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Monografía de
      Economía


La deuda externa en
     Argentina

Micaela Singh
Camila Molle
Índice:



Introducción                          3

Inicios de la deuda en el siglo XIX   4

La deuda en el siglo XX               9


Alfonsín y la deuda externa           12


Década del 90’, rumbo al Default      14


De Duhalde a Kirchner                 17


Salida del Default                    20


Actualidad                            23


Conclusiones                          24



Bibliografía                          26




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3
Introducción:

Se denomina “deuda externa” a la suma de las obligaciones que tiene un país con
respecto de otros, que se componen de deuda pública, es decir, la contraída por el
estado y deuda privada, que es aquella que contraen los particulares en el exterior.
En general, la demanda de recursos financieros externos depende de los costos
del endeudamiento externo e interno, de los resultados de la cuenta corriente del
Balance de Pagos y de la política económica en sus lineamientos generales.
En el caso argentino, la naturaleza de su deuda externa no se encuentra en déficit
estructurales de su gasto fiscal, ni en déficit crónicos de su balanza de pagos, sino
fundamentalmente en las características de su sector financiero.
En efecto, desde el punto de vista fiscal, el Estado argentino tiene desde hace
muchos años superávit primario (Ingreso Corriente mayor que su Egreso
Corriente). Hay que tener en cuenta que Argentina ha privatizado todas sus
empresas públicas y el sistema previsional. El total del gasto público si se excluye
las jubilaciones y los intereses de la deuda es inferior al 3%
del PBI (o sea el total del gasto es inferior a límite del déficit del tratado de
Maastrich) y en términos reales no ha crecido más que el crecimiento poblacional
en los últimos 20 años.
En cuanto a su economía real, más allá de los naturales altibajos, su situación no
es deficitaria. En efecto, el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos en
los últimos 40 años, correspondiente al sector de la economía real, es decir
exportaciones, importaciones y el neto de las inversiones externas directas es
ampliamente favorable por más de 75.000 millones de dólares, a valores
constantes. Estos resultados positivos se alcanzaron a pesar que la
Argentina, al igual que otros países agroexportadores, debe soportar las
distorsiones de las políticas de subsidios agrícolas y el proteccionismo de los
países centrales, que le provocan caídas por ingresos estimadas en cerca de
4.000 millones de dólares por año.
El problema radica en que la mayor parte de la deuda externa argentina no tiene
contrapartida en bienes, lo que aumenta el sacrificio de la comunidad para su
pago.
Normalmente un país se endeuda cuando importa más de lo que exporta y la
contrapartida de la deuda se ve en más bienes de capital, en más energía, en más
materias primas, en más bienes de consumo. Pero este no es el caso de la
Argentina, porque el aumento extraordinario de su deuda se efectuó durante un
período en el que tenía excedentes comerciales. En Argentina, la principal
contraparte de la deuda externa, en la balanza de pagos, es la fuga de capitales
privados.




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Inicios de la deuda en el siglo XIX:

Las primeras tentativas de endeudamiento externo se producen en 1818. Hay en
ese año algún intento a través de hábiles banqueros que ya andaban por Buenos
Aires, pero su concreción se produce en 1822, cuando empiezan las
conversaciones con los banqueros británicos para conseguir un empréstito para
instalar un puerto, crear un Banco Nacional y otras actividades que estaban
proyectadas.
El 1 de julio de 1824, siendo gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez y
Ministro de Hacienda Bernardino Rivadavia, se firma en Londres el empréstito con
la casa BaringBrothers& Co., por la suma de 1.000.000 de libras esterlinas
(divididos en 2000 títulos de 500 libras cada uno), equivalente a 5.000.000
millones de pesos fuertes.
La operación se pactó al 70%, es decir que solo se recibirían 700.000 libras (los
financistas se reservaron para ellos las 300.000 libras esterlinas restantes como
utilidad). Pero ocurre que los banqueros descontaron 130.000 en concepto de dos
anualidades adelantadas, siendo la suma efectiva a remesar a Buenos Aires de
570.000. Los que intervinieron en la operación fueron Félix Castro, Braulio Costa y
John Parish Robertson, que negociaron con Baring. Hay algunas discusiones
sobre como se efectuó la remesa de los fondos, y si el pacto suponía la entrega en
oro metálico. Lo cierto es que solo llegaron al Río de la Plata 96.613
libras en oro, y el resto en letras de cambio contra comerciantes ingleses y otros
vernáculos que supuestamente debían pagarlas. Los intermediarios de la
operación, negociaron los títulos en Londres al 85%, es decir que se quedaron con
una ganancia de 120.000 libras.
La garantía del empréstito fueron las tierras de la provincia de Buenos Aires, y
cuando Rivadavia fue Presidente en 1826, elevó esa garantía a la totalidad de la
tierra pública de laNación. Con el transcurso de los años no pudieron pagarse los
intereses, y debió recurrirse a la
venta de dos barcos para afrontar el pago de las obligaciones.
Rosas se enfrentó con una deuda que ya era cuantiosa, y trató de demorar los
pagos, aúncuando las presiones se hicieron cada vez más intensas. En 1842, un
representante de los banqueros, trató de llegar a un acuerdo y entonces Rosas
ordenó a su ministro en Londres, Dr. Manuel Moreno, que explorara la posibilidad
de entregar las Islas Malvinas a cambio de la cancelación de la deuda, previo
reconocimiento de la soberanía argentina sobre las islas. La negociación no
prosperó, y a pesar de los dos bloqueos que soportó el gobierno de Buenos Aires,
y a las difíciles condiciones de la administración solo se les pagaron unas sumas
insignificantes, alrededor de 10.000 libras. Recién en 1857, el Dr. Norberto de la
Riestra, firmó en Londres el 28 de octubre de 1857 un acuerdo, contrayendo
nuevas obligaciones, y renegociando la deuda en su totalidad. A esa fecha los
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intereses vencidos importaban la suma de 1.641.000 libras, y la deuda en su
totalidad era de 2.457.155 libras. Todos los gobiernos posteriores continuaron
pagando, y refinanciando la deuda, hasta que se canceló definitivamente
en 1903.
A ningún funcionario se le ocurrió nunca establecer si el dinero efectivamente
había llegado y como. La cuestión se aclaró recién en 1881, cuando el Dr. Pedro
Agote, Presidente del Crédito Público Nacional, presentó un documentado informe
sobre las finanzas públicas, a pedido del Ministro de los Estados Unidos llegando
a la conclusión de que no existía la menor constancia en los archivos del Estado
que las letras fueran pagadas alguna vez.
La suma total pagada según todos los autores que se ocuparon del tema:
Scalabrini Ortiz, Fitte, Rosa, Vedoya, fue de 23.734.766 pesos fuertes, es decir
alrededor de 4.800.000 libras, pero aquí creo que también hay un equívoco,
porque todos los autores abrevan en el informe del
Dr. Agote quien en 1881, estimó lo que se había pagado y lo que quedaba por
pagar, pero como la deuda se canceló como se dijera en 1903, a través de nuevas
refinanciaciones, debería ser materia de investigación el monto real que costó este
singular empréstito, piedra angular del endeudamiento argentino.
Si bien estas cifras hoy no resultan demasiado significativas, si se las compara
con la que a diario vemos en cuanto a las obligaciones externas, para su época
fueron cuantiosas, y condicionaron la política de sucesivos gobiernos que se
vieron entrampados en una deuda, en su mayor parte fraudulenta, cuyos
verdaderos artífices fueron argentinos que sirvieron los planes de expansión
financiera de la “city” británica. Naturalmente que esta no fue una cuestión
improvisada o accidental, sino que respondía a una política de Gran Bretaña con
los países americanos. Hubo en la misma época más de 10 empréstitos, con
condiciones similares, y las consecuencias fueron iguales.
Debe tenerse en cuenta que después del fracaso de las expediciones militares de
1806 y 1807, se intentó una forma más sutil pero más efectiva de dominación. La
Argentina era una presa demasiado codiciada para ser independiente. Como
decía Canning a Lord Granville en una célebre carta: "Los hechos están
ejecutados, la cuña está impelida. Hispanoamérica es libre
y si nosotros sentamos rectamente nuestros negocios ella será inglesa". Así como
político genial que era, incentivó todos los procesos de libertad de las provincias
del Virreinato del Río de la Plata, de Venezuela, Colombia, etc, porque la
independencia de España, debía significar el sometimiento a Gran Bretaña, a su
poder económico que se extendía sin escrúpulos por todo el continente. Hay una
carta de Canning al Duque de Wellington del 8 de noviembre de 1822 donde
decía: "Cada día estoy más convencido que en el presente estado de la península
española y en nuestro propio país, las cosas y los asuntos de la América
Meridional valen infinitamente más para nosotros que las de Europa, y que si
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ahora no aprovechamos, corremos el riesgo de perder una ocasión que pudiera no
repetirse”. Por supuesto que la ayuda prestada a través del dinero y de influencias
políticas no tenía el propósito de ayudar a los procesos independentistas, sino por
el contrario manejar toda la economía monopolizando la totalidad del comercio. Se
cambió la violencia de las expediciones militares buscando otras formas de
dominación, y a del sistema de librecambio, empezaron los grandes desequilibrios,
de los que nunca pudimos salir.
Los empréstitos fueron la llave maestra del control financiero del país, y por tal
motivo la política económica que se llevó adelante estuvo condicionada
inevitablemente a un endeudamiento externo que fue creciendo cada día más. Si
en muchos casos había reales necesidades de financiamiento, los objetivos,
fueron como ocurre en la actualidad, seguir endeudándose para pagar deuda. Es
por eso que el empréstito Baring es verdaderamente emblemático de una
constante de nuestra vida económica.
Desde ese primer empréstito hasta la terminación de la Presidencia de Roca se
contrajeron 13 empréstitos externos:




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Es decir que en 20 años las utilidades de los prestamistas solo en la suscripción
de los empréstitos fue de 35.917.000 pesos fuertes, lo que resultan no solo sumas
exorbitantes, sino reveladoras del real sentido económico de tales colocaciones. A
estas cifras usurarias hay que sumar los intereses, las comisiones, y demás
malabarismos técnicos que siempre operan en perjuicio de los deudores.
Las necesidades de financiamiento que muchas veces se pretextaban no eran
tales, en realidad lo que se pretendía era hacer negocios que dejaran suculentas
ganancias, y nuestros gobiernos se involucraban en tales maniobras, con perfecto
conocimiento de lo que hacían, además que los participantes de la operación, o
eran socios, o resultaban espléndidamente retribuidos por su colaboración. Y así
como la mayor parte de los documentos que tienen que ver con el empréstito
Baringdesaparecieron de los archivos, la documentación de las siguientes
operaciones financieras no tuvo mejor suerte.
Tales préstamos siempre fueron considerados normales, aunque fueran lesivos
para la economía nacional, y cuando los pagos se hacían exigibles, y los recursos
no resultaban suficientes, no se vacilaba en realizar cualquier sacrificio, que
siempre iba en beneficio de los acreedores. No en vano decía el Presidente
Avellaneda: "La República puede estar dividida hondamente en partidos interiores,
pero no tiene sino un honor y un crédito como solo tiene un nombre y una bandera.
Hay dos millones de argentinos que economizarían hasta sobre su hambre y su
sed para responder a los compromisos de la fe pública ante los mercados
extranjeros".
Al llegar JuarezCelman al gobierno, la deuda siguió creciendo y las aventuras
especulativas determinaron que la economía argentina llegara a un estado de
crisis, que produjola revolución radical, y la caída del gobierno, haciéndose cargo
de la Presidencia el Dr. Carlos Pellegrini. Pero antes de tomar la decisión de
afrontar las responsabilidades del poder, consultó a un grupo de banqueros, a
quienes les pidió 50 millones de pesos, para enfrentar la inminente
quiebra del Banco Nacional, del Banco Hipotecario, y del Municipal. Cuando se
asegura la provisión de esos fondos, recién se considera presidente. Esos fondos,
no se utilizaron para el destino requerido, sino que fueron girados inmediatamente
a Londres para evitar la gran crisis de la banca Baring que estaba semiquebrada,
debido a inversiones no solo realizadas en nuestro país sino a negocios realizados
en otras partes. Por supuesto que el gobierno no podía dejar desprotegidos a tan
fieles súbditos, y fue así que el Banco de Inglaterra corrió en auxilio de Baring, y
junto a los banqueros Roschild realizó una reconversión de la empresa, que
canceló parte de sus obligaciones con el dinero enviado por el Presidente
argentino.
Pellegrini envió a Londres al Dr. Victorino de la Plaza, quien suscribió un nuevo
convenio el 5 de mayo de 1891 con la firma J.S. Morgan por 75.000.000 de pesos
moneda nacional, que en realidad constituyó una moratoria financiera con plazos
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distintos para el pago de la deuda. La nueva deuda se cambiaba por deuda
impaga de anteriores empréstitos, afianzándose la garantía con todas las rentas
argentinas y los derechos de la Aduana sobre la importación.
En 1893, el Ministro de Hacienda Dr. Juan José Romero, dio instrucciones al
embajador en Gran Bretaña Luis Domínguez para un arreglo de la deuda. Le
decía "pagar las deudas con más deudas es caminar en derechura hacia la
bancarrota”. Y es por eso, que se pidió que durante diez años se suspendiera el
pago de las amortizaciones, pagándose intereses sobre los capitales adeudados,
en un 2% inferior a lo que se tributaba hasta ese entonces.
La situación al terminar el siglo no podía ser más comprometida. La deuda externa
de la Nación era de 884.222.743 pesos m/n.
Los ferrocarriles eran ingleses, los bancos más importantes eran ingleses, la
industria la manejaban los ingleses, los empréstitos los otorgaban ellos casi
exclusivamente. Como infelizmente diría años después el Vicepresidente Roca:
"Desde el punto de vista económico somos una parte integrante del imperio
británico". Además todos los recursos estaban afectados a las garantías y a los
pagos de los cuantiosos empréstitos que se habían celebrado, y sobre los cuales
no existía una pormenorizada verificación del empleo de los fondos, ni la forma en
que se habían hecho efectivos, sino solo cifras que se dieron por buenas, dadas
por los banqueros y que servirían para que las obligaciones crecieran cada día
más. Es tan cierto esto, que el propio Carlos Pellegrini decía en el Senado de la
Nación en 1901: "Hoy la Nación no solo tiene afectada su deuda exterior, el
servicio de renta de la Aduana, sino que tiene dadas en prenda sus propiedades;
no puede disponer libremente ni de sus ferrocarriles, ni de sus cloacas, ni de sus
aguas corrientes, ni de la tierra de su puerto, ni del puerto mismo, porque todo
está afectado a los acreedores extranjeros".




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La deuda en el siglo XX:


1917: hasta ese año la deuda se mantuvo siempre por encima de los 300mlls de
pesos oro y tan solo la 1° guerra mundial produjo la rebaja tan deseada.
1918: con el transcurso del tiempo y muy especialmente a raíz de la crisis de 1930,
se noto el efecto de l doble endeudamiento sobre las cuentasnacionales, ya que
al servicio de la deuda y la exportación de los intereses del capital invertido
incidían sobre la balanza de pagos del país.
1919: la guerra produce desabastecimiento que se remedia incrementando
importaciones, lo cual produce una baja en la tasa de pagos. En general hasta
1930 la Argentina no tuvo problemas para lograr inversiones y prestamos.
1930: se produce la crisis que marca él límite máximo de desenvoltura del sistema.
A partir de allí y de la 2° guerra la economía mundial sufre uncambio al cual nadie
se supo ni pudo adaptarse.
1931: se establece el control de cambios, un cierto grado de intervención en el
mercado cambiario para evita la huida de capitales y divisas.
1934/38: el hecho más notable de este periodo es la disminución de la deuda
externa Argentina, la cual contrasta con las sumas apreciables que se envían al
exterior por remesas de intereses del capital privado.
1939: el servicio de la deuda representaba, ahora, solo un 20% de las
exportaciones (40% en 1914) pero continuaba como al estallar la 1° guerra, sin
bodegas para el almacenaje y sin Marina Mercante.
1950: concluida la guerra se continúa el proceso de cancelación de la deuda
externa y se refleja en la balanza de pagos. Ahora Argentina no se ve afectada por
la existencia de una deuda externa, pero se le han frenado las llegadas de los
capitales para la inversión, dependiendo del ahorro nacional y de la balanza
comercial que comienza a caer a causa de los términos de intercambio.
1955: queriendo retornar al sistema multilateral de comercio, característico de
"belle epoque", se cancelaron los acuerdos bilaterales causando nuevamente una
deuda externa que era imposible pagar con las escasas reservas.
1960: nace, a causa de esta situación, el conocido "club de Paris" el cual era nada
mas y nada menos que una reunión de nuestros principales acreedores, los cuales
se volvieron incapaces de revertir la situación, (y que ahora estaba afectada por la
inestabilidad política del ultimo cuarto de siglo) y condujeron así al país en el
abismo del endeudamiento hasta llegar a la situación actual.




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MONTO
                                             DEUDA      % AUMENTO
                                            EXTERNA     DE LA DEUDA
       PRESIDENTE DE LA     PARTIDO DE
AÑO                                                        EN EL                      Observaciones
           NACIÓN            GOBIERNO
                                                        PERÍODO DE
                                            (millones    GOBIERNO
                                             dólares)
1966                                            3.276
1967                                            3.240
           Onganía
1968                          MILITAR           3.395
1969                                            3.970     + 46%
1970      Levingston          de facto          4.765
1971                                            4.800
           Lanusse
1972                                            4.800
1973    Cámpora/Perón                           4.890
                                                                      A fines de 1975 cada habitante de la
1974                          FREJULI           5.000     + 62%
       Martínez de Perón                                              Argentina debía al exterior U$S 320
1975                                            7.800
1976                                            9.700                 El mundo vive en la era de los petrodólares, los
1977                                           11.700                 bancos internacionales ofrecen créditos fáciles a
                                                                      tasas bajas. Comienza el gran endeudamiento del
1978        Videla                             13.600                 Estado argentino. A partir de 1980 se produce un
1979                          MILITAR          19.000                 viraje en la economía mundial. El crédito se
                                                          + 465%      vuelve escaso y caro. Pero nuestro país no parece
1980                                           27.200
                              de facto                                estar a tiempo de virar: sigue aumentando su
1981         Viola                             35.700                 deuda, urgido por desequilibrios fiscales y
1982        Galtieri                           43.600                 comerciales. A fin de 1983 cada habitante
                                                                      debía al exterior U$S 1.500. (ver NOTAS 1, 2
1983       Bignone                             45.100                 y 3)
1984                                           46.200
1985                           UNIÓN           49.300
1986                                           52.500
           Alfonsín            CÍVICA                     + 44%
1987                                           58.500
1988                                           58.700
                              RADICAL

1989                                           65.300

1990                                           62.200
1991                                           61.334
1992                                           62.586                 En 1992, el ministro Cavallo renegocia la deuda
                                                                      externa y logra ciertas postergaciones de las
1993                                           72.209                 fechas de pagos y algunas deducciones de
                              PARTIDO
1994        Menem                              85.656     + 123%      montos. Sin embargo, el endeudamiento sigue
                           JUSTICIALISTA
                                                                      aumentando en forma galopante,engulléndose
1995                                           98.547
                                                                      de paso lo que se pudo haber obtenido por
1996                                          109.756                 las privatizaciones de empresas del Estado.
1997                                          124.832
1998                                          140.884
1999                                          146.219

                                                                      A fin del 2000 cada habitante debe al
2000       De la Rúa       ALIANZA POR EL     147.667     + 22%       exterior U$S 3.800.
                             TRABAJO, LA
                            JUSTICIA Y LA
2001       De la Rúa         EDUCACIÓN        180.000

                                                                      Las cifras están en observación ya que se carecen
2004       Kirchner                           191.000                 de datos seguros al haber problemas respecto de
                                                                       la confiabilidad de los mismos. Hay que tener en
                           FRENTE PARA LA                               cuenta el canje realizado por deuda y el pago al
                              VICTORIA                                FMI. Pero el problema es que no está claro si ese
2009      Fernández                           200.000                    pago es de deuda pura o por cambio de letras
                                                                      contra reservas del Banco Central (cambiar deuda
                                                                                de un lado por deuda de otro).




                                                                                                  11
Alfonsín y la deuda externa:

La década de los ochenta, y limitándonos al contexto económico, se ve restringida
a la problemática de la deuda externa, período generalmente reconocido como la
década perdida.
Esta crisis de la deuda respondió a un proceso de endeudamiento, el cual se
explica a partir de variables externas e internas.
Entre las variables externas encontramos un contexto internacional caracterizado
por una gran liquidez de capitales. Esta liquidez fue producto de los dólares
emitidos por los Estados Unidos para financiar el déficit de su balanza de pagos,
por tanto la creciente reserva de dólares multiplicó los recursos del sistema
bancario internacional. El aumento de los precios del petróleo, desde 1973, generó
otra fuente adicional de liquidez: parte de los excedentes del hidrocarburo se
depositaron en los bancos internacionales y ampliaron su capacidad prestable. Así
fue que los capitales fluyeron libremente entre y hacia diversos mercados.
A medida que la demanda de crédito de los clientes tradicionales disminuía,
debido a la recesión en los países industriales, los depósitos de los exportadores
de petróleo y otras fuentes optaron por mercados alternativos. Por tanto, los
bancos comenzaron a otorgar créditos a prestatarios que anteriormente se
consideraban marginales, como los países de América Latina. Y los gobiernos de
estos países prefirieron los créditos privados, porque los bancos no aplicaban casi
ninguna condicionalidad para el desembolso de sus préstamos.
Las políticas fiscales y monetarias de los Estados Unidos jugaron un papel
decisivo en la determinación de las tasas de interés en los mercados
internacionales y en los movimientos de capitales. Además, el aumento de las
tasas de interés durante el gobierno de Reagan agravó el problema de la deuda
en los países latinoamericanos.
Con referencia a las variables internas encontramos: los intereses del gobierno
militar y el nuevo modelo de acumulación que buscaron implementar. El nuevo
modelo de acumulación se sustentó en la valorización financiera. Necesitaba,
concomitantemente, para su funcionamiento un flujo continuo de capitales. El
P.R.N. logró conseguirlos a través de fuentes internas, como la redistribución del
ingreso, y fuentes externas, en la afluencia de capitales externos.
Todos estos condicionantes operaron en el contexto del gobierno democrático de
Raúl Alfonsín de 1983 quien asumió con una gran crisis económica que incluía
inflación, incertidumbre, especulación, gran déficit fiscal y deuda externa. Los
conceptos que caracterizaban a la economía Argentina, por ese entonces, incluían
estancamiento y fuerte vulnerabilidad externa.
El gobierno constitucional intentó, en principio, continuar con la política salarial
expansiva iniciada durante la retirada militar y negociar una salida política al
sobreendeudamiento. En el Grafico 2 podemos vislumbrar un aumento en la

                                                                                 12
participación porcentual de los sueldos y salarios en el ingreso Nacional de 26%
en 1983 a casi 45% en 1987. No obstante, “en 1985 terminó por aceptar las reglas
de los acreedores para renegociar la deuda externa, pero adoptó un programa
heterodoxo de estabilización. El Plan Austral aplicado por la administración radical
fue parte del programa heterodoxo. Combinó medidas como el congelamiento de
precios y salarios, la desindexación de la economía y la creación de una nueva
moneda, con otras de corte ortodoxo, que apuntaban a resolver los problemas
estructurales de la economía como, por ejemplo, un excesivo gasto público, la
emisión espuria de moneda, el proteccionismo y los subsidios.
Con respecto a la deuda externa, el pago de los servicios consumía altos montos
de los ingresos del Estado. El endeudamiento llegó a U$S 45.000 millones, el
equivalente a 5 años de exportaciones. Por ello se buscó la refinanciación de la
deuda, que a cambio exigía por parte del FMI la adopción de políticas orientadas a
un aumento en la capacidad inmediata de pago de los servicios de la deuda.
Básicamente significaba establecer medidas de ajuste al gasto público, mayor
recaudación impositiva y adquisición de nuevos créditos externos.
El Estado afrontaba a su vez: un déficit creciente por el crecido aparato de
servicios sociales, reducción de las recaudaciones, inexistencia de créditos
externos e internos. Concomitantemente, el problema repercutía en una inflación
permanente que distorsionaba las condiciones de la economía, y afectaba la
propia capacidad del Estado para gobernar efectivamente la economía y la
sociedad.
La crisis de la deuda, entonces, condujo a una espiral inflacionaria cuando el
Gobierno no pudo adoptar medidas lo suficientemente correctivas.
 En este período la pobreza alcanzó un 12% de los hogares. Entre 1980 y 1986 la
desigualdad urbana continuó aumentando (aproximadamente un 8% del Gini). Lo
acontecido con la desigualdad y el nivel de actividad económica, en el contexto de
la crisis, determinaron otra considerable elevación (casi duplicación) de la
incidencia de la pobreza hacia 1986. Este deterioro se acentuó en los años de la
hiperinflación, período donde la pobreza llegó al 38% de los hogares.

Tasa de pobreza del Gran Buenos Aires desde 1980 a 1990.




                                                                                 13
Década del 90’, rumbo al Default:

A partir del Plan Brady (abril de 1993) se vuelven a abrir los mercados financieros
y comienza a desarrollarse una nueva modalidad de endeudamiento público a
través de la colocación de títulos en moneda extranjera que son adquiridos por
fondos de inversión del país y del exterior.
La década del 90 se caracterizará por la pérdida de importancia de los bancos
comerciales y la mayor participación de ahorristas, fondos de inversión y
organismos internacionales en el financiamiento del sector público local.
Argentina se convirtió en la niña mimada de los apologistas del neoliberalismo
aperturista y, gracias a ello, pudo ocupar un lugar de privilegio en el flujo de
capitales financieros e inversiones. A fines de siglo XX, la deuda externa argentina
representaba la cuarta parte de la deuda total de los países emergentes.
Embriagados con los vapores del boom accionario y la nueva economía muchos
analistas confundieron hinchazón con crecimiento y no supieron divisar el abismo
al que se dirigía el país en forma acelerada.
La deuda pública en este período aumentó en más de 40 mil millones de dólares.
La instrumentada bajo la forma de títulos creció más de 50 mil millones, mientras
que se redujeron en poco más de 10 mil millones los prestamos realizados bajo
otras modalidades. La deuda con la banca comercial, que representaba más de la
tercera parte de la deuda pública nacional a principios de los 90, se redujo a sólo
el 3% a fines de la década, mientras que aumentó la significación de los
préstamos con organismos internacionales, bilaterales y multilaterales.
 El endeudamiento de esos años debe sumarse a los mayores ingresos públicos
generados por el aumento de impuestos y las privatizaciones.
¿En qué fueron utilizados esos 40 mil millones de endeudamiento público
adicional? La explicación se encuentra en el desequilibrio de las finanzas públicas
provocado, fundamentalmente, por dos factores: el servicio de la deuda y la
reforma previsional.
El pago de intereses se multiplicó, alcanzando a la suma de 11.5 mil millones de
pesos/dólares en el 2000, que representaban el 25% de los ingresos del Gobierno
Nacional. Por otro lado, como consecuencia de la reforma previsional se produjo
una importante merma en la recaudación, ya que a partir de julio de 1994 el
Estado dejó de recibir los aportes patronales de los trabajadores que pasaron a las
AFJP.
A fines del 2000 las AFJP llevaban recaudados 24 mil millones de pesos, que en
el sistema anterior hubieran reforzado las finanzas del Estado.
Tanto bajo la dictadura militar como en el menemismo, el endeudamiento público
resultó funcional e indispensable a la puesta en práctica de un modelo económico
de apertura comercial y financiera en el marco de una sobrevaluación del peso,
provocada en un caso por la tablita y en el otro por la Convertibilidad. El boom de
                                                                                 14
importaciones sólo podía ser financiado con recursos externos, los que fueron
obtenidos a través del endeudamiento del sector público.
A partir de las crisis financieras de Rusia y del este asiático aumenta la
desconfianza de los inversores internacionales respecto de las posibilidades de
Argentina de hacer frente a sus compromisos externos. Esta desconfianza se
traduce en una reducción de los flujos financieros y un incremento de las tasas de
interés debido al aumento del riesgo país. Los créditos obtenidos a principios del
2000 fueron a tasas del 11.5%, con una sobretasa de riesgo país de 600pb.
A fines del 2000 se clausura totalmente el acceso del sector público nacional al
financiamiento en los mercados de capitales del exterior. Por otro lado, la
imposibilidad de hacer frente a los compromisos reduce el margen de acción del
Gobierno a tres alternativas:
a) obtener nuevos créditos de organismos internacionales,
b) plantear una “espera” a los acreedores,
c) negociar una “quita” del principal y/o interés.
Justamente, esa será la secuencia de acciones que adoptara el Gobierno del
Presidente De la Rua. Primero, durante la gestión del Ministro Machinea, decide
recurrir a créditos de organismos internacionales y de gobiernos para no caer en
cesación de pagos, operación denominada "blindaje financiero" .Al fracasar ésta
alternativa, se plantean las opciones de “espera” y “quita”, conducidas por el
Ministro Cavallo. Las características de estos ensayos fueron las siguientes:
• Blindaje financiero: Consistió en un paquete de asistencia financiera integrado
por créditos del FMI, BM, BID y el Gobierno de España por 19.7 mil millones de
dólares a ser desembolsados entre el 2001 y 2002, a tasas de interés de
aproximadamente 7.5% anual y por un termino de 5 años.
Las condiciones del crédito y obligaciones de las partes quedaron formalizadas en
la carta intención suscrita en diciembre del 2000 por el Gobierno Nacional y el FMI.
Para tener acceso al crédito el Gobierno se comprometía a ejercer un estricto
control sobre el déficit fiscal, que para el 2001 no podría superar los 6.500 millones
de dólares, y agilizar la aprobación de un nuevo sistema previsional y la
desregulación de las obras sociales.
El blindaje fue promocionado por el Gobierno Nacional como una operación de
asistencia financiera por un total de 39.700 millones de dólares. Esa suma
expresaba la intención -posteriormente frustrada- de ampliar en 20 mil millones de
dólares el financiamiento obtenido por medio del aval del FMI, a través de la
emisión de nuevos títulos para su colocación en fondos de inversión, bancos y
AFJP.
• Megacanje: La insuficiencia del blindaje para salir de la crisis financiera y la
resistencia de los inversores externos en otorgar nuevos créditos al Gobierno
argentino hizo fracasar rápidamente las expectativas despertadas por el blindaje.
Pocos meses después, en mayo del 2001, durante la gestión de Domingo Cavallo
                                                                                   15
como Ministro de Economía, se diseña una nueva estrategia destinada a rescatar
bonos con vencimiento a corto plazo a cambio de otros de más largo alcance,
operación bautizada con el nombre de Megacanje. Había llegado el momento de
poner en marcha la alternativa de “espera”.
El Megacanje involucró casi la cuarta parte de la deuda pública nacional y una
tercera parte de la instrumentada en títulos. A través de esta operatoria se
rescataron 46 bonos, por valornominal de 29.5 mil millones de dólares, la mayoría
con vencimiento en los tres años siguientes.
A cambio de esos títulos se entregaron nuevos bonos por un valor de 30.5 mil
millones de dólares, repartidos en plazos de 7, 17 y 31 años. Los tenedores de los
viejos bonos aceptaron el canje porque los nuevos bonos les garantizaban una
rentabilidad mayor a la de los títulos entregados a cambio.
La tasa de interés promedio pactada en los nuevos bonos se situó en el 15 por
ciento (convalidando un riesgo país de 1000 pb), si bien los cupones consignaban
tasas del 10 por ciento. Esto se debió a que los nuevos bonos se entregaron con
descuento sobre el valor nominal y que por los viejos se pagó a los tenedores un
premio adicional.
El 75% (21.5 mil millones) de lo canjeado se colocó entre tenedores locales de
bonos: 11 mil millones en AFJP, 7 mil en entidades financieras y 3.5 mil en bancos
oficiales. Los 8 mil millones restantes se colocaron entre inversores externos.
Considerando que la operación involucró poco más de 30 mil millones de dólares y
que se canjearon títulos que devengaban un interés promedio del 9 por ciento por
otros al 15 por ciento, se puede estimar en 1.800 millones de dólares al año el
costo adicional por diferencial de intereses. En concepto de comisiones se
pagaron 152 millones de dólares.
A cambio del mayor costo, el Gobierno "compro tiempo" pues el canje permitió una
extensión de vencimientos que promedió los 4 años, otorgando un alivio de 16 mil
millones en los pagos que debían realizarse hasta el 2005.
• Canje con “quita y espera". El Megacanje resultó sólo un paliativo. A los pocos
meses quedaba en evidencia que a pesar del empecinamiento en negar la crisis la
realidad se imponía. Sólo restaba realizar un último intento antes de declarar el
default, clara expresión del crudo fracaso de una estrategia de apertura ciega que
agravó la vulnerabilidad externa del país.
Había llegado el momento de intentar la aceptación voluntaria por parte de los
acreedores de una “quita y espera” en el monto de sus acreencias y plazos de
cobro.
La operación, llevada a cabo en noviembre del 2001, consistía en canjear los
títulos de deuda existentes por préstamos instrumentados a una tasa de interés
del 7 por ciento, a lo que debía sumarse una prórroga de 3 años en las
amortizaciones de capital. A cambio de esta quita en la tasa de interés –ya que los


                                                                                16
bonos canjeables pagaban tasas entre 9 y 14 por ciento– y la espera en el cobro
del principal, se ofrecía en garantía de pago la recaudación impositiva.
El objetivo del Gobierno era canjear unos 65 mil millones de bonos en dos etapas.
Una primera, local, destinada a tenedores de bonos residentes en el país y otra
segunda, internacional, con inversores extranjeros.
Los tenedores locales ofrecieron para el canje, en la Fase I, bonos por 55.3 mil
millones de dólares, de los cuales 42.3 mil millones correspondieron a títulos
nacionales y otros 13 mil millones al tramo provincial. Los ahorros para las
finanzas públicas se juzgaron significativos, estimándose que para el 2002
alcanzaría los 5 mil millones de dólares, 2.400 millones por menores intereses y
otros 2.600 millones por postergación de amortizaciones. Por otro lado, el ahorro
en el servicio de la deuda provincial, para ese mismo año, se estimó en 1.300
millones de dólares. La renuncia del Presidente Fernando De la Rua impidió
concretar la Fase II del canje.




                                                                               17
De Duhalde a Kirchner:

Apenas asumió, Eduardo Duhalde designó como Ministro de Economía a Jorge
Remes Lenicov. Este funcionario ya había ocupado el mismo cargo en la provincia
de Buenos Aires. Entre sus primeras medidas, anunció la devaluación del peso, se
comprometió a devolver los ahorros en la misma moneda en que habían sido
depositados en los bancos y envió al Congreso Nacional un proyecto de ley
declarando la “Emergencia Pública”, que dotaba al Poder Ejecutivo de poder
ampliar sus facultades para modificar las reglas de juego de la economía y
devaluar.
En sus inicios, el gobierno de Duhalde, fijó el valor del dólar en 1.40 pesos, con
restricciones para la compra de divisas. Los depósitos se pesificaron a 1.40 pesos,
pero las deudas bancarias se pesificaron 1 a 1, proceso que se denominó la
“pesificación asimétrica”. Así, se generó un mercado de cambios paralelo con un
dólar cercano a los 2 pesos. Pero, a comienzos de febrero de 2002, por presión
del Fondo Monetario Internacional, el gobierno liberó el mercado de cambios. En
medio de largas colas de personas frente a las casas de cambio, rápidamente el
dólar superó los 2 pesos y en marzo llegó a cotizar cerca de los 4 pesos. Esto
provocó nuevamente una fuerte fuga de capitales.
A fines de abril, en medio de un feriado bancario y cambiario por tiempo indefinido,
el gobierno envió al Congreso Nacional un proyecto para convertir
compulsivamente los depósitos retenidos en el “corralito” y en el “corralón” en
bonos, los denominados “Boden”. Esto provocó protestas de los ahorristas y los
senadores tuvieron que suspender la sesión donde se trataban estas medidas.
Entre tanto, el grupo de los siete países más industrializados del mundo, conocido
como el Grupo de los 7, insistió en que la Argentina debía reducir el gasto público
y cumplir con otras exigencias, como la modificación de la ley de “subversión
económica”, que trataba sobre la evasión económica y de capitales. Entonces,
ante la falta de apoyo interno y externo, el ministro Remes Lenicov presentó su
renuncia. Luego de un acuerdo con los gobernadores, el 27 de abril asumía como
nuevo Ministro de Economía Roberto Lavagna, quien hasta ese momento ocupaba
el cargo de embajador argentino ante la Unión Europea desde la gestión de De la
Rúa. El nuevo funcionario fue aplicando medidas para liberar de manera gradual el
“corralito y el corralón” financieros.
Frente a la presión de los ahorristas que tenían inmovilizados sus capitales y
también de los bancos afectados por la pesificación, el gobierno tuvo que
comenzar a emitir deuda nueva, los bonos conocidos como “Boden” para pagar
las compensaciones por la” pesificación asimétrica” y para entregarlos a los
ahorristas en canje por sus depósitos, entre otros usos. La nueva emisión sumó
18.000 millones de dólares.


                                                                                 18
Ante la fuerte protesta social en todo el país y también para descomprimir el tenso
clima político imperante, el 2 de julio Duhalde decidió convocar a elecciones
presidenciales anticipadas para abril del año siguiente.
Las elecciones se realizaron el 27 de abril de 2003. Carlos Menem obtuvo la
primera minoría, con casi el 25% de los votos. En segundo lugar, con el 22.2% se
ubicó Néstor Kirchner, quien contaba con el respaldo de Duhalde. Estos
resultados obligaban a convocar a una segunda vuelta. Sin embargo, descontando
una derrota, Menem decidió no presentarse en el ballotage. Así, el 25 de mayo de
2003, Néstor Kirchner asumió la Presidencia, tras la deserción de Menem. Uno de
sus señales más claras fue mantener a Roberto Lavagna como Ministro de
Economía. A su vez, para salir del default, propuso en principio, una “quita” del
50% y el canje que culminaría luego de arduas negociaciones.
Mientras tanto, debemos recalcar que la relación con el Fondo Monetario
Internacional había quedado interrumpida desde poco antes de la caída de De la
Rúa. A fines de 2001, Washington le cerró las puertas al entonces Ministro de
Economía Domingo Cavallo (el artífice del Plan de Convertibilidad y de las
privatizaciones durante la primera etapa menemista) al no renovar un vencimiento.
Después, durante la gestión de Duhalde hubo una tensa relación con el organismo
hasta que en enero de 2003 se logró firmar un “acuerdo provisorio”, que concluía
en agosto de 2003. Recién en setiembre de ese año, Kirchner y Lavagna lograron
cerrar un acuerdo de tres años con el Fondo Monetario Internacional. A cambio de
que la Argentina pagara los intereses de esa deuda, el organismo se comprometió
a refinanciar los vencimientos de capital hasta agosto de 2006.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional incluyó por primera vez
condiciones que dejaron al descubierto la influencia de algunos grupos de poder
internacionales sobre el organismo, como los bancos extranjeros, las
multinacionales que controlan las empresas privatizadas y los países ricos. Así,
Argentina se comprometía a lograr un acuerdo con los bonistas, subir las tarifas y
resolver las compensaciones a los bancos.




                                                                                 19
Salida del Default:

El 22 de setiembre de 2003, durante la reunión anual del FMI realizada en Dubai,
Emiratos Árabes, el gobierno argentino propuso a los acreedores privados
reconocerles, en nuevos bonos, 20.300 millones de dólares sobre una deuda en
default de 81.800 millones. La propuesta representaba una quita nominal del 75%.
Los intereses vencidos desde diciembre de 2001 no serían reconocidos y los
nuevos bonos además serían emitidos a mayores plazos y menores tasas de
interés. Así, en valores de entonces, representaba una quita muy importante.
Esta oferta argentina provocó un fuerte rechazo por los bonistas y también de los
organismos financieros y del Grupo de los 7 quienes acusaron al gobierno de no
negociar con los acreedores. A partir de allí se forma el “Comité Global de
Acreedores”, que encabezaban el italiano Incola Stock y el norteamericano Hans
Humes, representando a tenedores de bonos de la deuda argentina por el
equivalente a 37.000 millones de dólares. Al poco tiempo, el Ministro de Economía,
Lavagna rompe relaciones con ellos por considerar que sólo representan los
intereses de bancos e intermediarios que habían lucrado con la colocación de
bonos de la deuda argentina entre los ahorristas pequeños.
En junio de 2004, Lavagna presentó una nueva oferta al subir de 20.300 millones
a un máximo de 43.200 millones de dólares el reconocimiento de la deuda en
nuevos bonos. La quita nominal del 75% se redujo a una poda de un 50% de
promedio. Además, fijó nuevos plazos y tasas de interés más altas. Esto y las
nuevas condiciones financieras internacionales llevaron a estimar que la quita se
acercaba al 66%. Al mismo tiempo se designaron a los bancos asesores y se
avanzó en un acuerdo con las AFJP y las compañías de seguros. Luego se
anunciaron otras mejoras, como “premios” por recompra de bonos y la emisión de
los nuevos bonos seis meses antes, a diciembre de 2003.
A mediados de 2004, Rodrigo Rato (español), asumió la jefatura del Fondo
Monetario Internacional y eso, por los fuertes vínculos entre España y la Argentina,
alentaba las esperanzas de que el FMI tuviera una actitud más flexible. Sin
embargo, Rato mantuvo la posición de sus antecesores y renovó esa postura
durante una breve visita a la Argentina.
Ante las presiones del exterior, y con el argumento de evitar las interferencias del
FMI, con el aval del propio organismo, el gobierno argentino suspendió el acuerdo
de setiembre con la idea de reanudarlo tras el canje de la deuda. Durante la
suspensión, la Argentina se comprometió a pagar los intereses y también los
vencimientos de capital. Entonces, desde el default, la Argentina le pagó a los
organismos internacionales un poco más de 10.000 millones de dólares. Al mismo
tiempo, el presidente Kirchner estudiaba un plan para “independizarse” del FMI,
cancelando la deuda a medida que fuera venciendo, y evitar con eso tener que
renovar el acuerdo con el FMI, después del canje. Tras un análisis en profundidad
                                                                                 20
de la cuestión, este plan que se había denominado de “desendeudamiento” fue
dejado a un lado. A partir de allí, el Ministro Lavagna proyectaba retomar las
gestiones para llegar a un nuevo acuerdo una vez que se cerrara el canje de la
deuda. Los bancos asesores del gobierno argentino están constituidos por UBS
Cerril Lynch, Barclays y la Unión de Bancos Suizos quienes trataron con los
bonistas privados europeos el canje de la deuda.
Los acreedores principales de los bonos de la deuda externa argentina, se
encuentran, por países, en: Argentina, el 38.4%; en Italia, el 15.6%; en Suiza, el
10.3%; en los EE.UU., el 9.1%; en Alemania, el 5.1%; en Japón, el 3.1%; en el
rubro “Otros”, el 5.4%; y en “No Identificados”, el 12.8%.
El 25 de febrero de 2005, la Argentina cerró uno de los capítulos más complejos
de su reciente historia económica, al ponerle fin al default de su deuda de 81.800
millones de dólares. Los primeros indicios señalaban que la participación en el
canje fue, por lo menos del 75%.
El presidente Néstor Kirchner, poco antes de que cerraran las tratativas,
anticipaba que
“Vamos a tener un buen resultado, y que el canje va a demostrar que los
argentinos podemos, que habremos hecho la mejor negociación de la historia del
mundo. Los datos que estaba recibiendo no son para ponerse contentos porque
nuestra deuda es la más grande de la historia del mundo, para el libro Guiness”.
Casi inmediatamente, luego del cierre, el Ministro de Economía, Roberto Lavagna,
convocaba a la prensa para explicar que las operaciones se habían producido
“con absoluta normalidad”, a pesar de su complejidad técnica.
El cierre del canje le puso un fin al proceso que había comenzado en diciembre
del 2001, cuando el Congreso Nacional aplaudía de pie al entonces presidente,
Adolfo Rodríguez Saá, anunciando la moratoria unilateral de pagos. Este proceso
llevó 38 meses de durísimas negociaciones y presiones para tratar con los 152
títulos en default. Estos fueron cambiados básicamente por 3 tipos de Bonos: el
Par (sin quita), el Cuasi Par (quita del 66.3%) y el de Descuento (quita del 30.1%),
denominados en dólares, euros, yen y pesos.
Según los medios especializados, como el Banco JP Morgan, señalaban que el
90% de los fondos institucionales de Europa, los EE.UU. y de América Latina,
habían ingresado en la operación de la deuda. Pero fue en la Argentina, donde
estaban el 38.4% de los títulos en mora, donde el canje fue un rotundo éxito, con
el 97% de adhesión en el ámbito local. El presidente de la Caja de Valores de
Buenos Aires, Luis Corsiglia, explicaba que: “Estuvimos recibiendo las ofertas y
emitiendo certificados sin parar, y la repercusión en los mercados anticipa un
resultado exitoso. Los fondos de inversión estuvieron presentando su adhesión en
forma adhesiva hasta el último minuto en Nueva York”. ¿Por qué existió tanto
entusiasmo de los fondos en entrar al canje? Porque la mayoría de ellos les


                                                                                  21
compro bonos a precios de liquidación a los minoristas europeos, esperando
obtener una ganancia del 20%, luego que el canje durara seis semanas.
Al completarse la reestructuración de la deuda en default con una adhesión del
75%, se abre una nueva agenda para la política económica argentina, aunque el
tema de la deuda seguirá marcando el rumbo del país.
Por el canje, la deuda que en junio de 2004 estaba en los 181.000 millones bajaría
a 141.000 millones de dólares, lo que equivale a 3.900 dólares por habitante.
De este total, el 80%, 115.000 millones, quedaría regularizada, mientras subsistiría
una deuda con el Club de París y varios países a renegociar, así como acreedores
por unos 20.000 millones de dólares que no ingresaron al canje y que seguirán
apostando a cobrar más, al insistir con sus reclamos ante los Tribunales del
exterior.
Así, con 141.000 o 137.000 millones de dólares (según las últimas estimaciones),
la Argentina quedara con una deuda pública equivalente al 80/85 por ciento de su
Producto Bruto Interno. La nueva deuda está más repartida en el tiempo (hasta
2046), colocada en una proporción mayor en pesos y a menores tasas de interés,
mientras la que existía al momento del default estaba dolarizada y crecía a tasas
muy altas. Pero en todo lo explicado hay que tener en cuenta dos detalles
fundamentales: ahora habrá que pagar, con quita, una deuda que no se estaba
pagando y de los 115.000 millones de dólares que están regularizados, entre el
2005 y el 2010 hay vencimientos por 70.000 millones de dólares. En el año 2005,
hay vencimientos entre intereses y deuda de capital por 13.000 millones de
dólares (más del 7% del PBI) y otros 12.500 millones en el 2006. Lo cual
seguramente habrá mayores necesidades fiscales.
La cuestión pasa en que los organismos financieros refinancien sus vencimientos
junto a otros, como los Préstamos Garantizados, Boden y Bogar que están en
manos del sistema financiero argentino y de las AFJP, por lo que también podrían
ser refinanciados.
Por eso, tras el canje será una cuestión clave la reapertura de la negociación
suspendida con el FMI y la colocación de “deuda nueva” para ir pagando la que
vence.




Actualidad:
                                                                                  22
Julio de 2012: “El Estado pagará la deuda externa de este año con reservas del
Central. La presidenta Cristina Fernández dispuso la cancelación de los
compromisos con FMI y otros organismos crediticios con US$2.179 millones de
libre disponibilidad.”
La presidenta Cristina Fernández cancelará la totalidad de los compromisos de
2012 con el FMI y otros organismos internacionales con reservas de libre
disponibilidad del Banco Central, informó hoy el Boletín Oficial.
"Dispónese la cancelación de la totalidad de los servicios de deuda con
organismos financieros internacionales correspondientes al presente ejercicio
fiscal con reservas de libre disponibilidad (...) por hasta la suma de USD 2.179
millones", indicó la publicación oficial.
Fernández usa reservas del Banco Central desde 2010 para cancelar
vencimientos, recurso avalado por ley del Congreso, en el marco de una política
de refinanciación y arreglo de los efectos del 'default' por casi 100.000 millones de
dólares declarado en 2001 en medio de la peor crisis histórica.
En 2006, Argentina canceló en un solo pago la totalidad de la deuda que tenía en
aquel entonces con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos 9.500
millones de dólares, para evitar los préstamos y los monitoreos del organismo.
La Presidenta también reiteró hoy, en un discurso en cadena nacional de radio y
TV, que "Argentina abonará las deudas del (bono) Boden 2012 y el Bono Cupón-
PIB porque hay reservas y son un compromiso del país".
Argentina debe afrontar dos grandes vencimientos en lo que resta del año, el
primero en agosto por 2.300 millones de dólares por el Boden 2012 y otro en
diciembre por el Cupón-PIB por unos 3.000 millones.
Para ello, sigue vigente un cepo cambiario que restringe las ventas de dólares con
el objetivo de preservar las reservas que actualmente se ubican en más de 46.000
millones de dólares para cumplir los vencimientos.
Casi un 95% de la deuda argentina que estuvo en moratoria ha sido arreglada y
sólo queda un remanente de unos 6.500 a 8.500 millones de dólares con el Club
de París de países prestamistas y otro con fondos especulativos que rechazan los
canjes (swaps) e intentan cobrar el 100% de la deuda por vía judicial.




Conclusión (Camila Molle)
                                                                                   23
La República Argentina carga con el peso de la deuda externa desde sus inicios
como nación independiente. Tanto los prestamos de la BaringBrothers como los
numerosos empréstitos contraídos por el entonces presidente dieron forma a la
deuda que hoy en día se sigue pagando.

Durante la dictadura militar y los años 90’, la fuga de divisas también agravaron el
monto de la deuda, a la cual también se le añadió la deuda de las empresas
privadas.

Evidentemente, la deuda externa es un impedimento absoluto para el desarrollo y
mejora de la economía nacional y una trampa impuesta por los países
desarrollados a aquellos en vía de desarrollo (como Argentina) para se vean
obligados a pagar deudas de sumas impresionantes, más los intereses que se
agregan. De esta forma, los países en vía de desarrollo están económicamente
controlados por los países desarrollados.

Personalmente, creo que cualquier tipo de decisión relacionada al pago de la
deuda debe ser tomada con mucho cuidado y equilibrio, para evitar situaciones
similares a las del gobierno de De la Rua, donde en vez de saldar parte de la
deuda, se quitaron subsidios y se agregaron millones a la deuda.




                                                                                   24
Conclusión (Micaela Singh)

Entiendo que en su momento Argentina necesitaba un préstamo para todas las
actividades que tenían proyectadas y que realmente eran necesarias, pero
personalmente creo que ese préstamo fue una estafa. Argentina recibió un 57%
de lo que en realidad se había pactado. Entramos en una deuda imposible de
pagar, en la cual los intereses llegaron a superar la cifra por pagar y esta situación
solamente logró reforzar nuestra dependencia financiera con respecto al Reino
Unido. Además de que nuestra situación de crisis provocó el estancamiento del
desarrollo del país.
Esta deuda no nos benefició, sino que terminó siendo un peso a lo largo de los
años para las diferentes presidencias que tuvo el país y generando crisis
económicas, ya que la suma a pagar superaba los ingresos del Gobierno Nacional.
Hoy en día continuamos pagando esa deuda, algo que nos afecta directamente a
todos debido a la restricción en la venta de dólares para que con esas reservas se
puedan pagar las cuotas. Lo conveniente va a ser (aunque genere efectos
negativos en nuestra economía) terminar de pagar el total de la deuda lo antes
posible.




                                                                                   25
Bibliografía:

http://www.estudiocarro.com.ar
http://www.monografias.com
http://www.fmmeducacion.com.ar/Historia/Notas/evodeudaargentina.htm
http://www.eumed.net/libros/2007a/252/21.htm
http://www.losandes.com.ar/notas/2012/6/26/estado-pagara-deuda-externa-este-
reservas-central-651174.asp




                                                                               26

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  • 3. 3
  • 4. Introducción: Se denomina “deuda externa” a la suma de las obligaciones que tiene un país con respecto de otros, que se componen de deuda pública, es decir, la contraída por el estado y deuda privada, que es aquella que contraen los particulares en el exterior. En general, la demanda de recursos financieros externos depende de los costos del endeudamiento externo e interno, de los resultados de la cuenta corriente del Balance de Pagos y de la política económica en sus lineamientos generales. En el caso argentino, la naturaleza de su deuda externa no se encuentra en déficit estructurales de su gasto fiscal, ni en déficit crónicos de su balanza de pagos, sino fundamentalmente en las características de su sector financiero. En efecto, desde el punto de vista fiscal, el Estado argentino tiene desde hace muchos años superávit primario (Ingreso Corriente mayor que su Egreso Corriente). Hay que tener en cuenta que Argentina ha privatizado todas sus empresas públicas y el sistema previsional. El total del gasto público si se excluye las jubilaciones y los intereses de la deuda es inferior al 3% del PBI (o sea el total del gasto es inferior a límite del déficit del tratado de Maastrich) y en términos reales no ha crecido más que el crecimiento poblacional en los últimos 20 años. En cuanto a su economía real, más allá de los naturales altibajos, su situación no es deficitaria. En efecto, el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos en los últimos 40 años, correspondiente al sector de la economía real, es decir exportaciones, importaciones y el neto de las inversiones externas directas es ampliamente favorable por más de 75.000 millones de dólares, a valores constantes. Estos resultados positivos se alcanzaron a pesar que la Argentina, al igual que otros países agroexportadores, debe soportar las distorsiones de las políticas de subsidios agrícolas y el proteccionismo de los países centrales, que le provocan caídas por ingresos estimadas en cerca de 4.000 millones de dólares por año. El problema radica en que la mayor parte de la deuda externa argentina no tiene contrapartida en bienes, lo que aumenta el sacrificio de la comunidad para su pago. Normalmente un país se endeuda cuando importa más de lo que exporta y la contrapartida de la deuda se ve en más bienes de capital, en más energía, en más materias primas, en más bienes de consumo. Pero este no es el caso de la Argentina, porque el aumento extraordinario de su deuda se efectuó durante un período en el que tenía excedentes comerciales. En Argentina, la principal contraparte de la deuda externa, en la balanza de pagos, es la fuga de capitales privados. 4
  • 5. Inicios de la deuda en el siglo XIX: Las primeras tentativas de endeudamiento externo se producen en 1818. Hay en ese año algún intento a través de hábiles banqueros que ya andaban por Buenos Aires, pero su concreción se produce en 1822, cuando empiezan las conversaciones con los banqueros británicos para conseguir un empréstito para instalar un puerto, crear un Banco Nacional y otras actividades que estaban proyectadas. El 1 de julio de 1824, siendo gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez y Ministro de Hacienda Bernardino Rivadavia, se firma en Londres el empréstito con la casa BaringBrothers& Co., por la suma de 1.000.000 de libras esterlinas (divididos en 2000 títulos de 500 libras cada uno), equivalente a 5.000.000 millones de pesos fuertes. La operación se pactó al 70%, es decir que solo se recibirían 700.000 libras (los financistas se reservaron para ellos las 300.000 libras esterlinas restantes como utilidad). Pero ocurre que los banqueros descontaron 130.000 en concepto de dos anualidades adelantadas, siendo la suma efectiva a remesar a Buenos Aires de 570.000. Los que intervinieron en la operación fueron Félix Castro, Braulio Costa y John Parish Robertson, que negociaron con Baring. Hay algunas discusiones sobre como se efectuó la remesa de los fondos, y si el pacto suponía la entrega en oro metálico. Lo cierto es que solo llegaron al Río de la Plata 96.613 libras en oro, y el resto en letras de cambio contra comerciantes ingleses y otros vernáculos que supuestamente debían pagarlas. Los intermediarios de la operación, negociaron los títulos en Londres al 85%, es decir que se quedaron con una ganancia de 120.000 libras. La garantía del empréstito fueron las tierras de la provincia de Buenos Aires, y cuando Rivadavia fue Presidente en 1826, elevó esa garantía a la totalidad de la tierra pública de laNación. Con el transcurso de los años no pudieron pagarse los intereses, y debió recurrirse a la venta de dos barcos para afrontar el pago de las obligaciones. Rosas se enfrentó con una deuda que ya era cuantiosa, y trató de demorar los pagos, aúncuando las presiones se hicieron cada vez más intensas. En 1842, un representante de los banqueros, trató de llegar a un acuerdo y entonces Rosas ordenó a su ministro en Londres, Dr. Manuel Moreno, que explorara la posibilidad de entregar las Islas Malvinas a cambio de la cancelación de la deuda, previo reconocimiento de la soberanía argentina sobre las islas. La negociación no prosperó, y a pesar de los dos bloqueos que soportó el gobierno de Buenos Aires, y a las difíciles condiciones de la administración solo se les pagaron unas sumas insignificantes, alrededor de 10.000 libras. Recién en 1857, el Dr. Norberto de la Riestra, firmó en Londres el 28 de octubre de 1857 un acuerdo, contrayendo nuevas obligaciones, y renegociando la deuda en su totalidad. A esa fecha los 5
  • 6. intereses vencidos importaban la suma de 1.641.000 libras, y la deuda en su totalidad era de 2.457.155 libras. Todos los gobiernos posteriores continuaron pagando, y refinanciando la deuda, hasta que se canceló definitivamente en 1903. A ningún funcionario se le ocurrió nunca establecer si el dinero efectivamente había llegado y como. La cuestión se aclaró recién en 1881, cuando el Dr. Pedro Agote, Presidente del Crédito Público Nacional, presentó un documentado informe sobre las finanzas públicas, a pedido del Ministro de los Estados Unidos llegando a la conclusión de que no existía la menor constancia en los archivos del Estado que las letras fueran pagadas alguna vez. La suma total pagada según todos los autores que se ocuparon del tema: Scalabrini Ortiz, Fitte, Rosa, Vedoya, fue de 23.734.766 pesos fuertes, es decir alrededor de 4.800.000 libras, pero aquí creo que también hay un equívoco, porque todos los autores abrevan en el informe del Dr. Agote quien en 1881, estimó lo que se había pagado y lo que quedaba por pagar, pero como la deuda se canceló como se dijera en 1903, a través de nuevas refinanciaciones, debería ser materia de investigación el monto real que costó este singular empréstito, piedra angular del endeudamiento argentino. Si bien estas cifras hoy no resultan demasiado significativas, si se las compara con la que a diario vemos en cuanto a las obligaciones externas, para su época fueron cuantiosas, y condicionaron la política de sucesivos gobiernos que se vieron entrampados en una deuda, en su mayor parte fraudulenta, cuyos verdaderos artífices fueron argentinos que sirvieron los planes de expansión financiera de la “city” británica. Naturalmente que esta no fue una cuestión improvisada o accidental, sino que respondía a una política de Gran Bretaña con los países americanos. Hubo en la misma época más de 10 empréstitos, con condiciones similares, y las consecuencias fueron iguales. Debe tenerse en cuenta que después del fracaso de las expediciones militares de 1806 y 1807, se intentó una forma más sutil pero más efectiva de dominación. La Argentina era una presa demasiado codiciada para ser independiente. Como decía Canning a Lord Granville en una célebre carta: "Los hechos están ejecutados, la cuña está impelida. Hispanoamérica es libre y si nosotros sentamos rectamente nuestros negocios ella será inglesa". Así como político genial que era, incentivó todos los procesos de libertad de las provincias del Virreinato del Río de la Plata, de Venezuela, Colombia, etc, porque la independencia de España, debía significar el sometimiento a Gran Bretaña, a su poder económico que se extendía sin escrúpulos por todo el continente. Hay una carta de Canning al Duque de Wellington del 8 de noviembre de 1822 donde decía: "Cada día estoy más convencido que en el presente estado de la península española y en nuestro propio país, las cosas y los asuntos de la América Meridional valen infinitamente más para nosotros que las de Europa, y que si 6
  • 7. ahora no aprovechamos, corremos el riesgo de perder una ocasión que pudiera no repetirse”. Por supuesto que la ayuda prestada a través del dinero y de influencias políticas no tenía el propósito de ayudar a los procesos independentistas, sino por el contrario manejar toda la economía monopolizando la totalidad del comercio. Se cambió la violencia de las expediciones militares buscando otras formas de dominación, y a del sistema de librecambio, empezaron los grandes desequilibrios, de los que nunca pudimos salir. Los empréstitos fueron la llave maestra del control financiero del país, y por tal motivo la política económica que se llevó adelante estuvo condicionada inevitablemente a un endeudamiento externo que fue creciendo cada día más. Si en muchos casos había reales necesidades de financiamiento, los objetivos, fueron como ocurre en la actualidad, seguir endeudándose para pagar deuda. Es por eso que el empréstito Baring es verdaderamente emblemático de una constante de nuestra vida económica. Desde ese primer empréstito hasta la terminación de la Presidencia de Roca se contrajeron 13 empréstitos externos: 7
  • 8. Es decir que en 20 años las utilidades de los prestamistas solo en la suscripción de los empréstitos fue de 35.917.000 pesos fuertes, lo que resultan no solo sumas exorbitantes, sino reveladoras del real sentido económico de tales colocaciones. A estas cifras usurarias hay que sumar los intereses, las comisiones, y demás malabarismos técnicos que siempre operan en perjuicio de los deudores. Las necesidades de financiamiento que muchas veces se pretextaban no eran tales, en realidad lo que se pretendía era hacer negocios que dejaran suculentas ganancias, y nuestros gobiernos se involucraban en tales maniobras, con perfecto conocimiento de lo que hacían, además que los participantes de la operación, o eran socios, o resultaban espléndidamente retribuidos por su colaboración. Y así como la mayor parte de los documentos que tienen que ver con el empréstito Baringdesaparecieron de los archivos, la documentación de las siguientes operaciones financieras no tuvo mejor suerte. Tales préstamos siempre fueron considerados normales, aunque fueran lesivos para la economía nacional, y cuando los pagos se hacían exigibles, y los recursos no resultaban suficientes, no se vacilaba en realizar cualquier sacrificio, que siempre iba en beneficio de los acreedores. No en vano decía el Presidente Avellaneda: "La República puede estar dividida hondamente en partidos interiores, pero no tiene sino un honor y un crédito como solo tiene un nombre y una bandera. Hay dos millones de argentinos que economizarían hasta sobre su hambre y su sed para responder a los compromisos de la fe pública ante los mercados extranjeros". Al llegar JuarezCelman al gobierno, la deuda siguió creciendo y las aventuras especulativas determinaron que la economía argentina llegara a un estado de crisis, que produjola revolución radical, y la caída del gobierno, haciéndose cargo de la Presidencia el Dr. Carlos Pellegrini. Pero antes de tomar la decisión de afrontar las responsabilidades del poder, consultó a un grupo de banqueros, a quienes les pidió 50 millones de pesos, para enfrentar la inminente quiebra del Banco Nacional, del Banco Hipotecario, y del Municipal. Cuando se asegura la provisión de esos fondos, recién se considera presidente. Esos fondos, no se utilizaron para el destino requerido, sino que fueron girados inmediatamente a Londres para evitar la gran crisis de la banca Baring que estaba semiquebrada, debido a inversiones no solo realizadas en nuestro país sino a negocios realizados en otras partes. Por supuesto que el gobierno no podía dejar desprotegidos a tan fieles súbditos, y fue así que el Banco de Inglaterra corrió en auxilio de Baring, y junto a los banqueros Roschild realizó una reconversión de la empresa, que canceló parte de sus obligaciones con el dinero enviado por el Presidente argentino. Pellegrini envió a Londres al Dr. Victorino de la Plaza, quien suscribió un nuevo convenio el 5 de mayo de 1891 con la firma J.S. Morgan por 75.000.000 de pesos moneda nacional, que en realidad constituyó una moratoria financiera con plazos 8
  • 9. distintos para el pago de la deuda. La nueva deuda se cambiaba por deuda impaga de anteriores empréstitos, afianzándose la garantía con todas las rentas argentinas y los derechos de la Aduana sobre la importación. En 1893, el Ministro de Hacienda Dr. Juan José Romero, dio instrucciones al embajador en Gran Bretaña Luis Domínguez para un arreglo de la deuda. Le decía "pagar las deudas con más deudas es caminar en derechura hacia la bancarrota”. Y es por eso, que se pidió que durante diez años se suspendiera el pago de las amortizaciones, pagándose intereses sobre los capitales adeudados, en un 2% inferior a lo que se tributaba hasta ese entonces. La situación al terminar el siglo no podía ser más comprometida. La deuda externa de la Nación era de 884.222.743 pesos m/n. Los ferrocarriles eran ingleses, los bancos más importantes eran ingleses, la industria la manejaban los ingleses, los empréstitos los otorgaban ellos casi exclusivamente. Como infelizmente diría años después el Vicepresidente Roca: "Desde el punto de vista económico somos una parte integrante del imperio británico". Además todos los recursos estaban afectados a las garantías y a los pagos de los cuantiosos empréstitos que se habían celebrado, y sobre los cuales no existía una pormenorizada verificación del empleo de los fondos, ni la forma en que se habían hecho efectivos, sino solo cifras que se dieron por buenas, dadas por los banqueros y que servirían para que las obligaciones crecieran cada día más. Es tan cierto esto, que el propio Carlos Pellegrini decía en el Senado de la Nación en 1901: "Hoy la Nación no solo tiene afectada su deuda exterior, el servicio de renta de la Aduana, sino que tiene dadas en prenda sus propiedades; no puede disponer libremente ni de sus ferrocarriles, ni de sus cloacas, ni de sus aguas corrientes, ni de la tierra de su puerto, ni del puerto mismo, porque todo está afectado a los acreedores extranjeros". 9
  • 10. La deuda en el siglo XX: 1917: hasta ese año la deuda se mantuvo siempre por encima de los 300mlls de pesos oro y tan solo la 1° guerra mundial produjo la rebaja tan deseada. 1918: con el transcurso del tiempo y muy especialmente a raíz de la crisis de 1930, se noto el efecto de l doble endeudamiento sobre las cuentasnacionales, ya que al servicio de la deuda y la exportación de los intereses del capital invertido incidían sobre la balanza de pagos del país. 1919: la guerra produce desabastecimiento que se remedia incrementando importaciones, lo cual produce una baja en la tasa de pagos. En general hasta 1930 la Argentina no tuvo problemas para lograr inversiones y prestamos. 1930: se produce la crisis que marca él límite máximo de desenvoltura del sistema. A partir de allí y de la 2° guerra la economía mundial sufre uncambio al cual nadie se supo ni pudo adaptarse. 1931: se establece el control de cambios, un cierto grado de intervención en el mercado cambiario para evita la huida de capitales y divisas. 1934/38: el hecho más notable de este periodo es la disminución de la deuda externa Argentina, la cual contrasta con las sumas apreciables que se envían al exterior por remesas de intereses del capital privado. 1939: el servicio de la deuda representaba, ahora, solo un 20% de las exportaciones (40% en 1914) pero continuaba como al estallar la 1° guerra, sin bodegas para el almacenaje y sin Marina Mercante. 1950: concluida la guerra se continúa el proceso de cancelación de la deuda externa y se refleja en la balanza de pagos. Ahora Argentina no se ve afectada por la existencia de una deuda externa, pero se le han frenado las llegadas de los capitales para la inversión, dependiendo del ahorro nacional y de la balanza comercial que comienza a caer a causa de los términos de intercambio. 1955: queriendo retornar al sistema multilateral de comercio, característico de "belle epoque", se cancelaron los acuerdos bilaterales causando nuevamente una deuda externa que era imposible pagar con las escasas reservas. 1960: nace, a causa de esta situación, el conocido "club de Paris" el cual era nada mas y nada menos que una reunión de nuestros principales acreedores, los cuales se volvieron incapaces de revertir la situación, (y que ahora estaba afectada por la inestabilidad política del ultimo cuarto de siglo) y condujeron así al país en el abismo del endeudamiento hasta llegar a la situación actual. 10
  • 11. MONTO DEUDA % AUMENTO EXTERNA DE LA DEUDA PRESIDENTE DE LA PARTIDO DE AÑO EN EL Observaciones NACIÓN GOBIERNO PERÍODO DE (millones GOBIERNO dólares) 1966 3.276 1967 3.240 Onganía 1968 MILITAR 3.395 1969 3.970 + 46% 1970 Levingston de facto 4.765 1971 4.800 Lanusse 1972 4.800 1973 Cámpora/Perón 4.890 A fines de 1975 cada habitante de la 1974 FREJULI 5.000 + 62% Martínez de Perón Argentina debía al exterior U$S 320 1975 7.800 1976 9.700 El mundo vive en la era de los petrodólares, los 1977 11.700 bancos internacionales ofrecen créditos fáciles a tasas bajas. Comienza el gran endeudamiento del 1978 Videla 13.600 Estado argentino. A partir de 1980 se produce un 1979 MILITAR 19.000 viraje en la economía mundial. El crédito se + 465% vuelve escaso y caro. Pero nuestro país no parece 1980 27.200 de facto estar a tiempo de virar: sigue aumentando su 1981 Viola 35.700 deuda, urgido por desequilibrios fiscales y 1982 Galtieri 43.600 comerciales. A fin de 1983 cada habitante debía al exterior U$S 1.500. (ver NOTAS 1, 2 1983 Bignone 45.100 y 3) 1984 46.200 1985 UNIÓN 49.300 1986 52.500 Alfonsín CÍVICA + 44% 1987 58.500 1988 58.700 RADICAL 1989 65.300 1990 62.200 1991 61.334 1992 62.586 En 1992, el ministro Cavallo renegocia la deuda externa y logra ciertas postergaciones de las 1993 72.209 fechas de pagos y algunas deducciones de PARTIDO 1994 Menem 85.656 + 123% montos. Sin embargo, el endeudamiento sigue JUSTICIALISTA aumentando en forma galopante,engulléndose 1995 98.547 de paso lo que se pudo haber obtenido por 1996 109.756 las privatizaciones de empresas del Estado. 1997 124.832 1998 140.884 1999 146.219 A fin del 2000 cada habitante debe al 2000 De la Rúa ALIANZA POR EL 147.667 + 22% exterior U$S 3.800. TRABAJO, LA JUSTICIA Y LA 2001 De la Rúa EDUCACIÓN 180.000 Las cifras están en observación ya que se carecen 2004 Kirchner 191.000 de datos seguros al haber problemas respecto de la confiabilidad de los mismos. Hay que tener en FRENTE PARA LA cuenta el canje realizado por deuda y el pago al VICTORIA FMI. Pero el problema es que no está claro si ese 2009 Fernández 200.000 pago es de deuda pura o por cambio de letras contra reservas del Banco Central (cambiar deuda de un lado por deuda de otro). 11
  • 12. Alfonsín y la deuda externa: La década de los ochenta, y limitándonos al contexto económico, se ve restringida a la problemática de la deuda externa, período generalmente reconocido como la década perdida. Esta crisis de la deuda respondió a un proceso de endeudamiento, el cual se explica a partir de variables externas e internas. Entre las variables externas encontramos un contexto internacional caracterizado por una gran liquidez de capitales. Esta liquidez fue producto de los dólares emitidos por los Estados Unidos para financiar el déficit de su balanza de pagos, por tanto la creciente reserva de dólares multiplicó los recursos del sistema bancario internacional. El aumento de los precios del petróleo, desde 1973, generó otra fuente adicional de liquidez: parte de los excedentes del hidrocarburo se depositaron en los bancos internacionales y ampliaron su capacidad prestable. Así fue que los capitales fluyeron libremente entre y hacia diversos mercados. A medida que la demanda de crédito de los clientes tradicionales disminuía, debido a la recesión en los países industriales, los depósitos de los exportadores de petróleo y otras fuentes optaron por mercados alternativos. Por tanto, los bancos comenzaron a otorgar créditos a prestatarios que anteriormente se consideraban marginales, como los países de América Latina. Y los gobiernos de estos países prefirieron los créditos privados, porque los bancos no aplicaban casi ninguna condicionalidad para el desembolso de sus préstamos. Las políticas fiscales y monetarias de los Estados Unidos jugaron un papel decisivo en la determinación de las tasas de interés en los mercados internacionales y en los movimientos de capitales. Además, el aumento de las tasas de interés durante el gobierno de Reagan agravó el problema de la deuda en los países latinoamericanos. Con referencia a las variables internas encontramos: los intereses del gobierno militar y el nuevo modelo de acumulación que buscaron implementar. El nuevo modelo de acumulación se sustentó en la valorización financiera. Necesitaba, concomitantemente, para su funcionamiento un flujo continuo de capitales. El P.R.N. logró conseguirlos a través de fuentes internas, como la redistribución del ingreso, y fuentes externas, en la afluencia de capitales externos. Todos estos condicionantes operaron en el contexto del gobierno democrático de Raúl Alfonsín de 1983 quien asumió con una gran crisis económica que incluía inflación, incertidumbre, especulación, gran déficit fiscal y deuda externa. Los conceptos que caracterizaban a la economía Argentina, por ese entonces, incluían estancamiento y fuerte vulnerabilidad externa. El gobierno constitucional intentó, en principio, continuar con la política salarial expansiva iniciada durante la retirada militar y negociar una salida política al sobreendeudamiento. En el Grafico 2 podemos vislumbrar un aumento en la 12
  • 13. participación porcentual de los sueldos y salarios en el ingreso Nacional de 26% en 1983 a casi 45% en 1987. No obstante, “en 1985 terminó por aceptar las reglas de los acreedores para renegociar la deuda externa, pero adoptó un programa heterodoxo de estabilización. El Plan Austral aplicado por la administración radical fue parte del programa heterodoxo. Combinó medidas como el congelamiento de precios y salarios, la desindexación de la economía y la creación de una nueva moneda, con otras de corte ortodoxo, que apuntaban a resolver los problemas estructurales de la economía como, por ejemplo, un excesivo gasto público, la emisión espuria de moneda, el proteccionismo y los subsidios. Con respecto a la deuda externa, el pago de los servicios consumía altos montos de los ingresos del Estado. El endeudamiento llegó a U$S 45.000 millones, el equivalente a 5 años de exportaciones. Por ello se buscó la refinanciación de la deuda, que a cambio exigía por parte del FMI la adopción de políticas orientadas a un aumento en la capacidad inmediata de pago de los servicios de la deuda. Básicamente significaba establecer medidas de ajuste al gasto público, mayor recaudación impositiva y adquisición de nuevos créditos externos. El Estado afrontaba a su vez: un déficit creciente por el crecido aparato de servicios sociales, reducción de las recaudaciones, inexistencia de créditos externos e internos. Concomitantemente, el problema repercutía en una inflación permanente que distorsionaba las condiciones de la economía, y afectaba la propia capacidad del Estado para gobernar efectivamente la economía y la sociedad. La crisis de la deuda, entonces, condujo a una espiral inflacionaria cuando el Gobierno no pudo adoptar medidas lo suficientemente correctivas. En este período la pobreza alcanzó un 12% de los hogares. Entre 1980 y 1986 la desigualdad urbana continuó aumentando (aproximadamente un 8% del Gini). Lo acontecido con la desigualdad y el nivel de actividad económica, en el contexto de la crisis, determinaron otra considerable elevación (casi duplicación) de la incidencia de la pobreza hacia 1986. Este deterioro se acentuó en los años de la hiperinflación, período donde la pobreza llegó al 38% de los hogares. Tasa de pobreza del Gran Buenos Aires desde 1980 a 1990. 13
  • 14. Década del 90’, rumbo al Default: A partir del Plan Brady (abril de 1993) se vuelven a abrir los mercados financieros y comienza a desarrollarse una nueva modalidad de endeudamiento público a través de la colocación de títulos en moneda extranjera que son adquiridos por fondos de inversión del país y del exterior. La década del 90 se caracterizará por la pérdida de importancia de los bancos comerciales y la mayor participación de ahorristas, fondos de inversión y organismos internacionales en el financiamiento del sector público local. Argentina se convirtió en la niña mimada de los apologistas del neoliberalismo aperturista y, gracias a ello, pudo ocupar un lugar de privilegio en el flujo de capitales financieros e inversiones. A fines de siglo XX, la deuda externa argentina representaba la cuarta parte de la deuda total de los países emergentes. Embriagados con los vapores del boom accionario y la nueva economía muchos analistas confundieron hinchazón con crecimiento y no supieron divisar el abismo al que se dirigía el país en forma acelerada. La deuda pública en este período aumentó en más de 40 mil millones de dólares. La instrumentada bajo la forma de títulos creció más de 50 mil millones, mientras que se redujeron en poco más de 10 mil millones los prestamos realizados bajo otras modalidades. La deuda con la banca comercial, que representaba más de la tercera parte de la deuda pública nacional a principios de los 90, se redujo a sólo el 3% a fines de la década, mientras que aumentó la significación de los préstamos con organismos internacionales, bilaterales y multilaterales. El endeudamiento de esos años debe sumarse a los mayores ingresos públicos generados por el aumento de impuestos y las privatizaciones. ¿En qué fueron utilizados esos 40 mil millones de endeudamiento público adicional? La explicación se encuentra en el desequilibrio de las finanzas públicas provocado, fundamentalmente, por dos factores: el servicio de la deuda y la reforma previsional. El pago de intereses se multiplicó, alcanzando a la suma de 11.5 mil millones de pesos/dólares en el 2000, que representaban el 25% de los ingresos del Gobierno Nacional. Por otro lado, como consecuencia de la reforma previsional se produjo una importante merma en la recaudación, ya que a partir de julio de 1994 el Estado dejó de recibir los aportes patronales de los trabajadores que pasaron a las AFJP. A fines del 2000 las AFJP llevaban recaudados 24 mil millones de pesos, que en el sistema anterior hubieran reforzado las finanzas del Estado. Tanto bajo la dictadura militar como en el menemismo, el endeudamiento público resultó funcional e indispensable a la puesta en práctica de un modelo económico de apertura comercial y financiera en el marco de una sobrevaluación del peso, provocada en un caso por la tablita y en el otro por la Convertibilidad. El boom de 14
  • 15. importaciones sólo podía ser financiado con recursos externos, los que fueron obtenidos a través del endeudamiento del sector público. A partir de las crisis financieras de Rusia y del este asiático aumenta la desconfianza de los inversores internacionales respecto de las posibilidades de Argentina de hacer frente a sus compromisos externos. Esta desconfianza se traduce en una reducción de los flujos financieros y un incremento de las tasas de interés debido al aumento del riesgo país. Los créditos obtenidos a principios del 2000 fueron a tasas del 11.5%, con una sobretasa de riesgo país de 600pb. A fines del 2000 se clausura totalmente el acceso del sector público nacional al financiamiento en los mercados de capitales del exterior. Por otro lado, la imposibilidad de hacer frente a los compromisos reduce el margen de acción del Gobierno a tres alternativas: a) obtener nuevos créditos de organismos internacionales, b) plantear una “espera” a los acreedores, c) negociar una “quita” del principal y/o interés. Justamente, esa será la secuencia de acciones que adoptara el Gobierno del Presidente De la Rua. Primero, durante la gestión del Ministro Machinea, decide recurrir a créditos de organismos internacionales y de gobiernos para no caer en cesación de pagos, operación denominada "blindaje financiero" .Al fracasar ésta alternativa, se plantean las opciones de “espera” y “quita”, conducidas por el Ministro Cavallo. Las características de estos ensayos fueron las siguientes: • Blindaje financiero: Consistió en un paquete de asistencia financiera integrado por créditos del FMI, BM, BID y el Gobierno de España por 19.7 mil millones de dólares a ser desembolsados entre el 2001 y 2002, a tasas de interés de aproximadamente 7.5% anual y por un termino de 5 años. Las condiciones del crédito y obligaciones de las partes quedaron formalizadas en la carta intención suscrita en diciembre del 2000 por el Gobierno Nacional y el FMI. Para tener acceso al crédito el Gobierno se comprometía a ejercer un estricto control sobre el déficit fiscal, que para el 2001 no podría superar los 6.500 millones de dólares, y agilizar la aprobación de un nuevo sistema previsional y la desregulación de las obras sociales. El blindaje fue promocionado por el Gobierno Nacional como una operación de asistencia financiera por un total de 39.700 millones de dólares. Esa suma expresaba la intención -posteriormente frustrada- de ampliar en 20 mil millones de dólares el financiamiento obtenido por medio del aval del FMI, a través de la emisión de nuevos títulos para su colocación en fondos de inversión, bancos y AFJP. • Megacanje: La insuficiencia del blindaje para salir de la crisis financiera y la resistencia de los inversores externos en otorgar nuevos créditos al Gobierno argentino hizo fracasar rápidamente las expectativas despertadas por el blindaje. Pocos meses después, en mayo del 2001, durante la gestión de Domingo Cavallo 15
  • 16. como Ministro de Economía, se diseña una nueva estrategia destinada a rescatar bonos con vencimiento a corto plazo a cambio de otros de más largo alcance, operación bautizada con el nombre de Megacanje. Había llegado el momento de poner en marcha la alternativa de “espera”. El Megacanje involucró casi la cuarta parte de la deuda pública nacional y una tercera parte de la instrumentada en títulos. A través de esta operatoria se rescataron 46 bonos, por valornominal de 29.5 mil millones de dólares, la mayoría con vencimiento en los tres años siguientes. A cambio de esos títulos se entregaron nuevos bonos por un valor de 30.5 mil millones de dólares, repartidos en plazos de 7, 17 y 31 años. Los tenedores de los viejos bonos aceptaron el canje porque los nuevos bonos les garantizaban una rentabilidad mayor a la de los títulos entregados a cambio. La tasa de interés promedio pactada en los nuevos bonos se situó en el 15 por ciento (convalidando un riesgo país de 1000 pb), si bien los cupones consignaban tasas del 10 por ciento. Esto se debió a que los nuevos bonos se entregaron con descuento sobre el valor nominal y que por los viejos se pagó a los tenedores un premio adicional. El 75% (21.5 mil millones) de lo canjeado se colocó entre tenedores locales de bonos: 11 mil millones en AFJP, 7 mil en entidades financieras y 3.5 mil en bancos oficiales. Los 8 mil millones restantes se colocaron entre inversores externos. Considerando que la operación involucró poco más de 30 mil millones de dólares y que se canjearon títulos que devengaban un interés promedio del 9 por ciento por otros al 15 por ciento, se puede estimar en 1.800 millones de dólares al año el costo adicional por diferencial de intereses. En concepto de comisiones se pagaron 152 millones de dólares. A cambio del mayor costo, el Gobierno "compro tiempo" pues el canje permitió una extensión de vencimientos que promedió los 4 años, otorgando un alivio de 16 mil millones en los pagos que debían realizarse hasta el 2005. • Canje con “quita y espera". El Megacanje resultó sólo un paliativo. A los pocos meses quedaba en evidencia que a pesar del empecinamiento en negar la crisis la realidad se imponía. Sólo restaba realizar un último intento antes de declarar el default, clara expresión del crudo fracaso de una estrategia de apertura ciega que agravó la vulnerabilidad externa del país. Había llegado el momento de intentar la aceptación voluntaria por parte de los acreedores de una “quita y espera” en el monto de sus acreencias y plazos de cobro. La operación, llevada a cabo en noviembre del 2001, consistía en canjear los títulos de deuda existentes por préstamos instrumentados a una tasa de interés del 7 por ciento, a lo que debía sumarse una prórroga de 3 años en las amortizaciones de capital. A cambio de esta quita en la tasa de interés –ya que los 16
  • 17. bonos canjeables pagaban tasas entre 9 y 14 por ciento– y la espera en el cobro del principal, se ofrecía en garantía de pago la recaudación impositiva. El objetivo del Gobierno era canjear unos 65 mil millones de bonos en dos etapas. Una primera, local, destinada a tenedores de bonos residentes en el país y otra segunda, internacional, con inversores extranjeros. Los tenedores locales ofrecieron para el canje, en la Fase I, bonos por 55.3 mil millones de dólares, de los cuales 42.3 mil millones correspondieron a títulos nacionales y otros 13 mil millones al tramo provincial. Los ahorros para las finanzas públicas se juzgaron significativos, estimándose que para el 2002 alcanzaría los 5 mil millones de dólares, 2.400 millones por menores intereses y otros 2.600 millones por postergación de amortizaciones. Por otro lado, el ahorro en el servicio de la deuda provincial, para ese mismo año, se estimó en 1.300 millones de dólares. La renuncia del Presidente Fernando De la Rua impidió concretar la Fase II del canje. 17
  • 18. De Duhalde a Kirchner: Apenas asumió, Eduardo Duhalde designó como Ministro de Economía a Jorge Remes Lenicov. Este funcionario ya había ocupado el mismo cargo en la provincia de Buenos Aires. Entre sus primeras medidas, anunció la devaluación del peso, se comprometió a devolver los ahorros en la misma moneda en que habían sido depositados en los bancos y envió al Congreso Nacional un proyecto de ley declarando la “Emergencia Pública”, que dotaba al Poder Ejecutivo de poder ampliar sus facultades para modificar las reglas de juego de la economía y devaluar. En sus inicios, el gobierno de Duhalde, fijó el valor del dólar en 1.40 pesos, con restricciones para la compra de divisas. Los depósitos se pesificaron a 1.40 pesos, pero las deudas bancarias se pesificaron 1 a 1, proceso que se denominó la “pesificación asimétrica”. Así, se generó un mercado de cambios paralelo con un dólar cercano a los 2 pesos. Pero, a comienzos de febrero de 2002, por presión del Fondo Monetario Internacional, el gobierno liberó el mercado de cambios. En medio de largas colas de personas frente a las casas de cambio, rápidamente el dólar superó los 2 pesos y en marzo llegó a cotizar cerca de los 4 pesos. Esto provocó nuevamente una fuerte fuga de capitales. A fines de abril, en medio de un feriado bancario y cambiario por tiempo indefinido, el gobierno envió al Congreso Nacional un proyecto para convertir compulsivamente los depósitos retenidos en el “corralito” y en el “corralón” en bonos, los denominados “Boden”. Esto provocó protestas de los ahorristas y los senadores tuvieron que suspender la sesión donde se trataban estas medidas. Entre tanto, el grupo de los siete países más industrializados del mundo, conocido como el Grupo de los 7, insistió en que la Argentina debía reducir el gasto público y cumplir con otras exigencias, como la modificación de la ley de “subversión económica”, que trataba sobre la evasión económica y de capitales. Entonces, ante la falta de apoyo interno y externo, el ministro Remes Lenicov presentó su renuncia. Luego de un acuerdo con los gobernadores, el 27 de abril asumía como nuevo Ministro de Economía Roberto Lavagna, quien hasta ese momento ocupaba el cargo de embajador argentino ante la Unión Europea desde la gestión de De la Rúa. El nuevo funcionario fue aplicando medidas para liberar de manera gradual el “corralito y el corralón” financieros. Frente a la presión de los ahorristas que tenían inmovilizados sus capitales y también de los bancos afectados por la pesificación, el gobierno tuvo que comenzar a emitir deuda nueva, los bonos conocidos como “Boden” para pagar las compensaciones por la” pesificación asimétrica” y para entregarlos a los ahorristas en canje por sus depósitos, entre otros usos. La nueva emisión sumó 18.000 millones de dólares. 18
  • 19. Ante la fuerte protesta social en todo el país y también para descomprimir el tenso clima político imperante, el 2 de julio Duhalde decidió convocar a elecciones presidenciales anticipadas para abril del año siguiente. Las elecciones se realizaron el 27 de abril de 2003. Carlos Menem obtuvo la primera minoría, con casi el 25% de los votos. En segundo lugar, con el 22.2% se ubicó Néstor Kirchner, quien contaba con el respaldo de Duhalde. Estos resultados obligaban a convocar a una segunda vuelta. Sin embargo, descontando una derrota, Menem decidió no presentarse en el ballotage. Así, el 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner asumió la Presidencia, tras la deserción de Menem. Uno de sus señales más claras fue mantener a Roberto Lavagna como Ministro de Economía. A su vez, para salir del default, propuso en principio, una “quita” del 50% y el canje que culminaría luego de arduas negociaciones. Mientras tanto, debemos recalcar que la relación con el Fondo Monetario Internacional había quedado interrumpida desde poco antes de la caída de De la Rúa. A fines de 2001, Washington le cerró las puertas al entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo (el artífice del Plan de Convertibilidad y de las privatizaciones durante la primera etapa menemista) al no renovar un vencimiento. Después, durante la gestión de Duhalde hubo una tensa relación con el organismo hasta que en enero de 2003 se logró firmar un “acuerdo provisorio”, que concluía en agosto de 2003. Recién en setiembre de ese año, Kirchner y Lavagna lograron cerrar un acuerdo de tres años con el Fondo Monetario Internacional. A cambio de que la Argentina pagara los intereses de esa deuda, el organismo se comprometió a refinanciar los vencimientos de capital hasta agosto de 2006. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional incluyó por primera vez condiciones que dejaron al descubierto la influencia de algunos grupos de poder internacionales sobre el organismo, como los bancos extranjeros, las multinacionales que controlan las empresas privatizadas y los países ricos. Así, Argentina se comprometía a lograr un acuerdo con los bonistas, subir las tarifas y resolver las compensaciones a los bancos. 19
  • 20. Salida del Default: El 22 de setiembre de 2003, durante la reunión anual del FMI realizada en Dubai, Emiratos Árabes, el gobierno argentino propuso a los acreedores privados reconocerles, en nuevos bonos, 20.300 millones de dólares sobre una deuda en default de 81.800 millones. La propuesta representaba una quita nominal del 75%. Los intereses vencidos desde diciembre de 2001 no serían reconocidos y los nuevos bonos además serían emitidos a mayores plazos y menores tasas de interés. Así, en valores de entonces, representaba una quita muy importante. Esta oferta argentina provocó un fuerte rechazo por los bonistas y también de los organismos financieros y del Grupo de los 7 quienes acusaron al gobierno de no negociar con los acreedores. A partir de allí se forma el “Comité Global de Acreedores”, que encabezaban el italiano Incola Stock y el norteamericano Hans Humes, representando a tenedores de bonos de la deuda argentina por el equivalente a 37.000 millones de dólares. Al poco tiempo, el Ministro de Economía, Lavagna rompe relaciones con ellos por considerar que sólo representan los intereses de bancos e intermediarios que habían lucrado con la colocación de bonos de la deuda argentina entre los ahorristas pequeños. En junio de 2004, Lavagna presentó una nueva oferta al subir de 20.300 millones a un máximo de 43.200 millones de dólares el reconocimiento de la deuda en nuevos bonos. La quita nominal del 75% se redujo a una poda de un 50% de promedio. Además, fijó nuevos plazos y tasas de interés más altas. Esto y las nuevas condiciones financieras internacionales llevaron a estimar que la quita se acercaba al 66%. Al mismo tiempo se designaron a los bancos asesores y se avanzó en un acuerdo con las AFJP y las compañías de seguros. Luego se anunciaron otras mejoras, como “premios” por recompra de bonos y la emisión de los nuevos bonos seis meses antes, a diciembre de 2003. A mediados de 2004, Rodrigo Rato (español), asumió la jefatura del Fondo Monetario Internacional y eso, por los fuertes vínculos entre España y la Argentina, alentaba las esperanzas de que el FMI tuviera una actitud más flexible. Sin embargo, Rato mantuvo la posición de sus antecesores y renovó esa postura durante una breve visita a la Argentina. Ante las presiones del exterior, y con el argumento de evitar las interferencias del FMI, con el aval del propio organismo, el gobierno argentino suspendió el acuerdo de setiembre con la idea de reanudarlo tras el canje de la deuda. Durante la suspensión, la Argentina se comprometió a pagar los intereses y también los vencimientos de capital. Entonces, desde el default, la Argentina le pagó a los organismos internacionales un poco más de 10.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, el presidente Kirchner estudiaba un plan para “independizarse” del FMI, cancelando la deuda a medida que fuera venciendo, y evitar con eso tener que renovar el acuerdo con el FMI, después del canje. Tras un análisis en profundidad 20
  • 21. de la cuestión, este plan que se había denominado de “desendeudamiento” fue dejado a un lado. A partir de allí, el Ministro Lavagna proyectaba retomar las gestiones para llegar a un nuevo acuerdo una vez que se cerrara el canje de la deuda. Los bancos asesores del gobierno argentino están constituidos por UBS Cerril Lynch, Barclays y la Unión de Bancos Suizos quienes trataron con los bonistas privados europeos el canje de la deuda. Los acreedores principales de los bonos de la deuda externa argentina, se encuentran, por países, en: Argentina, el 38.4%; en Italia, el 15.6%; en Suiza, el 10.3%; en los EE.UU., el 9.1%; en Alemania, el 5.1%; en Japón, el 3.1%; en el rubro “Otros”, el 5.4%; y en “No Identificados”, el 12.8%. El 25 de febrero de 2005, la Argentina cerró uno de los capítulos más complejos de su reciente historia económica, al ponerle fin al default de su deuda de 81.800 millones de dólares. Los primeros indicios señalaban que la participación en el canje fue, por lo menos del 75%. El presidente Néstor Kirchner, poco antes de que cerraran las tratativas, anticipaba que “Vamos a tener un buen resultado, y que el canje va a demostrar que los argentinos podemos, que habremos hecho la mejor negociación de la historia del mundo. Los datos que estaba recibiendo no son para ponerse contentos porque nuestra deuda es la más grande de la historia del mundo, para el libro Guiness”. Casi inmediatamente, luego del cierre, el Ministro de Economía, Roberto Lavagna, convocaba a la prensa para explicar que las operaciones se habían producido “con absoluta normalidad”, a pesar de su complejidad técnica. El cierre del canje le puso un fin al proceso que había comenzado en diciembre del 2001, cuando el Congreso Nacional aplaudía de pie al entonces presidente, Adolfo Rodríguez Saá, anunciando la moratoria unilateral de pagos. Este proceso llevó 38 meses de durísimas negociaciones y presiones para tratar con los 152 títulos en default. Estos fueron cambiados básicamente por 3 tipos de Bonos: el Par (sin quita), el Cuasi Par (quita del 66.3%) y el de Descuento (quita del 30.1%), denominados en dólares, euros, yen y pesos. Según los medios especializados, como el Banco JP Morgan, señalaban que el 90% de los fondos institucionales de Europa, los EE.UU. y de América Latina, habían ingresado en la operación de la deuda. Pero fue en la Argentina, donde estaban el 38.4% de los títulos en mora, donde el canje fue un rotundo éxito, con el 97% de adhesión en el ámbito local. El presidente de la Caja de Valores de Buenos Aires, Luis Corsiglia, explicaba que: “Estuvimos recibiendo las ofertas y emitiendo certificados sin parar, y la repercusión en los mercados anticipa un resultado exitoso. Los fondos de inversión estuvieron presentando su adhesión en forma adhesiva hasta el último minuto en Nueva York”. ¿Por qué existió tanto entusiasmo de los fondos en entrar al canje? Porque la mayoría de ellos les 21
  • 22. compro bonos a precios de liquidación a los minoristas europeos, esperando obtener una ganancia del 20%, luego que el canje durara seis semanas. Al completarse la reestructuración de la deuda en default con una adhesión del 75%, se abre una nueva agenda para la política económica argentina, aunque el tema de la deuda seguirá marcando el rumbo del país. Por el canje, la deuda que en junio de 2004 estaba en los 181.000 millones bajaría a 141.000 millones de dólares, lo que equivale a 3.900 dólares por habitante. De este total, el 80%, 115.000 millones, quedaría regularizada, mientras subsistiría una deuda con el Club de París y varios países a renegociar, así como acreedores por unos 20.000 millones de dólares que no ingresaron al canje y que seguirán apostando a cobrar más, al insistir con sus reclamos ante los Tribunales del exterior. Así, con 141.000 o 137.000 millones de dólares (según las últimas estimaciones), la Argentina quedara con una deuda pública equivalente al 80/85 por ciento de su Producto Bruto Interno. La nueva deuda está más repartida en el tiempo (hasta 2046), colocada en una proporción mayor en pesos y a menores tasas de interés, mientras la que existía al momento del default estaba dolarizada y crecía a tasas muy altas. Pero en todo lo explicado hay que tener en cuenta dos detalles fundamentales: ahora habrá que pagar, con quita, una deuda que no se estaba pagando y de los 115.000 millones de dólares que están regularizados, entre el 2005 y el 2010 hay vencimientos por 70.000 millones de dólares. En el año 2005, hay vencimientos entre intereses y deuda de capital por 13.000 millones de dólares (más del 7% del PBI) y otros 12.500 millones en el 2006. Lo cual seguramente habrá mayores necesidades fiscales. La cuestión pasa en que los organismos financieros refinancien sus vencimientos junto a otros, como los Préstamos Garantizados, Boden y Bogar que están en manos del sistema financiero argentino y de las AFJP, por lo que también podrían ser refinanciados. Por eso, tras el canje será una cuestión clave la reapertura de la negociación suspendida con el FMI y la colocación de “deuda nueva” para ir pagando la que vence. Actualidad: 22
  • 23. Julio de 2012: “El Estado pagará la deuda externa de este año con reservas del Central. La presidenta Cristina Fernández dispuso la cancelación de los compromisos con FMI y otros organismos crediticios con US$2.179 millones de libre disponibilidad.” La presidenta Cristina Fernández cancelará la totalidad de los compromisos de 2012 con el FMI y otros organismos internacionales con reservas de libre disponibilidad del Banco Central, informó hoy el Boletín Oficial. "Dispónese la cancelación de la totalidad de los servicios de deuda con organismos financieros internacionales correspondientes al presente ejercicio fiscal con reservas de libre disponibilidad (...) por hasta la suma de USD 2.179 millones", indicó la publicación oficial. Fernández usa reservas del Banco Central desde 2010 para cancelar vencimientos, recurso avalado por ley del Congreso, en el marco de una política de refinanciación y arreglo de los efectos del 'default' por casi 100.000 millones de dólares declarado en 2001 en medio de la peor crisis histórica. En 2006, Argentina canceló en un solo pago la totalidad de la deuda que tenía en aquel entonces con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos 9.500 millones de dólares, para evitar los préstamos y los monitoreos del organismo. La Presidenta también reiteró hoy, en un discurso en cadena nacional de radio y TV, que "Argentina abonará las deudas del (bono) Boden 2012 y el Bono Cupón- PIB porque hay reservas y son un compromiso del país". Argentina debe afrontar dos grandes vencimientos en lo que resta del año, el primero en agosto por 2.300 millones de dólares por el Boden 2012 y otro en diciembre por el Cupón-PIB por unos 3.000 millones. Para ello, sigue vigente un cepo cambiario que restringe las ventas de dólares con el objetivo de preservar las reservas que actualmente se ubican en más de 46.000 millones de dólares para cumplir los vencimientos. Casi un 95% de la deuda argentina que estuvo en moratoria ha sido arreglada y sólo queda un remanente de unos 6.500 a 8.500 millones de dólares con el Club de París de países prestamistas y otro con fondos especulativos que rechazan los canjes (swaps) e intentan cobrar el 100% de la deuda por vía judicial. Conclusión (Camila Molle) 23
  • 24. La República Argentina carga con el peso de la deuda externa desde sus inicios como nación independiente. Tanto los prestamos de la BaringBrothers como los numerosos empréstitos contraídos por el entonces presidente dieron forma a la deuda que hoy en día se sigue pagando. Durante la dictadura militar y los años 90’, la fuga de divisas también agravaron el monto de la deuda, a la cual también se le añadió la deuda de las empresas privadas. Evidentemente, la deuda externa es un impedimento absoluto para el desarrollo y mejora de la economía nacional y una trampa impuesta por los países desarrollados a aquellos en vía de desarrollo (como Argentina) para se vean obligados a pagar deudas de sumas impresionantes, más los intereses que se agregan. De esta forma, los países en vía de desarrollo están económicamente controlados por los países desarrollados. Personalmente, creo que cualquier tipo de decisión relacionada al pago de la deuda debe ser tomada con mucho cuidado y equilibrio, para evitar situaciones similares a las del gobierno de De la Rua, donde en vez de saldar parte de la deuda, se quitaron subsidios y se agregaron millones a la deuda. 24
  • 25. Conclusión (Micaela Singh) Entiendo que en su momento Argentina necesitaba un préstamo para todas las actividades que tenían proyectadas y que realmente eran necesarias, pero personalmente creo que ese préstamo fue una estafa. Argentina recibió un 57% de lo que en realidad se había pactado. Entramos en una deuda imposible de pagar, en la cual los intereses llegaron a superar la cifra por pagar y esta situación solamente logró reforzar nuestra dependencia financiera con respecto al Reino Unido. Además de que nuestra situación de crisis provocó el estancamiento del desarrollo del país. Esta deuda no nos benefició, sino que terminó siendo un peso a lo largo de los años para las diferentes presidencias que tuvo el país y generando crisis económicas, ya que la suma a pagar superaba los ingresos del Gobierno Nacional. Hoy en día continuamos pagando esa deuda, algo que nos afecta directamente a todos debido a la restricción en la venta de dólares para que con esas reservas se puedan pagar las cuotas. Lo conveniente va a ser (aunque genere efectos negativos en nuestra economía) terminar de pagar el total de la deuda lo antes posible. 25