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Antiguas Carreras de Caballos:
Patricio Crespo
No debe haber paìs en el mundo en donde las carreras de caballos abunden en
aficionados, algunos, admiradores de “la noble bestia” y otros, apostadores,
admiradores “del vil dinero” que pueden ganar gracias al único animal con “5
corazones”.
Desde un televisor o en una calle de tierra en un pueblo, los caballos atraen
multitudes desde siempre….
Los primeros deportes de carreras de caballos ejercitados por los aborígenes de
nuestro territorio fueron presentados por el Padre Paucke a los Mocovíes. Se basó
su instrucción en las justas de la antigua Europa, donde por medio de lanzas y a toda
carrera se intentaba y lograba levantar una “cabeza” desde el suelo o voltearla del
cuello de su adversario directamente. Los mocovíes reemplazaron cabezas por
zapallos y cuerpos por columnas y postes.
Luego corrieron carreras por apuestas. En España se le llamaba carrera por parejas,
de allí el nombre “parejero” al caballo destinado a este tipo de prueba por sus dotes
deportivas. La destreza y habilidad de los jinetes les permitía salir ilesos de graves
accidentes.
Gaucho-Alberto Guiraldes
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Alrededor de 1843 en Tapalquén, William Mac Cann escribió “....las carreras de
caballos constituyen otra diversión favorita de los pehuenches, montan en pelo solo
con el freno así corren tres millas a puro latigazo y azote”.
Los caracteres de terreno despejado no solo fueron determinantes para el desarrollo
de la hípica en nuestro territorio .En las llanuras extensas sin los montes actuales
,con agrupaciones de caldenes ,talas y la solitaria figura del ombú , los antiguos
habitantes se adaptaron con facilidad al caballo y con eficiencia lograron
domesticarlo.
Domingo de Cuadreras. Pablo Solo Díaz
El español nunca superó al criollo en equitación y es en parte esta diferencia
que definió algunos segmentos de nuestra historia de independencia. El
criollo llamaba maturrango al español. Este término se aplica a quién no sabe
montar a caballo, conducirlo o simplemente quién no logra “entenderse” con
el.
En la antigua Roma se adoptó en las Fiestas del Sol a las Carreras de Caballos,
siendo notable la destreza de sus jinetes, quienes montaban en pelo por no haberse
descubierto aún la montura y estribos.
Entre nosotros, a las carreras de caballos las “inventó” el criollo; se corría “pico a pico”
y en parejas. Cuando los corredores formaban 3 o 4 parejas se denominaba “ penca ”
Este término se origina en “pencar” o azotar con la penca que era un trozo de cuero
con el que se golpeaba a los delincuentes.
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Previo a las carreras como actualmente ocurre existió el “vareo” y los cuidados
especiales. El vareo es el galope o paseo en longitud medida en varas (de allí su
nombre).
Esto se complementaba con medicinas caseras hechas a base de plantas y
minerales curativos y una delicada alimentación.
El cumplimiento de los reglamentos de las carreras eran revisados por un Juez de
Paz, un Juez de Raya o de Sentencia. Un tercer Juez se destinaba en casos de duda
en un final reñido. Se apelaba a su buen tino y la opinión de este era inapelable.
Decía en voz alta “...ganó el Overo ¡¡¡ o ganó el Tostado...” etc.
Los dineros de las apuestas eran recibidos por el pulpero seguramente porque era
este quién tenía caja fuerte o reja para preservar sus pertenencias, sus propias
mercaderías.
Pa`las cuadreras. Francisco Madero Marenco
En el caso de un caballo saberse superior al otro no se daba ventaja con peso como
se hace ahora, la ventaja entonces, era la distancia y apronte.
Se daba una cola, o luz entre cola y pico. Los finales reñidos generalmente
terminaban en peleas y estas en muerte.
Se expresaba un final reñido “al fiador” , “por un hocico” , actualmente se utilizan estos
términos en las carreras de campaña , en los hipódromos el foto-chart ( la tecnología
moderna) evita errores por subjetividades.
En el impecable relato de Justo P. Saénz “ El Pangaré de Galván” se pinta de manera
exacta el sentimiento y pasión de quienes preparan y corren sus caballos . En este
caso el criollo al que le roban un prestigioso caballo, prefiere verlo irse con sus
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captores a reconocer que puede ser vencido en la carrera por recuperarlo, entonces
cuando el pangaré afloja , yá exhausto en la huída , su mismo dueño le grita como él
le enseñara y este se “arma” y se pierde para siempre.
Una maravilla de nuestra literatura más campera, retratando a un caballo de carrera a
sus entrenadores y dueños. Criollos y antiguos.
Bibliografía
Lenguaraz. Fernán Silva Valdés
Historia Argentina entre animales y plantas. José Andrés Carrazoni
El Pangaré de Galván. Justo P.Sáenz