Carta dirigida al Sr. Jose Serrano Ministro del Interior
1. Tokio, 13 de febrero de 2012
Señor
José Serrano
Ministro del Interior
Pasados los días y estando lejos de Mi Familia, he tratado de seguir lo menos
posible todo este espectáculo circense iniciado en las redes sociales por la
“desaparición” de dos estudiantes quinceañeras de un famoso colegio quiteño. Y
lo he hecho con cautela, por que desde que decidí compartir yo misma la foto de
la desapariciónen mención, a través de mi cuenta de Facebook, ha sido volver a
recordar lo que desde hace más dos años las Familias Jiménez Chávez, Chávez
Rojas, Jiménez Ponce, Maldonado Chávez, Chávez Arrese y Chávez Chávez han
vivido desde la desaparición de Pedro Chávez Brito, mi abuelo y el padre de cinco
hermanos.
Desde el 22 de noviembre de 2009 hasta el 22 de diciembre de 2011,
cumpleaños número 89 de Mi Abuelo, y hasta el día de hoy seguimos día a día
masticando en la conciencia y en el corazón su desaparición, vivimos a diario con
ansiedad, sufrimos todo el tiempo la impotencia de una búsqueda frenética de
toda la familia para encontrar a nuestro abuelo.
Luego de dos años, las reflexiones han ido cambiando, pero no se borrarán nunca
los hechos que vivimos directamente Mi Gran Familia y yo. Lo primero, a las
pocas horas de que tuvimos la certeza de que había desaparecido, hicimosla
convocatoria por celular a todos para empezar a peinar el área donde se le vio
por ultima vez, la llamada desesperada para informar a todos los que podían
ayudar en las primeras horas de la búsqueda;luego, los primeros acercamientos
a las unidades de policía comunitaria… Ningún resultado. Manteníamos siempre
la esperanza, pero no tuvimos apoyo y, peor aún,lo que obtuvimos siempre es la
respuesta apática digna solo de funcionarios sin sangre con los que
nosencontrábamos en cada acercamiento a cualquier autoridad policial; solo
pedíamos que se busque a un anciano de 86 años con problemas de memoria.
Las respuestas fueron de lo más variadas por parte de estos funcionarios,
diferentes en el tiempo. Al inicio simplemente cosas como: “nosotros no nos
comunicamos entre ‘UPCs’, si ni teléfono tenemos, vaya usted mismo a decirles a
los compañeros lo que ha pasado, pregunte nomás entre los vecinos…”Preguntas
humillantes, sugerencias inútiles, hasta el punto de facilitarnos la más variada
data estadística de mafias traficantes de niños y ancianos para utilizarlos como
mendigos en las calles, agravado por la época “feliznavideña” de cada diciembre.
Tanta información recitada casi de memoria por los funcionarios/autoridades
con una pasividad y cinismo insultantes.
Luego la denuncia formal ante las autoridades. Con ello aumentó el insulto a la
desesperación de una familia pues se asignó un ‘agente’ al caso, una policía mujer
seguramente de funciones de escritorio quien poco y nada respondió a lo que se
le pedía que hiciera: su trabajo, que buscara la forma de rastrear a Mi Abuelo con
todo lo que nosotros sabíamos y conocíamos para que el trabajo especializado
hiciera lo suyo. Nunca sucedió. Ahí sigue la denuncia, los papeles que la
2. respaldan son guardados con cautela por los hijos de Mi Abuelo, y no sirvieron ni
sirven para nada.
¿La UNASE? Se nos dijo que no había pruebas de que fuera un secuestro y que sin
pruebas de secuestro ellos no podían actuar (El tiempo nos demostró que sí han
podido).
Dos años de pensar a quien más recurrir, meses de brigadas de búsqueda
montadas con amigos, familiares en Quito y Riobamba (donde Mi Abuelo creció y
a donde pensamos podía llegar usando sus recuerdos), impresión de fotografías,
días completos recorriendo barrios que la mayor parte de quiteños ni siquiera
saben que existen en esa ciudad de montañas, viajes por la república en la
posibilidad de que algún transporte o muchos llevaron a Mi Abuelo a destinos
más lejanos.
Ahora, con profundísima indignación me ha tocado alejarme lo más posible de
este bombardeo de noticias sobre el caso de las quinceañeras hasta llegar al
punto de los diezdías con final feliz. La policía de élite en pleno y en máxima
alerta para buscarlas, la policía a nivel nacional mágicamente conectada al cien
por ciento por todos los medios posibles para buscarlas, redes oficiales de
información en hoteles, restaurantes, oficinas para buscarlas, un ministro
apersonado por el mandato desde Carondelet por encontrar y traer a las
“desaparecidas’, reencuentro en ciudad fronteriza y “premio” de regreso en
avión presidencial para las quinceañeras. Qué forma de insultarme y de insultar
al sentimiento de toda Mi Familia. ¡Qué vergüenza y que papelón del ministerio y
las autoridades!
Dos años después Mi Abuelo sigue caminando por alguna parte del Ecuador,
ahora con 89 años y seguro con las manos calmadas apoyadas en la espalda, ojalá
en alguna ruta que nos lo devuelva un día. Confío más en el destino que en el
trabajo de las élites para las élites. Confío más en el trabajo de Mi Familia por
traer de vuelta a Mi Abuelo.
Finalmente quiero ratificar que la presente tiene el único objetivo de honrar el
sentimiento de Mi Familia y el mío propio, de honrar a Mi Abuelo,en estos días en
que hemos sido testigos de toda la capacidad que tiene el Estado para buscar
personas “desaparecidas”, pero también de que esa capacidad no fue usada para
encontrar a Mi Abuelo.¿Verdadero espíritu de vocación por los demás? No, no
conozco a ninguna autoridad relacionada a este hecho que me hubiera
demostrado que existe.
Atentamente,
Paulina Jiménez
CI: 1714265095