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                                                                            Dennis R. Judd *


                            El turismo urbano y la geografía
                                              de la ciudad**
                                              Abstract

       For post-structuralist urban literature, cities appear as landscapes fractured in
       protected and exclusionary enclaves, which colonize and replace local places.
       Consequently, it is considered that tourist enclaves facilitate the authoritarian con-
       trol of urban space, modifying the consumption and replacing and suppressing
       local culture with Disney-like environments. This article argues that, even when
       within tourist enclaves a non-democratic, directive and authoritarian regime is
       attempted –and generally achieved–, in this spaces social control in not comple-
       te; the analysis that this article proposes of tourist spaces reveals that the fractu-
       re of post-modern metropolises spaces is able to create diversity and difference,
       more than monotony and uniformity. It is conclude that, for the city visitors, the
       urban dystopia predicted by post-structuralist scholars has not been materialized
       yet.

       Key words: tourist enclaves, social control, post-structuralist urbanism, urban
       theory.

                                              Resumen

       Para la literatura urbana post-estructuralista, las ciudades aparecen como paisajes
       fracturados en enclaves protegidos y excluyentes, los cuales colonizan y reempla-
       zan los lugares locales. Consecuentemente, se considera que los enclaves turísti-
       cos facilitan el control autoritario del espacio urbano, modificando el consumo y re-
       emplazando y suprimiendo la cultura local con “ambientes Disney”. Este artículo
       plantea que si bien dentro de los enclaves turísticos se intenta –y generalmente se
       alcanza– un régimen no democrático, directivo y autoritario, incluso en estos espa-
       cios el control social no es total; el análisis que aquí se propone respecto de los
       espacios turísticos revela que la fractura de los espacios de las metrópolis
       postmodernas puede crear diversidad y diferencia, más que monotonía y uniformi-
       dad. Se concluye que, para los visitantes de las ciudades, la distopia urbana predi-
       cha por los post-estructuralistas no ha sido aún materializada.

       Palabras clave: enclaves turísticos, control social, urbanismo post-estructuralista,
       teoría urbana.




Revista eure (Vol. XXIX, Nº 87), pp. 51-62, Santiago de Chile, septiembre 2003
                                                 [51]
Dennis R. Judd



      1. Introducción                                      En su relato, esta nueva ciudad se caracteriza
                                                           por “niveles crecientes de manipulación y vigi-


      E
              n años recientes, ha emergido una li-        lancia” y “nuevas formas de segregación” pues-
              teratura que describe la ciudad pre-         tas al servicio de una “ciudad de simulacio-
              sente y futura como un paisaje fractu-       nes, la ciudad de la televisión, la ciudad como
      rado en enclaves protegidos, rodeados de             un parque temático” (xiii-xiv). David Harvey
      áreas fuertemente vigiladas, ocupadas por los        (1994) reitera la preocupación, frecuentemen-
      pobres y los marginados. Esta visión es parti-       te expresada, acerca de que las ciudades es-
      cularmente cercana a la Escuela de Los Án-           tán siendo transformadas en copias
      geles, la cual ha considerado su objeto de es-       sanitizadas y monótonas unas de otras, “prác-
      tudio, la conurbación de Los Ángeles, como           ticamente idénticas de ciudad en ciudad” (295).
      representativa de lo que las ciudades son ac-
      tualmente, o de lo que están destinadas a ser.            De acuerdo a los investigadores urbanos,
      Ed Soja (1989) ha afirmado, por ejemplo, que         los enclaves turísticos facilitan el control auto-
      Los Ángeles “se presenta insistentemente             ritario del espacio urbano, modificando el con-
      como uno de los palimpsestos y paradigmas            sumo y reemplazando y suprimiendo la cultu-
      más reveladores del desarrollo urbano del si-        ra local con “ambientes Disney”. Tim Edensor
      glo XX y de la conciencia popular, el único lu-      (1998) reitera la observación de Lefebvre
      gar en la Tierra donde todos los lugares son         (1991) acerca de que los espacios turísticos
      vistos desde cada ángulo, cada uno destacán-         “son planificados con el mayor cuidado: cen-
      dose claramente, sin ninguna confusión o             tralizados, organizados, jerarquizados, simbo-
      mezcla” (248). En su relato sobre el surgimien-      lizados y programados al enésimo grado”
      to de la Escuela de Los Ángeles, Michael Dear        (384). De modo similar, John Hannigan (1998)
      (2002) aclara que Los Ángeles revela la tra-         afirma que la uniformidad de los espacios que
      yectoria del desarrollo urbano en todo el mun-       habitan los turistas los sujeta a “una forma de
      do: “El lujo se combina con una matriz de mi-        experiencia urbana medida, controlada y or-
      seria empobrecida; la segura comunidad               ganizada” (6), que elimina la impredecible ca-
      autocontenida y el hogar fortificado pueden ser      lidad de la vida callejera cotidiana.
      encontrados primero en lugares como Manila
      y Sao Paulo” (14); continúa sugiriendo que              He escrito previamente acerca del surgi-
      estos elementos han aparecido más reciente-          miento de las burbujas turísticas estandarizadas
      mente en Los Ángeles, y últimamente –puede           y producidas en masa, que “crean islas de ri-
      presumirse- en la mayoría de los lugares ur-         queza marcadamente diferenciadas y segrega-
      banos en el mundo.                                   das del paisaje urbano circundante” (Judd, 1999:

           La literatura urbana post-estructuralista1
      concibe los enclaves como nodos de circuitos               1
                                                                    Sigo el ejemplo de Susan Fainstein (2001)
      internacionales del capital y la cultura, los cua-   en el empleo de este término para denotar un cuerpo
      les están colonizando y reemplazando a los           de investigadores que enfatizan lo que a menudo es
                                                           calificado como “geografía post-moderna” de la ciu-
      lugares locales. Según la describe Michael           dad, la cual es descrita como un paisaje fracturado
      Sorkin (1992), “la nueva ciudad reemplaza la         por muros, barreras y una geografía de la diferencia y
      anomalía y el encanto de los lugares [locales]       la separación, una forma de desarrollo producida por
      con un universal particular, un urbanismo ge-        las influencias económicas y políticas de la
                                                           globalización. Esta visión constituye un marcado dis-
      nérico conjugado sólo con un appliqué” (xiii).       tanciamiento de una geografía “modernista” del siglo
                                                           XX, de la planificación comprehensiva, el desarrollo a
                                                           gran escala y el objetivo de lograr el orden y la armo-
          *
                                                           nía en el ambiente urbano. La interpretación post-
            University of Illinois at Chicago. E-mail:
                                                           estructuralista del desarrollo urbano es representada
      djudd@uic.edu
                                                           bastante auto-conscientemente por la Escuela de Los
            **
                 Traducido por Diego Campos.               Ángeles (ver Dear, 2002).


52   eure
El turismo urbano y la geografía de la ciudad



53). Creo que esta descripción es todavía pre-           A pesar de los inconvenientes de las ciu-
cisa, pero los enclaves turísticos constituyen       dades del Grand Tour, los viajeros estaban dis-
solamente una parte del ambiente que los tu-         puestos a soportar semanas de incomodidad
ristas urbanos experimentan. Los enclaves tu-        para franquear caminos estrechos y montañas
rísticos se han transformado en rasgos ubicuos       casi intransitables a fin de llegar a ellas. Los
de las ciudades, pero no las aplastan inexora-       peligros y las molestias del viaje dieron forma
blemente. En el examen del carácter espacial         a un generalizado desdén por la naturaleza y
del turismo urbano, la escala del análisis resul-    por lo natural. Las montañas eran considera-
ta fundamental. Dentro de los enclaves turísti-      das feas y desagradables, las costas general-
cos, se intenta –y generalmente se alcanza–          mente inaccesibles y peligrosas. A mediados
un régimen no democrático, directivo y autori-       del siglo XVIII, sin embargo, tales actitudes co-
tario, aunque, como argumentaré, incluso en          menzaron a cambiar. La naturaleza fue des-
estos espacios el control social no es total. Pero   cubierta como un vasto depósito de panora-
cuando el turismo urbano es considerado a la         mas y vistas. Los poetas románticos
escala de la ciudad, en la mayoría de éstas los      reinterpretaron la naturaleza como un manso
enclaves capturan sólo a algunos de los visi-        telón de fondo de frondosas ramadas, árboles
tantes, durante sólo una parte del tiempo. Para      majestuosos y plácidos lagos. Con el surgi-
los visitantes de las ciudades, la distopia urba-    miento de las ciudades industriales del siglo
na predicha por los post-estructuralistas no se      XIX, floreció un culto por la naturaleza, ahora
ha materializado.                                    interpretada a través de Thoreau, Wordsworth
                                                     y sus contemporáneos como el depósito del
                                                     espíritu humano, opuesto a la crueldad y os-
2.     La construcción histórica de                  curidad de las ciudades.
       los enclaves turísticos
                                                         El “gran tour americano” de los años pos-
    Hasta el surgimiento del turismo masivo          teriores a la Guerra Civil se estableció en mar-
en la segunda mitad del siglo XIX, las ciuda-        cado contraste con su contraparte europea an-
des ostentaron un status espacial como des-          terior, con viajes por los valles de los ríos
tinos de los viajes. Las ciudades del Grand          Hudson y Connecticut como “ejemplos princi-
Tour de los siglos XV al XVIII –principalmente       pales de lo pintoresco”, y las Montañas Catskill
París, Génova, Roma, Florencia, Venecia y            y las Cataratas del Niágara como ejemplos
Nápoles– eran visitadas como un rito de pa-          íconos de lo “sublime” (Withey, 1997: 117).
saje por hombres jóvenes pertenecientes a            Pero los europeos también visitaban lugares
las clases altas británicas, de quienes se es-       como St. Louis, Cincinnatti y Chicago para
peraba que alcanzaran la mayoría de edad             constatar la evidencia dramática del progreso
viendo “las ruinas de la Roma clásica, así           y la industria. Observaban los grandes hote-
como también las iglesias y sitios y colec-          les y mansiones, botes y barcos de vapor,
ciones de arte de las grandes capitales del          inmigrantes recién llegados e incluso a veces
Continente” (Withey, 1997: 7). Las ciudades          ocasionales indios, todo ello combinado en
del Grand Tour ofrecían tanto un barniz de           “una curiosa mixtura de lo civilizado y lo primi-
alta cultura como diversiones mundanas,              tivo” (Withey, 1997: 131). Las élites urbanas
pero eran también denostadas. Como la his-           estaban convencidas de que las percepciones
toriadora Lynne Withey ha observado, los             de los visitantes podían determinar las pers-
signos de pobreza, desorden social y dete-           pectivas económicas de una ciudad, y en con-
rioro físico eran evidentes por todas partes         secuencia promovieron éxitos culturales, edu-
en Roma, Nápoles y Venecia, y París era un           cacionales y artísticos, reales e imaginados.
caos de calles sobrepobladas, llenas de ca-
ballos y carros tambaleantes, cubiertas de
                                                        Las ciudades europeas renacieron como
basura y recorridas por desagües y cloacas.
                                                     destinos turísticos transformándose en las

                                                                                                  eure     53
Dennis R. Judd



      paradas de una versión democratizada del           empresarios turísticos locales tomaron la de-
      Grand Tour. En la década de 1850, Thomas           lantera. Guías de viaje, bosquejos, dibujos y
      Cook inició la época del turismo masivo con-       fotografías “entrenaban” a los visitantes res-
      duciendo paquetes turísticos al continente. Las    pecto de qué ver y qué hacer. Las representa-
      ciudades se promovían como tales, aunque           ciones y los espacios físicos “jugaron un pa-
      más como centros industriales que de cultura.      pel clave tanto en atraer a los turistas como
      La glorificación de la tecnología y el progreso    en trasmitir un sentimiento de unidad social”
      proporcionaron un hilo conductor a través de       (Cocks, 2001: 144). Los operadores turísticos
      las ferias y exhibiciones del siglo XIX y prime-   locales tradujeron las descripciones y repre-
      ras décadas del siglo XX: la exposición del        sentaciones encontradas en guías de viaje en
      Cristal Palace en Londres de 1851 y la Exhibi-     realidades físicas, proporcionando a los turis-
      ción de París de 1867; y cruzando el océano,       tas itinerarios fijos, los cuales reducían las ciu-
      la Feria Mundial de Chicago en 1893, St. Louis     dades que veían a una melànge de monumen-
      en 1904 y Nueva York en 1938.                      tos, sitios históricos y centros culturales. La
                                                         experiencia turística en el transporte masivo y
          Pero tales actividades promocionales no        los recorridos guiados redujeron la ciudad a
      fueron suficientes para transformar a las ciu-     un panorama de “ciudad de paso” vista “des-
      dades en destinos turísticos. Las ciudades de      de fuera, de una manera fascinante” (Cocks,
      la época industrial eran tenidas en cuenta más     2001: 164). Las Ferias Mundiales y exhibicio-
      a menudo por sus barriadas miserables y pro-       nes consolidaron el hábito de ver a las ciuda-
      blemas sociales que por sus tesoros arquitec-      des como un collage de imágenes urbanas
      tónicos y culturales (Hall, 1996). Un visitante    estilizadas y escenas preestablecidas. Como
      que eligiera viajar azarosamente por las ca-       observó un visitante acerca de la Exposición
      lles de la ciudad podría haber tenido muchas       Colombina Mundial en la Feria Mundial de
      aventuras, pero no todas habrían sido bienve-      Chicago de 1982, “la Feria es un mundo […]
      nidas. El turismo urbano se desarrolló junto       del cual la fealdad y la inutilidad han sido extir-
      con las demarcaciones de los sitios y vistas       padas, y sólo la belleza y la utilidad admitidas”
      que los visitantes debían conocer. Cuando          (Cocks, 2001: 128). El movimiento de la City
      Thomas Cook comenzó a ofrecer paquetes             Beautiful derivó gran parte de su inspiración
      turísticos a ciudades europeas, se hizo cargo      de la Feria Mundial de Chicago, con su aten-
      de sitios históricos y atracciones culturales,     ción puesta en la arquitectura monumental,
      disponiendo el alojamiento y proveyendo in-        parques y espacios públicos.
      formación y asistencia esenciales (Urry, 1990).
      Para 1869 condujo a los primeros turistas a            Algunas décadas después, se desplegó un
      Jerusalén y a Tierra Santa, un negocio que         proceso similar de construcción de imagen y
      creció rápidamente (a través de Thomas Cook        reconstrucción espacial. Hacia la década de
      & Son) a cinco mil visitantes por año en una       1960, en Estados Unidos las antiguas ciuda-
      década.                                            des industriales se vieron enfrentadas al dete-
                                                         rioro físico de los downtowns y la disemina-
          Los paquetes turísticos desmitificaban los     ción de la ruina a través de millas de barrios
      lugares visitados, disgregándolos en partes        alrededor del núcleo central. Los proyectos
      manejables, cada una de las cuales era porta-      masivos de “limpieza” financiados por la reno-
      dora de importancia y significado. Para el cam-    vación urbana fracasaron en la producción de
      bio de siglo la mayoría de las principales ciu-    un renacimiento urbano, y todas las mejoras
      dades europeas habían sido interpretadas de        introducidas por los programas federales de
      esta manera a través de guías de viaje, y los      concesiones fueron ensombrecidas por el cri-
      servicios de guías turísticos habían florecido     men, las revueltas y los disturbios sociales. Los
      hasta competir con Cook. En Estados Unidos         candidatos republicanos y los medios de co-
      evolucionó un proceso paralelo, en el cual los     municación retrataban a las ciudades como lí-


54   eure
El turismo urbano y la geografía de la ciudad



neas de fuego de la violencia y los problemas    cada por el consumo” es útil para entender
raciales, de modo que términos como gueto,       cómo los administradores de los enclaves tu-
asistencia social, infraclase, crimen e inner-   rísticos pueden intentar regular sus usos.
city constituyeron un todo de imágenes inter-    Baudrillard escribe que los shopping centers
cambiables (Edsall & Edsall, 1991). Como re-     son lugares en los cuales “el arte y el ocio se
sultado, la narrativa del declive urbano pene-   mezclan con la vida cotidiana” y constituyen,
tró la conciencia nacional, borrando en su ma-   en efecto, subculturas que establecen por sí
yor parte las imágenes positivas que las ciu-    mismas un contexto perfecto para el consumo
dades habían heredado del pasado                 a través del “total condicionamiento de la ac-
(Beauregard, 1993).                              ción y el tiempo” (28-29). Permiten la mezcla
                                                 del deseo y la saciedad en una ardiente mix-
    Aquellos que se proponían hacer estas        tura, en la cual todas las sensaciones se ven
ciudades atractivas para los turistas se en-     arrolladas por un Pandemoniun conformado
frentaron a un intimidante desafío. Había dos    por “una amplia vista del perpetuo consumo”
problemas igualmente serios. En primer lu-       (30). Los enclaves turísticos pueden operar de
gar, el “imaginario urbano” de los potencia-     manera similar, envolviendo a los visitantes en
les turistas tenía que ser cambiado. Y en se-    un ambiente que inunda sus sentidos con los
gundo lugar, el actual ambiente físico de las    signos y símbolos del consumo y el juego.
ciudades con problemas tenía que ser trans-
formado en lugares de belleza, interés y             Tales experiencias pueden ser concebidas
emoción. En las ciudades más antiguas, la        como dando cuerpo a un ambiente totalizante
burbuja turística se transformó en la solu-      que filtra las percepciones, experiencias y de-
ción a ambos problemas. Durante las déca-        seos de los turistas. Los turistas que habitan
das de 1980 y 1990, una concentración de         espacios enclávicos son animados a actuar
instalaciones y servicios (nuevos frentes de     esencialmente como obreros de una factoría
agua, hoteles, festival malls, centros de con-   sujetos a “un horario, a un controlador del tiem-
venciones, estadios deportivos y “distritos de   po, a informantes y multas” (Thompson, 1967).
entretenimiento”) fue construida para crear      Por cuanto se encuentran limitados por barre-
un espacio o series de espacios segrega-         ras físicas y son destinados a actividades es-
dos del resto de la ciudad. Incluso si ocupa-    pecializadas, ciertos lugares como los estadios
ban sólo una pequeña parte del total de la       deportivos, centros de convenciones y malls
estructura urbana, estos espacios proporcio-     pueden efectuar una regulación casi total del
naron imágenes de una ciudad renacida. Y         cuerpo. Los estadios deportivos y los centros
mediante la construcción de espacios fortifi-    de convenciones, por ejemplo, están diseña-
cados, hasta las ciudades con altos niveles      dos para el solo propósito de la representa-
de criminalidad fueron capaces de generar        ción, y los usuarios que tienen otras activida-
islas y reservaciones que pudieran ser habi-     des en mente son aptos sólo para ser arroja-
tadas cómodamente por turistas y residen-        dos fuera. De manera similar, los shopping
tes de clase media. Al interior de estas islas   malls son construidos como palacios del con-
emergió una atmósfera como de carnaval           sumo; la vagancia sin rumbo es disuadida o
para satisfacer la necesidad de emoción.         prohibida. Aunque a veces se hacen pasar por
                                                 espacios públicos, tales ambientes confinados
                                                 proyectan un “aspecto finito o acabado” que
3.    Control social al interior de              todo lo dirige hacia su interior (Lefebvre, 1991:
      los enclaves turísticos                    147).

    El análisis de Baudrillard (1998) respecto      Los espacios turísticos enclávicos están
de los lugares de consumo como campos cul-       diseñados para regular a sus habitantes a tra-
turales conformados por “una totalidad mar-      vés del control de cuatro aspectos princi-

                                                                                              eure     55
Dennis R. Judd



      pales de la agenda: el deseo, el consumo,            cialidad crecientemente compleja del turismo
      el movimiento y el tiempo. El deseo y el con-        urbano. Los ambientes habitados por los visi-
      sumo son regulados por la promoción y el             tantes de las ciudades recorren todo el espec-
      marketing. El tiempo y el movimiento están           tro, desde los espacios construidos
      estrictamente confinados (por pasillos, torni-       específicamente para la producción del espec-
      quetes de acceso, escaleras mecánicas, tú-           táculo y el consumo, hasta espacios públicos
      neles y galerías) y monitoreados (por cáma-          como frentes de agua, parques y plazas, pa-
      ras y guardias de seguridad). El uso del tiem-       sando por comercios y calles residenciales.
      po es también delimitado por la programación         Esta compleja geografía proporciona muchas
      de espectáculos y representaciones y por ca-         oportunidades a los visitantes para escapar de
      racterísticas físicas como la disponibilidad o       los confines del encierro.
      ausencia de asientos y lugares de reunión. Las
      experiencias y productos en oferta combinan
      la homogeneidad y la heterogeneidad, suficien-       4.     La compleja estructura
      te tanto para dar un sentido de comodidad y                 espacial del turismo urbano
      familiaridad como para inducir también un sen-
      tido de novedad y sorpresa.                              Algunas antiguas ciudades industriales y
                                                           portuarias en Estados Unidos e Inglaterra han
           Excepto aquellas promovidas por los             compartido una trayectoria que parece confir-
      auspiciadores corporativos, otras actividades        mar las extremas predicciones de los investi-
      son a menudo interceptadas o denegadas. Los          gadores post-estructuralistas: un marcado de-
      malls prohíben rutinariamente actividades po-        clive durante la desindustrialización de las dé-
      líticas o de cualquier otro tipo, y las fuerzas de   cadas de 1970 y 1980, seguido por una suerte
      seguridad son rápidas en escoltar a los cons-        de revitalización que segmentó bruscamente el
      picuos no-consumidores fuera de las instala-         espacio urbano, en beneficio de una próspera
      ciones. El modo en que esto opera pudo ser           clase media y en detrimento de los pobres (Judd
      percibido en la apertura del World Financial         & Parkinson, 1990).
      Center en Nueva York, en octubre de 1998. El
      agente publicitario contratado por el                    Baltimore es emblemática de este tipo de
      desarrollador, Olympia & York, puso en esce-         re-desarrollo. Su afamado Harbor Place –con
      na cinco días de celebraciones, proyectados          sus amplios mármoles y plazas duras, un mall,
      para transmitir (en el lenguaje publicitario de      un acuario, restaurantes y bares y varios ho-
      la firma) “una comprensión progresiva de los         teles de lujo- es una virtual reservación para
      usos del espacio público”. Mientras transcu-         visitantes que raramente experimentan el res-
      rrían, las celebraciones se mantuvieron fuer-        to de una ciudad en problemas (Huka, 1990;
      temente ligadas a las necesidades de marke-          Harvey, 2001). Del mismo modo, excepto por
      ting de los negocios localizados en el Centro.       las torres gemelas cilíndricas del Renaissance
      Las actividades publicitarias definieron y limi-     Center y el mall cercano llamado Greektown,
      taron estrictamente las actividades de los par-      Detroit es hostil a los visitantes. Las Vegas es
      ticipantes, quienes fueron reducidos al status       un tipo diferente de ciudad turística, pero re-
      de observadores pasivos (Boyer, 1994: 486).          sulta igualmente segmentada. The Strip, con
                                                           sus luces de neón, sus interpretaciones falsifi-
          Si las ciudades estuvieran principalmente        cadas del skyline de Nueva York y del Antiguo
      compuestas de archipiélagos y enclaves, los          Egipto y entretención durante las 24 horas del
      visitantes y habitantes locales encontrarían         día, proporciona un vistazo voyerista de una
      dificultades para escapar de la estrecha vigi-       ciudad que ha sido construida como una fa-
      lancia y control que los espacios enclávicos         chada de carnaval y espectáculo (Rothman &
      facilitan. Sin embargo, los enclaves constitu-       Davis, 2002). Los visitantes tendrían pocas
      yen sólo uno de los componentes de la espa-          razones para recorrer más allá del Strip.


56   eure
El turismo urbano y la geografía de la ciudad



    Pero estas ciudades-mentira no son típi-       Afuera de la habitual zona cómoda, los turis-
cas, y no constituyen necesariamente presa-        tas pueden pasear en un espacio intelectual y
gios de lo que todas las ciudades están desti-     físico interesante e impredecible. Como lo ex-
nadas a ser, como cualquier viajero que pase       presa un artista que vive en un barrio de este
por ciudades en Estados Unidos, Europa y           tipo, “junto con el peligro hay una vitalidad que
muchos otros lugares puede atestiguar.             uno pierde; cuando se está tan confiado res-
Boston, por ejemplo, es una ciudad peatonal        pecto de la seguridad personal hay un cierto
para residentes y visitantes por igual, a pesar    límite que se disipa. Y hay algo emocionante
de la presencia de un gran mall en el frente de    en ese límite” (Lloyd, 2000: 33).
agua en Faneuil Hall y un mall y un complejo
hotelero interconectados en el centro de la ciu-       En las ciudades europeas que no han ex-
dad, en Copley Plaza (Ehrlich & Dreier, 1999).     perimentado los extremos de la segregación,
Las calles que están afuera de estos recintos      el crimen, las tensiones raciales y los proble-
están atestadas de residentes locales y visi-      mas sociales de algunas ciudades antiguas de
tantes, y éstos se dispersan libremente en los     Estados Unidos y de países en desarrollo, los
negocios y áreas residenciales lejanas desde       visitantes tienden a ser absorbidos en la es-
hace más de una década. Del mismo modo,            tructura urbana. Leo van den Berg (2003) y
los visitantes no son confinados al interior de    sus colaboradores han propuesto la existen-
espacios cercados en la mayoría de las ciuda-      cia de un “modelo europeo” que acentúa el
des de Estados Unidos o de cualquier ciudad        “desarrollo armónico de la ciudad” más que la
en Canadá o Europa. Una experiencia como           construcción de espacios turísticos segrega-
ésta recibe a los visitantes sólo en las ciuda-    dos. Sus estudios sobre Rótterdam,
des más peligrosas y con los mayores niveles       Ámsterdam, Lisboa y Birmingham demuestran
de criminalidad del mundo.                         que en estas ciudades, los planificadores y
                                                   quienes diseñan políticas públicas sopesan los
    Los enclaves son generalmente incorpo-         costos del turismo tomando en consideración
rados en una textura urbana que se ha con-         “los desplazamientos de las actividades orien-
vertido en un objeto de fascinación y consumo      tadas a los residentes, la gentrificación y las
en sí misma. Como Sassen y Roost (1999)            fricciones culturales” (van den Berg, 2003).
han observado, “la gran ciudad ha asumido el
status de exótica. El turismo moderno ya no            Un equilibrio de esta naturaleza entre las
está centrado en los monumentos históricos,        necesidades locales y los proyectos de desa-
las salas de concierto o los museos, sino en la    rrollo económico requieren una visión política
escena urbana, o más precisamente, en algu-        de largo alcance, difícilmente posible en ciu-
na versión de la escena urbana adecuada para       dades cuyos líderes se sienten desesperados
el turismo” (143). La “escena” que los visitan-    por lograr el desarrollo a cualquier costo. En
tes consumen está compuesta por un                 las ciudades europeas, la herencia arquitec-
calidoscopio de experiencias y espacios orien-     tónica y cultural única de los núcleos urbanos
tados al trabajo, consumo, ocio y entretención     ha sido entendida como la principal atracción
(Featherstone, 1994). Las áreas de las ciuda-      para los visitantes; en consecuencia, el desa-
des que invitan a los turistas a deambular pue-    rrollo turístico ha apuntado a realzar el carác-
den no ser lugares normalmente habitados por       ter de cada ciudad. De manera similar, los pla-
turistas; pueden ser áreas “tensas” –barrios       nificadores en Vancouver han considerado al
fronterizos o zonas donde pueden vivir y tra-      turismo como el producto natural de políticas
bajar personas ubicadas en los márgenes de         que enfatizan los barrios, servicios urbanos y
la sociedad urbana: minorías étnicas, no-blan-     el medio ambiente (Artibise, 2003). Ni siquie-
cos, inmigrantes, pobres. Tales áreas pueden       ra en Montreal, una ciudad que ha privilegiado
ser atractivas precisamente porque no han sido     megaproyectos tales como la Expo 67 (la Fe-
construidas ni dispuestas para los turistas.       ria Mundial de 1967) y las Olimpíadas de Ve-

                                                                                                eure     57
Dennis R. Judd



      rano de 1976, así como otros grandes proyec-                 El turismo coincide con –de hecho, es pro-
      tos, se han desarrollado burbujas turísticas;            ducto de– una cultura globalizada del consu-
      sus visitantes a menudo deambulan por el                 mo sostenida por trabajadores y consumido-
      downtown y los barrios (Levine, 2003). Ciudad            res altamente móviles. En Estados Unidos, el
      de México es un caso interesante, por cuanto             surgimiento de una clase cosmopolita global
      ha focalizado sus energías en el desarrollo de           puede ser percibida a través de la prolifera-
      un enclave en el centro histórico, una estrate-          ción de revistas de “estilos de vida urbanos”
      gia virtualmente forzada por los altos niveles           (Greenberg, 2000). En los ’60, las revistas de
      de criminalidad de la ciudad. Pero a pesar de            estilos de vida fueron lanzadas en 60 áreas
      estas condiciones, los planificadores están tra-         metropolitanas de Estados Unidos, número
      tando de hacer de este enclave un lugar atrac-           que ha crecido a más de 100 hacia el fin de
      tivo tanto para los residentes locales como para         siglo (Greenberg, 2000). Estas revistas son
      los visitantes (Hiernaux-Nicolás, 2003).                 similares de ciudad en ciudad porque el públi-
                                                               co objetivo es invariable: una nueva clase
          La cambiante geografía de la estructura              media acomodada, compuesta en su mayor
      espacial urbana refleja el surgimiento de una            parte por baby boomers y su progenie bien
      cultura urbana que gira en torno a la preocu-            educada y bien remunerada. En su estudio de
      pación por la “calidad de vida” (Lloyd, 2000).           revistas de Nueva York, Atlanta y Los Ánge-
      Es cada vez más difícil distinguir a los espa-           les, Marian Greenberg (2000) encontró que
      cios para los visitantes de aquellos espacios            desde comienzos de los ’90, las personas en
      “locales”, dado que los sectores de ocio,                este estrato comparten una preocupación por
      entretención y cultura son considerados como             “estilos de vida urbanos estrechamente defi-
      cruciales tanto por residentes locales como por          nidos, orientados al consumo y políticamente
      visitantes forasteros. Cuando no están viajan-           conservadores” (25). El nuevo consumidor de
      do, los residentes locales se involucran en              clase media puede adquirir sofisticación ins-
      actividades indistinguibles de lo que hacen los          tantánea degustando la cocina, bebiendo el
      turistas: salir a comer, ir al mall, caminar por la      vino, fumando los cigarros y comprando los
      costanera, asistir a un concierto. El surgimiento        autos y arte recomendados por una nueva
      de una nueva cultura urbana orientada a la               especie de escritores y críticos especializados
      búsqueda estética ha reconstruido a las ciu-             en dar consejos sobre estilos de vida.
      dades como lugares que proporcionan opor-
      tunidades para viajar desde la propia casa:                   Sassen (1994) ha documentado la concen-
      “Los consumidores ya no tienen que viajar                tración de una clase de trabajadores del sec-
      grandes distancias para experimentar una                 tor servicios muy bien remunerados en las ciu-
      magnífica diversidad de oportunidades de con-            dades globales; sin embargo, en la actualidad
      sumo. Para su conveniencia, los florecientes             la nueva clase global de los privilegiados
      ‘distritos de entretenimiento urbano’ concen-            “analistas simbólicos” se ha extendido prácti-
      tran objetos, o al menos sus facsímiles, traí-           camente a todos los rincones del globo (Reich,
      dos de todas partes del mundo […] Los resi-              1991; Lury, 1997). El conjunto de bienes de
      dentes actúan crecientemente como turistas               consumo que los miembros de esta clase de-
      en sus propias ciudades2 ” (Lloyd, 2000: 7). La          mandan es notoriamente similar en todas par-
      “localización del ocio” resultante ha estimula-          tes; por lo tanto, tiene sentido asumir que és-
      do, tanto como el turismo, la conversión de              tos tenderán a demandar –y por lo tanto, a re-
      las ciudades o partes de ellas en lugares es-            producir– ambientes urbanos similares, don-
      pecializados de entretención (Hannigan, 1998).           dequiera que vayan. Esta tendencia no es di-
                                                               fícil de observar. Nueva York y el SoHo de
          2
              El concepto de turismo “como si” de Richard      Londres, así como los distritos de bodegas in-
      Lloyd describe la continua mezcla de visitantes y re-    dustriales en todas partes, han sido invadidos
      sidentes locales en los lugares de entretención en las
      ciudades.                                                por una predecible combinación de tiendas te-


58   eure
El turismo urbano y la geografía de la ciudad



máticas. La cocina étnica no sólo ha sido           restaurantes temáticos, un estadio deportivo
internacionalizada, sino además fetichizada, de     con características de circo multimedia o un
modo que las mismas variedades de nouvelle          ‘distrito de entretenimiento’ y turismo
cuisine étnica pueden ser encontradas en casi       predefinido son como paquetes turísticos: no
cualquier ciudad. Este desarrollo sugiere que       se puede conseguir crear la experiencia o
la cultura globalizada del consumo opulento         modular su intensidad; ésta es más bien im-
puede eventualmente reducir todas las ciuda-        puesta”. Lo que los miembros de la clase
des a una monocultura monótona.                     creativa demandan es “tener a mano la crea-
                                                    ción de la experiencia [de la ciudad] más que
    Sin embargo, los cosmopolitas no buscan         simplemente consumirla (232). Estas preferen-
las mismas cosas en todos los lugares donde         cias han dado origen a un movimiento
van. Dado que muchos residentes y visitantes        globalizado que demanda mayores niveles de
buscan aquello que es único, y numerosos vi-        servicios urbanos, tanto públicos como priva-
sitantes viajan con propósitos distintos al tu-     dos (Clark, 2000a y 2000b).
rismo, la tendencia hacia la homogeneidad no
es inevitable, y puede ser incluso improbable.      5.     La ciudad fracturada como
Richard Lloyd (2000) distingue el surgimiento              ciudad abierta
de una nueva cultura de la “neo-bohemia”,
liderada por residentes urbanos que asocian              Es difícil anticipar los tipos de lugares y
“los lugares desoladamente realistas con una        experiencias hacia los cuales los turistas se-
energía creativa” (1). Esta nueva clase, sos-       rán atraídos. Harlem, por ejemplo, se ha trans-
tiene, es responsable de la recuperación de         formado en un destino popular para los turis-
“espacios aparentemente anacrónicos” (5) en         tas alemanes fascinados por los servicios reli-
inner cities tales como viejos distritos indus-     giosos afroamericanos y para otros turistas
triales y de bodegas, un desarrollo muy simi-       atraídos por un Nueva York “étnico” (Hoffman,
lar a la gentrificación de los márgenes de Lon-     2000). Una proporción de turistas y residentes
dres, donde diseñadores y artistas han coloni-      locales buscan lugares como éstos como una
zado viejos portales comerciales, fachadas de       alternativa a la atmósfera artificial de los es-
tiendas y talleres (Fainstein, 2001).               pacios turísticos enclávicos. Feifer (1985) ha
                                                    propuesto que esta gente pueda ser llamada
    Richard Florida (2002) ha demostrado que        post-turistas (después de los “post-moder-
el grupo que denomina “la clase creativa”           nos”). A diferencia de los turistas corrientes,
–profesionales de alto nivel educativo con ha-      los post-turistas no desean fijar la mirada en
bilidades intelectuales, analíticas, artísticas y   los sitios turísticos sancionados oficialmente,
creativas elitistas–, frecuentemente conside-       en parte porque ellos ya han sobrellevado un
ra el estilo de vida como más importante que        continuo aluvión de objetos e imágenes turís-
un empleo particular en la elección de un lu-       ticas proyectadas por la televisión, el cine, las
gar para vivir. Los miembros de esta clase de-      revistas y otros medios de comunicación. Ya
mandan interacción social, cultura, vida noc-       están hastiados de viajar incluso antes de sa-
turna, diversidad y autenticidad, esta última       lir de casa. Habiendo dejado de considerar
definida como “edificios históricos, barrios con-   cualquier “mirada” como privilegiada, los post-
solidados, una escena musical única o atribu-       turistas buscan una multitud de experiencias
tos culturales específicos. Proviene de la mez-     como un antídoto contra el aburrimiento.
cla de la argamasa urbana junto con edificios
renovados, de la mixtura entre lo nuevo y lo            Incluso dentro de los enclaves, el control
viejo, el carácter de barrios de larga data y       social de los usuarios no es absoluto. Los post-
yuppies, modelos y bag ladies” (228). Florida       turistas, hartos de toda una vida de exposi-
señala que la clase creativa tiende a rechazar      ción al marketing temático están aptos para
las “experiencias enlatadas”: “Una cadena de        adoptar una postura irónica dentro de los

                                                                                                 eure     59
Dennis R. Judd



      confines de los “ambientes Disney”. Lo que los     mente regulados. Casi en todas partes, las ciu-
      post-turistas buscan en los festival malls y en    dades que desean atraer visitantes han inver-
      los complejos de entretenimiento es pura di-       tido fuertemente en instalaciones públicas
      versión y escapismo; su postura irónica les        como parques, fuentes, jardines y arte públi-
      permite buscar sus propias experiencias. Un        co. Hay también distritos centrales de nego-
      segundo modo de resistencia es el rechazo a        cios, calles pobladas con pequeños negocios
      conformarse con los usos esperados. Como           y tiendas y vecindarios. Los enclaves existen
      ha observado De Certeau (1984), “el espacio        al interior de una compleja estructura urbana
      es un lugar ejercido” cuando, por ejemplo,         que entrega a visitantes y residentes locales
      “la calle geométricamente definida por la pla-     por igual numerosas oportunidades para deam-
      nificación urbana es transformada en espacio       bular. En un mismo día, un visitante o residen-
      por los caminantes” (117).                         te local puede probar “entretenimientos
                                                         Disney”, ir a una exposición de Monet, cami-
          Dado que los desarrolladores de los espa-      nar a través de un barrio histórico y terminar
      cios enclávicos deben responder a gustos y         en un restaurante étnico (el cual puede ser un
      preferencias cambiantes, las prácticas al inte-    local de barrio, barato, u otro más caro, que
      rior de éstos deben ser menos estáticas e in-      sirva una versión globalizada y nouvelle de la
      variables de lo que generalmente se supone.        cocina étnica en cuestión). La ciudad es un
      Incluso en ciudades astilladas en enclaves y       crisol que reúne los circuitos de capital y cul-
      fragmentos, Graham y Marvin (2001) identifi-       tura globalizadas con lo local y lo excéntrico,
      can varios modos de resistencia: los residen-      lo cosmopolita con lo provinciano.
      tes de comunidades enrejadas ignoran o de-
      safían regularmente sus common-interest                Los enclaves turísticos han proliferado a
      associations; los jóvenes encuentran maneras       través del mundo. Graham y Marvin (2001)
      de evadir las estrictas reglas impuestas den-      predicen la propagación global de ciudades de
      tro de los malls, y las normas impuestas por       fantasía que entremezclan comercio minoris-
      los dueños y administradores de los enclaves       ta, restaurantes y bares, salas de espectácu-
      son a veces enfrentadas por protestas bien         lo, cines y teatros IMAX, hoteles, centros de
      organizadas. El rechazo a conformarse puede        video y de realidad virtual y otras diversiones
      ser afirmado incluso en circunstancias de ex-      en un ambiente de puro consumo y
      tremo confinamiento. En su estudio sobre el        entretención. Incluso ahora, quien viaje por el
      turismo en India, Edensor (1998) encontró que      mundo puede encontrar versiones de estos
      a pesar de los mejores esfuerzos por parte de      complejos de entretenimiento diseminados a
      los guías turísticos para proteger a los grupos    lo largo del globo (Iyer, 2000). No obstante,
      bajo su cargo de encuentros imprevistos, la        como Graham y Marvin (2001) observan, “la
      mezcla de espacios a menudo promovía los           vida urbana es más diversa, variada e impre-
      recorridos casuales y las caminatas y              decible que lo que sugieren las certezas co-
      vagabundeos por calles, mercados y cafés al        munes, inspiradas en las distopias urbanas es-
      aire libre. Los miembros de los paquetes tu-       tadounidenses” (392). Un examen de los es-
      rísticos salían a veces a deambular libremen-      pacios turísticos revela que la fractura de los
      te, ocupando la zona limítrofe del anonimato       espacios de las metrópolis postmodernas pue-
      propia del flaneur (Urry, 1990).                   de crear diversidad y diferencia, más que mo-
                                                         notonía y uniformidad. Como en el pasado, las
          Esto sugiere un tercer modo de resisten-       ciudades del futuro serán muy probablemente
      cia, el cual está disponible en todas las ciuda-   lugares que combinen orden y caos en una
      des, pero sobre todo en aquellas con mayores       mezcla constantemente cambiante e imprede-
      problemas: escapar de los enclaves estrecha-       cible. Eso es lo que las hace tan fascinantes.




60   eure
El turismo urbano y la geografía de la ciudad



6.     Referencias bibliográficas                   Fainstein, S. S. (2001). The City Builders.
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Dennis R. Judd



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                                                             Company.




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Lectura 7. El turismo urbano y la geografía de la ciudad.

  • 1. artículo Dennis R. Judd * El turismo urbano y la geografía de la ciudad** Abstract For post-structuralist urban literature, cities appear as landscapes fractured in protected and exclusionary enclaves, which colonize and replace local places. Consequently, it is considered that tourist enclaves facilitate the authoritarian con- trol of urban space, modifying the consumption and replacing and suppressing local culture with Disney-like environments. This article argues that, even when within tourist enclaves a non-democratic, directive and authoritarian regime is attempted –and generally achieved–, in this spaces social control in not comple- te; the analysis that this article proposes of tourist spaces reveals that the fractu- re of post-modern metropolises spaces is able to create diversity and difference, more than monotony and uniformity. It is conclude that, for the city visitors, the urban dystopia predicted by post-structuralist scholars has not been materialized yet. Key words: tourist enclaves, social control, post-structuralist urbanism, urban theory. Resumen Para la literatura urbana post-estructuralista, las ciudades aparecen como paisajes fracturados en enclaves protegidos y excluyentes, los cuales colonizan y reempla- zan los lugares locales. Consecuentemente, se considera que los enclaves turísti- cos facilitan el control autoritario del espacio urbano, modificando el consumo y re- emplazando y suprimiendo la cultura local con “ambientes Disney”. Este artículo plantea que si bien dentro de los enclaves turísticos se intenta –y generalmente se alcanza– un régimen no democrático, directivo y autoritario, incluso en estos espa- cios el control social no es total; el análisis que aquí se propone respecto de los espacios turísticos revela que la fractura de los espacios de las metrópolis postmodernas puede crear diversidad y diferencia, más que monotonía y uniformi- dad. Se concluye que, para los visitantes de las ciudades, la distopia urbana predi- cha por los post-estructuralistas no ha sido aún materializada. Palabras clave: enclaves turísticos, control social, urbanismo post-estructuralista, teoría urbana. Revista eure (Vol. XXIX, Nº 87), pp. 51-62, Santiago de Chile, septiembre 2003 [51]
  • 2. Dennis R. Judd 1. Introducción En su relato, esta nueva ciudad se caracteriza por “niveles crecientes de manipulación y vigi- E n años recientes, ha emergido una li- lancia” y “nuevas formas de segregación” pues- teratura que describe la ciudad pre- tas al servicio de una “ciudad de simulacio- sente y futura como un paisaje fractu- nes, la ciudad de la televisión, la ciudad como rado en enclaves protegidos, rodeados de un parque temático” (xiii-xiv). David Harvey áreas fuertemente vigiladas, ocupadas por los (1994) reitera la preocupación, frecuentemen- pobres y los marginados. Esta visión es parti- te expresada, acerca de que las ciudades es- cularmente cercana a la Escuela de Los Án- tán siendo transformadas en copias geles, la cual ha considerado su objeto de es- sanitizadas y monótonas unas de otras, “prác- tudio, la conurbación de Los Ángeles, como ticamente idénticas de ciudad en ciudad” (295). representativa de lo que las ciudades son ac- tualmente, o de lo que están destinadas a ser. De acuerdo a los investigadores urbanos, Ed Soja (1989) ha afirmado, por ejemplo, que los enclaves turísticos facilitan el control auto- Los Ángeles “se presenta insistentemente ritario del espacio urbano, modificando el con- como uno de los palimpsestos y paradigmas sumo y reemplazando y suprimiendo la cultu- más reveladores del desarrollo urbano del si- ra local con “ambientes Disney”. Tim Edensor glo XX y de la conciencia popular, el único lu- (1998) reitera la observación de Lefebvre gar en la Tierra donde todos los lugares son (1991) acerca de que los espacios turísticos vistos desde cada ángulo, cada uno destacán- “son planificados con el mayor cuidado: cen- dose claramente, sin ninguna confusión o tralizados, organizados, jerarquizados, simbo- mezcla” (248). En su relato sobre el surgimien- lizados y programados al enésimo grado” to de la Escuela de Los Ángeles, Michael Dear (384). De modo similar, John Hannigan (1998) (2002) aclara que Los Ángeles revela la tra- afirma que la uniformidad de los espacios que yectoria del desarrollo urbano en todo el mun- habitan los turistas los sujeta a “una forma de do: “El lujo se combina con una matriz de mi- experiencia urbana medida, controlada y or- seria empobrecida; la segura comunidad ganizada” (6), que elimina la impredecible ca- autocontenida y el hogar fortificado pueden ser lidad de la vida callejera cotidiana. encontrados primero en lugares como Manila y Sao Paulo” (14); continúa sugiriendo que He escrito previamente acerca del surgi- estos elementos han aparecido más reciente- miento de las burbujas turísticas estandarizadas mente en Los Ángeles, y últimamente –puede y producidas en masa, que “crean islas de ri- presumirse- en la mayoría de los lugares ur- queza marcadamente diferenciadas y segrega- banos en el mundo. das del paisaje urbano circundante” (Judd, 1999: La literatura urbana post-estructuralista1 concibe los enclaves como nodos de circuitos 1 Sigo el ejemplo de Susan Fainstein (2001) internacionales del capital y la cultura, los cua- en el empleo de este término para denotar un cuerpo les están colonizando y reemplazando a los de investigadores que enfatizan lo que a menudo es calificado como “geografía post-moderna” de la ciu- lugares locales. Según la describe Michael dad, la cual es descrita como un paisaje fracturado Sorkin (1992), “la nueva ciudad reemplaza la por muros, barreras y una geografía de la diferencia y anomalía y el encanto de los lugares [locales] la separación, una forma de desarrollo producida por con un universal particular, un urbanismo ge- las influencias económicas y políticas de la globalización. Esta visión constituye un marcado dis- nérico conjugado sólo con un appliqué” (xiii). tanciamiento de una geografía “modernista” del siglo XX, de la planificación comprehensiva, el desarrollo a gran escala y el objetivo de lograr el orden y la armo- * nía en el ambiente urbano. La interpretación post- University of Illinois at Chicago. E-mail: estructuralista del desarrollo urbano es representada djudd@uic.edu bastante auto-conscientemente por la Escuela de Los ** Traducido por Diego Campos. Ángeles (ver Dear, 2002). 52 eure
  • 3. El turismo urbano y la geografía de la ciudad 53). Creo que esta descripción es todavía pre- A pesar de los inconvenientes de las ciu- cisa, pero los enclaves turísticos constituyen dades del Grand Tour, los viajeros estaban dis- solamente una parte del ambiente que los tu- puestos a soportar semanas de incomodidad ristas urbanos experimentan. Los enclaves tu- para franquear caminos estrechos y montañas rísticos se han transformado en rasgos ubicuos casi intransitables a fin de llegar a ellas. Los de las ciudades, pero no las aplastan inexora- peligros y las molestias del viaje dieron forma blemente. En el examen del carácter espacial a un generalizado desdén por la naturaleza y del turismo urbano, la escala del análisis resul- por lo natural. Las montañas eran considera- ta fundamental. Dentro de los enclaves turísti- das feas y desagradables, las costas general- cos, se intenta –y generalmente se alcanza– mente inaccesibles y peligrosas. A mediados un régimen no democrático, directivo y autori- del siglo XVIII, sin embargo, tales actitudes co- tario, aunque, como argumentaré, incluso en menzaron a cambiar. La naturaleza fue des- estos espacios el control social no es total. Pero cubierta como un vasto depósito de panora- cuando el turismo urbano es considerado a la mas y vistas. Los poetas románticos escala de la ciudad, en la mayoría de éstas los reinterpretaron la naturaleza como un manso enclaves capturan sólo a algunos de los visi- telón de fondo de frondosas ramadas, árboles tantes, durante sólo una parte del tiempo. Para majestuosos y plácidos lagos. Con el surgi- los visitantes de las ciudades, la distopia urba- miento de las ciudades industriales del siglo na predicha por los post-estructuralistas no se XIX, floreció un culto por la naturaleza, ahora ha materializado. interpretada a través de Thoreau, Wordsworth y sus contemporáneos como el depósito del espíritu humano, opuesto a la crueldad y os- 2. La construcción histórica de curidad de las ciudades. los enclaves turísticos El “gran tour americano” de los años pos- Hasta el surgimiento del turismo masivo teriores a la Guerra Civil se estableció en mar- en la segunda mitad del siglo XIX, las ciuda- cado contraste con su contraparte europea an- des ostentaron un status espacial como des- terior, con viajes por los valles de los ríos tinos de los viajes. Las ciudades del Grand Hudson y Connecticut como “ejemplos princi- Tour de los siglos XV al XVIII –principalmente pales de lo pintoresco”, y las Montañas Catskill París, Génova, Roma, Florencia, Venecia y y las Cataratas del Niágara como ejemplos Nápoles– eran visitadas como un rito de pa- íconos de lo “sublime” (Withey, 1997: 117). saje por hombres jóvenes pertenecientes a Pero los europeos también visitaban lugares las clases altas británicas, de quienes se es- como St. Louis, Cincinnatti y Chicago para peraba que alcanzaran la mayoría de edad constatar la evidencia dramática del progreso viendo “las ruinas de la Roma clásica, así y la industria. Observaban los grandes hote- como también las iglesias y sitios y colec- les y mansiones, botes y barcos de vapor, ciones de arte de las grandes capitales del inmigrantes recién llegados e incluso a veces Continente” (Withey, 1997: 7). Las ciudades ocasionales indios, todo ello combinado en del Grand Tour ofrecían tanto un barniz de “una curiosa mixtura de lo civilizado y lo primi- alta cultura como diversiones mundanas, tivo” (Withey, 1997: 131). Las élites urbanas pero eran también denostadas. Como la his- estaban convencidas de que las percepciones toriadora Lynne Withey ha observado, los de los visitantes podían determinar las pers- signos de pobreza, desorden social y dete- pectivas económicas de una ciudad, y en con- rioro físico eran evidentes por todas partes secuencia promovieron éxitos culturales, edu- en Roma, Nápoles y Venecia, y París era un cacionales y artísticos, reales e imaginados. caos de calles sobrepobladas, llenas de ca- ballos y carros tambaleantes, cubiertas de Las ciudades europeas renacieron como basura y recorridas por desagües y cloacas. destinos turísticos transformándose en las eure 53
  • 4. Dennis R. Judd paradas de una versión democratizada del empresarios turísticos locales tomaron la de- Grand Tour. En la década de 1850, Thomas lantera. Guías de viaje, bosquejos, dibujos y Cook inició la época del turismo masivo con- fotografías “entrenaban” a los visitantes res- duciendo paquetes turísticos al continente. Las pecto de qué ver y qué hacer. Las representa- ciudades se promovían como tales, aunque ciones y los espacios físicos “jugaron un pa- más como centros industriales que de cultura. pel clave tanto en atraer a los turistas como La glorificación de la tecnología y el progreso en trasmitir un sentimiento de unidad social” proporcionaron un hilo conductor a través de (Cocks, 2001: 144). Los operadores turísticos las ferias y exhibiciones del siglo XIX y prime- locales tradujeron las descripciones y repre- ras décadas del siglo XX: la exposición del sentaciones encontradas en guías de viaje en Cristal Palace en Londres de 1851 y la Exhibi- realidades físicas, proporcionando a los turis- ción de París de 1867; y cruzando el océano, tas itinerarios fijos, los cuales reducían las ciu- la Feria Mundial de Chicago en 1893, St. Louis dades que veían a una melànge de monumen- en 1904 y Nueva York en 1938. tos, sitios históricos y centros culturales. La experiencia turística en el transporte masivo y Pero tales actividades promocionales no los recorridos guiados redujeron la ciudad a fueron suficientes para transformar a las ciu- un panorama de “ciudad de paso” vista “des- dades en destinos turísticos. Las ciudades de de fuera, de una manera fascinante” (Cocks, la época industrial eran tenidas en cuenta más 2001: 164). Las Ferias Mundiales y exhibicio- a menudo por sus barriadas miserables y pro- nes consolidaron el hábito de ver a las ciuda- blemas sociales que por sus tesoros arquitec- des como un collage de imágenes urbanas tónicos y culturales (Hall, 1996). Un visitante estilizadas y escenas preestablecidas. Como que eligiera viajar azarosamente por las ca- observó un visitante acerca de la Exposición lles de la ciudad podría haber tenido muchas Colombina Mundial en la Feria Mundial de aventuras, pero no todas habrían sido bienve- Chicago de 1982, “la Feria es un mundo […] nidas. El turismo urbano se desarrolló junto del cual la fealdad y la inutilidad han sido extir- con las demarcaciones de los sitios y vistas padas, y sólo la belleza y la utilidad admitidas” que los visitantes debían conocer. Cuando (Cocks, 2001: 128). El movimiento de la City Thomas Cook comenzó a ofrecer paquetes Beautiful derivó gran parte de su inspiración turísticos a ciudades europeas, se hizo cargo de la Feria Mundial de Chicago, con su aten- de sitios históricos y atracciones culturales, ción puesta en la arquitectura monumental, disponiendo el alojamiento y proveyendo in- parques y espacios públicos. formación y asistencia esenciales (Urry, 1990). Para 1869 condujo a los primeros turistas a Algunas décadas después, se desplegó un Jerusalén y a Tierra Santa, un negocio que proceso similar de construcción de imagen y creció rápidamente (a través de Thomas Cook reconstrucción espacial. Hacia la década de & Son) a cinco mil visitantes por año en una 1960, en Estados Unidos las antiguas ciuda- década. des industriales se vieron enfrentadas al dete- rioro físico de los downtowns y la disemina- Los paquetes turísticos desmitificaban los ción de la ruina a través de millas de barrios lugares visitados, disgregándolos en partes alrededor del núcleo central. Los proyectos manejables, cada una de las cuales era porta- masivos de “limpieza” financiados por la reno- dora de importancia y significado. Para el cam- vación urbana fracasaron en la producción de bio de siglo la mayoría de las principales ciu- un renacimiento urbano, y todas las mejoras dades europeas habían sido interpretadas de introducidas por los programas federales de esta manera a través de guías de viaje, y los concesiones fueron ensombrecidas por el cri- servicios de guías turísticos habían florecido men, las revueltas y los disturbios sociales. Los hasta competir con Cook. En Estados Unidos candidatos republicanos y los medios de co- evolucionó un proceso paralelo, en el cual los municación retrataban a las ciudades como lí- 54 eure
  • 5. El turismo urbano y la geografía de la ciudad neas de fuego de la violencia y los problemas cada por el consumo” es útil para entender raciales, de modo que términos como gueto, cómo los administradores de los enclaves tu- asistencia social, infraclase, crimen e inner- rísticos pueden intentar regular sus usos. city constituyeron un todo de imágenes inter- Baudrillard escribe que los shopping centers cambiables (Edsall & Edsall, 1991). Como re- son lugares en los cuales “el arte y el ocio se sultado, la narrativa del declive urbano pene- mezclan con la vida cotidiana” y constituyen, tró la conciencia nacional, borrando en su ma- en efecto, subculturas que establecen por sí yor parte las imágenes positivas que las ciu- mismas un contexto perfecto para el consumo dades habían heredado del pasado a través del “total condicionamiento de la ac- (Beauregard, 1993). ción y el tiempo” (28-29). Permiten la mezcla del deseo y la saciedad en una ardiente mix- Aquellos que se proponían hacer estas tura, en la cual todas las sensaciones se ven ciudades atractivas para los turistas se en- arrolladas por un Pandemoniun conformado frentaron a un intimidante desafío. Había dos por “una amplia vista del perpetuo consumo” problemas igualmente serios. En primer lu- (30). Los enclaves turísticos pueden operar de gar, el “imaginario urbano” de los potencia- manera similar, envolviendo a los visitantes en les turistas tenía que ser cambiado. Y en se- un ambiente que inunda sus sentidos con los gundo lugar, el actual ambiente físico de las signos y símbolos del consumo y el juego. ciudades con problemas tenía que ser trans- formado en lugares de belleza, interés y Tales experiencias pueden ser concebidas emoción. En las ciudades más antiguas, la como dando cuerpo a un ambiente totalizante burbuja turística se transformó en la solu- que filtra las percepciones, experiencias y de- ción a ambos problemas. Durante las déca- seos de los turistas. Los turistas que habitan das de 1980 y 1990, una concentración de espacios enclávicos son animados a actuar instalaciones y servicios (nuevos frentes de esencialmente como obreros de una factoría agua, hoteles, festival malls, centros de con- sujetos a “un horario, a un controlador del tiem- venciones, estadios deportivos y “distritos de po, a informantes y multas” (Thompson, 1967). entretenimiento”) fue construida para crear Por cuanto se encuentran limitados por barre- un espacio o series de espacios segrega- ras físicas y son destinados a actividades es- dos del resto de la ciudad. Incluso si ocupa- pecializadas, ciertos lugares como los estadios ban sólo una pequeña parte del total de la deportivos, centros de convenciones y malls estructura urbana, estos espacios proporcio- pueden efectuar una regulación casi total del naron imágenes de una ciudad renacida. Y cuerpo. Los estadios deportivos y los centros mediante la construcción de espacios fortifi- de convenciones, por ejemplo, están diseña- cados, hasta las ciudades con altos niveles dos para el solo propósito de la representa- de criminalidad fueron capaces de generar ción, y los usuarios que tienen otras activida- islas y reservaciones que pudieran ser habi- des en mente son aptos sólo para ser arroja- tadas cómodamente por turistas y residen- dos fuera. De manera similar, los shopping tes de clase media. Al interior de estas islas malls son construidos como palacios del con- emergió una atmósfera como de carnaval sumo; la vagancia sin rumbo es disuadida o para satisfacer la necesidad de emoción. prohibida. Aunque a veces se hacen pasar por espacios públicos, tales ambientes confinados proyectan un “aspecto finito o acabado” que 3. Control social al interior de todo lo dirige hacia su interior (Lefebvre, 1991: los enclaves turísticos 147). El análisis de Baudrillard (1998) respecto Los espacios turísticos enclávicos están de los lugares de consumo como campos cul- diseñados para regular a sus habitantes a tra- turales conformados por “una totalidad mar- vés del control de cuatro aspectos princi- eure 55
  • 6. Dennis R. Judd pales de la agenda: el deseo, el consumo, cialidad crecientemente compleja del turismo el movimiento y el tiempo. El deseo y el con- urbano. Los ambientes habitados por los visi- sumo son regulados por la promoción y el tantes de las ciudades recorren todo el espec- marketing. El tiempo y el movimiento están tro, desde los espacios construidos estrictamente confinados (por pasillos, torni- específicamente para la producción del espec- quetes de acceso, escaleras mecánicas, tú- táculo y el consumo, hasta espacios públicos neles y galerías) y monitoreados (por cáma- como frentes de agua, parques y plazas, pa- ras y guardias de seguridad). El uso del tiem- sando por comercios y calles residenciales. po es también delimitado por la programación Esta compleja geografía proporciona muchas de espectáculos y representaciones y por ca- oportunidades a los visitantes para escapar de racterísticas físicas como la disponibilidad o los confines del encierro. ausencia de asientos y lugares de reunión. Las experiencias y productos en oferta combinan la homogeneidad y la heterogeneidad, suficien- 4. La compleja estructura te tanto para dar un sentido de comodidad y espacial del turismo urbano familiaridad como para inducir también un sen- tido de novedad y sorpresa. Algunas antiguas ciudades industriales y portuarias en Estados Unidos e Inglaterra han Excepto aquellas promovidas por los compartido una trayectoria que parece confir- auspiciadores corporativos, otras actividades mar las extremas predicciones de los investi- son a menudo interceptadas o denegadas. Los gadores post-estructuralistas: un marcado de- malls prohíben rutinariamente actividades po- clive durante la desindustrialización de las dé- líticas o de cualquier otro tipo, y las fuerzas de cadas de 1970 y 1980, seguido por una suerte seguridad son rápidas en escoltar a los cons- de revitalización que segmentó bruscamente el picuos no-consumidores fuera de las instala- espacio urbano, en beneficio de una próspera ciones. El modo en que esto opera pudo ser clase media y en detrimento de los pobres (Judd percibido en la apertura del World Financial & Parkinson, 1990). Center en Nueva York, en octubre de 1998. El agente publicitario contratado por el Baltimore es emblemática de este tipo de desarrollador, Olympia & York, puso en esce- re-desarrollo. Su afamado Harbor Place –con na cinco días de celebraciones, proyectados sus amplios mármoles y plazas duras, un mall, para transmitir (en el lenguaje publicitario de un acuario, restaurantes y bares y varios ho- la firma) “una comprensión progresiva de los teles de lujo- es una virtual reservación para usos del espacio público”. Mientras transcu- visitantes que raramente experimentan el res- rrían, las celebraciones se mantuvieron fuer- to de una ciudad en problemas (Huka, 1990; temente ligadas a las necesidades de marke- Harvey, 2001). Del mismo modo, excepto por ting de los negocios localizados en el Centro. las torres gemelas cilíndricas del Renaissance Las actividades publicitarias definieron y limi- Center y el mall cercano llamado Greektown, taron estrictamente las actividades de los par- Detroit es hostil a los visitantes. Las Vegas es ticipantes, quienes fueron reducidos al status un tipo diferente de ciudad turística, pero re- de observadores pasivos (Boyer, 1994: 486). sulta igualmente segmentada. The Strip, con sus luces de neón, sus interpretaciones falsifi- Si las ciudades estuvieran principalmente cadas del skyline de Nueva York y del Antiguo compuestas de archipiélagos y enclaves, los Egipto y entretención durante las 24 horas del visitantes y habitantes locales encontrarían día, proporciona un vistazo voyerista de una dificultades para escapar de la estrecha vigi- ciudad que ha sido construida como una fa- lancia y control que los espacios enclávicos chada de carnaval y espectáculo (Rothman & facilitan. Sin embargo, los enclaves constitu- Davis, 2002). Los visitantes tendrían pocas yen sólo uno de los componentes de la espa- razones para recorrer más allá del Strip. 56 eure
  • 7. El turismo urbano y la geografía de la ciudad Pero estas ciudades-mentira no son típi- Afuera de la habitual zona cómoda, los turis- cas, y no constituyen necesariamente presa- tas pueden pasear en un espacio intelectual y gios de lo que todas las ciudades están desti- físico interesante e impredecible. Como lo ex- nadas a ser, como cualquier viajero que pase presa un artista que vive en un barrio de este por ciudades en Estados Unidos, Europa y tipo, “junto con el peligro hay una vitalidad que muchos otros lugares puede atestiguar. uno pierde; cuando se está tan confiado res- Boston, por ejemplo, es una ciudad peatonal pecto de la seguridad personal hay un cierto para residentes y visitantes por igual, a pesar límite que se disipa. Y hay algo emocionante de la presencia de un gran mall en el frente de en ese límite” (Lloyd, 2000: 33). agua en Faneuil Hall y un mall y un complejo hotelero interconectados en el centro de la ciu- En las ciudades europeas que no han ex- dad, en Copley Plaza (Ehrlich & Dreier, 1999). perimentado los extremos de la segregación, Las calles que están afuera de estos recintos el crimen, las tensiones raciales y los proble- están atestadas de residentes locales y visi- mas sociales de algunas ciudades antiguas de tantes, y éstos se dispersan libremente en los Estados Unidos y de países en desarrollo, los negocios y áreas residenciales lejanas desde visitantes tienden a ser absorbidos en la es- hace más de una década. Del mismo modo, tructura urbana. Leo van den Berg (2003) y los visitantes no son confinados al interior de sus colaboradores han propuesto la existen- espacios cercados en la mayoría de las ciuda- cia de un “modelo europeo” que acentúa el des de Estados Unidos o de cualquier ciudad “desarrollo armónico de la ciudad” más que la en Canadá o Europa. Una experiencia como construcción de espacios turísticos segrega- ésta recibe a los visitantes sólo en las ciuda- dos. Sus estudios sobre Rótterdam, des más peligrosas y con los mayores niveles Ámsterdam, Lisboa y Birmingham demuestran de criminalidad del mundo. que en estas ciudades, los planificadores y quienes diseñan políticas públicas sopesan los Los enclaves son generalmente incorpo- costos del turismo tomando en consideración rados en una textura urbana que se ha con- “los desplazamientos de las actividades orien- vertido en un objeto de fascinación y consumo tadas a los residentes, la gentrificación y las en sí misma. Como Sassen y Roost (1999) fricciones culturales” (van den Berg, 2003). han observado, “la gran ciudad ha asumido el status de exótica. El turismo moderno ya no Un equilibrio de esta naturaleza entre las está centrado en los monumentos históricos, necesidades locales y los proyectos de desa- las salas de concierto o los museos, sino en la rrollo económico requieren una visión política escena urbana, o más precisamente, en algu- de largo alcance, difícilmente posible en ciu- na versión de la escena urbana adecuada para dades cuyos líderes se sienten desesperados el turismo” (143). La “escena” que los visitan- por lograr el desarrollo a cualquier costo. En tes consumen está compuesta por un las ciudades europeas, la herencia arquitec- calidoscopio de experiencias y espacios orien- tónica y cultural única de los núcleos urbanos tados al trabajo, consumo, ocio y entretención ha sido entendida como la principal atracción (Featherstone, 1994). Las áreas de las ciuda- para los visitantes; en consecuencia, el desa- des que invitan a los turistas a deambular pue- rrollo turístico ha apuntado a realzar el carác- den no ser lugares normalmente habitados por ter de cada ciudad. De manera similar, los pla- turistas; pueden ser áreas “tensas” –barrios nificadores en Vancouver han considerado al fronterizos o zonas donde pueden vivir y tra- turismo como el producto natural de políticas bajar personas ubicadas en los márgenes de que enfatizan los barrios, servicios urbanos y la sociedad urbana: minorías étnicas, no-blan- el medio ambiente (Artibise, 2003). Ni siquie- cos, inmigrantes, pobres. Tales áreas pueden ra en Montreal, una ciudad que ha privilegiado ser atractivas precisamente porque no han sido megaproyectos tales como la Expo 67 (la Fe- construidas ni dispuestas para los turistas. ria Mundial de 1967) y las Olimpíadas de Ve- eure 57
  • 8. Dennis R. Judd rano de 1976, así como otros grandes proyec- El turismo coincide con –de hecho, es pro- tos, se han desarrollado burbujas turísticas; ducto de– una cultura globalizada del consu- sus visitantes a menudo deambulan por el mo sostenida por trabajadores y consumido- downtown y los barrios (Levine, 2003). Ciudad res altamente móviles. En Estados Unidos, el de México es un caso interesante, por cuanto surgimiento de una clase cosmopolita global ha focalizado sus energías en el desarrollo de puede ser percibida a través de la prolifera- un enclave en el centro histórico, una estrate- ción de revistas de “estilos de vida urbanos” gia virtualmente forzada por los altos niveles (Greenberg, 2000). En los ’60, las revistas de de criminalidad de la ciudad. Pero a pesar de estilos de vida fueron lanzadas en 60 áreas estas condiciones, los planificadores están tra- metropolitanas de Estados Unidos, número tando de hacer de este enclave un lugar atrac- que ha crecido a más de 100 hacia el fin de tivo tanto para los residentes locales como para siglo (Greenberg, 2000). Estas revistas son los visitantes (Hiernaux-Nicolás, 2003). similares de ciudad en ciudad porque el públi- co objetivo es invariable: una nueva clase La cambiante geografía de la estructura media acomodada, compuesta en su mayor espacial urbana refleja el surgimiento de una parte por baby boomers y su progenie bien cultura urbana que gira en torno a la preocu- educada y bien remunerada. En su estudio de pación por la “calidad de vida” (Lloyd, 2000). revistas de Nueva York, Atlanta y Los Ánge- Es cada vez más difícil distinguir a los espa- les, Marian Greenberg (2000) encontró que cios para los visitantes de aquellos espacios desde comienzos de los ’90, las personas en “locales”, dado que los sectores de ocio, este estrato comparten una preocupación por entretención y cultura son considerados como “estilos de vida urbanos estrechamente defi- cruciales tanto por residentes locales como por nidos, orientados al consumo y políticamente visitantes forasteros. Cuando no están viajan- conservadores” (25). El nuevo consumidor de do, los residentes locales se involucran en clase media puede adquirir sofisticación ins- actividades indistinguibles de lo que hacen los tantánea degustando la cocina, bebiendo el turistas: salir a comer, ir al mall, caminar por la vino, fumando los cigarros y comprando los costanera, asistir a un concierto. El surgimiento autos y arte recomendados por una nueva de una nueva cultura urbana orientada a la especie de escritores y críticos especializados búsqueda estética ha reconstruido a las ciu- en dar consejos sobre estilos de vida. dades como lugares que proporcionan opor- tunidades para viajar desde la propia casa: Sassen (1994) ha documentado la concen- “Los consumidores ya no tienen que viajar tración de una clase de trabajadores del sec- grandes distancias para experimentar una tor servicios muy bien remunerados en las ciu- magnífica diversidad de oportunidades de con- dades globales; sin embargo, en la actualidad sumo. Para su conveniencia, los florecientes la nueva clase global de los privilegiados ‘distritos de entretenimiento urbano’ concen- “analistas simbólicos” se ha extendido prácti- tran objetos, o al menos sus facsímiles, traí- camente a todos los rincones del globo (Reich, dos de todas partes del mundo […] Los resi- 1991; Lury, 1997). El conjunto de bienes de dentes actúan crecientemente como turistas consumo que los miembros de esta clase de- en sus propias ciudades2 ” (Lloyd, 2000: 7). La mandan es notoriamente similar en todas par- “localización del ocio” resultante ha estimula- tes; por lo tanto, tiene sentido asumir que és- do, tanto como el turismo, la conversión de tos tenderán a demandar –y por lo tanto, a re- las ciudades o partes de ellas en lugares es- producir– ambientes urbanos similares, don- pecializados de entretención (Hannigan, 1998). dequiera que vayan. Esta tendencia no es di- fícil de observar. Nueva York y el SoHo de 2 El concepto de turismo “como si” de Richard Londres, así como los distritos de bodegas in- Lloyd describe la continua mezcla de visitantes y re- dustriales en todas partes, han sido invadidos sidentes locales en los lugares de entretención en las ciudades. por una predecible combinación de tiendas te- 58 eure
  • 9. El turismo urbano y la geografía de la ciudad máticas. La cocina étnica no sólo ha sido restaurantes temáticos, un estadio deportivo internacionalizada, sino además fetichizada, de con características de circo multimedia o un modo que las mismas variedades de nouvelle ‘distrito de entretenimiento’ y turismo cuisine étnica pueden ser encontradas en casi predefinido son como paquetes turísticos: no cualquier ciudad. Este desarrollo sugiere que se puede conseguir crear la experiencia o la cultura globalizada del consumo opulento modular su intensidad; ésta es más bien im- puede eventualmente reducir todas las ciuda- puesta”. Lo que los miembros de la clase des a una monocultura monótona. creativa demandan es “tener a mano la crea- ción de la experiencia [de la ciudad] más que Sin embargo, los cosmopolitas no buscan simplemente consumirla (232). Estas preferen- las mismas cosas en todos los lugares donde cias han dado origen a un movimiento van. Dado que muchos residentes y visitantes globalizado que demanda mayores niveles de buscan aquello que es único, y numerosos vi- servicios urbanos, tanto públicos como priva- sitantes viajan con propósitos distintos al tu- dos (Clark, 2000a y 2000b). rismo, la tendencia hacia la homogeneidad no es inevitable, y puede ser incluso improbable. 5. La ciudad fracturada como Richard Lloyd (2000) distingue el surgimiento ciudad abierta de una nueva cultura de la “neo-bohemia”, liderada por residentes urbanos que asocian Es difícil anticipar los tipos de lugares y “los lugares desoladamente realistas con una experiencias hacia los cuales los turistas se- energía creativa” (1). Esta nueva clase, sos- rán atraídos. Harlem, por ejemplo, se ha trans- tiene, es responsable de la recuperación de formado en un destino popular para los turis- “espacios aparentemente anacrónicos” (5) en tas alemanes fascinados por los servicios reli- inner cities tales como viejos distritos indus- giosos afroamericanos y para otros turistas triales y de bodegas, un desarrollo muy simi- atraídos por un Nueva York “étnico” (Hoffman, lar a la gentrificación de los márgenes de Lon- 2000). Una proporción de turistas y residentes dres, donde diseñadores y artistas han coloni- locales buscan lugares como éstos como una zado viejos portales comerciales, fachadas de alternativa a la atmósfera artificial de los es- tiendas y talleres (Fainstein, 2001). pacios turísticos enclávicos. Feifer (1985) ha propuesto que esta gente pueda ser llamada Richard Florida (2002) ha demostrado que post-turistas (después de los “post-moder- el grupo que denomina “la clase creativa” nos”). A diferencia de los turistas corrientes, –profesionales de alto nivel educativo con ha- los post-turistas no desean fijar la mirada en bilidades intelectuales, analíticas, artísticas y los sitios turísticos sancionados oficialmente, creativas elitistas–, frecuentemente conside- en parte porque ellos ya han sobrellevado un ra el estilo de vida como más importante que continuo aluvión de objetos e imágenes turís- un empleo particular en la elección de un lu- ticas proyectadas por la televisión, el cine, las gar para vivir. Los miembros de esta clase de- revistas y otros medios de comunicación. Ya mandan interacción social, cultura, vida noc- están hastiados de viajar incluso antes de sa- turna, diversidad y autenticidad, esta última lir de casa. Habiendo dejado de considerar definida como “edificios históricos, barrios con- cualquier “mirada” como privilegiada, los post- solidados, una escena musical única o atribu- turistas buscan una multitud de experiencias tos culturales específicos. Proviene de la mez- como un antídoto contra el aburrimiento. cla de la argamasa urbana junto con edificios renovados, de la mixtura entre lo nuevo y lo Incluso dentro de los enclaves, el control viejo, el carácter de barrios de larga data y social de los usuarios no es absoluto. Los post- yuppies, modelos y bag ladies” (228). Florida turistas, hartos de toda una vida de exposi- señala que la clase creativa tiende a rechazar ción al marketing temático están aptos para las “experiencias enlatadas”: “Una cadena de adoptar una postura irónica dentro de los eure 59
  • 10. Dennis R. Judd confines de los “ambientes Disney”. Lo que los mente regulados. Casi en todas partes, las ciu- post-turistas buscan en los festival malls y en dades que desean atraer visitantes han inver- los complejos de entretenimiento es pura di- tido fuertemente en instalaciones públicas versión y escapismo; su postura irónica les como parques, fuentes, jardines y arte públi- permite buscar sus propias experiencias. Un co. Hay también distritos centrales de nego- segundo modo de resistencia es el rechazo a cios, calles pobladas con pequeños negocios conformarse con los usos esperados. Como y tiendas y vecindarios. Los enclaves existen ha observado De Certeau (1984), “el espacio al interior de una compleja estructura urbana es un lugar ejercido” cuando, por ejemplo, que entrega a visitantes y residentes locales “la calle geométricamente definida por la pla- por igual numerosas oportunidades para deam- nificación urbana es transformada en espacio bular. En un mismo día, un visitante o residen- por los caminantes” (117). te local puede probar “entretenimientos Disney”, ir a una exposición de Monet, cami- Dado que los desarrolladores de los espa- nar a través de un barrio histórico y terminar cios enclávicos deben responder a gustos y en un restaurante étnico (el cual puede ser un preferencias cambiantes, las prácticas al inte- local de barrio, barato, u otro más caro, que rior de éstos deben ser menos estáticas e in- sirva una versión globalizada y nouvelle de la variables de lo que generalmente se supone. cocina étnica en cuestión). La ciudad es un Incluso en ciudades astilladas en enclaves y crisol que reúne los circuitos de capital y cul- fragmentos, Graham y Marvin (2001) identifi- tura globalizadas con lo local y lo excéntrico, can varios modos de resistencia: los residen- lo cosmopolita con lo provinciano. tes de comunidades enrejadas ignoran o de- safían regularmente sus common-interest Los enclaves turísticos han proliferado a associations; los jóvenes encuentran maneras través del mundo. Graham y Marvin (2001) de evadir las estrictas reglas impuestas den- predicen la propagación global de ciudades de tro de los malls, y las normas impuestas por fantasía que entremezclan comercio minoris- los dueños y administradores de los enclaves ta, restaurantes y bares, salas de espectácu- son a veces enfrentadas por protestas bien lo, cines y teatros IMAX, hoteles, centros de organizadas. El rechazo a conformarse puede video y de realidad virtual y otras diversiones ser afirmado incluso en circunstancias de ex- en un ambiente de puro consumo y tremo confinamiento. En su estudio sobre el entretención. Incluso ahora, quien viaje por el turismo en India, Edensor (1998) encontró que mundo puede encontrar versiones de estos a pesar de los mejores esfuerzos por parte de complejos de entretenimiento diseminados a los guías turísticos para proteger a los grupos lo largo del globo (Iyer, 2000). No obstante, bajo su cargo de encuentros imprevistos, la como Graham y Marvin (2001) observan, “la mezcla de espacios a menudo promovía los vida urbana es más diversa, variada e impre- recorridos casuales y las caminatas y decible que lo que sugieren las certezas co- vagabundeos por calles, mercados y cafés al munes, inspiradas en las distopias urbanas es- aire libre. Los miembros de los paquetes tu- tadounidenses” (392). Un examen de los es- rísticos salían a veces a deambular libremen- pacios turísticos revela que la fractura de los te, ocupando la zona limítrofe del anonimato espacios de las metrópolis postmodernas pue- propia del flaneur (Urry, 1990). de crear diversidad y diferencia, más que mo- notonía y uniformidad. Como en el pasado, las Esto sugiere un tercer modo de resisten- ciudades del futuro serán muy probablemente cia, el cual está disponible en todas las ciuda- lugares que combinen orden y caos en una des, pero sobre todo en aquellas con mayores mezcla constantemente cambiante e imprede- problemas: escapar de los enclaves estrecha- cible. Eso es lo que las hace tan fascinantes. 60 eure
  • 11. El turismo urbano y la geografía de la ciudad 6. Referencias bibliográficas Fainstein, S. S. (2001). The City Builders. Lawrence, KS: University Press of Kansas. Artibise, A. (2003). “Tourism Infrastructure of Featherstone, M. (1994). “City Cultures and a Post-Industrial City: A Case Study of Post-modern Lifestyles”. Amin, A. (ed.), Vancouver, British Columbia”. Judd, D. R. Post-Fordism: A Reader . Oxford/ (ed.), The Infrastructure of Play: Building Cambridge: Blackwell. the Tourist City. Armonk, New York: M.E. Feifer, M. (1985). Going Places. London: Sharpe. Macmillan. Baudrillard, J. (1998). The Consumer Society: Florida, R. (2002). The Rise of the Creative Myths and Structures. Thousand Oaks, CA: Class. New York: Basic Books. Sage Publications. Graham, S. & S. Marvin (2001). Splintering Beauregard, R. A. (1993). Voices of Decline: Urbanism: Networked Infrastructure, The Postwar Fate of American Cities. New Technological Mobilities and the Urban York: Blackwell. Condition. London/New York: Routledge. Boyer, C. (1994). The City of Collective Greenberg, M. (2000). “Branding Cities: A So- Memory: Its Historical Imagery and cial History of the Urban Lifestyle Magazi- Architectural Entertainments. Cambridge, ne”. Urban Affairs Review, 36, 2: 228-263. MA: The MIT Press. Hall, P. (1996). Cities of Tomorrow. Cambridge, De Certeau, M. (1984). The Practice of MA: Blackwell. Everyday Life . Berkeley: University of Hannigan, J. (1998). Fantasy City: Pleasure California Press. and Profit in the Postmodern Metropolis. Clark, T. N. (2001a). “Trees and Real Violins: New York: Routledge. Building Post-Industrial Chicago”. Paper Harvey, D. (1994). “Flexible Accumulation presented to the Chicago Urban Politics through Urbanization: Reflections on ‘Post- Workshop (February 16). modernism’ in the American City”. Amin, (2001b). “Amenities Drive A. (ed.), Post-Fordism: A Reader. Oxford/ Urban Growth”. Paper presented at the Cambridge: Blackwell. Annual Meeting of the American Political (2001). Spaces of Capital: Science Association, San Francisco, Towards a Critical Geography. New York: California. August. Routledge. Cocks, C. (2001). Doing the Town: The Rise Hiernaux-Nicolás, D. (2003). “Tourism and of Urban Tourism in the United States, Strategic Competitiveness: Infrastructure 1859-1915 . Berkeley: University of Development in Mexico City”. Judd, D. R. California Press. (ed.), The Infrastructure of Play: Building Dear, M. J. (ed.) (2002). From Chicago to L.A.: the Tourist City. Armonk, New York: M.E. Making Sense of Urban Theory. Thousand Sharpe. Oaks, CA: Sage Publications. Hoffman, L. M. (2000). “Tourism and the Edensor, T. (1998). Tourists at the Taj: Perfor- Revitalization of Harlem”. Research in mance and Meaning at a Symbolic Site. Urban Sociology, Vol. 5. Greenwich, Conn.: New York: Routledge. JAI Press. Edsall, T. B. & M. D. Edsall (1991). Chain Iyer, P. (2000). The Global Soul: Jet-Lag, Reaction: The Impact of Race, Rights, and Shopping Malls and the Search for Home. Taxes on American Politics. New York: W. London: Bloomsbury. W. Norton. Judd, D. R. & M. Parkinson (eds.) (1990). Ehrlich, B. & P. Dreier (1999). “The New Boston Leadership and Urban Regeneration: Cities Discovers the Old: Tourism and the in North America and Europe. Thousand Struggle for a Livable City”. Judd, D. J. & Oaks, CA: Sage Publications. S. S. Fainstein (eds.), The Tourist City. New Judd, D. R. (1999). “Constructing the Tourist Haven: Yale University Press. Bubble”. Judd, D. R. & S. S. Fainstein eure 61
  • 12. Dennis R. Judd (eds.), The Tourist City. New Haven: Yale Sassen, S. & F. Roost (1999). “The City: University Press. Strategic Site for the Global Entertainment Lefebvre, H. (1991). The Production of Space. Industry”. Judd, D. R. & S. S. Fainstein London: Blackwell. (eds.), The Tourist City. New Haven: Yale Levine, M. V. (2003). “Tourism Infrastructure University Press. and Urban Redevelopment in Montreal”. Soja, E. W. (1989). Postmodern Geographies: Judd, D. R. (ed.), The Infrastructure of Play: The Reassertion of Space in Critical Social Building the Tourist City. Armonk, New York: Theory. New York: Verso. M.E. Sharpe. Thompson, E. P. (1967). “Time, Discipline, and Lloyd, R. (2000). “Grit as Glamour: Neo-Bohe- Industrial Capitalism”. Past and Present, 38, mia and Urban Change”. University of as quoted in Zukin, S., Landscapes of Power: Chicago (unpublished. ms.). From Detroit to Disney World. Berkeley: Lury, C. (1997). “The Objects of Travel”. Rojek, University of California Press, 1991. C. & J. Urry (eds.), Touring Cultures: Urry, J. (1990). The Tourist Gaze: Leisure and Transformations of Travel and Theory . Travel in Contemporary Societies. London: London/New York: Routledge. Sage Publications. Reich, R. B. (1991). The Work of Nations: van den Berg, J. et al . (2003). “The Preparing Ourselves for 21 st Century Infrastructure of Urban Tourism: A Capitalism. New York: Knopf. European Model?” Judd, D. R. (ed.), The Rothman, H. K. & M. Davis (eds.) (2002). The Infrastructure of Play: Building the Tourist Grit Beneath the Glitter . Berkeley: City. Armonk, New York: M.E. Sharpe. University of California Press. Withey, L. (1997). Grand Tours and Cook’s Sassen, S. (1994). Cities in a World Economy. Tours: A History of Leisure Travel 1750 to London: Pine Forge Press. 1915 . New York: William Morrow and Company. 62 eure