1. LA VOLUNTAD DE DIOS
La Voluntad es la urgencia emprendedora de crear, el
propósito y la inspiración detrás de todas las cosas.
Es singular, no alto o bajo, un poder aplicado universal e
individualmente como fuerza para el bien.
La voluntad de Dios y la tuya son una y la misma en la
conciencia espiritual.
La frase “hágase tu voluntad” en el Padre nuestro es para muchos
una declaración de renuncia, la descalificación de poder de hacer
algo que puede no ser lo que teníamos en mente. Es como si
estuviéramos diciendo:
2. “Como no puedo tener lo que quiero en la vida, creo que
Tendré que conformarme con lo que Dios quiera”.
Y en algunos casos, hay un atisbo de temor ahí. Después de todo,
fuimos educados a creer en un Dios que nos castiga por nuestros
pecados y que la voluntad de Dios debe contener alguna forma de
sufrimiento o sacrificio para nosotros. No es de extrañar que mucha
gente viva en un estado de aprensión, futilidad y por supuesto que un
marcado fatalismo.
Y está también el otro lado de la moneda.
Se nos ha dicho que tengamos cuidado con lo que pedimos, porque
podríamos obtenerlo.
En otras palabras: “Se hará mi voluntad”.
El hecho mismo de que la Voluntad de Dios, que es lo que eres, sea
percibida como aterradora, demuestra que tienes miedo de lo que
eres. No es, entonces, la Voluntad de Dios lo que te causa temor, sino
la tuya... No pides sólo aquello que deseas. Esto es porque tienes
miedo de que pudieras recibirlo, y lo recibirás.
Pero ahora vemos que hay sólo una voluntad, ¿y cómo podría ser de
otra manera? El universo completo del Ser Cósmico individualizó su
conciencia como el Ser de cada uno de nosotros, y nada fue dejado
fuera de este proceso de individualización. Nosotros somos la voluntad
de Dios.
“Yo y Dios somos uno; todo lo que Dios es, yo soy”. (UCDM)
La voluntad de Dios es paz y dicha, plenitud radiante y bienestar, éxito
creativo y prosperidad abundante, buenas relaciones y armonía. ¿No.
es ésta, también, nuestra voluntad? La verdad es que Sólo hay una
voluntad.
Llega un momento en que después de días de luchar para voltear las
cosas en nuestra Alta Conciencia, después de liberarnos de todo juicio,
de perdonar todo y a todos los involucrados, si la piedra en el camino
aún no ha sido retirada, entonces ha llegado el tiempo de exigir que lo
sea.
3. Si realmente creemos que somos Uno con Dios, entonces el hecho de
que esperemos siempre por Dios, de ser siempre pacientes, de
volvernos siempre hacia Dios, como si no tuviéramos nada que opinar
en el asunto, tiene que terminar de manera fortuita. En éste caso la
pasividad puede ser una forma de duda. Por tanto la exigencia afirma
la unicidad.
Llega un momento en que la plegaria de petición es una negación de
nuestro grito de ser Uno con Dios. La plegaria de petición conlleva
siempre una insinuación de temor y en el fondo permanece siempre
como un remoto reconocimiento de la dualidad.
En un punto, la oración de petición puede ser como programar el
ordenador, pero para obtener resultados la computadora tiene que ser
encendida mediante la demanda.
Ciertamente, si estás funcionando con base en el ego y si no has
agotado todos los otros medios, la condición que no ha sido satisfecha
no amerita que exijas. Pero llega un momento en que debes afirmar tu
unión exigiendo que la situación se rompa, tenga lugar la curación o se
haga presente la clarificación. Amor y exigencia. Ama a Dios afirmando
que Dios es el único poder, después exigiendo que ese poder, esa
omnipotencia, lo haga por su asociación, porque tú estás tomando tu
responsabilidad por ser co-creador con Dios.
Tu plegaria no debería ser “hágase tu voluntad”, como si hubiera
una pregunta o una duda, como si algo aparte de ti tuviera que ser
llamado. Debería ser:
“Se hace tu voluntad, porque yo lo afirmo y yo lo exijo”.
Estoy seguro de que podemos mirar hacia atrás en nuestras vidas a
esos momentos en que dijimos la palabra de… que el orden divino
fuera establecido o que una piedra fuera quitada del camino.
No estábamos pidiéndole a Dios que hiciera algo que no estuviera
hecho ya. No. Estábamos tomando una acción que causó un cambio en
nuestra conciencia, que nos puso nuevamente en alineación con la
única voluntad.
“Determinarás así mismo una cosa, te será firme, y sobre tus caminos
resplandecerá la luz”. (Job 22:28)
4. Jesús preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” (Mr.10:51) En la
interacción entre él y el hombre ciego, ¿podemos ver que lo mismo
pasa entre nuestra conciencia y el Ser Divino interior? ¿Qué quieres?
Decreta que sean retirados todos los bloqueos a la conciencia, avanza
como la voluntad de Dios para curar, multiplicar las provisiones y
elevar todo en la vida al estándar divino.
¡Sé como él! ¡Se como lo fue Jesús!
“Cuando llega la luz” y tú has dicho: “la voluntad de Dios es
mía”; verás tal belleza que sabrás que no es de ti. A partir de
tu alegría crearás belleza en Su nombre, porque tu dicha no
puede ser más contenida que la Suya.
TE OFREZCO UN TRATAMIENTO ESPIRITUAL
USANDO
EL PODER DE LA VOLUNTAD
Es mi voluntad que todo obstáculo a una vida
plena y completa sea retirado.
Si hay una falsa creencia en la escasez, decreto
que sea disuelta ahora.
Si hay una mentira que se manifiesta como una
enfermedad, que la Verdad la remplace ahora.
Si existe un patrón de error por juzgar a otros y
se está expresando como relaciones tensas,
exijo que sea eliminado ahora.
Si un mal pensamiento ha resultado en fracaso,
es mi voluntad que todos los pensamientos
semejantes sean corregidos ahora.
5. Estoy listo y dispuesto a vivir una vida rica,
plena, amorosa y exitosa, que me corresponde
por derecho divino.
¡La voluntad de Dios es mía!
CIRIOANGELDELUZ