Este documento presenta una ponencia sobre la participación de la familia en la escuela colonial en el siglo XVIII y hace una analogía con el siglo XXI. Analiza la participación de los padres en la educación durante la época colonial a través de obras literarias e históricas. Explica que los padres proponían maestros, facilitaban locales para las escuelas y cooperaban económicamente. También enviaban a sus hijos a escuelas de la iglesia y solicitaban apoyo a las autoridades. Finalmente, la ponencia concluye que en la actual
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1. FORO EDUCATIVO MUNICIPAL
MAYO 27 2010
PONENCIA INSTITUCION EDUCATIVA
INSTTUTO KENNEDY
PARTICIPACION DE LA FAMILIA EN LA ESCUELA COLONIAL
Una analogía al siglo XXI
Ponente:
Leonardo Fabio Marín Zapata.
Descripción:
A partir de la obra de José Eustaquio Palacios, El Alférez real, hemos construido una
mirada socio-crítica de la época colonial alrededor del momento de la independencia,
1810, para caracterizar los pormenores de la participación de la familia en los tipos de
Escuela que se fueron implementando, tanto a nivel gubernamental, como estatal
propiamente dicho.
Rastrear el papel de la familia es tarea difícil, por lo tanto hemos recurrido a la literatura
para inferir las circunstancias de tales sucesos con obras como El Carnero de Juan
Rodríguez Freyle, María de Jorge Isaacs, Manuela de Eugenio Díaz y el mismo Alférez
Real.
Nos fundamentamos también en hechos relevantes como los aspectos sobresalientes de
la Ilustración, el papel de la imprenta, los antecedentes históricos de la colonia y el
papel de la cultura y los derechos del hombre y del ciudadano en la búsqueda de la
independencia.
Este marco referencial nos ha permitido hacer algunas distinciones entre los parámetros
de participación de los distintos agentes educativos de la época y reconocer además, el
nivel de acompañamiento de los padres, ya fuera por convicción o por las circunstancias
económicas o políticas del momento.
Podríamos pensar alrededor de lo que sostiene María Guadalupe García que “la
participación de los padres en educación no es asunto sencillo de resolver en términos
históricos. Sus voces no son aprehensibles con facilidad; como actores o sujetos sociales
ocupan un lugar marginal dentro de la historiografía, como tema y problema histórico
son de esos grandes silencios de la historia, cuya presencia apenas empieza a ser
develada”. Por ello más que todo nos dimos a la tarea de deducir en lo posible, esa tarea
de los padres en la Escuela colonial y su relación con la Iglesia y el Estado.
De todo esto hemos podido comprender que la familia proponía a la persona más
instruida de la comunidad y a quien le tenían más confianza para inculcar a los niños y
niñas los conocimientos elementales. Facilitaba el local donde funcionaría la escuela y
cooperaba para el pago del maestro y los útiles escolares. Respondía al llamado del
párroco y enviaban a sus hijos a la escuela anexa a la parroquia, en ocasiones
cooperaban en su sostenimiento. Solicitaba a las autoridades (municipales, estatales o
federales) el envío de un preceptor, la reapertura de la escuela o la reinstalación de un
maestro. En ocasiones, estaban en posibilidades de enviar a sus hijos a una escuela
particular de la cabecera municipal, de la capital del estado o del país, pagaban la
pensión de su hijo o lo dejan con tutores de su confianza. Orientada por la jerarquía
eclesiástica y por los párrocos manifestaron su posición ante el Estado por los límites
impuestos a la labor educativa de la Iglesia, por la libertad de educación consignada en
2. la Constitución de 1857, y ante el laicismo que se introdujo en las escuelas oficiales en
las últimas tres décadas del siglo XIX.
Los padres de familia tenían varias opciones: las escuelas de infantes y los beaterios
anexos a los colegios o seminarios, las escuelas regenteadas por preceptores que
atendían la instrucción de los niños y, las amigas que atendían a las niñas.
En el caso de las escuelas particulares los padres desempeñaban un papel mucho más
directo que en las escuelas gratuitas sostenidas por la Iglesia o los ayuntamientos. Al
pagar directamente el salario del maestro, los útiles y el local, se mostraban mucho más
interesados en la instrucción.
En la actualidad, a partir de nuestra experiencia en el Instituto Kennedy y teniendo
como referente el Dec. 1860, cap. IV. Art. 23, podemos concluir que al
• Fomentar la conformación de Asociaciones de padres de familia y de
estudiantes.
Y permitirles
• Participar en la planeación y evaluación del proyecto educativo institucional, del
currículo y del plan de estudios y someterlos a la consideración de la Secretaría
de Educación,
Los padres de familia tienen otros modos de participación mucho más directos y
concretos.
Nuestra ponencia es una puesta en escena de todas estas inferencias históricas con la
participación de estudiantes de la Educación básica y media, referenciados en el
plegable del evento.