La presentación nos hace una introducción acerca de lo que es la identidad terrenal, los puntos más importantes, como obtener esa identidad y ponerla en práctica en el mundo que nos rodea.
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Los 7 saberes - Enseñar la Identidad Terrenal
1.
2. Enseñar la Identidad Terrenal
Una pregunta como principal base:
¿Cómo podrían los ciudadanos del nuevo milenio pensar sus
problemas y los de su tiempo?
Para ello, es necesario la comprensión de la historia moderna
del mundo, la cual se ha convertido en la era planetaria desde
el siglo XVI y la fase de la mundialización a finales del siglo
XX. Con el surgimiento y modernización estamos sumergidos
por la complejidad del mundo. Es allí que, la complejidad
presenta problemas, en el sentido en que hay que considerar
tanto la unidad como la diversidad del proceso planetario, sus
complementos y también su antagonismo.
3. LA ERA PLANETARIA
Cabe resaltar, que en la era planetaria, es pensar la
globalidad, la relación todo-partes, multidimensional
y complejidad. Es por ello, que el planeta requiere de
la existencia de un pensamiento que conlleve a lo
universal, consciente de la diversidad de la humana
condición de las diversas culturas del mundo.
4. De igual manera, este desarrollo de planetarización,
dio origen en el siglo XX dos grandes guerras
mundiales, dos crisis económicas mundiales. De allí
que, la mundialización, es unificadora pero también es
conflictiva, el mundo cada vez más se vuelve uno pero
al mismo tiempo se divide, la rivalidad entre naciones
(religión, modernidad, ricos y pobres otros.) es allí
donde se mezclan los intereses estratégicos y
económicos antagónicos de las grandes potencias
dedicadas a la obtención de beneficios. Es por ello, que
se hace necesario un desarrollo fructífero respecto a
una noción intelectual, afectiva moral y no solo
material.
5. EL LEGADO DEL SIGLO XX
El siglo XX fue el de la lianza de dos barbaries, donde
se suscitan momentos de crueldad, sin importar la
permanencia de la vida sobre la tierra y radica la
herencia de muerte y de nacimiento.
6. • La herencia de muerte
La muerte de la humanidad en el siglo XX parece ser
de crecimiento, producto de guerras entre naciones
generado por dos grandes potencias que ocasionan y
dan poder a la muerte.
7. • Las armas nucleares.
La primera es la posibilidad de la muerte global de
toda la humanidad. La principal amenaza, es la
utilización de las armas nucleares, donde cada día las
bombas se modernizan, se incrementa y genera la
posibilidad global de muertes en el mundo a causa de
la misma.
8. • Los nuevos peligros
La segunda es la posibilidad de la muerte ecológica.
Siendo el principal responsable el hombre, debido a la
creciente explotación de recursos para su propio
beneficio, el desarrollo técnico-industrial—urbano lo
que afecta directamente la biosfera y determina un
acelerado desgaste de la naturaleza y conduce a la
humanidad al suicidio. De igual forma, la auto-destrucción
del hombre a través de sustancias nocivas
para la salud dando lugar a la muerte.
9. • Muerte de la modernidad
Ciertamente nuestra civilización creía dirigirse hacia
un futuro del progreso infinito, junto a los avances de
las ciencias, la razón, la historia, economía, la
democracia. Pero sin embargo, todos estos progresos y
desarrollo no han generado el bienestar de la
civilización humana en su totalidad, ejemplo de ello
tenemos, el desarrollo industrial que podía causar
estragos culturales y mortíferos. Lo que define que si,
la modernidad.
10. • La esperanza
Es evidente que el hombre como ser pensante y
racional, está en la capacidad de crear y generar la
posibilidad de la creación de nuevas generaciones
futuras, tomando como pilar la educación, medio de
transmisión para sembrar en la humanidad una visión
que transcienda más allá de lo vivido.
11. El aporte de las contracorrientes.
La contracorriente ecológica: referida a la degradación creciente,
generadora de catástrofe técnica, industrial ocasiona deterioro
en la naturaleza.
La contracorriente cualitativa: que se apega a la calidad en todos
los campos principalmente por la calidad de la vida.
La contracorriente de resistencia a la vida prosaica: que se
manifiesta con la búsqueda de una vida poética dedicada al
amor a la admiración, la pasión, el festejo.
La contracorriente, de emancipación con respecto de la tiranía
omnipresente del dinero: que se pretende contrarrestar con las
relaciones humanas solidarias, y retroceder el reino del
beneficio.
La contracorriente, tímida del desencadenamiento de la violencia:
alimenta éticas de pacificación de las almas y de las mentes.
12. En el juego contradictorio de las
oportunidades
Los desarrollos de la tecno-ciencia son ambivalentes,
han religado la tierra, permiten a todos los puntos del
globo estar en comunicación inmediata, proporcionan
los medios para alimentar todo el planeta y asegurar a
todos sus habitantes un mínimo de bienestar, pero a su
vez, han creado las peores condiciones de muerte y de
destrucción. De igual manera, los humanos esclavizan
a las maquinas que generan energía, pero al mismo
tiempo son esclavizados por ellas.
13. De igual manera, podemos contar con las fuentes de
amor que brinda el ser humano, es cierto, que ha
sufrido carencias de amor, indiferencias, crueldades, y
aun así han producido excesos de amor consagrado a
las ilusiones, a las falsas divinidades a los mitos
engañosos. Lo que significa que nadie puede limitar
las esperanzas de posibilidades que tienen nuestra
sociedad de transformaciones afirmando el progreso
de las relaciones entre humanos y por ende las
naciones.
14. LA IDENTIDAD Y LA CONCIENCIA
TERRENAL
La humanidad, debe aprender a vivir, comunicarse,
compartir, con un sentido de pertenencia mutuo que
nos ligue a nuestro planeta tierra.
Debemos dedicarnos al cuidado, comprender,
mejorar y no solo a dominar, sino con conciencia:
Antropológica, para el reconocimiento de la
diversidad. Ecológica, tener conciencia de habitar con
todos los seres mortales y la convivencia sobre la tierra.
Cívica, la responsabilidad y solidaridad para los hijos
de la tierra. Espiritual, que permita auto-criticarnos y
comprendernos entre sí.
15. Es por ello, el compromiso de transformar la especie
humana en verdadera humanidad el cual es el objetivo
fundamental y global de toda educación, para así
lograr el progreso, la supervivencia, la conciencia en
esta era planetaria y conducir hacia los valores
de solidaridad entre todos y para todos.