1. Infección puerperal
Se sospecha que la paciente tiene infección puerperal si su temperatura alcanza 38 ºC o más durante dos
días sucesivos tras las primeras 24 horas posparto, y siempre que no haya otras causas aparentes. Las
infecciones posparto suelen afectar al aparato genital, y aparecen sobre todo en el útero y la vagina, aunque
también pueden producirse infecciones vesicales y renales, mastitis, etc. Los síntomas más habituales son,
además de la fiebre, sensibilidad del útero, palidez, cefalea, escalofríos, taquicardia, loquios malolientes y
malestar general.
Entre las infecciones posparto más comunes están:
-Endometritis: o inflamación del endometrio (membrana mucosa que cubre el interior del útero), es más
frecuente en las mujeres a las que se les ha practicado una cesárea. La paciente tiene el útero dolorido e
hinchado, fiebre, fatiga y taquicardia.
-Pielonefritis: se produce como consecuencia de una infección renal. Se presenta con malestar general,
fiebre alta, dolor lumbar (en uno o ambos riñones) y, en ocasiones, micción dolorosa.
-Cistitis: infección e inflamación de la vejiga a causa de bacterias, principalmente la Escherichia coli. Sus
síntomas habituales incluyen necesidad frecuente de orinar, asociada a sensación de quemazón, y expulsión
de pequeñas cantidades de orina en cada micción.
-Mastitis: es una infección de las mamas que suele aparecer dos o tres semanas después del parto, aunque
también puede presentarse durante la primera semana. Se manifiesta con hinchazón, dolor y enrojecimiento
del pecho, fiebre y malestar. Se trata generalmente con antibióticos y no es necesario suspender la lactancia,
ya que la succión del bebé resulta más eficaz y menos dolorosa para vaciar los senos que un sacaleches.
-Tromboflebitis: es la inflamación de una vena a consecuencia de una trombosis (afección en la que se
forma un coágulo en el interior de una vena, bloqueando el flujo sanguíneo). Existe un riesgo elevado de
trombosis tras el parto, debido a que durante el mismo la coagulación de la sangre es superior a lo normal
para evitar el exceso de hemorragia. Puede tratarse de una tromboflebitis superficial (que afecta a venas
superficiales), o de una trombosis venosa profunda (del sistema venoso profundo, desde los pies hasta la
región ileofemoral). Cursa con aumento de la temperatura, hinchazón y dolor en la zona afectada y, en
ocasiones, enrojecimiento.
-Infección de heridas quirúrgicas: en ocasiones se infectan las zonas donde se han practicado incisiones
quirúrgicas, como el perineo (episiotomía) y el abdomen (cesárea). En caso de infección aparecen dolor,
enrojecimiento y secreciones de pus y otros fluidos en torno a la herida, edema y equimosis.
Cesárea:
Una cesárea es un tipo de parto en el cual se practica una incisión quirúrgica en el abdomen (laparotomía) y el
útero de la madre para extraer uno o más bebés. Suele practicarse cuando un parto vaginal podría conducir a
complicaciones médicas.
¿Por qué realizar cesarías?
Las cesarías no pueden ser consideradas como un capricho de las madres, sino como una forma segura de
dar a luz en aquellas ocasiones en que la vida del bebe se encuentre en riesgo.
Los problemas más frecuentes en el nacimiento de un bebe que ameriten la operación cesaría son:
-El bebé es demasiado grande para que pase sin riesgos por la vagina.
2. -El bebé está de nalgas, con los pies primero o en posición transversal (hombros primero). La mejor posición
para el bebé es la cabeza primero.
-El trabajo de parto es demasiado lento o se detiene.
-Tiene un prolapso en el cordón umbilical (el cordón umbilical cae hacia la vagina donde corre el riesgo de
quedar aplastado o aprisionado durante el parto vaginal).
-parto complicado prolongado o distocia : pelvis anormal, agotamiento materno, malformaciones uterinas,
posición fetal anormal, asinclitismo, hidrocefalia, pelvis demasiado estrecha.
-sufrimiento fetal aparente
-sufrimiento maternal aparente
-complicaciones como preeclampsia o eclampsia
-nacimientos múltiples
-presentación anormal
-inducción del trabajo de parto fallida
-parto instrumental fallido
-macrosomía
-placenta muy baja o placenta previa
-pelvis contraída
-evidencia de infección intrauterina
-algunas veces, cesárea previa
-problemas de curación del periné, derivados del parto o de la Enfermedad de Crohn, por ejemplo.
Tipos:
Hay muchos tipos de cesáreas:
-La incisión clásica es longitudinal en la línea media, lo que permite mayor espacio para el parto. Se usa rara
vez, porque es más susceptible de complicaciones.
-La más común hoy en día es la del segmento inferior, en la cual se hace un corte transversal justo por
encima del borde de la vejiga. La pérdida de sangre es menor y la reparación más fácil.
-Una cesárea histerectomia es el parto mediante cesárea y posterior extracción del útero, que se puede
realizar en casos de sangrado intratable o cuando la placenta no se puede separar del útero.
-Algunas veces se han practicado otros tipos, como la extraperitoneal.
Actualmente se insta al padre para que presencie la operación con el fin de apoyar y compartir la experiencia
con su pareja. El anestesiólogo usualmente descubre temporalmente el campo cuando el bebé está saliendo
para que los padres puedan verlo.
Consejos para una buena recuperación luego de una cesárea:
-Descansar lo máximo posible los primeros diez días.
-Si aumentan las pérdidas (loquios) luego de una cesárea es que la reciente mamá se está moviendo más de
lo que debería. En ese caso, tendrá que recostarse para descansar.
3. -Recurrir a una alimentación rica en fibras que facilite la digestión y evite la constipación que trae aparejados
inflamación y dolor en la zona.
-No levantar objetos pesados. Pedirle al papá que levante al bebé de la practicuna los primeros días.
-Estar atenta a su estado general. Llamar al médico si levanta fiebre.
-Consultar al médico a partir de cuándo puede mojar la herida. En muchos casos, los profesionales
recomiendan tapar la zona de la operación con una bolsa plástica y cinta adhesiva hasta que los puntos hayan
sido removidos.
-Algunos profesionales recomiendan una faja elástica de aproximadamente 30 centímetros de ancho que se
coloca desde la pelvis hasta el ombligo (como un cinturón) para que sostenga la zona de la herida y facilite la
movilidad de la mamá. Es importante que sea el médico quien aconseje el tipo de faja a utilizar.
-No realizar ejercicio hasta que el profesional no de el alta médica.