1. SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR PARA NIÑOS
Celso Román*
Ojalá el arte de escribir para niños pudiera ser objeto
de receta, escrita en un papelito, cuidadosamente
doblado y con el cual uno pudiera ir al supermercado
de la vida a comprar los siguientes ingredientes:
Imaginación 2 tazas
Fantasía 1 libra y media
Poesía 2 frutos maduros, bien rallados
Sueños 1 grande, 3 pequeños
Aire agitado por alas de colibrí 5 bocanadas, muy llenas
Hojuelas de alas de mariposa Las que queden en los dedos al Tomarla y
soltarla sin hacerle daño y ojalá que sea
Morpho Azul
Besos de hada Diez, con ojos cerrados
Vida cotidiana La que el escritor escoja
Amor El que pida el corazón.
Se toman los ingredientes y se revuelven cuidadosamente en el canterito de oro del alma,
luego se vierten sobre una hoja de papel en blanco. Algunos escritores - como Jairo
Aníbal Niño – recomiendan que se distribuyan con pluma estilográfica. Otros, entre ellos
Celso Román, afirman que da el mismo resultado si se usa máquina de escribir o el
moderno procesador de palabra también conocido como “computadora”. Lo importante es
que la realidad sea espolvoreada, mediante una lectura cuidadosa, con el cuento
resultante. Se recomienda una siesta después de leer, pues por lo general se suele
volver a soñar con una sonrisa en los labios.
Pero no hay formulas.
Tal vez lo único que se le aproxime sea abrir el corazón a lo que sucede en el mundo, y
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2. estar atentos, pues un cuento es como una madeja enredada entre las nubes, a la cual
tenemos que acercarnos con cuidado cuando vemos el hilo de colores que pende del
cielo. Esa hebra puede ser la paloma que de pronto nos sale en medio de un jardín, se
queda mirándonos como queriéndonos decir algo y luego emprende el vuelo. Es
necesario entonces agarrar la estela de luz que nos deja su movimiento en la retina, por
que allí hay un cuento haciéndonos un guiño.
O a veces salimos corriendo de la casa al trabajo, es por la mañana, ha llovido durante la
noche y el pavimento esta regado de espejo de agua y un rayo de sol se cuela por entre
las nubes, el aire vuele a limpio, la brisa está inusitadamente fresca y sucede el milagro:
el sol cabrillea por todas partes, la vida es una promesa cumplida. Hay un cuento en ese
tesoro de claridad que inunda la ciudad, sabemos que el día no será ordinario, que
sucesos maravillosos han de presentarse, “como si hubiesen abierto par en par las
secretas puertas del cielo y fuese más dulce el agua en los cántaros”, según un decir del
viejo Borges.
El arte de escribir un cuento es tan secreto y tan misterioso como el arte de enamorarse,
que es repentino, que siempre nos agarra desprevenidos y para el cual no hay fórmulas.
Hay aproximaciones, incluso recomendaciones y no faltan aquellos que hayan escrito
tratados, incluso de varios tomos, sobre las artes mayores, bien sea la de enamorarse o la
de escribir.
Algunos autores perfeccionan la llamada “Carpintería de la literatura” o sea el arte de pulir
con la garlopa de la ortografía, la lija de la sintaxis, la laca de la prosodia, los finos
herrajes y los acabados al gusto del cliente en materia de longitud del párrafo, claridad en
la expresión, uso de términos escogidos, lenguaje comprensible, etc.
Recuerdo que alguna vez en una librería de textos usados encontré un librito que se
llamaba algo así como “ El arte de escribir bien” y lo abrí al azar, como cuando uno lanza
un anzuelo en un estanque, y recuerdo que saque el siguiente pez: “Regla No. 46: no se
deben confundir las letras de sonido semejante, como “s” y “x” para evitar equívocos
como en la frase: el suicida se puso el arma en la cabeza, disparo y se voló la tapa de los
sexos”.
Quiero enfatizar aquí un hecho: la carpintería viene después, pues aunque es importante,
de todas maneras es secundaria al hecho de tener una idea, o desarrollar un concepto. El
escritor mira el mundo, recibe su energía y la transforma en texto. Herman Hesse en El
Lobo estepario, dice que el artista es como el pararrayos que surge por encima de la
multitud uniforme y capta la descarga, - a veces rayo demoledor-, cambiándola en palabra
escrita y haciéndola comprensible a los demás, a veces a costa de su propia vida.
Existen manuales para la redacción, como los de la argentina Maria Teresa Serafín , en el
cual se dan recomendaciones acerca de cómo ordenar las ideas, recogerlas, atraerlas en
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3. mapas conceptuales, diagramas de flujo, etc. Llega incluso a dividir en Pre-escritura,
escritura y post-escritura todo el proceso.
Serafín se acerca en algo al gran maestro de la creación literaria para los niños: el italiano
Gianni Rodari, en su Gramática de la fantasía, introducción al arte de inventar historias.
Este autor si toma el cuento por donde debe ser: por el lado del, juego y propone una
serie de claves que van a permitir orientar la creación hacia la lúdica, acercándose al
ejercicio creativo, tan necesario en la educación infantil en el colegio y la escuela.
Considero también fundamental, para quienes tengan interés en incursionar por el
universo de la literatura infantil, el conocimiento de la tradición literaria en este genero.
Para ello, una de las personas mas hermosas y conocedora del cuento maravilloso, el
cuento tradicional, la leyenda y afines, es Rocío Vélez de Piedrahita, quien con su libro –
ya clásico- Guía de literatura infantil. Hace un recorrido histórico por todo el paisaje de
este tema.
Por otro lado, me parece importante conocer la estructura de los cuentos tradicionales, así
como toda la carga sicológica que supone para el niño la lectura de los cuentos de hadas.
En el primer aspecto se destacan las obras del ruso Vladimir Propp: Morfología del cuento
y estructura del cuento tradicional. Este investigador muestra como hay una verdadera
columna vertebral en las narraciones populares, que con algunos cambios y variaciones
es más o menos la misma: un héroe sale de su casa a enfrentar la vida y por el camino
encuentra benefactores y detractores, amigos y enemigos que con ayuda de objetos
mágicos la apoyan o le detienen, le aman o le odian, pero lo importante es que el héroe
logra triunfar, encuentra el amor y con él la felicidad.
¿No es eso acaso lo que todos buscamos en la vida?
Ese mensaje oculto que suponen los cuentos tradicionales fue ampliamente estudiado por
Bruno Bettelheim, quien en su psicoanálisis de los cuentos de Hadas, demuestra en
prefundida cómo este tipo de literatura contribuye a dar elementos al niño para poder
enfrentar la vida. Al fin y al cabo todos somos héroes de una aventura cotidiana, y mucho
más en este país que nos ha tocado vivir, en el cual uno sale por la mañana y no sabe si
regresa vivo por la noche a ver en el noticiero las tragedias de las cuales nadie está
exento.
Para finalizar, cuento de mi experiencia personal cómo aparecen los cuentos. Una tarde,
ya entrada la noche, me dirigía a donde Marta Diva Villegas, que es como decir un hada,
y tuve que atravesar la autopista norte de Bogotá por un puente peatonal, por encima de
un rió de carros con las luces ya encendidas, cargados de gente cansada que retornaba a
casa después de un día de trabajo. Era inmensa esa corriente de luces. Me detuve en
medio de la noche incipiente, encima del raudal y el cuento me llamo como si me tomara
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4. de la manga del saco: entonces vi que era un rió de fuego, donde navegaban dragones,
noctilucas, estrellas fugaces, cometas y luceros. Peces de fuego hacia salpicar chispas a
las orillas, como si chapotearan en un raudal de lava. Gracias doy a la autopista y a la
gente cansada, por que quedaron en el libro El imperio de las cinco lunas, Cuando el
héroe de la narración atraviesa ese mismo río, que da a un país donde el tiempo corre de
manera diferente al nuestro y donde existe una biblioteca que se puede leer completa en
las horas que marca el amor.
Después, ya casi llegando a mi destino, frente a un edificio en construcción a algún obrero
se le había regado un bote completo de pintura blanca, que dejo una mancha inmensa e
irregular en la calle.
“acabo de ver una nube caída”, le dije a Marta Diva cuando abrió la puerta, pero eso ya es
otra historia.
La fantasía esta en todas partes, sólo es necesario estar atento a ella. Lo demás es
cuestión del corazón, pues como escritor me corresponde señalar la estrella, las alas para
llegar a ella las ponen ustedes, los lectores.
*Celso Román: Escritor, médico veterinario y escultor, con un grado MFA del Instituto
Pratt de Nueva York. Su libro Los Amigos del Hombre recibió el Premio Nacional ENKA
de literatura infantil, Las cosas de la Casa fue Premio ACLIJ (Asociación Colombiana para
la Literatura Infantil y Juvenil), Acerca y de Lejos fue galardonada con el Premio Ciudad
de Bogotá del Instituto Distrital de Cultura y Turismo; El Imperio de las Cinco Lunas
obtuvo el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura. El
conjunto de su obra fue galardonado con el Premio José Martí, de la Fundación
Iberoamericana para la cultura, con sede en Costa Rica.
Nota.
*Tomado de: Revista Universidad de Antioquia, No. 254, octubre-diciembre de 1998
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