1. Editorial
Es bien cierto que nos escontramos en un periodo bastante convulso, donde
cuestiones que se habían instalado como elementos ciertos y al parecer
permanentes, de un día para otro se han tambaleado, adquiriendo dimensiones
distintas en las diversas latitutes del planeta, ya que lo mismo que hablamos
de la crisis económica que está atenazando a Europa, hay países del planeta
que se encuentran en sendas de crecimiento económico, países latinoamericanos, países africanos, el peso cada vez mayor de países que hasta hace
bien poco no contaban mucho en el panorama internacional, como China,
India, Brasil, cado uno en su dimensión, o que países de la UE se encuentren en
parámetros de bienestar y crecimiento por debajo de países africanos. Son
datos que eran poco probables de ser mencionados hace pocos años, pero que
al día de hoy están marcando la nueva realidad planetaria.
Incluso, ese marchamo que nos marca a los humanos por nuestro lugar de
nacimiento está cambiando, ya que se ha generalizado la existencia de capas
de población excluidas en todos los países, ya dentro de los enriquecidos o
empobrecidos, con lo que significa esto de tener que afinar mucho más a la
hora de señalar las realidades de los países y de sus poblaciones.
Cuando Amartya Sent* (ensayo sobre pobreza y hambruna) definió
certeramente qué era pobreza, al señalar que los productos necesarios para el
bien vivir de la ciudadanía existen, que lo que no existe es la posibilidad de
acceder a ellos, con lo que se genera la exclusión de grandes capas de
población, hasta los días actuales en los llamados países empobrecidos, siendo
en la actualidad un referente de los países enriquecidos, donde su población no
tiene acceso a esos bienes necesarios para su vida digna (cuando sí los hay),
quedando excluido del acceso a la alimentación, educación, salud, trabajo y en
definitiva de sus derechos humanos.
Incluso iniciativas como los objetivos del milenio sólo han contemplado
objetivos relacionados con la pobreza, objetivos de primer nivel, no incluyendo
los de segundo nivel, que son los que contemplan los derechos a una vida,
trabajo, educación, salud, país, dd.hh., democracia en dignidad y que marcan
el bienestar integral de una sociedad, país, pueblo y comunidad, junto al
derecho de desplazamiento, como una oportunidad para que cada ciudadano
ciudadana pueda ubicarse en el territorio que desea en aras de su logro de
desarrollo y de la igualdad de oportunidades.
Desde la cooperación al desarrollo tratamos de incidir en dichos elementos,
que son los que en definitiva le van a dar opciones a un país, una comunidad,
un pueblo, un género, un derecho, haciendo que las opciones de vida con todos
sus elementos de bienestar lleguen hasta ellos, desde los de primer nivel,
hasta los del segundo, incluidos en ellos los derechos de género, los derechos
humanos y el acceso a la formación necesaria para alcanzarlos.
Es por ello que hoy más que nunca hay que reforzar la cooperación al
desarrollo, para hacer posible, que los pueblos desarrollen iniciativas de
soberanía alimentaria, educación, salud, género, aspectos que desde Mugen
Gainetik llevamos impulsando y entendemos es más necesario que nunca
continuar en dicha línea de trabajo.
Mugen Gainetik
* Premio Nobel de Economía