1. En EE.UU. se ha comercializado un DVD que permite al usuario censurar las películas en el grado que le apetezca. Ya no solo puede elegir idioma y subtítulos, en fin, sino la profundidad de los escotes. En función del nivel de censura escogido, las faldas llegan hasta el muslo o hasta las rodillas sin necesidad de dar un solo corte al celuloide. En España hubo una época en la que rodaban dos versiones de cada película, una para el extranjero y la otra para el consumo nacional. La del extranjero incluía desnudos que ya eran normales en el resto del mundo, pero que el Estado consideraba perjudiciales para los españoles, Ahora ya no hace falta rodar varias versiones: basta con manipular digitalmente las imágenes, lo que con las técnicas actuales resulta sencillísimo. La censura tradicional va a ser sustituida de este modo por la autocensura. Podríamos decir que se privatiza la censura para que cada uno, en su casa, haga lo que quiera con ella. Estas técnicas llegarán pronto a la televisión, de forma que uno pueda ver, pongamos por caso, la serie “Un paso adelante” sin los actores tan ligeros de ropa. No se suprimirán las escenas de las duchas, pero se ducharán vestidos hasta el cuello o hasta los hombros, eso deberá decidirlo usted mismo. Y bailarán con abrigos o mallas en función de los deseos del cliente. Es de suponer que en seguida aparecerá también una censura inversa por la que podamos ver a los locutores y locutoras de los telediarios con el torso desnudo, si ese es nuestro gusto. Dirán ustedes, con toda razón, que qué disparate dar las noticias de ese modo. Pero tampoco es muy normal colocar debajo de la ducha a un bailarín con un jersey de cuello alto. En principio, esta nueva oferta de DVD parece dirigida a satisfacer determinados prejuicios morales, pero pronto se convertirá en una forma de perversión más. Imaginen una película pornográfica en la que usted puede elegir que los actores hagan lo que hacen habitualmente, solo que con ropa en lugar de sin ella. Como un día me dijo un taxista, lo más raro que tiene el hombre es la cabeza. J.J. Millás, “LA CABEZA”, El País, 21 de febrero 2004 TEMA: En la sociedad norteamericana, la censura o la perversión, se decidirá desde el sofá de las casas. RESUMEN: En EE.UU. se está comercializando un nuevo DVD que permite la aplicación de parámetros de censura cinematográfica, y pronto de televisión, en consonancia con la moralidad de cada espectador que, sumado a los cambios técnicos usuales de idioma, subtítulos etc, permite la manipulación de la vestimenta de los actores al nivel de censura deseado, y el escote y largo de faldas, son los que fije el usuario. Todo ello, sin cambios en las escenas ni en el argumento de las películas. Este producto llega para satisfacer sectores conservadores de la sociedad norteamericana, aunque también, podría ser utilizado por aquellos que carezcan de esos criterios morales, en el sentido contrario. OPINIÓN PERSONAL: Todos sabemos que el pueblo norteamericano es adaptable, pero también, que es muy maleable, y así ha de serlo si quiere recibir en su seno a los inmigrantes y a sus ideas, sus religiones, sus costumbres, sus culturas, etc., llegados de todos los rincones del orbe, y mantener una optima cohesión entre todos. EE.UU. tiene un conjunto de convicciones y de actos que se estudian y aprenden desde la infancia, de los cuales se recomienda no desviarse si se quiere llegar a estar bien adaptado y/o ser un buen norteamericano. Exige con sutileza, pero con firmeza, una predeterminada moralidad que le permite mantener una armonía dentro de tanta diversidad, además de distinguirla del resto del mundo, al cual considera “atrasado e inferior”. La industria norteamericana se hace presente, una vez más, y echa una mano a sus ideólogos, aún con semejante extravagancia, y agudiza el ingenio en una nueva herramienta técnica de censura propia para las películas cinematográficas y próximamente de televisión. De dudosa utilización, pero muy acorde con la ideología moral preestablecida como propia y, sobre todo, fiel a su criterio del “buen ciudadano norteamericano”. No cabe duda que ese DVD auto-censurador es de discutible utilidad para el control de las conductas morales y llega, mas bien, para satisfacer deseos consumistas de sectores concretos de la sociedad; pero refleja con claridad, la influencia ejercida por el Estado en la estructura mental y el pensamiento del ciudadano norteamericano, dando una pauta de moralidad estatal hipócritamente conservadora, pero a su vez, y sobre todo, no vulnera el derecho a la elección soberana del consumidor, bastión y sustento único de una nación variopinta y multinacional, convertida en economía hegemónica del mundo, llamada Estados Unidos de América . Una extravagancia más, del mercado complaciente por antonomasia, de los EE.UU. Texto expositivo argumentativo. Alumna Uned: Acceso mayores de 45 años, Collado Villalba- Madrid