Este documento presenta dos historias bíblicas sobre el crecimiento de un árbol desde una semilla pequeña. La primera historia habla de un gran cedro que representa a Israel convirtiéndose en una gran nación. La segunda historia de Jesús compara el Reino de Dios a una semilla de mostaza que crece en un humilde huerto, representando una comunidad humilde de seguidores. El autor usa estas historias para enseñar que la verdadera iglesia de Jesús es un grupo pequeño de personas humildes que sirven a los demás
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Mis pequeños amigos: Os he escrito estas 36 conversa-
ciones. No es para que las leáis todas seguidas, sino des-
pacito. No paséis nunca a la siguiente sin haber entendido
bien la anterior.
Los dibujos son de Cerezo Barredo, que es un gran pin-
tor sudamericano que ha decorado muchas iglesias por su
tierra. Cuando hayáis entendido muy bien una conversa-
ción, podéis pintar su dibujo con alegres colores y veréis
cómo al final os encontraréis con un libro muy bonito.
Trata sobre Jesús. Hablar de él es lo que más me gusta
en el mundo, pero no sé si me resultará fácil, porque quiero
conseguir dos cosas:
1- que ahora lo comprendáis y os guste y
2- que cuando seáis mayores lo recordéis, lo leáis y tam-
bién os guste y os ayude.
¿Y por qué os digo esto?
Porque muchas veces a los niños se les enseñan tonte-
rías y una niña no es una “personilla”, sino una persona que
necesita saber. Ya vais siendo mayorcitos. Os gusta jugar
5. y hay cosas que se aprenden jugando. ¡Mejor que mejor!
Pero sabéis muy bien que no todo es un juego. También os
gustan los cuentos y hay cosas que se aprenden con cuen-
tos. Pero hay que distinguir muy bien lo que es un cuento
de lo que es la vida…
¡A propósito de los cuentos! Los buenos cuentos son
poesía, imaginación, y, cuando tienen un mensaje, su ense-
ñanza se nos graba fácilmente. Pero algunos no han sabido
leer bien los buenos cuentos. Unos se quedan sólo con la
historieta y viven de cuentos y fantasías toda su vida,
hasta cuando son grandes. Otros, cuando crecen, piensan:
“esto era un rollo para niños” –y desechan el cuento con su
mensaje…
¿Sabéis a quién se parecen éstos últimos? A una mamá
que dijo: “¡Qué sucio y qué viejo está el vestidito de mi
niña! Lo voy a echar a la basura” –y tiró el vestido con la
niña dentro.
Este libro lo dediqué a una niña, sobrina nieta mía, que
se llama Candela, con motivo de su bautismo. Por eso, estas
conversaciones son un diálogo con ella, pero, cuando las
leáis, podéis cambiar su nombre por el vuestro, porque
quiero que sea para todos los niños a los que pueda llegar.
6. [2]
Antes de hablarte de Jesús, te tengo que contar algo.
Pon atención.
Han pasado 2.000 años desde que él vivió en un pequeño
país asiático al Oriente del Mediterráneo, llamado Palestina.
En 2.000 años da tiempo a ocurrir muchas cosas, buenas
y malas.
Muchos se hicieron cristianos. Hubo grandes invasiones
de pueblos extraños. Se bautizaron gente muy violenta.
Obligaron a otros a bautizarse. Hubo más guerras…
Total, que ahora, de cada 10 hombres que vemos en el
mundo, 3 se llaman “cristianos”. Fíjate bien, Candela, por-
que 2.135 millones de cristianos son muchos millones.
Por eso, nos tenemos que hacer una pregunta: ¿Es Jesús
lo más importante para toda esta gente?
La respuesta es: ¡Ni mucho menos! La mayoría están
bautizados porque nacieron en un país donde la gente bau-
tiza a sus niños.
7. Por eso es muy difícil saber cuántos cristianos hay.
Jesús nunca pensó en una masa humana tan numerosa de
cristianos; quiso que un pequeño grupo trabajase desinte-
resadamente en hacer un mundo como Dios quiere.
Te voy a contar dos historias que tienen cierto parecido…
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8. Esta historia la cuenta un poeta llamado Ezequiel, uno
de los profetas de la Biblia:
Dios sacará el brotecito de un cedro,
lo plantará en la cima de una alta montaña,
crecerá, se llenará de piñas
y llegará a ser un cedro impresionante.
En sus ramas buscarán cobijo toda clase de aves.
Ahora, Candela, vamos a aprender a interpretar este
“enigma”.
Ezequiel era un patriota. El pequeño brotecito del que
habla significa su pequeña nación de Israel.
La cima de la montaña y el crecimiento del árbol significa
que Israel se iba a convertir en una nación muy poderosa.
Las aves buscando cobijo en sus ramas significan los
pueblos vecinos pidiendo la protección de aquel poderoso
imperio.
Jesús conocía muy bien este poema. Y todos sus paisa-
nos. Pues bien: verás cómo Jesús le da un pellizco al cuento
y lo transforma.
9. [4]
Dijo Jesús:
Voy a comparar el reinado de Dios
con una semilla de mostaza.
Aunque sea tan pequeñita cuando se siembra,
va creciendo más que las verduras de la huerta,
se hace un arbusto
y hasta los pájaros vienen a anidar en sus ramas.
¿Interpretamos el “enigma” de Jesús? ¿En qué se
parece al anterior?
- El origen de los dos es pequeñito: un brotecillo, una semi-
llita… Los dos crecen y crecen. Los pájaros vienen a los dos…
Pero observa las diferencias:
- Ezequiel habla de su pueblo Israel; Jesús habla del
Reinado de Dios, que es para todos los pueblos. El cedro
es un gran árbol que puede pasar de los 40 metros de
alto; el mostazo llega a ser, todo lo más, un arbusto, y
difícilmente pasa de los 3 metros de altura. Jesús no lo
coloca en una montaña, sino en una humilde huerta. Por
eso, las aves que vienen a anidar en el mostazo, no son
gente que se acerca a una nación poderosa, sino al amor
de una familia.
10. Con estas historias te he querido decir que, cuando
oigas la palabra “Iglesia” o “comunidad de Jesús” no pien-
ses en un grupo de 2.135 millones de bautizados con hom-
bres importantísimos en cabeza. Eso se parecería al gran
cedro del poeta Ezequiel. Piensa en un pequeño mostazo,
donde los más humildes y los que más sirven a los demás
son los primeros…
Y ahora sí que podemos empezar a hablar de Jesús.