1. En la ciudad de muy lejano se encontraba una familia muy humilde en esta familia había una niña
llamada Mariangel era el tesoro de sus padres como su nombre lo decía el Ángel de la casa
Mariangel lo tenía todo una habitación de princesa la mejor ropa los juguetes que quisiera todo lo
que ellas pidieran a sus padres se lo daban.
Era la niña más hermosa y organizada que podrían admirar los habitantes de muy lejano.
Sin embargo Mariangel todos los días se sentaba en una mecedora que su madre le había regalado
el día de su cumpleaños, desde allí miraba determinadamente los niños que jugaban en el parque
con sus padre, pues a pesar de tenerlo todo Mariangel sentía que le faltaba algo. Ella se sentía
sola, aburrida y nunca hablaba con nadie ya que sus padres no la dejaban salir por temor a que su
tesoro se lastimara. Mariangel crecía en una soledad y sin relacionarse con nadie en una tristeza el
único consuelo de esta hermosa niña era ver a esos niños por la ventana mientras jugaban y
siempre guardando la esperanza de que podría salir y disfrutar de ese lindo momento.
Cierto día Mariangel ya cansada de rogarles a sus padres salió sin permiso… y se encontró con
todos esos niños que desde su casa observaba. Ella se sintió feliz tenía ganas de seguir sus padres
llegaron y al ver a Mariangel como disfrutaba de ese lindo momento decidieron dejarla salir todas
las tardes a compartir con los demás niños pero se dieron cuenta que no solo el darle todo la haría
feliz, si no también jugar seria parte esencial de su vida y que lo único que le pasaría seria
desarrollar habilidades y destrezas por medio del juego.
DEICY MILENA CARVAJAL CORREA
LUDOTECARIA CHIGORODO.
LA PEQUEÑA MARIANGEL