banco la vende y
recupera el dinero.
La banca de América Latina acabó el estigma del micro−crédito y el miedo al
riesgo. Colombia no puede quedarse atrás y su compromiso de desarrollar
este mercado, está latente. El que las entidades financieras comiencen a
trabajar en este frente, es una necesidad suprema. Máxime cuando el 60%
de las actividades de la economía son informales y existe un mercado de 431
mil microempresas sin explorar.
*Superintendente de Notariado y Registro