2. probablemente aún más cierto para el masaje solo, que vehi- existen prácticamente formalismos en cuanto a la desnudez
culiza una subjetividad mayor que un ejercicio reeducativo. en la vida cotidiana, no obstante, exceptuando los motivos
eróticos de la India antigua, el arte se conjuga siempre con
Síntesis: un enfoque práctico vestimentas y adornos extraordinarios, mientras que en
Occidente la desnudez fue desde muy temprano sospecho-
De los diferentes niveles mencionados anteriormente, se sa en la vida cotidiana pero perfectamente admitida en un
puede retener que limitarse a uno de ellos, cualquiera sea, contexto artístico (escultura, pintura, etc.). Por otra parte,
es un error. El masaje hace intervenir al mismo tiempo la se sabe que ciertas épocas han llegado al laxismo más per-
subjetividad intuitiva, el rigor metódico de maniobras ela- misivo en el «comercio del cuerpo», mientras que otras han
boradas en base a una justificación lógica y, en el mejor de sido netamente más reaccionarias al respecto.
los casos, el conocimiento de una validación experimental. El cuerpo nunca dejó indiferente y las menores necesidades
Simplemente hay que ponerse de acuerdo sobre el término cotidianas recuerdan a los olvidadizos que no se lo puede
«científico», cuya raíz latina es scire: saber. ignorar. La mano que lo toca suscita un acto donde los dos
Existe una diferencia entre «saber» todo sobre la molécula protagonistas están comprometidos en un mismo diálogo;
de cloruro de sodio y «saber» salar la sopa. Estos dos aspec- la cuestión es definir el sentido.
tos del «saber» son diferentes, complementarios, no nece-
sariamente relacionados entre sí; no tiene sentido elegir Historia
entre uno u otro, hay que admitir la pluralidad de procedi-
mientos correctos que permiten obtener eficacia en un Si bien en la Antigüedad han surgido ejes de medicina,
dominio tan complejo como el del ser humano. éstos tuvieron una evolución particular según los continen-
En este capítulo se tratará el masaje en dos partes: por un tes. En Europa, después de los temores medievales, el
lado sus generalidades, su historia, sus clasificaciones, sus Renacimiento acentuó el impulso anterior, pero fue nece-
efectos, los principales métodos, y por el otro su práctica, sario llegar al siglo XIX para conocer una verdadera revo-
por regiones, con los puntos fuertes de lo que puede espe- lución gracias al progreso de la cirugía militar, los comien-
rarse de ciertas maniobras o posiciones. zos de la anestesia y de los medicamentos modernos, la era
de Pasteur, y por último, al siglo XX con las dos grandes
guerras causantes de inválidos mayores y las exigencias de
reconocimiento de la reparación. Médicos y cirujanos evo-
Generalidades e historia lucionaron y a su vez las religiosas enfermeras fueron reem-
plazadas por cuerpos de enfermero(a)s y personal paramé-
Masaje y cuerpo dico o auxiliares médicos.
La palabra «masaje» data de la antigüedad del hombre. La La kinesiterapia, recién llegada, conjugó dos grandes orien-
lingüística la relaciona con el término griego massein, que taciones terapéuticas: el masaje y las técnicas movilizadoras,
traduce la acción de frotar, o el hebreo massech, que indica tanto pasivas como activas, analíticas o gimnásticas, con la
la acción de palpar, o incluso el término árabe mass, con el base fisioterápica como adyuvante.
mismo significado. El término latino manus, mano, se pare-
ce bastante al sánscrito manas, que expresa la acción de Masaje actual
pensar, lo cual probablemente no es un azar cuando se sabe El «masajista diplomado» heredó un pasado impreciso
cuánto se relaciona la inteligencia con la mano [51]. donde el masaje fue asimilado alternativamente a una prác-
Posiblemente la acción de «masajear» se remonta al tica higiénica, a un lujo, a una práctica «de riesgo» (que
momento de liberación de la mano al servicio del miembro explica la moda de los «masajistas ciegos» en una época),
superior. Este instrumento polimorfo permitió al hombre incluso a una credulidad ligada al «magnetismo». Este pasa-
imponer su voluntad de modo más preciso y sutil que por el do reciente, poco valorizante, sugirió a algunos masajistas
uso de dientes o uñas: el tacto, la captación y el golpe diri- que la madurez profesional se traduciría por una práctica
gido enriquecieron el contacto, tanto para atacar o defen- más «técnica», con aparatos de masaje, vibradores impo-
derse, como para acariciar o «hacer bien». Se podría nentes, rodillos diversos. El fracaso lógico del abandono de
remontar incluso a un período anterior al hombre y decir la mano hace que ésta vuelva actualmente a su lugar legíti-
que ya en el animal la lamida constituyó probablemente la mo: interfase ineludible entre el cuerpo del terapeuta y el
forma más antigua de «cuidado del cuerpo». del paciente. Boris Dolto [11] supo ilustrar esta imagen
De modo más histórico, se sabe que los pueblos antiguos aliando contacto manual, riqueza manipulativa del masajis-
tuvieron varios ejes de prácticas «médicas»: el de la magia ta y efecto significativo de la relación terapéutica.
pura y simple con encantamientos, los ritos a los dioses
curanderos, más tarde el de la farmacopea naciente con
drogas, plantas medicinales y preparaciones diversas, segui-
do por el de los comienzos de la cirugía de terreno, con tre-
Preguntas sobre el masaje
panaciones y amputaciones, por último el de las manos,
práctica que se encuentra por todas partes en los ensalma- Sacar en limpio los diferentes elementos que deben abor-
dores de todas las épocas, curanderos, masajistas, higienis- darse para estudiar el masaje significa plantearse preguntas
tas y gimnastas. La mano participa además en las diferentes muy simples: ¿por quién? ¿para quién? ¿cuándo? ¿por qué?
elaboraciones recién mencionadas, por la imposición de las ¿cómo? ¿dónde? ¿con quién? ¿durante cuánto tiempo?
manos, la manufactura de los ingredientes, el manejo del Estas rúbricas tienen una importancia variable pero permi-
escalpelo, el masaje. ten decir lo esencial, dado que a menudo las cosas simples
Estas formas primitivas duraron mucho tiempo, hasta la son las que se olvidan antes.
época moderna, con variaciones según las épocas y las moti-
vaciones. Estas últimas son difíciles de analizar ya que el ¿Por quién?
contacto del cuerpo siempre fue y será un acto «grave», cua- Tal como se ha presentado el masaje, su ejercicio requiere
lesquiera sean las variables de lugar y momento. dos cualidades cuya coexistencia no es evidente: altas cali-
En efecto, sin pretender hacer un ensayo sobre el cuerpo, dades manuales e intuitivas, así como un buen espíritu de
se puede señalar, a título de ejemplo, que en Oriente no análisis asociado al conocimiento patomecánico de las lesio-
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3. Kinesiterapia MASAJES 26-100-A-10
nes presentadas por el paciente. No sólo se manifiesta aquí ¿Cuándo?
el dilema de «cabeza bien hecha o cabeza bien puesta», sino
también la dualidad «manual-intelectual». Entonces ¿quién La respuesta podría ser lacónica: por razones medicolegales
puede realizar un masaje? La referencia medicolegal exige se realiza un masaje «cuando el médico lo prescribe».
un diploma, pero es difícil legislar sobre las calidades físicas Aunque, por suerte, éste no especifica si el kinesiterapeuta
y psicológicas de un profesional: sensibilidad, destreza, debe masajear, si debe determinar una postura, si debe
fuerza económica ... humanismo y altruismo, sentido emplear tal o cual técnica. No obstante, esta observación se
común, receptividad y capacidad de observación. En reali- justifica ya que el masaje se considera excesivamente como
dad, todo está en la ejecución, es en la práctica donde se un medicamento, clasificado en una rúbrica con su posolo-
reconoce el «profesional» y no en la teoría. gía, defecto bien comprensible de parte del cuerpo médico
Para saber masajear hay que tener un espíritu ingenioso, que administra así los fármacos, curas y tratamientos, pero
ganas de aceptar un desafío y no vanagloriarse de ninguna menos comprensible de parte de los kinesiterapeutas.
prerrogativa de grado. Esta noción de grado tiene su impor- Algunos conservan así un recuerdo demasiado escolar que
tancia: el de «masajista» no es muy valorado, es casi irrisorio les hace clasificar al masaje y su práctica junto con otras téc-
para algunos. Se puede decir que a veces hace falta mucho nicas terapéuticas sin saber relacionar el todo. No se masa-
ánimo para atreverse a trabajar con las «manos desnudas» y jea «antes» o «después» de otro acto, así como no se puede
rechazar el papel de simple ejecutante, y también para evi- hablar de propiocepción a partir de «tal» semana de posto-
tar la carrera por los «títulos». peratorio. Esta dicotomía es irreal y nefasta. El estudiante
aprende, lamentablemente, a masajear «o» a movilizar, sin
¿Para quién? darse cuenta de que no se masajea bien sin movilizar y vice-
versa. El resto depende de la dosificación según las etapas
Un capítulo enumerará los tipos de patologías en las cuales se
de un tratamiento.
indica este tipo de terapia. Aquí se pueden mencionar otros
aspectos, más relacionados con el contexto particular de la El masaje no es un objetivo en sí, sino un medio de comen-
masoterapia que con una familia patológica determinada. zar una movilización tisular en el contexto de un trabajo
sobre un paciente atento. No se trata de «aplicar un masa-
Cuando hablamos, como Dolto, de «diálogo gestual» [11],
je» como se «aplica una pomada», sino de enviar mensajes
estamos obligados a darle un papel activo al paciente, inclu-
sensoriales que no deben quedar «sin respuesta», como
so si por razones mecánicas el masaje se clasifica dentro de
decía Dolto. Esto quiere decir que hay que masajear si se
las técnicas denominadas «pasivas» debido a la acción exte-
puede hacer pasar una «corriente» y si se controla su inten-
rior proveniente del masajista. Se deduce de esta observa-
ción que es inútil perder tiempo en masajear a alguien que sidad y sus efectos, incluso si esto parece reducirse a poca
no está atento. La acción se reduce entonces a su más sim- cosa en algunos casos.
ple expresión, mecánica, y cualquier persona un poco hábil
puede realizar maniobras vacías, sin eco de vuelta. Masaje, ¿Por qué?
mensaje... el juego de palabras no es gratuito, es la propia Esta pregunta plantea la cuestión de los efectos del masaje,
justificación del acto terapéutico. Si no hay mensaje, o
lo cual será tratado más adelante. En cambio, aquí, podemos
nadie para recibirlo, se transforma en un «no-masaje».
decir dos cosas complementarias: por un lado, en los efectos
Esta participación necesaria del paciente no es una consi- del tratamiento kinesiterapéutico es difícil disociar la parte
deración inútil ya que buena parte de la medicina exige, al que corresponde al masaje de la que corresponde a las otras
contrario, una pasividad perfectamente dócil de parte del técnicas, por las razones que acabamos de mencionar; por el
paciente. Tanto si se trata del anestesista, que duerme al otro, se puede emitir una simple observación: el masaje
paciente, como del médico que ausculta y prescribe drogas tiene efectos mecánicos y efectos reflejos que son indisocia-
que el enfermo debe tomar obedientemente, o de la enfer- bles aunque administrados en proporciones diversas según
mera que pide una respiración profunda para distraer al los tratamientos. En resumen, se puede decir que el masaje
paciente y poder aplicarle una inyección, etc., la palabra es un acto sin el cual todo el espectro kinesiterapéutico
«paciente» se toma en su más estricto sentido: el que sopor- puede quedar fuera de la vivencia del paciente y por lo tanto
ta pacientemente, en silencio, pasivamente, que se le apli-
no pasar el umbral de la concretización funcional.
que un tratamiento sin ningún esfuerzo de su parte.
El aprendizaje de una maniobra o la rehabilitación de un
El kinesiterapeuta que realiza un masaje es el único que
movimiento defectuoso deben ser objeto de una evaluación
pide al enfermo una participación, lo cual no siempre es
de la progresión que se quiere obtener, de una elaboración
evidente para todos los pacientes. Esta necesidad de parti-
«con todos los sentidos en alerta» hacia una nueva expe-
cipación, que no hay que dudar en formular para eliminar
riencia. El objeto principal del masaje es contribuir a forjar
toda ambigüedad, sorprende siempre al paciente que pien-
y a guiar este camino. Conducción. Es la función del masaje,
sa que pagando debe ser servido, atendido y no espera
y también un punto esencial de la kinesiterapia, de la cual
tener que colaborar. Basta recordar el elogio, amable pero
Dolto decía que era «no el tratamiento por el movimiento,
humillante, del paciente que declara a su masajista: «el
sino el tratamiento del movimiento». Los otros objetivos del
masaje fue muy agradable, casi me quedo dormido». Lo
masaje: antalgia, trabajo de las cicatrices, etc. sólo son aspec-
que quiere decir que el masaje era tan poco interesante que
incitaba a dormir. En este caso, hay dos posibilidades: o tos puntuales y por lo tanto mucho más ocasionales.
bien el masajista no sabe efectuar el masaje, o bien no ha
educado a su paciente para recibirlo. Esto último es algo ¿Cómo?
que puede aprenderse: por ejemplo, el caballo que se frota
Principios de base
contra un árbol no le pide nada al árbol, pero sabe dónde
y cómo quiere rascarse. El instinto «animal» no tiene forzo- En cuanto a la maniobra, si el masaje deja una parte impor-
samente aspectos degradantes, hay que saber utilizarlo en el tante a la destreza inventiva del que trabaja con su paciente
momento oportuno. No hay masaje sin pedagogía activa de sin preocuparse por aplicar una técnica particular, la
parte del masajista. inquietud racional impone una clasificación de las manio-
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4. bras de masaje. Según las épocas, el lenguaje y la práctica o
no de un rigor de análisis, se encuentran clasificaciones difí-
ciles de hacer coincidir y a veces incluso incomprensibles en
la actualidad. Así se han descrito cosquilleos, malaxaciones,
caricias, deslizamientos, molestias, rozamientos, palmadas,
torsiones, reptaciones, plumeados, sobados, etc. Actual-
mente se describen clásicamente siete maniobras de masa-
je, que, según los autores, han sido luego matizadas con
algunas modificaciones [6].
Presiones superficiales con deslizamiento
Denominadas todavía «rozamientos», son maniobras que se
dirigen por naturaleza al revestimiento cutáneo. Se ejecu-
tan con un simple contacto de la mano, sin presión fuerte, 1 El rozamiento requiere una superficie variable de las manos o de
los dedos.
generalmente en el sentido de la yema de los dedos, cuyo
extremo es más sensible y móvil para amoldarse a los relie-
ves (fig. 1). Se destinan principalmente a la sensibilidad
superficial, ya sea como simple elemento de toma de con-
tacto con una región, ya sea para lograr cierta insensibiliza-
ción de los tejidos al cabo de unos instantes por su efecto
hipoestenizante si se realizan lentamente. Hay que señalar
que su práctica puede tropezar con reacciones de tipo «cos-
quilleos» en algunas personas, que a veces pueden ser dolo-
rosas sobre ciertas celulalgias, o simplemente mal percibi-
das en el plano psicológico debido a su semejanza con las
caricias. Es importante recordar que toda maniobra debe,
implícita o explícitamente, ser objeto de una justificación o
de un contrato mutuo con el paciente, para evitar malen-
tendidos que no siempre se descubren en el momento, y
ello cualquiera sea su naturaleza. A veces se dice que los 2 La presiones profundas con deslizamiento permiten una acción
rozamientos constituyen una maniobra de toma de contac- en profundidad.
to con la que comienza toda sesión de masaje, lo cual no es
exacto. En efecto, la toma de contacto comienza al tocar al
paciente durante la instalación, con los gestos de actualiza-
ción de la evaluación que preceden espontáneamente cada
sesión, y sería ridículo disociar estos contactos para «reco-
menzar de cero» en el momento del masaje. Los autores
han expresado algunas reservas concernientes a estas
maniobras, recordando que nada debe ser sistemático.
Presiones profundas con deslizamiento
Sólo se diferencian de las precedentes por una presión más
intensa a nivel de la zona masajeada. Esto significa que estas
maniobras se dirigen principalmente a las capas profundas:
tejido subcutáneo, músculos, planos capsuloligamentarios
(fig. 2). Las variantes posibles multiplican de modo consi-
derable el aspecto de su práctica. Una variación que consis- 3 Las presiones estáticas exigen una buena estabilidad de los con-
te en deslizar la yema de los cinco dedos separados se deno- tactos.
mina masaje «en peine» por razones fáciles de comprender,
siendo una adaptación morfológica a regiones como las
zonas intercostales, intermetacarpianas, etc. colocación fija de la mano sobre un sector. Partiendo de
este punto, la mano se desplaza tangencialmente a los teji-
Presiones estáticas
dos permaneciendo siempre solidaria del plano cutáneo.
Se trata de ejercer una simple presión, localmente, lo que En otras palabras, el masaje se efectúa entre este último y
se resume a un tiempo más o menos rápido de acentuación un plano más profundo, muscular o ligamentario según la
de la presión manual, un tiempo de mantenimiento y por localización (fig. 4).
último un tiempo de aflojamiento (fig. 3).
Existen dos variantes de estas maniobras. Las denominadas «Amasamiento»
«presiones escalonadas», que como su nombre lo indica son Es probablemente la maniobra de masaje más sugestiva de
idénticas pero se suceden con un ligero desplazamiento de la práctica corriente ya que se distingue fácilmente y pare-
la o de las manos en un sentido u otro, y las «presiones rit- ce resumir todo lo que el profano espera de un masaje,
madas» donde la sucesión entre dos maniobras correspon- especialmente de carácter deportivo. Esta maniobra ilustra
de a un ritmo determinado. Estas técnicas se utilizan espe- un movimiento simple: el de amasar, consiste en asir un
cialmente a nivel de los puntos de contractura muscular o pliegue más o menos amplio de tejido, con las dos manos y
en las zonas de troncos venosos para actuar sobre la circu- efectuar un movimiento de presión alternada de las manos,
lación de retorno. ya sea en el lugar o progresando en algún sentido. A partir
de esta base, algunos distinguen dos variantes: el amasa-
Fricciones miento transversal (fig. 5), en el cual las manos se colocan
Contrariamente a su sentido popular, la fricción no corres- perpendicularmente al miembro y pueden así progresar
ponde al frotamiento de una zona sino por el contrario a la hacia la parte distal o proximal; y el amasamiento longitu-
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5. Kinesiterapia MASAJES 26-100-A-10
4 La intensidad de una fricción es proporcional a la profundidad
buscada.
6 El amasamiento longitudinal
exige una ubicación en el
eje del paciente o paralelo.
masaje estimulante de un deportista y el masaje de una cica-
triz reciente o de un muñón, hay una multitud de matices.
Variaciones complementarias
Una vez planteadas las maniobras de base, algunos autores
o ciertas costumbres hacen hablar de tal o cual maniobra
con un nombre particular. Es imposible establecer la lista
completa, pero se pueden mencionar las principales deno-
minaciones.
5 El amasamiento transversal requiere una ubicación transversal Masaje transversal profundo (MTP)
del terapeuta. El MTP fue descrito por Cyriax y más tarde codificado y difun-
dido por Troisier [52, 53] como un método eficaz para combatir
ciertas tendinitis y extendido incluso a los dolores ligamenta-
dinal (fig. 6), en el cual las manos son paralelas al miembro rios. A veces, es denominado «pulido» o «frotamiento» [11].
y progresan alternativamente en el eje del segmento. Este masaje consiste en una fricción ejercida transversalmen-
te a las fibras colocadas previamente en posición de estira-
Vibraciones miento máximo. La maniobra se efectúa generalmente con la
Se trata de producir series de solicitaciones muy rápidas en yema del índice, estabilizado por los otros dedos, al límite del
vaivén, por lo general verticalmente, por sucesión de pre- dolor tolerable, a un ritmo rápido (tres a cuatro movimientos
siones-depresiones. No obstante, su realización resulta téc- por segundo parece ser el promedio) y durante algunos
nicamente difícil: el masajista queda limitado rápidamente minutos: 1 a 3 minutos para las lesiones recientes y hasta 15
por su propia tetanización o porque le cuesta operar con minutos para las antiguas. El efecto analgésico se obtiene en
una u otra mano o incluso porque sólo puede mantener la los primeros minutos. Esta técnica sólo debe graduarse en
frecuencia durante un tiempo breve. función del resultado, incluso si en la práctica el masajista
Esta maniobra es sin duda la única para la cual un aparato es puede estar tentado de hacerlo por otras razones.
más eficaz que la mano. Ciertos vibradores permiten varia- La fatiga debida a la ejecución del MTP exige una buena
ciones interesantes, especialmente por su efecto sobre los posición de la mano, la cual debe estar semiflexionada, por
tendones [37]. Existen muchos aparatos pero su uso es sufi- lo general con la muñeca en ligera extensión, los dedos jun-
cientemente limitado para elegir sólo lo que parece riguro- tos con soltura de modo que el pulgar y el medio encua-
samente apropiado. Las vibraciones manuales a menudo son dren la tercera falange del índice. Este es el que actúa en
más fáciles de ejecutar conjuntamente con otra maniobra, fricción sobre los tegumentos (fig. 7). Por razones de eco-
por ejemplo con una presión profunda con deslizamiento. nomía y estabilidad, la muñeca debe poder apoyarse sobre
Percusiones el segmento masajeado.
Por otra parte, es necesario definir el nivel de «dolor tole-
El término percusión tiene a primera vista una connotación
rable» con el paciente, sabiendo que éste se atenúa progre-
agresiva, como las percusiones de una orquesta, por lo cual
sivamente en pocos minutos. En caso contrario, está con-
a veces son descartadas del masaje, sin razón. Hay que tener
traindicado continuar; igualmente si no se constatan pro-
en cuenta que una esteticista ejerce a veces un ligero gol-
gresos al cabo de tres o cuatro sesiones.
peteo con la yema de los dedos sobre el rostro de la cliente
y que esto también se denomina percusiones. «Sobado»
Por lo tanto, no debe emitirse un juicio apresurado: son Esta denominación se refiere para algunos a una maniobra
maniobras ricas desde el punto de vista de las variantes posi- que asocia a la vez la presión profunda con deslizamiento y
bles y por lo tanto de los efectos buscados: hiperemiantes y la fricción. Hace intervenir al pulgar que actúa como apoyo
estimulantes si tienen un ritmo lento y una intensidad fuer- de los otros dedos (fig. 8). La maniobra consiste en peque-
te; sedantes y levemente solicitantes en el plano neuromus- ños movimientos circulares que dibujan volutas, con un
cular si tienen un ritmo rápido y poca intensidad. Entre el empuje apoyado y un retorno más suave. El movimiento
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6. 7 La duración de un masaje transversal profundo obliga a adoptar 9 Al «desatar nudos» la alternancia de los pulgares ayuda a progre-
posiciones más económicas. sar en reptación.
10 La maniobra de Wetterwald es un trabajo muy fino del plano
cutáneo.
8 El «sobado» remonta a lo largo de los espinales al mismo tiempo
que trata de separarlos.
ilusión de facilidad gracias a cierta soltura del gesto. En este
puede ser ejecutado localmente, en el lugar, o acompañar- sentido hay que tratar de no abusar de un movimiento «que
se de una progresión más o menos rápida. Esta maniobra se sirve para todo». No obstante, es una maniobra interesante
practica en particular sobre cuerpos musculares pequeños, cuando se utiliza oportunamente. Lo es en la evaluación de
difíciles de aislar por amasamiento. la libertad de los planos cutaneoconjuntivos. Asimismo,
puede destinarse a trabajar tejidos adherentes. Hay que
«Desatar nudos» señalar, por un lado, que a diferencia de la maniobra de
A nivel de los músculos espinales, algunos autores, entre los Wetterwald, el «palpar-rodar» es fácilmente doloroso, y por
cuales Dolto [11] y Samuel, han empleado esta expresión el otro, que una intensidad demasiado fuerte (y alcanzada
muy sugestiva del trabajo sobre los «nudos» musculares con- rápidamente) puede provocar una «rotura» de las fibras de
tracturados o sobre las bridas de una cicatriz retractada. Es colágeno o de los capilares en tejidos fragilizados. En con-
una maniobra parecida a la precedente, más lineal, que se secuencia, siempre se recomienda mucha prudencia en el
traduce en un empuje transversal contra esta estructura que empleo de esta maniobra.
forma una cuerda, poniéndola en tensión como la cuerda «Trazo estirado»
de un arco, posicionándola si es necesario y volviendo a
comenzar (fig. 9). Se trata de una presión profunda con deslizamiento ejecu-
tada de modo unidigital dibujando un «trazo». Su empleo
Maniobra de Wetterwald es a menudo sinónimo de «masaje reflejo» ya que repre-
Es una maniobra bastante rica ya que asocia tres acciones: senta la maniobra de base en materia de masaje reflejo. No
rodar, deslizar y amasar. Se destina esencialmente a los pla- obstante, su práctica puede justificarse por razones pura-
nos cutáneos y subcutáneos, con efectos reflejos y mecáni- mente mecánicas. Este tipo de trazo se ejecuta preferente-
cos contra los infiltrados y las adherencias. La maniobra se mente con la parte subungueal del dedo medio. La elec-
ejecuta con las pinzas pulgar-índice de cada mano. Se trata ción de este dedo se debe a tres razones: primeramente es
de formar un pliegue cutáneo y hacerlo «rodar», es decir el más largo y por lo tanto el primero en contacto con la
un movimiento de los dos pulgares que se desplazan juntos zona a masajear; en segundo lugar es un dedo tanto radial
transversalmente a los índices como en el movimiento de como cubital y por esto puede ser reforzado tanto por el
enrollar un cigarrillo. El segundo movimiento es un desli- índice, mediante un desplazamiento cubital, como por el
zamiento simultáneo de los dos pulgares paralelamente a anular, mediante un desplazamiento radial; por último, es
los índices. Por último, el tercer movimiento es un amasa- un dedo con vocación estática. La ejecución requiere una
miento del pliegue cutáneo realizado entre las dos manos. muñeca «flexible», en ligera extensión, y dedos apretados
Estos tres tiempos son simultáneos, no requieren una des- en ligera flexión para evitar que la presión ejercida perju-
treza particular sino un simple entrenamiento (fig. 10). dique la estabilidad e incluso favorezca la deformación de
Pueden ser ejecutados en el lugar o combinados con un las articulaciones interfalángicas. El pulgar queda libre
desplazamiento longitudinal, transversal o giratorio. (fig. 11). Este rigor permite arreglos de orden práctico y a
veces se puede utilizar el índice o el pulgar, pero estas
«Palpar-rodar» variantes traducen muy a menudo una mala destreza en la
Es una maniobra tan fácil de realizar que muy a menudo se aplicación de una de las técnicas originales de Dicke [10],
convierte en el comodín de algunos masajistas. Puede dar la Teirich-Leube o Kohlrausch [31].
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7. Kinesiterapia MASAJES 26-100-A-10
En ritmo
Es una modulación diferente de la velocidad ya que se refie-
re simplemente a la frecuencia, es decir el tiempo transcurri-
do entre dos maniobras. En el ejemplo precedente, cuando
se pasan las manos sobre un muslo, si una mano actúa y la
otra espera que la primera termine para comenzar, incluso
con un tiempo de latencia, se dice que el ritmo es lento. En
cambio, si la segunda mano sigue a la primera antes de que
ésta termine, se habla de ritmo rápido. Se pueden por lo
tanto imaginar maniobras lentas con ritmo rápido y viceversa.
En dirección
La elección de una dirección permite variar los efectos de
ciertas maniobras, según sean centrípetas o centrífugas,
11 El «trazo estirado» requiere planos cutaneoconjuntivos en situa-
transversales a las fibras o longitudinales, etc. Así, pueden
ción mecánicamente neutra para engancharlos más fácilmente. describirse técnicas en «estrella», movimientos circulares o
lineales, trazos que siguen los relieves óseos, etc. La creencia
popular dice que hay que masajear «hacia el corazón», sim-
plemente porque a menudo se tienen en cuenta las frecuen-
Modulaciones de las maniobras de base tes dificultades de circulación de retorno. En realidad, todo
Las maniobras de masaje tal como se han descrito están depende de la dominante que se da, y se puede masajear en
vacías de sentido, en el estado. Para alcanzar el nivel de len- cualquier dirección mientras responda al objetivo fijado.
guaje eficaz hay que conocer sus modulaciones. Las manio- En función del estado de tensión de los tejidos
bras son modulables al infinito en función de los paráme-
No se trata tanto de la modulación de una maniobra sino
tros físicos que hay que utilizar. Se puede hacer la compa-
del modo de realizarla sobre un tejido cuyo estado de ten-
ración con un discurso en el cual el orador habla con una
sión, pasiva o activa, hay que saber variar. Hay dos tipos de
voz de síntesis, sin variaciones de velocidad, de intensidad u
tejidos: el no contráctil y el contráctil. El primero com-
otras. No hay que olvidar la evidencia: el hombre puede ser
prende la piel y su conjuntivo, los elementos aponeuróticos,
movilizado por la acción de la mano y puede ser invitado a
los ligamentos. Estas estructuras pueden ser masajeadas en
reaccionar. El desconocimiento de las riquezas de masaje lo
situación neutra, es decir en posición de tensión interme-
reduce a algo insípido y significa la negación de su práctica;
dia, denominada de reposo. También pueden ser masajea-
a veces conduce a descubrir lo que algunos creen que son
das en estiramiento, para actuar especialmente en el senti-
«nuevos métodos».
do de la deformación frente a un estado retráctil. Inver-
Las modulaciones existentes son principalmente las samente, se las puede masajear en posición muy acortada,
siguientes.
para poder tirar transversalmente con más facilidad de
En superficie de contacto determinadas estructuras. Estas modulaciones también son
La superficie a masajear se define claramente, en cambio válidas para el tejido contráctil (conjunto musculotendino-
raramente se habla de la zona que masajea. Algunas perso- so), pero se puede sumar una nueva opción: contracción o
nas masajean con la palma de las manos, manteniendo los relajación. A priori, parece más lógico, o frecuente, masa-
dedos rígidos, otras, por el contrario, utilizan la yema de los jear los músculos en estado de relajación. No obstante, fren-
dedos, manteniendo la mano ahuecada. Hay que saber te a una falta de aflojamiento puede justificarse el hecho de
variar la superficie masajeante en función de las necesida- provocar una contracción mayor del músculo concernido
des, desde el extremo de la yema de un solo dedo, como en para actuar «palpatoriamente» guiando la relajación como
el MTP, a toda la superficie de los dedos, de las manos e se puede realizar con la técnica de Jacobson. Inversamente,
incluso del antebrazo, como puede ocurrir en una zona sobre un músculo hipotónico, el masaje realiza lo que Dolto
amplia como la región dorsal. Entre estos dos extremos denominaba «un bombardeo sináptico» solicitando de la
todos los matices son posibles. La incapacidad de variar la maniobra una contracción naciente y/o insuficiente. El
superficie masajeante es una falta de competencia profesio- error consistiría en interrumpir el masaje durante la con-
nal; ésta debe manifestarse de entrada por antebrazos des- tracción, lo que tendría como resultado una alternancia
nudos sin anillos (excepto la alianza, cuyo relieve es insig- masaje-contracción sin finalidad comprensible.
nificante), ni pulseras, ni reloj, ni mangas largas. La utilización de la contracción muscular tiene otro objeti-
vo. Por ejemplo, cuando se acaricia un gato, pasando la
En intensidad mano de la cabeza a la cola, toda la espina dorsal del animal
Aquí también la modulación va de un mínimo a un máximo: viene como una onda a rozar la mano, etapa por etapa. Se
del simple contacto sin apoyo a una presión calculada al ha entablado un diálogo propioceptivo. Con un paciente es
máximo soportable. Esto permite pasar de un apoyo liviano, necesario exigir este nivel de receptividad y confrontarlo a
como en un drenaje linfático manual, a una presión más las adaptaciones tónicas que pueden alimentarlo y permitir
fuerte cuando se quiere aprehender un tejido profundo. correcciones. Esto no es evidente para nadie: ni para el
masajista, que debe solicitar sin perder el contacto ni inte-
En velocidad de ejecución
rrumpir la acción; ni para el paciente, que debe integrar y
Esta variación se refiere al tiempo empleado para ejecutar aprender a afinar la respuesta, aflojar una crispación refleja.
una sola maniobra. Por ejemplo, el tiempo que tarda la
mano en recorrer un muslo deslizándose de un extremo al «Sacudida» muscular
otro puede variar entre una fracción de segundo y varios Hay una tendencia excesiva a considerar que la maniobra
segundos. Lógicamente, la velocidad rápida tiene un carác- terapéutica debe ser «suave, prudente y progresiva», actitud
ter estimulante y la lenta un aspecto sedante. cuidadosa que conduce a masajear una estructura inmóvil.
página 7
8. La movilidad molesta, lo que puede desequilibrar la cómo- su comportamiento de modo considerable. Además del no
da instalación del paciente en sus almohadones y la somno- respeto del secreto profesional, esta situación es suficiente-
lencia resultante. mente «molesta» para evitarla en lo posible.
Es necesario repetir que el «masaje» es un «mensaje» y que Por razones equivalentes, el paciente debe poder sentirse en
todos los medios son buenos para vehiculizarlo: la moviliza- confianza, sin riesgo de ser visto desde el exterior, por una
ción de las masas musculares por acción de las manos es un puerta abierta de improviso, cuando se trata de una cabina
ejemplo concreto. Esta movilidad puede ser conducida con o consultorio, lo cual condena de entrada el trabajo con la
lentitud, pero también puede lograrse con sacudidas más o puerta abierta. Se puede decir que a veces, sobre todo en
menos rápidas, ya sea con la mano o mediante la moviliza- hospital, ciertos masajes son ejecutados en forma suficiente-
ción del segmento, en función del objetivo buscado. mente parcial para permitir su práctica en una sala de ree-
ducación común. También, puede ocurrir que por razones
Acoplamiento de la movilización pasiva
que sólo el profesional puede evaluar, no sea aconsejado tra-
Es una prolongación de la idea precedente, como la nece- bajar «en forma individual»: ya sea porque el paciente no se
sidad de modular la tensión pasiva de una estructura (piel, siente debidamente en confianza, correspondiéndole
músculo, ligamento, fascia, etc.) ya mencionada. En la prác- entonces al terapeuta plantear la cuestión del «por qué», ya
tica esto cambia muchas cosas: para no tener que inte- sea porque es este último quien no se siente suficientemen-
rrumpir la acción conviene prever las posiciones mejor te cómodo con un enfermo, cualquiera sea la razón.
expuestas en función de eventuales estiramientos segmen- En conclusión, conviene favorecer el clima de concentra-
tarios simultáneos, de movilizaciones específicas absoluta- ción que resulta de cierto aislamiento en función del riesgo
mente vinculadas al masaje.
de perturbaciones ambientales, pero esto no debe ser vivi-
do como un encierro, generador de malestar.
¿Dónde?
Cuadro general
La pregunta se refiere a la vez al lugar y al soporte sobre el
No es posible dictar normas, fuera del hecho de que el
cual se realiza el masaje.
ambiente debe reflejar cierta serenidad: limpio, ni dema-
Local siado cargado de muebles, ni demasiado desnudo, etc., el
gusto personal y el contexto sociocultural hacen el resto. Si
Esta noción puede parecer superflua ya que está impuesta existe una secretaría, se pueden encontrar ahí elementos
por las circunstancias. No obstante, hay que precisar algu- no médicos además de los decorativos: computadora,
nos puntos importantes. ¿Cuáles son las condiciones que biblioteca, etc.
debe cumplir el local?
Sobre una camilla
Aislamiento térmico
Cuando la persona se desviste conviene verificar que la tem- Es un lugar y un instrumento a la vez. Hay que señalar que
peratura no sea insuficiente; además de la incomodidad, cuando esta herramienta falta, por ejemplo en la atención a
esto puede traducirse en una crispación refleja o una recep- domicilio, las condiciones de trabajo son tan duras que algu-
tividad perturbada. Un local un poco más que templado nos valientes prefieren llevar consigo una camilla plegable.
parece responder a esta expectativa. Es imposible fijar una Otros tienden a simplificar la tarea limitando el masaje.
temperatura determinada ya que ésta debe variar en función En el consultorio, la camilla es de uso corriente; se descri-
de la sensibilidad al frío del paciente o de la actividad física birá junto con el material.
que pueda acompañar al masaje. Una adaptación breve y
local puede requerir el uso de una estufa de rayos infrarro- Sobre el suelo
jos complementaria, la abertura de una ventana o cualquier Para el profesional la idea de «masaje en el suelo» resulta
otro medio para ajustar rápidamente la temperatura. más bien descabellada: ¡demasiado bajo! Además, respecto
al enfermo es posible encontrar tres casos típicos.
Aislamiento fónico
— Primer caso: se trata de un niño. Hay que destacar que el
Depende de las diferencias de naturaleza, de intensidad o masaje de los niños es poco habitual; se tiende, sin razón, a
de frecuencia de los ruidos. No siempre es fácil de obtener
hacerles ejecutar sólo ejercicios de gimnasia. Para ellos el
y en los casos menos favorables, a veces es suficiente preve-
suelo es un terreno de elección, sinónimo de juego y espar-
nir al paciente para facilitar una adaptación de su parte, a
cimiento, fuera de las convenciones sociales que aún com-
veces mejor de lo que se podría esperar, si es aceptada.
prenden mal. El masaje en el suelo es bien aceptado.
Algunas variaciones hacen que un ruido «se olvide» más
fácilmente que otro. Raramente es posible un silencio com- — Segundo caso: se trata de un adulto de edad madura. Es
pleto (teléfono, etc.) y, en realidad, no siempre es impres- una cuestión de sentido común proponerle al paciente
cindible; a veces es suficiente que el nivel de ruido se man- modos terapéuticos que pueda aceptar sin sentirse obliga-
tenga en el dominio de la tolerancia habitual. do. Por otra parte, la evolución de un tratamiento permite
a menudo adaptaciones nuevas que, por diversas razones,
A este respecto, hay que criticar absolutamente el uso de músi-
habrían sido impensables en un primer momento.
cas ambientales, la radio u otras, que tienen un efecto dilu-
yente en la relación terapéutica. Esta observación no cuenta — Tercer caso: se trata de una persona de edad avanzada y
cuando la música forma parte de una opción terapéutica dife- entonces la aceptación es más difícil. En este caso, estar en
rente del masaje, como en sofrología o en musicoterapia. el suelo no es más sinónimo de juego sino de muerte, deca-
dencia e impotencia para levantarse; es una posición humi-
Aislamiento psicológico pero sin encierro llante e incómoda. El suelo también es sinónimo de sucie-
Se puede relacionar con lo dicho precedentemente seña- dad, polvo, mal olor, cercanía de los pies y en nuestros paí-
lando que el empleo de una cabina aislada por cortinas ses también es inapropiado en el plano de las costumbres.
suele ser, lamentablemente, una limitación independiente En resumen, el rechazo tiene causas evidentes.
de la voluntad del kinesiterapeuta. En efecto, existe un ele- No obstante, el masaje en el suelo puede ser justamente una
mento fónico muy desagradable ya que el paciente puede reconciliación con este elemento permanente de nuestro
escuchar la conversación de otro paciente con su terapeuta. medio ambiente, la ocasión de dejar de tenerle miedo gra-
Esto no sólo perturba su atención sino que puede modificar cias a una instalación confortable, aprendiendo a levantar-
página 8
9. Kinesiterapia MASAJES 26-100-A-10
se. Es una forma de integrar el masaje en el trabajo que el
paciente debe realizar sobre sí mismo. Por lo tanto, excep-
tuando los casos extremos, la elección de esta posición está
lejos de ser gratuita.
No es una solución de facilidad y su resultado puede estar a
la altura de la ingeniosidad o del buen fundamento de la
solución propuesta.
¿Con qué?
Esta pregunta plantea a la vez el problema del material y el
del medio que se utiliza para realizar el masaje. Podría resu-
mirse a su más simple expresión: casi nada. Es suficiente uti-
lizar las manos sobre un paciente sentado o acostado en el
piso, es todo. No obstante, por razones de comodidad evi-
dentes, se debe contar con un mínimo de material.
Material
Camilla
La camilla más simple es plana y fija, sus dimensiones son rela-
tivamente estándar. La altura, si es fija, debe ser ligeramente
más baja que la medida normal: en efecto, a pesar de la pri-
mera impresión desfavorable es más fácil trabajar ligeramen-
te inclinado hacia adelante llevando hacia atrás la pelvis (fig. 12 El movimiento de balanceo pelviano equilibra la estática del
12) que sobre una camilla más alta. Esto permite una mejor masajista y refuerza la eficacia de sus movimientos.
posición dinámica de la pelvis y además da la posibilidad de
sentarse en un asiento alto cuando la acción es más localiza-
da. Este problema se resuelve cuando se dispone de una cami-
lla de altura regulable, ya sea por un gato hidráulico o por un Algunos almohadones
sistema eléctrico. El ancho debe ser suficiente para que el Su función es más o menos importante según los ajustes
paciente pueda darse vuelta y, una vez instalado, colocar los posibles de la camilla. Su uso está condicionado parcial-
brazos a lo largo del cuerpo sin riesgo de caída. Pero no debe mente por la comodidad del paciente y también por la
ser demasiado ancha para no dificultar el acceso al paciente. necesidad técnica, para el masajista, de colocar un segmen-
Por otra parte, existen mesas con planos articulados que to de miembro en tal o cual posición mediante la instala-
facilitan la instalación diferencial de los segmentos de ción adaptada de uno o varios almohadones.
miembro. Esto es más interesante para los actos de reedu-
cación que para el masaje, sin contar que cuantos más ajus- Taburete de altura ajustable
tes hay, más pesado y complejo resulta el manejo y más difí- Más que un verdadero asiento es un apoyo posterior para el
cil de adaptar perfecta y rápidamente. masajista. En muchos casos en que la acción masoterapéu-
El elemento más apreciable consiste en una cabecera de tica está más o menos localizada, es posible trabajar sentado
altura regulable, con el otro extremo también inclinable, con tres condiciones: primeramente, que la camilla sea sufi-
para levantar las piernas en posición dorsal o para dismi- cientemente baja; en segundo lugar, que el taburete tenga
nuir la curvatura lumbar en ventral cuando es necesario. Si la misma altura que la camilla (fig. 13) y por último, que
no hay posibilidad de ajustes, algunos almohadones, de tenga una base circular, es decir que permita, mediante un
tamaños diferentes, permiten resolver más o menos todos leve movimiento de balanceo, un desplazamiento de la pel-
los problemas. vis suficiente para que la posición sentada resulte «dinámi-
ca» y no «estática».
Sábana
Escabel
Puede ser descartable o no. En el segundo caso, debe estar
marcada con el nombre del paciente por razones higiénicas Este instrumento tiene clásicamente dos escalones. Por lo
evidentes. La tela es más confortable y más práctica para general se usa para que el paciente suba a la camilla, lo cual
manipular que el papel; también existen materias «no tex- parece lamentable: la camilla debe ser suficientemente baja
tiles» de comodidad intermedia y descartables después de o regulable para que este uso sea inútil. En cambio, en cier-
algunas sesiones. La sábana es útil en diversos aspectos. tos casos el escabel proporciona un apoyo interesante al pie
— En primer lugar, la sábana permite aislar al paciente del del masajista (fig. 14).
revestimiento de la camilla, generalmente de skay, que pro- Taburete normal
duce a veces una sensación desagradable, sobre todo con la
Permite que el paciente se siente. Esta posición, raramente
transpiración, y que puede transmitir parásitos a la piel (hon-
utilizada para el masaje, se justifica por el hecho de que es
gos, etc.), lo que exige también una limpieza rápida pero
«la» posición de función para la columna vertebral y los
cotidiana del revestimiento con un producto antiséptico.
miembros superiores. En cambio, lamentablemente, a veces
— En segundo lugar, la sábana protege, inversamente, la se propone por razones menos loables: por ejemplo, cuan-
camilla de un riesgo de infección por el paciente (lesiones do el masajista está apurado y no se toma el tiempo necesa-
o simplemente higiene insuficiente). rio para una verdadera instalación.
— En tercer lugar, la sábana, sobre todo si es de tela, ofre-
ce un plano de deslizamiento interesante cuando se trata de Pelota de reeducación
manipular al paciente conjuntamente con el masaje sobre En materia de masaje, este instrumento tiene una función
el soporte de la camilla. de asiento inestable. El interés es poder practicar un masa-
página 9
10. 15 El uso de una pelota asocia solicitaciones que alimentan la
resonancia del masaje.
13 Un asiento es ante todo un apoyo posterior, ligeramente móvil,
con base antideslizante.
Bata
La bata blanca es para muchos atributo del personal «médi-
co»: cirujano, médico, enfermera y, por lo tanto, kinesitera-
peuta.
Deben hacerse dos observaciones relativas a la vestimenta
en sí y a las razones de su uso.
— Primeramente, la bata blanca, como se acaba de evocar,
corresponde a un contexto socioprofesional y por lo tanto
evoluciona en color o forma según las modas y necesidades.
Por un lado, en medio hospitalario, el blanco se lava y
desinfecta mejor, pero el color ha hecho su aparición, ya sea
por razones prácticas (el verde o el azul pueden ser menos
enceguecedores), ya sea por razones de identificación
según las categorías del personal. Por otra parte, el tipo de
ropa ha evolucionado en función de la higiene y de las
necesidades. En kinesiterapia, la bata blanca sigue siendo
un uniforme clásico, el delantal de tipo «enfermero» dejó
de usarse. No obstante, hay una evolución: el kinesitera-
peuta que trabaja en terapia intensiva tiene el mismo «uni-
14 Un escabel permite no forme» que el resto del equipo por razones de higiene; el
sólo una posición con- que trabaja en neurología suele usar el conjunto remera-
fortable sino la movili- pantalón, para poder moverse más fácilmente en un plano
dad gracias al apoyo de Bobath con el enfermo. Se podrían enumerar otras
de un solo antepié.
adaptaciones, si el profesional trabaja con niños, si ejerce
en consultorio privado, etc.
— En segundo lugar, el hecho de usar una indumentaria
profesional responde a dos exigencias. La primera, eviden-
je insistiendo sobre la propiocepción en posición funcional,
te, es la higiene, tanto para el paciente como para el tera-
por ejemplo en el abordaje de un miembro superior. El
peuta. Bata o similar, esta ropa debe estar siempre impeca-
kinesiterapeuta representa al mismo tiempo el elemento
ble. El otro aspecto, menos evidente, es el papel psicológi-
más o menos fijo (según los pies del paciente estén apoya-
co de la bata o similar. En efecto, es imperativo que el
dos en el piso o levantados) y el que genera solicitaciones
paciente, que se presta a una relación íntima durante el
acopladas al masaje (fig. 15).
masaje, se encuentre frente a un «profesional». La proximi-
Colchoneta de piso dad del cuerpo a cuerpo terapéutico requiere poner cierta
Corrientemente utilizada para los ejercicios o la gimnasia, distancia en el plano psicológico, que depende ante todo
la colchoneta se usa menos para el masaje ya que éste se rea- de la actitud del terapeuta, pero que también se materializa
liza con poca frecuencia sobre el piso. No obstante, es una por la bata. El no respeto de esta distancia «empática»
variante que no hay que subestimar. Este accesorio repre- puede originar problemas al masajista.
senta una superficie que tiene dos aspectos interesantes: en No obstante, esta afirmación debe ser matizada. Frente a un
primer lugar es más blando que una alfombra o que el suelo individuo psicológicamente aterrorizado por la «bata blan-
desnudo, en segundo lugar delimita una superficie de ca», por ejemplo un niño, es conveniente optar de entrada
higiene reservada al paciente en la cual puede extenderse por ropa más neutra.
sin riesgo (puede considerarse el uso suplementario de una Además, debe señalarse que si bien el delantal desapareció
sábana en función del contexto). como ropa de protección sigue siendo utilizado, muy pun-
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11. Kinesiterapia MASAJES 26-100-A-10
tualmente, como instrumento de movilización de la región pueden soportar peso: el paciente está acostado boca abajo,
cervical. se pueden así ejercer series de presiones-depresiones o
sobados sobre la planta de los pies, la cara posterior de los
Vestimenta del paciente
muslos, las nalgas, la región lumbar y con mucho cuidado
A veces el paciente plantea la pregunta cuando pide su pri- sobre la región dorsal. Si el masajista se sienta para que la
mera cita: «¿debo llevar ropa particular?» La pregunta está presión sea más tolerable, queda condenado a una falta de
lejos de ser tonta. En realidad, existen circunstancias en las movilidad paralizante. Orientalismo o no, hay que convenir
que esta pregunta no se plantea, aunque debería serlo. Por en que esta práctica es totalmente anecdótica, mucho
ejemplo, en los centros de reeducación, la moda es usar menos rica que el uso de las manos, sobre todo rápidamen-
ropa de deporte de colores vivos. El paciente aprecia este te peligrosa debido a las limitaciones en juego y poco eficaz
aspecto «club» y se requiere una buena dosis de perspicacia a causa de la dificultad de relajarse para el paciente y a la
para restablecer las características de una relación terapéu- dosificación aleatoria por parte del terapeuta.
tica sana. Por ejemplo, cuando el paciente que guarda cama En cuanto a las «manos» del kinesiterapeuta, una observa-
usa un pijama abierto y es conveniente preservar su pudor ción se refiere a su higiene. Las uñas deben estar cortas y
evitando que se ponga en situación de exhibición involun- limpias, el lavado de las manos debe ser riguroso y realiza-
taria, sin por eso abandonar la exigencia terapéutica. do antes de cualquier masaje, operación que debe repetirse
La cuestión tampoco está bien resuelta cuando, por razones antes de cada paciente. En medio hospitalario, estas pre-
de «tiempo» o por no darle importancia, el paciente no se cauciones son obligatorias para evitar las infecciones noso-
desviste suficientemente: masaje de una mano con la manga comiales. En medio liberal, también deben ser un reflejo.
simplemente arremangada, o de la región lumbar con el En casos muy precisos se recurre a una protección: guantes
pantalón puesto. El exceso inverso es raro pero también para masajear una escara, dedil para penetrar en las cavida-
sería inaceptable. Dejemos de lado algunos pacientes un des (boca, vagina, recto).
poco exhibicionistas, a veces inconscientemente, y también
el comportamiento del masajista fuera de lugar. Pero exis- Masaje instrumental
ten casos más sutiles: por ejemplo, la adolescente que aún Regularmente aparecen nuevos aparatos para masaje, que
no usa sostén pero que siente pudor de mostrarse desnuda; también regularmente caen en desuso debido a la inaptitud
la mujer de edad, visiblemente molesta por el hecho de des- para reemplazar a la mano. No obstante, la tentación sigue
vestirse, etc. Se requiere entonces tacto para iniciar el masa- presente por dos razones principales: por un lado, la eco-
je y además es esencial que la paciente se sienta en confian- nomía de fatiga para el masajista, y por el otro, en corolario,
za y comprenda el interés de su tratamiento. la rentabilidad financiera. El impacto psicológico del «efec-
Independientemente de la necesidad de sentido común, se to máquina» viene a reemplazar la relación de receptividad
puede establecer una regla: «se debe desvestir toda la tisular, desde entonces ausente. Este efecto es fácil de sobre-
región masajeada y las zonas limítrofes». Es decir que para estimar permitiendo así reducir la duración de la sesión, e
masajear la mano, el miembro superior debe estar desnudo incluso que el masajista se ausente o haga otra cosa. Existen
ya que ciertos músculos poliarticulares y aponeurosis camillas que vibran y que permiten al paciente regular por
remontan más allá del codo. La columna vertebral requiere sí mismo la frecuencia, la intensidad y la duración del masa-
la libertad pelviana y por lo tanto el paciente debe estar en je. Es inútil decir más.
slip y sin pantalón. El masaje de la cadera requiere un slip Existen sin embargo algunas excepciones. El caso ya evoca-
en lugar de calzoncillos o bermudas. El sostén puede plan- do de ciertos vibradores que permiten tratar específica-
tear un problema más delicado. No hay regla, el masajista mente una zona según modalidades precisas. También se
debe tener siempre en cuenta la posible incomodidad de la puede mencionar el uso de estiletes redondeados para esti-
paciente y también el riesgo potencial de su propia vulnera- rar localmente el tejido conjuntivo, rodillos, guantes, etc.
bilidad. No obstante, siempre existen soluciones: simple- De modo general, son sólo aspectos marginales que no lle-
mente desabrocharlo, en posición ventral, retirarlo comple- gan a compararse con el masaje manual.
tamente, usar una toalla o el borde de la sábana para cubrir
el pecho, u otra disposición que permita a la paciente colo- Productos de contacto
car esta parte de su cuerpo fuera del campo visual directo. Estos productos pueden ser reclamados por el paciente,
quien les confiere virtudes medicinales exageradas, o por
Masaje manual
algunos kinesiterapeutas que sitúan mal la razón del masaje,
La pregunta «con qué» hace pensar en el material y a el cual se basta a sí mismo y a menudo se ve dificultado por
menudo se olvida lo principal: el masaje se practica «con» los productos intercalados. También aquí se encuentran las
las manos, órganos de contacto por excelencia [51]. No obs- ganas de desplazar el interés de algo que no se domina bien:
tante, la pregunta se justifica por las variaciones posibles: se en lugar de masajear se pasa una pomada, lo que da además
puede masajear con la yema de uno o varios dedos, con la la ilusión de soltura gracias al deslizamiento fácil.
palma de la mano, también con el dorso de la mano, inclu- Los productos de aplicación cutánea son ciertamente los
so la parte dorsal de las uñas, con el antebrazo. más eficaces ya que se aplican in situ. Asimismo, pueden
Anecdóticamente, se puede decir que es posible realizar un prescribirse y utilizarse algunas medicaciones particular-
masaje con los pies. La justificación de esta variante no es mente activas. Debe señalarse sin embargo que un producto
evidente, supone por un lado un contexto psicológico par- «muy activo» puede resultar peligroso, mientras que un pro-
ticular, por ejemplo un campo de deportes, y más particu- ducto no peligroso es probablemente también un producto
larmente un tatami, ya que esta práctica es sobre todo menos activo. Es conveniente consultar al médico. Por últi-
oriental. El masajista está generalmente parado sobre el mo, hay casos en los cuales el deslizamiento de la mano se ve
paciente, que debe ser de una contextura suficiente respec- considerablemente dificultado por una pilosidad importan-
to al masajista, y además es preferible que este último dis- te o por la transpiración sobre una piel frágil. En estos casos
ponga de un apoyo complementario para su estabilidad. se puede utilizar un agente de deslizamiento en pequeña
Este masaje se practica en ciertas regiones del cuerpo que cantidad. El aceite no es práctico porque requiere un lavado
página 11
12. posterior. El talco tapa fácilmente los poros de la piel y si hay drenaje, validada por estudios experimentales. No obstante,
humedad forma pequeños rollitos desagradables. Lo más existen siempre orientaciones vinculadas a las concepciones
simple es el uso de «leche para bebé» o «leche desmaquilla- de unos y otros. Así, el drenaje linfático está representado
dora» de las cuales bastan algunas gotas para solucionar el principalmente por dos técnicas: la de Leduc [34] y la de
problema y no requieren lavado. Vodder [54]. Basándose en los trayectos colectores linfáticos,
Por otra parte, hay que señalar que no sería juicioso desva- estas técnicas hacen hincapié en la asociación cronológica
lorizar una pomada apreciada por el paciente o prescrita de dos tipos de maniobra: primero las maniobras de «lla-
por el médico. Es fácil proponerle al paciente aplicársela mada» y luego las maniobras de «resorción». El gesto
antes de acostarse, por ejemplo, disociándola así del masa- manual es extremadamente suave en presión para no colap-
je. Al menos esto se traducirá en un automasaje comple- sar los vasos linfáticos y asegura un empuje centrípeto
mentario. haciendo «rodar» la mano sobre los tegumentos. El efecto
producido puede prolongarse instrumentalmente con apa-
ratos de presoterapia. Para más información, se remite al
¿Cuánto tiempo?
lector a los artículos y libros referidos a estas técnicas [29].
La duración, noción fácilmente cuantitativa, se considera a
menudo como un elemento de evaluación del masaje. Es al Masaje reflejo
menos la opinión frecuente del paciente. Se puede hablar Este término podría sorprender. ¿Existe un masaje que no
de un mínimo por debajo del cual sería difícil imaginar una tenga un efecto reflejo? La respuesta es no. A partir de aquí, es
reducción mayor, es el tiempo necesario para crear el clima posible imaginar improvisaciones extremadamente variadas.
propicio para la terapia y para obtener los primeros efectos Actualmente, se designa como «masaje reflejo» las técnicas
tangibles o fiables; no obstante, es un error sobrestimar el que dejan de lado en gran parte el aspecto mecánico del
tiempo. masaje para centrarse en el aspecto reflexógeno. Aquí tam-
El valor cualitativo del masaje es de lejos el elemento más bién, diferentes «escuelas» coinciden o se combaten [22, 26, 27,
importante que debe tomarse en consideración. Y aquí la 31, 39, 40, 48, 49
], pero lo esencial reside en una concepción de
subjetividad impide definir más: el masaje puede ser ejecu- base: el tejido conjuntivo, punto de partida de la reacciones
tado mientras el masajista controla el intercambio sensorial metaméricas, se trabaja y solicita mediante un estiramiento
y mientras el paciente es receptivo y reactivo. En otras pala- unidigital que se realiza en zonas específicas. El dedo utili-
bras, mientras no se vislumbre ningún signo de fatiga de zado es generalmente el medio por razones de longitud y
cualquiera de los dos protagonistas. Como en el deporte, de resistencia, ya que siempre es secundado por un dedo
esta fatiga, no sólo debida al esfuerzo físico sino también a próximo: el índice o el anular. El movimiento que genera se
una atención constante, existe antes de que aparezcan sus denomina «trazo estirado». Este trazo puede ser largo,
primeras manifestaciones; por lo tanto hay que saber pre- siguiendo una inserción aponeurótica, o corto, «engan-
sentirla a tiempo. chando» el conjuntivo transversalmente al primero. El trazo
En líneas generales, se puede decir que después de 30 a 40 se desplaza formando una pequeña onda conjuntiva regu-
minutos el masaje puede tornarse improductivo y los efec- lar e indolora, o bien descubriendo resistencias debidas a
tos disminuir en lugar de adicionarse. Esta duración es evi- modificaciones patológicas, sugestivas de perturbaciones
dentemente función de otros dos parámetros: la superficie profundas en el dermatoma correspondiente. En este caso,
a masajear, según se trate de un dedo o de una gran parte el paciente experimenta una sensación de «cortadura»
del cuerpo, y los actos asociados al masaje, movilizaciones y característica. El masaje se realiza en primer lugar a nivel de
ejercicios diversos. La repartición del tiempo entre estos lo que se denomina la «construcción de base» (fig. 16) y
actos puede sugerir que al principio del tratamiento el que corresponde a la zona lumbopelviana. Las maniobras
masaje es más importante cuantitativamente que los ejerci- se continúan eventualmente sobre cualquier otra parte del
cios, y que poco a poco la relación se invierte. Son sólo cuerpo que lo necesite y siguen en líneas generales la mor-
generalidades y en realidad es el terapeuta quien decide en fología muscular y aponeurótica. Existe una cartografía de
función del paciente y del momento. las zonas particularmente reflexógenas, especialmente a
Por lo tanto, no puede hablarse de un «masaje breve», lo nivel del tronco, correspondientes a los compromisos vas-
cual es una confesión de impotencia, ni de un «masaje pro- culares, hepáticos, ginecológicos, etc. Estas técnicas se desa-
longado», pasivo, únicamente en función de la exigencia rrollan ampliamente en las rúbricas específicas de esta obra
cuantitativa del paciente. y de la literatura.
Dado que la reflexología es tan caprichosa como las reac-
ciones del cosquilleo, hay que ser prudente frente a los múl-
tiples métodos que hacen encontrar el cuerpo humano bajo
Algunos métodos el pie, en la oreja o en otra parte. En este estadio, esto sale
del campo de la masoterapia para entrar en el de las «medi-
Métodos clásicos cinas paralelas».
Drenaje linfático manual (DLM) Técnica de Grossi
El masaje con «objetivo circulatorio», concerniente a la cir- Está destinada al aparato digestivo. Se trata de estimulacio-
culación de retorno, ha sido desde siempre el fruto de una nes particularmente suaves, inducidas con el extremo de los
elaboración más o menos intuitiva. Así, se creyó durante dedos o el dorso de la uña, a veces incluso con un pincel.
mucho tiempo que las maniobras debían ser fuertes para La maniobra se define por trazos ligeros circunscribiendo
ser eficaces. Actualmente, se tiene más en cuenta la dife- los órganos abdominales [3, 24], para suscitar la acción refle-
rencia entre el compartimiento venoso y los compartimien- xógena de la superficie hacia la profundidad.
tos linfático e intersticial, entre los diferentes parámetros:
velocidad, dirección, presión óptima. En el plano venoso, se
Métodos anecdóticos
sabe que el masaje juega un papel mecánico y reflejo y que
debe relacionarse con la contracción muscular, con los esti- Se trata generalmente de técnicas cuyos promotores garan-
ramientos aponeuróticos [25], con la respiración. En el tizan la originalidad y erigen bastante a menudo en méto-
plano linfático, esto permitió deducir una concepción de dos autosuficientes. Nuestra posición es más reservada: en
página 12
13. Kinesiterapia MASAJES 26-100-A-10
Técnica de Bugnet
Como en el caso anterior, la práctica de la contracción mus-
cular pareció «olvidada» por algunos autores. El trabajo
sobre un paciente impasible es una amputación de la rique-
za terapéutica del masaje, especialmente en el plano mus-
cular. Este aspecto fue recuperado por la técnica de Bugnet,
que asocia maniobras ejecutadas con los dedos en pinza, de
modo de asir una porción suficiente de masa muscular, a
una contracción voluntaria, facilitada simultáneamente por
estimulaciones de orden cutáneo y muscular debidas a la
16 La «construcción de
base» requiere una
presión sobre el cuerpo carnoso y estimulaciones de orden
excelente ubicación psicomotor por la focalización incisiva del gesto y por la esti-
recíproca del enfermo mulación verbal. No hay prácticamente solicitación articu-
y del terapeuta. lar ya que la contracción muscular es estática o con poco
desplazamiento óseo. Muchos terapeutas ignoran a este
autor pero masajean utilizando tales procedimientos.
el plano práctico, son en realidad concepciones que hacen Técnica de Vögler
hincapié en tal o cual aspecto que el masaje «clásico», en el
sentido peyorativo de la palabra, no supo aprovechar; en el A diferencia de los otros métodos, se trata de una concep-
plano teórico, se apoyan a veces en razonamientos aún no ción particular que permite abordar el periostio como obje-
demostrados o que no agregan nada a lo conocido, si no es tivo del masaje. El autor establece una cartografía basándo-
en la formulación. se en la relación entre el periostio y los otros órganos,
actuando por lo tanto a partir de solicitaciones destinadas a
Rolfing la periferia ósea. La maniobra, muy localizada y próxima
Proviene del nombre de Ida Rolf que ha explotado este tipo del MTP de Cyriax, permitiría detectar zonas dolorosas del
de maniobras. A diferencia de los deslizamientos conside- periostio y tratarlas con fricciones circulares y en estrella,
rados demasiado superficiales, este método preconiza el ejecutadas al límite del dolor soportable.
empleo de presiones fuertes, permitiendo actuar en pro- Fasciaterapia
fundidad y masivamente sobre el reajuste gradual del
músculo y los elementos aponeuróticos, lo cual es intere- El abordaje terapéutico de las aponeurosis es una realidad ya
sante. Comprende, por ejemplo, maniobras de sobado que sus elementos de envoltura y separación son diversa-
practicadas con el puño y fricciones apoyadas. Esta técnica mente solidarios de las estructuras próximas. Esto requiere
ha sido poco utilizada en razón de su carácter bastante agre- un abordaje amplio ya que estas membranas tejen un verda-
sivo. Dolto también preconizaba el uso del codo para actuar dero «esqueleto fibroso» subcutáneo con prolongaciones
más en profundidad, en ciertas circunstancias. intermusculares. Lamentablemente, este hecho no ha teni-
do un impacto suficiente y han surgido «descubridores» que
Masaje manipulativo erigen prácticas a menudo impregnadas de concepciones
Este término requiere un comentario. Por un lado, resulta marginales. Liberado de todo dogma, el abordaje de las fas-
evidente que masaje y movilización están íntimamente rela- cias es un componente integrante de la masoterapia. Las
cionados. La tecnicidad de uno se alimenta de la tecnicidad maniobras deben tratar de despegar el plano superficial del
del otro y es así como se observan maniobras masoterapéu- plano subyacente y sobre todo realizar un examen minucio-
ticas totalmente acopladas a movilizaciones específicas de so de las zonas de inserción aponeurótica, las zonas de modi-
pequeñas articulaciones, como en el pie, la mano, la colum- ficación (donde una aponeurosis adherente se libera y des-
na vertebral, maniobras que algunos denominan «masaje liza libremente o se desdobla). Las tomas suelen ser amplias,
manipulativo» en el sentido etimológico del término. Por el pegadas a la piel para no interponer un deslizamiento a este
otro, para quienes no comparten la idea precedente y con- nivel. La maniobra puede ser reducida y lenta o, por el con-
sideran el masaje como eminentemente estático, la concep- trario, tirar con golpes secos en el sentido de las fibras o
ción movilizadora es el atributo de un método, así por ejem- transversalmente. En cambio, hay que diferenciar, ya que no
plo la técnica de Terrier y Benz [4]. forman parte de este masaje en sentido estricto, las técnicas
El interés del refuerzo propioceptivo del masaje y de la destinadas al trabajo de las cadenas musculoaponeuróticas
movilización conjugados es evidente: la vigilancia segmen- como en la concepción en diagonales de Kabat o en los esti-
taria, a menudo insuficiente, se obtiene a partir de tales ramientos miotensivos de tipo «stretching».
maniobras que pasan revista a los movimientos axiales fisio-
lógicos. Aspiroterapia
Constituye un aporte tecnológico que se basa en una
Técnica de Rabe maniobra imposible de realizar sin un instrumento: la aspi-
Es bastante particular ya que se pueden encontrar varios ración. Es, en cierto modo, una versión actualizada de las
aspectos evocados separadamente por otros autores. En antiguas ventosas. Existen dos campos de aplicación: el
líneas generales, esta técnica asocia un masaje, a menudo masaje-desprendimiento de los tegumentos cuando su
en el suelo, estiramientos aponeuróticos y estimulaciones libertad está restringida por adherencias, retracciones, esta-
manuales que se expresan por tomas amplias. Por lo tanto, dos hipotróficos diversos, o bien el abordaje de una zona
se encuentran muchos de los aspectos de una tecnología celuloadiposa en el contexto de tratamientos limítrofes con
bastante rica, exceptuando la solicitación muscular, y si se el masaje estético, donde se requieren aún verificaciones. El
supera el metodismo propuesto, se pueden encontrar estos material es un «cabezal aspiratorio» que se desplaza sobre la
elementos en la práctica cotidiana. piel vaselinada para facilitar el deslizamiento. El aparato
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