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Turismo ¿para quién?
         Análisis del turismo desde una perspectiva clasista.



GT4. Investigación y extensión en turismo: aportes y perspectivas.




                                                                                        Lic. Paula Florit*

                                                                                        Lic. Maximiliano Piedracueva**

                                                                                        AET – FHUCE

                                                                                        UdelaR - Uruguay




*Licenciada en Sociología. Maestranda en Sociología (FCS-UdelaR). Asistente docente en la cátedra de Metodología en la Lic.
en Turismo (AET-FHUCE). Asistente docente en la cátedra de Metodología de la Investigación FCS-RN. Ayudante docente en
Metodología de la Investigación III FCS. paufloron@gmail.com

**Lic. en Ciencias Sociales. Ayudante docente en Sociología del Turismo (AET-FHUCE). Maestrando en Ciencias Agrarias
(Fagro-UdelaR). Docente Orientador de Proyectos Estudiantiles de Extensión (CSEAM) maxipc85@gmail.com




Artículo Presentado en IV Jornadas de Investigación y III Jornadas de Extensión. FHUCE. 8, 9, 10 y 11 de noviembre
de 2011. Montevideo.
Turismo ¿para quién?
                              Análisis del turismo desde una perspectiva clasista.

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a. Resumen.

        En el Uruguay el peso económico del turismo es indiscutible y ha hecho de esta actividad un
objeto “natural” de políticas públicas, investigaciones académicas y programas de formación. La
reflexión y acción pública en torno al turismo ubica a esta actividad en un proyecto de desarrollo
nacional donde el “Uruguay Social” y el “Uruguay Productivo” aparecen como dos metas inexorables.
En ese marco el “Plan Nacional de Turismo Sostenible. 2009 – 2020” (MinTurD – BID, 2009) explicita la
relevancia social del turismo y el carácter vinculante que el mismo tiene con la recreación y los
derechos humanos de ocio de las fracciones más empobrecidas de la sociedad uruguaya. No obstante,
desde una perspectiva de equidad y desarrollo, reducir la importancia social del turismo a experiencias
aisladas de “turismo social” y al llamado “efecto multiplicador del turismo” supone olvidar el carácter
cultural de esta actividad multidimensional.
        Desde esta mirada, la forma como el turismo se vincula con las diversas clases, sus posibilidades
y aspiraciones de consumo turístico y de recreación abre un nuevo espacio de debate en torno a qué
debe impulsarse desde las políticas de turismo a la hora de propender a una mayor equidad, no sólo
atendiendo el componente económico del turismo sino considerando su dimensión cultural y de
realización personal, de consumo y de ocio. En este sentido el presente artículo aspira a mostrar la
heterogeneidad de posibilidades de las poblaciones de anfitriones directos e indirectos, la forma como
estas poblaciones se vinculan con las estructuras turísticas existentes en el país y la relación entre los
consumos recreativos y el fortalecimiento de ofertas turísticas complementarias.
        En consecuencia la investigación tematiza estas cuestiones a partir de un enfoque de Clases y
Habitus de clase de Pierre Bourdieu y bajo la concepción normativa del Desarrollo Humano y
Sostenible, buscando hacer explícito el carácter diferencial de las necesidades de las diversas clases
sociales en relación al turismo y discutiendo el trabajo conjunto “recreación – turismo” como una
estrategia pública válida para fortalecer al unísono la equidad y el turismo en el territorio nacional.
        La estrategia metodológica llevada adelante supone una revisión del Plan Estratégico del
MinTurD estableciendo el marco de acción, así como el desarrollo de una estrategia cualitativa de
entrevistas a miembros de diversas clases sociales del Uruguay.




                                                              2
b. Justificación.

       En el año 2005 la ley 17.866 suprime el Ministerio de deporte y juventud, y fusiona una fracción
del mismo al precedente Ministerio de Turismo, gestando una entidad ministerial con características
nuevas y que diera en llamarse Ministerio de Turismo y Deporte. Esta entidad tuvo entonces desde sus
inicios un doble carácter, con estructuras organizativas prácticamente paralelas y con asignaciones de
funcionarios, funciones y presupuestos escindidos en las vertientes “deporte” y “turismo”.          No
obstante la simiente de una noción de turismo enraizada con la recreación de la población local puede
adivinarse en esa conjunción. Casi 5 años después el convenio del Ministerio de Turismo y Deportes con
el Banco Intercamericano de Desarrollo explicita en el “Plan Nacional de Turismo Sostenible. 2009 –
2020” (MinTurD – BID, 2009) la relevancia social del turismo y el carácter vinculante que el mismo
tiene con la recreación y los derechos humanos de ocio de las fracciones más empobrecidas de la
sociedad uruguaya. La presente investigación tematiza estas cuestiones, buscando hacer explícito el
carácter diferencial de las necesidades de las diversas clases sociales en relación al turismo y
destacando las características y destinatarios de las políticas públicas vinculadas al turismo en los
períodos 2005 – 2010.

       Reconocido es que el turismo se coloca en los últimos 10 años como una fuente importante de
divisas en el territorio nacional que combina capacidades locales con inversión extranjera para dar más
y mejores servicios esencialmente a través de fuentes de trabajo para los uruguayos. Desde ese
enclave el Ministerio de Turismo y Deporte se torna una cartera ministerial de relevancia cuyas
acciones y estrategias inciden en la promoción y regulación de un determinado modelo de turismo. Se
genera entonces una inversión nacional en torno a esta entidad que como actor estatal cuenta con
financiamiento público y que debe, por ende, propender al bien público con sus acciones, en particular
en materia turística. Como encuadre general para las acciones de dicho Ministerio el “Plan Nacional de
Turismo Sostenible 2009 – 2020” (MinTurD – BID, 2009) apela a creer que el Turismo puede generar
beneficios en la sociedad no sólo a través de un efecto derrame o de puestos de trabajo, sino
concibiendo al mismo desde una perspectiva social que aspire a concretar el “Turismo para todos”
bajo la concepción de hacer del turismo una “herramienta para la integración social, territorial y
política, consciente de la diversidad” (MinTurD – BID, 2009:21). El mismo supone por ende una ruptura
con la lógica de turismo estructurado en empresarios y turistas de gran poder adquisitivo, para pensar
un turismo con capacidad de trasvasar la cuestión de las clases sociales, haciéndose asequible y
beneficioso para la sociedad uruguaya en pleno. En congruencia esta meta aspira al desarrollo de
políticas explícitas que no sólo promuevan el turismo como actividad económica sino como un plan con
carácter democratizante, respetando la aspiración de la línea de trabajo 5 del “Plan Nacional de
Turismo sustentable.” que el MinTurD acordara con el BID, orientada a comprender y satisfacer el
derecho humano al turismo y a la recreación (MinTurD - BID, 2009: 27).


                                                  3
En este marco político e institucional es de relevancia reflexionar sobre las particularidades
existentes entre las posibilidades de consumo turístico en distintas clases sociales, sobre las
percepciones existentes en torno al turismo, a la recreación y en general al uso de tiempo libre y de
posible ocio. De este modo la pretensión de este equipo es, a partir de los lineamientos del MinTurD1,
identificar categorías interpretativas desde las clases sociales en referencia al Turismo y la Recreación,
y de esa manera generar o establecer de qué manera se conforman los vínculos entre las políticas
reales y las políticas virtuales.

    c. Metodología.

        La fase de trabajo supone el trabajo mediante entrevistas en profundidad a actores sociales de
diversas clases sociales con la aspiración de conocer las escalas de prioridades, posibilidades, deseos y
concepciones en torno al uso del tiempo libre y la recreación. Estas entrevistas prevén dar cuenta de
los siguientes objetivos:

•     Describir las aspiraciones, deseos y esquema de prioridades de distintos grupos sociales en relación
      al uso de su tiempo libre, ocio y potencial capacidad de ahorro.

•     Construir un perfil clasista de consumo de elementos de recreación y turismo.

        El supuesto de que existen relaciones entre la posición estructural de los individuos y sus gustos
refiere directamente al Habitus de Clase anteriormente señalado. En este sentido se vuelve necesaria
la realización de profundas indagaciones de sentido y de construcción simbólica de los individuos en
tanto a partir de ello se elaborará los perfiles clasistas de consumo.

       Estimar la utilización del tiempo libre en las personas podrá existir previa definición de qué se
entiende por el mismo y cómo los individuos lo conciben; del mismo modo se manejarán los conceptos
de recreación y turismo bajo el supuesto de que existen diferencias entre los conceptos manejados
desde la jerga estatal y el sentido propuesto desde los entrevistados. Por otra parte, y luego de
interrogar sobre concepciones conceptuales, se intentará conocer cuál es el esquema de prioridades y
deseos de las personas en relación a dichos conceptos, esto es, conocer de qué tipo de actividades
realizan, cuáles les gustaría realizar, porqué no pueden realizarlas, qué sentido implican dichas
actividades en su cotidianidad, etc.

d. Un acercamiento teórico a las políticas turísticas con perspectiva de clases.

d.a. El carácter ideológico de las políticas públicas.

          El turismo en tanto actividad productiva tiene un lugar de relevancia en la organización
económica y financiera del Uruguay, y por ende es objeto de políticas estratégicas desde el Estado en
general y desde el Ministerio de Turismo y Deporte en particular. Compete a esta cartera ministerial

1
  Se selecciona al Ministerio de Turismo y Deportes como ente referente en la temática, y si bien no se pretende colocar
responsabilidades en lugares equivocados (pues el MinTurD no es el Ministerio de Desarrollo Social ni el Desarrollo Social es
su principal objetivo) se intenta dar cuenta del vínculo existente entre las políticas de turismo y recreación propuestas desde
éste ámbito ministerial y las expectativas de los destinatarios.


                                                              4
la promoción y regulación de la actividad turística, actualmente encuadrada en el “Plan Nacional de
Turismo Sostenible 2009 – 2020”. Las acciones de dicho ministerio están regidas por un encuadre
político general fuertemente vinculadas al gobierno de turno, y se erigen en afanoso parentesco con la
concepción de Turismo al que la entidad se ciñe. En tal sentido, la visión y perspectiva de turismo que
guíe a la cartera tiene naturalmente un impacto directo en la forma como el Ministerio actúa en
materia de políticas vinculadas al turismo. De modo que la definición atribuida al turismo desencadena
el desarrollo de cierto tipo de actividades y políticas en la promoción del tipo de turismo
particularmente concebido.

       La ausencia de modelos neutros de desarrollo de las acciones estatales forma parte de la larga
tradición de la teoría política. Las políticas públicas están cargadas de sesgos ideológicos que
repercuten en la vida del país signando beneficiarios y destinatarios. No obstante el carácter
ideológico de las políticas públicas es frecuentemente implícito y en ocasiones es ignorado aún por sus
propios gestores. La teoría       marxista sostiene que en el Estado se sedimentan formas
institucionalizadas de reproducción de las relaciones sociales dominantes, construyéndose a partir del
Estado una estrategia de conservación del status quo y de las relaciones de producción pre existentes.
A esta mirada, que se diera a llamar “aparato represivo del Estado” (ejército, organismos
administrativos, legislativos y ejecutores   estatales), Althusser adiciona la existencia de “aparatos
ideológicos del Estado”   a saber instituciones no enteramente públicas que articulan la ideología
dominante en el Estado en formas institucionales que la conservan y que se introducen en la vida de
los individuos desde la cotidianeidad privada (escuela, religión). “Por lo que sabemos, ninguna clase
puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su
hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado.”(Althusser, 2003: 58)

        Según lo propuesto existe cierta influencia de los intereses de clase sobre el Estado y más
concretamente, existe una lucha por alcanzar el poder del estado de modo de utilizar en su beneficio
el aparato estatal. No obstante, la teoría sociológica contemporánea se ha servido en señalar que a la
dominación clasista a través del Estado se incorporan, moderándola, las existencias y manifestaciones
de distintos grupos sociales y de la sociedad civil organizada que velan por los derechos de los grupos
dominados. En este esquema, la consecución de derechos para las clases no dominantes aparece como
una conquista en una lid en que los contendientes aparecen con intereses desencontrados. “… entre
las prácticas sociales y la construcción de derechos, hay un proceso complejo de toma de conciencia
de una situación o un conjunto de ellas y que supone un abanico de percepciones, representaciones,
ideas, sentimientos, expectativas, deseos.       A ese proceso que es colectivo, de elaboración,
socialmente condicionado, y que es el puente para una dinámica de involucramiento con objetivos de
llegar a alcanzar derechos sociales…” (Falero, 2008:29)




                                                   5
Este mismo enclave puede dar luz a las políticas públicas vinculadas al turismo en el Uruguay,
evidenciando que existe una definición ideológica y una lucha de derechos detrás de las estrategias
ministeriales. De modo que se torna necesario identificar qué clases logran gestar un modelo de
políticas ministeriales, es decir, qué clases están representadas en la estrategia general del Ministerio,
y qué clases logran conquistas en materia de consecución de derechos en dicha cartera. Habida cuenta
entonces de que existen grupos con intereses diferentes, y que el MinTurD debe responder al bien
público   se torna imprescindible     conocer y reconocer los elementos que estructuran las políticas
públicas vinculadas al turismo, en particular en materia de sus destinatarios reales, bajo una
perspectiva clasista, y en congruencia con la definición de un “turismo para todos”.

d.b. Clases sociales, habitus y campos.


“No existe, pues, nada que distinga de forma tan rigurosa a las diferentes clases como la disposición
objetivamente exigida por el consumo legítimo de obras legítimas, la aptitud para adoptar un punto de vista
propiamente estético sobre unos objetos ya constituidos estéticamente, (…) y, lo que aún es más raro de
encontrar, la capacidad de constituir estéticamente cualquier clase de objetos o incluso objetos ‘vulgares’
(…) o de comprometer los principios de una estética ‘pura’ en las opciones más ordinarias de la existencia
ordinaria, por ejemplo en materia de cocina, de vestimenta o de decoración…” (Bourdieu, 1988:37)


       A efectos de desarrollar la presente investigación se adhiere y se toma como supuesto, la
perspectiva teórica de Pierre Bourdieu en la identificación y caracterización de las clases sociales y su
accionar. Obvio resulta decir que la sociedad actual está atravesada por desigualdades y asimetrías
que impiden pensar que una política pública pueda atender al unísono a todos los actores societales.
En particular las diversas clases sociales generan una concepción del mundo que estructura y guía las
acciones (habitus), construyendo demandas diferenciales erigidas a partir de sus condicionantes
materiales, manifiestas a través del gusto y las posibilidades subjetivas del hacer. El habitus es "un
sistema de disposiciones durables y transferibles que integran todas las experiencias pasadas y
funciona en cada momento como matriz estructurante de las percepciones, las apreciaciones y las
acciones de los agentes de cara a una coyuntura o acontecimiento y que él contribuye a producir"
(Bourdieu, 1972: 178).

       El autor concibe a la sociedad como integrada por actores que compiten por la apropiación de
bienes y servicios, apropiación frente a la que se encuentran en condiciones disímiles. Los actores se
presentan a las interacciones sociales y a la vida en sociedad desde posiciones definidas como
diferentes a partir de la acumulación diferencial de capitales. Esta acumulación está fuertemente
enraizada en la disposición de capitales precedentes, vinculando las posibilidades de los actores en la
apropiación de poder con la herencia familiar en materia de capital económico, pero también social,
cultural y simbólico. De modo que el sujeto actúa en un mundo social que está integrado por

                                                      6
diferentes espacios sociales (campos) a los cuales se presenta con el bagaje de capitales de que
dispone y en los cuales dichos capitales tienen valores disímiles, primando diferencialmente. El campo
aparece como una “arena de batalla” (Bourdieu, 1990) donde los sujetos compiten y se ven
constreñidos al unísono por sus disposiciones de capitales y por las lógicas de los campos.

       Bourdieu arguye que existe una razón o motivación para la acción que se vincula al desarrollo
de las actividades diarias y que se vincula al habitus del sujeto y la lógica del campo en que actúa. En
tal sentido, la lógica y racionalidad de la práctica son producto de las reglas implícitas a los espacios
de acción e interacción del sujeto, siendo consecuencia al unísono de una incorporación inconsciente
de la regla que se ve reforzada en la práctica cotidiana del sujeto. El actor está inmerso en un campo,
por lo que no es capaz de ver éste como externo a sí mismo. Las reglas de juego del campo son
concebidas y percibidas como una lógica práctica, como producto de su propia realización y en tal
sentido emergen como objetivas y realizaciones de la experiencia al mismo tiempo. El sentido del
juego es entonces socialmente incorporado, el sujeto no se remite a la mera obediencia de la regla,
sino que el juego mismo produce actos de juego que están inscriptos en él como posibilidades u
exigencia objetivas.   “… se puede rehusar a ver en la estrategia el producto de un programa
inconsciente sin hacer de él el producto de un cálculo conciente y racional. Ella es el producto del
sentido práctico como sentido del juego, de un juego social particular…” (Bourdieu, 1993: 70)

       A través de su habitus el sujeto actuante incorpora las reglas del campo estando, por su
“acatamiento”, habilitado a formar parte del juego, a desarrollar su práctica de acuerdo a las reglas
nunca explícitas del mismo. Asimismo el habitus permite dar cuenta al actor de las prácticas en
términos de acciones razonables sin hablar propiamente de prácticas racionales. En tal sentido, sus
acciones están sujetas a los intereses del juego mediante el habitus que es el “juego social
incorporado” y este tiende a generar todas las prácticas “razonables” y a evitar la ocurrencia de otras,
signo lo habilitado y lo posible. La lógica reúne a los actores sólo en la medida en que los mismos
poseen idénticas categorías de percepción y pueden vivir el campo y las acciones que en él se realizan
como lo lógicamente esperable. Por ende el sentido práctico (Doxa), no reflexivo del actor le permite
reproducir en la cotidianeidad la lógica del campo, reproduciendo sus normas y con ello las
desigualdades sociales. Esta lógica no ajusta a los modelos de acción racional sino que responden a las
construcciones discursivas y simbólicas del campo, que muchas veces hacen ver a los actores como
actuantes contradictorios o irracionales. No obstante, el habitus y la lógica de la práctica guardan
cierta coherencia nacida de las condiciones materiales de realización. En tal sentido, la construcción
de las reglas del campo devienen de estrategias gestadas en el marco de una ideología y estructuradas,
por ende, por las condiciones materiales de existencia. “Estas disposiciones comunes, y la doxa
compartida que fundamentan, son fruto de una socialización idéntica o semejante que conduce a la
incorporación generalizada de las estructuras del mercado de los bienes simbólicos bajo la forma de


                                                    7
estructuras cognitivas armonizadas con las estructuras objetivas de ese mercado.” (Bourdieu, 1997:
197)

        En el actuar del sujeto se hace presente una lógica propia erigida a partir de sus condicionantes
de clase, esencialmente signada por tres elementos en relación a los capitales (a) su posesión o
desposesión, (b) la composición de su posesión (pesos relativos de los capitales), y (c) la trayectoria de
su posesión. De tal forma que condicionantes de capitales y acciones en los campos se relacionan
generando una característica clasista común. Siendo entonces las clases en la lectura de Bourdieu “[…]
conjuntos de agentes que ocupan posiciones semejantes y que, situados en condiciones semejantes y
sometidos a condicionamientos semejantes, tienen todas las probabilidades de tener disposiciones e
intereses semejantes y de producir, por lo tanto, prácticas y tomas de posición semejantes” (Bourdieu,
1990: 284). Son el capital cultural y el capital económicos los que en el autor definen grupos o clases
probables2 de mayor homogeneidad, y por ende de configuración de un habitus común en los campos
específicos de interacción social (Inda y Duek, 2005).

        “Los habitus son “sistemas de disposiciones duraderas y transferibles”, producto de los
condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia. Ellos se adquieren
como resultado de la ocupación duradera de una posición dentro del mundo social, y es por esto que
“a cada clase de posición corresponde una clase de habitus”. Además de la relación de homología
entre el espacio de las posiciones y el espacio de las disposiciones (habitus), puede establecerse
entonces a partir de las capacidades generativas de los habitus una correspondencia entre éstos y el
conjunto de las tomas de posición, es decir, de las prácticas, gustos, preferencias de personas,
opciones de consumo y bienes que conforman un determinado “estilo de vida”.” (Inda y Duek, 2005: 8)

        De tal forma que el turismo y la recreación pueden ser leídos desde la perspectiva de Bourdieu
en al menos dos sentidos -al decir de González Damián (2007)- por una parte como prácticas
condicionadas por el habitus y por ende distinguidas clasistamente por apreciaciones de gusto, y por
otro lado concibiéndolos como un campo en sí donde se traba la lid por recursos, bienes y servicios3 y
que aparecen entonces en él como un campo ante el cual los sujetos se presentan con capitales
disímiles y por ende reconstruyen reglas y normas diferenciales. La mirada del presente proyecto trata



2
  Bourdieu utiliza la terminología de clases probables por oposición a la de clases reales ya que entiende que estas últimas
tienen conciencia de sí y capacidad de acción. Supone la escisión de clase en sí y clase para sí de Marx. En adelante en este
apartado nos referiremos como “clases” a las “clases probables” dado que no se aborda la cuestión de clase real porque no se
debate las cuestiones vinculadas a la conciencia e intencionalidad de reproducción de las relaciones sociales existentes y su
superestructura.
3
   En relación al desarrollo del primer tipo de estudios González Damián (2007) en su tesis doctoral           destaca los
trabajos de Alicia Flores (1990), Liliana Zepeda (1996) y Silvia Pavón (1999). En relación al segundo tipo, remitido a los
campos se señala el trabajo de Julia Anaya (2005).


                                                             8
de dar cuenta de la perspectiva dialógica de estos conceptos en la teoría de Bourdieu y por ende
asume la reflexión desde ambas vertientes.

       En primer lugar el turismo como distinción de estilos de vida condicionados por el habitus de
clase determina la generación de una mirada diferencial del ocio, la recreación y el turismo para los
diversos actores según el capital del que dispongan y la trayectoria de esta disposición. Es este habitus
que les permiten ser o no ser parte del campo, incorporar o invisibilizar los límites del mismo,
naturalizar las reglas de ese campo o percibirse constreñidos y extrañados por las lógicas del campo.
Asidos de un habitus diferencial el turismo aparece como parte de un “estilo de vida” de ciertas clases
y actúa como base y parte de un gusto que es signo de diferenciación social. El gusto es “…una de las
apuestas más vitales de las luchas que tienen lugar en el campo de la clase dominante y en el campo
de la producción cultural (…) la suprema manifestación del discernimiento que, reconciliando el
entendimiento y la sensibilidad, el pedante que comprende sin sentir y el mundano que disfruta sin
comprender, define al hombre consumado” (Bourdieu, 1988: 9). El turismo como una práctica deseable
y concretable para los poseedores de capitales se presenta asimismo como una manifestación de gusto,
distintivo, en el uso del ocio y del tiempo libre.

En segundo lugar, e hilando el desarrollo y concepción de los campos con los elementos teóricos
presentados en la sección precedente (sección d.a.) se torna necesario concebir el turismo en sí como
un campo en el cual se da la batalla por la apropiación del poder y los beneficios del mismo, al cual los
actores sociales y colectivos se presentan desde sus posiciones sociales, capitales y trayectorias en
aras de la consecución de los elementos que permitan conciente o inconcientemente la reproducción
de la relaciones sociales que competen a sus intereses. Desde esta mirada las clases sociales probables
se presentan al campo turístico desde sus ideologías erigiéndose una lucha cuya manifestación o
consecución puede hacerse evidente en la política pública vinculada al turismo y la ideología
hegemónica en el mismo.

d.c. La política turística en el enclave clasista.

       Los abordajes teóricos precedentes permiten interpretar que el turismo aparece como un
elemento cargado por una condicionante social, típicamente clasista, ya que se presenta como una
necesidad de orden superior, siendo la misma una demanda posterior a la satisfacción de las demandas
de orden primario. En congruencia el desarrollo y promoción del turismo lejos están de tener un
natural impacto democratizante e igualitarista, sino que dependen de acciones específicas y explícitas
de cara a desarrollar un turismo para los uruguayos y no un ministerio de turismo para quienes pueden
ser empresarios o turistas “naturales”, a saber, las clases de mayores capitales culturales y/o
económicos. Así el Uruguay se presenta ante un producto turístico que es una potencial fuente de
riqueza nacional, sobre la que actúa guiado por un marco explícito (Plan Nacional) y un encuadre


                                                     9
ideológico implícito típico de toda política pública y cuyos impactos inciden sobre la vida de ciertos
actores sociales. Ahora bien, ¿quiénes se benefician de esta entidad?, ¿quiénes son sus destinatarios
reales?, ¿a la necesidad de qué clases responden las estrategias de la cartera ministerial y de las
políticas públicas vinculadas al turismo?

       Éstas y otras preguntas ameritan la reflexión aquí planteada en tanto y en cuanto la demanda y
sus satisfactores resultan elementos centrales en una política pública, especialmente en políticas
destinadas al turismo, fenómeno que intrínsecamente es diferenciador en relación al consumo. En
estos términos los objetivos sociales del fenómeno turístico en el Uruguay deben ser pensados según
las particularidades de los destinatarios quienes mantienen entre sí intereses y expectativas diferentes
y antagónicas.

e. Hallazgos y resultados.

e.a. La impronta del MinTurD. Una estructura escindida, el deporte y la recreación fuera del
turismo.

       Desde un enfoque como el precedente, el vínculo entre la recreación y el turismo aparece como
la línea comunicante entre las posibilidades de ocio y uso del tiempo libre de las clases sociales de
mayores capitales y aquellas con menores accesos. Desde esta mirada el usufructo del turismo aparece
para las clases desposeídas como una meta irrealizable y se configura como un habitus ajeno a su clase
y a las reglas estéticas y de consumo con que su clase se posiciona en el campo. Empero, la recreación
aparece como un esquema de uso del tiempo que no supone una contraposición con las posibilidades
reales y las condiciones materiales de existencia de estas clases. En tal sentido, una política de
turismo que al unísono abone al turismo y a la recreación, y que en particular propenda al desarrollo
conjunto, aparece como una política de carácter democrática así como una forma de concebir el
turismo en relación de respeto y promoción de las sociedades anfitriona, no únicamente desde una
perspectiva económica sino desde una mirada de social a las necesidades de estas sociedades en su
conjunto.

       Ante esta palestra, el MinTurD define el turismo desde una perspectiva exclusivamente de
“viajero” ubicando el turismo como una experiencia de consumo en un espacio foráneo, y distanciando
este fenómeno de las experiencias de consumo vinculadas a las acciones recreativas en los espacios
locales. “El Turismo es el conjunto de actividades originadas por el desplazamiento temporal y
voluntario de personas o grupos de ellas, fuera del lugar de residencia de las mismas. Hoy por hoy es
uno de los más importantes factores de desarrollo económico y social, por lo cual está declarado una
actividad de interés público. El Deporte comprende a todas las actividades desarrolladas bajo las
denominaciones de Educación Física, Deporte, Recreación, o sea, a todas las actividades físicas
propiamente dichas, que se realizan en forma más o menos regular y con la intención de producir

                                                  10
cambios positivos en la condición física de cada individuo. La administración pública tiene el cometido
de orientar, estimular, promover, reglamentar, investigar y controlar el turismo y las actividades y
servicios directamente relacionados al mismo. En el caso de que los particulares no quieran o no
puedan asumir determinadas actividades y servicios turísticos, el Estado los tomará a su cargo.” (Sitio
web oficial, MinTurD).

        Por su parte, la recreación de la sociedad anfitriona es considerada como una faceta de la
dimensión deportiva del ministerio, pero vinculada únicamente a las acciones tendientes al bienestar
física, excluyendo el consumo cultural y patrimonial.                  Esta perspectiva recreacional deportiva del
ministerio, tiene sí una fuerte impronta democratizante, partiendo de la imposibilidad de los diversos
grupos sociales de acceder al desarrollo de actividades deportivas. Sin embargo, y como se ha
antedicho, la dimensión deportiva y la turística del ministerio aparecen como dos vertientes
fuertemente distanciadas, tanto en su impronta conceptual como en su accionar posterior.

e.b La estructura del gusto.

        Según lo explicitado en párrafos anteriores la tarea primera resulta en poder configurar de qué
manera las distintas clases sociales elaboran su estructura de consumo, esto es, cuáles son los
componentes y qué orden o prioridad le otorgan a cada componente. En este sentido se parte del
supuesto de que las clases con alto capital económico y alto capital cultural, a través de su habitus de
clases, tienen preconfigurada dicha estructura de preferencias de consumo y ocio y al mismo tiempo
son estructuras manifiestas; por otra parte se entiende que las clases de bajos capitales, si bien su
estructura responde también al habitus de clase, su estructura de preferencias en cuanto a consumo y
ocio es latente.4 Las construcciones de sentido realizadas por una y otra clase no difieren en cuanto a
sus necesidades sino a sus satisfactores, en éstos términos se plantea en primer lugar que tanto el
turismo y la recreación no son percibidos como necesidad sino que son un satisfactor a necesidades de
otra índole como por ejemplo la necesidad de descansar o la necesidad de salirse de la rutina de
trabajo, entre otras. Esta distinción resulta central en la reflexión sobre la configuración de las
preferencias por parte de distintas clases sociales; mientras ambas clases incorporan en su estructura
la necesidad del descanso las posibles soluciones visualizadas dependerán de su habitus de clase, y en
esos términos las clases altas visualizan el turismo como un objetivo a alcanzar, entendiendo a éste
como viaje, como una salida de sus hogares y su lugar de radicación hacia un destino y su permanencia
en él. De este modo al pensar en su futura licencia visualizan inmediatamente “la playa”, “Europa”,


4
  Con los términos latente y manifiestos se pretende esbozar la idea de presencia cotidiana a nivel simbólico. Esto es que en
determinadas clases sociales, el pensar en turismo es una pensamiento recurrente y presente en la planificación de los
hogares. El caso contrario se presenta en las clases de bajos capitales en las que se supone que el pensar en turismo no es una
tarea recurrente y sí lo es el pensar en recreación.


                                                              11
“ir al Mundial”, “viajar en familia”. La consulta a personas de clases de bajos capitales presenta
satisfactores distintos y visualizan “pasear en familia”, “ir a Montevideo”, “vacaciones”.

           En cuanto a la configuración del tiempo libre las construcciones resultan en algunos casos
similares no encontrándose diferencias extremas entre las clases, no obstante se encuentran algunas

      “Y… de acá a 10 años me gustaría hacer un viaje a               visualizaciones particulares. En el caso de las
      Europa con mi familia” (Altos capitales)                        clases de bajos capitales la concepción del
                                                                      tiempo libre refiere explícitamente a la
relación con el trabajo remunerado puesto que muchos de los consultados manifiestan que en su
tiempo libre realizan tareas de la casa, en tanto que la categoría sobresaliente en las clases de altos
capitales es el descanso. A los distintos entrevistados se les consultó sobre su proyección a futuro y si
bien las respuestas recorrían el vínculo trabajo-estabilidad-casa propia, algunos de los entrevistad@s
de clases de altos capitales manifiestan proyecciones concretas en cuanto al ocio y al turismo.
Conjuntamente se indagó en l@s entrevistad@s sobre la predisposición a ahorrar y sobre el destino de
dichos ahorros. En este campo las diferencias se volvieron más evidentes en dos cuestiones; una
primera en cuanto a la disposición puesto que las clases de bajos capitales afirman la imposibilidad o
extrema dificultad de ahorrar, y en una segunda cuestión sobre el destino. Las clases de bajos
capitales aseguran que de tener la posibilidad de ahorrar realizarían mejoras en sus casas o incluso no
los gastarían dada la dificultad de ahorrar. En el caso de las clases de altos capitales surgen ideas
sobre inversión, adquisición de vehículos y vacaciones. La configuración de estas ideas no refiere a las
necesidades materiales y concretas sino a la construcción de las mismas, integrantes de ambas clases
pueden tener la necesidad material de un vehículo no obstante sólo una de ellas la construye como tal,
y por otra parte ambas clases pueden tener la necesidad material de espacios y tiempo de disfrute, no
obstante solamente una de ellas la construye como tal. El orden de las preferencias en una y en otra
parte de la base material con la que cuentan y al mismo tiempo de la construcción de las necesidades
a nivel simbólico; en este sentido las clases de bajos capitales priorizan su estabilidad y seguridad por
lo que piensan en trabajo y casa propia antes de visualizar la posibilidad de destinar ahorros a un
viaje. Si bien esta aclaración puede parecer obvia, no resulta excesivo volverla explícita puesto que al
momento de pensar en qué es lo que necesitan las clases de bajos capitales, en términos de uso del
tiempo libre, ocio y recreación, la opción del turismo se presenta como un consumo ostentoso propio
de la clase ociosa.5 No se intenta plantear que las personas de clases de bajos capitales no quieran
hacer turismo sino que en su realidad práctica no se permiten un lujo de ese tipo, incluso ni siquiera
de pensarlo.




5
    Ver VEBLEN, TH. (1974): Teoría de la clase ociosa. México, FCE.


                                                                12
Cabe señalar que las configuraciones aquí tratadas                             deben referirse en parte a las
características de la sociedad moderna de consumo y que por lo tanto las configuraciones de las
necesidades se encuentran influidas por la estructura global. En este orden de ideas se entiende que la
configuración de preferencias se ve influida por la avalancha de información que hoy se encuentra a
disposición de cada vez un número mayor de personas sin importar la clase a la cual pertenecen; en
este esquema se entiende que a pesar de que ocupan un lugar secundario, las necesidades satisfechas
con el turismo se encuentran en las clases de bajos capitales. Pensar en cansancio puede relacionarse
                                                                          con pensar en paseo o vacaciones de manera un
    “¿Usted ha paseado o viajado en el último tiempo?
                                                                          tanto inmediata, no obstante la consulta más
    Si fui a Montevideo a trabajar…
    ¿y se imagina a usted como turista? ¿qué cosas haría?                 profunda en las distintas clases presenta dos
    Sí, iría a un parque de diversiones y jugaría en todos los
    juegos.
                                                                          componentes disímiles. Las clases de altos
    Dígame ¿Qué es para usted el turismo?                                 capitales, conscientes de ciertas necesidades
    Un trabajo” (Bajos capitales)
                                                                          básicas       satisfechas,   piensan   y   planifican
libremente sobre el uso del tiempo libre y de sus posibilidades de ocio, y consecuentemente piensa y
planifican el turismo incorporándole a su quehacer anual. Las clases de bajos capitales si bien se
proyectan como posibles turistas construyen una concepción sobre el turismo muy distante a sus
posibilidades y a su identidad. Sus principales construcciones de satisfactores refieren a actividades de
recreación entendidas como paseos o actividades dentro de su localidad.6 Esta diferencia no debe
señalar que las clases de bajos capitales no deben hacer turismo, que no quieren y que de ese modo no
se deben planificar políticas ene se sentido.

            El planteo debiera ser que al momento de pensar en qué necesitan ciertos sectores de la
población se debe ser consciente de que un paseo en las playas de Rocha no es un satisfactor para las
demandas, pues la demanda no pasa por un paseo anual sino por la recreación más cotidiana. Junto
con ello algunos de los entrevistados se cuestionan como turistas pues entienden que el turismo
requiere dinero, y que aún cuando tuvieran la oportunidad de concurrir a un destino turístico… ¿qué
harían? ¿Mirarían? ¿Cuáles son las reales opciones de consumo turístico?

e.c Reflexiones finales.

            En el apartado anterior se puso a disposición del lector algunos de los hallazgos encontrados en
la consulta sobre la configuración del consumo turístico en dos clases probables. En términos generales
se encontró que la configuración de necesidades es relativamente similar puesto que ambas clases
sienten la necesidad de descansar, de disfrutar de su tiempo libre, no obstante la estructura de de
los satisfactores y por lo tanto de sus preferencias, resulta disímil. Recreación y turismo se presentan
como dos opciones de satisfactor hacia una misma necesidad aterrizada en dos realidades distintas. La

6
    Ir a la Rambla, a las plazas, salidas en familia, asados en familia, entre otras.


                                                                    13
construcción de qué es turismo, la construcción de viajar, de ir a la playa, de viajar al exterior no es
una opción para la clase de bajos capitales por dos razones: una primera de disposición de capital
económico para la concurrencia, y una segunda porque aún cuando se acceda a concurrir al lugar no se
perciben posibilidades concretas de consumo de ese espacio, la oferta de los destinos turísticos no es
accesible para los sectores más pobres de la sociedad, a lo que nuevamente nos lleva a preguntar
¿turismo para quién?

       Se expresó en líneas anteriores que el turismo como fenómeno social es complejo y que las
expectativas sobre el mismo dependerán de las construcciones realizadas sobre el mismo. En este
trabajo se centró la mirada sobre los destinatarios de algunas estrategias de turismo, principalmente
de la relación entre las estrategias de turismo y las expectativas de los destinatarios. “Turismo para
todos” se presenta como un objetivo equitativo y de justicia social al cual adhiere el Ministerio de
Turismo y Deportes, sin ser ese su principal objetivo ni su principal función. La cuestión pasa a ser
cuáles son las reales posibilidades de establecer estrategias que contemplen intereses antagónicos
entre distintos actores y distintas clases sin violentar ciertas construcciones simbólicas inherentes a las
prácticas de cada uno de ellos. ¿De qué manera se podrán tejer estrategias que integren a los sectores
más pobres en los circuitos turísticos y al mismo tiempo habilitar de manera real las posibilidades de
consumo turístico mientras se tienen presentes los intereses de los empresarios turísticos, de los
turistas extranjeros y de los turistas nacionales? Como primera reflexión debe plantearse que para las
clases de bajos capitales es central la recreación, sea esta en un destino turístico o en cualquier lugar;
esta idea es central pues da cuenta de que el acceso a destinos turísticos tiene sentido para las clases
bajas siempre y cuando éstas puedan disfrutar del destino.

       En el esquema presentado se concluye que la pretensión de establecer estrategias de turismo
para todos y de turismo con equidad resulta ser una tarea ardua y compleja puesto que existen
realidades materiales y construcciones simbólicas disímiles entre los distintos actores que integran el
espacio social; la terminación del objeto en juego en dicho espacio, si es el crecimiento económico o si
es el ocio, delinea as posibles estrategias, y la conjunción de ambos objetos de lucha aparece, en
principio, como antagónica. Las estrategias de turismo como actividad económica deja de lado a gran
parte de la sociedad puesto que éstos no logran acceder a los destinos o a los productos, y al mismo
tiempo porque aún accediendo a ellos no logran un real consumo; por lo que los principales
destinatarios siguen siendo aquellas clases que a través del mercado logran posicionarse en posiciones
de ventaja. Pensar el turismo para las clases de menores capitales requerirá una reconfiguración de la
relación turismo y recreación, y principalmente sobre la concepción de la accesibilidad.           Incluso
aquellas personas de clases de bajos capitales que residen en destinos turísticos no logran visualizar al
turismo como una necesidad ni como un satisfactor de la necesidad de ocio, lo visualizan como algo
lejano o como un trabajo; en estos términos la actividad turística es un satisfactor a necesidades


                                                    14
primarias, la subsistencia. El consumo turístico es lejano para estos sectores, incluso en aquellos que
integran el sistema turístico y que en muchos casos brindan los servicios, los trabajadores y
trabajadoras del turismo no logran consumir los productos que ellos brindan. Es de este modo que
futuras estrategias y políticas deberán atender a estas particularidades, gestionar las instituciones y
herramientas necesarias, articular entre los distintos actores, y promover posibilidades reales de
consumo turístico y recreación bajo las construcciones de los destinatarios. Quizás de esta manera se
pueda comenzar a visualizar una mayor accesibilidad, ergo, un turismo para todos.



f. Bibliografía.

    Althusser, L. “Ideología y aparatos ideológicos de estado / Freud y Lacan” Ed. Nueva Visión. Bs.
    As., 2003. ISBN 950-602-032-9.

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 Bourdieu, P. “Espacio social y génesis de las clases” en Sociología y Cultura. Ed. Grijalbo. México,
  1990.

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  Aldine Publishing Company. New York, 1967.

 González Damián, A. “La sociología constructivista de Berger y Luckman como perspectiva para el
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 Inda, G. y Duek, C. “El concepto de clases en Bourdieu ¿nuevas palabras para viejas ideas?” Rev.
  Aposta. Revista de Ciencias Sociales. Núm. 23. ISSN 1696 – 7348. España, 2005. Disponible en:
  http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/indayduek.pdf

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  Sirvent M.T. El Proceso de Investigación 2da. edición (revisada) 2004. Ed. Investigación y
  Estadística I Cuadernos de la Oficina de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras (Opfyl).
  Bs. As., 2004.

 Strauss, A. y Corbin, J. “Conceptos básicos en investigación cualitativa.” En: Lecturas de
  investigación cualitativa II 2004. Investigación y Estadística I Cuadernos de la Oficina de
  Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras (Opfyl). Bs. As., 1991.

 VEBLEN, TH. (1974): Teoría de la clase ociosa. México, FCE.
                                                  15

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  • 2. Turismo ¿para quién? Análisis del turismo desde una perspectiva clasista. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ a. Resumen. En el Uruguay el peso económico del turismo es indiscutible y ha hecho de esta actividad un objeto “natural” de políticas públicas, investigaciones académicas y programas de formación. La reflexión y acción pública en torno al turismo ubica a esta actividad en un proyecto de desarrollo nacional donde el “Uruguay Social” y el “Uruguay Productivo” aparecen como dos metas inexorables. En ese marco el “Plan Nacional de Turismo Sostenible. 2009 – 2020” (MinTurD – BID, 2009) explicita la relevancia social del turismo y el carácter vinculante que el mismo tiene con la recreación y los derechos humanos de ocio de las fracciones más empobrecidas de la sociedad uruguaya. No obstante, desde una perspectiva de equidad y desarrollo, reducir la importancia social del turismo a experiencias aisladas de “turismo social” y al llamado “efecto multiplicador del turismo” supone olvidar el carácter cultural de esta actividad multidimensional. Desde esta mirada, la forma como el turismo se vincula con las diversas clases, sus posibilidades y aspiraciones de consumo turístico y de recreación abre un nuevo espacio de debate en torno a qué debe impulsarse desde las políticas de turismo a la hora de propender a una mayor equidad, no sólo atendiendo el componente económico del turismo sino considerando su dimensión cultural y de realización personal, de consumo y de ocio. En este sentido el presente artículo aspira a mostrar la heterogeneidad de posibilidades de las poblaciones de anfitriones directos e indirectos, la forma como estas poblaciones se vinculan con las estructuras turísticas existentes en el país y la relación entre los consumos recreativos y el fortalecimiento de ofertas turísticas complementarias. En consecuencia la investigación tematiza estas cuestiones a partir de un enfoque de Clases y Habitus de clase de Pierre Bourdieu y bajo la concepción normativa del Desarrollo Humano y Sostenible, buscando hacer explícito el carácter diferencial de las necesidades de las diversas clases sociales en relación al turismo y discutiendo el trabajo conjunto “recreación – turismo” como una estrategia pública válida para fortalecer al unísono la equidad y el turismo en el territorio nacional. La estrategia metodológica llevada adelante supone una revisión del Plan Estratégico del MinTurD estableciendo el marco de acción, así como el desarrollo de una estrategia cualitativa de entrevistas a miembros de diversas clases sociales del Uruguay. 2
  • 3. b. Justificación. En el año 2005 la ley 17.866 suprime el Ministerio de deporte y juventud, y fusiona una fracción del mismo al precedente Ministerio de Turismo, gestando una entidad ministerial con características nuevas y que diera en llamarse Ministerio de Turismo y Deporte. Esta entidad tuvo entonces desde sus inicios un doble carácter, con estructuras organizativas prácticamente paralelas y con asignaciones de funcionarios, funciones y presupuestos escindidos en las vertientes “deporte” y “turismo”. No obstante la simiente de una noción de turismo enraizada con la recreación de la población local puede adivinarse en esa conjunción. Casi 5 años después el convenio del Ministerio de Turismo y Deportes con el Banco Intercamericano de Desarrollo explicita en el “Plan Nacional de Turismo Sostenible. 2009 – 2020” (MinTurD – BID, 2009) la relevancia social del turismo y el carácter vinculante que el mismo tiene con la recreación y los derechos humanos de ocio de las fracciones más empobrecidas de la sociedad uruguaya. La presente investigación tematiza estas cuestiones, buscando hacer explícito el carácter diferencial de las necesidades de las diversas clases sociales en relación al turismo y destacando las características y destinatarios de las políticas públicas vinculadas al turismo en los períodos 2005 – 2010. Reconocido es que el turismo se coloca en los últimos 10 años como una fuente importante de divisas en el territorio nacional que combina capacidades locales con inversión extranjera para dar más y mejores servicios esencialmente a través de fuentes de trabajo para los uruguayos. Desde ese enclave el Ministerio de Turismo y Deporte se torna una cartera ministerial de relevancia cuyas acciones y estrategias inciden en la promoción y regulación de un determinado modelo de turismo. Se genera entonces una inversión nacional en torno a esta entidad que como actor estatal cuenta con financiamiento público y que debe, por ende, propender al bien público con sus acciones, en particular en materia turística. Como encuadre general para las acciones de dicho Ministerio el “Plan Nacional de Turismo Sostenible 2009 – 2020” (MinTurD – BID, 2009) apela a creer que el Turismo puede generar beneficios en la sociedad no sólo a través de un efecto derrame o de puestos de trabajo, sino concibiendo al mismo desde una perspectiva social que aspire a concretar el “Turismo para todos” bajo la concepción de hacer del turismo una “herramienta para la integración social, territorial y política, consciente de la diversidad” (MinTurD – BID, 2009:21). El mismo supone por ende una ruptura con la lógica de turismo estructurado en empresarios y turistas de gran poder adquisitivo, para pensar un turismo con capacidad de trasvasar la cuestión de las clases sociales, haciéndose asequible y beneficioso para la sociedad uruguaya en pleno. En congruencia esta meta aspira al desarrollo de políticas explícitas que no sólo promuevan el turismo como actividad económica sino como un plan con carácter democratizante, respetando la aspiración de la línea de trabajo 5 del “Plan Nacional de Turismo sustentable.” que el MinTurD acordara con el BID, orientada a comprender y satisfacer el derecho humano al turismo y a la recreación (MinTurD - BID, 2009: 27). 3
  • 4. En este marco político e institucional es de relevancia reflexionar sobre las particularidades existentes entre las posibilidades de consumo turístico en distintas clases sociales, sobre las percepciones existentes en torno al turismo, a la recreación y en general al uso de tiempo libre y de posible ocio. De este modo la pretensión de este equipo es, a partir de los lineamientos del MinTurD1, identificar categorías interpretativas desde las clases sociales en referencia al Turismo y la Recreación, y de esa manera generar o establecer de qué manera se conforman los vínculos entre las políticas reales y las políticas virtuales. c. Metodología. La fase de trabajo supone el trabajo mediante entrevistas en profundidad a actores sociales de diversas clases sociales con la aspiración de conocer las escalas de prioridades, posibilidades, deseos y concepciones en torno al uso del tiempo libre y la recreación. Estas entrevistas prevén dar cuenta de los siguientes objetivos: • Describir las aspiraciones, deseos y esquema de prioridades de distintos grupos sociales en relación al uso de su tiempo libre, ocio y potencial capacidad de ahorro. • Construir un perfil clasista de consumo de elementos de recreación y turismo. El supuesto de que existen relaciones entre la posición estructural de los individuos y sus gustos refiere directamente al Habitus de Clase anteriormente señalado. En este sentido se vuelve necesaria la realización de profundas indagaciones de sentido y de construcción simbólica de los individuos en tanto a partir de ello se elaborará los perfiles clasistas de consumo. Estimar la utilización del tiempo libre en las personas podrá existir previa definición de qué se entiende por el mismo y cómo los individuos lo conciben; del mismo modo se manejarán los conceptos de recreación y turismo bajo el supuesto de que existen diferencias entre los conceptos manejados desde la jerga estatal y el sentido propuesto desde los entrevistados. Por otra parte, y luego de interrogar sobre concepciones conceptuales, se intentará conocer cuál es el esquema de prioridades y deseos de las personas en relación a dichos conceptos, esto es, conocer de qué tipo de actividades realizan, cuáles les gustaría realizar, porqué no pueden realizarlas, qué sentido implican dichas actividades en su cotidianidad, etc. d. Un acercamiento teórico a las políticas turísticas con perspectiva de clases. d.a. El carácter ideológico de las políticas públicas. El turismo en tanto actividad productiva tiene un lugar de relevancia en la organización económica y financiera del Uruguay, y por ende es objeto de políticas estratégicas desde el Estado en general y desde el Ministerio de Turismo y Deporte en particular. Compete a esta cartera ministerial 1 Se selecciona al Ministerio de Turismo y Deportes como ente referente en la temática, y si bien no se pretende colocar responsabilidades en lugares equivocados (pues el MinTurD no es el Ministerio de Desarrollo Social ni el Desarrollo Social es su principal objetivo) se intenta dar cuenta del vínculo existente entre las políticas de turismo y recreación propuestas desde éste ámbito ministerial y las expectativas de los destinatarios. 4
  • 5. la promoción y regulación de la actividad turística, actualmente encuadrada en el “Plan Nacional de Turismo Sostenible 2009 – 2020”. Las acciones de dicho ministerio están regidas por un encuadre político general fuertemente vinculadas al gobierno de turno, y se erigen en afanoso parentesco con la concepción de Turismo al que la entidad se ciñe. En tal sentido, la visión y perspectiva de turismo que guíe a la cartera tiene naturalmente un impacto directo en la forma como el Ministerio actúa en materia de políticas vinculadas al turismo. De modo que la definición atribuida al turismo desencadena el desarrollo de cierto tipo de actividades y políticas en la promoción del tipo de turismo particularmente concebido. La ausencia de modelos neutros de desarrollo de las acciones estatales forma parte de la larga tradición de la teoría política. Las políticas públicas están cargadas de sesgos ideológicos que repercuten en la vida del país signando beneficiarios y destinatarios. No obstante el carácter ideológico de las políticas públicas es frecuentemente implícito y en ocasiones es ignorado aún por sus propios gestores. La teoría marxista sostiene que en el Estado se sedimentan formas institucionalizadas de reproducción de las relaciones sociales dominantes, construyéndose a partir del Estado una estrategia de conservación del status quo y de las relaciones de producción pre existentes. A esta mirada, que se diera a llamar “aparato represivo del Estado” (ejército, organismos administrativos, legislativos y ejecutores estatales), Althusser adiciona la existencia de “aparatos ideológicos del Estado” a saber instituciones no enteramente públicas que articulan la ideología dominante en el Estado en formas institucionales que la conservan y que se introducen en la vida de los individuos desde la cotidianeidad privada (escuela, religión). “Por lo que sabemos, ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado.”(Althusser, 2003: 58) Según lo propuesto existe cierta influencia de los intereses de clase sobre el Estado y más concretamente, existe una lucha por alcanzar el poder del estado de modo de utilizar en su beneficio el aparato estatal. No obstante, la teoría sociológica contemporánea se ha servido en señalar que a la dominación clasista a través del Estado se incorporan, moderándola, las existencias y manifestaciones de distintos grupos sociales y de la sociedad civil organizada que velan por los derechos de los grupos dominados. En este esquema, la consecución de derechos para las clases no dominantes aparece como una conquista en una lid en que los contendientes aparecen con intereses desencontrados. “… entre las prácticas sociales y la construcción de derechos, hay un proceso complejo de toma de conciencia de una situación o un conjunto de ellas y que supone un abanico de percepciones, representaciones, ideas, sentimientos, expectativas, deseos. A ese proceso que es colectivo, de elaboración, socialmente condicionado, y que es el puente para una dinámica de involucramiento con objetivos de llegar a alcanzar derechos sociales…” (Falero, 2008:29) 5
  • 6. Este mismo enclave puede dar luz a las políticas públicas vinculadas al turismo en el Uruguay, evidenciando que existe una definición ideológica y una lucha de derechos detrás de las estrategias ministeriales. De modo que se torna necesario identificar qué clases logran gestar un modelo de políticas ministeriales, es decir, qué clases están representadas en la estrategia general del Ministerio, y qué clases logran conquistas en materia de consecución de derechos en dicha cartera. Habida cuenta entonces de que existen grupos con intereses diferentes, y que el MinTurD debe responder al bien público se torna imprescindible conocer y reconocer los elementos que estructuran las políticas públicas vinculadas al turismo, en particular en materia de sus destinatarios reales, bajo una perspectiva clasista, y en congruencia con la definición de un “turismo para todos”. d.b. Clases sociales, habitus y campos. “No existe, pues, nada que distinga de forma tan rigurosa a las diferentes clases como la disposición objetivamente exigida por el consumo legítimo de obras legítimas, la aptitud para adoptar un punto de vista propiamente estético sobre unos objetos ya constituidos estéticamente, (…) y, lo que aún es más raro de encontrar, la capacidad de constituir estéticamente cualquier clase de objetos o incluso objetos ‘vulgares’ (…) o de comprometer los principios de una estética ‘pura’ en las opciones más ordinarias de la existencia ordinaria, por ejemplo en materia de cocina, de vestimenta o de decoración…” (Bourdieu, 1988:37) A efectos de desarrollar la presente investigación se adhiere y se toma como supuesto, la perspectiva teórica de Pierre Bourdieu en la identificación y caracterización de las clases sociales y su accionar. Obvio resulta decir que la sociedad actual está atravesada por desigualdades y asimetrías que impiden pensar que una política pública pueda atender al unísono a todos los actores societales. En particular las diversas clases sociales generan una concepción del mundo que estructura y guía las acciones (habitus), construyendo demandas diferenciales erigidas a partir de sus condicionantes materiales, manifiestas a través del gusto y las posibilidades subjetivas del hacer. El habitus es "un sistema de disposiciones durables y transferibles que integran todas las experiencias pasadas y funciona en cada momento como matriz estructurante de las percepciones, las apreciaciones y las acciones de los agentes de cara a una coyuntura o acontecimiento y que él contribuye a producir" (Bourdieu, 1972: 178). El autor concibe a la sociedad como integrada por actores que compiten por la apropiación de bienes y servicios, apropiación frente a la que se encuentran en condiciones disímiles. Los actores se presentan a las interacciones sociales y a la vida en sociedad desde posiciones definidas como diferentes a partir de la acumulación diferencial de capitales. Esta acumulación está fuertemente enraizada en la disposición de capitales precedentes, vinculando las posibilidades de los actores en la apropiación de poder con la herencia familiar en materia de capital económico, pero también social, cultural y simbólico. De modo que el sujeto actúa en un mundo social que está integrado por 6
  • 7. diferentes espacios sociales (campos) a los cuales se presenta con el bagaje de capitales de que dispone y en los cuales dichos capitales tienen valores disímiles, primando diferencialmente. El campo aparece como una “arena de batalla” (Bourdieu, 1990) donde los sujetos compiten y se ven constreñidos al unísono por sus disposiciones de capitales y por las lógicas de los campos. Bourdieu arguye que existe una razón o motivación para la acción que se vincula al desarrollo de las actividades diarias y que se vincula al habitus del sujeto y la lógica del campo en que actúa. En tal sentido, la lógica y racionalidad de la práctica son producto de las reglas implícitas a los espacios de acción e interacción del sujeto, siendo consecuencia al unísono de una incorporación inconsciente de la regla que se ve reforzada en la práctica cotidiana del sujeto. El actor está inmerso en un campo, por lo que no es capaz de ver éste como externo a sí mismo. Las reglas de juego del campo son concebidas y percibidas como una lógica práctica, como producto de su propia realización y en tal sentido emergen como objetivas y realizaciones de la experiencia al mismo tiempo. El sentido del juego es entonces socialmente incorporado, el sujeto no se remite a la mera obediencia de la regla, sino que el juego mismo produce actos de juego que están inscriptos en él como posibilidades u exigencia objetivas. “… se puede rehusar a ver en la estrategia el producto de un programa inconsciente sin hacer de él el producto de un cálculo conciente y racional. Ella es el producto del sentido práctico como sentido del juego, de un juego social particular…” (Bourdieu, 1993: 70) A través de su habitus el sujeto actuante incorpora las reglas del campo estando, por su “acatamiento”, habilitado a formar parte del juego, a desarrollar su práctica de acuerdo a las reglas nunca explícitas del mismo. Asimismo el habitus permite dar cuenta al actor de las prácticas en términos de acciones razonables sin hablar propiamente de prácticas racionales. En tal sentido, sus acciones están sujetas a los intereses del juego mediante el habitus que es el “juego social incorporado” y este tiende a generar todas las prácticas “razonables” y a evitar la ocurrencia de otras, signo lo habilitado y lo posible. La lógica reúne a los actores sólo en la medida en que los mismos poseen idénticas categorías de percepción y pueden vivir el campo y las acciones que en él se realizan como lo lógicamente esperable. Por ende el sentido práctico (Doxa), no reflexivo del actor le permite reproducir en la cotidianeidad la lógica del campo, reproduciendo sus normas y con ello las desigualdades sociales. Esta lógica no ajusta a los modelos de acción racional sino que responden a las construcciones discursivas y simbólicas del campo, que muchas veces hacen ver a los actores como actuantes contradictorios o irracionales. No obstante, el habitus y la lógica de la práctica guardan cierta coherencia nacida de las condiciones materiales de realización. En tal sentido, la construcción de las reglas del campo devienen de estrategias gestadas en el marco de una ideología y estructuradas, por ende, por las condiciones materiales de existencia. “Estas disposiciones comunes, y la doxa compartida que fundamentan, son fruto de una socialización idéntica o semejante que conduce a la incorporación generalizada de las estructuras del mercado de los bienes simbólicos bajo la forma de 7
  • 8. estructuras cognitivas armonizadas con las estructuras objetivas de ese mercado.” (Bourdieu, 1997: 197) En el actuar del sujeto se hace presente una lógica propia erigida a partir de sus condicionantes de clase, esencialmente signada por tres elementos en relación a los capitales (a) su posesión o desposesión, (b) la composición de su posesión (pesos relativos de los capitales), y (c) la trayectoria de su posesión. De tal forma que condicionantes de capitales y acciones en los campos se relacionan generando una característica clasista común. Siendo entonces las clases en la lectura de Bourdieu “[…] conjuntos de agentes que ocupan posiciones semejantes y que, situados en condiciones semejantes y sometidos a condicionamientos semejantes, tienen todas las probabilidades de tener disposiciones e intereses semejantes y de producir, por lo tanto, prácticas y tomas de posición semejantes” (Bourdieu, 1990: 284). Son el capital cultural y el capital económicos los que en el autor definen grupos o clases probables2 de mayor homogeneidad, y por ende de configuración de un habitus común en los campos específicos de interacción social (Inda y Duek, 2005). “Los habitus son “sistemas de disposiciones duraderas y transferibles”, producto de los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia. Ellos se adquieren como resultado de la ocupación duradera de una posición dentro del mundo social, y es por esto que “a cada clase de posición corresponde una clase de habitus”. Además de la relación de homología entre el espacio de las posiciones y el espacio de las disposiciones (habitus), puede establecerse entonces a partir de las capacidades generativas de los habitus una correspondencia entre éstos y el conjunto de las tomas de posición, es decir, de las prácticas, gustos, preferencias de personas, opciones de consumo y bienes que conforman un determinado “estilo de vida”.” (Inda y Duek, 2005: 8) De tal forma que el turismo y la recreación pueden ser leídos desde la perspectiva de Bourdieu en al menos dos sentidos -al decir de González Damián (2007)- por una parte como prácticas condicionadas por el habitus y por ende distinguidas clasistamente por apreciaciones de gusto, y por otro lado concibiéndolos como un campo en sí donde se traba la lid por recursos, bienes y servicios3 y que aparecen entonces en él como un campo ante el cual los sujetos se presentan con capitales disímiles y por ende reconstruyen reglas y normas diferenciales. La mirada del presente proyecto trata 2 Bourdieu utiliza la terminología de clases probables por oposición a la de clases reales ya que entiende que estas últimas tienen conciencia de sí y capacidad de acción. Supone la escisión de clase en sí y clase para sí de Marx. En adelante en este apartado nos referiremos como “clases” a las “clases probables” dado que no se aborda la cuestión de clase real porque no se debate las cuestiones vinculadas a la conciencia e intencionalidad de reproducción de las relaciones sociales existentes y su superestructura. 3 En relación al desarrollo del primer tipo de estudios González Damián (2007) en su tesis doctoral destaca los trabajos de Alicia Flores (1990), Liliana Zepeda (1996) y Silvia Pavón (1999). En relación al segundo tipo, remitido a los campos se señala el trabajo de Julia Anaya (2005). 8
  • 9. de dar cuenta de la perspectiva dialógica de estos conceptos en la teoría de Bourdieu y por ende asume la reflexión desde ambas vertientes. En primer lugar el turismo como distinción de estilos de vida condicionados por el habitus de clase determina la generación de una mirada diferencial del ocio, la recreación y el turismo para los diversos actores según el capital del que dispongan y la trayectoria de esta disposición. Es este habitus que les permiten ser o no ser parte del campo, incorporar o invisibilizar los límites del mismo, naturalizar las reglas de ese campo o percibirse constreñidos y extrañados por las lógicas del campo. Asidos de un habitus diferencial el turismo aparece como parte de un “estilo de vida” de ciertas clases y actúa como base y parte de un gusto que es signo de diferenciación social. El gusto es “…una de las apuestas más vitales de las luchas que tienen lugar en el campo de la clase dominante y en el campo de la producción cultural (…) la suprema manifestación del discernimiento que, reconciliando el entendimiento y la sensibilidad, el pedante que comprende sin sentir y el mundano que disfruta sin comprender, define al hombre consumado” (Bourdieu, 1988: 9). El turismo como una práctica deseable y concretable para los poseedores de capitales se presenta asimismo como una manifestación de gusto, distintivo, en el uso del ocio y del tiempo libre. En segundo lugar, e hilando el desarrollo y concepción de los campos con los elementos teóricos presentados en la sección precedente (sección d.a.) se torna necesario concebir el turismo en sí como un campo en el cual se da la batalla por la apropiación del poder y los beneficios del mismo, al cual los actores sociales y colectivos se presentan desde sus posiciones sociales, capitales y trayectorias en aras de la consecución de los elementos que permitan conciente o inconcientemente la reproducción de la relaciones sociales que competen a sus intereses. Desde esta mirada las clases sociales probables se presentan al campo turístico desde sus ideologías erigiéndose una lucha cuya manifestación o consecución puede hacerse evidente en la política pública vinculada al turismo y la ideología hegemónica en el mismo. d.c. La política turística en el enclave clasista. Los abordajes teóricos precedentes permiten interpretar que el turismo aparece como un elemento cargado por una condicionante social, típicamente clasista, ya que se presenta como una necesidad de orden superior, siendo la misma una demanda posterior a la satisfacción de las demandas de orden primario. En congruencia el desarrollo y promoción del turismo lejos están de tener un natural impacto democratizante e igualitarista, sino que dependen de acciones específicas y explícitas de cara a desarrollar un turismo para los uruguayos y no un ministerio de turismo para quienes pueden ser empresarios o turistas “naturales”, a saber, las clases de mayores capitales culturales y/o económicos. Así el Uruguay se presenta ante un producto turístico que es una potencial fuente de riqueza nacional, sobre la que actúa guiado por un marco explícito (Plan Nacional) y un encuadre 9
  • 10. ideológico implícito típico de toda política pública y cuyos impactos inciden sobre la vida de ciertos actores sociales. Ahora bien, ¿quiénes se benefician de esta entidad?, ¿quiénes son sus destinatarios reales?, ¿a la necesidad de qué clases responden las estrategias de la cartera ministerial y de las políticas públicas vinculadas al turismo? Éstas y otras preguntas ameritan la reflexión aquí planteada en tanto y en cuanto la demanda y sus satisfactores resultan elementos centrales en una política pública, especialmente en políticas destinadas al turismo, fenómeno que intrínsecamente es diferenciador en relación al consumo. En estos términos los objetivos sociales del fenómeno turístico en el Uruguay deben ser pensados según las particularidades de los destinatarios quienes mantienen entre sí intereses y expectativas diferentes y antagónicas. e. Hallazgos y resultados. e.a. La impronta del MinTurD. Una estructura escindida, el deporte y la recreación fuera del turismo. Desde un enfoque como el precedente, el vínculo entre la recreación y el turismo aparece como la línea comunicante entre las posibilidades de ocio y uso del tiempo libre de las clases sociales de mayores capitales y aquellas con menores accesos. Desde esta mirada el usufructo del turismo aparece para las clases desposeídas como una meta irrealizable y se configura como un habitus ajeno a su clase y a las reglas estéticas y de consumo con que su clase se posiciona en el campo. Empero, la recreación aparece como un esquema de uso del tiempo que no supone una contraposición con las posibilidades reales y las condiciones materiales de existencia de estas clases. En tal sentido, una política de turismo que al unísono abone al turismo y a la recreación, y que en particular propenda al desarrollo conjunto, aparece como una política de carácter democrática así como una forma de concebir el turismo en relación de respeto y promoción de las sociedades anfitriona, no únicamente desde una perspectiva económica sino desde una mirada de social a las necesidades de estas sociedades en su conjunto. Ante esta palestra, el MinTurD define el turismo desde una perspectiva exclusivamente de “viajero” ubicando el turismo como una experiencia de consumo en un espacio foráneo, y distanciando este fenómeno de las experiencias de consumo vinculadas a las acciones recreativas en los espacios locales. “El Turismo es el conjunto de actividades originadas por el desplazamiento temporal y voluntario de personas o grupos de ellas, fuera del lugar de residencia de las mismas. Hoy por hoy es uno de los más importantes factores de desarrollo económico y social, por lo cual está declarado una actividad de interés público. El Deporte comprende a todas las actividades desarrolladas bajo las denominaciones de Educación Física, Deporte, Recreación, o sea, a todas las actividades físicas propiamente dichas, que se realizan en forma más o menos regular y con la intención de producir 10
  • 11. cambios positivos en la condición física de cada individuo. La administración pública tiene el cometido de orientar, estimular, promover, reglamentar, investigar y controlar el turismo y las actividades y servicios directamente relacionados al mismo. En el caso de que los particulares no quieran o no puedan asumir determinadas actividades y servicios turísticos, el Estado los tomará a su cargo.” (Sitio web oficial, MinTurD). Por su parte, la recreación de la sociedad anfitriona es considerada como una faceta de la dimensión deportiva del ministerio, pero vinculada únicamente a las acciones tendientes al bienestar física, excluyendo el consumo cultural y patrimonial. Esta perspectiva recreacional deportiva del ministerio, tiene sí una fuerte impronta democratizante, partiendo de la imposibilidad de los diversos grupos sociales de acceder al desarrollo de actividades deportivas. Sin embargo, y como se ha antedicho, la dimensión deportiva y la turística del ministerio aparecen como dos vertientes fuertemente distanciadas, tanto en su impronta conceptual como en su accionar posterior. e.b La estructura del gusto. Según lo explicitado en párrafos anteriores la tarea primera resulta en poder configurar de qué manera las distintas clases sociales elaboran su estructura de consumo, esto es, cuáles son los componentes y qué orden o prioridad le otorgan a cada componente. En este sentido se parte del supuesto de que las clases con alto capital económico y alto capital cultural, a través de su habitus de clases, tienen preconfigurada dicha estructura de preferencias de consumo y ocio y al mismo tiempo son estructuras manifiestas; por otra parte se entiende que las clases de bajos capitales, si bien su estructura responde también al habitus de clase, su estructura de preferencias en cuanto a consumo y ocio es latente.4 Las construcciones de sentido realizadas por una y otra clase no difieren en cuanto a sus necesidades sino a sus satisfactores, en éstos términos se plantea en primer lugar que tanto el turismo y la recreación no son percibidos como necesidad sino que son un satisfactor a necesidades de otra índole como por ejemplo la necesidad de descansar o la necesidad de salirse de la rutina de trabajo, entre otras. Esta distinción resulta central en la reflexión sobre la configuración de las preferencias por parte de distintas clases sociales; mientras ambas clases incorporan en su estructura la necesidad del descanso las posibles soluciones visualizadas dependerán de su habitus de clase, y en esos términos las clases altas visualizan el turismo como un objetivo a alcanzar, entendiendo a éste como viaje, como una salida de sus hogares y su lugar de radicación hacia un destino y su permanencia en él. De este modo al pensar en su futura licencia visualizan inmediatamente “la playa”, “Europa”, 4 Con los términos latente y manifiestos se pretende esbozar la idea de presencia cotidiana a nivel simbólico. Esto es que en determinadas clases sociales, el pensar en turismo es una pensamiento recurrente y presente en la planificación de los hogares. El caso contrario se presenta en las clases de bajos capitales en las que se supone que el pensar en turismo no es una tarea recurrente y sí lo es el pensar en recreación. 11
  • 12. “ir al Mundial”, “viajar en familia”. La consulta a personas de clases de bajos capitales presenta satisfactores distintos y visualizan “pasear en familia”, “ir a Montevideo”, “vacaciones”. En cuanto a la configuración del tiempo libre las construcciones resultan en algunos casos similares no encontrándose diferencias extremas entre las clases, no obstante se encuentran algunas “Y… de acá a 10 años me gustaría hacer un viaje a visualizaciones particulares. En el caso de las Europa con mi familia” (Altos capitales) clases de bajos capitales la concepción del tiempo libre refiere explícitamente a la relación con el trabajo remunerado puesto que muchos de los consultados manifiestan que en su tiempo libre realizan tareas de la casa, en tanto que la categoría sobresaliente en las clases de altos capitales es el descanso. A los distintos entrevistados se les consultó sobre su proyección a futuro y si bien las respuestas recorrían el vínculo trabajo-estabilidad-casa propia, algunos de los entrevistad@s de clases de altos capitales manifiestan proyecciones concretas en cuanto al ocio y al turismo. Conjuntamente se indagó en l@s entrevistad@s sobre la predisposición a ahorrar y sobre el destino de dichos ahorros. En este campo las diferencias se volvieron más evidentes en dos cuestiones; una primera en cuanto a la disposición puesto que las clases de bajos capitales afirman la imposibilidad o extrema dificultad de ahorrar, y en una segunda cuestión sobre el destino. Las clases de bajos capitales aseguran que de tener la posibilidad de ahorrar realizarían mejoras en sus casas o incluso no los gastarían dada la dificultad de ahorrar. En el caso de las clases de altos capitales surgen ideas sobre inversión, adquisición de vehículos y vacaciones. La configuración de estas ideas no refiere a las necesidades materiales y concretas sino a la construcción de las mismas, integrantes de ambas clases pueden tener la necesidad material de un vehículo no obstante sólo una de ellas la construye como tal, y por otra parte ambas clases pueden tener la necesidad material de espacios y tiempo de disfrute, no obstante solamente una de ellas la construye como tal. El orden de las preferencias en una y en otra parte de la base material con la que cuentan y al mismo tiempo de la construcción de las necesidades a nivel simbólico; en este sentido las clases de bajos capitales priorizan su estabilidad y seguridad por lo que piensan en trabajo y casa propia antes de visualizar la posibilidad de destinar ahorros a un viaje. Si bien esta aclaración puede parecer obvia, no resulta excesivo volverla explícita puesto que al momento de pensar en qué es lo que necesitan las clases de bajos capitales, en términos de uso del tiempo libre, ocio y recreación, la opción del turismo se presenta como un consumo ostentoso propio de la clase ociosa.5 No se intenta plantear que las personas de clases de bajos capitales no quieran hacer turismo sino que en su realidad práctica no se permiten un lujo de ese tipo, incluso ni siquiera de pensarlo. 5 Ver VEBLEN, TH. (1974): Teoría de la clase ociosa. México, FCE. 12
  • 13. Cabe señalar que las configuraciones aquí tratadas deben referirse en parte a las características de la sociedad moderna de consumo y que por lo tanto las configuraciones de las necesidades se encuentran influidas por la estructura global. En este orden de ideas se entiende que la configuración de preferencias se ve influida por la avalancha de información que hoy se encuentra a disposición de cada vez un número mayor de personas sin importar la clase a la cual pertenecen; en este esquema se entiende que a pesar de que ocupan un lugar secundario, las necesidades satisfechas con el turismo se encuentran en las clases de bajos capitales. Pensar en cansancio puede relacionarse con pensar en paseo o vacaciones de manera un “¿Usted ha paseado o viajado en el último tiempo? tanto inmediata, no obstante la consulta más Si fui a Montevideo a trabajar… ¿y se imagina a usted como turista? ¿qué cosas haría? profunda en las distintas clases presenta dos Sí, iría a un parque de diversiones y jugaría en todos los juegos. componentes disímiles. Las clases de altos Dígame ¿Qué es para usted el turismo? capitales, conscientes de ciertas necesidades Un trabajo” (Bajos capitales) básicas satisfechas, piensan y planifican libremente sobre el uso del tiempo libre y de sus posibilidades de ocio, y consecuentemente piensa y planifican el turismo incorporándole a su quehacer anual. Las clases de bajos capitales si bien se proyectan como posibles turistas construyen una concepción sobre el turismo muy distante a sus posibilidades y a su identidad. Sus principales construcciones de satisfactores refieren a actividades de recreación entendidas como paseos o actividades dentro de su localidad.6 Esta diferencia no debe señalar que las clases de bajos capitales no deben hacer turismo, que no quieren y que de ese modo no se deben planificar políticas ene se sentido. El planteo debiera ser que al momento de pensar en qué necesitan ciertos sectores de la población se debe ser consciente de que un paseo en las playas de Rocha no es un satisfactor para las demandas, pues la demanda no pasa por un paseo anual sino por la recreación más cotidiana. Junto con ello algunos de los entrevistados se cuestionan como turistas pues entienden que el turismo requiere dinero, y que aún cuando tuvieran la oportunidad de concurrir a un destino turístico… ¿qué harían? ¿Mirarían? ¿Cuáles son las reales opciones de consumo turístico? e.c Reflexiones finales. En el apartado anterior se puso a disposición del lector algunos de los hallazgos encontrados en la consulta sobre la configuración del consumo turístico en dos clases probables. En términos generales se encontró que la configuración de necesidades es relativamente similar puesto que ambas clases sienten la necesidad de descansar, de disfrutar de su tiempo libre, no obstante la estructura de de los satisfactores y por lo tanto de sus preferencias, resulta disímil. Recreación y turismo se presentan como dos opciones de satisfactor hacia una misma necesidad aterrizada en dos realidades distintas. La 6 Ir a la Rambla, a las plazas, salidas en familia, asados en familia, entre otras. 13
  • 14. construcción de qué es turismo, la construcción de viajar, de ir a la playa, de viajar al exterior no es una opción para la clase de bajos capitales por dos razones: una primera de disposición de capital económico para la concurrencia, y una segunda porque aún cuando se acceda a concurrir al lugar no se perciben posibilidades concretas de consumo de ese espacio, la oferta de los destinos turísticos no es accesible para los sectores más pobres de la sociedad, a lo que nuevamente nos lleva a preguntar ¿turismo para quién? Se expresó en líneas anteriores que el turismo como fenómeno social es complejo y que las expectativas sobre el mismo dependerán de las construcciones realizadas sobre el mismo. En este trabajo se centró la mirada sobre los destinatarios de algunas estrategias de turismo, principalmente de la relación entre las estrategias de turismo y las expectativas de los destinatarios. “Turismo para todos” se presenta como un objetivo equitativo y de justicia social al cual adhiere el Ministerio de Turismo y Deportes, sin ser ese su principal objetivo ni su principal función. La cuestión pasa a ser cuáles son las reales posibilidades de establecer estrategias que contemplen intereses antagónicos entre distintos actores y distintas clases sin violentar ciertas construcciones simbólicas inherentes a las prácticas de cada uno de ellos. ¿De qué manera se podrán tejer estrategias que integren a los sectores más pobres en los circuitos turísticos y al mismo tiempo habilitar de manera real las posibilidades de consumo turístico mientras se tienen presentes los intereses de los empresarios turísticos, de los turistas extranjeros y de los turistas nacionales? Como primera reflexión debe plantearse que para las clases de bajos capitales es central la recreación, sea esta en un destino turístico o en cualquier lugar; esta idea es central pues da cuenta de que el acceso a destinos turísticos tiene sentido para las clases bajas siempre y cuando éstas puedan disfrutar del destino. En el esquema presentado se concluye que la pretensión de establecer estrategias de turismo para todos y de turismo con equidad resulta ser una tarea ardua y compleja puesto que existen realidades materiales y construcciones simbólicas disímiles entre los distintos actores que integran el espacio social; la terminación del objeto en juego en dicho espacio, si es el crecimiento económico o si es el ocio, delinea as posibles estrategias, y la conjunción de ambos objetos de lucha aparece, en principio, como antagónica. Las estrategias de turismo como actividad económica deja de lado a gran parte de la sociedad puesto que éstos no logran acceder a los destinos o a los productos, y al mismo tiempo porque aún accediendo a ellos no logran un real consumo; por lo que los principales destinatarios siguen siendo aquellas clases que a través del mercado logran posicionarse en posiciones de ventaja. Pensar el turismo para las clases de menores capitales requerirá una reconfiguración de la relación turismo y recreación, y principalmente sobre la concepción de la accesibilidad. Incluso aquellas personas de clases de bajos capitales que residen en destinos turísticos no logran visualizar al turismo como una necesidad ni como un satisfactor de la necesidad de ocio, lo visualizan como algo lejano o como un trabajo; en estos términos la actividad turística es un satisfactor a necesidades 14
  • 15. primarias, la subsistencia. El consumo turístico es lejano para estos sectores, incluso en aquellos que integran el sistema turístico y que en muchos casos brindan los servicios, los trabajadores y trabajadoras del turismo no logran consumir los productos que ellos brindan. Es de este modo que futuras estrategias y políticas deberán atender a estas particularidades, gestionar las instituciones y herramientas necesarias, articular entre los distintos actores, y promover posibilidades reales de consumo turístico y recreación bajo las construcciones de los destinatarios. Quizás de esta manera se pueda comenzar a visualizar una mayor accesibilidad, ergo, un turismo para todos. f. Bibliografía.  Althusser, L. “Ideología y aparatos ideológicos de estado / Freud y Lacan” Ed. Nueva Visión. Bs. As., 2003. ISBN 950-602-032-9.  Bourdieu, P. “La distinción. Criterios y bases sociales del gusto.” Ed. Taurus. Madrid, 1988.  Bourdieu, P. “Espacio social y génesis de las clases” en Sociología y Cultura. Ed. Grijalbo. México, 1990.  Bourdieu, P. “El sentido práctico.” Ed. Taurus. Madrid, 1991.  Bourdieu, P. “Esquisse d'une theorie de la pratique. ” Ed. Droz. Paris, 1972.  Bourdieu, P. “Cosas dichas.” Ed. Gedisa. Barcelona, 1993.  Bourdieu, P. “Razones prácticas.” Ed. Anagrama. Barcelona, 1997.  de Angelis, S. “El método comparativo constante” S/R. Disponible en www.infanciaenred.org.ar/margarita/etapa2/PDF/007.pdf  Falero, A. “Las batallas por la subjetividad. Construcción de derechos, luchas sociales y dominación simbólica en Uruguay.” Ed. CSIC – UdelaR. Mdeo, 2008. ISBN: 9974 8097 58  Glaser, B., y Strauss, A. “The discovery of Grounded Theory.Strategic for qualitative research.” Ed. Aldine Publishing Company. New York, 1967.  González Damián, A. “La sociología constructivista de Berger y Luckman como perspectiva para el estudio del turismo.” Tesis Doctoral. Universidad Iberoamericana. México, 2007.  Inda, G. y Duek, C. “El concepto de clases en Bourdieu ¿nuevas palabras para viejas ideas?” Rev. Aposta. Revista de Ciencias Sociales. Núm. 23. ISSN 1696 – 7348. España, 2005. Disponible en: http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/indayduek.pdf  MINTURD – BID “Plan Nacional de Turismo Sostenible. 2009 – 2020” Ed. MINTURD – BID. Mdeo, 2009.  Sirvent, M. “Cuadro Comparativo entre Lógicas según dimensiones del Diseño de Investigación.” En Sirvent M.T. El Proceso de Investigación 2da. edición (revisada) 2004. Ed. Investigación y Estadística I Cuadernos de la Oficina de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras (Opfyl). Bs. As., 2004.  Strauss, A. y Corbin, J. “Conceptos básicos en investigación cualitativa.” En: Lecturas de investigación cualitativa II 2004. Investigación y Estadística I Cuadernos de la Oficina de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras (Opfyl). Bs. As., 1991.  VEBLEN, TH. (1974): Teoría de la clase ociosa. México, FCE. 15