El bullying entre estudiantes ha existido por mucho tiempo, pero ahora la tecnología permite que los agresores lleven sus ataques más allá de las aulas a internet. Los ciberagresores suelen publicar fotos o información comprometedora de sus víctimas en redes sociales para humillarlos frente a sus compañeros. Además, realizan encuestas para elegir a la persona más "fea" o "tonta", o amenazan e intimidan a otros estudiantes a través de mensajes. A pesar del daño emocional, los estudiantes
1. Mucho se ha hablado en los últimos años
acerca de la violencia escolar ejercida entre
compañeros, aunque desde siempre esta
práctica ha formado parte del día a día en los
salones de clases. Sin embargo, según estudios
de la UNAM, este fenómeno, conocido
comobullying, ha alcanzado nuevos niveles
debido a que la tecnología permite a los
agresores trascender las aulas y llevar sus
ataques a otros terrenos, como el internet.
2. Tácticas agresivas en la red
Se sabe que para un creciente número de niños y adolescentes es común el uso
del internet, de las redes sociales, del chat, y de los mensajes vía celular, con el
fin de mantener el contacto con su círculo de amistad. Es aquí donde, como lo
asegura la investigadora Mónica González Contró, miembro del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, los usuarios esperando hallar gestos
amistosos, lo que encuentran son actitudes hostiles y groseras, porque
“el ciberbullying tiene por fin denigrar a un joven en específico frente a sus
compañeros de colegio”.
La investigadora refiere que una de las prácticas más usadas por
los ciberagresores consiste en “subir” fotos o información comprometedora de
la víctima, disponible en las redes sociales y escolares, inclusive llegan a crear
cuentas o perfiles falsos para hacerse pasar por el afectado.
Otra táctica común es realizar “encuestas” para que sus compañeros voten y
elijan a la persona más “tonta” o “fea” de la escuela o clase, o que a través del
correo electrónico, el chat o mensajes telefónicos amenacen e intimiden a los
compañeros.
González Contró explica que a pesar de la angustia emocional y la
preocupación que generan estos hechos, la vergüenza y el temor hacen que los
niños no pongan un alto a los ataques, amenazas, insultos o burlas de un
abusador.
3. Agresiones alentadas desde las aulas
La especialista señala que el bullying en el ámbito
escolar, de alguna forma, es alentado por aquella
sentencia que reza: “la letra con sangre entra”, y que liga
violencia y educación. Esta convicción permite que
maestros y padres de familia justifiquen el castigo
corporal como medio educativo.
En este sentido entran comportamientos asumidos por
los profesores como la descalificación, que es otra forma
de violencia. Por eso, cuando un mentor expone a un
alumno frente a sus compañeros, lo expulsa del salón o
le dice que “es un burro”, en realidad lo está agrediendo.
Estas condiciones de hostilidad al interior de los
colegios se presentan porque “no existe una cultura de
respeto a los derechos de los niños y adolescentes; pese
a que existen instrumentos jurídicos, aún se aprecian
grandes deficiencias en la materia”, asegura la
investigadora.