El documento analiza la baja representación política de las mujeres en Colombia, señalando que sólo el 11% de las alcaldías y el 16% de las gobernaciones fueron ocupadas por mujeres tras las elecciones del 25 de octubre de 2015. Aunque hubo un pequeño aumento, persisten obstáculos como los estereotipos de género, la falta de legitimidad que otorgan los partidos a las mujeres y la ausencia de políticas claras para fomentar su participación.
SEGUNDO PISO UN ABISMO. RAZONES PARA NO VOTAR POR MORENA
Las mujeres elegimos pero no somos elegidas
1. Las mujeres eligen
pero no son elegidas
Elecciones 25 de Octubre
Representación de las
Mujeres
en
Alcaldías
y
Gobernaciones
2. Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
La
Representación
de
las
mujeres
en
las
alcaldías
de
Colombia
es
de
sólo
el
11%
3. La
Representación
de
las
mujeres
gobernaciones
es
de
sólo
el
16%
Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
4. La
con>enda
electoral
del
25
de
octubre
de
2015,
para
la
elección
de
las
autoridades
locales,
muestran
un
panorama
parcialmente
alentador
para
las
mujeres.
Con
base
de
los
datos
de
la
página
web
de
la
Registraduría
Nacional,
se
puede
observar
que
de
1.109
alcaldías
registradas,
sólo
en
130
fueron
elegidas
mujeres,
y
en
32
departamentos,
5
mujeres
serán
gobernadoras.
Se
incrementó
la
representación
de
las
mujeres,
en
las
gobernaciones,
se
pasó
de
3
gobernadoras
a
5
con
un
16%,
y
de
108
alcaldesas
a
130
con
un
11%
para
el
período
2016-‐2020.
El
departamento
con
mayor
representación
de
las
mujeres
en
alcaldías
son
Vaupés
con
el
33%
(con
1
alcaldesa
en
3
municipios),
Cesar
con
24%,
Chocó
y
Córdoba
con
23%
y
Caquetá
con
20%;
An>oquia
es
el
departamento
con
más
alcaldesas
con
16,
aunque
ellas
sólo
representan
el
12%
del
total.
Por
otro
lado,
hay
7
departamentos
donde
no
hay
alcaldesas
mujeres:
Amazonas,
Guainía,
Guaviare,
Putumayo,
Risaralda,
San
Andrés
y
Vichada.
En
Meta
y
Guajira
sólo
hay
una
alcaldesa.
Las
mujeres
somos
la
mitad
de
electorado,
pero
apenas
se
alcanzó
a
16%,
elegimos
pero
no
somos
elegidas,
¿por
qué?
consideramos
que
algunos
obstáculos
devienen
de
la
persistencia
de
los
estereo>pos
patriarcales
que
consideran
a
la
mujer
“menos
apta”
para
tareas
direc>vas
y
“aptas”
para
labores
opera>vas;
la
poca
legi>midad
y
5. autoridad
que
los
par>dos,
movimientos
y
electorado
le
otorgan
a
las
mujeres;
los
altos
costos
de
las
campañas
electorales;
las
negociaciones
que
las
mujeres
deben
hacer
con
los
líderes
varones
y
con
sus
entornos
familiares;
las
pocas
o
casi
nulas
campañas
de
los
par>dos
polí>cos
o
movimientos
para
incen>var
la
par>cipación
de
las
mujeres
y
su
inclusión
en
la
listas,
con
posibilidades
de
ser
elegidas;
la
ausencia
de
una
polí>ca
de
Estado
clara,
con
recursos
y
con
metas
para
incen>var
la
representación
de
las
mujeres
en
los
cargos
de
elección
popular.
Si
bien
se
avanzó,
un
poco,
en
la
representación
de
las
mujeres,
y
algunas
de
las
que
fueron
elegidas
en
gobernaciones
y
alcaldías,
plantearon
las
banderas
de
la
representación
femenina
y
la
igualdad
entre
varones
y
mujeres,
como
una
estrategia
para
ganar
votos;
en
realidad
ninguna
de
ellas
cuenta,
a
la
fecha,
con
un
programa
de
gobierno
que
tenga
como
uno
de
sus
pilares
la
transformación
de
las
situaciones
de
opresión
y
subordinación
de
las
mujeres
en
los
territorios.
Por
otro
lado,
no
sólo
es
necesaria
la
representación
paritaria
de
las
mujeres
en
el
gobierno
nacional,
en
los
gobiernos
locales,
en
los
cuerpos
legisla>vos
y
judiciales,
y
en
los
órganos
de
control,
sino
que
quienes
lleguen
a
estos
cargos
no
repitan
los
vicios
de
la
sociedad
patriarcal
como
el
clientelismo,
la
corrupción
y
la
apropiación
casi
patrimonial
6. del
Estado
para
beneficio
personal
o
de
grupos
empresariales.
No
siempre
más
mujeres
en
la
polí>ca
cambian
la
polí>ca;
es
necesario
que
lleguen
mujeres
comprome>das
con
la
agenda
de
las
mujeres,
y
con
las
transformaciones
que
se
requieren
para
construir
una
paz
con
jus>cia
social
Los
acuerdos
de
la
Habana,
en
materia
de
par>cipación
polí>ca,
deben
ser
una
oportunidad
para
hacer
realidad
una
democracia
inclusiva,
lo
cual
significa
transformar,
entre
otras,
los
fallos
de
la
representa>vidad
y
otorgar
legi>midad
y
autoridad
a
las
mujeres.
La
paridad
debe
ser
una
meta
a
conseguir,
pues
ella
garan>za
el
derecho
polí>co
de
las
mujeres
a
ser
electas
y
también
a
representar
polí>camente
a
electores/
as.
La
paridad
no
puede
ser
concebida
como
un
favor
o
una
acción
posi>va
que
se
otorga
a
las
mujeres,
es
un
derecho
que
debiera
ser
elevado
a
derecho
cons>tucional
de
las
mujeres.
Estamos
aún
lejos
de
superar
el
déficit
de
la
democracia
colombiana
y
de
ser
pactantes
y
no
pactadas
de
los
acuerdos
socio-‐polí>cos
y
sexuales
que
básicamente
se
pactan
entre
varones.
La
construcción
de
la
paz,
es
un
reto
y
una
oportunidad
para
el
logro
de
la
paridad
para
las
mujeres
en
materia
de
par>cipación
y
representación
polí>ca
y
social.
8. Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
Las
mujeres
en
las
alcaldías
en
las
regiones
de
Colombia.
9. 24%
23%
13%
13%
9%
8%
6%
0%
76%
77%
87%
87%
91%
92%
94%
100%
Cesar
Córdoba
Magdalena
Bolívar
Atlán>co
Sucre
Guajira
San
Andrés
Hombres
Mujeres
Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
Alcaldías
región
Caribe
10. 18%
14%
83%
86%
Nte
de
santander
Santander
Hombres
Mujeres
Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
Alcaldías
región
Caribe
11. Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
Alcaldías
región
AnGoquia
y
Eje
Cafetero
12. 12%
7%
6%
3%
88%
93%
94%
97%
Cundinamarca
Boyacá
Tolima
Meta
Hombres
Mujeres
Alcaldías
región
Centro
Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
13. 23%
17%
11%
7%
77%
83%
89%
93%
Choco
Valle
Nariño
Cauca
Hombres
Mujeres
Alcaldías
región
Pacífica
Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015
14. 14%
11%
0%
86%
89%
100%
Arauca
Casanare
Guainía
Hombres
Mujeres
Alcaldías
región
Orinoquía
Fuente:
Registraduría
Nacional
del
Estado
Civil
al
26
de
octubre
de
2015