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Alfonso Alfonso Ugarte 
Para otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación). 
Alfonso Ugarte Vernal 
Coronel 
Lealtad República del Perú 
Mandos 
Comandante de la Octava 
División del Ejército del Sur en la 
Batalla de Arica. 
Participó en 
Guerra del Pacífico 
 Batalla de San Francisco, 
19 de noviembre de 1879 
 Batalla de Tarapacá, 27 
de noviembre de 1879 
 Batalla de Arica, 7 de 
junio de 1880 
Nacimiento 13 de julio de 1847
Iquique, Provincia de 
Tarapacá, Perú 
Fallecimiento 
7 de junio de 1880 
Arica, Perú 
Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) 
fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del 
Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa 
de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del 
coronel Francisco Bolognesi. 
Índice 
 1 Biografía 
 2 Muerte heroica en la batalla de Arica 
 3 Testamento 
 4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura 
 5 Importancia 
 6 Referencias 
 7 Véase también 
 8 Enlaces externos 
Biografía 
Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de 
bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de 
Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo 
transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron 
Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados 
comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. 
En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, 
y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad. 
Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa 
por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había 
creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. 
Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos 
de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado 
por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia 
que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal. 
Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta 
última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido 
de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para 
evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido 
a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir
licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña 
hacia Arica. 
Muerte heroica en la batalla de Arica 
Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani 
Visconti. 
En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del 
Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde 
se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho". 
Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar 
tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se 
lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el 
Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo 
estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede 
leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880: 
El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era 
capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido 
ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la 
profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos 
enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde 
aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1 
Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que 
durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del 
morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra 
histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre 
la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del 
coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. 
Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta 
que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte 
de un combatiente.
Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina 
coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de 
la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa 
del conflicto, por este hallazgo. 
Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el 
párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio 
de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala 
también que el cadáver fue hallado al pie del Morro. 
El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, 
junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario 
limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, 
su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de 
hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos 
en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla. 
Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había 
construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta 
de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa 
actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago. 
Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena 
Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico- 
Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, 
encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera 
peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara. 
Testamento 
El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de 
julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido 
ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que 
consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del 
héroe de Arica. 
(pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito 
Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme 
de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro 
contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya 
defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy 
cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal 
creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a 
todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, 
con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar 
en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que 
necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte 
Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2
El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura 
Para quienes niegan la versión popular de la muerte del héroe, consideran que lo más 
razonable fue que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por 
efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los 
defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la 
cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña 
Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la 
posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la 
verdad esencial.”3 
Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. 
Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani 
Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e 
Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima. 
La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de 
Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la 
muerte del héroe de la siguiente manera: 
De pronto, en su corcel, entre el tumulto 
que arrolla el invasor, rápida avanza 
Alfonso Ugarte: esgrime un meteoro. 
Tal en las sombras del dolor oculto 
brilla a veces un rayo de esperanza... 
Es blanco su corcel (cascos de oro 
y pupilas de Sol). Rasga la bruma 
como flecha veloz; y sobre el alta 
cumbre erguido en dos pies, salpica espuma 
con relincho de horror... ¡y luego salta! 
Estrellóse por fin en la ribera; 
y la ola al besarlo lastimera 
lo envolvió en la mortaja de su espuma: 
mientras un solo instante, uno tan solo, 
detuvo su fragor la lucha fiera; 
que todos, todos, con sorpresa suma, 
parecían mirar entre la bruma 
el rayo aún de esa veloz carrera... 
Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe: 
(pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras 
abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los 
artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da 
al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, 
pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice
del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto 
resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, 
irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas 
se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y 
chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una 
impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la 
espuma del mar que azota los pies del morro. 
Jorge Inostroza C.4 
Importancia 
Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de 
Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un 
joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su 
patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su 
familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de 
desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a 
todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada 
formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente 
en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco 
cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en 
Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su 
patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó 
simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho 
acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la 
defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia. 
Referencias 
1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 
2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya 
del Morro de Arica", 1980. 
3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 
4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957 
Bibliografía 
 Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 
1933), tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 
(V.9). 
Ugarte 
Para otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación). 
Alfonso Ugarte Vernal
Coronel 
Lealtad República del Perú 
Mandos 
Comandante de la Octava División del Ejército del Sur 
en la Batalla de Arica. 
Participó en 
Guerra del Pacífico 
 Batalla de San Francisco, 19 de noviembre de 
1879 
 Batalla de Tarapacá, 27 de noviembre de 1879 
Batalla de Arica, 7 de Alfonso Ugarte 
Para otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte 
(desambiguación). 
Alfonso Ugarte Vernal
Coronel 
Lealtad República del Perú 
Mandos 
Comandante de la Octava 
División del Ejército del Sur en la 
Batalla de Arica. 
Participó en 
Guerra del Pacífico 
 Batalla de San Francisco, 
19 de noviembre de 1879 
 Batalla de Tarapacá, 27 
de noviembre de 1879 
 Batalla de Arica, 7 de 
junio de 1880 
Nacimiento 
13 de julio de 1847 
Iquique, Provincia de 
Tarapacá, Perú 
Fallecimiento 
7 de junio de 1880 
Arica, Perú
Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 
- † Arica, 7 de junio de 1880) fue un empresario, 
comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la 
Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue 
jefe de la Octava División en la defensa de Arica y 
murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, 
bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi. 
Índice 
 1 Biografía 
 2 Muerte heroica en la batalla de Arica 
 3 Testamento 
 4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura 
 5 Importancia 
 6 Referencias 
 7 Véase también 
 8 Enlaces externos 
Biografía 
Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la 
Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según 
consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San 
Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 
1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido 
desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo 
día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal 
Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados 
comerciantes, estudió en su ciudad natal y en 
Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 
regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas 
salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser 
Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad. 
Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se 
encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de 
negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él 
mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad 
natal para contribuir personalmente a su defensa. 
Organizó un batallón con su propio dinero, batallón 
integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este 
batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", 
conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo 
mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que 
aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal. 
Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en
la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en 
fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, 
fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, 
siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que 
se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se 
negó a ser conducido a Arequipa para su curación. 
Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir 
licencia por salud. Se replegó junto con el ejército 
peruano y la población tarapaqueña hacia Arica. 
Muerte heroica en la batalla de 
Arica 
Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura 
realizada por Agostino Marazzani Visconti. 
En la plaza de Arica asumió como Comandante de la 
Octava División del Ejército del Sur y participó en las 
dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP 
Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la 
plaza "hasta quemar el último cartucho". 
Murió combatiendo denodadamente en la batalla de 
Arica, lo que es de admirar tratándose de un civil y no 
de un militar de oficio. La historia popular señala que se 
lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del 
Morro, llevando consigo el Pabellón Nacional, para 
evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo 
estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde 
muy temprano, tal como se puede leer en la edición del 
diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880: 
El último acto de la corta pero interesante carrera de 
Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma 
verdaderamente grande. Acosado por innumerables 
enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico,
presenciando la mutilación de los caídos, la profanación 
de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse 
a las manos enemigas y clavando las espuelas en los 
ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella 
inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de 
la orilla del mar.1 
Este testimonio debió ser transmitido por testigos 
oculares y se dice también que durante muchos días 
quedo a la vista la osamenta de un caballo 
desbarrancado al pie del morro. El historiador Clements 
R. Markham consigna también esta versión en su obra 
histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si 
bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se 
menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro 
al lado del coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se 
habla de su lanzamiento al mar a caballo. Tampoco las 
fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe 
tener en cuenta que por entonces no se acostumbraba en 
los partes a dar detalle de la forma de la muerte de un 
combatiente. 
Esta versión de la muerte del héroe (para algunos 
sumamente idealizada), termina coronándose con la 
afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, 
a pesar de la generosa recompensa que ofreció su 
familia, residente en la ciudad de Lima por causa del 
conflicto, por este hallazgo. 
Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue 
hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José 
Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 
de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho 
del panteón local. Dicho párroco señala también que el 
cadáver fue hallado al pie del Morro. 
El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso 
Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos 
de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición 
del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, 
se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue 
abierto en Arica y “se encontraron fracciones del 
cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su 
nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron 
los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del 
mariscal Castilla. 
Años más tarde sus restos fueron depositados en el 
mausoleo familiar que había construido su madre en el 
cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la
Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el 
Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa 
actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago. 
Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del 
héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en 
su calidad de presidente del Centro de Estudios 
Histórico-Militares del Perú – la autorización de abrir la 
supuesta tumba de Alfonso Ugarte, encontrando, 
efectivamente, sus restos y parte de su uniforme 
envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen 
estado, sobre todo el cráneo y la cara. 
Testamento 
El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue 
notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, 
dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, 
había sido ocupada por el ejército chileno durante la 
campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 
páginas y contiene las últimas disposiciones 
patrimoniales y personales del héroe de Arica. 
(pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de 
Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte 
hago mi primero y quizá último testamento con motivo 
de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la 
Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra 
los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de 
mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi 
vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy 
cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y 
que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15) Si en algo 
soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a 
todos me perdonen, pues en los momentos en que 
escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes 
militares y del negocio y mi ánimo completamente 
aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta 
campaña y abandonar a mi madre y hermanas que 
necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. 
Fdo. Alfonso Ugarte 
Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2 
El sacrificio de Ugarte en el arte y 
la literatura 
Para quienes niegan la versión popular de la muerte del
héroe, consideran que lo más razonable fue que, 
efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, 
pero por efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, 
al igual que la de muchos de los defensores peruanos 
caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar 
desde la cima del Morro. Al menos así lo admiten los 
historiadores chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y 
Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge 
Basadre, sugiere la posibilidad de que “la emoción 
colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la 
verdad esencial.”3 
Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a 
caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada 
por el artista italiano conde Agostino Lodovico 
Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo 
Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del 
Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, 
Lima. 
La literatura y la poesía han hecho también suya la 
versión popular de la muerte de Ugarte. El poeta José 
Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, 
versifica la muerte del héroe de la siguiente manera: 
De pronto, en su corcel, entre el tumulto 
que arrolla el invasor, rápida avanza 
Alfonso Ugarte: esgrime un meteoro. 
Tal en las sombras del dolor oculto 
brilla a veces un rayo de esperanza... 
Es blanco su corcel (cascos de oro 
y pupilas de Sol). Rasga la bruma 
como flecha veloz; y sobre el alta 
cumbre erguido en dos pies, salpica espuma 
con relincho de horror... ¡y luego salta! 
Estrellóse por fin en la ribera; 
y la ola al besarlo lastimera 
lo envolvió en la mortaja de su espuma: 
mientras un solo instante, uno tan solo, 
detuvo su fragor la lucha fiera; 
que todos, todos, con sorpresa suma, 
parecían mirar entre la bruma 
el rayo aún de esa veloz carrera... 
Incluso un autor chileno ha novelizado el épico 
sacrificio del héroe:
(pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, 
sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso 
Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir 
hasta los artilleros y fusileros que estaban a espaldas del 
cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una 
voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, 
al volverse, pudieron contemplar la soberbia estampa 
del coronel iquiqueño, recortada en el vértice del peñón 
contra el telón de fondo del océano. Le vieron también 
cómo, con un gesto resuelto se desprendió de su capote 
y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, 
irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma 
¡Viva el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con 
un grito de estupor estrangulado en las gargantas, 
peruanos y chilenos, vieron al altivo jinete volar, como 
en un caballo alado y describiendo una impresionante 
parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas 
asomadas en la espuma del mar que azota los pies del 
morro. 
Jorge Inostroza C.4 
Importancia 
Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su 
épica muerte en el morro de Arica. En realidad su 
heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues 
siendo un joven adinerado y proyectando un viaje de 
negocios a Europa, decidió quedarse en su patria para 
contribuir personalmente con su defensa. Los recursos 
económicos de su familia los puso a disposición de su 
país amenazado, en un singular gesto de 
desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y 
mantuvo con su propio peculio a todo un batallón, el 
Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con 
improvisada formación militar, demostró valor y 
tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente en 
la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender 
su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo 
quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en 
Arica fue la culminación natural de una entrega 
constante y persistente al servicio de su patria. “Alfonso 
Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se 
lanzó simbólicamente con su caballo a la inmensidad 
mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho acertadamente 
Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su 
muerte en la defensa del Morro, nada amengua su 
categoría de héroe peruano por antonomasia.
Referencias 
1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 
2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del 
Ejército del Perú. "La Epopeya del Morro de 
Arica", 1980. 
3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 
4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", 
Santiago de Chile, 1957 
Bibliografía 
 Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la 
República del Perú (1822 - 1933), tomo 9. 
Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 
9972-205-71-1 (V.9). 
 junio de 1880 
Nacimiento 
13 de julio de 1847 
Iquique, Provincia de Tarapacá, Perú 
Fallecimiento 
7 de junio de 1880 
Arica, Perú 
Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) 
fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del 
Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa 
de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del 
coronel Francisco Bolognesi. 
Índice 
 1 Biografía 
 2 Muerte heroica en la batalla de Arica 
 3 Testamento 
 4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura 
 5 Importancia 
 6 Referencias 
 7 Véase también 
 8 Enlaces externos 
Biografía
Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de 
bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de 
Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo 
transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron 
Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados 
comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. 
En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, 
y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad. 
Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa 
por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había 
creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. 
Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos 
de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado 
por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia 
que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal. 
Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta 
última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido 
de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para 
evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido 
a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir 
licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña 
hacia Arica. 
Muerte heroica en la batalla de Arica 
Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani 
Visconti. 
En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del 
Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde 
se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho". 
Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar 
tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se 
lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el
Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo 
estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede 
leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880: 
El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era 
capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido 
ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la 
profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos 
enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde 
aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1 
Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que 
durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del 
morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra 
histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre 
la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del 
coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. 
Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta 
que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte 
de un combatiente. 
Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina 
coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de 
la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa 
del conflicto, por este hallazgo. 
Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el 
párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio 
de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala 
también que el cadáver fue hallado al pie del Morro. 
El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, 
junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario 
limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, 
su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de 
hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos 
en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla. 
Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había 
construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta 
de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa 
actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago. 
Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena 
Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico- 
Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, 
encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera 
peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara. 
Testamento
El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de 
julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido 
ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que 
consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del 
héroe de Arica. 
(pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito 
Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme 
de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro 
contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya 
defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy 
cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal 
creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a 
todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, 
con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar 
en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que 
necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte 
Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2 
El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura 
Para quienes niegan la versión popular de la muerte del héroe, consideran que lo más 
razonable fue que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por 
efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los 
defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la 
cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña 
Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la 
posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la 
verdad esencial.”3 
Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. 
Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani 
Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e 
Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima. 
La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de 
Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la 
muerte del héroe de la siguiente manera: 
De pronto, en su corcel, entre el tumulto 
que arrolla el invasor, rápida avanza 
Alfonso Ugarte: esgrime un meteoro. 
Tal en las sombras del dolor oculto 
brilla a veces un rayo de esperanza... 
Es blanco su corcel (cascos de oro 
y pupilas de Sol). Rasga la bruma 
como flecha veloz; y sobre el alta
cumbre erguido en dos pies, salpica espuma 
con relincho de horror... ¡y luego salta! 
Estrellóse por fin en la ribera; 
y la ola al besarlo lastimera 
lo envolvió en la mortaja de su espuma: 
mientras un solo instante, uno tan solo, 
detuvo su fragor la lucha fiera; 
que todos, todos, con sorpresa suma, 
parecían mirar entre la bruma 
el rayo aún de esa veloz carrera... 
Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe: 
(pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras 
abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los 
artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da 
al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, 
pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice 
del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto 
resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, 
irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas 
se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y 
chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una 
impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la 
espuma del mar que azota los pies del morro. 
Jorge Inostroza C.4 
Importancia 
Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de 
Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un 
joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su 
patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su 
familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de 
desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a 
todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada 
formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente 
en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco 
cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en 
Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su 
patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó 
simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho 
acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la 
defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia. 
Referencias
1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 
2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya 
del Morro de Arica", 1980. 
3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 
4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957 
Bibliografía 
Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 1933), 
tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 (V.9).

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Alfonso alfonso ugarte

  • 1. Alfonso Alfonso Ugarte Para otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación). Alfonso Ugarte Vernal Coronel Lealtad República del Perú Mandos Comandante de la Octava División del Ejército del Sur en la Batalla de Arica. Participó en Guerra del Pacífico  Batalla de San Francisco, 19 de noviembre de 1879  Batalla de Tarapacá, 27 de noviembre de 1879  Batalla de Arica, 7 de junio de 1880 Nacimiento 13 de julio de 1847
  • 2. Iquique, Provincia de Tarapacá, Perú Fallecimiento 7 de junio de 1880 Arica, Perú Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi. Índice  1 Biografía  2 Muerte heroica en la batalla de Arica  3 Testamento  4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura  5 Importancia  6 Referencias  7 Véase también  8 Enlaces externos Biografía Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad. Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal. Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir
  • 3. licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica. Muerte heroica en la batalla de Arica Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani Visconti. En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho". Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880: El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1 Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte de un combatiente.
  • 4. Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo. Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala también que el cadáver fue hallado al pie del Morro. El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla. Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago. Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico- Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara. Testamento El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del héroe de Arica. (pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2
  • 5. El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura Para quienes niegan la versión popular de la muerte del héroe, consideran que lo más razonable fue que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la verdad esencial.”3 Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima. La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la muerte del héroe de la siguiente manera: De pronto, en su corcel, entre el tumulto que arrolla el invasor, rápida avanza Alfonso Ugarte: esgrime un meteoro. Tal en las sombras del dolor oculto brilla a veces un rayo de esperanza... Es blanco su corcel (cascos de oro y pupilas de Sol). Rasga la bruma como flecha veloz; y sobre el alta cumbre erguido en dos pies, salpica espuma con relincho de horror... ¡y luego salta! Estrellóse por fin en la ribera; y la ola al besarlo lastimera lo envolvió en la mortaja de su espuma: mientras un solo instante, uno tan solo, detuvo su fragor la lucha fiera; que todos, todos, con sorpresa suma, parecían mirar entre la bruma el rayo aún de esa veloz carrera... Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe: (pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice
  • 6. del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la espuma del mar que azota los pies del morro. Jorge Inostroza C.4 Importancia Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia. Referencias 1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya del Morro de Arica", 1980. 3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957 Bibliografía  Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 1933), tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 (V.9). Ugarte Para otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación). Alfonso Ugarte Vernal
  • 7. Coronel Lealtad República del Perú Mandos Comandante de la Octava División del Ejército del Sur en la Batalla de Arica. Participó en Guerra del Pacífico  Batalla de San Francisco, 19 de noviembre de 1879  Batalla de Tarapacá, 27 de noviembre de 1879 Batalla de Arica, 7 de Alfonso Ugarte Para otros usos de este término, véase Alfonso Ugarte (desambiguación). Alfonso Ugarte Vernal
  • 8. Coronel Lealtad República del Perú Mandos Comandante de la Octava División del Ejército del Sur en la Batalla de Arica. Participó en Guerra del Pacífico  Batalla de San Francisco, 19 de noviembre de 1879  Batalla de Tarapacá, 27 de noviembre de 1879  Batalla de Arica, 7 de junio de 1880 Nacimiento 13 de julio de 1847 Iquique, Provincia de Tarapacá, Perú Fallecimiento 7 de junio de 1880 Arica, Perú
  • 9. Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi. Índice  1 Biografía  2 Muerte heroica en la batalla de Arica  3 Testamento  4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura  5 Importancia  6 Referencias  7 Véase también  8 Enlaces externos Biografía Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad. Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal. Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en
  • 10. la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica. Muerte heroica en la batalla de Arica Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani Visconti. En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho". Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880: El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico,
  • 11. presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1 Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte de un combatiente. Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo. Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala también que el cadáver fue hallado al pie del Morro. El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla. Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la
  • 12. Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago. Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara. Testamento El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del héroe de Arica. (pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura Para quienes niegan la versión popular de la muerte del
  • 13. héroe, consideran que lo más razonable fue que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la verdad esencial.”3 Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima. La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la muerte del héroe de la siguiente manera: De pronto, en su corcel, entre el tumulto que arrolla el invasor, rápida avanza Alfonso Ugarte: esgrime un meteoro. Tal en las sombras del dolor oculto brilla a veces un rayo de esperanza... Es blanco su corcel (cascos de oro y pupilas de Sol). Rasga la bruma como flecha veloz; y sobre el alta cumbre erguido en dos pies, salpica espuma con relincho de horror... ¡y luego salta! Estrellóse por fin en la ribera; y la ola al besarlo lastimera lo envolvió en la mortaja de su espuma: mientras un solo instante, uno tan solo, detuvo su fragor la lucha fiera; que todos, todos, con sorpresa suma, parecían mirar entre la bruma el rayo aún de esa veloz carrera... Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe:
  • 14. (pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la espuma del mar que azota los pies del morro. Jorge Inostroza C.4 Importancia Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia.
  • 15. Referencias 1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya del Morro de Arica", 1980. 3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957 Bibliografía  Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 1933), tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 (V.9).  junio de 1880 Nacimiento 13 de julio de 1847 Iquique, Provincia de Tarapacá, Perú Fallecimiento 7 de junio de 1880 Arica, Perú Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847 - † Arica, 7 de junio de 1880) fue un empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa de Arica y murió heroicamente en la batalla del mismo nombre, bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi. Índice  1 Biografía  2 Muerte heroica en la batalla de Arica  3 Testamento  4 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura  5 Importancia  6 Referencias  7 Véase también  8 Enlaces externos Biografía
  • 16. Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá. Su partida de bautismo, según consta en el libro N.º XXXVI, de la parroquia de San Lorenzo de Tarapacá, está fechada el 13 de julio de 1847 y como no se menciona el tiempo transcurrido desde su nacimiento, se supone que nació ese mismo día. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Perteneciente a una familia de acaudalados comerciantes, estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde y miembro de la Beneficencia de dicha ciudad. Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa por asuntos de negocios de la firma Ugarte Zeballos y Compañía que él mismo había creado, decidió quedarse en su ciudad natal para contribuir personalmente a su defensa. Organizó un batallón con su propio dinero, batallón integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales, cuyo mando asumió. Hizo testamento y dejó constancia que aplazaba su matrimonio con su prima Timotea Vernal. Participó en la Batalla de San Francisco o Dolores y en la Batalla de Tarapacá. En esta última, tras poner en fuga a la caballería chilena con el fuego de su batallón, fue herido de bala en la cabeza, no obstante lo cual, siguió combatiendo y recorrió el campo para evitar que se cometiera el repase de los caídos. Tras la victoria se negó a ser conducido a Arequipa para su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso pedir licencia por salud. Se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica. Muerte heroica en la batalla de Arica Ugarte arrojándose del Morro de Arica. Pintura realizada por Agostino Marazzani Visconti. En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho". Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de un civil y no de un militar de oficio. La historia popular señala que se lanzó montado en su caballo blanco desde la cima del Morro, llevando consigo el
  • 17. Pabellón Nacional, para evitar que el enemigo lo tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Esta versión circuló desde muy temprano, tal como se puede leer en la edición del diario limeño La Patria del 21 de junio de 1880: El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.1 Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que durante muchos días quedo a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del morro. El historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra histórica sobre la guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del coronel Bolognesi, en ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. Tampoco las fuentes chilenas hablan sobre ello. No obstante, se debe tener en cuenta que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la muerte de un combatiente. Esta versión de la muerte del héroe (para algunos sumamente idealizada), termina coronándose con la afirmación de que su cadáver no llegó a ser recuperado, a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo. Sin embargo, está certificado que su cadáver si fue hallado, tal como lo consignó el párroco de Arica, José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado el cuerpo en un nicho del panteón local. Dicho párroco señala también que el cadáver fue hallado al pie del Morro. El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del diario limeño El Comercio del 10 de julio de 1890, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en Arica y “se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su nombre”. Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el mausoleo del mariscal Castilla. Años más tarde sus restos fueron depositados en el mausoleo familiar que había construido su madre en el cementerio de Lima. Posteriormente fue trasladado a la Cripta de los Héroes de la Guerra de 1879 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa actualmente, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago. Intentando dilucidar la controversia sobre el cadáver del héroe, Geraldo Arosamena Garland logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico- Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte, encontrando, efectivamente, sus restos y parte de su uniforme envueltos en una bandera peruana. Estaban en buen estado, sobre todo el cráneo y la cara. Testamento
  • 18. El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del héroe de Arica. (pág. 1) En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15) Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879. Fdo. Alfonso Ugarte Testamento del Coronel Alfonso Ugarte2 El sacrificio de Ugarte en el arte y la literatura Para quienes niegan la versión popular de la muerte del héroe, consideran que lo más razonable fue que, efectivamente, Ugarte muriera montado en su caballo, pero por efecto de las balas enemigas, y que su cadáver, al igual que la de muchos de los defensores peruanos caídos en batalla, fuera arrojado por los chilenos al mar desde la cima del Morro. Al menos así lo admiten los historiadores chilenos Benjamín Vicuña Mackenna y Nicanor Molinare. Por su parte, el historiador Jorge Basadre, sugiere la posibilidad de que “la emoción colectiva halla puesto un ropaje de poesía épica a la verdad esencial.”3 Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima. La literatura y la poesía han hecho también suya la versión popular de la muerte de Ugarte. El poeta José Santos Chocano, en su célebre “Epopeya del Morro”, versifica la muerte del héroe de la siguiente manera: De pronto, en su corcel, entre el tumulto que arrolla el invasor, rápida avanza Alfonso Ugarte: esgrime un meteoro. Tal en las sombras del dolor oculto brilla a veces un rayo de esperanza... Es blanco su corcel (cascos de oro y pupilas de Sol). Rasga la bruma como flecha veloz; y sobre el alta
  • 19. cumbre erguido en dos pies, salpica espuma con relincho de horror... ¡y luego salta! Estrellóse por fin en la ribera; y la ola al besarlo lastimera lo envolvió en la mortaja de su espuma: mientras un solo instante, uno tan solo, detuvo su fragor la lucha fiera; que todos, todos, con sorpresa suma, parecían mirar entre la bruma el rayo aún de esa veloz carrera... Incluso un autor chileno ha novelizado el épico sacrificio del héroe: (pág. 279, tomo 3) ... Al galope nervioso de su caballo, sereno como en unas maniobras abandonó Alfonso Ugarte el reducto protector y dio vuelta en torno, para ir hasta los artilleros y fusileros que estaban a espaldas del cuartel, sobre la arista del morro que da al mar. A una voz suya, todos los fusiles enmudecieron y los soldados, al volverse, pudieron contemplar la soberbia estampa del coronel iquiqueño, recortada en el vértice del peñón contra el telón de fondo del océano. Le vieron también cómo, con un gesto resuelto se desprendió de su capote y lo echó sobre la cabeza de su caballo. Luego, irguiéndose, sobre los estribos, gritó con toda su alma ¡Viva el Perú! y picando espuelas se lanzó al vacío. Con un grito de estupor estrangulado en las gargantas, peruanos y chilenos, vieron al altivo jinete volar, como en un caballo alado y describiendo una impresionante parábola, ir a estrellarse contra las puntiagudas rocas asomadas en la espuma del mar que azota los pies del morro. Jorge Inostroza C.4 Importancia Sería injusto reducir el heroísmo de Alfonso Ugarte a su épica muerte en el morro de Arica. En realidad su heroísmo comienza no bien empieza la guerra, pues siendo un joven adinerado y proyectando un viaje de negocios a Europa, decidió quedarse en su patria para contribuir personalmente con su defensa. Los recursos económicos de su familia los puso a disposición de su país amenazado, en un singular gesto de desprendimiento. Él mismo, formó, pertrechó, vistió y mantuvo con su propio peculio a todo un batallón, el Iquique, cuyo mando tomó. Siendo solo un civil, con improvisada formación militar, demostró valor y tenacidad en el campo de batalla. Herido seriamente en la batalla de Tarapacá, no quiso ir a Arequipa a atender su curación. Tampoco cuando contrajo el paludismo quiso abandonar el servicio. Su heroico sacrificio en Arica fue la culminación natural de una entrega constante y persistente al servicio de su patria. “Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio.”, ha dicho acertadamente Basadre. Cualquiera sea la verdadera circunstancia de su muerte en la defensa del Morro, nada amengua su categoría de héroe peruano por antonomasia. Referencias
  • 20. 1. Citado por Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 2. Comisión Permanente de Estudios Históricos del Ejército del Perú. "La Epopeya del Morro de Arica", 1980. 3. Basadre 2005, tomo 9, p. 90. 4. Jorge Inostroza C., "Adiós al séptimo de línea", Santiago de Chile, 1957 Bibliografía Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú (1822 - 1933), tomo 9. Empresa Editora El Comercio S. A. Lima. ISBN 9972-205-71-1 (V.9).