El documento habla sobre el gran reto de la Misión Continental de promover y formar discípulos y misioneros. Plantea que este desafío implica la conversión pastoral de la Iglesia y requiere tres elementos fundamentales: 1) Que la Iglesia viva su labor misionera como una experiencia de Dios con Jesucristo como centro; 2) Que siga los pasos de Jesús y su proyecto del Reino; 3) Que ponga la Palabra de Dios como alma de su acción evangelizadora.