Las pinturas rupestres en las cuevas de Lascaux en Francia y Altamira en España representan animales como caballos y ciervos, así como cazadores. Los colores se obtenían de piedras y grasa animal. En la pequeña aldea de Catal Huyuc en Turquía, las viviendas rectangulares de adobe y madera estaban tan juntas que había que entrar por agujeros en los techos. Los santuarios contenían pinturas de escenas de caza y volcanes, así como relieves y esculturas de cabezas de toros y osos