1. ESCRITOS DE FORMACIÓN
EAS
Número 36 – Enero de 2009
LA REVOLUCIÓN DE LA SANTIDAD
Basado en el documento del mismo nombre del padre Thomas
Rosica
COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE COLOMBIA
CIUDAD DE MEDELLÍN
COMITÉ DE FORMACIÓN
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2. El comité de Formación genera documentos periódicamente para
beneficio de los EAS y su formación. Los invitamos a leer estos
documentos y reflexionar sobre ellos, ojalá algunas veces en comunidad.
Los invitamos a coleccionarlos y a divulgarlos.
Estos escritos se basan en recopilaciones de documentos de diversos
autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en algunos casos a
adaptaciones que los hagan más afines y prácticos para los EAS, bajo la
responsabilidad del comité.
Son bienvenidos los comentarios y los aportes.
En este escrito queremos tratar el tema de La Santidad. Para ello, hemos
hecho un resumen del documento “La revolución de la santidad“ por el
padre Thomas Rosica, presidente del canal de televisión de Canadá Salt
and Light, quien organizó las Jornadas Mundiales de la Juventud de
Toronto, julio de 2002.
Se trata de una ponencia en la Conferencia «Rise Up 2007» del Catholic
Christian Outreach, que se celebró en el Hotel Palisser de Calgary
(Canadá) el 30 de diciembre de 2007.
Pensamos que en las pequeñas comunidades estamos viviendo vida de
santidad comunitaria y creemos que con este escrito, que invitamos a
leer en comunidad, podemos estimular estas vivencias.
LA REVOLUCIÓN DE LA SANTIDAD
Basado en el documento del mismo nombre del padre Thomas Rosica
¿Existe hoy espacio para Dios y espacio para la santidad? ¿Qué clase de
revolución se requiere para traer a Dios de vuelta a nuestra sociedad?
¿Hay lugar para nuevos revolucionarios de la santidad en el mundo de
hoy? Cada crisis que la Iglesia enfrenta, cada crisis que el mundo
enfrenta, es una crisis de santidad y una crisis de santos. La santidad es
crucial porque es el rostro real de la Iglesia.
Hace mucho tiempo en su carta a la comunidad de Éfeso, san Pablo
escribió: «Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos
de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien
toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el
Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados,
hasta ser morada de Dios en el Espíritu» (Efesios 2, 19-22).
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3. ¿Cuál es el templo sagrado que estamos llamados a construir? ¿Cómo
vamos a convertirnos en conciudadanos con los santos?
La vida en Cristo es la vida en santidad
El relato fundacional del cristianismo es la vida de Cristo. La religión
cristiana sigue siendo la respuesta de las personas a la venida de Cristo
como revelación del amor de Dios: atención a su palabra, contemplación
de su vida, su muerte y resurrección y obediencia a su voluntad de que
el amor al ser expresado en el amor a todos los seres humanos: ninguno
tiene que quedar fuera del circulo de este amor.
Reflexionemos sobre la vida de la pequeña comunidad como nuestra
forma práctica de estar en este círculo de amor.
Las bienaventuranzas: camino para la santidad
Las Bienaventuranzas del sermón de Cristo en la montaña (Mateo 5, 1-
12) son la receta de esa santidad. Santidad es un camino de vida que
implica compromiso y acción. No es un intento pasivo sino una opción
continua por la profundización de la relación personal con Dios y a
permitir que esa relación guíe todas nuestras acciones en el mundo.
Santidad requiere un cambio radical en el modo de pensar y en la
actitud. La aceptación del llamado a vivir en santidad pone a Dios como
nuestra meta final en cada aspecto de nuestra vida. Esta orientación
fundamental hacia Dios llega a envolver y sostener nuestra delación con
todos los seres humanos. Sostenidos por una virtuosa y fortalecidos por
los dones del Espíritu Santo, Dios nos atrae todavía más cerca de Él.
Un santo es un amigo o amiga de Dios que se toma las Bienaventuranzas
en serio en su vida. Cada uno de nosotros está llamado a hacerse amigo
de Dios. Crecemos en nuestra amistad con Él de la misma manera en
que crecemos en nuestra amistad con otras personas: estando
presentes, hablándole y siendo generosos con Él. Aquí y ahora podemos
encontrar santidad en nuestra experiencia personal al poner lo mejor de
nosotros mismos en nuestro lugar de trabajo, en la paciencia al educar
nuestros hijos, al construir buenas relaciones en nuestros hogares,
escuelas y trabajos. Si hacemos todas estas cosas como parte de de
nuestra respuesta amorosa a Dios, estamos en la senda de la santidad.
Esta necesidad de buenos ejemplos también es importante en la vida
cristiana. Con este propósito, la Iglesia alienta la devoción a los santos.
Un santo es una persona que ha vivido (o vive) en la práctica de las
virtudes y se comporta de una manera que es fiel, constante y dispuesta.
Caigamos en cuenta de que con nuestros compañeros de comunidad
podemos ser amigos de Dios que nos tomamos en serio las
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4. Bienaventuranzas en nuestras vidas, siendo ejemplo los unos para los
otros.
Muchos piensan que la santidad es un privilegio reservado sólo para unos
pocos elegidos. En realidad, ¡hacerse santo es la misión de todos los
cristianos y, todavía más, hasta se puede decir que es la misión de todo
el mundo! ¿Cuántas veces hemos pensado que los santos son
simplemente unos excéntricos que la Iglesia exalta para que los
imitemos, gente que no es representativa y que está fuera del alcance y
el contacto con la vida cotidiana y el escenario humano? Esto es verdad
para el caso de aquellos hombres y mujeres que eran excéntricos en el
sentido literal de la palabra: ellos se salieron del centro, de las prácticas
usuales, de los modos comunes de hacer las cosas, de los métodos
tradicionales. Otra manera de considerar a los santos es ver que ellos
permanecieron firmes en el centro radical.
Santos, en el sentido en que la palabra es utilizada entre los cristianos
católicos actualmente, son aquellos que, en la opinión de otras personas,
han tenido éxito en esta iniciativa. La Iglesia Católica Romana canoniza a
determinados santos, luego de un largo estudio y proceso de
discernimiento. Pero existen muchos más santos que no están inscriptos
en ese canon de los que figuran en él; y muchos santos que están en el
canon reciben poca o ninguna veneración de la gente en nuestros días.
Siempre es la gente la que finalmente decide que alguien es para ella un
héroe. La Iglesia entiende que los santos, sus oraciones y sus vidas son
para la gente que está en la tierra. La Iglesia cree que la santidad, como
un honor terreno, no es codiciada por los santos mismos. Por un lado, la
vida de un santo es siempre nueva y sorprendente, y por el otro es
siempre lo mismo. Las vidas de los santos son contadas y recontadas
para que quienes las escuchan puedan comprenderlas con claridad, se
inspiren en ellas y puedan confrontar con las opciones que solo ellos
pueden hacer por ellos mismos.
En la Jornada Mundial de la Juventud, en Canadá, Juan Pablo II sacó a
relucir el tema de la santidad y los santos: “Así como la sal le da el sabor
a la comida y la luz ilumina la oscuridad, así la santidad le da sentido
completo a la vida y la hace reflejo de la Gloria de Dios. ¡Cuántos santos,
especialmente jóvenes santos, podemos contar en la historia de la
Iglesia! En su amor a Dios sus virtudes heroicas brillaron ante el mundo
y de ese modo ellos se convirtieron en modelos de vida a los que la
Iglesia ha sostenido para que sean imitados por todos…. ¡no tengan
miedo de seguir a Cristo en el camino real de la Cruz! En momentos
difíciles en la vida de la Iglesia, la búsqueda de la santidad se torna
todavía más urgente. Y la santidad no es una cuestión de edad: es una
cuestión de vivir en el espíritu Santo”.
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5. El Papa Benedicto XVI hizo un llamado en la asamblea de más de un
millón de jóvenes reunida en oración en Colonia, Alemania: “Los santos
son los verdaderos reformadores. Ahora quiero expresar esto de un
modo mucho más radical: sólo de los santos, sólo de Dios viene la
verdadera revolución, el modo definitivo de cambiar el mundo”.
Poco antes de Navidad, el Papa Benedicto mencionó a la niña italiana
Antonia Meo, cuyas virtudes heroicas acaban de ser promulgadas por la
Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. Antonia, conocida
como Nennolina, murió por un cáncer de huesos en 1937 poco antes de
cumplir siete años. El Santo Padre resaltó como ella en su corta vida
mostró una fe especial, esperanza y caridad y, presentándola como
modelo para los jóvenes, afirmó que “su existencia, tan simple pero tan
importante, enseña que la santidad es un camino para todas las edades:
para bebés y para gente joven, para adultos y para ancianos”.
Benedicto dijo: “Ella viajaba rápidamente por la autopista que lleva a
Jesús ... quien es, en realidad, la verdadera senda que conduce al Padre,
y a Su y nuestra casa definitiva que es el cielo. Jesús es el camino que
lleva a la verdadera vida, la vida que nunca termina. A menudo es un
camino empinado y angosto, pero si nos permitimos ser atraídos por Él,
es siempre un camino estupendo, como un camino de Montaña: cuanto
más rápido subimos, más fácil se hace mirar hacia abajo en busca de
nuevos panoramas, panoramas todavía más vastos y hermosos. El viaje
puede tener dificultades, pero nosotros no estamos solos... Lo que es
importante es no perder nuestro camino, no salirnos de la senda, porque
nos arriesgamos a caer en un abismo o a perdernos en el bosque”.
Las palabras del Papa para describir la santidad y lo sagrado son claras,
simples e inequívocas: viajar rápidamente por la autopista que conduce a
Jesús una calle que siempre es estupenda, como un camino de montaña:
cuanto más alto escalamos más fácil se hace ver nuevos panoramas
hacia abajo, panoramas aun más hermosos y vastos. La jornada es
agotadora pero no estamos solos.
¿En qué medida nuestra pequeña comunidad es una autopista que
conduce a Dios? ¿Cómo la podemos hacer más estupenda, más real para
nosotros, más acompañada?
Cuatro conciudadanos del Reino de Dios
Hoy me gustaría ofrecerles cuatro mujeres y hombres santos que
iluminaron un sendero para nosotros a lo largo de la autopista al cielo.
Nosotros necesitamos sus vida, visión y ejemplo para que nos sostengan,
nos animen y nos ayuden a convertirnos en revolucionario de la santidad
en nuestros das.
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6. María: Nuestra Señora de Lourdes y la Inmaculada Concepción
Se dice que a la santa Madre el amor le ha dado miles de normes y
títulos. Uno de los títulos y dogmas más importantes con el que
conocemos a María, es el de Inmaculada Concepción. El 11 de febrero de
1858, cuando tenía catorce años, la niña Bernadette Soubirous asegura
que una hermosa señora se le apareció en la remota gruta de
Massabielle, en las afueras de Lourdes, pueblo donde ella residía, al
sudeste de Francia. Más adelante, la dama se identifico a sí misma como
la Inmaculada Concepción y se apareció a Bernadette 18 veces.
Incluso el escepticismo inicial de las autoridades de la Iglesia sirvió como
un tiempo de purificación del gran mensaje de Lourdes que aun resuena
en todo el mundo. Hay muy pocos lugares de peregrinación en la tierra
donde se puede experimentar el misterio de la Cruz y el significado del
sufrimiento redentor que están en el corazón de la vida cristiana.
Muchas personas todavía consideran erróneamente que la Inmaculada
Concepción se refiere a la concepción de Cristo. En realidad, se refiere la
creencia de que María, por un favor divino especial, no tenia pecado
desde el momento en que ella fue concebida. Sin la conciencia del
pecado original, la Inmaculada Concepción no tiene sentido. Por el
dogma de la Inmaculada Concepción Dios está presente y actuando en la
vida de María desde los primeros momentos. La gracia de Dios es más
grande que el pecado, aplasta al pecado y a la muerte.
Cuando nosotros honramos a la Madre de Dios bajo su advocación de
Inmaculada Concepción, reconocemos en ella un modelo de pureza,
inocencia, confianza, curiosidad infantil, reverencia y respeto conviviendo
pacíficamente con una conciencia madura de que la vida no es simple. Es
poco común encontrar reverencia y sofisticación, idealismo y realismo,
pureza, inocencia y pasión dentro de una misma persona, como lo
encontramos en María.
Algo dentro nuestro siempre ansia inocencia, pureza, frescura y
confianza. Si perdemos este anhelo, nos volvemos cínicos y
desilusionados con una infelicidad que viene precisamente de haber
estado por ahí, por haber tenido nuestros ojos abiertos, por haber
comprendido pero sin inocencia. Tenemos que mantener esa inocencia y
esa experiencia en la tensión adecuada. A través de la Inmaculada
Concepción y de Nuestra Señora de Lourdes, tenemos una imagen de
humanidad y de divinidad en nuestra casa. Dios está cómodo en nuestra
presencia y nosotros nos sentimos confortables en Su presencia.
San José: patrono de la Iglesia Universal. Modelo de masculinidad
y paternidad
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7. El segundo gran ejemplo y rol modelo para nosotros es San José, a
menudo ensombrecido por la gloria de Cristo y por la pureza de María.
Pero el también esperó que Dios hablara y le respondió con obediencia.
Se nos cuenta que era carpintero, (más bien un constructor), un hombre
que trabajaba para sostener a su familia. San José revela en su
humanidad el rol único de los padres en la proclamación de la verdad de
Dios con la palabra y con los hechos. Los desafíos actuales de la
paternidad y la masculinidad no pueden ser entendidos si los aislamos de
la cultura en la que vivimos. El efecto de la falta de paternidad en los
niños es profundamente alarmante. ¿Cuántos de ustedes han sido
afectados por la crisis de la paternidad en nuestros días? ¿Cuántos de
ustedes han carecido de un padre o un abuelo en sus vidas?
San José es un gran ejemplo de hombría, virilidad y paternidad. Su
situación paradójica de padre adoptivo de Jesús llama la atención sobre
la verdad acerca de la paternidad. Primero, porque él se mantuvo junto
como padre de un niño que era su hijo solo a nivel legal. El era, como
todo padre debería serlo, profundamente consciente de que estaba
sirviendo como representante de Dios, el Padre. Segundo, San José era
consciente de que a él, un mero hombre concebido y nacido en pecado,
se le haba confiando el ser la cabeza de la familia de Nazaret. El no
rechazó esta autoridad ni la usó en su propio interés. En cambio, ejerció
su dirección en perfecta humildad, en el servicio a su familia. Tercero,
José protegió y abasteció a Jesús y a María. Él le dio un nombre a Jesús,
le enseño como rezar, como trabajar y como ser un hombre. Aunque no
se le atribuyen palabras o textos, podemos estar seguros de que el
pronuncio dos de las palabras más importantes que se hayan dicho
jamás: le puso a hijo el nombre “Jesús” y lo llamó “Emmanuel”.
José, el “padre-adoptivo” del Señor revela que paternidad es mucho más
que una cuestión de generación biológica. Un hombre es un padre
principalmente cuando se dedica el mismo a la formación espiritual y
moral de sus hijos. Verdaderos padres y verdaderos hombres son
aquellos que comunican fortaleza y compasión paternal. Existen hombres
con entendimiento en medio de pasiones conflictivas, hombres con
convicción que siempre están abiertos al dialogo genuino ante las
diferencias; hombres que no piden a los otros ninguna cosa que ellos
mismos no estarán dispuestos a arriesgar o sufrir. José es un hombre
casto, fiel y simple que trabaja duramente. El nos recuerda que un
hogar, una comunidad o una capellanía universitaria no se construyen
sobre poder y posesiones, sino sobre bondad; no se construyen sobre
riqueza y bienestar, sino sobre fe, pureza y amor mutuo.
Beato Franz Jägerstätter: mártir por la verdad
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8. Un tercer asombroso modelo y conciudadano es el granjero y laico
austriaco Franz Jägerstätter. Nacido en 1907 en Austria, Franz fue un
muchacho divertido al que le gustaba perseguir a las jóvenes, andar en
motocicleta y que una vez tuvo un hijo fuera del matrimonio. Después de
su matrimonio, su fe religiosa se hizo más profunda. Jägerstätter se
convirtió en una de las figuras sobresalientes de la resistencia cristiana al
nacional socialismo y al Anschluss (la anexión de Austria a Alemania en
marzo de 1938). Franz se casó y comenzó a llevar una vida típicamente
campesina. Además de sus trabajos en la granja y sus tareas en el
hogar, Jägerstätter se hizo sacristán de la iglesia parroquial de San.
Radegund, y era reconocido por su actitud de servicio diligente y devota.
En 1940, a los 33 años, fue enrolado en las fuerzas armadas alemanas y
realizo el entrenamiento básico. Después de regresar a su hogar en
1941, exceptuado del servicio por ser granjero, comenzó a analizar las
razones religiosas para negarse realizar servicios militares. Una corte
militar rechazo su posición sobre la imposibilidad de ser un nazi y un
católico al mismo tiempo, y lo condenó a muerte por socavar la moral
militar. Su oferta de servir como enfermero militar fue ignorada. Su
negación a integrar el ejército nazi no fue apoyada por su párroco, ni por
su obispo, ni por su arzobispo, ni por la mayoría de sus amigos católicos.
Especialmente porque tenía una mujer y tres hijas, muchos le
aconsejaron que pensara en su familia y que dejara de lado sus
objeciones de conciencia a la maquinaria de guerra nazi.
Temprano, el 9 de agosto de 1943, Franz Jägerstätter fue llevado de
Berlín al campo de concentración Brandenburgo/Havel. Al mediodía se le
dijo que su sentencia de muerte había sido confirmada y que se
ejecutaría a las 4 de la tarde. Justo antes de su brutal ejecución el
escribió: “Yo estoy convencido de que es lo mejor que yo diga la verdad,
aun cuando me cueste la vida.” Esa tarde a las 4, Franz fue decapitado,
la primera de las 16 víctimas por su rechazo a servir en las fuerzas
armadas del Tercer Reino.
Su vida es un relato notable, especialmente en este tiempo cuando
guerra y violencia se embravecen en tantas partes del mundo. Franz, el
humilde sacristán de San Radegund, ofreció un ejemplo sobre cómo vivir
la fe cristiana completa y radicalmente, aun cuando haya consecuencias
extremas. “Es un ejemplo magnifico en su fidelidad a las exigencias de
su conciencia, un defensor de la no violencia y la paz”, dijeron los
obispos austriacos, elogiando a Jogersttter por su resistencia "al
nazismo, un sistema inhumano y sin Dios." El 26 de octubre del 2007, en
presencia de su esposa Franziska (94 años), sus tres hijas y otras 5.000
personas, en la catedral de Linz, Austria, Franz Jägerstätter fue
beatificado como mártir, lo que significa que fue asesinado por atestiguar
su fe. Que él nos de coraje y honestidad cuando buscamos vivir en
extrema santidad en estos das.
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9. Beata Teresa de Calcuta: después de todo, una de nosotros
El último ejemplo es la vida de la albanesa Agnes Gonxha Bojaxhiu,
conocida en todo el mundo como Madre Teresa de Calcuta. La vida la
Madre Teresa no fue un flash, un cortometraje. Su vida fue una metáfora
de desinterés, devoción y santidad. Esa es la razón por la que tantos
hombres y mujeres de todas partes del mundo continúan ingresando a
las Misioneras de la Caridad. La Madre Teresa fundó las Misioneras de la
Caridad, una orden que actualmente cuenta con más de 4.500 mujeres
ejerciendo su ministerio en más de 100 países. Ellas atienden más de
500 hogares, hospicios y refugios para miles de agonizantes y
desposeídos, más cientos de escuelas, clínicas móviles, leprosarios y
hospicios para enfermos de SIDA.
Existen críticos dentro la Iglesia que consideran que la Madre Teresa
personificó a la visión de fe del pre-Concilio Vaticano II, y que no
enfrentó a los demonios del sistema, como el de los gastos militares. La
critican a ella y a sus seguidores por su incesante condena al aborto. Yo
conozco religiosas y religiosos en nuestro país y en otros países que
dicen que no se podía encontrar absolutamente ningún elemento
profético en las enseñanzas y el estilo de vida de la Madre Teresa.
Algunos dicen que es simplemente un modelo para decirle a las mujeres:
Sean dóciles, cumplan con sus tareas femeninas, pero no salgan y
critiquen cualquier otra cosa.
Cuando la Madre Teresa habla de compartir la pobreza, ella desafía la
lógica de las instituciones que prefieren agendas para el pobre en vez de
buscar la comunión con la gente personalmente. Esta comunión no se
parece a los acercamientos convencionales. Una vez, cuando un
periodista le pregunto a esa pequeña y frágil hermana como se sentía al
ser llamada santa en todo el mundo, ella respondió rotundamente: "La
santidad no es un lujo, es una necesidad."
A pesar de que dejó este mundo hace más de diez años, esa pequeña
monja protagonizó noticias hace poco cuando sus cartas fueron
publicadas. Muchos periodistas, editores de revistas, presentadores de
televisión malentendieron toda la historia desde sus llamativos titulares:
La vida secreta de la Madre Teresa: crisis y oscuridad o La santa de
Calcuta era un ateísta, e incluso Madre y el Ausente. Algunos
comentaristas escribieron: perdió su fe y la Iglesia la premia por ello.
Esta gente parece no advertir que quienes prepararon la beatificación de
Madre Teresa en el 2003, citan las cartas como prueba de su excepcional
fe y no de la ausencia de ella.
Lo que la Iglesia busca en los santos no es sólo obras buenas, sino
evidencia sólida de que el candidato a la beatificación o canonización fue
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10. transformado interior y exteriormente por la gracia de Dios. Por sus
cartas, ahora publicadas, podemos decir que la Madre Teresa perteneció
a una raza especial de santos; fue una autentica mística. En esos
mensajes profundamente conmovedores, la Madre Teresa nos cuenta
que una vez sintió la poderosa presencia de Dios y que escuchó a Jesús
hablándole. Luego, Dios se retiró y Jesús se quedó en silencio. Lo que
Madre Teresa experimentó desde entonces fue una fe carente de
cualquier tipo de consuelo emocional. Al final, la Madre Teresa tiene que
confiar en la fe desnuda, en la esperanza y en la caridad. Estas son las
virtudes de todos los cristianos, no las de una élite espiritual. ¡Ella fue
una de nosotros, después de todo!
Años atrás, cuando por primera vez me encontré con la Madre Teresa de
Calcuta después de una celebración en Roma, ella puso con firmeza en
mis manos una de sus famosas tarjetas personales, diferente de
cualquiera otra tarjeta que yo jamás haya visto. En el frente de la tarjeta
estaban escritas estas palabras: "El fruto del silencio es ORACION. El
fruto de la oración es FE. El fruto de la fe es AMOR. El fruto del amor es
SERVICIO. El fruto del servicio es PAZ. Que Dios te bendiga. Madre
Teresa". Todavía llevo esta tarjeta conmigo. Allí no hay una dirección, un
teléfono o un número de fax. Hoy, en realidad, no necesitamos ninguno
de sus datos para contactarla. Ella está al alcance de todos nosotros en
la comunión de los santos.
Conclusión
Permítanme volver a mi pregunta original: ¿Hay un lugar para Dios en
nuestro mundo de hoy? [...] ¿Tenemos miedo a la indiferencia, a la
hostilidad, a ser ridiculizados o marginados? Si este es el caso, déjenme
recordarles la respuesta de la joven Bernadette de Lourdes al jefe de
policía que decía que ella no podía convencerlo de lo que sucedía en la
gruta cercana al río. Bernadette dijo: «La Señora no me ordenó que lo
convenciera, sino que se lo dijera».
La esencia del mensaje de los santos y los beatos fue siempre la
esperanza, aun en medio de los momentos más oscuros de la historia. El
corazón de nuestra proclama y de nuestro anuncio tiene que ser la
esperanza. En la esperanza somos salvos, le dice San Pablo a los
romanos, y nos lo dice a nosotros del mismo modo (Romanos 8, 24). En
los tiempos en que la Iglesia toca sus peores momentos, Dios eleva la
figura de los santos para que lleven a la Iglesia de regreso a su
verdadera misión. Es como si en esos tiempos de oscuridad, la luz de
Cristo brillara todavía con más intensidad. Nosotros vivimos en uno de
esos tiempos, y el Señor todavía está aceptando postulaciones para en
su formulario de santidad extrema.
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11. Recientemente el Papa Benedicto XVI le ofreció al mundo su maravillosa
visión de Navidad:
«El cielo no pertenece a la geografía del espacio, sino a la geografía del
corazón. Y el corazón de Dios, en la Noche santa, ha descendido hasta un
establo: la humildad de Dios es el cielo. Y si salimos al encuentro de esta
humildad, entonces tocamos el cielo. Entonces, se renueva también la
tierra. Con la humildad de los pastores, pongámonos en camino, en esta
Noche santa, hacia el Niño en el establo. Toquemos la humildad de Dios,
el corazón de Dios. Entonces su alegría nos alcanzará y hará más
luminoso el mundo».
No puede haber mejores palabras para resumir la misión de los
revolucionarios extremos de la santidad que las palabras del Papa. La
misión principal de cada uno de nosotros es una cuestión de geografía
del Corazón. Ser un conciudadano de los santos nos garantiza beneficios
que verdaderamente no son de este mundo, pero también nos asegura
que vamos a tener el sabor del Cielo en la Tierra. Dios se ha reclinado
para abrazarnos en ese modesto niño en un establo. Aceptemos la
invitación y aceptemos su magnífica humildad. Asumamos nuestra
misión pacíficamente, con gozo y con coraje. Así el mundo vislumbrará y
saboreará el cielo a través de nosotros.
Referencias
http://www.zenit.org/article-26270?l=spanish
La revolución de la santidad
http://www.zenit.org/article-26042?l=spanish
Llamada a la responsabilidad de los actores en las causas de santidad
http://www.zenit.org/article-28169?l=spanish
Benedicto XVI: "Caminar en compañía de los santos"
Benedicto XVI: Los santos, "maravilloso jardín” de Dios
Intervención durante el rezo del Ángelus
http://www.ewtn.com/library/mother/MASANTID.HTM
La Santidad en Pocas Palabras
Madre M. Angélica
¿QUE ES LA SANTIDAD?
http://wesley.nnu.edu/espanol/auxilios/auxilios02.htm
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