El documento resume los principales eventos militares y políticos de la Guerra Civil Española entre 1937 y 1939. Describe la ofensiva republicana que conquistó Teruel en diciembre de 1937 y el posterior contraataque franquista. Relata la batalla del Ebro de 1938, la conquista de Barcelona por Franco en enero de 1939, y el golpe de Casado contra el gobierno de Negrín en marzo de 1939. Finalmente, detalla la entrada de las tropas franquistas en Madrid el 28 de marzo y el fin de la guerra el 1 de abril de 1939.
Aprendizaje cooperativo y aprendizaje basado en proyectos.
Tema 16 – la guerra civil (1936 1939) (2)
1. 2.5. De Teruel a la batalla del
Ebro.
En diciembre de 1937, tuvo lugar una
ofensiva republicana que conquistó
Teruel. En condiciones climáticas
pésimas, Franco contraatacó y
recuperó la ciudad el 25 de febrero.
Tras asegurar su dominio lanzó un
ataque general en Aragón. El éxito fue
fulgurante y el 15 de abril de 1938 las
tropas nacionales llegaron a Vinaroz en
el Mediterráneo. La zona republicana
quedó partida en dos.
La última gran ofensiva republicana dio
lugar a la Batalla del Ebro en julio de
1938. Con más de 100.000 muertos,
esta fue la más cruenta de las batallas
de la guerra civil y agotó
definitivamente la moral y las reservas
republicanas. Terminó a finales de
noviembre.
2.
3. 2.6. El final de la Guerra.
Tras vencer en el Ebro, Franco se lanzó
a la conquista de Barcelona, que cayó el
26 de enero. Antes se había producido
un enorme éxodo de población. Más de
400.000 personas huyeron a Francia,
donde fueron hacinadas en campos de
concentración.
Ante la inminente derrota, las divisiones
internas se hicieron aún más profundas
en el bando republicano. El gobierno de
Negrín, con el apoyo de los comunistas y
parte de los socialistas, proponía la
resistencia a ultranza. El objetivo era
que el conflicto español quedara
integrado en la inminente guerra europea
y mundial que todo el mundo veía venir.
De esa manera, la República española
encontraría aliados que le permitirían
cambiar el signo de la guerra.
4. Contra esta posición, y
defendiendo la negociación de la
derrota con Franco, el 5 de marzo,
el coronel Casado dio un golpe de
Estado contra el gobierno de
Negrín, apoyado por el socialista
Besteiro.
En los siguientes días comunistas
y socialistas combatieron en
Madrid. Una vez controló la ciudad,
Casado intentó negociar con
Franco, que aquel exigió la
rendición incondicional.
El 28 de marzo, las tropas
franquistas entraron en Madrid y el
1 de Abril de 1939 terminaba la
sangrienta guerra. Una larga
dictadura vino a sustituir al ensayo
democrático de la segunda
república.
5. 2.7. Evolución política en la zona
republicana.
En la zona republicana se desató una
verdadera revolución social:
comités de los partidos y
sindicatos obreros pasaron a
controlar los elementos esenciales
de la economía: transportes,
suministros militares y centros de
producción. Mientras el gobierno se
limitaba a ratificar legalmente lo que
los comités hacían.
En el campo, tuvo lugar una
ocupación masiva de fincas; en las
zonas de predominio socialista se
llevó a cabo la socialización de la
tierra y su producción, mientras en
las zonas anarquistas tuvo lugar una
colectivización total de la
propiedad. En algunos casos, se
llegó incluso a abolir el dinero.
En septiembre de 1936 se estableció un
gobierno de unidad, presidido por el
socialista Largo Caballero y con ministros
del PSOE, PCE, Izquierda Republicana y
nacionalistas. En noviembre se incorporaron
cuatro dirigentes anarquistas, entre ellos
Federica Montseny, la primera mujer
ministro en España. Crear una estructura de
poder centralizada resultaría difícil.
6. Se enfrentaron básicamente dos
modelos de entender la situación:
•Por un lado, CNT-FAI y POUM
emprendieron la inmediata
colectivización de tierras y
fábricas. Su lema era
"Revolución y guerra al mismo
tiempo". Su zona de hegemonía
fue Cataluña, Aragón y Valencia.
• Por otro lado, el PSOE y el PCE
intentaron restaurar el orden y
centralizar la toma de decisiones
en el gobierno, respetando la
pequeña y mediana propiedad. Su
lema era "Primero la guerra y
después la revolución".
Las disensiones internas fueron continuas y llegaron a su momento clave en
Barcelona en mayo de 1937. El gobierno de la Generalitat, siguiendo instrucciones
del gobierno central, trató de tomar el control de la Telefónica de Barcelona, en
manos de un comité de la CNT desde el inicio de la guerra. El intento desencadenó
una insurrección y los combates callejeros se extendieron por Barcelona.
7. La crisis provocó la dimisión del gobierno de Largo Caballero y la instauración de
uno nuevo presidido por el socialista Negrín, inclinado cada vez más hacia las
posturas defendidas por el PCE. La ayuda soviética había hecho que los
comunistas pasaran de ser un grupo minoritario a una fuerza muy influyente. El
POUM fue ilegalizado y su dirigente, Andreu Nin, "desapareció“ en manos de
agentes soviéticos.
A partir de ese momento se impuso una mayor centralización en la dirección de la
economía y se terminó de construir el Ejército Popular, acabando con la indisciplina
de las milicias.
Cuando Franco llegó al Mediterráneo dividiendo en dos la zona republicana,
surgieron de nuevo dos posturas enfrentadas: la oficial, representada por Negrín y
apoyada por el PCE que seguía defendiendo la "resistencia a ultranza“; y la de
algunos dirigentes, anarquistas y socialistas que, ante la perspectiva de la segura
derrota, empezaban a hablar de la necesidad de negociar. En marzo de 1939 el
golpe del coronel Casado desalojó del poder a Negrín.
8. 2.8. Evolución política en la zona
sublevada.
La muerte de Sanjurjo en accidente aéreo
dejó a la insurrección sin un líder claro. El 24
julio tuvo lugar una reunión de los generales
insurrectos en Burgos que acordaron crear la
Junta de Defensa Nacional, órgano
provisional de gobierno de la zona nacional.
Las medidas que adoptó fueron drásticas: se
estableció el estado de guerra en todo el
territorio, se suprimieron todas las
libertades y se disolvieron todos los
partidos políticos, excepto la Falange y los
tradicionalistas (carlistas).
La propaganda “nacional” configurará la
justificación del golpe militar: la insurrección
militar ha sido en realidad un Alzamiento
Nacional contra una República "marxista" y
"antiespañola“; además, se le da el calificativo
de Cruzada para liberar a España del
ateísmo.
Alegoría de Franco como cruzado
9. Pronto se cancelaron las reformas
republicanas; se devolvieron a sus
propietarios las tierras repartidas en la
reforma agraria y el Estado intervino en
la economía siguiendo los principios de la
ideología fascista. Así, en 1937, se creó el
Servicio Nacional del Trigo para
controlar el abastecimiento de pan a la
población.
El 1 de octubre 1936 Franco fue
designado Jefe del Gobierno del Estado
español. Sus éxitos militares, el estar al
frente del poderoso Ejercito de África y el
apoyo de Alemania con la que mantenía
contactos directos explican el ascenso al
poder de Franco. En adelante, el Caudillo,
como le empieza a denominar la
maquinaria propagandística del bando
nacional, establece una dictadura personal
basada en un régimen militar. Una Junta
Técnica del Estado, formada por
militares, se conforma como órgano
consultivo del dictador.
10. En abril de 1937, el Decreto de Unificación, unía
Falangistas y carlistas en la Falange Española
Tradicionalista y de las JONS, partido único luego
conocido como Movimiento Nacional.
La Ley de la Administración Central del Estado
concentró en la figura de Franco los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial y el Fuero del Trabajo
puso fin a la libertad sindical, estableciendo el control
del estado nacional sobre las organizaciones
patronales y obreras.
La Iglesia recibiría su recompensa cuando el nuevo
régimen estableció un estado confesional. Volvió la
subvención estatal al clero, se abolieron el divorcio y
el matrimonio civil, y gran parte de la educación volvió
a sus manos. Se establecía así lo que se vino a
denominar el Nacional-catolicismo.
Por último, se creó una legislación que institucionalizó
la represión contra los vencidos. En febrero de 1939
se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas,
por la que se designaba "rebeldes" a todos los que se
hubieran enfrentado al Movimiento Nacional.
11. 3. La dimensión internacional del conflicto.
La guerra civil española fue uno de los
conflictos del siglo XX que más
repercusión internacional provocó. En
ella se entrecruzaron a la vez intereses
estratégicos de las potencias y el
compromiso ideológico de las grandes
corrientes políticas del momento.
Hubo países que tuvieron una
participación directa (militar y
económica) en la guerra. Italia y
Alemania lo hicieron a favor del bando
franquista. La Unión Soviética apoyó a
la República.
Miles de voluntarios extranjeros,
animados por la lucha contra el
fascismo, mayoritariamente comunistas,
participaron en las Brigadas
Internacionales a favor de la República.
Banderas Brigadas Internacionales
12. Los principales países
democráticos, como Gran Bretaña
y Francia, podrían haber apoyado
a la República, pero sus sectores
más conservadores, temerosos de
la experiencia revolucionaria,
presionaron para la creación de un
Pacto de No-Intervención, que
dañó seriamente a la República.
Además, no querían en ningún
caso provocar a Hitler y que el
conflicto español se convirtiera en
una guerra mundial, la cual sin
embargo, no pudieron evitar.
Alemania e Italia no respetaron el
pacto, por lo que, en general, la
ayuda recibida por ambos bandos
fue desigual en efectivos militares,
armamento y recursos
económicos. La recibida por el
bando franquista fue superior y
más regular.Estandarte de la Legión Cóndor y avión Heinkel
13. 4. Las consecuencias de la Guerra.
4.1. Consecuencias demográficas y represión:
Los cálculos más aceptados estiman que, entre muertos en el frente, por la
represión, el hambre y las epidemias, el coste demográfico de la guerra y la
posguerra sería de unos quinientos mil muertos. A ellos habría que añadir la cifra
de no nacidos y la pérdida de población joven.
En los primeros momentos de la guerra hubo una enorme represión en ambos
bandos. Las ejecuciones y asesinatos se extendieron por todo el país.
La represión en la zona nacional se dirigió esencialmente contra los militantes
obreros y campesinos, aunque algunos intelectuales, como Federico García Lorca,
fueron también víctimas del horror. Estuvo bastante organizada y controlada por las
autoridades militares, lo que no impidió que pistoleros falangistas descontrolados
protagonizaran excesos de todo tipo.
Durante la dictadura el asunto se silenció, y sólo pudo ser investigado tras la llegada
de la democracia. Con la promulgación de la Ley de Memoria Histórica (2007) se
dio un impulso a las investigaciones. Los datos más recientes son los aportados por
las asociaciones de familiares de víctimas, que presentaron una lista de 133.000
nombres ante la Audiencia Nacional en 2008.
14. En la zona republicana los grupos que
sufrieron la violencia fueron esencialmente
los sacerdotes y las clases adineradas.
José Antonio Primo de Rivera, prisionero en
Alicante al estallar la guerra, fue juzgado y
ejecutado.
Se llevó a cabo la mayor persecución contra
la Iglesia católica jamás conocida y se dieron
ejecuciones de presos “nacionales” como las
ocurridas en Paracuellos de Jarama a finales
de 1936. Tras el caos inicial en el que se
produjeron graves excesos, el gobierno fue
controlando poco a poco la situación y la
represión se atenuó.
En este caso las cifras son más claras
porque las autoridades franquistas
investigaron el asunto al término del conflicto
y publicaron los resultados en la conocida
Causa General. Tras revisiones recientes, la
cifra de muertos se aproxima a las 38.000
personas.
15. Otro elemento clave de las
consecuencias demográficas fue el
exilio republicano. Ya durante el
conflicto, los "niños de la guerra"
fueron evacuados a países
extranjeros, pero el gran éxodo
tuvo lugar en enero y febrero de
1939, consecuencia de la
conquista de Cataluña.
En conjunto, se calcula que hubo
unos cuatrocientos cincuenta mil
exiliados. Aunque algunos fueron
retornando durante la dictadura,
muchos no volvieron a España o
esperaron a la muerte del dictador
en 1975. Este exilio supuso una
importante pérdida demográfica
para el país: una población joven y
activa, que incluía a gran parte de
los sectores más preparados del
país: las elites científicas, literarias
y artísticas de la Edad de Plata.
4.2. Consecuencias económicas y sociales:
• Destrucción del tejido industrial del país,
lo que llevó a la vuelta en los años cuarenta a
una economía básicamente agraria.
• Destrucción de viviendas,
comunicaciones, infraestructuras...
• Aumento de la deuda externa (con Italia y
Alemania) y pérdida de las reservas de oro
del Banco de España, usadas por el gobierno
de la República para pagar la ayuda soviética.
• La oligarquía terrateniente, industrial y
financiera recuperaría la hegemonía
económica y social a la par que se daba la
pérdida de todos los derechos adquiridos por
los trabajadores.
• Varias generaciones quedaron marcadas
por el sufrimiento de la guerra y la represión
de la larga posguerra.